El infierno

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir con el tema “El infierno”. Este ha sido el relato ganador:

LUCIDECES ROMUALDO RAMÍREZ

I. Cita en el Infierno

En los domingos de invierno,
los vagones suelen
quedarse vacíos
antes de que pase
el último tren
de la semana.

Es entonces cuando
mejor se escucha
el atroz lamento del metro,

cuando mejor se entienden
los sórdidos mensajes
de los profetas,

y cuando mejor se siente
el sopor de la ausencia
al ser mutilada por las ruedas.

Porque hay heridas
que suenan como
los chillidos de los raíles,
en el ambiente
se ha quedado atrapado
el insoportable hedor
de los viajeros
que buscan ungüentos
en clandestinos tugurios,

Sobre los asientos,
alguien se dejó olvidado
un cartel,
un cartel
que nos recuerda
que antes o después
tendremos todos
una cita en el Infierno.

II. Contando infiernos

Un infierno,
dos infiernos,
tres infiernos,
cuatro infiernos…

Hay personas
que en vez de contar ovejas
cuentan infiernos
hasta quedarse dormidas.

No lo hacen
por ninguna tradición,
no lo hacen
por ningún cuento.
Es lo único
que conocen,
o sus llamas
se quedaron marcadas
para siempre
en sus recuerdos.

Trece infiernos,
catorce infiernos.

¡Coño!

Una madre
después de
que su hijo haya muerto.

¡Ostias!

Una hija
después de
que su padre se haya suicidado.

¡Ostras!

Un niño violado.

¡Hostias!

Una mujer maltratada.

Todo eso
solo es el infierno.

Cincuenta infiernos,
cincuenta y un infiernos,
cincuenta y dos infiernos…

Hambre,
guerra,
violencia,
drogas,
alcohol,
dinero,
trabajo,
esclavitud,
muerte,
enfermedad…

Noventa y nueve infiernos,
cien infiernos…

———————————————————–

Me quedo dormido
pero un maullido
me vuelve a despertar…

————————————————————-

Ciento un infiernos,
ciento dos infiernos…

¡Coño!

Un poeta
que en vez de ovejas
cuenta infiernos
hasta quedarse dormido.

Ciento cincuenta infiernos…
ciento cincuenta y un infiernos…

III

El cielo solo es
lo que ves
cuando miras
hacia arriba.

Sin embargo
el infierno
está sobre la tierra
que pisan tus pies.

FRANK TAPIA

Alguien dijo una vez que este mundo es el infierno de otro Planeta. Tal vez en la otra vida fui un asesino o quizá un violador, de que otra forma podría ser explicable el castigo al que se somete mi cuerpo y mi mente. Maldigo a mi otro yo por ser acreedor de la daga envenenada que atraviesa mi alma y me procura una existencia de dolor.
Si las moiras pudieran mostrar clemencia tomarían sus gastadas tijeras y cortarían sin dudar el hilo que mantiene a mi ser atado a este cuerpo atormentado.
Miles de sombras rondan a mi alrededor, siempre al acecho, mientras escribo se mantienen distantes pero se que mi momento de paz no durará. En cualquier momento buscaran llamar mi atención, algunas susurrándome al oído y otras gritando de forma tan estridente que me provocan migrañas y hacen que mi cabeza quiera explotar. Es increíble el dolor que me inducen, considerando que solo son producto de mi mente. Al menos es lo que la gente opina, para mi son muy reales. A veces quisiera terminar con esta miserable vida, pero las sombras siempre lo impiden, disfrutan el daño que me hacen.
Hay personas que odian estar solas y evitan la soledad como se evita a un testigo de Jehová tocando a tu puerta, yo desearía estar solo al menos por algunos minutos,Jamas estoy solo, las voces me acompañan en todo momento y las sombras de mis verdugos rondan sin descanso a mi alrededor.
Muerte y silencio es lo unico que espero.


LOU VANDERBEAT

Se preguntó el filósofo la existencia del infierno más infernal
al pensar que Satanás actuaba bien al castigar al mal
y llego a la conclusión, el infierno se esconde no en el otro lado
Todo lo contrario
está acá
donde deseamos el amorio y todo lo bueno
evitándonos un infierno
en un lapso finito y tierno..


AZUL SENN

La función como siempre había finalizado. El final es quizás el momento donde se funde la certeza con la duda. La duda de que al fin ocurra lo que siempre parece improbable.
Estaba seguro de que en algún sitio existía una sensación que se englobe en una palabra y de algo más también estaba seguro. Cuando lo cotidiano es de índole impresionable, lo impensable se vuelve racional y al tiempo lo gobierna la posibilidad de variar el destino.
Pero a veces estaba seguro de que lo impresionable era la imagen que proyectaba en el otro y entonces se reafirmaba en su referencia local. Ya nada era impensable, por lo tanto, nada era racional y el tiempo era gobernado por la quietud de lo determinista.
Nuevamente sus manos no vislumbrarían otra cosa más que el vertiginoso umbral, sus ojos no percibirían otra oscuridad más que la contenida en la diminuta caja prismática pragmática, dogma del eufemismo de la discriminación, su alma no sentiría otro estruendo más que el chillido de las vias del tren y sus oídos no intentarían esconder otra cosa más que el calor del fuego.
Fuego que en la función era elemento de diversión y que ahora representaba la eterna omisión.
El final quizás es siempre lo que esconden los eufemismos que pretenden quemar.
Quemar las rarezas, quemar el desplazamiento, quemar la prisión de las lenguas cortadas, quemar el hielo que agazapa el silencio, quemar la subordinación.
Sumergida en los trenes y en la intemperie, la naturaleza se curva y el calor es vencido por el hielo.
El final quizás siempre esconde el fuego con que congelaríamos lo explícito, porque aunque nos
conjeturemos empáticos con los caminos que acecha el nuevo comienzo, el infierno está compuesto de frialdad.


JOSÉ MANUEL PORRAS ESCOBAR

El mercenario del infierno

Sonó el teléfono y lo cogí inmediatamente: era lo que tanto había esperado. Como siempre mis pupilas se dilataron completamente, mis piernas empezaron a tiritar y mis glándulas salivales interrumpieron la producción de saliva a medida que iba escuchando las instrucciones del encargo. Aunque no era la primera vez que lo hacía, mi nivel de excitación era máximo.

Sin demorarme en lo más mínimo y tan entusiasmado como siempre, metí todo lo necesario para la misión en el maletero del coche y me dirigí a la localización que me habían asignado. Tardé cuarenta minutos en llegar, los cuarenta minutos más rápidos de mi vida. Apenas me dio tiempo a concienciarme del procedimiento y del modus operandi, cuando ya veía a lo lejos el lugar designado. Estaba nervioso porque sabía que tenía que actuar con cautela y rapidez para lograr la consecución del proyecto, pero también estaba seguro de que lo iba a hacer bien. Tenía confianza en mis habilidades. Esa confianza que te da los años de experiencia y el “saber hacer” en ese tipo de “artes”. Era lo que comúnmente se denominaba como “experto en la materia” y por eso me habían elegido. No “tenían mal ojo”, la verdad.

