Entonces, ¿por qué estás aquí?

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir con el tema “entonces, ¿qué haces aquí?”. Estos son los relatos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 9 de mayo! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).

*Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor/a) y no han pasado procesos de corrección. El ganador se anunciará en el grupo de escritura creativa Cuatro Hojas de Facebook.

CORONADO SMITH

¿Qué hace Vd aquí?
Eso quisiera saber yo,
¡Con lo que tengo que hacer!
díjole la paciente al doctor.

¿A qué ha venido entonces?
Por que usted me citó.
Si la cité sería por algo.
¡Pues si usted no se acuerda,
menos me acuerdo yo!

Esto se pone tenso,
añade el galeno.
¡Pues tómese una pastilla,
que a usted le cuesta menos!

Su Psiquiatra creo soy,
empiezo a recordar.
Yo creo que no,
y no es por faltar.

¿En que se basa
para desmentirme?
En que llevo razón,
y no puede rebatirme.

¿Y entonces por qué,
llevo yo la bata?
Perdone que no conteste,
no quiero meter la pata.

Yo me atrevería a decir,
que usted no es mi paciente,
aunque si da el perfil,
de estar algo demente.

Yo también podría pensar,
que usted no es ni médico,
que mas bien parece,
algo esquizofrénico.

¡Salgan de aquí,
inmediatamente los dos!
¡Que venga alguién y los lleve,
a su pabellón!


ESTHER GONZÁLEZ PAREJO

Me miro al espejo, me observo, cada detalle de mi cara, de mi piel, cada cicatriz que me lleva a imaginarme momentos del pasado, del presente… de una vida no muy difícil pero tampoco fácil.

Mientras avanzo por el pasillo recorro una telaraña, perfectamente delimitada, ordenada, de recuerdos vividos: cada momento feliz, cada momento triste, cada momento que me enfureció y los que me hicieron llorar.

Viajo a través de todos mis éxitos y de todos mis fracasos, de todo lo que dejé pasar pero también de todo lo que conseguí en estos años. De todas las injusticias que me tocó vivir, de esa pregunta que nos ronda muchas veces la cabeza, el maldito e insistente ¿por qué a mi?.

Pienso en mi familia, en todo lo que me han ayudado, en las discusiones, en el amor, en la amistad que me brindaron, y mi mente afirma con convicción que por ellos no debería hacerlo.

Mastico y trago aquellos malos momentos que me dejan un regusto a sufrimiento del que no consigo librarme aunque me lave la boca mil veces. Me hicieron fuerte entonces, pero ahora no me dejan vivir en paz.

Cavilo sobre la vida, lo puta que es, lo que he tenido que luchar contra ella, las veces que he vencido, que me he sobrepuesto, que me he levantado, me he sacudido el polvo y me he erguido orgullosa mirándola desde arriba, con una sonrisa torcida esperando que fuera el último enfrentamiento.

Reflexiono sobre la muerte, el miedo que nunca le he tenido, la paz que respiraré una vez me atrape bajo su manto, conozca su cara, vea su guadaña sobre mi cuerpo y me recoja para llevarme al lugar donde todos acabaremos algún día.

Me río a carcajadas mientras llego al lugar donde tengo que estar, pensando en lo que voy a hacer…

Por mi mente se cruzan algunas palabras, algunos recuerdos más, alguna sonrisa, abrazos, besos, y pienso que en el fondo fui feliz. Pero siendo así entonces, ¿por qué estás aquí?.

No respondo a la pregunta y salto… Al vacío, a la muerte. O quizás a la vida.


MARI CRUZ ESTEVAN APARICIO

El amor floreció en nosotros a la edad temprana de nuestra juventud.
La luz del sol, con sus rayos de calor nos envolvió con el velo de la armonía del sentimiento de placer que surge en la pareja.
El alma se dio a correr por nuestras venas, realzando con su poder de vida, lo bello de nuestra persona enamorada.
Nos unimos con el poder de dos anillos hechos con el latido del corazón y, la ebra dorada de los helechos del sueño hábil, que dio forma a los oros…
Los años y la distancia nos separó en la vida. Pero tu imagen viril me acompañó de continuo en los recuerdos.
Más el caminar del día a día, hoy me llave al matrimonio con un hombre bueno y, rico. De pronto el despertar de la mañana-medice que dentro de poco vienes a verme…
De nuevo, mi alma siente el calor del sol, el de la sangre, y, el de mi corazón.
Por ello renuncio a mi matrimonio.
Tu silencio delante de mi, me hace preguntarte «Entonces, ¿Por qué estás aquí?
He venido – dijiste a devolverte el anillo que me impedía ser libre para amar a otra mujer, deseada…


ÁNGEL MARTÍN

—Entonces, ¿qué haces aquí? —pregunta ella, con los brazos en jarra y cara de pocos amigos.

