Si no puedes con el enemigo…

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir con el tema: “Si no puedes con el enemigo, únete a él”. Estos son los relatos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 4 de julio! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).

*Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor/a) y no han pasado procesos de corrección. El ganador se anunciará en el grupo de escritura creativa Cuatro Hojas de Facebook.

SORAYA MADERO DURÁN

En la universidad pasan tantas cosas complicadas, son varios años donde sucede de todo y al final realmente no sabes quienes son tus amigos. En esta etapa académica muchos van dando tropiezos, sacando asignaturas solo para aprobar el examen, en la mayoría de los casos con muy malas calificaciones.
Este tipo de alumnos son los normales, los comunes y se agrupan en asociaciones de apoyo para ganar el aprobado, pasar de grado y salir del aprieto.
Hacen grupos de odio y se burlan de los que no son iguales. Les esconden la información, no comparten materiales, vigilan las notas y hasta se alegran de cuanto malo les pase.
Los segregados, son los que aman aprender, aquellos que les late el corazón por una asignatura, que logran unir varias asignaturas pasadas (que ya nadie recuerda) para dar una respuesta integral, son los intelectuales, que aman la lectura, no temen madrugar, son preciocistas les gustan los retos, las preguntas difíciles y que casi sin estudiar sacan el máximo de las calificaciones.
Este tipo de seres, son el alumnado más odiado por sus coetáneos. Les llegan parásitos intelectuales que solo aprovechan para ganar buenas notas debajo de esta sombra, crecen como el musgo en la humedad y en el fondo también desprecian al que sobresale.

Si no puedes con el enemigo únete, de vez en cuando saca un 3, suspende un examen y hazte el tonto, finge que no sabes que responder, demorate en entregar la prueba, habla en público algo sin sentido. Muéstrate torpe, ríete de un mal chiste… Y si tienes suerte dejaran de odiarte, dejaran de verte como al enemigo, entenderán que eres mortal, eres humano.
Nunca aceptarán que eres diferente, elitista, que te gusta hacer y sabes hacer bien, que no te cuesta trabajo, y que aunque lo haga te llena de regocijo el proceso que otros hayan torturante.
La mediocridad abunda, disfrazarte puede ser útil para sobrevivir en la competencia académica de los idiotas.


JARILLO MORILLO MACARENA

Eso es lo que yo hago con mi enemigo, ese que está dentro de mí. mi peor enemigo, unirme a él. Porque mi peor enemigo soy yo cuando me juzgo,
cuando me exijo,
cuando me digo que no soy capaz y que otros pueden conseguir lo que yo deseo.
Ese es mi peor enemigo, ese que a veces me uno y otras me deshuno y me separo. 
Porque ese, ese enemigo me boicotea a cada paso si no estoy en guardia para pararlo, para ponerle límites, para taparle la boca o mejor dicho las ideas…
Mi peor enemigo, también me hace fuerte,
Me pone a prueba, me busca las cosquillas para que me ponga en mi sitio, ocupe mi lugar, pida lo que merezco.
Este es mi enemigo, enemigo que me uno a él cuando no puedo,
Y se convierte en mi aliado, y me pone al limite para que vaya creciendo,caminando a lo largo de la vida , siendo quien soy, así tal cual soy.
Ese, ese, es mi enemigo, mi confidente y a la vez mi mejor amigo.
y ahí, cuando no puedo con mi enemigo me uno el.


ROSA MARÍA

Si no puedes con el enemigo, únete a él. A veces, no te queda otra, pensaba María mientras recordaba aquella noche en la que se vio envuelta sin saber cómo en esa vorágine de baile, fiesta, botellón y locura sin freno. Estaba claro que eso no es lo que ella esperaba de una noche de primavera al salir con sus amigas. Sin embargo, no fue una salida más.

