Tipos de autores:
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Literatos:
Por supuesto, empezamos por aquellos que se dedican, si no de manera profesional, sí como actividad complementaria (remunerada o no) a la literatura. Son aquellos a los que les encanta leer y escribir y que sueñan con ser cada vez más reconocidos.
Este sería el caso, por ejemplo, de Montaña Campón y su libro Trece, una recopilación de 13 de sus relatos más premiados en certámenes nacionales e internacionales. O de Natalia Demidoff y su novela, Azul y gris, que ganó, en su versión catalana, el premio Vila de Martorell 2013.
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Profesionales de otros sectores que buscan reafirmar su marca personal:
Se trata en su mayoría de autónomos que ofrecen cursos o asesorías. Para ellos, un libro es una manera más de vender su método o sus ideas. Además, suele tener un precio más accesible al resto de sus servicios y les da mayores oportunidades de llegar al gran público.
Es el caso de Laura López, técnico en marketing premiada con un Bitácoras, y de la aplicación CalculadoraFreelance.com ha sido utilizada por más de 600.000 usuarios. Su libro Imperio Freelance, es una completa guía de marketing para pequeños empresarios del sector creativo.
Este sería también el caso de Miriam Escacena, instructora en babysigning y guía Montessori. Con su libro Comunicación con bebés ha conseguido reforzar su método y ganar prestigio en su trabajo.
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Artistas:
El autor de un libro no tiene por qué ser solo un escritor. Puede ser un fotógrafo, un ilustrador, un poeta, un compositor…
En este grupo tenemos a Martín Corradini con su impresionante libro de fotografías, Jërëjëf. O a Elena Bautista, artista multidisciplinar que nos muestra el lado más salvaje de la feminidad en Criaturas Salvajes.
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Autores de infantil:
Merecen una categoría aparte porque, en la mayoría de los casos, no son escritores como tal sino personas relacionadas con el mundo de la educación, ya sea a nivel profesional o en su faceta familiar. Su objetivo es ayudar a los niños y jóvenes a entender algún tema o a educar en valores.
Aquí destacan Ángela Flores y Mª José Rodríguez con su libro Lléname de besos el bolsillo. A punto de publicarse una nueva edición, estas dos madres implicadas en el mundo de la crianza (tienen su propia asociación), han querido crear una herramienta que ayude a los niños en esa fase tan importante que es el inicio de su escolarización.
En la misma línea pero enfocado a preadolescentes, Juan Miguel Márquez, profesor de instituto, publicó El hechicero del trampal. Se trata de una novela fantástica muy bien adaptada a los intereses y comprensión de los jóvenes. En ella, se trabajan valores de manera trasversal.
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Libros de ayuda:
No nos gusta nada el término autoayuda y desconfiamos de este tipo de etiquetas. Pero sí que es verdad que, de una manera similar al caso de los autores infantiles, hay personas que saben que quieren sacar a la luz aquello que han vivido por si su experiencia puede ayudar a otras.
Es el caso de Justo Fernández, adicto rehabilitado, y su impresionante novela Tu cocaína y la mía, donde es capaz de relatar de forma novelada y completamente realista y autocrítica, la estancia del protagonista en un centro de desintoxicación.
Jesús Galiana, por su parte, narra en La señal perdida, cómo cambió su vida desde que le diagnosticaron Parkinson a los 40 años.
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Tesis, TFM, etc.:
Quien ha estado investigando un tema durante mucho tiempo, no quiere que sus conclusiones se queden en un cajón. Además, este tipo de trabajos publicados pueden servir a su vez de herramientas para alumnos que vengas tras ellos. Y si además cuenta como méritos de cara a una oposición, mejor que mejor.
Daniel Iglesias, historiador, humanista y antropólogo, ha publicado así Cetreros extremeños. Se trata de un estudio sobre el origen, etnografía y situación actual de la cetrería en Extremadura.
Y Sombras del Infierno, de Carlos Llerena, filólogo y traductor, es un libro muy interesante no solo para otros profesionales, sino para amantes de la literatura de terror en general, ya que traduce a clásicos inéditos en España.
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Nostálgicos:
Por último existe un grupo de autores cuya motivación es homenajear o recordar lugares, personas de su pasado, etc.
Ricardo Cano, popularísimo músico de orquesta en su comarca, recuerda las anécdotas y vivencias de muchas décadas de profesión. Su libro, Aventuras y desventuras de unos músicos por esos pueblos de Dios, se agotó al poco de publicarse.
María Rubio, en su libro Omaña de mis recuerdos, rememora los modos de vida y costumbres de su niñez en esa comarca leonesa.
En todo caso, un libro puede abrir puertas insospechadas, y quizá lo que en un principio escribiste solo por el placer de comunicar, pueda marcar un antes y un después en tu vida personal y profesional…
Artista con aspiraciones a literato. Soñar es gratis.
Nunca es tarde.
Nostálgica aspirante a artista que desearía ser literauta.
Jajaja, me encanta esa definición.
Mínimo esfuerzo narcisista, de los que se permiten dejar caer que escribe en los bares de Malasaña sin la necesidad de tener que ir luego al espejo del baño a preguntarse «¿Por qué eres así?». O vago con infúlas, que suena más a dedicatoria de Reverte. Da igual, viene a ser lo mismo y no, no funciona, se nos cala rápido ^^
Jajajajajajajajaja. Ya te vale.
https://editorialcuatrohojas.com/tienda/el-cigarrito-de-despues-david-gutierrez-diaz-2/
Ainnsss y ¿dónde está el autor «No sabe, no contesta»? En ese si me vería identificado yo.