—Sinceramente, no lo sé. Alguna clase de masoquismo me trae a ti cada vez que finaliza uno de mis ciclos.

—Te va la marcha.

—Sabes que sí.

Ambos ríen, y se dan un abrazo. Ella le toma del brazo y le lleva al salón, donde aparta a un lado una pequeña mesita auxiliar para hacer sitio.

—¿Empezamos?

Él asiente. Ella toca la pantalla de su móvil, y la estancia se llena con las primeras notas de Ode To The Innocence. La canción la ha escogido él. Él se prepara, ella camina hacia él demorando cada paso, mirándole a los ojos, rodeándole. Sus cuerpos se mezclan en el mismo momento en que arranca la voz de Kristin.

Los bailarines oscilan, suben y bajan, se adaptan a los cambios de ritmo y tono, se acarician, se rozan, se empujan, se atraen, ruedan por el suelo, reptan el uno sobre el otro. Todo con lentitud, en calma. No hay un guión que les diga cómo deben moverse. Un espectador oculto podría pensar que tratan de ser uno solo, que buscan una entrada oculta al cuerpo de su acompañante.

La canción alcanza su punto más alto. Los movimientos de él se vuelven más dubitativos, es inexperto, pero ella le guía.

“Dreams and hopes will burn alive”.

Cierran los ojos. No necesitan ver. Necesitan sentir.

“Hide what‘s there, not meant to share”.

Siguen los roces. Franjas rojas aparecen en la piel. Hay cariño. Hay ternura. Hay dolor. Hay miedo. Hay ansia. Hay arte.

“So most of the time I forgave and forgot”.

Él interpreta su propia versión teatral dramática de la canción. Bajo los párpados los ojos le brillan.

“But I can‘t find the trust tonight”.

Espalda contra espalda, se toman las manos. Se comprenden.

“I can‘t sleep with this world outside.”

El momento cumbre termina, y la danza vuelve a su flujo anterior. Ella se mueve con gracilidad, no ha perdido fuelle, ni concentración. Le guía a través de las notas como Virgilio guió a Dante a través de los infiernos. Se zambuye en los compases como una sirena. A él le duele la pierna izquierda. Ha estado tenso en algún momento, aunque no de manera consciente.

La voz se apaga. Los instrumentos se callan. Los cuerpos se detienen. Los corazones retumban. Los bailares intercambian una mirada, resollantes. Hay un silencio que se extiende durante un par de minutos, mientras se recuperan.

—¿Nos vamos a tomar algo?

—Vale, pero pagas tú por ser el visitante.

—Creo que eso no funciona así…


NANE NINONÁ

Las dos mujeres, impecablemente vestidas, permanecían tiesas en sus sillas, con una tensión petrificada que casi podía palparse en torno a ellas. Al otro lado de la mesa, el doctor parecía abatido, presa de una mezcla de hastío, incredulidad e impotencia ante la inminente sempiterna conversación de besugo con las ancianas.

-Esto ya lo hemos hablado muchas veces, señoras, no veo cómo puedo hacer yo nada al respecto, o decir algo que no les haya dicho ya.- comentó con cansancio.

-Pero tiene que hacer usted algo, doctor, ¿es que no ve lo que le están haciendo? ¡Tiene que hacer algo para que el mundo por fin vea la luz!- arguyó una de ellas, mientras rompía su hierática postura levantando un poco el cuerpo de la silla para acompañar con pequeños golpes sobre la mesa sus palabras.

-La mediocridad campa a sus anchas y me persigue, algo habrá que pueda usted hacer. – dijo la otra, permitiendo sólo los movimientos imprescindibles de sus labios para que las palabras pudiesen salir de su boca.