La noche avanzaba y lo que iba a ser una cena en algún local de moda se convirtió en una acampada de coches, maleteros abiertos y bufé libre para estómagos fuertes; patatas fritas de todas las clases y sabores, mezclas de otros fritos en bolsa, cortezas de cerdo, chucherías como las que ella comía cuando tenía quince años en instituto…

No le quedaba otra, así que pensaba que estaba encantada con una cena tan nutritiva y sana, sobre todo sana, ella que se alimentaba de poco más que comida vegetariana y ecológica.

Se debatía entre no probar bocado y hacer caso del hambre que tenía. Era tarde y la cena prometida no había llegado, así que decidió unirse a la fiesta y esperar que su estómago aguantase toda esa mezcla que le proponían sus amigas. De paso se quitaba el sambenito de ser una aguafiestas por no adaptarse a situaciones similares en otras ocasiones. Pensaba que ya tenía una edad.

Como ella decía muchas veces, le tocaba lanzarse al carpe diem, unirse al enemigo, dejarse llevar y probar que era eso de llenar su estómago de fritos varios empaquetados y bebidas de dudosa procedencia.

Entre la comida, la bebida y el resto que no recordaba se encontró despertándose con los primeros rayos de sol en una playa desconocida, sin ropa, junto a un montón de gente que tampoco conocía.

Eso sí, al abrir los ojos lentamente vio que su bolso, ropa y móvil estaban allí, junto a ella, intactos y exclamó: – ¡bravo, he sobrevivido! ¡vuelvo a la civilización!


TITINA DE OCAMPO

Ya se encontraba muy frágil, su condición de salud le había desgastado; de ser una mujer con buena posición económica, un alto cargo en una Empresa prestante, un hogar bonito con dos hermosos hijos; todo ello era lo que había deseado y tenía todo por lo que tanto había trabajado… Pero a sus 34 años llegó a su vida esta enfermedad muy real pero invisible para los demás hasta para la ciencia porque no había presupuestos para estudiarle, su vida social cambió ya que empezó a ser juzgada, criticada, su cuerpo con múltiples síntomas no le permitió trabajar más y tuvo que retirarse sin ninguna seguridad pensional, ya no podía cuidar de sus hijos aún pequeños y llegaron varios años con cargas emocionales fuertes, trastornos de pánico y ansiedad; literalmente ella conoció y vivió en vida su propio infierno y perdió las ganas de todo, la fe, su divorcio le llevó a dejar de creer en el amor y su actitud se convirtió en lamentos y continuas quejas que le alejaron de quienes se preocupaban por ella. Luego de 10 años de esta forma de vida, ya con sus hijos adolescentes que no le respetaban, cada día con más dolor y síntomas, en el momento que había tomado la triste y equivocada decisión de partir de este mundo; llegó un mensajero de paz, de luz y amor que le ayudó a entender que esa condición invisible si era para ella nueva e inexplicable cuánto más no lo sería para otros que no lo estaban padeciendo. Y en ese instante cambió su percepción y empezó a trabajar por recuperar su estima propia, entendió que su enemiga había llegado para enseñarle, para fortalecerle, para crecer y que juntas podían ayudar a otros pacientes para recuperar la alegría, la fe según las creencias, a amar a la humanidad, a descubrir dones y talentos, a ayudarse entre los compañeros de lucha pero especialmente a no perder ni un segundo que aunque con altas y bajas la vida vale la pena ser vivida.
Ella cambió su actitud, eliminó la queja y la gratitud empezó a ser parte de su vida y esto le abrió las puertas a la bendición tocando cada área que necesitaba ser restaurada siendo cada vez mayores los días buenos porque la curación es del cuerpo pero la sanación viene del alma y ese ser que como un ángel terrenal le rescató del abismo unos años más tarde se convertiría en su esposo, su partner de vida, su enfermero, su amante y amigo apoyándole en todos los movimientos y grupos para concientizar sobre este enemigo silencioso que cambia vidas sólo si se le permite actuar por su cuenta.

TdeO.


CORONADO SMITH

Eso debió pensar Coronado Smith cuando se traicionó a sí mismo.