Llegué. Antes de salir, me coloqué el pasamontaña, y, tras metérmelo hasta el cuello, salí, cogí todo el equipamiento para empezar la tarea y cerré el Jeep. En ese momento, alcé la vista y allí lo vi: el majestuoso parque de Doñana se postraba ante mí. Obnubilado por tal belleza, me detuve antes de empezar, pero, un segundo después, recordé que el tiempo apremiaba. Así, empecé a depositar los seis bidones gasolina que había preparado por toda la zona arbolada mientras tarareaba la canción de la abeja maya, como siempre hacía con este tipo de menesteres. Lo notaba. Dentro de mí, mi corazón bombeaba sin cesar y mi nivel de dopamina estaba por las nubes: el deleite era supremo. Lamentablemente, ya sólo quedaba el paso final. Así, comencé a tirar las cerillas de palo largo, de esas que tanto me gustaban usar para fumarme mis puros después del trabajo bien hecho, y me alejé hasta estar a buen recaudo. Allí observé cómo el bello y señorial paisaje quedaba sepultado por la fuerza imparable del fuego. Allí atisbé cómo el frondoso e imperial bosque se marchitaba, como si fuera una débil margarita tronchada por el impetuoso viento. Me saqué un puro de mi bolsillo derecho y lo encendí. «Esto es vida», pensé mientras espiraba el humo.

Y es que, desde hace tres años, mi vida ya no es una mierda. Antes era un marginado, uno más de la variopinta amalgama de especímenes que aguardan en cada ciudad. Un tío sin oficio ni beneficio. Uno de esos que las ancianas temen cuando pasan por su lado. Uno de esos que los padres odian como yernos de sus hijas. Y no les culpo. Si yo fuera ellos, tampoco confiaría en un “tarado” como yo.

Sí, estoy loco y lo admito. Siempre lo he estado y siempre lo estaré. Recuerdo perfectamente cómo desde crío les robaba los mecheros a mis padres y empezaba a quemar todo lo que me encontraba a mi paso. Recuerdo cómo de adolescente empecé a fumar, ansioso por sentir el intenso calor del fuego dentro de mí. Recuerdo cómo, con apenas diecisiete años, rompía y encendía las ramas de árboles para quemar las colas de los gatos callejeros que encontraba a mi paso.

Sí, desde siempre he sentido una fascinación total por el fuego. Hay algo mágico en él que hace que no me lo pueda quitar de la cabeza. Ese olor, esa energía, ese color, y, sobre todo, ese poder destructor incomparable. Cada vez que veo arder algo, siento una atracción irrefrenable por lo que ven mis ojos. Cada vez que veo que algo se convierte en cenizas, algo dentro de mí se derrite. Obviamente, sé que evidentemente tengo un problema, pero, te lo creas o no, desde aquel día, le estoy sacando partido.

Y es que en mi decimoctavo cumpleaños recibí un regalo totalmente inesperado. Un presente en forma de encargo con una suculenta cantidad de dinero. Pero no te voy a dejar así, tranquilo. Te cuento.

Mientras arrojaba un artefacto explosivo casero a algunos gatos en el descampado del lado de mi casa, un señor trajeado con gafas de sol me hizo un gesto con la mano para que me aproximara a él. Yo no tenía ni idea de qué quería, y, pese a que sentí temor al principio, algo dentro de mí hizo que me acercara a él. Lo hice y, para mi sorpresa, no me dijo nada ni me regañó por lo que estaba haciendo; tan solo se sacó una tarjeta y me la entregó. Yo bajé mi cabeza para leerla y conseguí atisbar un número de teléfono y una cifra: seis mil euros. Pero, cuando levanté mi cabeza para preguntarle más información, ya había desaparecido. «Qué raro», pensé.

Los días pasaban y mi mente navegaba en un mar de dudas: ¿qué significaba aquello?, ¿debía llamar?, ¿me pagarían? ¿sería la oportunidad de mi vida? Esas preguntas me estaban torturando día y noche, hasta que a mi mente llegó una revelación que hizo que me decidiera. Un certero pálpito que me gritaba incesantemente: «¡llámale!». Y así lo hice…no tenía nada que perder.

El teléfono dio cinco tonos y yo, que estaba a punto de colgar pensando que era una broma, me sorprendí cuando una voz ronca irrumpió diciendo que no hiciera preguntas y que me pagarían la cantidad de la tarjeta si quemaba un parque de amplias extensiones. Sin dudarlo, acepté el encargo. Tras escuchar mi respuesta afirmativa, el hombre me dio las coordenadas del sitio y colgó sin dar más tiempo a que dijese nada. Ese fue mi comienzo como pirómano profesional. El resto ya es historia.

Y es que desde que se aprobó la ley de montes hace unos años, mi vida no ha podido ir a mejor. Mi tren de vida ha subido como la espuma: ya tengo un chalet en la playa, un BMW último modelo y efectivo para subsistir durante toda mi vida…Todo, gracias a los políticos. Todo, gracias a esa maravillosa reforma legislativa que ha hecho que los incendios sean una constante en mi vida. De verdad, gracias. No me hubiera imaginado esto nunca… y mucho menos quemar uno de los mayores iconos de nuestro ecosistema ibérico: Doñana. Sin duda, el sueño de cualquier pirómano.

Lo admito, fui un afortunado por ello: ver cómo las distintas especies animales palidecen por las llamas, ver cómo las inmensas y variadas especies de árboles se calcinaban poco a poco y ver cómo el aire se espesa y contamina por aquel tóxico humo es algo único, es algo orgásmico. Sí, orgásmico, has leído bien. Además, para mí, mientras mayor sea el desastre, mayor es mi excitación; así que ya te puedes imaginar cómo estaba aquel día…

Aún recuerdo cómo, tras haber contemplado en la distancia la escena, me dirigí al coche apresuradamente, saqué los pañuelos que había comprado y empecé a masturbarme sin cesar mientras el fuego poco a poco se expandía por todo el recinto. Era impresionante: la sangre fluía por mis venas con la misma fuerza que el fuego debilitaba todo aquel asombroso paraje. No había nada que me pusiera más que el exterminio de la vida causado por mis manos. No había nada que me pusiera más que imaginarme las catastróficas consecuencias de mis actos. No había nada que me pusiera más que imaginarme las reacciones de la gente cuando vieran tal tropelía… Y no hay nada, ni lo habrá que me ponga más que convertir tu mundo en un verdadero infierno.

Pd: No creas que este es el fin. Ya sé cuál es mi misión en la vida: soy un mercenario del infierno y no descansaré hasta que vea el mundo envuelto en llamas. Sí, moriré, pero tú lo harás conmigo. No servirá de nada que te escondas.


DOMINGO MACHADO BARCO

ALANA UNA DE MIS TEMPORADAS EN EL INFIERNO

«JADIS…»

«Antaño, si recuerdo bien, mi vida era un festín…» con Alana y su manía favorita, obseso compulsiva, de erizar de gozo mi alma acariciando por acariciar todo mi cuerpo con la suave yema de sus dedos de uñas muy cortas dejadas al natural. Yo me echaba boca arriba para disfrutar de como aquellos presurosos dedos acicalaban mi vientre y mi vejiga rodeando a hurtadillas mis genitales… 
«Ah! j’en ai trop pris: – Mais, cher Satan, je vous en conjure, une prunelle moins irritée!» me increpaba Alana al percatarse de cuan excitado estaba. Al oirla, él salía siempre de donde estuviera y con aquella voz humeante de nicotina me llamaba más odiosamente y repetía «Osiris, ¡Ah! He tenido demasiado: – Pero, querido Satán, se lo suplico, ¡tenga la pupila menos irritada!»