-Por dios bendito, ¿y qué podría yo hacer al respecto? -la exasperación comenzaba a adueñarse del médico.

-Pero ¿acaso no sabe usted que está ante una eminencia, avalada además por su abolengo, una mente tal que el mundo debería plegarse a sus pies y rendirle tributo un día sí y otro también? Y, sin embargo, somos muy pocos quienes tenemos la capacidad de reconocer esta excelencia y, muy al contrario, la ignorancia generalizada hace que la masa anodina y vulgar loe a otros infinitamente inferiores. ¡No se puede consentir!

El hombre suspiró, agachó la cabeza y se sujetó el puente de la nariz entre el pulgar y el índice de su mano derecha, acodado sobre la mesa, mientras tamborileaba ritmos monocordes con los dedos de la izquierda sobre su portapapeles. Levantó la vista hacia las mujeres y se centró en su paciente, que seguía impertérrita sobre la silla, ni un solo cabello se movía y, podría jurar, que ni siquiera pestañeaba.

-Verá, Señora Dosa…

-Llámeme Vani, estoy harta de decírselo.

-Bien, Vani… como ya le expliqué hace varias sesiones, francamente no recuerdo cuántas, padece usted Egolatritis Elefantiásica y entiendo que aceptar un diagnóstico así sin cuestionarse toda su existencia, por extensión también su trabajo académico, es muy difícil de asumir, pero es que además contratar una aduladora profesional no sólo no la ayuda, si no que agrava el problema ¿es que no lo ve?

-¡Es usted un ignorante y un papanatas, se cree usted un reputado psiquiatra y no es más que un estafador de tres al cuarto! – estalló la aludida.

-Creo que no voy a volver más a su consulta, doctor, es usted un inútil y sus consejos no me sirven para nada, además de que sus criterios no tienen el más mínimo valor para mí. -sentenció la Señora Dosa.

-Sí, lo sé, lo sé, en cada sesión me acaba usted diciendo lo mismo, Señora, pero en cambio aquí seguimos, una semana más…


ANITA CABRITA

Pues voy buscando algo de calor. Vas abrigada. Sí, pero esta ropa no sirve para nada. Dicen que cuando tienes mucho frío, te entra sueño. Yo he dormido bien. Demasiado. Ayer, no hice otra cosa. Supongo que debo estar muriéndome. Exagerada. En el sol se está bien. El sol es una mierda que me ciega y no calienta. No conseguiré llegar a casa; todo esta doble y necesito volver.


PECERA CON PEZ

«Tertulia de letras»

_Yo soy la más importante_ dijo la Y griega levantando firmemente sus brazos ante la mirada atónita de sus compañeras. _ Por mi sola, sin necesidad de nadie, provoco la unión de cualquiera de vosotras. Sin mí, el lenguaje carece de sentido._ sentenció altiva.

«O» sorprendida, boquiabierta, no podía dar crédito a las palabras de «Y». Cómo podía ser tan obtusa, tan categórica. Tan esbelta y remilgada. ¿Es que no era consciente de que ella solo obligaba? Indignada, no pudo contener las palabras que salieron de su boca ancha y redonda a modo de reproche para pararle los pies.

_ Querida, deberías ser más abierta, deberías dar posibilidad a la opción.

_ ¡Qué sabrás tú!_ le respondió «Y» ofendida_ tú solo creas polémica. Dices que das posibilidades plantándote anchamente entre frases y palabras. ¿Sabes? lo único que haces es crear dudas. No eres más que una simple alborotadora.

La tilde diacrítica de «solo» las miraba desde una esquina, triste y apagada mientras se daba al alcohol. Y es que la tilde diacrítica de «solo» estaba pasando por un mal momento, le asolaba una terrible depresión desde que la RAE… bueno, desde que la RAE tomó la fatídica decisión que hizo más palpable su soledad.

El resto de letras observaban la discusión… ¿Y si?, ¿o si?… no sabían bien que pensar.

Un murmullo reinaba en el ambiente. Todas queriendo dar su opinión. Todas menos «H» que avergonzada estaba sentada en su silla. Les miraba desde la lejanía, sin decir nada, sin aportar nada, muda como siempre. Deseaba desaparecer antes de que alguna de sus compañeras se diera cuenta de su presencia, se girase, la mirase y le dijera ¿Y tú «H»? tú que no tienes valor fonético, tú que solo provocas el error…

Si no vales nada, entonces ¿por qué estás aquí?


