Esperar, miniconcurso de relatos

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir con el tema “la espera”. Estos son los relatos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 9 de mayo! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).

*Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor/a) y no han pasado procesos de corrección. El ganador se anunciará en el grupo de escritura creativa Cuatro Hojas de Facebook.

SILVIA P D L REYES

La espera se hacía eterna.
Te esperé en mi cama, en mis sueños, en mi vida
No quisiste venir y por mas que me decía que siguiera
esperando, que te darías cuenta de que ahí estaba
yo, más sufría.
Ansiaba lo lunes, solo para oír tu voz, solo para que tu mirada se cruzara con la mía. Solo para que supieras que existía. Pero nunca llegó el día.
¿Destino? Tal vez. Pero un día desperté de este infierno y me di cuenta que nunca te he querido, que solo era adrenalina corriendo por mi cuerpo.
Que he sido tu juego favorito y tu ego creciendo.
Aprendí, que los juegos tienen su fin, este ha llegado a ello. Y descubrí que la adrenalina se puede convertir en amor, en deseo, en pasión. Y tú no entras en mi esquema.
La espera me ayudo a descubrir que quiero, quien soy y a quien quiero en mi vida.
Como entraste saliste y por supuesto mi cabeza en alta está, por qué yo decido que quiero y como lo quiero.
Bienvenida mi mente, añoraba tenerte por completo para ponerte en práctica en cosas útiles.
Mi Alma despierta baila con su sombra y tu al fin eres solo una quimera que he perseguido y he borrado para siempre.


KARLOS WAYNE

Ella, vestida de blanco, se preguntó al entrar cuánto tiempo èl, aún con el mando de la tele en la mano, llevaría esperando. Él, con una ligera mueca de decepción, parecía querer esbozar una media sonrisa, aunque esta resultaba apenas creíble. Ella agarró su mano con la misma delicadeza con la que le apartó el flequillo con la sola intención de mirarle a los ojos, de intentar leer en su mirada la honestidad que sus palabras se negaban a revelar. Y fue ahí, en el preciso instante en el que sus miradas se cruzaron, cuando ella dedujo que el tiempo que él estuvo esperando era recíprocamente proporcional al estado de descomposición del cuerpo.
— Poco más de un año…. -le dijo a su ayudante sin mirarle- mételo en la bolsa e informa al anatómico que vamos de camino.
– Si, inspectora.


MARI CRUZ ESTEVAN APARICIO

Esperar ante la puerta de la iglesia mi llegada, era el pacto de amor que durante años me habías dicho ibas a hacer, el día escogido para consagrar ante Dios nuestro matrimonio.
EN mi sueño de mujer enamorada, te vi con traje de novio, con la elegancia de Don Quijote, el enamorado de Dulcinea.
Aguardar tú persona, sosteniendo la esquina de la grande puerta de la iglesia, fue otro sueño complaciente.
Mi confiar en tu amor era tan ciego, que camine sin pisar suelo, como un ángel del cielo hacia la iglesia, vestida de blanco, sin ser virgen.
¿Te cansaste de aguardarme o me diste larga? ¿Qué fue? – pregunto en mi desesperación sin vida.
Don Quijote andubo los caminos buscando el amor de Dulcinea con honor.
Tu en cambio has puesto mi honor por el suelo delante de mis invitados el día de nuestro enlace…


AMALIA MARTÍN GONZÁLEZ

Anhelamos que el gélido invierno con sus noches largas y frías de paso a la florida primavera aguardando el olor de sus flores germinadas,la eclosión del color y los suspiros del enamorado .
Esperamos los días eternos y calurosos del verano con los baños en la charca y las siestas a la sombra de los quercus.
El tiempo se detiene en el período vacacional entre tertulias y amigos, verbenas y charangas con sabor a añoranza y eterna juventud cuando los amores son pasionales con tintes a drama entre promesas eternas y mentiras estériles.
Sin olvidar los hermosos colores del otoño con sus ocres y amarillos , sus marrones y arena en una vereda de hojas secas que crujen al caminar dejando testigo de nuestro cansino andar en nuestra mente enmarañada y triste .

En ese devenir estacional la vida pasa sin detener su dantesco rumbo.
La juventud se transforma en madurez y ésta torna en plenitud y …seguimos esperando sin prever que la noria de la vida gira y no valoramos que el presente es ya pretérito, el futuro está al caer y yo…sigo anhelando algo que ni siquiera sé.
( Vive el momento y no desesperes …la vida no se detiene).