«MAUVAIS SANG»

Continuaba increpándome Alana. «Mala sangre, Osiris» repetía él de donde estuviera, incluso haciéndole el amor a Alana, para inmediatamente continuar recitando: «Atiendo a Dios con gula. Soy de una raza inferior desde toda la eternidad. J’attends Dieu avec gourmandise. Je suis de race inférieure de toute éternité.»

«NUIT DE L’ENFER – DÉLIRES I: VIERGE FOLLE, L’ÉPOUX INFERNAL – DÉLIRES II: ALCHIMIE DU VERBE»

«Noche del Infierno – Delirios I: La virgen loca, El esposo infernal – Delirios II: Alquimia del verbo» De repente evocó sin motivo ni coherencia alguna, poniendo de insólito telón de fondo la estructura maldita de «Una temporada en el infierno» del terrible infante Arthur Rimbaud en la lectura que hacía del relato de julio Cortázar «Orientación de los gatos» que comenzaba diciendo «Cuando Alana y Osiris me miran no puedo quejarme del menor disimulo, de la menor duplicidad. Me miran de frente, Alana su luz azul y Osiris su rayo verde…», así que con aquel telón de fondo del infierno Rimbaudiano continuó leyendo su relato.

«L’IMPOSSIBLE – L’ÉCLAIR – MATIN»

«Lo imposible – El relámpago . Mañana» siguió evocando la estructura de aquella autobiografía infernal del infante Arthur, mientras leía aquel relato donde yo no era aquel personaje cortazariano al que Alana y Osiris miraban de frente, Alana acariciando el negro lomo de Osiris que alzaba el hocico del plato de leche y maúllaba satisfecho, mujer y gato conociéndose desde pianos que se le escapaban y que sus caricias no alcanzan a rebasar… Donde yo era Osiris el gato cobrando mi venganza de aquel sujeto, degollándole certeramente mientras dormía con mis propias garras, porque a mi ser de gato Alana con la yema de sus dedos lo había transfigurado en humano y yo también la deseaba y quería copularla teniendo cuerpo de humano, como lo hacía hasta que lo maté, aquel odioso tipo desgraciado, mal oliente a nicotina.

«ADIEU»
«Adios».


ANNETTE HAN

Mi vida es pausada, todo muy lento, siento que para la edad que tengo he vivido poco, muy poco, sé que me queda mucho por hacer y algunas cosas jamás las conseguiré.

Simplemente me he conformado con esta forma de vivir y me siento bien la mayor parte del día pero llega ese momento en el que empiezas a sentir esa calor, esa calor que te nubla la mente y te hace sudar y dudar de todo y más…

Donde se supone que tienes que sentirte mejor es donde más agobiada te sientes.

Llegas a casa y solo notas ese silencio que da miedo, están tus padres pero sin pronunciar palabra, no sabes que hacer, llega el momento que hasta desearías volver a salir porque estás mejor.

Otros días llegas y son gritos, malas miradas, malas caras por la mínima tontería.

– Porque pasa esto?

Es algo que no acabas de entender.

Me voy a la cama, quiero escaparme de esa calor extraña pero allí mi mente aún se calienta más.

Me da miedo todo, en mi vida han llegado cosas nuevas y gente que jamás imaginaba y no hago más que pensar y preguntarme a mí misma si lo estaré haciendo bien.

– Sigo adelante o lo dejo todo, me voy o no me voy?

Solo me tranquiliza la llamada o mensaje que hace que pase un rato agradable.

– Solo el me ayuda a seguir adelante?

Miles de veces lo pienso, quisiera irme lejos solo con el pero a la vez me asusto.

Mi mente es mi infierno.


GLORIA ACO COYOTL

me encontraba en coma en el hospital, una sobredosis me puso en ese lugar, sentía el tubo atravesando mi garganta, y mi cuerpo inútil e inmóvil, escuchando solo el sonido de la maquina conectada al pulso, se hacia cada vez mas lento, entonces la sentí, tan fría, tan oscura, tan silenciosa, y el terror me invadió, abrí los ojos por primera vez en semanas, y la vi de pie al lado de mi cama, su rostro inexpresivo, mirándome con esos agujeros en donde debían haber ojos, su piel blanca como el papel, un cabello largo y negro que le cubría la mayor parte del rostro, vestida con una túnica del mismo color del cabello, el oxigeno abandono mis pulmones, mi corazón dejo de palpitar, y entonces ella me hablo su voz a diferencia de su presencia era tan suave y dulce -soy tu muerte, tu tiempo en este mundo termino, te llevare al otro lado al resto de la eternidad, levántate y ven conmigo- mi alma no se resistió a su orden la obedeció con tal naturalidad, pero alto, me detuve antes de cruzar el umbral, ella se giro hacia mi, me miro esperando por mi -¿iré al cielo o al infierno?- la voz apenas salió de mi garganta, ella ladeo la cabeza y dijo con tanta paciencia -todos hacen la misma pregunta, te lo explicare antes irnos- se acerco a mi cuerpo aún en aquella cama, -la humanidad es tan ingenua, creen que el infierno se encuentra bajo sus pies, a kilómetros bajo tierra y que en el gobierna un ser maligno, que es culpable de la maldad sobre la tierra, la muerte, el dolor, pero la realidad es que solo se justifican a si mismos, y a sus actos, en el principio se les dio un edén, y los humanos lo convirtieron en el infierno, y a si mismos en los demonios que lo habitan, no es el diablo el que causa tanta muerte y degeneración, es la humanidad misma, tu por ejemplo no olvides lo que as causado, as matado, torturado y causado tanto dolor, creaste tu propio infierno y gobernaste en el- -no es verdad- objete jamás le arranque la vida a otro ser humano, no torture a nadie, no hice ninguna de esas cosas, y entonces ella continuo, -lo es, le arrancaste la vida a la persona que te la dio, aun cuando ella respira esta muerta, por dentro, por que tu lo estas, moriste, y lo hiciste lento y doloroso, la torturaste, durante años, y no te importo, la he visto llorar, he sentido su dolor, creaste un infierno y los arrastraste a todos, amigos familia, personas que te amaron, te convertiste en un demonio, y ni si quiera lo notaste- -y que hay de ellos, no estuvieron cuando los necesite, que hay de mi yo también sufrí- -fue tu decisión, tu madre te pidió que la escucharas mas de una vez, y no lo hiciste, tus amigos te lo pidieron también, y tu los alejaste, la vida te puso en una situación, la decisión de como continuar fue tuya, y ahora preguntas si iras al infierno, tu lo dejaste aquí, y cuando te vallas, tu infierno ardera, y los consumirá asta el fondo, volverá cenizas todo lo que un día fueron, y ese será tu infierno, observar lo que hiciste aquí, observar al mundo arder, y no poder detenerlo, en fin, es ora de irnos- – no por favor, dame otra oportunidad- camino hacia mi mientras yo suplicaba, -siempre la tuviste, todos la tienen, todos tienen su propio infierno, el erros de la humanidad, es no darse cuenta de que siempre hay otra opción, tu ya no tienes tiempo, y los demás no tienen la fuerza para cambiar, vámonos- eso fue lo ultimo que escuche de su voz y así me fui dejando mi infierno en este mundo y a todos los que herí en el


