Esperar – Miniconcurso de relatos

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir sobre el tema «esperar». Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 30 de abril! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).

* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.

MARI CRUZ ESTEVAN APARICIO

Te esperaré siempre amor mio, aunque el confinamiento se levante y, no puedas venir, yo te esperaré.
Fue imposible te repatriasen a esta España querida, ya que estabas contaminado y muy enfermo.
Pero mis brazos, ten presente, te aguardan abiertos aunque ya no sé si podrán estrecharte hacia mi pecho. Te digo esto a través de la palabra escrita ha sabiendas que entre tú y yo esiste una comunicación telepática, por ello en esa conciencia de pensamiento mutuo a un que sea distante te digo que te esperaré siempre amor mio.


BENEDICTO PALACIOS

ESPERANDO ES UN GERUNDIO

Hace de ello doce años. Iba conduciendo el coche y pinché una rueda. Me orillé lo más posible pues la carretera era muy estrecha y llamé a la grúa. Pasaron dos horas largas. Hacía calor. Estaba cerca de perder la paciencia, cuando llegó a mi altura un camión.

—¿Qué le ocurre?— Preguntó el camionero.

—Se ha pinchado una rueda.

—Pues cámbiela.

Puso las luces intermitentes y Ramiro, el camionero, me ayudó.

—Guarde mi tarjeta. Tengo un pequeño apartamento en un pueblecito del Valle del Jerte. Si viene alguna vez a Plasencia, llame. Le invito a ver los cerezos en flor.

Causalidades de la vida, se presentó con su mujer el día 14 de marzo. Había dejado en Plasencia una carga de naranjas y el lunes repondría el camión con un cargamento de aceite. Les invité a comer. Hacían una pareja encantadora. Paseamos por el campo. En los bajos del Valle ya florecían los cerezos.

Se anunció ese mismo día en el telediario que iba a decretarse el estado de alarma. Ramiro llamó a la central.

—El cargamento de aceite va para Hamburgo. Tienes que viajar solo, no puede acompañarte tu mujer.

Mi casa era pequeña, dos habitaciones, la mía algo más grande, comedor, cuarto de baño y todo con vistas al Valle. Me ofrecí. Ella se echó a llorar. Cuando se alejaba, Ramiro hizo sonar el claxon.

Se llamaban a cada momento por el móvil, se lanzaban besos por skype, pero ella no lograba desterrar la tristeza. «No desesperes, mujer.»

Una noche se despertó gritando. Me tiré de la cama. Estaba aterrorizada. Temblaba de frío. La abracé. La llevé a mi cama y puse una manta más. La contemplé un buen rato. Cuando se quedó dormida me soltó la mano. Volví al salón. Yo no fui capaz de dormir.

Al amanecer, abrí las ventanas. Entraba una brisa cantarina. Ella no despertó hasta las diez.

Permaneció nueve días en mi casa. Se llamaba Esperanza. Pasado un tiempo me confesó alborozada que estaba esperando un niño. Los dos me pidieron que se llamara como yo.


LORENA MARTÍ

━Oye… ¿Ya vienes? ━susurro entre el crepitar de la radio.

Pero la radio no contesta. No oigo nada desde hace más de una hora y empiezo a no sentirme bien. Es mi primera incursión a la ciudad desde que empezó El Desastre. Hasta ahora había estado a salvo en el campamento del río, tras muros, a salvo.

━Ana, si me das permiso, yo voy saliendo de aquí y me vuelvo al campo.

Estoy encogida entre dos paredes en el escaparate de una tienda. De cuclillas, clavándome esquirlas de cristal, sin poder moverme apenas. Ana me ha dicho que esperara aquí mientras ella despistaba la horda de bichos que ha aparecido. Que esperara. Vuelvo a recordar una y otra vez su “no te muevas de aquí. Espera”.

━Vale. Me espero.

¿Hasta cuándo? Alguien espera hasta algo. Hasta que se haga de noche, hasta que se pueda salir, hasta morir… Según mi reloj, llevo dos horas y media aquí. Oigo pasos y gemidos de algunos bichos cercanos. Algún grito. ¿Ana no va a volver? No contesta y no se tarda tres horas en despistar una horda de monstruos. Oh, joder… Ana no va a volver.

━Ani, lo siento mucho ━me ahogan las palabras━. Pero está cayendo la tarde y… estoy esperando. Llevo tres horas esperándote, Ana. Tengo mucho miedo. No me contestas. Si me dices que espere, yo espero. Pero no me dices nada. Estoy cagada. Así no puedo… ¡Lo siento tanto!

Me preparo mientras me seco los mocos y las lágrimas.

Me da pena no volver a ver a Ana, tan inteligente y eficaz.

Me asomo a la calle, nada.

Pero bueno, no sé qué le ha pasado exactamente… quizás se ha quedado dormida o cualquier cosa…

Corro agachada de un coche a otro.

Igual ha vuelto al río a por refuerzos y se han retrasado…

Giro la esquina.

Hay cinco. Están comiendo algo. A un tío. Veo un brazo. Joder, se están comiendo a un puto tío ahí mismo. Veo el brazalete verde de Ana en un trozo de carne que asoma. Se están comiendo a Ana. Están comiéndose a Ana a cincuenta metros de donde yo estaba. Esperando.