ÁNGEL MARTÍN GARCÍA

Mi trabajo consiste un 70% en andar, un 25% esperar, y un 5% tratar con la gente. Pero como la cosa va de esperar, esperad, que os cuento lo que estudio mientras espero: los telefonillos.

Existen telefonillos con y sin cámara. Telefonillos de botón, de rodaja de mandarina, de diana, de rectangulo plano. Los hay gritones, cantarines, sosos, y tímidos cuyos timbres solo suenan en el domicilio, y tú no te enteras.

Hay telefonillos rebeldes, que se niegan a funcionar hasta que les aprietas las tuercas. Telefonillos en huelga, telefonillos perezosos que funcionan unas veces sí, y otras no.

Telefonillos malhumorados que impiden la comunicación entre visitante y visitado. Telefonillos con sentido del humor, que dejan que escuches al que está en su casa, pero no al revés. Telefonillos traicioneros que dejan que te escuchen a escondidas y, si tienen cámara, te vean sacarte el moco seco que lleva quince minutos dando por saco.

Hay telefonillos ancianos, sin fuerzas, que dan todo lo que les queda para emitir sonidos apenas audibles. Telefonillos jóvenes y presumidos, que lucen un teclado numérico luminoso, y permiten llamar a cualquier piso con solo 11 teclas.

Hay telefonillos responsables, que incluso te hablan, y te avisan de que la llamada ha sido realizada con éxito, o el visitado te ha ignorado con la misma habilidad. Telefonillos que se toman en serio su trabajo y hacen una segunda llamada sin que intervengas, por el bien de la comunicación.

Y por último… Telefonillos fenecidos, cuya fuente de sustento ha sido cortada, o cuyas tripas han implosionado.

No me aburro mientras espero. Me rodeo de la fauna urbana, que tiene otro tipo de vidas y órganos compuestos de cobre y plástico, de hormigón y ladrillos, de cristal y goma quemada. Y todo tiene una historia que contarme.


ANA CABALLERO DOMÍNGUEZ

Cada noche sueño que vuelves, oigo el ruido de tu llave en la puerta, tus eternos pasos por el pasillo, viniendo a mi encuentro, yo te espero con el cabello enredado sobre la almohada, aquella que fue testigo de nuestros sueños, del deseo, de la quimica que desprendía nuestros cuerpos. Si vuelves, llenare denuevo nuestro hogar con tus flores preferidas, con el aroma a lavanda y el color de las rosas. Compraré esa alfombra que tanto te gustaba, y en ella sucumbiremos al amor en las noches más frias de invierno. Si regresas, prepararé café y una charla sin rencores, sin miedos, donde te contaré como ha sido este tiempo sin ti, como la soledad me vestía cada día al recordarte. Cada noche sueño que me esperas al final de la calle, que vienes con ganas de quedarte, de compartir conmigo tardes de sofá, noches bajo las estrellas, arropados con nuestra piel, amaneceres desde la ventana, recostado en mi pecho. Si regresas te prometo una primavera eterna, con aroma a sabanas blancas recien lavadas y a puestas de sol coronadas por nuestros besos desde la ventana. Si regresas, se para el tiempo, mi vida vuelve a llenarse de magia…


RAQUEL LÓPEZ

Nos pasamos la vida esperando… Los grandes sueños, quedan en el olvido, sin cruzar nunca la línea de salida para haceros realidad.
Esperamos con ansia, los regalos de Navidad, los juegos del colegio con nuestros amigos, los campamentos, el mes de vacaciones para poder ver a los primos..
Esperar a las cartas de mi primer amor, leyéndola infinidad de veces.
Esperar a hacerme mayor, para salir de fiesta y conocer a un príncipe azul que me esperara al encuentro y me prometiese amor eterno.
Espere que el teléfono sonará dándome buenas noticias… O malas…
Espere muchas oportunidades que me pudiese dar la vida y muchas de esas oportunidades, no llegaron… Ahora, ya me cansé de esperar, de esperar a que las cosas sucedan, porque cuando no esperas nada, es cuando las cosas, comienzan a suceder…..