MARÍA LARGO

El infierno es despedirse para siempre de un ser querido,dándole ese último beso en la fria frente y ver cómo echan arena sobre su cuerpo. Sabiendo que nunca más podrás hablar con él,estrecharle en tus brazos,escuchar su voz,recibir sus sonoros besos.
El infierno es separarte de alguien a quien amas,pero que el destino quiso que naciérais con demasiados años de diferencia, truncando así muchos sueños,cortando muchas alas y muchos vuelos.
El infierno es sentirse solo estando rodeado de gente,saberse incomprendido. Sentir que el cuerpo y el alma pesan y ya no tienen fuerzas para salir de la cama y romper con el miedo,la angustia,la ansiedad y la depresión.
El infierno es dejar tu tierra,tu casa,tus pertenencias y salir huyendo con lo puesto y con tu familia corriendo , porque tu país está en guerra o simplemente sabes que has agotado todos los recursos que tenías para no morir de hambre. Así que te embarcas en esa patera hacinada de gente como tú ,cargada de miedo y hambre, o toda tu familia morirá pronto,empezando por tu bebé de cuatro meses.
El infierno es sentir la cama fría y el móvil caliente, hablar más con los de allí que con los de aquí, dejar de sentir el presente para enviarlo y ver un montón de deditos hacia arriba en el futuro,hablar mediante caritas o estados,enviar un beso en vez de darlo,unas palmas en vez de reír juntos, una flamenca en vez de una noche de baile y risas ,una cara roja en vez de un»vete a la mierda» sincero ,un corazón latiendo en vez de un «me gustas «al oído.
El infierno es dormir en la calle en invierno, y durante en resto del año… Qué te echen de tu casa porque te quedaste sin trabajo,que aunque lo busques seas demasiado viejo con 36 años y estés destinado al olvido.
El infierno está ahí,en las iglesias llenas de hipócritas que dicen amar al prójimo pero les cierran las fronteras,dejando a su suerte a seres humanos que solo buscaban una vida mejor. También está bajo la sotana,capaz de meter mano a un niño inocente.
El infierno es ese hombre que te grita,humilla, veja,pega,viola y mata,y la justicia impasible no defiende a la víctima sino que la cuestiona y no ayuda.
El infierno sale cada día en nuestros telediarios, llena de noticias nuestros periódicos y nos lo cuentan los locutores en la radio,pero es más fácil apagar la tele,taparnos los oídos y los ojos para no verlo. Es más fácil lamentarse desde el sofá y pensar que la culpa es del vecino.
El infierno no está bajo nuestros pies,no tiene cara de ángel caído, no echa fuego por la boca y no te abre la puerta con la cara de malo ycon un tridente en la mano.
El infierno vive en cada casa,en cada barrio,en cada trabajo, en cada familia… No os dejéis engañar… El infierno se alimenta y crece en cada uno de nosotros.


ÁNGEL MARTÍN GARCÍA

Ahogado en inquietudes sin solución, debatiéndome entre dos muertes y una salvación, oculta tras un campo de minas. La muerte de los que caminan, la muerte de los que descansan, y la utopía que uno teme alcanzar, para descubrir que solo era una broma.

Cuando el raciocinio se vuelve en mi contra, solo quiero volverme uno con la nada. Ser algo externo al universo, o mejor dicho, no ser. Dejar que mi conciencia vuele a otro plano existencial, ser otro yo y no ser yo. Buscar la vía alternativa, la puerta trasera del sistema.

¿Qué hacer cuando el pensamiento abrasa, el miedo atenaza y la realidad se maquilla con una fina capa de distorsión?

¿Qué hacer cuando la verdad te observa con cinismo bajo una máscara, y hace malabares con lo que sabes y lo que crees saber?

La voz susurra, y es mi voz. Me obliga a bailar en círculos alrededor de las dos muertes, seduciendo, tentando, pinchando pero nunca empujando. Me convence de que atravesar el campo sería un suicidio, y de que el suicidio rápido es solo un atajo. Y giro, y oscilo, y a veces estoy más cerca de una muerte y se acelera el pulso. Y giro, y oscilo, y a veces me acerco a la otra y se ralentiza el tiempo y no veo, no oigo, no siento.

La salida se convierte en un imposible, y me pregunto para que luchar, si no se puede escapar de un laberinto sin salida.


SILVIA TRAMOYERES

Mi propio infierno

Aquella noche salí de fiesta con un grupo de amigos , íbamos a la discoteca de moda .
Tenía sólo 13 años con lo que para que me dejaran salir les dije a mis padres que solo iba a dormir a casa de una amiga , cuando salí llevaba el pelo recogido en una coleta , una falda larga y una sudadera , estabamos en invierno , con lo que no sospecharon que debajo de tal indumentaria llevaba otra bastante más corta y provocativa para poder pasar por una chica de al menos 16 años .
En mi grupo de amigos la edad rondaba los 16-18 años , me puse por el medio en la cola para entrar y así para pasar desapercibida , supongo que el relleno del sujetador ayudó también , igual que los tacones y el maquillaje .
Estaba fascinada con las luces y la música , no tardé en ponerme a bailar , nos pedimos unos cubatas , mi amiga Sara llevaba pastillas para colocarnos .
Pusieron varios temazos , empecé a sentirme flotar , no quería parar de bailar y beber y me sentía con ganas de sexo , a pesar de que nunca había tenido ninguna relación .
Había un hombre de entre 25 y 30 años que se fijó en mí , me puse a bailar de forma sensual al notar como me miraba , no estaba acostumbrada a notar ese deseo .
Se puso a bailar a mi lado , me dijo su nombre en el oído , ni siquiera lo escuché bien , me preguntó si podíamos irnos al parking para poder conversar y besarnos , le seguí noté su lengua buscando la mía cuando llegamos al coche .
Sus manos acariciaban mi cuerpo , era un hombre atractivo , me sentí juguetona , yo también le acaricié , toqué su miembro erecto .
En ese momento apareció mi amiga , golpeó el cristal de la ventanilla y me dijo que era hora de irse a su casa , antes de que su madre llegase de trabajar y no nos viera .
Me lo estaba pasando tan bien …. no quería tener que irme tan pronto , él me propuso quedarme a su lado y llevarme al día siguiente a casa .
Así que pese a la insistencia de mi amiga no fuí con ella .
Aquel hombre me llevó a un hotel ,
volvimos a besarnos esta vez con más desesperación como si se nos agotara el tiempo , como si nos quisiéramos devorar mutuamente .
Me desnudó , sentí entonces vergüenza de que me viera desnuda , de que notase que aún no tenía suficiente pecho .
Pero no dió muestras de que aquello le importase.
Acarició mi pecho , lo besó con pasión , se deslizó hacia abajo para llegar a encontrarse con mi pubis , lo lamió y me sentí estremecer de placer , desde luego él sabía lo que hacía y yo lo disfrutaba .
Hice lo propio con su pene , estábamos los dos muy calientes ,supongo que la bebida y las drogas tuvieron algo que ver para que estuviera tan desinhibida , yo que siempre era muy tímida .
Me metió su miembro viril , pero a pesar de mi estado de ebriedad me dolió mucho , le pedí que parase , pero no parecía escucharme , estaba demasiado enfrascado en su propio placer , me revolví intentando quitármelo de encima , le grité entre lágrimas , pero siguió a lo suyo , ejerciendo además fuerza para inmovilizarme mientras seguía empujando .
Hasta que por fin acabó eyaculando en mi interior , entonces se echó a un lado y se puso a dormir tan feliz a un lado , yo sentía como fuego en la vagina , estuve unos minutos petrificada sin saber que hacer , hasta que sentí la necesidad acuciante de orinar , conforme lo hacía sentí una quemazon enorme que me hizo tener que parar varias veces antes de acabar , al limpiarme tenía un poco de sangre .
Busqué mi ropa a tientas , temía despertarle , me miré en el espejo toda despeinada , las pupilas dilatadas , los ojos rojos , el rimel todo corrido , el pintalabios borrado , intenté eliminar todo rastro de mi maquillaje de mi cara con agua y jabón .
Me puse la mini falda y el top , hacía demasiado frío para salir así y con esas pintas no podía ir a casa , con lo que me quedé sentada en el suelo .
Él se despertó , me miró perplejo , supongo que no esperaba que fuera tan tonta de haberme quedado .
Se vistió y me puso su chaqueta encima , supongo que para no llamar la atención.
Antes de salir de la habitación me invitó a unas rayas de cocaína , me sonrío , me abrazó y fuimos a su coche .
Yo apenas podía mirarle , sentía una gran vergüenza por lo que había pasado , no sé que creía que iba a pasar en el hotel ….
Llamé a casa de Sara , me bajó al portal mi ropa de abrigo en una bolsa , estaba molesta conmigo , así que no le conté nada , de todas formas seguramente pensaría que me lo había merecido , pues yo también lo sentía así .
Él cumplió su palabra de llevarme a casa , me bajé una calle antes de llegar para que nadie contase a mi familia que me habían visto bajar de un coche con un hombre .
Las piernas me temblaban pero con la falda larga no se me notaba .
Aquella tarde al ducharme ví los moretones en mis piernas y muñecas y seguía doliéndome por dentro , pero me aguanté , no podía ir a urgencias sin contar lo que había pasado ….