ROSA MARÍA JIMÉNEZ MARZAL

Me cerraste la puerta, dejaste de coger el teléfono… Te mudaste para evitar cruzarte conmigo… Así acabaste con cinco años de sueños, planes y besos… Sabias que aquello acabaría conmigo, que no soy fuerte, que estaba muy enamorada. Aún así te encaprichaste de otra y avivaste el huracan de los celos para así lanzarme de nuevo a la calle donde nos encontramos.
Sufrí, me deshice por las esquinas, doblegue mi orgullo, perdí la razón.. Toda una plañidera enlutada que se obstinada en no mirar hacia adelante.
Pero el tiempo misericordioso acudió a cubrirme con el olvido, secó el manantial de las lágrimas, cerró las heridas y pude volver a izarme orgullosa y segura.
Y ahora? Se puede saber que haces aquí?
Me cerraste la puerta….


TALI ROSU

Me extrañó mucho oír su voz al otro lado del telefonillo. Jamás pensé que se atreviera a venir después de contarle todos mis planes con detalle.

‹‹¿Creería que bromeaba?›› —pensé— ‹‹ No, imposible, fui muy seria mientras se lo confesé. Seguramente le atraen mis ideas, o tiene el mismo trastorno del que me encontré en el taxi, ese desquiciado que se excitaba cuando me veía llegar con la herramienta. Hay gente muy loca por el mundo.››

— Entonces, ¿por qué estás aquí? —pregunté mientras le servía una taza de café con un toque de canela, justo como me dijo que le gusta. Recuerdo bien que me lo contó hace un mes, cuando me habló por primera vez.

—Porque no podía estar ahí —respondió— sin poder probar el sabor de tu piel, cansada de imaginarlo cada mañana cuando beso el dorso de mi mano al despertar. Por que no podía seguir, tan solo escuchando tu voz, sin poder pasar mi lengua por tu entrepierna, justo como lo hablamos anoche. Necesitaba hacer realidad la fantasía de abrazarte por la espalda, masturbarte lentamente mientras te haces la remolona y acariciar tu cadera mientras te beso el cuello. No podía seguir humedeciendo la cama con cada conversación. Simplemente no podía.

—Y ¿no tienes miedo? —pregunté confusa.

—¿De qué? ¿De que me encierres en el sótano como al resto? ¿De que aprietes mi garganta hasta que casi no pueda respirar? ¿De que me hagas millones de cortes para ver como emana la vida y se escapa poco a poco de mi cuerpo? —respondió mientras sonreía.

El grito de auxilio, que se escuchó proveniente de la parte superior de la casa, le cambió la cara. Pero ya era tarde, había venido atraída como las abejas a la lavanda del jardín. Estaba en mi casa insonorizada y sin salidas. La lucha estaba a punto de empezar.

‹‹Es una pena —me dije a mí misma mientras negaba con la cabeza— pensé que ella era diferente, pensé que lo nuestro sería eterno, siempre tras un teléfono, siempre tras la prudencia de no acercarse demasiado a su verdugo. Gran error.

¡Que empiece la persecución!››


OLGA LUJÁN

_Entonces, ¿por qué estas aquí? _Preguntó insinuante caperucita durante el carnaval, mientras se contoneaba sugerente ante un lobo feroz que prefería fijar los ojos en la pantalla de su nuevo iPhone.


JOSÉ LUIS GONZÁLEZ MISERQUE

XXVII congreso internacional de Espectros y Monstruos

En la reunión anual de espectros y monstruos que en esta ocasión era llevada a cabo en Transilvania el tema principal a discutir era como mejorar las estrategias para asustar a los humanos, pues como ya todos sabían, en tiempos modernos era muy difícil hacerlo.

El evento sería transmitido a través de YouTube para que todos los que no habían podido asistir pudieran verlo desde sus naves espaciales, casas embrujadas y ataúdes.

La llorona estaba desconsolada, ya a nadie le importaba que se llevara sus hijos. Los humanos habían creado los anticonceptivos para no tenerlos, e incluso había marchas multitudinarias alrededor del mundo para poder deshacerse de ellos antes de que nacieran.