ROSA MARÍA JIMÉNEZ MARZAL

Esperaba que vinieras, dijiste que lo harías… Pero el tiempo pasaba y no había indicios de tu llegada. El insomnio es mal consejero, te mantiene el cuerpo en tensión y a la mente descontrolada y me puse a pensar en todas las desgracias que podrían haber abortado tu regreso, te imaginé muerto, malherido y los nervios me impedían pensar con claridad… Luego me vino la idea de que estuvieras con compañías que hubieran acaparado todo tu espacio, que el sexo, el alcohol y la droga te mantuvieran alejado…. Sentí rabia, una agresividad que deseaba tenerte cerca para llenarte de reproches. Y el tiempo pasaba y me vino la idea de que fuera trabajo, que estuvieses sobrecargado y fatigado y me prometí ser dulce y comprensiva… Una separación, la distancia es siempre cosa de dos… No me dijiste, no te dije, olvidaste, olvidé.
Al amanecer caí en profundo sueño… No te oí llegar pero cuando te vi, no hubo temor, ni ira, lágrimas ni perdón.
La rutina limpió de un plumazo lo que la noche había recreado y sentí la tranquilidad de verte de nuevo.
Me dijiste que vendrías….


ALBERTINA GALIANO

-¡Yo no la he escrito!, murmura, y dos lagrimones resbalan por sus mejillas.

-No importa, cariño, no hace falta, ellos lo saben todo.

Lo dice mientras estira más el embozo hacia arriba, nunca suficientemente satisfecha al asegurar su confort.

Suena de nuevo el pitido de la válvula que anuncia el cambio de bolsa, y la enfermera se acerca a realizar la operación, ágilmente. Antes de que se vaya la madre le pide un boli y un papel, que ésta le entrega. Apoyándose en las rodillas escribe, y lo repite en voz alta: “Queridos Reyes Magos, este año Diego quiere la colección de dinosaurios”.

-¡De Saurópodos!

-Eso, de Saurópodos.

El niño se recuesta nuevamente y en su rostro se dibuja un arcoíris, al cruzar ante sus lágrimas, de improviso, una sonrisa.

A las madres Magas que regalan sueños.


DEBATAY CHANCLA

Enorabuena es un bebé precioso.
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D.E.P


YURIMIA BOSCAN

Cuatro esperas y un solo tiempo

I
Si hablara —la mesa—
contaría de aliños
y anhelos picaditos

de cubiertos servilletas
mantel y vasos puestos

Y una espera inmensa

II
Estuve esperando
siete siglos
siete meses
siete días
los pasos me llevaron
a caminos que se llenaban
de hojas
y puertas cerradas

III
Suelto la vida en vilo
Sobrevuelan entonces
las horas perdidas

Hombros y ausencias
envueltos en un chal

Un sombrero gris colgado tras la puerta
un encaje de entrepierna
la interrogante frente a tu claraboya

Esperando

IV
Penélope
Lo amó
en todas sus esperas:
la del deseo
la del hijo
la de la soledad

Lo amó
–cascarón vacío–
en todos los rostros encallados en su cuerpo
al abordaje de su barco de sueños

Llenó sus años de latidos lejanos
y tachó
uno a uno
los fantasmales cumpleaños
máscaras danzantes
deshabitadas

Cansada de hilvanar
soltó los hilos

Había vencido el mito


JOSÉ LUIS GONZÁLEZ MISERQUE

Yora y el oráculo de Fosdel

La niña de ojos azules y no mas de un metro cuarenta entró en la habitación. Una espada de acero fulguraba en su cinto. Su tez pálida denotaba una infancia difícil y una personalidad dura.

Había llegado allí buscando a Poltos el ciego, a quien sus predicciones lo habían llevado a ganarse el apodo del oráculo de Fosdel. Muchos decían que Poltos sabía que iba a nacer antes de hacerlo, algunos insinuaban que antes de salir de los testículos de su padre como espermatozoide ya sabía cuál iba a ser su madre. En conclusión, su fama era extensa a lo largo y ancho de Fosdel.

Poltos estaba parado en una esquina viendo caer la nieve por una ventana. Del otro lado de la habitación estaba Sheila, la muda, vestía un caftán azul que le llegaba a los pies.