CARLOS ALBERTO MENDOZA LINARES

El infierno interno:

No me malinterpreten, no quiero dar la sensación de que tengo la vida de un protagonista de una película dramática, solo soy como cualquier otra persona, con momentos de felicidad y también de amargura como todos.

Constantemente entro en dilemas que ponen en duda en lo que debo hacer para darme cuenta que hago lo correcto, hasta hace poco mi vida cambió en cierto punto y por un lado me siento mejor por lo decidido hasta ahora, pero siempre está aquella sensación incómoda, sabiendo que si o si me sentiría así incluso habiendo hecho lo correcto en mi vida.

Hace poco vi un video por internet en la que un sujeto dijo algo que realmente hizo darme cuenta de lo que debería hacer con mi vida de ahora en adelante, pues no me quedaba otra.

– La vida es un constante ejercicio de desapego –

Actualmente estoy aprendiendo esa lección de manera dolorosa, aplicándolo en absolutamente todo, PERO TODO Y TODOS. Soy alguien que tiende a comprometerse muy rápido ya sea en una amistad, afecto familiar o incluso en el amor, en cualquier interacción social, eso me trajo problemas porque siempre el desenlace de toda historia era una persona dándose cuenta que no es bueno tener expectativas de la gente o esperar algo de los demás, porque luego te estrellas contra la pared.

Siempre había pensado que si yo mostraba mi aprecio o interés hacia otra persona la respuesta sería similar, pero no es así, la vida me lo demostró una y otra vez, dándome cuenta que la vida está representada como gotas de lluvia cayendo sobre un terreno fértil en la que están parados unos pocos, mientras que abajo del suelo hay otros más que no reciben esas gotas de lluvia y por ende están sobre un suelo árido y seco

No me malinterpreten, no digo que la vida sea horrible, simplemente que no a todos nos llegan las mismas oportunidades, mientras que muchos dicen que la vida es maravillosa porque tienen razones para decirlo, hay otros que dicen que la vida no es realmente maravillosa porque también tienen razones para decirlo. Por mi parte no digo ni lo uno ni lo otro, podría decir que estoy a la mitad, aunque si un poco más cerca al segundo caso que al primero.

Llegué a un punto en que tenía que empezar a desligarme de todo y de todos, incluyendo a mi familia (tengo mis razones), puesto que, por más cliché que suene, la soledad siempre estuvo conmigo desde que tengo uso de razón y siempre he tenido la necesidad de sentirme apreciado por alguien, nunca tuve alguien a quien seguir o que me hiciera sentir inspirado a imitarlo, nunca he tenido un ídolo, solo estaba yo, lo supe desde que empecé a ir a la escuela, obvio que esas cosas repercutieron hasta la actualidad, puesto que empecé a aprender muy pero muy tarde a como comportarme con los demás.

Decirle a una persona que tiende a apegarse a la gente que debe empezar a desapegarse de los demás es como decirle a un diabético que le encanta el dulce a que deje de comer chocolates, por lo pronto creo que voy por buen camino, pero no niego que es algo muy difícil para mi, ya que siempre viene por ahí una chispa de expectativas sobre alguien, pero en eso ando, trabajando por solucionar ese problema, sabiendo que primero debo ser yo, luego los demás.

Sería genial que en este mundo las buenas intenciones no fueran infravaloradas por las personas que te importan, lamentablemente no es así, hemos llegado a un punto en que de nada sirve abrirse a los demás, simplemente el ser más egoísta evitará que la gente pase sobre ti.


CARMEN VAZSUA

Estaba enfermo y lo sabía. Su mal aspecto, a fin de cuentas, saltaba a la vista de todos, y hacía pensar a muchos que algo no iba bien. Incluso habían querido emitir un diagnóstico, y con buen ojo clínico por parte de algunos, el pronóstico no era muy prometedor. Más bien al contrario, según dos eminentes especialistas en el tema, el futuro no era del todo esperanzador. Es por eso q su padre, dueño de una importante empresa italiana, había prometido tomar medidas para recuperar la salud de su vástago.
Pero quizá el egoísmo pudo con el padre de la criatura, y solo pensar que del dinero que iba a invertir en los suyos se iban a beneficiar millones de personas, hizo que el proyecto de curación se viera postergado hasta no se sabe qué fecha próxima. Nunca lo sabremos, porque aquel día lluvioso de agosto, en q unos proyectan felices días de descanso en alguna parte de la costa, otros transitan somnolientos hacia su lugar de trabajo, otros permanecen en sus casas, confiados de estar al abrigo de cualquier desgracia; solo ese día, y no otro, solo ese 15 de Agosto, el enfermo se partió en dos, convirtiendo en infierno tantas vidas como ilusiones. Y Génova lloró en medio del infierno….


TALI ROSU

Dulce infierno de algodón

Todo empezó el día en el que un pequeño gatito mimoso y con tacto de algodón vino a mi puerta. Mi corazón se derritió con su ronroneo y con ese masaje que me daba en la tripa mientras buscaba un trozo de tela para succionar. Lo adopté sin pensarlo demasiado, no había nada que objetar; era simplemente encantador.

