Sueños

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema » Sueños «. Este ha sido el relato ganador:

Soñé que me convertía en una araña en el sueño. Hasta yo misma me sentí sorprendida por tal transformación, sintiendo en mi carne la metamorfosis… Fue un cambio con furia saliendo de mi pecho, doloroso a la par que liberador.
Curiosamente, en el sueño solo podía ver una de mis patas que terminaba en una especie de aguijón venenoso. Yo me transformaba para ayudar a unas personas que vieron cómo su casa estaba siendo invadida por unos seres minúsculos y extraños, supuestamente malignos, y digo «supuestamente» porque al mismo tiempo que cercenaba sus pequeñas gargantas ,estaba sintiendo que aquello no estaba del todo bien y tuve la sensación de que estaba siendo manipulada.

ROSA MARÍA VERDULLAS

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Anoche maté a un hombre malvado en mi cocina. Lo encontré de pie, parado al lado de la fregadera, iluminado levemente por la luz que atravesaba la ventana. Ni los agujeros negros son negros del todo, ni la noche es tan oscura como la boca de un lobo. Le clavé mi sable dorado, apuñalé dos veces su cuerpo, no sé muy bien por qué parte, en el tronco. Fue una sensación muy desagradable, tanto que no me sentí capaz de sacar el arma la segunda vez que lo ensarté, solo cerré los ojos. Cuando los volví a abrir, el hombre estaba tumbado en el suelo, sobre un gran charco de bechamel gris que brotaba de su cuerpo. La hoja del sable brillaba, perpendicular a su camisa de cuadros. Necesitaba cerciorarme de si estaba vivo o muerto, pero tenía miedo. Salí en busca de ayuda, bien para rematarlo, bien para hacer desaparecer el cadáver. Cómo explicar a las autoridades que aquel hombre malo estaba mejor muerto, ni siquiera lo conocía.
Cuando volvimos, el cuerpo no estaba, aunque sí su rastro de bechamel grumosa. Consideramos indispensable acabar con él, si vivo era peligroso, herido era mortal. Seguimos el espeso reguero gris a lo largo de kilómetros de pasillos, habitaciones, armarios, techos… ¿Cuántos litros de bechamel caben en un ser maligno? Al amanecer, le dimos por muerto y decidimos olvidar el asunto.
Lo conseguí durante un tiempo, mas sin cadáver, pronto me asaltaron las dudas. Estaba muerto porque yo seguía viva, pero ¿dónde? ¿Tendría clavado el sable todavía, cuando cayó desbechamelado en algún rincón? Con mis huellas dactilares. ¿Y si en lugar de un rincón, había expirado en mitad de la avenida? En ese caso, hablarían de ello todos los telediarios. Encendí el televisor.
Aparecieron unas imágenes de El Cordobés, saliendo de un organismo oficial con una cartera de piel, seguido de dos guardaespaldas. Mientras, una voz en off informaba a los telespectadores de que el conocido torero, mediante Real Decreto, había abolido todos los tribunales y el Ministerio de Justicia.
Ahora podría dormir tranquila.

JEZABEL MONTENEGRO


Mis sueños se esfumaron , al poco tiempo de vivir contigo. El hombre cariñoso , caballero desapareció ; y apareció el verdadero el déspota , el violento, y con ello mis sueños poco a poco fueron desapareciendo , mis sueños de ese amor que soñaba tener , que pensaba que existía . Mi mundo cambió , mis sueños se esfumarán, el hombre perfecto no existía más , por lo tanto el amor tampoco . Un hueco en mi corazón es lo que empezaba haber . Mis sueños se fueron.

MARTA TORRES


«La cama»
El sueño tiene buenas cartas, razón por la cual gana la partida ante mis ojos que titilan desde lejos y se quieren apagar.
El ventilador gira de izquierda a derecha, o quizás al revés, cuatro grillos amanecidos ensordecen la noche quimérica, con gotas de lluvia llenan sus vasos para embriagarse acompañados por melodías desafinadas.
La almohada recibe el peso de mi cabeza como siempre, pero esta vez un movimiento leve sorprende a mis sentidos. Sin darle mayor importancia suspiro apuntando al techo de chapas acanaladas y me apresto a dormir.
Pocas horas pasaron, el bailoteo bajo mi nuca es constante, no hay duda, algo se esconde en la cama. Siento miedo, sin embargo el poder de la curiosidad quiere matar a este gato que maúlla de noche en soledad y a su salud.
Un golpe de mis zapatos hace salir a una criatura con rostro de zorro y aura de ángel, posee doce colas que le permiten volar por el pequeño cuarto. Sin hacer alboroto se posa arriba mio tirando burbujas de colores que revientan en las puntas de mis dedos, después de mirarnos largo rato nos reímos de forma exagerada, como celebrando la creación de las estrellas en verano.
El animal flota dejando rastros de luna llena, tras sus pasos devoro las horas mientras destellos de infancia inundan el jardín. Monto sobre su lomo color marrón claro para marcharnos donde los sueños forman parte de la cultura popular.
A las seis el despertador se queja, mi boca exhala el primer aire del alba. La rutina nace otra vez, el café se enfría en una pequeña taza de porcelana, la mañana me castiga sin piedad. El zorro duerme entre mis sedas y espera la madrugada para poder pasear. Desde mi oficina lo extraño ¿que nuevos destinos irreales nos esperan?.

