Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir sobre el tema “arcoíris”. Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 4 de junio! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).
* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.
LORENA MARTÍ
El sueño que me quitaba el sueño desde que tengo uso de razón era tener un arco y unas flechas. Lo pedí en varios cumpleaños pero siempre se me negaba porque “Todavía eres muy pequeña”. Así que ya podéis imaginaros cómo me estremecí de ilusión cuando, el día en que cumplía diez años, mi madre me despertó con un “¡Felicidades! Hoy tendrás tu arco, Iris.”
CORONADO SMITH
Cuando Rose despertó, no sabía muy bien donde estaba, escudriñó el lugar con precaución, incorporándose lentamente al tiempo que sus ojos intentaban acostumbrarse a aquella penumbra.
El lugar en sí, era tétrico, pero no adusto y siniestro como esos lugares que describen en sus novelas los autores góticos, sino más bien de un tétrico resplandeciente y reconfortante.
Las paredes eran de piedra, con candelabros encendidos, incrustados en el corazón de la piedra. Estaba todo sorprendentemente limpio, la sala era espaciosa, con una mesa de roble macizo, que destilaba solemnidad por los cuatro costados y sillas talladas del mismo material. Había estanterías con libros y objetos que ella adivinó que eran para rituales de magia. Había un par de armarios también de roble, con cerraduras bañadas en oro, de los que sobresalían grandes llaves, como esas de los cuentos de princesas encantadas. El techo era de bóvedas artesonadas, enfoscadas con yeso o escayola y decoradas con frescos de escenas olvidadas por la humanidad hacía ya innumerables generaciones, pero que ella conocía muy bien.
Empezaba a recordar, ahora empezaba a verlo claro, aquel era su santuario, por fin había conseguido fabricar el elixir que la devolvía a su primera reencarnación. Había sido una hechicera poderosa, pero siempre intentando ayudar a su pueblo, donde estaba bien considerada. Eran un pueblo pacífico, que se especializó en medicina, una medicina ancestral, que hoy día ha desaparecido por completo. Pero también conocían otro tipo de medicina mas oscura, que solo usaban en caso de peligro y para defenderse, y ahora había regresado del futuro solo con una única intención, llevarse con ella a su tiempo actual ese conocimiento para destruir a quienes la habían profanado. Todo había sucedido en la fiesta de su empresa, una empresa de brokers de Wall Street, de gente poderosa, donde había corrido la cocaína y el alcohol desmesuradamente y uno tras otro la había violado sin miramientos,no físicamente, pero para ella era lo mismo, la habían humillado de mil formas y lo habían subido todoa ese sitio abominable que llaman la red, ahora regresaría y se haría, con los ojos de sus inmundos profanadores, su propio arcoiris, que sería recordado por generaciones venideras como el Arcoiris de la Venganza.
MARÍA CRUZ ESTEVAN APARICIO
Arcoíris de mi sueño imposible de alcanzar, sólo me permites verte e imaginar historias para contar.
Si yo alcanzase tu arco de luz sin igual, recorreria el univerrso en su totalidad.
Las leyes de aquellos espacios, poco me iban a importar, ya que yo era parte de una forma y bellaza tal, que el universo y su conjunto, nos quieren atraer.
Más la Tierra es tan grande y excepcional que tu «Arcoíris» con tus colores a pareces en el cielo para hacer a los hombres y, a la mujeres, soñar.
MARÍA RUBIO OCHOA
Una tarde de tormenta, donde la oscuridad era su invitado, los truenos hacían que en las casas niños y mayores sintieran el miedo, los relámpagos era la única luz que entraba por la ventana. La luz eléctrica se había marchado, la montaña de enfrente estaba opaca, sólo algún rayo la iluminaba. Empezó a llover muy fuerte, el agua en arroyos bajaba por la calle, con una fuerza imparable, hasta que poco a poco fue lloviendo más despacio la claridad volvía al pueblo.
Los niños con impaciencia salieron a la calle y los gritos al instante : Salir, salir, daros prisa mirar que maravilla, los saltos, la alegría en sus caras era todo un poema. El arcoiris iba de una montaña a otra con un arco perfecto unos colores tan bonitos y luminosos que hasta el sol le dio envidia porque después de un rato consiguió quitar el arcoíris y lucir él. Después de la fuerte tormenta un arcoíris se llevó los miedos, lo oscuro y hasta las sombras, así pasa en el caminar por la vida que algunas veces sale la luz y el color después de pasar por una etapa más oscura.
SERGIO SANTIAGO MONREAL
Corría el año milnovecientosnoventaycuatro cuando un grupo de jovenes esbeltos de gran belleza esculpian piedra a piedra su refinada construcción enbocetada y bien calculada para no dejar ni un sólo detalle al azar.
Corrían tiempos en que empezaban a asentarse gramdes comercios con sus famosos todo a cien, que poco a poco fueron ganando terreno comercial a los souvenirs y tiendas alimenticias barriales regentadas por gente mundana y muy humana con un trato refinado y acaramelado a su clientela a la cual anhela un suave erdor azucarado y acaramelado repleto de melancolía de lo que fue un buen día.
Beatriche era la gran fémina entre tanto apuesto varonil pues su hermanado era honrado Juanmanuelo el gran consuelo.
Siempre se juntaban con un par de hermanados penínsulados que rondaban los once y catorce años aún por cumplir.