Meses después la bolita de pelo empezó a crecer y, con él, los nidos de mierda que habitaban mi apartamento también lo hacían. Hogares de ácaros que por la noche devoran mi piel sin miramientos. Alfombras cubiertas de esos finos filamentos que solo saben volar cuando ven pasar la escoba. Y así la suciedad empezó a crecer sin que yo supiera como contenerla, la piel me empezó a picar y mis ojos irritados no paraban de llorar. Yo, al borde de un ataque de nervios, intentaba relajarme con alguna actividad, pero siempre venía él maullando incesante hasta conseguir mi atención con un grito de auxilio, ese que en su inocente cabecita interpretaba como el grito de guerra para empezar a jugar al pilla pilla. Al salir corriendo a esa velocidad que yo jamás podría alcanzar, a su paso iba dejando su huella particular, pelos, pelos y más pelos que se incrustaban en las telas para no escapar jamás.

Ayer, otra bolita se acercó a mi ventana y me pidió permiso para entrar, lo hizo con las dos patas percutiendo el vidrio sin detenerse hasta conseguir el objetivo que tanto estaba buscando. Por supuesto, lo dejé pasar. Los dos se peleaban continuamente y, mientras lo hacían, se arrancaban mechones que terminaban en el sofá; esto no había hecho más que empezar. Yo respiraba hondo, estornudaba de paso y pensaba lo mucho que adoraba ese infierno al que me tenían sometida los miserables felinos adorables que irritaban mi laringe pero inflamaban mi corazón. A ratos quería hundir mi cara en su cuello y dejar que sus cabezas reposaran sobre mi melena enmarañada, otras veces quería lanzarlos por la ventana y quemar mi casa entera para olvidar todo el rastro de locura que habían dejado tras su paso.

Hoy, iba paseando por la calle y me seguían cuatro más, yo los miré de reojo porque no quería que supieran que había notado su presencia, me hice la despistada y continué mi camino. Cuando entré en casa me di cuenta de que dieciséis patitas se habían posado en la ventana mientras maullaban al unísono rogando que los dejara entrar. Abrí resignada y salí a la terraza para poder respirar.

El infierno me ha atrapado en una nube de algodón y el primero que ha llegado es el rey de las tinieblas, va a seguir reclutando pelos con patas y bigotes hasta que yo me vuelva loca. Y cuando lo haga, cuando me arranque la piel con las uñas y me sangren los ojos por la alergia provocada, él seguirá sin dejarme ir porque ya le pertenezco.


CARLOS CORRALES

UN INFIERNO DE VERDADES.

Estaba de frente al espejo y observaba ese reflejo, no perdía detalle de tan concentrada vista entre la mía y la que estaba de aquel lado. Podía interpretar de sus gestos corporales que yo estaba equivocado, aunque de repente me vi a ahí, ese que sí quería ver; pero este me habló con voz de autoridad:
«TÚ eres aquel que mientras camina, observa en detalle cada rostro…

TÚ eres aquel que habla de tomar
conciencia e inculcar valores de los
cuales nunca aprenderás…

TÚ eres aquel que pretende ser el hombre que toda mujer amaría y aun más, creer poseer un principio de amor el cuál NUNCA has otorgado porque simplemente no has amado…?

TÚ eres todo eso que te he dicho?
Y así te haces conocer, como el ideal del hombre prospecto que ejerce poderío, pero no uno de represión, sino más bien uno que está arraigado a una seguridad que crees brindar y vaya que estas equivocado y yo, aquel que te habla a través de este espejo es quién te observará cada día y te impulsará a morir de vergüenza, porque en esta vida y la que creas vivir después de esta, yo estaré ahí mencionando aquello que no quieres ver».

Fue quizás la pesadilla más temida, porque no recuerdo haberle dicho que nada de lo que planteó fue real.


ROSA MARÍA JIMÉNEZ MARZAL

Amarte quisiera si fueras más volátil, más armónico en gestos y palabras…pero tras el lisonjeo previo a la pretendida intimidad,diste luz verde a tú verdadera naturaleza. Surgió tu ser procaz y arrabalero,tus más miserables dependencias que tiraban de mí en descortés frenesí de posesión.
Amarte quisiera si hubieras sido nido en vez de vacío, calidez en vez de frío…pero abandonaste mis manos para dejarme sumida en la apática y vergonzante vaciedad del amor humillado.
Fuiste cielo y acabaste siendo infierno… amarte quise pero no puedo


REBECA FS

Mi madre siempre me dice que no se debe de hablar de política ni de religión…
Y yo, como soy muy obediente os voy a hablar de mi infierno.
Mi infierno empezó en el bautizo, continuó con la comunión, entré en el purgatorio cuando dejé de votar a los de siempre…
Ahora creo que San Pedro, no me abrirá las puertas del cielo, porque me ha condenado a seguir en la tierra, con cicatrices del alma.
Hasta que llegue el momento de ser cenizas, seguiré metida en el infierno, pero sobretodo, seguiré haciendo caso a mi madre.
Mi madre me dice también que ya no me callo.
Dedicado a los de la generación de los que sufrieron un verdadero infierno en España.
Os toca disfrutad, ¡¡¡¡resetead!!!!


OLGA LUJÁN

INFIERNO SILENCIOSO. El cuento que nadie te contó

El rey del país NuncaMás se había marchado muy lejos a guerrear junto con sus soldados, incapaz de poder manejar la situación que se vivía en el palacio. Huía del infierno en el que estaba sumida la reina y que, por más que le hacía comprender lo contrario, pretendía arrojarlo. A ella no le importaba que su marido no estuviera, es más prefería que así fuera, al fin y al cabo él era un hombre al que solo le preocupaba su pueblo y no mostraba el mínimo interés por su persona.
La malvada reina estaba desesperada. Los tiempos marcaban una línea a seguir y solamente quien cumpliera las normas establecidas, podría brillar por encima del resto. Diseñadores de moda, peluqueros, estilistas, interioristas, paparazzi, dictaban las reglas.
«O estás dentro o te quedas fuera. Tú eliges» era la norma no escrita.
—Eso no sucederá nunca. —Solía decir a su compañero más leal, fiel y sincero: «el espejito mágico». Solamente podía confiar en él. No permitiría que alguien eclipsara su luz.
Llevaba semanas confiada y segura de su poder mediático, sin embargo un día observó que comenzaban a aparecer algunos rebeldes en el gremio de la moda que citaban con admiración a otras mujeres. Presurosa rescató del cofre a su fiel servidor y le preguntó como siempre:
—Espejo, espejito mágico. ¿Hay alguien, en mi reino o en cualquier otro, más bella, elegante o digna que yo?
—Siento decirte que sí, mi reina pero hay varias. Tenemos a una muchacha que con su zapatito de cristal conquistó al príncipe del pais SiempreFeliz. Desde entonces ella pisa fuerte en el palacio. También está otra joven que tras dormir durante cien años, recibió el beso del príncipe de TodoFeliz y despertó. Ahora duerme poco y se dedica en exclusiva a su imagen. En el país de ContinuamenteFeliz vive una princesa con siete pequeños lacayos que le ayudaron a conquistar al dirigente de dicho lugar y tienen por función asesorarla en cuanto a estilo se refiere. Hay…
—¡Basta ya!. Es suficiente. Esto es el fin. ¿Qué puedo hacer?. Te exijo que soluciones el problema. Ellas tienen esos siervos que has nombrado y yo te tengo a ti.
—Pudiera haber una, aunque no estoy muy seguro que sea la más conveniente.
—Dime. Me da lo mismo. Tengo que salir de este infierno.
—Está bien. El próximo día seis a las seis y seis minutos de la mañana, deberás colocarte frente a mí. Alguien vendrá que, a cambio de lo más valioso que posee el ser humano, te dará lo que quieres.
La reina pasó los peores momentos de su vida esperando el encuentro. Según transcurrían los días, las otras princesas cobraban más y más protagonismo. Mientras ella, casi en el olvido, se consumía en el ardor de la envidia.
Y llegó el esperado instante. Se colocó frente al espejo. Ciega por conseguir su deseo no pensó en las consecuencias. Buscó su reflejo y allí solo encontró un fuego rojizo que comenzó a absorberle el alma. Ella comprendió y aceptó. Pagaría el precio que fuera necesario por ser la mejor, aún a riesgo de que la superación de los pequeños infiernos temporales de su ego superlativo, la llevaran al gran infierno…eterno. Sin embargo, en su afán por apagar los celos que la devoraban, hubo algo en lo que no pensó:
El fuego aviva las llamas… incluidas las de la envidia.