Aprovecho el despiste y mi explosión de adrenalina para huir. Correr hasta el río y avisar de la pérdida. Para poder llorar tranquila mientras les cuento que hemos perdido a Ana mientras volvía y yo esperaba.


AMALIA MARTÍN

Amanecí sin prisas…
Respiré la fragancia perfumada de la lluvia  a través del pedacito de cielo de mi balcón.

Oí el trino ensordecedor de los pájaros buscando alimento mientras el viento mecía suave las nubes .

En la calle se respiraba quietud …
Inspiré profundo la brisa del exterior para adentrarme entre cuatro paredes de hormigón y cemento…

Me inventé un nuevo día para aniquilar las debilidades de tantos otros de encierro.

Mañana habrá otro amanecer…


TALI ROSU

Amor después del 2020

—Ehmm, quería hablar contigo de algo importante.
—¿Estás bien? No me asustes.
—No, sí… Ehh estoy bien. Es solo que llevamos tiempo de relación y… creo que hemos esperado suficiente. Yo estoy preparada para dar el siguiente paso. ¿Y tú?
—¿En serio? Llevo tiempo esperando este momento, pero no quería ser yo quien…
—Tengo tantas ganas, cada vez que te veo me tengo que contener para no lanzarme a tus brazos.
—Yo también muero por hacerlo y creo que es el momento perfecto.
—Es mi primera vez. Estoy nerviosa. ¿Tienes protección?
—No, ¡joder! Me dejé el chubasquero en casa, solo tengo mascarilla.
—Venga, no importa, vamos a hacerlo.
—¿Así a pelo?
—Calla y abrázame de una vez.


ALEXANDRA ILLATARCO

Observo el cielo continuamente cuando me encuentro aburrida, como si esperara algo.
Observo a mi familia viviendo su día a día, como si esperara algo.
Sigo mi rutina como normalmente cualquiera lo haría, siempre inquieta, siempre ansiosa, esperando.
Si bien no estoy segura de lo que realmente estoy esperando, siempre estoy alerta, escuchando, observando…
Mientras más tiempo pasa, más espero, más observo, más aprendo, más me desespero.
Al final…
Observo pasar mi vida frente a mis ojos, siempre monótona, pero siempre esperando.
– ¿Qué haces?-
– Esperar…-
– ¿Qué esperas?-
– Aún no lo sé…-

PABLO RANDELL

La precisión es lograda a través de la acción bien ejecutada, rosando los límites de la perfección, precedida siempre por la espera adecuada.

Esperar es crucial para todo aquel que domina su talento, lleva al límite su esfuerzo; otros preferirán por economía del lenguaje, llamarle trabajo. En todo caso, esperar forma parte del arte, interviene un sentimiento, una sensación que va afinándose cada vez que se pone en práctica.

Así, el mejor ejecutor de su arte, sabe cuándo actuar, cuándo detenerse y cuándo seguir esperando. La precipitación lleva al error, al doble esfuerzo, a la negligencia, al fracaso. Los sabios lo legaron, es de sabios esperar el momento adecuado, el imbécil sólo se arroja a la batalla creyendo que saldrá victorioso, pero nada asegura el valor de su creencia, ni para el más diestro en la guerra, porque ellos esperan.

Esperar, es la esencia de aquel que busca la vida, no es la inacción, no es el producto de la ansiedad o el miedo como lo dijo Kierkegaard, esperar es una habilidad muy difícil de cultivar, que marca la diferencia entre las vacas lerdas que solo comen pasto y los lobos que esperan devorar vacas.


RAQUEL SÁNCHEZ

27 MESES

El amor entre una madre y su bebé es un vínculo tan intenso que no hay nada que pueda compararse. Los fuertes lazos que los unen pueden superar cualquier barrera. Cuando están juntos, lo demás no existe. En estos momentos, ese sentimiento se mezcla con la rabia e impotencia de una mujer. Su hija se muere.

Es la tercera vez que ocurre, pero la madre no está dispuesta a cejar en su empeño. Ya la ha conocido, y no la abandonará. Quiere darle vida, quiere ofrecerle un futuro a su lado, quiere que nazca sin problemas. La mujer no desiste, quiere seguir luchando por ella.

En sus dos anteriores embarazos, había intentado dar con el genoma dañino. Pero los estudios no habían dado buenos frutos. Los tratamientos eran hartamente dolorosos, aun así lo seguía intentando una y otra vez. En esta ocasión, creía que había dado con la tecla, con la cura.

De la mesa del laboratorio, agarra una jeringuilla e inyecta la base de un extraño suero antibiótico sobre su vientre ya vacío. Acerca su cara a la de su hija recién nacida, oliendo su perfume. Escucha su corazón débil, latiendo con pasos que se alejan cada vez más de su lado. Estudia bien sus facciones para acordarse de ella por tercera vez, antes de empezar de nuevo con la prueba. Luego aplica una masa pegajosa por todo el cuerpo de la criatura. Ésta comienza a menguar, tejido a tejido, célula a célula, molécula a molécula. La mujer observa cómo disminuye de tamaño entre sus manos. Cuando ya solo mide un par de centímetros, la introduce en el conducto que conecta directamente su ombligo con el centro de su útero. Deja entonces que el pequeño embrión se agarre a una de sus viscosas paredes.