El protagonista de la historia era alguien puro, sin dobleces, fiel exponente de la segunda hornada de la Generación X.

Hubo una época en la que los chavales se reunían en los futbolines, billares, etc., y de ahí partían a jugar al fútbol, mosca, burro, y demás juegos de la época, e incluso a hacer trastadas, ¡Sí trastadas! y algunas bastante gordas, pero mas sanas que las de ahora. Se creaban vínculos, solidaridad y otra serie de valores que difícilmente se borraban. Las «pandillas» duraban para siempre y siempre había un lugar donde reunirse sin necesidad de teléfonos móviles, tablets, ordenadores y demás «zarrios», esos lugares eran las auténticas redes sociales. Después de un considerable tiempo, tenemos a nuestro protagonista mirándose al espejo una mañana y viniéndole arcadas de «golpe y porrazo», al darse cuenta que pertenece «cosas llamadas» Facebook, Twitter, Youtube, además de tener un teléfono móvil (cuya posesión bien usada puede resultar incluso beneficiosa) cuyo elemento mas usado es otra cosa llamada WhatSapp o como se llame el invento demoníaco ese y al mismo tiempo darse cuenta de la soledad en la que se encuentra en esos sitios, en parte( o en todo) gracias a la «cultura milenial» que se ha cargado de un plumazo todos los valores de antaño conseguidos por la Generación X con un considerable esfuerzo.

¿Realmente no se está en soledad perteneciendo a redes sociales?

Nuestro protagonista cree que son el enemigo real y en cada cual está la decisión. Lo dicho «Si no puedes con el enemigo únete a él» ¿Realmente es la solución?


MARI CRUZ ESTEVAN APARICIO

Si no puedes con el enemigo únete a él.
Estas palabras me las dijo un buen amigo en una conversación que tuvimos referente a la separación que vivimos siendo como somos hermanas de padre y de madre.
Padres que a ti en tus genes te dieron el don de la música. Por eso as creado una coral propia, a la cual quieres como a ti misma
A mi, en cambio me donaron el sentimiento familiar. Tú ya lo sabes, y, sabes también, que lo disfruto con amor.
¿Si somos enemigas, el amor de hermanas se esfuma, y yo no quiero?
Fue la ausencia de una de tus soprano en tu coral, lo que me llevó a tu lado, y tú, sabedora de mi balía, me aceptaste. 


TALI ROSU

—Si no puedes con el enemigo, únete a él —me dijo Celia cuando me vio frustrada y derrotada, llorando en un rincón de mi habitación porque, simplemente, ya no podía más.


—¡Y una mierda! —contesté mientras me levantaba de un salto y me limpiaba las lágrimas— ¡yo puedo con esto y con más!

Fue entonces cuando la locura se apoderó de mí y empecé a tirar por la ventana todos los preciados juguetitos de mi marido, esos inútiles trastos que decoraban la estancia, acumulaban polvo y no dejaban ni un solo espacio libre. ¡Joder! ¡Cómo necesitaba ver una pared lisa y un espacio diáfano! ¡Me estaba ahogando!

Me deshice de todas las estatuillas y los accesorios coleccionables de Marvel, arranqué los posters e, incluso, aquel consolador verde que hacía alusión a “Hulk”, y que me regaló con tanta ilusión, voló por los aires y terminó en la calle ante la mirada incrédula de todos los vecinos. Sí, todo se fue por la ventana y yo casi tuve un orgasmo por el placer que me produjo, especialmente cuando saqué esa basura de su envoltorio original. ¡Vaya si lo disfruté!

Después de aquello, él se fue de casa y no lo he vuelto a ver. ¡Sigo sin entender por qué se enfadó tanto!