ALEJANDRO CAMACHO


Quedaron en el café donde se conocieron casi veinte años atrás. Jonás le soltó lo que pensaba, así de golpe y con la poca respiración que le quedaba cada vez que tenía delante a Verónica. Ella bebía el café de la misma forma que procesaba la información que acababa de recibir, a sorbitos y con cuidado de no quemarse. Él se lo había bebido de un trago y con muy mal disimulo, aguantaba estoicamente la quemadura en el corazón (y en la garganta).
Jonás esperaba una respuesta que no llegaba a una pregunta que no había hecho. Y Verónica, sin levantar la vista de la taza, se preguntaba por qué sentía las punzadas de su mirada en la espalda, si lo tenía delante.
Ambos esperaban algo que no estaba allí. La ilusión por un lado, la sorpresa por el otro. Los sueños de uno contra el insomnio del otro.
Verónica dejó la taza en la mesa. Se colocó la bufanda despacio, repasando mentalmente cada paso a seguir para su perfecta colocación. Sacó varias monedas del bolso y las dejó sobre la mesa. Jonás le vio ponerse el abrigo. Ella se acercó a su lado. Él bajó la cabeza y un beso en la mejilla le animó a levantar la mirada de nuevo. Ella le sonrió sin sonreir.
– Jonás –le dijo con una mirada maternal- Yo no soy la mujer de tus sueños. Soy la mujer de tu hermano.
Y allí se quedaron las tazas, una vaciada despacio, la otra de un trago, pero vaciadas igualmente.

KARLOS WAYNE


JAMÁS TE SOÑARÉ
Ámame antes de que me entre sueño y todo pase a ser un grato recuerdo. No quiero que mi corazón se evapore, ni se convierta en una nube de sentimientos que sin poderla controlar forme chubascos en mis ojos.
Juguemos antes de que me entre sueño, pues contigo vuelvo a ser el niño que todo ha de aprender. Nada de balones ni de muñecas, juguemos a lo que queramos ser.
Háblame antes de que me entre sueño, ya que tus susurros me dan la fuerza que la vida me exige. Tus palabras sanan mi dolor, riegan mi felicidad y mecen mi calma.
Mírame antes de que me entre sueño, pues son tus ojos lo último que quiero ver cuando la oscuridad me invada. No quiero que iluminen mi vida sino que sean mi vida y mi razón para vivir.
Vivamos antes de que me entre sueño porque a tu lado no quiero dormir. No me hago a la idea de pasar un segundo junto a ti sin ser consciente de vivirlo, de sentirlo, de disfrutarlo.
La vida NO es sueño pero los sueños, sueños SI son.

ROBERTO MORENO CALVO


VERTIGO
Me zambullí en una mar de alcohol y las olas espirales me escupieron a una playa de nada.
Cabalgè a lomos de la náusea grabando a fuego con los cascos,un camino incierto que llevaba a ninguna parte.
Estrangulè con fiero deseo la noche y libè las gotas orgásmicas que de ella salian como si hubiera exprimido una naranja còsmica.
Las risas chapoteaban sobre los charcos que una grotesca y lujuriosa lluvia de sudor que salía de mis entrañas paría sobre nubes multicolor.
Mis huellas repletas de dientes devoraban con hambre antigua mi sombra indefensa que, aullando de dolor, se aferraba a mis pies buscando una cloaca donde poder excabullirse.
Crucificado sobre el suelo, un desprecio holló en mi costado una herida de la que brotaba miel de sentimento; y acudieron a miles, las moscas que brillaban en una sarten puesta bocabajo.
La luna ,hacía un sesenta y nueve con su parte oscura, y lo ocultaba pudorosa con los jirones de de un deseo echado al viento.
Cerrè los túneles y nó había cielo al final.
Sembrè vómito y nació compasión, que injertè con desprecio y me dio fruto de olvido.
Aterido en el desierto. Ardoroso en los hielos.
Montado en un tiovivo que da vueltas y no me muevo.
De los pechos turgentes de una montaña veía cómo de sus pezones salía tierna y tibia, una materna y albina leche que el cielo amamantaba.
Y la tierra, era una esponja que me absorvió, gota a gota, suspiro a suspiro.