Esta vez saldrá bien, piensa ella. Esta vez el suero experimental hará efecto. Esta vez la fatídica molécula de ADN defectuosa será destruida. Contando ya veintisiete meses de gestación, entre parto y parto, su bebé romperá en llanto por cuarta vez. Su hija logrará nacer sana. A la cuarta será la vencida.


PAPALLONA LILA

El arte de esperar.
Como todo arte la espera requiere práctica para adquirir maestría. Cuando una domina el arte de la espera la vida se vuelve más apacible y tranquila. Ya no te dominan los monstruos de la impaciencia y la incertidumbre. La confianza invade tu vida y te tumbas a descansar. Sientes gozo en el silencio y la quietud. La meditación y reflexión forman parte del arte de la espera. Se nos está presentando una gran oportunidad para practicar este bello arte.


NEUS SINTES

Son muchas las noches en vela que me quedo contemplando la calle. Algunos caminan con aire resignado, cerrando su turno de noche, veo pasar parejas de enamorados cogidos de la mano. Hasta que la calle desierta oscura permanece sin ruido alguno…Todos están en sus hogares. Hogar, dulce hogar.

Mi hogar no es lo mismo sin tu aroma. Desde la distancia te recuerdo. E intento imaginar que estás a mi lado, durmiendo, comiendo, tomando el café. Intento imaginar todas aquellas cosas que juntos hacíamos. Recordar el sonido de tu sonrisa. Recordar tu mirada en mi. Tantas noches juntos para luego un vacío en la casa quedar…No necesito a nadie. Tan solo te necesito a ti. Que muy a mi pesar, por mucho que intente e imagine que estás y compartes lo mismo, no es así. Estas demasiado lejos para alcanzarte, demasiado alto…

Muchas veces he deseado ir contigo. Al lugar a donde hayas ido…Al cielo o al infierno. Tan solo estar contigo es lo que deseo. Un deseo que sé que será pero no ahora, tal vez más adelante. No lo sé. La espera es insufrible.

¿Por qué?, me preguntó con ansia y con los ojos nublados por las lágrimas que no me dejan ver. ¿Por qué?, tuviste que marchar tan temprano. A un lugar al que yo no puedo alcanzar, sino me muero. Sé que no deseas mi muerte, pero yo si deseo alcanzar la luz que me lleve hacia a ti. Pues muerto estoy ya. Muerto en vida. Me faltas tú.

Amor mío, cada noche por la ventana asomo para ver cual de las estrellas es la que brilla más. Solo sé que ésa eres tú.

Nuestro amor esta entre la vida y la muerte. Por eso no le temo a la muerte. Esperaré cuanto haga falta. Porque sé que cuando cruce el umbral, te encontraré. Entonces ése será nuestro hogar. Para entonces, espérame. De cada día mi aura se consume de la tristeza que arrastro, como un peso. Deambulo por las calles, sin rumbo alguno. Esperando a que llegue el día en que nos reunamos. La espera se me hace eterna.

Por extraño que parezcan mis palabras sin ti no hay vida que valga. No hay mundo. La gente me toma por loco porque no sabe por las penurias por las que estoy pasando. La gente no entiende, no comprende que sin ti, no hay vida alguna que valga. No lo comprenden porque no lo han vivido ni lo viven.

Mi tristeza será la que me consuma del todo y por fin deje este mundo para irme al tuyo. Tu eres mi mundo. Tu eres mi vida. Si es necesario, mi vida daré a cambio de una vida plena y feliz. La de una vida eterna contigo.


BEATRIZ ÁNGEL

Una tenue estela dibuja en el cielo un susurro errante, que como una brizna de silencio amargo, esboza el pasar del exiguo tiempo.
El beso de hace días quema en la mejilla, como el fuego que convierte los recuerdos en ceniza.
Las canciones que en la psique se repiten como un mantra y a la vez acunan cuando cae la noche.
La soledad física, los cuerpos amortajados como las lenguas.
Los abrazos fríos que no dejan olor, ni ocultan terror porque estan escritos.
El deseo de los labios fotografiados que saben a nada sin la carne húmeda de otro ser humano.
La imagen continúa de cuatro paredes que llenan el vaso más allá del límite.
La cordura colgada de una soga y la esperanza agarrada a la cornisa, indecisas.
Las emociones de una alarma para salir al balcón.
Los miedos atados a sonrisas prietas y ojeras sobre rostros pálidos que luchan por no tirarse a la hoguera.
Las alegrías derramadas por un desagüe de desamparo eterno.
Las lágrimas cristalizadas sobre almohadas que hacen de hombros.
La ira metida en tarros herméticos para no volcarla sobre los hijos.
La fe haciendo equilibrios con ropa de funambulista ebrio.
Las noches sin sueños porque están en vela, esa, esa es la espera, en la que, a veces, nada lo es todo, nada, es suficiente.