KAREN ROSADO

Todo comenzó cuando entró el invierno pasado,las sospechas eran cada vez más grandes pero solo quería pensar que estaba mal interpretando su ausencia mental …hasta que llegó la física ,no ,no hablo únicamente de hacerle el amor,pues nunca tuve queja alguna en ese aspecto .
Un día de la nada no llego a casa a que le preparara su café ,nuestra rutina favorita en estos siete años ,de pronto se esfumó…
-Hoy tampoco vendrás por tu café ?
-Lo lamento querida hoy tampoco podré,tengo un paciente más.
-(¡Pero que putas!)Ok cariño ,te amo.
Al día siguiente fui hasta su consultorio pues con antelación me comentó que tendría sobre carga de trabajo,lo que significaba no volver a casa por su café ,esa tarde llovía …
Salió cubriendo sus canas con un periódico que con las gotas cada vez más se hacía blando como él,yo me encontraba a una esquina observándole y decidí seguirle en el auto de mi amigo ,el cómplice de mi vida.
-Yo no sé por qué vamos tras él a confirmar lo que es evidente.
-Shhhhh solo conduce .
-Ahora mismo podríamos estar en mi casa con la chimenea encendida bebiendo vino.
-Me prometiste no hablar.
-Solo estoy sugiriendo que vayamos a mi casa ,bebamos ,te desnudes y te olvides de el
– Basta!
-Eres una tonta!, Podrías ser mi tonta…
Era más que evidente que entre mi amigo y yo había una tensión romántica,sexual impresionante,pero no quería joder lo nuestro…Seguimos avanzando hasta una zona un poco descuidada y le vimos bajar del auto ,dejamos que entrara a la casa y esperaba verlo salir de ahí inmediatamente, probablemente fue a casa de un colega (aunque no imaginaba a uno viviendo en ese lugar),pasaron 5 minutos y salió de la casa dejando la puerta entre abierta,yo esbocé una sonrisa que se me apagó inmediatamente cuando el solo se dirigió al auto por unas flores,mis favoritas.
-Violetas africanas?
-Que hijo de puta!
Le dió alcance a la puerta una mujer que tenía unas facciones muy lindas y una sonrisa facinante,nada fuera de lo común pero ese cabello negro y piel pálida incluso a mí me resultaron muy inquietantes…
-Ya nos podemos ir ?
-Si,vamonos de aquí
-¿Volveras sola más tarde cierto?
-Volvere.
-Tu sonrisa me dió escalofrío así que deja de hacerlo.
-Esta bien.
-¿Vino y chimenea ?
-Vino y chimenea.
-Ducha juntos? …ok ok ¡no! Ya deja de mirarme así ¡por piedad!
Fui a analizar muchas cosas con respecto a mi matrimonio y cada sorbo de vino iba matando cada célula benevolente,de amor y respeto ajeno ,pero no el propio,decidí ir nuevamente hasta la casa de la susodicha,no sin antes de despedirme de mi caja de Pandora con un beso en sus labios cerrados,ese beso le anunciaba que su amiga de toda la vida estába de vuelta.
-Ya era hora Cthulhu
-Ya era hora …
Me maquille en el camino,no me podía ver devastada ,baje del taxi y toque el timbre .
Por los cristales de la puerta se veía alguien que venía rápidamente al encuentro conmigo.
-¿En que la puedo ayudar?
-Se que no soy quien esperas,pero necesitamos pláticar,está de más que me presenté pues… por tus nervios estoy segura que sabes quién soy.
Y abriéndome paso llegue hasta su sala y me puse cómoda,ella no tenía otra opción más que seguirme.
-Veo que eres muy guapa para estar con alguien como mi esposo,se que estas pensando lo mismo,que hago yo con el siendo atractiva?,amarlo … únicamente eso…
-Señora…
-Shhhhh ,háblame de tu ,me agradas y vengo a facilitarte las cosas pero necesitamos vernos otro día,te dejare mi número.
Su silencio aprobó nuestro siguiente encuentro.
-Mi amor,voy por mi café
-Lo lamento cariño no estoy en casa,llegaré tarde, pensé que no volverías hoy tampoco.
-Me cancelo mi último paciente.
-Entiendo
-Nos vemos en la cena.
-No creo llegar a tiempo ,no me esperes.
-Ok ,te amo.
-Bye.
Ese día use mi perfume favorito antes de salir de casa y elegí cuidadosamente lo que usaría,me encantaba la ropa oscura y los labiales encendidos, era mi armadura perfecta.