EMILY RUIZ

Desde que te perdí en el infierno

Escribí un cuento sin principio ni fin, me esforcé con las metáforas, las forcé más allá de sus límites hasta destruirlas, traté de impresionar con mi manejo del ritmo haciendo bailar a los lectores y nadie se puso de pie, puse tantas palabras sucias en la boca de cosas que nunca dijeron nada, personajes bizarros que brillaban por su inexistencia poblaron mis historias de cumbia. Soñé obnubilado, apesadumbrado, desmadejado, que en mi corazón había un escribidor, el ser más fabuloso del mundo. A pesar de estar enfermo, me sentí capaz de emitir un diagnóstico con mi ojo cínico, me sentí capaz de hablarte de tú a tú, de darnos un acercamiento y una confianza a medias, un lazo de amistad para que me mires y vuelvas. Tuve que elegir entre tú y mis ideas, preferí el cielo, la fama y la gloria; me equivoqué terriblemente… Por favor, inteligencia, vuelve.


OMAR ALBOR

Los delfines no están en el infierno

Hay algo que todos
ocultamos, algo del pasado
que jode expresar y está allí
guardado, nos importa
ser lo que los demás
no deseen ser
Somos únicos y cuando las llamas
nos quemen estaremos en paz
Porque el fuego libra de todo mal
al alma y sinceramente no creo
que el infierno sea un lugar para mí
cuando muera quiero ser polvo
Y que me tiren en el mar
Y compartir el agua por sobre
el cuerpo de tanta gente, ser una partícula de esa inmensidad hoy quiero ser todo lo que
quiera ser y cuando llegue la hora de partir
sere mar y la noche me iluminará y los delfines
bailarán en la disco más hermosa, que hay
En la profundidad.
Hay algo que ocultamos y que sólo
Nuestra alma sabe.


GERARDO BOLAÑOS

Todos mis miedos

Y llegó a este mundo sin nada, sin saber quién era, sin saber que hacía en este mundo y lo primero que sintió fueron los tibios pechos de su madre, ella no se percató, pero la miraba con amor.
A los cinco años era feliz por qué a esa edad solo se puede ser así, feliz.
Cuando entro a la escuela, era una niña con un poco de gordito por aquí y por allá y una sonrisa inconsciente y entrometida, unos lentes de fondo de botella y unos brakets daban el toque final a una belleza que solo pocos entendían y muchos rechazaban.
Pero los niños suelen ser crueles sin pensarlo, ya después toman conciencia y algunos cambian y otros no.
Entonces ella tuvo más sobrenombres de los que podía recordar, la gorda, la tamalona, tamboide, la mírame bien, entre otros a los que poco a poco se fue acostumbrado a medida de que pasaban los años en ese colegio, su espíritu de sueños y su mundo color de rosa se esfumó ante sus ojos, odiaba la escuela y todo lo que está representaba, al sonar el timbre de salida, salía corriendo, para que nadie la molestase por su apariencia.
Un poco más tarde llegó su pubertad cargada de esta montaña de sensaciones, por si acaso ser fea no fuera suficiente, ahora la naturaleza le exigía el pago por existir. Ya en la secundaria el acné invadió su rostro para poner un granito de arena en su desgracia, no tenía amigos, quién le hablaba solo era para molestarla, algunos solo la veían con lástima, otros con asco y desprecio, los adultos solo veían a una chica que si bien un tanto desaliñada, solo era una adolescente mas, y mientras tanto ella se enamoraba una y otra vez y soñaba, porque solo a eso tenía derecho sin que nadie se burlase de ella, con un beso de quién fuera, y después se regresaba a su mundo y se sentía patética, quién querría besar a alguien como ella, así pasaron los 3 años de la secundaria, el acné cedió dándole pasó a una piel aterciopelada y fresca, de su pecho brotaron dos hermosos senos , y como si fuera magia el las lonjas de su barriga bajaron a sus caderas, todos estos cambios la llenaron a un con más vergüenza y trataba de esconderlos, y se amedrentaba sola.
Su abuela tratando de darle un poco de seguridad en sí misma, le canjeo los lentes enormes y feos por unos de contacto, y le regaló un espejo,
– has pasado hija mía, 16 años de tu vida flagelado tu alma, mírate en este espejo, esa eres tú, el espejo siempre te mostrará lo que tú quieras ver, el mundo vera lo que tú quieras que vean de ti. Tienes la opción de gustarte no para que el mundo te acepté sino para tu alma este conforme, o seguir hasta tu muerte sintiendo pena de ti misma, el mundo refleja nuestro propio brillo.
Y ella solo quedo mirándose en el espejo por un largo rato, de pronto soltó su cabello lo agitó, enderezó la espalda, alzó la frente, y de repente en su pecho una grieta se abrió, y salieron por ahí todos sus demonios, era la misma pero ahora se sabía hermosa, ahora se quería y se sentía merecedora de la felicidad y ese momento era suyo solo suyo, por que cada quien decide, en qué infierno se quiere quemar.


FLAVIO MURACA

EL INFIERNO ( EN SUS OJOS )

Eran mas de la una de la mañana, todo estaba en silencio cuando el demonio poseyó a Anna, se había terminado de dar un saque de merca y empezaba a viajar con prisa por la vía láctea, se sentía excitada entre tanta sangre y tanta plata.
Brindaba un show erótico a la nada misma mientras se relamía los dedos descartando los restos de cocaína que aún se esparcían sobre la cama como partículas en el universo.
Por su mente se entrecruzaban las imágenes de todos los demonios que habían sucumbido ante su mano inquisidora, ella era una caza demonios avalada por el vaticano, al menos ese era su trabajo.
Quizás consciente de su infierno, busco la llave para deshacerse del claustro que la atormentaba.
Fue una creación absurda del destino, mitad demonio, mitad ángel.
Era algo que ella no soportaba pues podía hacer tanto el bien como el mal sin distinciones.
Entonces, luego de batallar, el demonologo y exorcista del vaticano Pietro Balbuena le dio la solución mágica a sus problemas.
Había hecho un contrato con la santa sede, tantas legiones debía erradicar y él su alma debía liberar, como una suerte de acertijo en un rito peculiar y muy particular.
El día había arriba, Anna se sentía cada vez más atraída por la oscuridad, tanto que hasta había visto el infierno en sus ojos y eso no le agrado.
Temió un sufrimiento eterno y se entrego por completo en las manos de aquel que decía ser el emisario de Dios.
Con la sangre de su padre a quien había conjurado para que la poseyera dibujo un circulo y un pentagrama, esnifó más cocaína para que él no pudiese dominar su mente y se abrió su pecho con la daga mejido, extrajo su corazón que ardía en llamas y espero impaciente su muerte mientras las pupilas se le iban dilatando.
Después de todo ella no asumía la realidad de las cosas, Anna no quería ser el Anticristo ni tampoco el Salvador hijo de dios, tan solo Deseaba ser humana.
Dejo por escrito que la plata quedaba en manos del orfanato en donde ella había crecido.
Y murió con una tenue sonrisa, ya no era más el juego morboso de dos bandos que la tironeaba como un títere, ahora era un pájaro libre para decidir a donde volar.