Los hermanos mieleros Sergiando y Miguelando que andando y andando llenaban cubos por doquier para esculpir tan afamado castillo pues no le faltaba detalle ni pestillo, y hasta pasaban un cepillo de terciopelo en su anhelo por vencer a las demás construcciones llenas de traiciones y corazones rotos en tiempos remotos.
Aquel día en época estival pues parecía un festival al alcance de las deidades de la construcción de aquella epica dorada.
Tras pasar el jurado reconocio el castillo ganador lleno de claridad en suelo español. Aquellos soñadores españoles no querían oro querían reir, cantar y bailar con sus bellos cuerpos morenos esculpidos por los vientos y los soles de día tras día en una vida entretenida, y sus cabellos teñidos de un rubio inpropio reservado para jovenes nenes que no tenían a nada ni a nadie mientras sus progenitores levantaban vaso a vaso y cama a cama el Imperio secreto y más bello jamás conocido con aromas a cocido, a bacon y huevos fritos, a salchicas alemanas, un crisol gastronómico impropio pero muy propio de un lugar sumergido en las ancestrales orquestas de un sinfín de degustaciones enamoradas de sus tradiciones y de sus canciones. Por aquel entonces en invierno los hermanos mieleros disfrutaban en invierno de un día familiar con sus otro hermanos mieleros de otros progenitores, Carleto y Juanignaciero, disfrutaban una vez cada trscientos sesenta y cinco días de un bonito día en museos capitalinos y después cinco horas después del angelus tras almorzar en bonitos bares castizos entraban en un templo sueño de un gran pensador que era foráneo. Era el principio de otra era tras una quinta de ensueño de su cantera.
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ MISERQUE
Al final del Arcoíris
Acostado en sus aposentos, a sus 97 años, en su lecho de muerte, Joseph McGregror mandó a buscar a su nieto de 8 años. Había decidido contarle, antes de su muerte, su secreto mejor guardado. Toda la verdad sobre su enorme éxito y riqueza. La puerta de la habitación se abrió, al otro extremo de la cama, vio la silueta borrosa de un niño, era todo lo que le permitían ver sus deteriorados ojos de anciano.
Esa tarde había llovido como nunca, parecía que el cielo se caía a pedazos. Sin embargo, ya había escampado, y a través de la ventana se podía observar un arcoíris iridiscente.
– Escucha bien Hijo mío. Yo tendría unos 8 años, justo como tú ahora, cuando esto sucedió:
Una tarde de abril, me encontraba jugando con tu tío Philip a los vaqueros. Había terminado de llover hacia poco, y a mí se me ocurrió esconderme en la ensenada oeste. Un Arcoíris enorme tapizaba el cielo. Fue allí donde por casualidad encontré aquella imponente olla llena de monedas de oro. Había tantas, y eran tan brillantes que no pude evitar acercarme para verlas más de cerca. Una pequeña criatura barbuda me metió el susto de mi vida. Sus zapatos eran negros, puntiagudos y con hebillas plateadas. Pero lo más impresionante, además de su diminuto tamaño, era su barba, una enorme barba rojiza que cubría toda su cara. Además, tenía un sombrero en su cabeza.
La criatura se encontraba totalmente concentrada, sacando sin parar con una pala monedas de la olla, y lanzándolas a una carreta de madera. Sacaba y sacaba monedas, pero sin importar cuantas sacara, la pila de monedas no parecía disminuir. Tal era su concentración que no se percató de mi presencia hasta que ya estaba demasiado cerca, y sin interrumpir su labor o levantar su mirada me dijo:
– Apresúrate Kringle, tenemos que esconder las monedas antes de que lleguen los humanos. ¿Por qué tardaste tanto en ir al baño? Estos malditos arcoíris, es siempre la misma historia, cada que aparecen tenemos que correr a esconder el tesoro del rey duende. Pero no importa donde lo escondamos, siempre señalan donde lo metemos. Un día de estos van a llegar los humanos a robárselo todo.
Quizás era por mi sombrero de vaquero. O mi pequeño tamaño. Pero era evidente que me confundía con alguien. Yo me quede bien callado.
– Es mi turno de ir al baño -Dijo el duende sin levantar la mirada- Tu continúa mientras regreso. Y se fue, soltando la pala que cayo al suelo haciendo un ruido seco.
Yo no sabia que hacer. Así que tomé una moneda, la metí en mi bolsillo y salí corriendo. Nunca dije una sola palabra a nadie con respecto a aquello.
En la noche, al llegar a casa me encerré en mi cuarto y metí mi mano al bolsillo para sacar la moneda, vaya sorpresa me llevé cuando me di cuenta de que eran dos. Las escondí debajo del colchón para que nadie las encontrara. A la mañana siguiente eran cuatro. Parecían multiplicarse. Y, de hecho, así era, ya que la mañana siguiente después de esa eran ocho. Se multiplicaban cada vez que las metía en alguna parte.
Así hijo mío fue que logre toda mi riqueza. No soy más que un pequeño ladronzuelo de monedas. Y ésta -Sacó de debajo de la sabana su mano arrugada empuñando entre índice y pulgar una monedita de oro- es la ultima que me queda. Y quiero que la tengas. Extendió su mano para dársela a su nieto.
El niño estiro su brazo derecho, la tomó y exclamó:
– Por fin te encuentro pequeño bribón, me tomo 89 años encontrarte.