-Lo lamento mi esposo no sabe que hacer cuando está solo y cuando está acompañado solo quiere que el mundo gire al rededor de él, ¿cierto?
-Cierto(mientras sus mejillas se ruborizaban.)
-¿Sabes? Nunca e tenido amigas por qué no e encontrado algo en común con ellas ,pero tu y yo tenemos mucho en común, él;ya habías venido a este sitio antes?
-No.
-Pide lo que quieras.
-Noto que tienes mejores gustos que él
-Aprecio tu comentario ,pero lo sé, gracias.

Durante toda la noche me observaba con curiosidad y las copas cada vez me confundían un poco más…

-No me has dicho nada por lo que veníamos a hablar
-La vida es muy corta,solo hay que disfrutar,no hay más que decir.
-Eres muy interesante…
-Si un poco.
-Ya debo irme.
-Yo también,pediré un taxi para las dos,después de dejarte me voy a mi casa.
Pague la cuenta y nuestro taxi llegó,las dos nos mirábamos y ahogabamos las risas con la mano pues nuestro conductor tenía un acento muy gracioso y una apariencia poco convencional.
-Ya llegamos a tu casa ,si me necesitas ya sabes que hacer.
-Puedes bajar un segundo,debo entregarte algo .
-Claro (aunque no tenía idea de lo que pudiera ser)
Baje del auto indicándole a mi conductor que no tardaba,yo la fui siguiendo y detrás de la puerta se detuvo.
-Solo quería decirte gracias pero no dentro del auto,la pasé muy bien contigo aunque debo aceptar que moría un poco de miedo.
-No te preocupes ,tu no tienes la culpa de nada y cada quien gasta el dinero en lo que desea.

Me abrazó cuando acabe mi frase y al retirarla su rostro paso muy cerca del mio,no me pude contener y le dió un beso delicado muy cerca de la comisura de los labios y ella me miró con timidez,salí inmediatamente del auto con tanta adrenalina…me sentí viva nuevamente al preocuparme solo esa noche por mi y no por él,me sentía con ganas de volver a verla y ella a mí.
Si surge la duda ,ella fue quien me llamo para las visitas siguientes y yo accedí y cada noche al vernos hacíamos más sólida esa complicidad traviesa y deseábamos jugar con fuego de una forma pasional ,pensaba en lo estúpido que era mi esposo por tener una amante y en lo irónico que era que yo también me dejara cautivar por ella.

Ahora todos nos vemos más felices ocultando un secreto en común pero ya sabes lo que dicen:si no puedes con el enemigo…únete a él.