EMILIANO HEREDIA JURADO


VIGILIA
Había mucho silencio.
Bocas distorsionadas,
corazones geométricos,
y un atardecer en blanco y negro.
Trescientas hojas secas esparcidas en el suelo,
y tres lágrimas vertidas en el techo.
Y me aplastaba.
Todo eso me aplastaba.
Cerraba los ojos ante la inminente caída.
De terciopelo gris.
Había también luces de policías,
ambulancias
y bomberos.
Y al fondo,
a lo lejos,
la silueta de alguien que no quería dormir.
De repente el silencio
fue precedido por murmullos
a penas inteligibles.
Y me decían
Ven.
Ven.
Piérdete en el océano negro de la noche,
ven a sacudir tus dolores
a la orilla de los sueño.
Duerme
Duerme.
Así cesará el espanto.
Y la silueta se movió.
Vino directa a primer plano.
Y era él
él con mil matices
de mil colores
de mil ensoñaciones.
Él,
que en otro tiempo hubiese reconocido
a pesar de los kilómetros.
Él,
que juró protegerme y ahora sólo era sombra de lienzo
nocturno.
Él
que dibujó en mi espalda
mil luces
y las apagó de un soplido.
Él
por el que todas las noches
son amargas
y todas las lunas
no son lunas de miel.
Él, por quien hubiese cruzado
todas las pesadillas
de punta a punta
corriendo
sufriendo
por haberle dado sólo un «buenos días»
Él pisando las hojas,
jodiendo la puesta de sol.
Él en cuyo límites
no supe nunca encontrarme.
Él
que murió
justo la noche
en que se convirtió en recuerdo.
Y aquí estoy de nuevo
buscando estrategias para dormir,
mientras que del techo
cuelga
siempre
su silueta alejándose
cubierta de terciopelo gris.
Duerme
duerme
joder
duerme.

CARLOS COSTA ÁVILA


Hay sueños dulces,
Hay sueños amargos,
Hay sueños,donde los sueños, sueños son..
Y que son en definitiva..?..
una ilusión..?
un deseo..?
Una emoción..?
un sentimiento..?
O quizás un todo y un nada.?
Se lo preguntaba una y otra vez,al amanecer,cuando sus ojos aún permanecían somnolientos..!…Le embriaga todas y cada una de ellas,más pensaba que todas podían ser..!

SONIA JIMÉNEZ


Mas allá de los sueños

Mas allá de los diplomas,de las metas…hay un mundo que invita a crecer en distinta forma.
Fueron sus ojos los que me dieron capacidad para soñar sabiendo que la vida como los sueños se demoran.
¿Quien pone limites a la esperanza?¿Seria por esperarla?
En un ataque de fe…quise llamar a mi segundo hijo Esperanza,en caso que fuera mujer.
Con su justa medida …no nació mujer y la esperanza es como yo la indico y no como un día marco una fe…
Los seres mas preciados de mi ser , dan esperanza a un camino sin alcance a metas arrogantes por mi parte.
Ahora mas allá del alcance de los sueños incumplidos hay un mundo donde mi alma vuela alto sin reproche alguno ya que tiene cerca cuatro trocitos de mi que caminan para arroparme.
Siempre hay un camino donde no se llega tarde…ser a destiempo podía tener un encuentro con la segunda parte…
Que no fueron buenas…habrá que dar tiempo al tiempo para encontrarse.
Mas allá de los sueños hay un lugar para aquellos que ocupamos un lugar donde los sueños no tenían licenciaturas.

MARIAN MOYA

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8 comentarios en «Sueños»

  1. Qué difícil!!!
    Estoy entre Karlos Wayne, Carlos Costa y Roberto!

    No puedo votar 3 veces????

    Mmmm..

    Pasaré en unos días… a ver que tal al releer….

    Responder
  2. Ufff esta semana tengo un GRAN dilema.
    Jezabel, karlos Wayne o Emiliano Heredia (estoy intrigado en que cenó aquella noche para soñar eso)

    Voy a hacer como Ángela; lo consultaré con la almohada si el sueño no me vence antes.

    Responder

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