– Mi nombre es Yora. Vengo de muy lejos, de la ciudad de Eremel -Dijo la niña mientras se arrodillaba- Mis padres fueron asesinados por forajidos, he dedicado mi vida a buscarlos por el mundo para vengarme, sin éxito alguno. Hoy vengo a rogarle su ayuda señor oráculo para poder encontrarlos.

Poltos no dijo nada. Este dejo pasar cuatro segundos. Solía dejar pasar el tiempo cuando lo consideraba prudente.

– ¿Por qué todos piensan que no sé exactamente por lo que vienen? -Respondió después-

– Discúlpeme señor oráculo, mi intención jamás fue ofenderlo. Discúlpeme también porque mis intenciones no son buenas, y hoy vengo a suplicar a estas horas de la noche tan tarde por su ayuda para consumar un acto atroz.

– Tu venganza te será otorgada niña. Y no estas tarde, tampoco temprano. El tiempo y su relatividad siempre me han parecido curiosos sabes, en especial porque no aplican para mí. Pero más curioso que ello me parecen las pocas personas que están justo a tiempo, como tú -Dijo Poltos con serenidad-

– No logro comprenderlo señor. Tampoco quiero quitarle mucho tiempo. Solo necesito que me diga donde están esos rufianes, o donde van a estar mañana, para poderlos matar. Se lo suplico.

El oráculo volteo hacia ella mientras mantenía sus manos en la espalda. Sus pupilas, blancas y opacas reflejaban la mirada ciega que lo había acompañado desde hacía tanto tiempo. Sin embargo, Yora jamás había sentido una mirada mas penetrante en toda su vida.

– Debes esperar. Del afán solo queda el cansancio pequeña.

– ¿Esperar? No puedo seguir esperando, he esperado toda mi vida por ello. Incluso traigo una carta del rey mismo para usted. Él me debía un favor, y a modo de pago solo le pedí esta reunión con usted. -Dijo mientras extendía en su mano una carta con un sello de cera y el símbolo real-.

Sheila caminó hacia adelante, tomó la carta con su mano izquierda, con un movimiento rápido de su mano derecha lanzó un puñal hacia el suelo, atravesó una rata dejándola clavada al piso de madera. Luego se volteó y caminó hacia la chimenea, miro a Poltos. Hizo un ademan de lanzarla al fuego. Poltos dejo pasar siete segundos, luego asintió y Sheila quemo la carta.

– ¿Pero qué hace? son las palabras del rey -Dijo la niña mientras se levantaba bruscamente y desenfundaba su espada-.

– Solo es una hoja de papel niña. -Dijo el oráculo mientras comenzaba a caminar en círculos por la habitación- Y ella hace exactamente lo que tiene que hacer. No te preocupes, no hay palabra alguna de esa carta que no fuese ya de mi entero conocimiento. Podría recitártela de memoria, pero nos tomaría más tiempo del adecuado. ¿Ves esa fila de gente afuera detrás de ti? Todos ellos vienen a pedirme alguna cosa. Como tú. Pero pocos están dispuestos a hacer lo necesario para cumplir sus objetivos. En cambio, aquí estas tú, servían codorniz en la mesa el día que tus padres fueron asesinados cuando tenías cuatro años, solo para luego ser violada por sus perpetradores, nunca olvidaste el tatuaje en el cuello del tercer violador, una araña de ocho patas, al borde de la muerte fuiste vendida a un burdel de niños. Cuando lograste escapar arrancándole su pene al dueño de un mordisco huiste a las calles de Davalos, robaste, mataste e hiciste lo necesario para sobrevivir. Desde entonces has vivido para vengarte. Te adiestraste en el arte de la espada y has esperado día y noche para consumar tu venganza. -Mientras hablaba, Poltos se acercó a la niña, se acercó demasiado para el gusto de Yora (Lo que Yora no sabía en ese momento, pero que prontamente estaba por descubrir era que solo se había acercado lo necesario) puso su cara casi al frente de ella, tanto que esta dio dos pasos hacia la izquierda, luego Poltos volvió a la ventana y de espaldas siguió su monologo- Fácil era para mi decirte que mañana tus enemigos estarían en Zafrost. Estarías muerta a las dos de la tarde. O que pasado mañana estarían en Lutrem, la hora de tu muerte hubiese sido las ocho y veintisiete de la mañana en tal caso. Pero no… Ahora debías seguir esperando. Esperar como la primavera espera al verano, esperar como la luna espera paciente al sol por su turno en el cielo, esperar como espero yo a los esbirros que atravesarán esa puerta pronto con la intención de matarme. Debías seguir esperando y yo debía seguir alargando esta conversación narrándote tu vida hasta que llegase el momento preciso.