EMILIANO HEREDIA

CHUPACHUPS

Nó sé, cuándo, o en qué preciso momento, tan laconica frase, fuè el pistoletazo de salida a lo que, hasta ahora, ha sido el devenir de mi vida.
Transcurría un aňo cualquiera de la década de los ochenta, y cursaba octavo de la EGB, el fin de una infancia anodina, sin apenas sobresaltos, y el comienzo de una etapa incógnita y excitante.
Recien teníamos todos, aún impregnado, el salitre, o el olor a jara en la piel, en el primer día de un curso que se nos presentaba como aquel en el que nos íbamos a asomar al borde del precipicio de una vida hasta entonces cómoda, para lanzarnos al vacío de una vida en la que tendríamos que lanzarnos a un vuelo libre.
Después de las consabidas palabras del director del colegio, alternadas ora, con recuerdos vacacionales, ora con miradas distraidas por la ventana, por donde se veía cómo una dulce brisa, desempolvaba las vestiduras otoňales con las que los árboles empezaban a engalanarse.
Carolina.
Éste nombre, acompañado de un brusco codazo propinado por mi compañero, me hizo volver a la monótona realidad.
De mi estatura, algo menos, con algún kilo de más, sin escederse, cara de luna, enmarcada por una media melena negra, ojos almendrados color avellana, las manos mullida como esas muňecas repollo tan de moda, vaqueros, zapatillas blancas de mercadillo, y un jersey casero color rosa, de lana, por cuyos algunos agujeros del trenzado en ocho, se dejaba entrever el sujetador blanco que acogía en sus copas unos más que generosos pechos para su edad.
La verdad, que siendo honesto, no me importó en absoluto, que la enviaran al fondo de la clase, a sentarse con Begoña la mofeta.
Era una especie de impuesto que se había ido aplicando a todo aquel que a lo largo de los anteriores cursos, iba llegando de nuevas.
Ya que, desde siempre, el pupitre doble donde se sentaba Begoña la mofeta, siempre, tenía el asiento del acompañante vacío.
La verdad es que, ahora que he vuelto la vista atrás, me arrepiento de haber sido tan cruel, siendo cómplice de las bromas que ha esta niña la hacíamos. Pero, he de decir, como eximente, que, còmo íbamos a saber, que èsta niňa, vivia en un bajo sin luz, agua de un pozo, con toda la familia viviendo de la caridad. Son cosas que pasan.
A mediados del primer trimestre, y sin haber mediado más palabras con Carolina, que las manidas, «¿còmo estas?», ¿de dónde vienes?, (venía de un pueblecito pequeño, de la sierra), nos pusieron juntos, para un trabajo de sociales.
Por aquello de la integración, o algo así.
El imperio romano.
Y a mí que leches el imperio romano.
Quedamos en la biblioteca del barrio.
Según iba acercándose hacia donde me encontraba, un extraño extremecimiento, me sobrevino, viéndola caminar, con sus zapatillas, sus vaqueros, el jersey de lana, y una cazadora, también vaquera.
-Hola
-Hola – respondo-
-¿vamos?
-Si, claro – parece un diálogo para besugos, de esos que salen el Super Mortadelo-
Entramos.
Nunca se me ha olvidado, el terremoto interior que sentia entonces y, como la observaba hipnóticamente.
-¿Aquí te parece bien? – me dice, seňalando dos sillas junto a la ventana –
-Si, ssi, – respondo titubeando-
Se sienta y noto cómo el, hasta entonces, desconocido olor de la fresca colonia que se ha puesto, me envuelve.
-¿vas a sacar el libro y los folios o qué?, pareces bonito-me dice-
-Si, si, claro, claro-respondo, volviendo a la realidad –
-Bueno, vamos al grano, ¿qué sabes del imperio romano? – me pregunta, directa, sin preámbulos ni rodeos-
-Bueno-respondo-se que a dos hermanos, creo que una perra les dio biberòn, un tal Julio Cesar, se diò de Hostias con Axterix y Obelix, luego hubo un incendio o algo así….. – nunca me habré arrepentido de haberme echo el gracioso con Carolina, pero, me daba muchísima vergüenza reconocer que no tenía ni idea –
-¿Estás de cachondeo? – me pregunta cabreada y con razón –
-Joder tía, tampoco es para ponerse así – respondo, intentando que mi miedo no se notase-
Meneando la cabeza, negativamente, y haciendo un profundo suspiro, saca un chupachups de la mochila, y empieza a explicarme cosas sobre las siete colinas de Roma, Romulo y Remo, la República, la dictadura, la caída del imperio… iba escribiendo mecánicamente, sin dejar de mirarla, sin dejar de olerla, sin dejar de oírla.
Dejaba mi mano izquierda, a veces, disimuladamente como por accidente, sobre su folio, para sentir el roce de su mano de algodón.
Me recostaba disimuladamente, cerca de ella, para sentir su olor…