MARCE GÓMEZ FIGUEROA

Una carta en la distancia

Vida mía:
Aquella mañana en que nos separamos en el terminal de buses, esperando vernos en una semana, jamás habría imaginado esto. Como no sé qué me depare la vida en estos días quiero decirte algo. Sé que lo nuestro recién comienza, pero hoy quiero confesarte que me siento muy bien a tu lado y verdaderamente esperaba verte pronto cuando te besé al despedirnos.
Tal vez esto tiene que ver, para nosotros con darnos cuenta que cuando nos tomamos de la mano esa primera vez, comenzaba algo más profundo de lo que pensamos. Sabes cómo soy y ahora más que nunca, con todo esto, no quiero aventurarme a hacer planes a futuro… pero necesito decirte que te quiero, que me hace feliz recordarte y que esta espera solo se vuelve menos triste y difícil cuando pienso que cada día que pasa es un día menos de esperarte. El recuerdo de los momentos que compartimos endulza mis días y escuchar tu voz en el teléfono me reconforta en las noches frías. A veces me pregunto si la vida me dará la chance de volver a abrazarte, de decirte esto mirándote a los ojos. No quisiera que aquel beso fuera el último entre los dos. Cuando siento que el dolor me vence, me hace falta ese abrazo tuyo lleno de ternura y las carcias de tus manos diciéndome q todo estará bien. Te extraño.
Que haya muchos días y noches para querernos.
Te abrazo a la distancia.

Tu amor


ALBERTINA GALIANO

Tiemblan mis manos una vez más cuando, como cada noche, te desvaneces en el auricular.

Tiembla mi piel que añora tu abrazo, y tiembla el pánico de no verte más, de caminar un dolor que debía estar prohibido.

Sigue una vida sin nosotros, que no somos más que ilegales a la espera de papeles que nos permitan amar.

El mundo tiembla entero, a espasmos compartidos, y se deshace de lo tierno, y nos ahoga a distancias.

Sueños interrumpidos de deseos no vividos.

Duermen esposos obligados a quererse…

Velan enamorados impedidos de verse.

Y yo espero un final que para nosotros es inicio en pausa, en verdad.

Dime si tú, como yo, podrás esperar…

Dime, no te vayas, dime aún algo más…


MARÍA PLANA

Veinte años hoy, que no te veo, que no te huelo, que no he hecho el amor contigo, que no he jugado con tu barba entre mis dedos, que no he escuchado tu voz, ni por teléfono, que no sé si has apagado las velas el día de tu cumpleaños, que no sé si la herida de aquel viernes se ha curado, que no existen rayos de sol en los días grises, que los trenes ya no paran en tu estación.

Siete mil trescientos seis días, ocho horas, veinticuatro minutos y diez segundos, esperándote, amándote, sintiendo aquella fortaleza, y soñando con tu rostro, con ese espíritu joven y guerrero, con esa ansia de volar que te hacía tan especial. Levantándome con la esperanza, de recibir respuesta a aquellos versos, que te quedaste leyendo en la barra de aquel bar, con ojos tristes, mientras te tomabas la última cerveza, que pedimos juntos.

Esperar, esperando de una forma tan desesperada, que la desesperación ha acabado por alejarse del todo. Esperar, es más fácil cuando te acostumbras, cuando estás segura que esa respuesta tiene que llegar tarde o temprano, porque la deseas para poder morir, como los buenos, con la conciencia tranquila, de que entendieras, que me alejaba por tu bien. Tú necesitabas buscar la libertad en otro cuerpo más joven, y yo ya había aprendido a volar y no quería estropear ese vuelo, no quería perder esas alas que tantos y tantas, se quejan de que nunca les han crecido, me daba igual no volar más, ya lo había logrado, tú lo hiciste posible, quizás fui una egoísta, no quise pedir más, y luego, no quise esperar, a que fueras tú mismo, el que un día me arrancara esas alas de la libertad que habías sembrado en mí, y que aún hoy, sin regarlas, sus raíces siguen aferradas para siempre a mi alma.

Esperar, no te espero, ese ya es el castigo que yo misma elegí, pero sí que aún espero la respuesta a los versos que aquel día te escribí.
(Maria Plana Nova)


SERGIO SANTIAGO MONREAL

¡Esperar no espero, pues a la humanidad quiero!
¡Esperar, es sinónimo de salvaguardar y de AMAR!
¡Quienes encuentran el amor verdadero, no tienen que esperar el lucero, pues cada día, se dicen:»TE QUIERO»!Aquesta larga o corta, cada ser la siente, a su manera. El plano subjetivo de cada individuo, luchando por un mismo objetivo.
Disculpadme mis erratas, si cometo, pues la creatividad, es prosa y es verso, allende; en el UNIVERSO.
Mayúsculas o minúsculas, ipso facto, yo comprendo mis sentimientos, con el latido del VIENTO, si vieseis mis ojos, verás que no MIENTO.
Las cenizas de tantas y tantas ALMAS INOCENTES, pues a mí, NO ME MIENTES.
Zozobra incertidumbre entre la muchedumbre, allende en la CUMBRE.

***

¡Aquesta espera, merece la pena!
¡No renegar nunca, de lo que te hizo sentir, pues esa; es la razón de nuestro existir!
¡Minimizar es sinónimo, de recordar! ¿O es sinónimo de maximizar!
¡Los sinónimos, en ocasiones, son subjetivos!
¿Reflexionar, es sinónimo o antonimo, de esperar? ¡Con acento, sin acento, que más da, si yo sólo quiero AMAR, para ello, a veces; es necesario RECORDAR!
¿CON MAYÚSCULAS, con minúsculas? ¡Que más da, bis, ídem de la anterior, aunque me observe el mismísimo M.D.I.!
¡Pues yo no escondo nada, y si engrilletarme deben por AMAR Y RECORDAR, cumpliré mi condena, con mucha PENA!
SI MI DELITO ES AMAR Y RECORDAR, AL EXILIO YO IRÉ, Y MIS ENSERES PROTEGERE, PUES PREFIERO HAYAR EGO LA MISMÍSIMA MUERTE, SI ME QUEDO SIN QUERERTE!
¡A TI, A USTED, AL HORIZONTE, QUE MI ECO RETUMBE EL MONTE!

