¿Qué quieres conseguir con ella?
Piensa en el lector, no en ti.
Qué NO hacer:
- Un diseño demasiado personal. Olvídate de la sentimentalidad. El dibujo de tu hijo es la cubierta más emocionante del mundo desde tu punto de vista, pero a un desconocido no le dice nada.
- Recargar el diseño. Cuantos más elementos metas, menos destacará cada uno de ellos.
- Emborronar. Créeme: colocar letras de fantasía sobre un fondo estampado es una mala idea. No es necesario buscar la fuente más original del mundo. Según lo que quieras transmitir, unas letras blancas san serif funcionan mucho mejor.
Qué sí hacer:
- Mostrar una cubierta acorde al contenido del libro. Porque de nada sirve llamar la atención de un tipo de lector que no va a estar interesado en comprarte. Si es una novela romántica, tienes que tratar de transmitir esa idea con los colores, tonos y la fotografía elegida. Si son relatos de terror, lo mismo. En algunos casos incluso se recomienda incluir un subtítulo que aporte más pistas sobre el contenido.
- Destacar los elementos clave: El título debe leerse bien y ser lo suficientemente grande y contrastado del fondo. La imagen o cualquier otro elemento con el que quieras captar la atención, también. El nombre del autor, en cambio, salvo que sea muy conocido, no aporta gran cosa de primeras.
Auditoría de cubiertas
Veamos algunos ejemplos:
Tu Cocaína y la mía, de Justo Fernández
El título está bien destacado. Tanto la imagen como el subtítulo dan una idea clara del contenido.
Este libro se podría haber planteado también desde el punto de vista contrario, porque en realidad es una historia de superación personal, pero este diseño es mucho más impactante que cualquier otra que se hubiera podido plantear desde esa perspectiva.
Artista: Alfredo Pavón.
Pequeños Corazones Negros, de Carlos Taboada
En este caso la idea es mucho más sutil.
El libro es un compendio de 30 relatos que tienen en común la sensación de soledad, de incomprensión… Por tanto, buscábamos una imagen de portada que pudiera inspirar esas sensaciones.
Se difuminó el fondo para que el título se leyera mejor (antes se confundía con las juntas de los ladrillos) y pusimos el título en letras grandes y destacadas. Quizá faltaría un subtítulo, pero como en este caso es un libro pensado principalmente para venderse en librerías físicas, cualquiera puede darle la vuelta al libro para leer la sinopsis, con lo que no era tan necesario el subtítulo.
Perdición, de Paloma Montero Mayo
Perdición es una novela de fantasía y esta portada lo deja bastante claro. Se diseñó a partir de una fotografía libre de derechos de una mujer, a la que se le modificaron los colores, el fondo y otros detalles para hacerla lo más parecida posible a la protagonista de la historia.
El clavero don Alonso, de Gregorio Francisco
Esta ilustración fue diseñada especialmente para este libro.
El argumento de esta novela histórica gira en torno a Alonso de Monroy, el famoso clavero de la orden de Alcántara. En la portada se puede apreciar la cruz de la orden de Alcántara en llamas sobre la espada, ambos elementos simbolizando la guerra que se vivió en el seno de esta orden, el puente de Alcántara de fondo y, bien destacado, el título del libro que hace referencia directa a un personaje histórico, con lo cual el lector se puede hacer una idea bastante acertada de su contenido.
Artista: Rubén Francisco
Imperio freelance, de Laura López
Laura es una experta en marketing y se nota: el título bien grande y destacado, un subtítulo que supone casi una descripción del libro, destacando además las palabras que le interesan y dos elementos más que actúan como reclamo: Una nota a modo de pegatina («Incluye plan de acción») y una banda al pie que alude al autor del prólogo, un personaje famoso dentro del público objetivo de Laura.
Muy bien.
Trece, de Montaña Campón
Esta portada tuvo su polémica.
El libro consta de trece de los mejores relatos de Montaña, todos premiados en diferentes certámenes, que tienen como elemento común el humo.
La idea inicial era otra imagen, también con este efecto ahumado, y seguramente la otra portada hubiera tenido más recorrido con otro tipo de distribución, pero como este libro se iba a colocar físicamente en todas las librerías de la ciudad de la autora (una ciudad más o menos pequeña), pensamos que podría ser un plus que se pudiera reconocer su autoría al primer golpe de vista.
Crecer en tribu, de Lee Lima
Este libro de consejos para padres debía transmitir que es útil y divertido, y para ello esta foto era ideal. Se retocó para eliminarle el fondo y se trataron de mantener los colores corporativos de la empresa de su autora.
El título aparece grande y destacado, con un subtítulo que completa la información para captar definitivamente a sus potenciales lectores y, por si fuera poco, un reclamo en forma de pegatina para hacer más reconocible su autoría y dar prestigio al libro.
La señal perdida, de Jesús Galiana
Jesús es diseñador, y en este caso también salta a la vista: título bien grande y destacado y subtítulo que deja clarísimo el contenido del libro.
Otro mundo es posible mediante la crianza con apego, de Sara Ribot
En este caso es el propio título el que define el libro. En nuestra opinión hubiera resultado más cómodo dividirlo en título y subtítulo «La crianza con apego. Otro mundo es posible» para que el título pudiera mostrarse entero en las listas (ahora es demasiado largo), pero igualmente está bien destacado, con una composición equilibrada y una foto original y llamativa para su público objetivo.
Cromosoma, de Jeanette Fernández y Mari Cruz Esteban
Cromosoma es un libro infantil que narra el día a día de un niño con síndrome de Down. Esto se ve claramente tanto en el título como en la ilustración de su protagonista.
Cuidado con recargar más de la cuenta las cubiertas de los libros infantiles. El exceso de información es contraproducente. ¡Muy bien, Jeanette!
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