-Bueno, ya hemos acabado, ya que he echo yo sola el trabajo, lo menos que podrías hacer, sería pasarlo a máquina, porque sabes, ¿no? – me dice, un poco mosqueada-
-¡pues claro que sé! – respondo indignado-, además que sepas que yò también me he currado el escribir-cojo sus folios y los míos, y me voy, haciendome el indignado
_¡tu eres tonto niňo! – me replica ofendida-para mañana hay que traer el trabajo – recoge sus cosas y se va, apresuradamente –
Esa fue la primera vez que, descubrí que los hombres somos tan tontos que alejamos lo que en realidad queríamos tener cerca-
Pasé la noche entera, escribiendo al método águila, èsto es, letra a letra.
Al día siguiente, al entregar el trabajo, el profesor, dándole un primer vistazo, nos dijo que nò nos fuéramos al terminar la clase.
Carolina, me lanzó una mirada que me produjo un dolor desconocido por mí hasta entonces.
-A ver-nos dice el profesor, muy, muy enfadado – ¿quien ha pasado el trabajo a máquina?
-He sido yò – respondo cabizbajo –
-¡te habrás gastado diez botes de Tippex por lo menos!,¡ésto es una guarreria!, me mezclas la caída del imperio con la fundación, la República con el triunvirato…. ¡Cero para los dos! – sentencia-
-¡nò por favor!, – imploro al profesor – suspendame a mí, la culpa es mía, mezclé los folios de Carolina con los míos y me debí confundir, de verdad, no suspenda a Carolina-suplico al borde del llanto-
-Suspendidos, tú por no saberte y el tema y tú – seňala a Carolina – por no revisarlo- se va dando un portazo dejándonos solos-
-lo siento muchísimo Carolina – le digo mirando al suelo –
-¡niňato! – me da un bofetón, que me duele más en el corazón que en la mejilla –
Las cosas sucedieron como era natural que sucediesen
Los días dieron paso a las semanas y éstas a los meses.
Sus silencios me ahogaban. Sus desprecios me mataban.
Pero, realmente, era ese niňato que ella me dijo que era, la insultaba sin motivo en cuanto surgía la ocasión, y sé porque me lo dijeron, que lloraba en el servicio de las chicas.
Y, cómo surgió, el princio del final a aquella situación absurda.
Las malditas sociales.
Tenía que volver a hacer el maldito trabajo del imperio romano….. con Carolina.
-Bueno, ¿y ahora que hacemos? – le pregunto a Carolina, un caluroso mediodía de mediados de Julio –
-Pues, hacer el trabajo, niňato-responde malhumorada – pero en mi casa, mis padres no van a estar el fin de semana, tengo aire acondicionado, y estaremos mejor que en la biblioteca – me dice, imperativamente-, pero no te hagas ilusiones, ¿eh?, lo hago para aprobar la asignatura, y nada de coca cola o merienda, un vaso de agua y del grifo, te espero a las cuatro – se va enfadada –
A las cuatro, estaba pulsando el botón del telefonillo de su piso. No quería hacerla enfadar más
-Hola.
-Hola – responde fríamente –
Me hace sentar, en el sofá de su salón.
Me pone algo nervioso.
Tiene puesto, un conjunto veraniego de algodón, color azul, con un pantalón corto, ajustado, con la goma de la cinturilla por debajo del ombligo, y la marcada silueta de sus labios mayores, delatan que nò lleva braguitas. Al igual que los tirantes de cordón del top, y las pequeñas protuberancias de sus peones, delatan que tampoco lleva sujetador.
Va descalza.
Tres, cuatro, cinco horas, sólo centrados en los romanos, dos chupachups y alguna coca cola.
-¡por fin hemos acabado! – exclama Carolina, recostandose en un rincón del sofá, con la pierna derecha subida, doblada y apoyada sobre el respaldo, dejando entrever un poco de vello rizado y negro.
-Estoy orgullosa de tí – me dice levantándose-no eres ni tan niňato ni tan bobito-
-Gracias, y tú eres una chica increíble ¿me perdonas? – la miro a los ojos, cogiendola de la mano –
Nos abrazamos. Mi aliento, sobre su nuca, provoca un súbito espasmo de su pubis contra el mío, nos, besamos, besos sabor a chupachups. Le quito el top, despacio, lentamente, como si deshojara una flor, sus pechos turgentes, con generosa aureola y ancho pezon, me quita la camisa, botón a botón, como un ascensor descendiendo, y llega hasta el sótano.
Me desprende de los pantalones cortos, y libera mi sexo, asciende por la ladera excitada de mi pecho, nos cosemos a besos.
Mis manos deslizan sus pantaloncitos por sus muslos nerviosos hasta el suelo, sus húmedos labios besan mis dedos.
Gime.
Sus piernas me abrazan la cintura, tumbada en el sofá, mi deseo dentro de su deseo, manos que se enredan, almas que jadean.
Hemos echo cumbre en la montaña del extasis.
Respiraciones entrecortadas…..sudores que resbalan, fluidos que se mezclan….
A día de hoy, sigo viviendo, sigo amando, sigo durmiendo….. con mi enemiga.