JOSMARY PIRATEQUE
Aquel muchacho de mirada huidiza, escuchó sonar Over The Rainbow desde el ukulele y sintió paz interior ¡Sería genial vivir en ese lugar sobre el arcoiris! «Tal ve así el monstruo no me encontraría» Pensó. Sin darse cuenta, una lagrima brotó, marcando su rostro con un camino transparente iniciando en sus ojos hasta el mentón.
– Niño ¿estás bien? ¿Por qué lloras? – Preguntó preocupado el joven de ojos azules.
– ¿Qué? – pasó la mano por sus ojos sorprendiéndose – creo que… es tu culpa por esa bonita canción…
– ¡Confía en mí!… Sé que tenemos poco de conocernos – entonces lo abrazó fuerte y colocó su cabeza sobre la suya – Pero este sitio podría ser nuestro lugar sobre el arcoíris y siempre que lo necesites, desaparece conmigo. Aquí sólo vienen quienes son realmente cercanos a mí.
NEUS SINTES
No es cierto que tengan siete vidas. Porque yo misma he tenido la mala suerte de verlos traspasar el arco iris, con tan solo una vida. Existen muchos mitos sobre ellos, algunos ciertos, otros no. La mayoría de ellos son falsos.
Los felinos son, especies insaciables que a lo largo de su existencia han sabido convivir con humanos. A algunos les gusta el agua, los que son del color negro, no dan mala suerte, sino paz interior. Podría decir muchos más.
Pero tras la pérdida de alguno de ellos, esperas a que vengan a ti de nuevo, pero no tienen siete vidas, tienen una. La pérdida de cualquiera de ellos siempre permanece, intacta.
BEATRIZ ÁNGEL
Era un día gris, como la mayoría de días, la lluvia caía fina y acariciaba la piel como si fuera de seda. Alicia estaba sentada en el resquicio de su ventana, mirando la calle sin centrarse en nada en concreto, adoraba los días como ese, la melancolía infinita, la humedad, el olor a tierra mojada y por eso vivía allí, en su adorado Bristol.
A veces, añoraba los domingos de paella con sus padres, pero su nueva familia, esa que había elegido ella, la hacían sobrellevar la morriña. Quería olvidar, fundir sus recuerdos con la espesa niebla de la ciudad hasta hacerlos desaparecer, pero la niebla siempre acababa desapareciendo y volviendo a dejar sus recuerdos allí donde estaban, siempre presentes en cada paso que daba. En ese lugar se sentía a salvo, o al menos, eso creía.
Recordaba cada segundo del día en el que se fue de España, hizo la maleta a escondidas, olía a sal, la brisa del mar entraba por la ventana, oía las olas chocar contra las rocas en el silencio de la noche. Dejó algo de ropa colgada para que no se notara tanto, debía ir ligera de equipaje por si tenía que salir corriendo en algún momento.
Al amanecer cogió la bolsa de viaje y antes de cerrar la puerta echó un último vistazo a aquel piso que tanto odiaba, ahora, justo antes de partir, no le parecía tan horrible pese a que esas cuatro paredes habían sido su cárcel durante más de cuatro años.
Si cerraba los ojos aún podía ver con total claridad la cara de Julio, su amigo, tenía un bar justo abajo, solía ir en manga corta todo el año un brasileño de sangre caliente siempre con la piel tostada como si todo el sol que salía en invierno fuera solo suyo. La vió salir con la maleta, se miraron y sonrieron fingiendo que no dolía.
Sentada en el avión mirando por la ventana, llovía, entre las nubes se escapaban algunos rayos de sol, eso en Bristol no pasaba, eso solo pasaba en España donde el sol siempre se abría camino. Sintió por fin que era libre, pero la tristeza y la sensación amarga de alejarse de sus raíces le impedían saborear aquel delicioso momento. Mientras despegaba el apartó y veía alejarse el mar pudo ver un arcoiris que sin duda era la mejor de las señales que podía esperar para su nueva vida.
KENYA LIZBETH
“La percepción es subjetiva”. Creo que nunca lo había reflexionado de manera seria hasta este momento, supongo que viéndolo en retrospectiva ahora parece gracioso casi irónico dónde y cómo empezó mi fascinación por la mente humana.
Era una tarde lluviosa en el campus de la universidad, yo miraba casi embobada por la ventana las gotas de agua resbalarse armónicamente bajo el ruido sordo de la lluvia mezclado con la voz de mi profesor de óptica, fluía en mis pensamientos un dejo de desinterés, creo que jamás sabré la razón por la cual mi yo del pasado decidió que era una grandiosa idea estudiar una ingeniería.
Así paso casi por completo el resto de la clase hablando de los postulados básicos de la óptica, cuando de repente en mi afán de escapar de la clase mediante mis ojos por la ventana, vi un arcoíris. Se lo qué pensarán una estudiante de universidad siendo atrapada solo por un arcoíris era algo absurdo, pero no fui solo yo, el profesor, el Dr. Attkins siendo un apasionado de la física comenzó a explicar afanosamente sobre el origen de este particular fenómeno, aún recuerdo sus palabras, por que fueron el principio del fin de mi vida como ingeniera. El dijo lo siguiente: el arcoíris es un fenómeno óptico y meteorológico originado por la descomposición de la luz solar en el espectro visible debido a la refracción que ocurre cuando los rayos del sol atraviesan las gotas de agua, dando este particular suceso siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta.