Fredy Kruegger tenía cada vez menos trabajo, los humanos ahora pasaban toda la noche despiertos metidos en las redes sociales.

La chica del aro ya no podía llamar a nadie a vaticinarle la muerte en siete días, ya nadie se llamaba por teléfono, ahora todos se escribían por Whatsapp.

Jason no podía matar enamorados, los humanos habían optado por la poligamia, la promiscuidad vacía y sin amor, Tinder, Happn y todas esas cosas.

Los fantasmas, los ovnis y el monstruo del lago ness compartían su preocupación en una esquina, pues ya no podían salir borrosos en las fotos, debido a que los celulares modernos tomaban fotografías con cada vez mejor resolución.

Los Zombies la pasaban mal también, cosas como Netflix, Fox y HBO habían popularizado series donde ellos eran los protagonistas, la gente los amaba y habían aprendido la forma de matarlos. Algunos humanos soñaban incluso con el apocalipsis Zombie.

Los hombres lobo tenían el mismo problema, los humanos habían aprendido como deshacerse de ellos, debido a la popularidad de sus películas y series de televisión, eso sin contar que algunas adolescentes creían que eran atractivos por aquella popular saga de vampiros y hombres lobos.

El jinete sin cabeza se había quedado sin caballo, y aunque consiguiera otro no podría alcanzar a nadie, ahora todos andaban en auto o en moto.

Drácula compartía la preocupación, ya que los vampiros que se alimentaban de la sangre de mujeres vírgenes se morían de hambre. Una chica se había alcanzado a tomar una selfie mientras le absorbían la sangre, poco le importo que el vampiro no saliera en ella.

Pero Drácula tuvo una idea. Propuso quitarles sus celulares. Esa era la solución. Nada asustaría mas a los seres humanos que quedarse sin sus preciados aparatos. Pero ¿cómo hacerlo?

Mientras pensaban en ello, La momia sorprendida grito mirando hacia la puerta – ¿Por qué están ustedes aquí? –

Se trataba de los Caza fantasmas, los hombres de negro y Blade que habían llegado por sorpresa.

-Vimos el evento por internet y no pudimos pensar en mejor oportunidad para acabar con todos a la vez -Respondió Peter Venkman mientras lanzaba su trampa y comenzaba a disparar su arma de protones-


ALBERTINA GALIANO

Anclada a un recuerdo.
Por qué sigues mirando esas imágenes en las paredes, caras felices que ya no te representan.
Por qué permaneces frente a la misma cama, si sólo queda la huella del cuerpo en el colchón. 
Por qué te empeñas en convivir con un fantasma, que te avisó que se iba para no volver.
Tiempo perdido.
Camina hacia adelante, qué te paraliza. La vida queda ante ti, y no detrás.
Los brazos son aspas que debes girar, para que te permitan volar sobre el miedo al cambio. Caerás en un espacio que llaman incertidumbre, y durante un tiempo no te reconocerás. Nuevas y desconocidas caras te rodearán, te mirarán sin a penas reparar en ti, sus ojos vacíos no dirán nada al principio. Nadie dice que vaya a ser fácil. Pero ese es el camino de la vida. Éste en el que estás ahora es sólo el de la semiinconsciencia. Sal de tu guarida. Por qué estás aún aquí.

Tras escuchar la voz interior se dispuso a seguir su consejo sin titubear.
Agitó los brazos y con el impulso la bola se deslizó por la superficie pulida del aparador hasta caer al suelo. El impacto la hizo estallar, con lo que se derramó el agua de su interior, filtrándose rápidamente entre las baldosas, mientras las estrellas doradas permanecían esparcidas por el suelo. Entre ellas quedó la bailarina, de costado.

Días después alguien entró en la vivienda y, sin advertir la presencia de aquella pequeña figura, la aplastó con la suela de una de sus pesadas botas, quebrándola por la mitad, al igual que sus sueños, que ya no se cumplirían jamás.

Ahora ya sé por qué estabas allí: no había otro lugar posible.