JOSUÉ GONZÁLEZ

Ella era la mejor, solía caminar sobre el fuego y las cadenas no la detenían. Amaba el LCD y la musica clásica. su cabello parecía un nido, igual que sus pensamientos enredados.
Todo mundo sabía que era la única y me estaba arrastrando al caos.
No puedo olvidar las noches que hacíamos el amor, mientras nuestros sentidos eran fugitivos de nuestro cuerpo. 
Sobre la mesa el veneno que me engañaba al amarla.
Ella era la mejor y sabia que yo, solo era un perro de la calle.
Sus manos tibias sobre mi rostro me consolaban cuando decía que tenía que marcharse ,sabia que era a otros brazos porque era ella sola contra todos.
En el sol su cabello dorado resplandecía cuando eran las 11 de la mañana y la veía llegar desde el 5to piso. Quién iba a imaginar que entre los labios traía una mordaza para mi corazón.
Escuchaba la 9na de beethoven, ¡su favorita!. Mientras ella desmenuzaba mis sentidos, peor que un bajón.
Ella se esfumó…. como todo. Me hundió en el mar y no supe lo que pasó. Entonces conseguí mi pase por el túnel más estrecho.
No se si ella era el verdadero amor. Estuvimos al limite hasta que me dejó caer. Quise estar con ella, entonces me uní a su viaje, pero alguien dijo; no siempre unirte al enemigo, es lo mejor, puedes morir, mejor corre lo más lejos o vuelve a casa. Yo me uní y casi no logro.


ALBERTINA GALIANO

“Si no puedes con ellos, únetelos” te dice alguien antes de entrar.

Se sientan frente a ti y escudriñan tus puntos débiles a la espera del mínimo lapsus y el despiste más inoportuno, mientras tú aprietas fuerte las piernas, protegiendo tu ego, a veces a la altura de tus caderas, la parte más vulnerable de ti misma.

Vuelves a mirar con desesperación, subrepticiamente, el reloj de muñeca que te indica que el tiempo sigue congelado en el mismo agujero negro que te engulle.

Te sorprende tu propia voz, en un discurso que parte de lo más profundo de tu garganta, y quisiera ahogarse justo en ella.

Palabras que avanzan a trompicones y tropiezan con las risas de aquellos seres extraños, lejanos, odiados…

Y de pronto aparece un dibujo cualquiera, cuando nadie lo espera, un chascarrillo, un chiste, un comentario absurdo, o incluso un pedo…

Y les humaniza.

Y comienzas a ver seres de carne y hueso donde antes veías espectros.

Y quieres conocerles.

Y les preguntas por sus vidas, por sus casas, sus piercings, sus mechas….

Y corres a la par de ellos cuando por fin suena el timbre que avisa del fin de clase.


 

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11 comentarios en «Si no puedes con el enemigo…»

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