Mi mente quedó afectada luego de esa definición, el profesor continúo hablando, pero su voz se hizo nada ante mis oídos sordos ¿Era un arcoíris sólo eso? Debo confesar que siempre fui una apasionada de la literatura y la historia, no es que cuestionará los fundamentos científicos, ni la veracidad de la información que escupía tan alegremente, pero no podía evitar pensar en todas la connotaciones que tiene un arcoíris para el ser humano y las poblaciones; la esperanza, la religión, el misticismo, la alegría, la nostalgia y todas las demás que seguramente debe tener, que desconozco porque no conozco el pensamiento de cada ser que habita la tierra, ni toda la historia, ni toda la ciencia, para ser solamente definido de esa manera.
El misticismo del arcoíris persiste en la mente humana, pero… ¿por qué? ¿qué esconde en sus siete colores de su aura espectral? Que no solo se profundiza en la pupila sino en la mente, que escarba en el cerebro, en la conciencia y para unos significa la devoción, para otros el amor, para otros la esperanza, la felicidad, el deseo de ser aceptados, el anhelo de lo desconocido que levanta en un científico y así va de pupila en pupila, de emoción en emoción, de significado en significado.
En esa clase de óptica, en una tarde lluviosa y un poco aburrida descubrí que el arcoíris era un fenómeno óptico y meteorológico ocasionado por la descomposición de la luz solar que como resultante generaba un arco con los siete colores del espectro visible: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta; pero esos siete colores están sometidos a la percepción del observador que inconscientemente le da su propia tonalidad, su propia emoción y su significado, detrás de esa gama de siete hay miles quizás millones de percepciones.
Al buscar una razón específica para explicar por qué estudie una ingeniería, no sé si algún día llegue a entenderlo del todo, pero creo que lo resumo a ese momento, tenía que encontrar el arcoíris que para mí significó el final y el principio, una revelación. Terminé la ingeniería, aunque quizás nunca la aplique como tal, me fui en pos del arcoíris tratando de entender la complejidad de la mente humana, incluyendo la mía.
ROBERTO MORENO CALVO
Los aplausos se diluyen en el aire. Apenas ya son un susurro de auxilio que han dado paso a los gritos de cazuelas y sartenes cocinando rencor, odio y desunión.
Las comunidades algún día podrán decir orgullosas que lucharon de la mano y en solidaridad contra una pandemia. Supieron dar las gracias a sus cuidadores desde sus balcones. Balcones que se abrían cada tarde para mostrar la mejor versión de lo que ocultan sus cristales.
Una nueva convivencia empieza en las calles. Las aves y demás naturaleza ya se están percatando de nuestro retorno. Enmascarillados, cual superhéroes, dispuestos a conquistar el nuevo mundo.
Anhelo el contacto, las sonrisas… Ya llegarán los abrazos. Mientras tanto, sobreviviré en el nuevo mundo donde se han apagado los arcoiris que brotaban de los balcones y ventas.
EMILIANO HEREDIA JURADO
El PASADO EN COLORES.
ROJO, sintió que se pintaron sus mejillas cuando la besó dentro de un armario en una habitación de un hotel en un país lejano, una noche con un grupo de amigos y amigas en el juego de beso, verdad y atrevimiento, en la excursión de fin de curso de B.U.P. . Aquel rojo lo mezcló con el blanco de las paredes y del techo de aquella habitación, al amanecer y descubrió el jersey de lana rosa que la daba calor mientras dormía. Con el verde que entraba por la ventana y descubrió sus dulces ojos marrones al despertar.
NARANJA, la fanta que bebía en uno de los bares en los que quedaban el grupo de amigos, y se moría de deseo al imaginar que aquellos labios que acariciaban el vaso al beber, acariciaban los suyos
AMARILLO, el sol que anunciaba el final del curso, y se unió al azul del cielo para pintar de verde el cerco de la puerta de entrada a la clase donde estudiaban juntos, y escribir por culpa de un tonto reto entre el grupo de amigos, burdamente a boli el nombre de ella, en vez de decirla que la quería.
VERDE, el tren que le llevó a la playa y el que le alejó de ella durante un mes. Llevando enj la maleta algo más que equipaje, un dolor físico, una rodilla que le iba a atar cuatro años a dos muletas y el dolor que más daño le provocaba, la ausencia de ella y el haber sido tan cobarde de no haberla dicho lo que por ella sentía.
AZUL, tan intenso, tan inmenso. Se fue apagando, marchitando, a la vez que ella se iba alejando de su lado por el natural discurrir de la vida. Un azul, que se fuė oscureciendo hasta tornarse en un color….
ÍNDIGO, que èl se empeñaba a cambiar por un rosa imaginario. Una ilusión, de unas falsas realidades que a modo de manos, querían enterrar el recuerdo de ella con la tierra del tiempo.
VIOLETA, el color de los cardenales en el alma.
El color de la cinta que iba a cortar para inaugurar una nueva vida. Despojado de todos sus autoengaños y, una vez liberado de todo y de todos que le habían lastrado hasta entonces, se puso a caminar, hasta el final del arcoiris, con la esperanza de poder encontrarla.
FÉLIX LONDOÑO G.
Dormía y entre sueños abrió sus ojos de sonámbulo. Enarcó las cejas. Preso de su inconsciencia se dilataron sus pupilas. En las retinas se proyectaron, a manera de arcoíris, las aberturas de acceso a los siete pecados capitales. Su compañera de cama, quien todas las noches vigilaba este momento, decidió que en esta ocasión ingresaría a su vida onírica por la ventana de la soberbia.