– Pero… ¿Cuánto más debo esperar? ya he esperado siete años -Dijo Yora sorprendida sin que se le pudiese ocurrir algo más-

La puerta de la entrada se abrió de golpe. Una flecha atravesó veloz la sala exactamente dos pasos a la derecha de donde se encontraba Yora. Tres hombres armados, dos con espadas y uno con arco y flechas entraron en la habitación. Yora al tener la espada ya desenfundada pudo reaccionar más rápido matando al primero de ellos. Claramente su objetivo no era la niña, sino Poltos, pero al ver esto, el segundo se abalanzo sobre ella haciendo un semicírculo con su espada sobre su cabeza. Yora desvió el golpe con su espada, luego la clavo con fuerza sobre el pecho de su adversario atravesándolo con la misma. El tercer hombre, el arquero, logro lanzársele encima y ambos cayeron sobre el piso de madera, agarrando sus manos contra el suelo con las suyas y sentado sobre su pecho logro inmovilizarla. Desarmada; pues su espada había quedado enterrada en la humanidad del segundo atacante, logro percibir en el cuello del hombre un tatuaje, se trataba de una araña de ocho patas. Reacciono haciendo lo que mucho tiempo atrás había hecho alguna vez. Mordió con fuerza la entrepierna del asesino y por segunda vez en su vida escucho el crujir de un miembro al ser arrancado de un individuo. El ahora eunuco llevo sus manos a su bragadura en un intento fallido de soportar el dolor. Fue entonces cuando Yora vio a un palmo de su mano derecha a la rata atravesada por el puñal que había lanzado Sheila hacia un momento, tomo el mismo y se lo clavo en el ojo al miserable.

Poltos se acercó a la niña. Tranquilo y con calma expresó:

– Pocas cosas son tan importantes en la vida como saber esperar el momento preciso Yora. Antes de llegar aquí, tu destino estaba sellado con sangre propia. Tu muerte era inevitable. Nada sucede por casualidad. De no ser por el asesinato de tus padres nunca hubieras aprendido a dar un buen mordisco en el lugar correcto, nunca hubieses aprendido a utilizar la espada. Saber esperar es importante. Yo supe esperar y alargar nuestra conversación el tiempo necesario para que tuvieras éxito en tus intenciones, supe esperar a que te movieras lo suficiente para que esa flecha no te matára. Sheila según mis indicaciones supo quemar la carta en el segundo preciso cuando tu estado mental te persuadiría a desenvainar tu arma, sin lo cual no hubieras estado preparada para la confrontación. Hasta la rata se escondió dos horas de Sheila detrás de los muebles antes de tu llegada, supo esperar a pasar cuando era necesario para que la daga pudiese estar en el lugar correcto. Finalmente yo supe esperarte a ti para que evitaras mi asesinato. Ahora has consumado tu venganza y salvado dos almas del más allá.
Y, por cierto, siete son las veces que has evadido la muerte en tu vida, cinco de ellas esta noche. La flecha, el primer asesino si te hubiera encontrado desarmada, el tercero de no haber estado la daga en su lugar, los dos futuros posibles donde morías en Zafrost y Lutrem, el día del asesinato de tus padres y el día que huiste del burdel. ¿Cuántos años dijiste que llevabas esperando tu venganza? ¿No eran siete?


DOMINGO MACHADO BARCO

Te esperaré en esta espera
que sin desesperar desespera
Te esperaré abierto de brazos
mientras mis pies me llevan a tu regazo
Te esperaré caballo indómito, toro salvaje, león en celo
acaso trinar de pájaros, aleteo de colibrí ante su néctar así te esperaré…
Te esperaré trillo, aroma de rosas, noche estrellada a lo lejos
Te esperaré sombras, cuchillo afilado, vino añejo
en pétalos de rocíos
yo sin esperarte
te esperaré…