ALEXANDER WEISHAUPT

-¿Qué haces aquí?- me preguntas.
-Intento quedarme cerca tuyo – pienso – disfrutar el olor de tu perfume y la calidez de tus abrazos. Intento escuchar tus historias maravillosas evitando pensar en tus labios, sin caer en la perdición de tu sonrisa adictiva. Intento estar lo suficientemente cerca para contemplarte y lo suficientemente lejos para no alejarte. Intento que no descubras que no dejo de soñarte, que te conozco como ningún otro y que cada segundo juntos hablando de nada y de todo son más nutritivos para mi que mi desayuno vitaminico. Intento engañarme y fingir que puedo conformarme con tu amistad. Intento…
-¿Estas ahí? Te pregunte que hacías aquí. – me interrumpe.
-¿Que hago aquí? No lo sé, pero estoy aquí.


SAMARA JAPÓN

Susana abrió los ojos muy despacio ante la tierna mirada de Aaron que la contemplaba como un niño a un gatito o a un helado de chocolate, sentado en el filo de la cama entre luz y penumbra, inmóvil y sin parpadear.
– ¿Aarón? ¿Qué hago aquí ? ¿Qué ha pasado?- dijó ella muy sorprendida y desorientada.
-¿de verdad no lo recuerdas Susana?
-No, no recuerdo absolutamente nada…
-Ah pues no te preocupes, si no pasó gran cosa, ibas muy pedo así que te quedaste en mi cama y yo en el sofá, y por cierto, roncas como un oso jajaja- reía Aaron.
-¿Como que no pasó nada?-espetó Susana- me acuerdo a la perfección, como nos besamos cual salvajes hasta quitarnos la ropa y llegar a la cama, como lo hicimos, cuatro veces, una yo encima, otra tú, otra en el suelo y otra junto a la ventana, ¿como que no pasó nada?..
– Ah pues si que te acordabas y la verdad que me gustó y a ti pareció que también y no ibas tan pedo, ¿verdad Susanita? ¿Eh Susana?- relataba Aaron en tono irónico y picaresco.
-Ah pues pues… no se… eres mi mejor amigo… emmm… yo no quería, ha sido un error…¿ tu que opinas?
-Pues opino que te observé toda la noche, a penas te tomaste media copa y te sale muy mal el papel de borracha, que lo hicimos cuatro veces y ahora vamos a por la quinta o si no ¿que estás haciendo aquí?


SILVIA TRAMOYERES

Lucía se despertó en un hotel , a su lado estaba el cuerpo desnudo y sin vida de un hombre que había conocido la noche anterior .
Las sábanas estaban cubiertas de sangre , pero ella no recordaba nada , sólo que habían estado bebiendo en un garito y que se habían enrollado .
Estaba entrando en pánico , intentó levantarse para comprobar si ella estaba herida , pero no encontró ninguna señal en su cuerpo .
Le dolía mucho la cabeza por la resaca , sintió ganas de vomitar y un ligero mareo seguramente por la visión que tenía enfrente , levantó las sábanas para ver mejor al que había sido su compañero de cama no hace tantas horas .
De repente escuchó ruidos en el baño , no estaba sola , quizás fuera por la adrenalina del momento pero en vez de huir decidió abrir la puerta , aunque quizás la persona que estaba dentro fuera el asesino .
– Qué haces aquí ? – se atrevió a preguntar Lucía
– Perdone creía que la habitación estaba libre para poder limpiarla , el cartel de no molestar no estaba puesto , se encuentra usted bien ?
Era la camarera del hotel , una mujer menuda , Lucía esperaba que aún no hubiese visto el cadáver , porque podrían acusarla de asesinato , sus huellas debían estar por toda la habitación .
Ni siquiera sabía si realmente era culpable o inocente …
Necesitaba meditar sobre ello y sobre como salir bien parada de esta situación …


GABRIELA MOTTA

Sofía

—No vayas es una trampa —le imploró su hermana por teléfono.

—No puedo, debo ir. Me dijo que había encontrado un gato lastimado y que no sabía si sobreviviría a la noche. Siendo veterinaria no me puedo negar a algo así.

—¡María, para que me preguntas si luego siempre te sales con la tuya! La última vez te hizo lo mismo, ¿recuerdas? Está cada vez más loca, me dijo su hermano que el otro día la internaron porque juraba haber vistos alienígenas y que le habían prometido llevársela con ellos, pero antes debía cumplir con una condición ¿y sabes cuál era? ¡matar a un humano! Imagínate, está muy mal y vos queres ir sola a su casa a esta hora de la noche por un gato.