FLAVIO MURACA
En las mañanas alegría
En las tardes agonía
En las noches moría
Arcoíris de mi vida, colores y sinfonía
¿Donde está la que era mía?
Por las mañanas reía
Por las tardes sufría
Por las noches elegía
Arcoíris de mi vida, colores y sinfonía
¿Donde está la que fue mía?
Los sueños se disuelven en una lenta agonía,
Los días sobran, se pierden en la monotonía
Los rezos perecen y no crecen
Arcoíris de mi vida, colores y sinfonía
¿Por qué moriste un día?
JUAN FELIPE NAVEA
ARCOIRIS Y ALGO MÁS
DETRÁS de los algarrobos que un día vi con asombro, se me descubrió otro mundo, un gigantesco desierto, para mí ¡maravilloso!
Él, a mi tierra la entibia, atenúa los temblores, nos regala su energía, cuida los alrededores.
Este es mi comentario modesto, aunque sé, que me he quedado corto.
Mejor aún sería verlo desde el mismo cielo limpio, claro, después de las lluvias, un 14 de febrero, cuando el amor inspira y atrapa corazones, siempre aparece algo nuevo.
Yo quiero ver el desierto caminando sin parar, también las olas del mar, como sólo a mí me gusta, porque es algo emocionante que me atrae, éste es desconcertante.
Perdido entre las arenas revueltas de magia y tierra hay volcanes y hoyadas inmensamente profundas son bocas que te atrapan con movedizas arenas.
Dicen que allí se quedaron alojados los iqueños que en vida hicieron daño, porque fueron relegados.
Se me confunden los trazos que deja el paso de los carros, que se cruzan sin cesar, al desierto solitario, donde muchos se pierden algunos hasta se han muerto traumatizados por eso.
Yo no me pierdo en esa tierra tatuada llena de penas, donde hay restos de animales que se transforman en piedras, lagos que se salaron, todo parece detenido en el tiempo.
La falta de agua y también de seres vivos es lo que clama el desierto con sus gritos primitivos.
Veo con gran asombro muchos cerros misteriosos, que son los faros de guía al viajero curioso. Tienen nombres de insectos, a uno le llaman avispa, al otro araña, creo que el pescador tiene una imaginación de artista.
El desierto es un tablero de dunas que LLORAN al cielo pero este NUNCA lo oye es sordo ¡allí no se descompone!
Como una inmensa frazada se cubre entre las arenas te deja vientos encontrados que llevan latigazos para que sientan la fuerza, cuando se desespera.
Es muy oscura la noche, no tiene nada de fresca. Ella es fría y traicionera, para que sea difícil perturbar su paz interna.
Atrás se quedó la mar con toda su inmensidad frenada por el desierto, por ser más baja que él, ella tuvo que atenuar su interminable vaivén, de coqueta y caprichosa mujer, el baja para tocarla sólo en las noches de invierno, así reír y jugar, o tal vez para darle un beso.
Ella dibuja miles de travesuras con sus acantilados, letales, profundos, semejantes esculturas que hermosean este mundo, que quiebran riscos afilados cuyos guardianes son aves, que disfrutan felices a los peces que se tragan lanzándose en ágiles picadas, como sólo ellas lo saben.
De regreso a la ciudad, detrás de mis algarrobos ¡QUE VEO QUE YA NO ESTAN! hay sustancias enterradas entre el cemento y asfalto, era la madera dura que yo pisé hace años, cuyas ramas daban vainas dulces que las comían los chanchos.
Por sola sed de dinero o por necesidades, desapareció la hoyada de una hermosa laguna cuyas aguas encantaban (La Huega), para dar paso a las casas que verán morir al sol, como lo miraba yo, naranja con amarillo entretejido en rosado o más bien enrojecido a veces ensangrentado.
Es difícil de explicar estás mezclas fascinantes, hay destellos azules de siluetas escondidas en las nubes que logran impresionarme. JFNAVEA.
ARIEL PACTON
Atigrado felino
pequeño, ansioso
con las patas apoyadas
en el marco de la ventana
mi reflejo en el vidrio
espejo de la cabeza herguida
altivas mis orejas
paréntesis del día.
Recuerdos del pasado,
esperanzas del futuro
cara vulgar, nada divina
atrapando el momento
desde la ventana.
¿Vista? ¿Mirada?
El exterior me llama, reclama
abajo del arco iris un cielo
magia cromática
arriba del arco iris un cielo
ollas de oros, regalo de ángeles
perdón de los dioses
puente de guerreros del alma
estoy en casa apoyado en la ventana
abstraído del mundo tratando de encontrar
algún sentido
no hay lluvia, no hay viento
el mundo está haciéndose
inclusión, resistencia
rompo el vidrio
frontera de los deseos
viajo en mi arco iris.
DAVID DURA MARÍN
ARCOIRIS LUNAR.
No hacía noche que no saliera a buscarla entre vasito de ron y chupito para celebrar nada.
Tenía buen perder y no le importaba hacer del guardarropias de cualquier garito acopio de sus chaquetas. Necesitaba aire fresco.
Sin recursos para el taxi de vuelta a casa miraba a la luna.
Si era redonda, ella tenía puesto el ojo él.
Y con suerte, si formaba la bandera turca seguían a la par, menuda turca había pillado esa noche.
Su último recuerdo era verla con una lágrima de rimel en su arcoiris lunar.
Mañana llevaría una chupa de poliepiel, su economía lo estaba dejando frío.