EMILIANO HEREDIA JURADO

TÁNATOS

Año de 2019. 
Último superviviente de una expedición a los confines del sistema solar, en la órbita de Urano.
Última pagina del cuaderno de bitácora.
Ultimo de mis momentos. El ultimo de mis alientos.
Lunes.
Mal día para empezar…y finalizar la semana.
Perdido en esta infinita cosmogonía dentro de la atómica dimensión de la capsula de rescate en la que pude escapar ante la destrucción a causa de algo desconocido, de la nave nodriza en la que viajábamos una delegación internacional en busca de los confines de nuestro minúsculo universo conocido.
Un satélite. Desconocido, palpitante. Negro.
Una singularidad. Matemática. Según nuestro físico de a bordo.
Tiene gracia, el físico no supo ver algo tan físico.
Ahora.
Está ahí. Observándome.
Una gigantesca esfera azul sin brillo. Una enormidad de gota de mar oceánica.
Hambrienta. La observo por la minúscula escotilla del útero artificial en el que estoy encerrado.
No se mueve. O no percibo movimiento.
No respira. No inhalo.
O creo que no lo puede hacer y sí lo hace. O mi respiración está amordazada por el miedo.
Por la incertidumbre.
El reloj digital de a bordo, unos estúpidos leds rojos, va poniendo y quitando palillos al paso de su tiempo, como cuando era pequeño, y jugaba a hacer, aburrido, después del aperitivo, figuras con los palillos usados de encima del mantel, mientras llegaba la sopa.
¿Por qué no hace nada?.
¡Ven y devórame hija de puta!.
Dios. Buda. Alá. Yahvé.
Orbe celeste. Obscuridad sin estrellas.
Solo yó.
Mil dioses.
Un ser humano.
Busco mientras se acerca, esa canica azul, de la que partí hace ya. Diez años…..
Cierro los ojos.
Si no lo veo, tal vez no lo sienta.
El habitáculo se llena de una mortecina luz azul.
¿Por qué no acaba yá de una vez conmigo?.
Uno, dos, tres, cuatro…mis dedos, cuentan…mientras sin llegar a deslumbrarme, la extraña claridad yá ha invadido todo el reducido habitáculo. Me recuerda cuando, estaba en la playa, debajo del agua, y miraba al sol, al cielo, por debajo, el rato que mis padres recogían los bártulos para irnos y al salir, me secaba al sol y al aire cálido, por el camino.
No siento angustia.
Tampoco dolor.
Ni pena.
Paz.
Recuerdo el nombre que el capitán le puso a aquello tan negro, tan nocturno, tan tenebroso….
Tánatos.


SILVIA (ANÓNIMO)

LA ESPERA MÁS LARGA DE MI VIDA
19:00 p.m
Nada. No había nadie ni nada en la calle. Y encima el autobús no llegaba nunca.
Pero yo seguía allí, en aquella parada de autobús de la calle de San Juan 25.
23:50 p.m
Sigo sola. Además ahora hace frío. El autobús no viene.
“¿Qué es eso?» Vi una sombra justo en la acera de enfrente. No le hice mucho caso.
00:00 a.m
La sombra se acercó. Yo seguía esperando al autobús que parecía que no llegaba nunca.
– ¡Socorro!- grite. La sombra me cogió mientas yo estaba allí de pie.
Justo en ese momento vi en la penumbra de un callejón a dónde me había aquella persona
sinuosa.
Yo tenía miedo, estaba temblando e intentando gritar con su mano en mi boca. De repente vi
que sacaba un cuchillo de su bolsillo de la chaqueta y una cuerda del otro. Yo esperaba a que
me hiciera algo.
Mientras buscaba algo más le cogí la cuerda y le ate las manos y salí corriendo justo a la única
tienda que seguía abierta.
00:30 a.m
Espere allí a qué pasará de largo pero no pasaba. Vi que vino otro autobús y justo en ese
mismo instante deje de esperar y salí corriendo con todas mis fuerzas hasta el autobús. Lo
conseguí coger y le pregunté al conductor que si paraba en la comisaría a lo que me respondió
que sí.
Esperé a que llegara a la comisaría y cuando llegó le dije al comisario que un violador me
quería matar y violar.
Yo estaba temblando. El comisario me dijo que me sentara, me relajase y esperara un poco.
Hice lo que me dijo y espere.
Luego se me acercó y le conté todo lo que me había pasado y me dijo que lo buscarían y que lo
investigaría más a fondo.
Yo me fui a casa y descanse.
Fin.


 

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12 comentarios en «Esperar, miniconcurso de relatos»

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