***

Mientras espero, te digo que: «TE QUIERO».
Tu perfume recuerdo, pues la lengua no me muerdo.
Todos mis secretos, permanecen quietos.
En el anonimato, robusto y lleno de candidos alaridos:»POR TUS SERES QUERIDOS».
¿Cual nombre usaré? ¿Cuál mote obtendre?
¡Si sirve de brebaje, a lo salvaje, tendré lindo VIAJE!
Respeta, tus ancestros, pues fueron: » tus MAESTROS».
Respeta lo que te rodea, antes de que suba: » la MAREA».
Respeta, para ser respetado, subjetivamente yo only want: «ser AMADO».
Que el respeto, sea el lenguaje UNIVERSAL, antes que en cenizas derramemos:»nuestro SER».
¿RECORDAR? Ahora recuerdo, desde mi lado más:»CUERDO».
Mi mensaje, lleno de:»PAISAJE».
No recurrire al eufemismo, pues errores tengo:»en mi mismo»
Recordar, es sinónimo de AMAR, RESPETAR, y todo sinónimo subjetivo acabado en AR.
Siempre bello, siempre sincero, yo te digo que:»TE QUIERO».
Pues querer, es sinónimo de PODER, aprender a PERDER, para poder APRENDER.
Quierete a ti mismo, sin EGOCENTRISMO.
Transmite calma al EGOÍSMO, azota el INCIVISMO.
¿Yo creativo? Más bien PRIMITIVO, enamorado del CULTIVO.
¿Conocimiento? No lo quiero con LAMENTO.
¿RECORDAR? AMAR MULTIPLICADO POR DOS MILLONES OCHOCIENTOSMIL QUINIENTOS CINCUENTA Y CUATRO AL CUBO, O MEJOR AL INFINITO, con esto ya FINIQUITO.


ANAXIMANDRO SÁNCHEZ

Segundo día de cuarentena – Si tú tienes muchas ganas de aplaudir

Pierde la razón aturdido por el cansancio y las constantes exigencias de la infancia que quiere poseerlo todo, no se le entiende ni lo que habla, podría aceptar o negar cualquier cosa. Sus hijos creen que es su caballito. Si lo que dijo Swift es cierto, que los caballos son mejores que los hombres, él quiere ser mejor para sus hijos. Trepan por su espalda, pasan a las chapadas, escondidas, ludo, monopolio, pelotazos, congelados y salta la soga. Espera tomar un respiro cuando solo han pasado tres horas desde que ha despertado. Cuando se acaba el balón de gas aprovecha para huir, para tener el privilegio de recibir la luz del sol en la cara, en una parte de ella, y recordar con nostalgia sus desayunos en la oficina de café con keke, acompañados por su música favorita ante el horizonte impecable de un día indiferente. Aunque ahora ruegue para que lo dejen cagar tranquilo, aunque grite, se enfurezca y desespere y los agarre a nalgazos, nada está más vivo que ese tumulto incontrolable donde se agita el amor y el agotamiento por tratar de darles lo necesario a sus hijos, aunque sea desde su perspectiva de gato seco sobre el pavimento. En la tienda de balones de gas le dicen que la gente se ha estado asegurando comprando el doble. Consigue el último balón, no sabe si el último de su vida, pero el último en stock. Lo carga sobre su hombro y avanza gozando con cada chispa de sol, entusiasmado por andar tres cuadras y ver tres cuadras más allá el diagrama antes despreciado de paredes, árboles, cacas de perro y pájaros. Hasta que tropieza y salva el balón en el aire. Lo escucho, a través de la pared, llegar y apartar a sus hijos para desinfectarse. Deja el balón, los besa y vuelve a salir al supermercado. Ahí le lavan las manos con alcohol, todos los empleados están con sus mascarillas y la mitad del público también las lleva. El virus ha matado un gran porcentaje de sonrisas falsas. No hay pan ni pollo. Compra cerveza y papas. Retira del cajero los últimos restos de su sueldo y le dice a su cuenta que descanse en paz, ni bien salga la vacuna empeñará un riñón. Han subido los precios de todas las frutas y las verduras. Aprovechando la coyuntura, espera que se invierta en la vacuna para el virus de la especulación, en píldoras preventivas contra los embaucadores, espera seguros anticorrupción o la incomparable poción antifraude, mínimo un remedio universal contra el marketing y la publicidad. En la noche un apagón nos sume en el bullicio, con lo que queda de batería alertamos al mundo sobre nuestra oscuridad, del horror a las tinieblas y los grillos; antes que la vida sin electricidad mejor inyéctennos el virus. Dicen que en otros distritos aplauden como en Europa, dicen que en Europa una pareja se sanó de la sordera aplaudiendo, que se graban aplaudiendo y lo escuchan el resto del día para coordinar mejor las palmas, que se sienten mejor siendo conscientes de la situación, dicen que la intensidad de su alegría es ensordecedora. Aplaudo con moderación, entusiasta pero sin desbordarme, a una distancia prudente de mi vela que titila y me acalambra el corazón, ah no, son gases.