FRANCISCO PEDROL MARTÍNEZ
Elisa estaba esperando con ansia los dos arcoíris. El primero de ellos, el de toda la vida, el producido por los fenómenos atmosféricos.
El segundo arcoíris, el que sólo pudiera ver su alma y le permitiera contemplar el futuro con algo más de esperanza.
Aquella tarde de primavera llovía con fuerza.
La tormenta era intensa; los rayos, truenos e incluso granizo castigaban sin piedad la estación donde Elisa se encontraba esperando su tren. Éste llevaba mucho retraso y Elisa comenzaba a desesperarse. Entró en la cafetería, bebió un café y volvió a salir al andén. Los minutos pasaban, y la tormenta empezó a alejarse lentamente; la cortina de agua se convirtió en una débil llovizna y los truenos cada vez sonaban más en la lejanía. El arcoíris apareció en el cielo, con fuerza; y Elisa, enamorada de sus colores, lo admiraba.
De repente su móvil empezó a sonar…era una antigua amiga suya, y le ofrecía un puesto de trabajo en su tienda de cosmética. Siempre y cuando se presentara aquella tarde para firmar los documentos necesarios. Elisa supo ver en aquel momento ese arcoíris interior que también estaba esperando. El retraso del tren fue providencial, ya que si hubiera llegado puntual, Elisa no hubiera podido presentarse a esa oferta de trabajo. La tormenta propició el retraso del tren, y éste la posibilidad de acudir a esa cita con su amiga. Elisa abandonó con rapidez la estación…en pocos minutos había visto dos arcoíris……–
RUIZ MANUEL
Toda la población estaba preocupada por el mero hecho de no poder seguir con sus vidas. La muchedumbre criticaba el comportamiento de las personas que gobiernan, dirigen y orientan la villa. Varios grupos de personas murmuraban que sin ese nexo de unión su rutina tal como la conocían cambiaría a peor y habría muchas consecuencias. Pasaron las semanas y la cosa iba a peor, la gente incomodada y malhumorada, se dirigen enfurecidos en desbandada a por el alcalde de la villa para pedirle explicaciones.
El edil, apresurado, con serenidad pero con voz altanera se dirigió a sus conciudadanos:
( Alcalde ) – Amigos, amigas, vecinos, vecinas! Calma! Calma! Nuestro tan ansiado “Arcoiris” está terminado! Volvemos a estar comunicados con nuestras aldeas vecinas, el único puente ya está totalmente terminado y listo para usarse. Su reconstrucción ha sido costosa pero nuestra seguridad es lo primero. Gracias a todos/as por vuestra paciencia. Podéis continuar con vuestras vidas tal y como las conocéis. Lo dicho, gracias….
MANUEL SIERRA
No habré de preocuparme por el arcoíris,
siempre llegará, de un modo u otro,
tarde o temprano, a pesar del cambio climático,
de la falta de tormentas, de lluvias, de nubes negras,
no habré de preocuparme por el arcoíris,
es un fenómeno grabado en las sienes del universo,
si no es aquí será en otro lugar,
en otra dimensión, en otra vida,
en una realidad paralela,
ni reflejo ni experimento de esta,
ni como hombre ni como mujer, ni azul o rojo,
en otra esfera, con otra experiencia,
la luz se refracta en siete colores,
mientras haya soles en vez de oscuridad,
mientras haya vida en lugar de esperanza,
no habré de preocuparme por el arcoíris.
ALBERTINA GALIANO
Se alza sobre mí. Me enreda el pelo, y me hace sentir miedo.
Es la noche que se adentra en mi vivir. Imprevistos, virus, bichos, desengaños, muerte, duelo.
Nada de lo de antes es ahora. Todo lo que era, se vuelve incierto.
Persigo cabizbaja mi sombra. Y en ella te creo.
Te echo de menos, madre, infancia, techo protector, respuesta cierta. Cada mañana te echo de menos.
Incluso cuando finges no saber, y ambas sabemos.
Y miro donde miras, y exploro tu gesto, y si sonríes sé que todo está quieto.
Pero si tus ojos se nublan, y escapan lejos, muy muy lejos, entonces te pierdo y algo muy fiero me aprieta dentro.
Fuiste grande, y ahora tan sólo lo es tu recuerdo. Arrugas en tu frente me hablan directo, bofetón de realidad, esconden lo que no quiero. Tu pequeñez, tu soledad, tu indefensión, y cómo te quedas dormida y olvidas, olvidas todo lo nuevo.
Si te vas, dónde me quedo.
Tu repliegue me repliega, me duele fuerte, me achica el cuerpo.
Madre.
Abre la ventana, vuela a lo lejos.
A la par nuestras miradas, miradas que van atrás, que huyen de la tormenta, del reproche, del dolor, que se dirigen sólo allí donde te espero. A tu infancia o a la mía.
Entonces ese arcoiris que anhelo entre las nubes nace en mi pecho. Cuando pasa el peligro, y en tu rostro, o en el mío, con las lágrimas vertidas se entrecruza una sonrisa, y cantas quedo.
Madre. Serena, en paz. Pasó la lluvia. Se enciende el cielo.
ANA CABALLERO DOMÍNGUEZ
Después de la lluvia estás tú ,pintando mi habitación de colores, iluminando mi cielo como arco iris que despierta en un cielo azul tras la tormenta.