TOÑI TORO OLMO

Yo empecé con problemas en el trabajo, nos querían poner un horario distinto del que teníamos en contrato, nos presentaron una carta a todos los empleados que teníamos que firmar si o si con el mencionado cambio.
Casi todos firmaron por temor a perder su empleo, yo me señalé porque no firmé y ahí creía yo que había empezado mi infierno. Porque ni siquiera me ponían el horario en el que tenía que ir a trabajar en la web del empleado. Llegaba el finde y me tocaba trabajar y no encontraba a ningún responsable que me ayudara a conocer mi horario. Solo me lo decían día a día cuando yo preguntaba antes de ir a trabajar. Caí en un estado anímico triste, por el estrés que me causaba todo esto. Creía que no se podía estar peor, que no podía hundirme más.
Para mí llegué al infierno. Y entonces nacieron tres nietos, ya tenía dos. Y mis cinco niños me hacían muy feliz. Hasta que en marzo de este año perdí a una de ellas, la más pequeña de las niñas, nos adorábamos y no era su momento; no tenía que irse tan pronto, solo tenía 13 meses y no estaba enferma. Nunca he soportado un dolor tan grande, te ahoga y a veces no te deja ni respirar. Y además mi marido enfermó. Y cuando todo esto pasa entonces sabes lo que verdaderamente es el infierno…


LUISA ROJAS

Lo que te voy a contar te va hacer llorar.

Por que tu?, no lo entiendo por qué tú?. De tantos seres, tuviste que ser tu.

Por que amarte ati individuo, si mi corazón sufre. El palpitar de ese tan delicado sonar, que se empieza a acelerar al presentir tu llegar. Esas mejillas se colorizan y esos hoyuelos se pronuncian. El color de mis uñas empiezan a cambiar, mis emociones no las puedo controlar. Mi voz se corta, mi piel se eriza, mi cabellera se desliza por mi rostro y la inseguridad me atrapa.

Como expresar un amor, el cual solo siento yo. Como pensar que de mi, tu te vas a enamorar. No tienes la capacidad de amar de verdad.

Este infierno me va consumiendo cada día mas, por que tu. es algo que me he preguntado siempre, por que mi corazón no entiende.

Quizas debas saber de mi amor, pero de mis labios no saldra mi confección. Tu no eres el indicado individuo, no te haz ganado mi amor. Y aunque este infierno me atrape, y me haga desaparecer, yo siempre te amaré.

«Yo ya te encontré, pero tu no a mi.»


ROBERTO MORENO CALVO

¡Madre mía, cuándo estos lean la carta!
Les va a dar algo, sobre todo al jefe. Pero es que, la verdad, ya me tienen un poquito harto.

Al pricipio tenía su gracia. Ser el protegido de alguien, como dicen ellos, que de toda la vida se ha dicho ángel de la guarda, sonaba bien y al fin y al cabo ¿qué otra opción me quedaba? Pero es que los protegidos que me han tocado no necesitaban un protector, necesitaban un séquito especializado.

Madre mía él de las cáscaras de pipas, ¿quién me lo iba a decir?, ¿Y el de la pelota de tenis? Mira, mira, si es que aún me entra la risa.
La que si estaba bien es la del Dry Martini. ¡Menuda gachí!. Y lo que tenía que evitar, aún no he aprendido a decirlo con la que me cayó entonces: concuru, concupir, con-cu-pis-cen-cia. Y yo que iba a saber que significa si no sé ni pronunciarlo, pues ahí la dejé con el camarero en el baño… ¡la envidia que me estaban dando!

Pero bueno, ya está decidido. Acepto la oferta y me voy para abajo. Tendré más curro pero también es más divertido y las fiestas que se monta el «Sati» son la leche. No me extraña que cada vez se les vaya más gente. Un día se le va hasta San Pedro. Ya me lo imagino «Jefe tenga aquí sus llaves, que no sabe bien lo que pesan, que yo me voy para abajo» jajaja
Pobrecillo. Si tampoco es mala persona, sólo es que le ha tocado el curro más aburrido.


GABRIELA MOTTA

El reloj marcó las ocho menos diez, se dio vuelta con el afán de dormir un rato más, su día no auguraba ser muy prometedor. Al cabo de media hora, sin poder conciliar nuevamente el sueño se levantó: primero un pie, luego el otro.

Se dirigió al baño, se miró un largo tiempo en el espejo. Abrió la canilla para lavar su rostro recién amanecido, tarea que no concretó ya que no había agua caliente.

Volvió al dormitorio donde se vistió para ir a trabajar, desayuno una taza de café frío que le había quedado de la noche anterior y se fue cerrando la puerta.

Caminó sin tener la precaución de esquivar los charcos de agua que se había formado sobre la vereda, debido a la lluvia.

Llegó al trabajo, saludó a sus compañeros y tomó su puesto hasta la hora del almuerzo. Único momento del día en que se levantó de su lugar. Cruzó la calle y comió algo en la tienda de comida rápida que se encontraba justo en la esquina de la oficina. Pronto regresó a sus tareas, dónde permaneció hasta la hora de la salida.

Caminó de regreso a su casa, pisando los mismos charcos de agua de la mañana, abrió la puerta, tiró las llaves y se sentó en el sofá. Encendió la tele y permaneció allí hasta las ocho menos diez (pm), momento en el que se levantó, fue hasta la cocina preparó un café y guardó el resto para la mañana siguiente.

Se dirigió al baño, se miró por unos largos minutos en el espejo, después se puso el piyama y se acostó a dormir. Deseando tener en sus sueños una vida diferente para cambiar, aunque sea por unas horas el infierno en que se había convertido su rutinaria existencia.



 

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17 comentarios en «El infierno»

  1. Botando voy, botando vengo.
    Venga va, ahora voto:
    Lucideces 0,25… Distinta texturas, distintas formas y distintas reflexiones sobre el infierno.
    Olga Luján: contando cuentos de infierno…BRAVO
    Maria Largo: creo que no te dejas nada. Braaaaaaaaaaaaava.0,25
    Porras: muy buena . 0,25

    Y los demás fenomenal.

    Botando me voy,…

    Responder
  2. Todos han estado de maravilla, pero me quedo con estas frases que se me grabaron.
    Y salieron por ahí todos sus demonios, por que cada quien decide en qué infierno se quiere quemar.
    Mi voto será para Gerardo

    Responder

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