ARIEL PACTON

Cuando las certezas se esfuman de pronto

sin seguridades ni claros ni elogios

llegan en la espera

todos nuestros besos.

Amor extasiado, libre, absorto

viaja en la esperanza

de un hombre que busca

los labios granada de la soñadora.

Caricias envueltas en los pensamientos

elevan sutiles flores de amapola

vehemente rojo iza a las dos cuerpos

y cándidamente irán a la cama.

Besos en la espera

que buscan amores

donde siempre hubo

una gran barrera.

Ocultan sus rostros.

¿Son amores ciegos?

Negra es la corbata.

Rojo es el vestido.

¿Son amores sórdidos?

Dele a ellos,

tiempo.

Tras los velos húmedos

ideas profundas

de claridad diáfana

revelan lo oculto.

Devorada el alma

besos a la espera

decisión salvaje

salada del mar

con líneas picantes

primarios colores

genuinas pasiones

lloran, se desgarran.

ríen, se amontonan

golpean aromas

sabores

nos ponen a prueba.

Es larga la espera

busca lo grandioso

bizantino oro de capa

y pradera.

Nutridos los besos

de madre natura

con ojos cerrados

germinan eróticos.

Sensual y sexuales

círculos de flores entrega

al amado

y de sus pies corren

uniéndose al viento

hilos de esas flores

que se atan por siempre

resistiendo al tiempo.

Cuando las certezas se esfuman de pronto

sin seguridades ni claros ni elogios

están a la espera

todos nuestros besos.


PATRICIA TOMÁS SÁEZ

La cama se vuelve pegajosa como caramelo, y las sábanas me enredan en sus pliegues . A duras penas consigo levantarme y arrastrar mis pies por el angosto pasillo, hasta la nevera. El placer del dulce de leche vuelve mi carga más liviana. Pero, al terminarlo, el vacío me vuelve a llenar. Unos cantos de sirenas me atraen desde la habitación; me embarcaré en un nuevo sueño de pesadilla. Ya en la cama, mi consciencia se esconderá tras la almohada. A la conciencia no hay modo de esconderla; le pesa el pecado de la pereza.
Un rumor de melancolía arrulla a mi pecho, un rumor doloroso y dulzón a la vez, y me dice: «Sólo cinco minutos más «.
Y se que es mentira, pero me lo creo. Una especie de morbo circula por mi cuerpo en posición horizontal. Quiero y no quiero levantarme y, en esta indecisión, me quedo en la cama, esperando a que pase la angustia que no se pasa. Y no hablemos ya de la culpa…
¡Qué sufrimientos! Cuando un solo pie en el suelo rompería el círculo vicioso…
¿Qué sentimiento de rabia me hará posarlo al fin sobre la zapatilla?
¡Con qué sentimiento de asco me quitaré el pijama!
No hay manera de revelarse contra estas mañanas de domingo: esperemos que pase pronto el confinamiento.


LOLY MORENO BARNES

La esperanza es lo ultimo que se pierde, pero con el tiempo tampoco sobrevive . Esperar puede convertirse en una rutina y dejar de esperar porque llega lo que esperas , en un milagro .
Siempre fue así para María , y las muchas Marias que se han pasado la vida esperando .
Todas fueron jóvenes y soñadoras y muchos sueños se cumplieron y se sintieron afortunadas .
Esperando… un día les llego un amor , un proyecto ,los hijos o todo junto …pero para algunas migajas de alegrías .
María se sentía la mujer más feliz del mundo cuando nacieron sus hijos . Vivió la dulce espera con plenitud.
Luego hizo de sus hijos lo más importante y aún sabiendo que la vida solo te los presta , se olvidó de ella misma para brindarles todo su amor ,con la inconsciente esperanza que ellos algún día le devolverían tanto cariño .
Espero, espero y espero de mil formas a lo largo de su vida .
Mientras esperaba imaginaba lo feliz que sería cuando ellos terminaran los estudios y se sintió muy orgullosa cuando llegó ese día , pero entonces ellos no lo festejaron en casa . Lo hicieron con los amigos .
A ella le pareció bien porque siendo jóvenes lo vio normal .
Después esperaba con ilusión que empezaran sus nuevos trabajos y progresaran y llegó ese día , pero entonces tampoco compartieron con ella esa alegría , más bien pensaron cómo independizarse , volar del nido, viajar, gastar sus tiempos en aventuras .
A María también le pareció bien porque nunca quiso cortarles las alas para tenerlos a su vera …
Luego espero que sus hijos formaran sus propias familias e hijos y soñaba con disfrutar de los nietos .
Pero entonces, ellos se alejaron más y solo acudían a ella algún día festivo con la idea de comer las exquisiteces que preparaba o algún día que necesitaban ausentarse y le pedían cuidar a los nietos .
A María le encantaba que fuesen a comer algún día o que le dejaran los niños , pero sentía mucha tristeza cuando en vacaciones ya no contaban con ella y se quedaba sola en casa .
Por suerte su salud era bastante buena y a sus años se valía muy bien en casa .
Así pasaban meses sin llamarla ni visitarla , confiando en que no necesitaba nada .
A María le seguía pareciendo bien , puesto que los hijos ya tenían su propia vida y poco tiempo entre trabajos y proyectos.
A veces algún conocido preguntaba a sus hijos por María y ellos respondían que ella estaba muy bien y comentaban la suerte que tenía en tener vecinas y amigas dispuestas a tenderle una mano si ella lo requería , puesto que ellos estaban muy ocupados y que no se mudaría a una residencia , porque a ella le gustaba estar en su casa y entre sus cosas .
Pero la verdad era que a veces lo habían pensado pero calcularon que los gastos serían muy elevados y mejor sería esperar a que si su salud se quebrantara , tomar la decisión .
Y a María le seguía pareciendo bien todo aunque ya los nietos fueran adolescentes y apenas recordará cómo eran sus rostros .
Y así fue pasando el tiempo …
María esperaba, ya sin saber que esperaba , puesto que ya solo era una mujer que pasaba sus horas en soledad queriendo convencerse de lo feliz que había sido .
Y un día la espera y la esperanza llegaron a su fin sin pena ni gloria y con un gran corazón que albergó tanto amor en silencio .
Y un día sus hijos lloraron por no haber podido despedirse y decirle cuanto la querían…
Volvieron a querer arroparse en su regazo pero ya solo encontraron una silla vacía esperando .