Me tiñes el alma de rojo, la vida de verde regalandome esperanza,y tus caricias de azul como ola del mar que duerme en la orilla de mi piel.En ti he encontrado la magia, donde todo lo que tocas se convierte en campos de lavanda, en increíbles desiertos donde florecen las flores y mana el agua..Me das la mano y juntos viajamos al arco iris tras esa tarde de lluvia y sofá, allí nos instalamos,construimos nuestro hogar ,en una esquina del arco iris con vistas al mar.
VERÓNICA FERNÁNDEZ LISI
Hoy elijo vestirme de azul,
no vaya a ser que me olvide del cielo
lugar al que elevo mi vista
cuando el mundo me niega el sosiego.
Camino con pasos de amarillo y de otoño
bajo las hojas que danzaron ante mi
se despidieron de su arbol madre
dandome reposo sin dejarme ir.
Sonrio un verde furioso
de esa planta que con fuerza rompe las baldosas
cual voluntad que destroza enemigos
enarbolando auroras.
Me disfrazo del rosa de tu boca
reposo de mis buenos dias y noches
sonrisa queda que invita
a mirar los cielos en goce.
IRANTZU ARGANDOÑA
Oye, arcoíris, tenemos que hablar. Hace mucho que no sé nada de ti. Me dijiste el mes pasado que nos veríamos pronto y desde entonces no has vuelto a salir. Me tienes indignada.
Literalmente, no sé por dónde cogerte. ¿Te agarro del rojo o del violeta? Por cierto, ¿se puede saber qué eres? ¿luz, agua, color, inspiración, arte? ¡A ver si te aclaras de una vez!
¿Y qué es eso de apartar al gris de tu club de colores? ¿No te parece que ya tiene bastante con lo suyo? El pobre ha tenido que irse con las nubes. Creo que le debes una disculpa. Está bastante triste.
Además, me he enterado de que de arco, nada. Que eres perfectamente circular. Que los tienes a todos engañados buscando el final y resulta que es el mismo que el principio. Canalla.
Vaya regañina que te estoy echando. De acuerdo, ya me calmo. Pero vuelve a salir, por favor. Te echo mucho de menos. Todas las ventanas te reclaman. ¿No lo ves? Te necesitamos.
RAQUEL LÓPEZ
Dicen que tras la tormenta llega la calma y tras el sol, un arcoiris…
«.. abuelo pintame un arcoiris» le decía su nieta cada vez que iba a visitarle al hospital y él, cogía sus pinturas especiales y se lo dibujaba,pero aquel día, reinó el silencio.. la luz de su abuelo, se apagó..
Desde ese día su nieta, veía el cielo gris de tristeza y entre las lágrimas, cual perlas blancas salían de su alma, alcanzó a ver las pinturas que utilizaba su abuelo cada vez que le pintaba ese arcoiris, las tomó y empezó a hacer trazos.. ¡Sí!.,aquello cada vez tomaba más forma, hasta convertirse en una explosión de colores, azul, cían, violeta…y no solo eso si no que fue con tanto cariño que lo dibujó, que allí estaba el recuerdo de su abuelo, esa paz, esa esperanza, ese aliento, esa alegría….
«… Desde hoy dejaré salir la tristeza, para que se vaya con la lluvia, YO te dibujare tu arcoiris, para poder ver tu sonrisa desde el cielo….
«….. Serás mi sonrisa en el cielo,
mi arcoiris en mis penas,
el recuerdo de mi abuelo,
para la vida eterna»….
Con cariño, para ti… Sempiterno en mi memoria.
LOLY MORENO BARNES
EL ARCOIRIS DE LOS DESEOS
De pequeña escuchaba a mi madre decir, que si lograbas situarse bajo un arcoíris podrías formular un deseo y este se te concedía. Yo lo concebía casi imposible situarse en semejante posición, puesto que siempre, después de la tormenta lo observaba bello, pero en la lejanía.
__¡Pero ten cuidado con lo que pides si un día alcanzas el arcoiris! (insistía mi madre)
__Puesto que se ha dado el caso de una niña que estando bajo el arcoíris pidió ser niño y cambio de sexo y nunca más puedes volver a revertir su deseo.
El miedo a desear me petrificó, ya que desde niña me quejaba de la falta de igualdad con los niños. (por suerte ya ha cambiado mucho)
Ellos tienen más oportunidades y a aunque parezca retro siempre son mayoría en cargos importantes.
En ese momento, tampoco me preocupaba tanto eso, sino que, aunque admiraba el sexo opuesto me sentía orgullosa de ser niña y soñaba con hacerme mayor, ser madre y parecerme mucho a la mía.
Reflexionando… definitivamente ese nunca seria mi deseo, puesto que aprendí a valorarme en mi condición y desde mi cuerpo diminuto sabía que crecería y me transformaría en mujer.
¡Seguramente, si hubiese nacido niño, tampoco desearía cambiar!
¡Nada! ¡Ese deseo estaba descartado!
Mmmm …podría pedir que, por arte de magia, ser otra niña en otro lugar del mundo.,,
(Pero me imaginé una extraña con otros padres y otros amigos …)
¡Qué horror! Si eso pasara me sentiría perdida …
También podría pedir convertirme en mariposa, pez o una leona en medio de la selva …
¡Qué horror !¡podría ser víctima de los depredadores o convertirme en un animal cruel yo misma!
Seguía pensando.,.
Y ninguna opción podría mejorar…
Era feliz, solo así … viendo salir el arcoíris fuera de mi alcance porque lejos de su arco de colores yo me sentía segura.