—Si, estoy de acuerdo que últimamente no ha estado muy bien, pero de ahí a que quiera matarme. ¡Por favor es algo exagerado! ¿no te parece? Debo colgar, me voy hasta su casa, no podré dormir sabiendo que un gato puede morirse y yo no hice nada.

Colgó y cuando se subió al auto le sonó el celular. Era su hermana nuevamente.

—¡Otra vez tú! estoy por salir para lo de Sofía, si me llamas con el mismo argumento de los alienígenas, te cuelgo.

—Pero, hay más, parece que se metió en una secta, no sé bien cómo son las cosas, pero está todo muy raro, por favor deja de ser tan impulsiva por una sola vez en tu vida y escúchame.

—Gracias por preocuparte, pero me voy, estaré bien te lo aseguro, cuando vuelva te llamo.

—No vayas te lo ruego, esa mujer está loca.

Le volvió a colgar y al dirigirse hacia la casa de Sofía, se dio cuenta con una punzada de frustración de que su hermana tenía razón. Recordó la última vez que se habían visto, ella le había hecho algunos comentarios sobre un grupo de personas con las que se estaba reuniendo, recordó que ella había mencionado muy al pasar que eran especiales, dejándole entrever que no vivan en la tierra. Pero ya estaba ahí y por loca que estuviera Sofía era su amiga.

Tocó el timbre y le abrió la puerta una mujer extraña.

—Tú debes ser María, pasa Sofía te está esperando.

— ¿Dónde está Sofía? Vine solo porque me habló que había encontrado un gato muy mal herido. Quiero verlo.

—Si espera, en este momento ella lo está asistiendo ya baja. Relájate, ¿quieres algo para tomar?

—No, gracias, tengo prisa deje a mis gatos solos y debo regresar.

—Tranquila, tus gatos están bien.

—¿Quién eres? ¿Dónde está Sofía?

Comenzó a gritar el nombre de Sofía, la extraña mujer colocó llave en la puerta.

—Abre la puerta déjame salir —le dijo a la extraña.

—Tranquila, ya viene Sofía. Le contestó con una sonrisa macabra.

—Mi hermana tenía razón, esto es una trampa, ustedes están locas, déjame salir.

— ENTONCES, ¿POR QUÉ ESTÁS AQUÍ?

—Por impulsiva, pero ya me voy ¿no hay ningún gato herido verdad?

—Sofía, ¿dónde estás? está loca no me deja salir. Gritó y corrió hacía la cocina donde se encontró a Sofía con el gato muerto entre sus manos con la mirada perdida.

—Sofía ¿Qué está pasando? ¿Qué le pasó al gato?

Sofía se levantó con las manos ensangrentadas, miró fijo a la extraña y le dijo:

—El gato ya está muerto, ahora solo falta la humana y entonces ¿sí me llevarán con ustedes?


DANI IBAÑEZ CALDERÓN

Encerrada en un prototipo, asignada a una imagen, cada día pasaba según el guion social, conforme a las normas creadas, sabrá Dios por quien, cargando con el deber de ser una linda y buena niña, una excelente estudiante, para lograr en el futuro, calificar como una gran esposa y madre.
Todo acomodado y bien llevado, sin oportunidad de ser modificado, sin motivos para explorar en sí misma, condicionada al protocolo, sin decir de más.

La vida iba «bien» según Any, tenía lo que quería, pero, un momento… tenía lo que quién quería?, quien en realidad buscaba aquella vida, no recuerdo siquiera haber logrado decidir en algún momento, como en un segundo al parpadear más lejos de lo ahora visto, logró levantar su rostro para juzgarse como nunca, logró poco a poco notar su rutina, su programación integrada, hasta llegar un día a preguntarse, ¿por qué estás aquí?, fue allí donde Any realmente inicio a construirse a verse al espejo, entendió como observarse, no solo mirarse en el reflejo y ser como debía, comprendió que no debía ser nadie, Any ahora, empezaría a ser ella.


 

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14 comentarios en «Entonces, ¿por qué estás aquí?»

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