RAQUEL LÓPEZ

Esperar, sentir de una forma intensa el paso del tiempo. La vida es la espera, cuando alguien quiere a una persona toda la vida porque el amor es eterno.
A veces no tenemos todo el tiempo del mundo para poder esperar y pienso que lo desaprovechamos…
Nos pasamos la vida esperando.. Los grandes sueños quedan en el olvido, sin cruzar nunca la línea de salida para hacerlos realidad.
Esperamos con ansia las navidades cuando somos niños, los juegos con nuestros amigos, los campamentos, las vacaciones….
Esperamos de adolescentes las primeras cartas de nuestro primer amor.
Esperar a que el teléfono suene por si son nuevas oportunidades y buenas noticias..
Ahora, ya me cansé de esperar, de esperar a que las cosas sucedan, porque cuando no esperas nada.. es cuando las cosas comienzan a suceder…


JARILLO MORILLO MACARENA

La espera,
La espera se hace rogar,
Quién espera desespera,
Quién espera algo encuentra,
Esperar, esperar, esperar…
Esperanza, experiencia,
Expansión, espacio,
Tiempo, confianza..
La espera y la esperanza a lo que viene y vendrá.
Esperar la espera
¿Qué esperas? ¿Qué espero? ¿Qué esperámos?
¿Quién espera? ¿Cómo espera?¿Para qué esperamos?
Y
¿Qué pasa mientras esperamos?
ESPERAR
La espera.


SOLEDAD ROSA

– No te preocupes, solo está esperando – me decía mientras observaba a una mujer que de ilusión teñía sus labios.

– ¿A qué?

Mismo sitio. Misma hora. Mismo vestido. Mismo hueco en el sofá.

Solo estaba sentada y con la mirada fija en una puerta esperando, quizás, que alguien cruzara, le cogiera de la mano, la apretara fuerte y le salvara del frío que hacía en esa habitación.
Parecía una niña inocente, creyente de cuentos de amor, aguardando a que un príncipe le sacara de alguna encrucijada y le salvara.

– Desde que llegó aún no han venido a visitarla.

Por el movimiento de sus piernas podría apostar la emoción que sentiría por escuchar una voz al otro lado del teléfono, o la sorpresa de encontrar una mirada que le dijera “ven”.

– ¿Está sola?

A lo mejor estaba confundida y no esperaba a nadie. Quién sabe si solo quería estar allí, con su sonrisa pintada. Quizás solo quería vencer la batalla al tiempo que, cada día le dibujaba una arruga más, para volver a volver y encontrarse con ella misma.

– ¿No le dicen que no tiene visitas?

– ¿Valdría la pena?


EMILIANO HEREDIA

PARECE QUE VIENE CON RETRASO

Esto ya me empieza a cansar bastante.
Día tras día, mes tras mes.
Siempre lo mismo.
Bajo éste sol que abrasa, y soportar el frío gélido de la noche.
Sin ver absolutamente a nadie.
Sólo lo que tengo delante, es todo lo que conozco de la vida.
Mi madre, me contó la historia, de unos seres que habitan donde no alcanza el horizonte.
Pero, aquí sigo, esperando el día.
Que no llega.
El anterior tiempo, tenía sombra.
Algún que otro animal, o insecto, pasaba delante de mí.
O se quedaba a mí lado.
Pero luego, vino lo que tenía que venir.
Y aquí me dejó.
Sigo esperando.
A que me lleve bien lejos de aquí.
De esta solitaria soledad.
No sé muy bien porqué no ha llegado todavía. Recuerdo que mi madre, me contó que en períodos muy puntuales, no se presentaba.
Y dejaba el orden establecido de las cosas como estaba, sin alterarlo.
Espero que éste retraso, no se deba a una de sus ausencias….
¡¿Qué es esto?!, sí, parece que ya está llegando, estaba en mis pensamientos que no lo he visto llegar..¡por fin!…
Ha sido un viaje tormentoso.
Lleno de sobresaltos, de golpes, pero, nó estå mal el nuevo sitio…
Estoy debajo de un árbol solitario, enfrente de unas estructuras extrañas, donde habitan esos que mi madre llamaba los seres que viven más allá del horizonte…
La época de las lluvias se ha retrasado, pero la espera ha merecido la pena.
Sí, no es fácil la vida de una piedra en África.


OMAR ALBOR

Luna
Buena
Aventura
Si sales
Me avisas
Si tomas
Loqueas
Los pensamientos
No son rutina
Los más feos
Se olvidan
Los hermosos
Se guardan
La nave
Ya zarpa
Te subes
No esperas
Y si esperas
Te olvidan
Hoy ví un niño
decir a los padres
que era el día del niño
y que queria un regalo
pero el tren
ya partía su padre
pensó mucho en el.
Y cuando la madre
dormía lo llevo a la ventanilla
de aquel tren pampeano.
Lo hizo mirar el cielo
y le regaló una estrella fugaz
Quizás no sea mucho dijo el padre
pero el niño fue mal elocuente
nunca veré lo que ví, si el cielo brillará así en mi ciudad.
Esperaría la noche para verla
nuevamente pasar.


DAVID DURA MARÍN

De un día para otro llegamos al nuevo edificio.
Las ideas de mi padre estaban por encima de todo.
Un bloque de pisos solo para comunistas era su idea de una vida mejor, más justa para nuestra familia sin dejar a nadie de lado.
El día que el señor Ramonescu nos bajó la gallina era día de felicidad y quizás de probar una de las tortillas tan fabulosas de mi madre.
Mi madre mandó apagar la televisión avisando al del tercero que pusiera la radio bien alto, la señora del sexto la habían operado del caracol y escuchaba más despacio.
La novedad de tener una gallina nos llenó de alegría.
La peinabamos , le decíamos cosas como, dónde vas sin ojos, a que te quito la nariz.
Era nuestro bebé hasta que mi padre nos bajó
a la realidad.
Si no ponía huevos esa noche los pondría en casa de la zorra de la puerta dos.
Intentamos de todo, mi hermano hizo tanta fuerza que no llegó al vater. Nos había tocado una gallina corta de entendederas.
Rendidos todos nos consumió la noche.
Siendo el chico de los recados cogí la gallina en mis brazos y nadie se despidió de ella.
Antes de abrir la puerta y pasarla a la vecina mis pies crujieron tres huevos acurrucados en la entrada. Ya era tarde, cogí la fregona diciendo que la puta gallina se había cagado.
El día de bajarnos la vaca me encerré en la habitación todo el día, mejor esperar acontecimientos.


AGUSTINA BOUCHERIE

Jueves de invierno. 15 de julio del 2020. Nueve de la mañana. Realizo mi corrida de todos los días por el parque del centro. Escucho concentrada mi respiración agitada, el ritmo de mi corazón se intensifica al igual que el frío que danza en la punta de mi nariz, pintándola de rojo. Por suerte mis orejas están protegidas bajo mi gorro de lana, al igual que mis manos cubiertas con mis guantes.
En uno de los bancos de la plaza, veo sentada a la misma anciana que veo todas las mañanas. Sentada en el mismo banco, en la misma posición, acariciando al mismo gato grisáceo. Sonriendo, como si cada ráfaga de viento, cada hoja del árbol o su gato, le contaran un chiste o le dijeran cosas bonitas. Muchas veces me surgió la duda de qué hará una señora de tanta edad, sentada sola en una plaza tan temprano. Cada día, todos los días.
Mientras sigo recorriendo el parque, de pronto escucho que me llama. Me acerco y me pregunta qué hora es.
– 9:30am señora, temprano para estar sentada en una plaza con este frío. – Le digo entre sonrisas.
– Nunca es tarde ni temprano, querida. Con el tiempo y el paso de los años lo vas a ir entendiendo. – Responde.
– Sí, lo sé. Corro por aquí todos los días y siempre la veo aquí sentada. Disfruta de la plaza, ¿verdad?
– Sí, mucho. Pero no estoy aquí porque sí, estoy esperando a Samuel. Mi marido. Esta recolectando avellanas para hacer mermelada. – Dice mientras me señala un árbol de avellanas que se encuentra a unos 20mts nuestro. No veo a nadie. Me quedo muda, no sabía si decir que sí o decirle que no había ningún Samuel. Ella siguió…
– Lo que pasa es que está viejo, le cuesta agacharse a recoger las avellanas caídas. Aquí nos conocimos, disfruto mucho esperarlo, se me vienen muchos recuerdos a la cabeza. El aroma a invierno en esta plaza es diferente, me hace viajar 50 años atrás. Mismo banco, misma plaza, mismos árboles. Él y yo. Tomados de las manos, abrazados, enamorados. Me pase mi vida viajando junto a él, pero créeme, querida, que el viaje de los recuerdos es el más lindo de todos. Él me dijo que iba a hacerme mi tarta de avellanas favorita, no importa cuánto se demore. Yo lo estaré esperando aquí para cuando regrese. Aquí o viajando en recuerdos – Sonríe mientras acaricia a su gato.

Se me eriza la piel. La señora mira al cielo y a su alrededor, sonríe como si se le estuviera llenando el alma al hablar de él. Disfruta esperarlo, disfruta esperar sentada en el mismo sitio que hace 50 años, disfruta esa espera que la hace viajar hacia el pasado. No importa cuánto tarde en regresar su marido o si nunca regresa o si nunca se fue. Ella espera. Ella espera, disfruta y viaja.

 

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10 comentarios en «Esperar – Miniconcurso de relatos»

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