Cuanto más lejos de las tentaciones de los deseos estuviese mejor estaría puesto que ya mi creatividad y mis buenos sentimientos ya me otorgaban por sí mismo sus bellos y diversos colores.
Solo tenía que descartar de mi vida los tonos negros y grises y la paleta de colores de mi vida seria perfecta.
¡Con un arcoíris interior libre para pensar!
¡Con un arcoíris libre para crear, dibujar, pintar, bordar!
¡Con un arcoíris libre para amar!
Haciendo de cada día un abanico de colores y tonalidades diferentes.
MONTSE SANTAMARÍA
JUAN MANUEL RODRÍGUEZ ELIZONDO
Es un fenómeno natural multicolor, consiste en una proyección en forma de arco o medio círculo en la bóveda celeste, muy bonito de ver, tanto que cuando eres niño, te dicen tus parientes que hay una olla con monedas oro allá, en donde empieza el reflejo, uno como niño se imagina mil cosas al oír este relato, es una historia que jamás se va a concretar, porque es un efecto visual que solo se aprecia de acuerdo a donde estés ubicado, si pretendieras seguir el arcoíris hasta su inicio, es tanto como querer llegar al horizonte, pero bueno es un relato que pasa de generación en generación.
En donde vivo el emblema de nuestra ciudad es el sarape, pero el que tiene sus colores intercalados como si fuera un arcoíris. El sarape es una prenda masculina que usaban los hombres de campo para resguardarte del frio y el agua, está fabricado con fibra de algodón y lana, tiene un orificio en el centro para meter la cabeza, dejando los brazos libres para poder seguir las labores. Actualmente se usa también como adorno artesanal en las casas o negocios. No son muy económicos, porque se lleva mucho trabajo fabricarlos, son muy raros ahora, y encontrar los telares con los que se hacen, más. Los artesanos que los saben elaborar están dedicados a otra cosa, los que siguen trabajando en eso, normalmente están patrocinados por la secretaria de turismo o cultura para no perder la tradición.
Mi hijo el más pequeño, cuando estaba en el kínder, participó en un desfile de la primavera el 21 de Marzo, era una actividad de la misma escuela, en donde tenía que ir con un disfraz de algo sobre el tema de la primavera. Todos los papás estábamos muy emocionados tomándole fotos y video a nuestros retoños y se nos hacía gracioso ver a los chiquillos y chiquillas, como dice Fox, desfilando vestidos con disfraces de mariposas, catarinas, conejos y muchas más cosas. Nadie juzgaba a nadie del disfraz que llevaba cada niño o niña, hasta que llego el nefasto de un amigo, que para mi desgracia se paró en un lado mío y empezó hacer sus criticas a diestra y siniestra, sabía cuál era mi hijo pero de ese no dijo nada, porque sabía que no me iba a gustar su comentario. A las niñas que iban de conejita muy bien caracterizadas, dijo que de grandes iban a hacer prostitutas como las conejitas de playboy de la revista, a los niños que sus mamas los habían disfrazado de orugas, dijo que iban hacer unos huevones, a un niño que lo habían disfrazado de tortuga, que era igual que su papá de conchudo, total para todos tenia. Pero donde sí se pasó de rosca, al niño que iba de arcoíris, dijo que iba hacerse homosexual, lo volteé a ver como diciéndole –no seas mamón y toxico–, y le dije: –entonces el arcoíris es el símbolo de los homosexuales, nadie puede usar sin que digan que es homosexual, no me parece, el arcoíris es de todos y no solo de ese tipo de personas, para mi mis respeto para esas personas, pero no se pueden adueñar de algo que es de todos. Mejor recogí mis cosas y me cambié de lugar para seguir disfrutando del desfile de la primavera.
OMAR ALBOR
El caramelo
fue a la boca
y el papel
planeó por el viento.
Hasta que cayó
en el suelo.
Cayó del lado
plateado y fue
capturado
por los rayos del sol
que lo convirtió.
En un símbolo
casi perfecto
lo reflejo en el aire
lo hizo arcoiris
y sus luces que eran
de variados colores
enseguecieron mis ojos.
Y el caramelo suavizó
la garganta y las palabras
sedieron maravillas en tú
cuerpo.
Era una muchacha
de ojos negros.
Era un arcoiris
Era Ella.
Era Yo.
GASTÓN MOMEÑO
Tirada boca abajo, sentía como me ahogaba en un charco de lodo bajo una lluvia torrencial y un cielo totalmente negro. No ni tenía fuerzas ni ganas de levantarme del suelo.
Por un momento siento la necesidad de sentir la furia de la tormenta sobre mi cara. Giro mi cuerpo, miro hacia al cielo y veo un una pequeña luz y colores. Muchos colores. Nada especial. Uno de tantos arcos de colores que vi en mi vida. Pero de pronto veo como se desvanece como óleo fresco y cae sobre mi. Las gotas de lluvia se tornaron de innumerables colores. Cada gota pintaba todo a mi alrededor. Mi cuerpo desnudo se tornó rojo intenso y mi frío y nervioso sudor era violeta. Los charcos de lodo ahora eran naranjas. Cada vez mas y mas colores me pintaban. Me levanto para correr, pero la luz del Sol me encandiló y todo se volvió luz blanca y calor intenso como los días mas calurosos de verano. Abrí los ojos y lo único negro que encontré era la sombra de mariposas púrpuras que volaban cerca mío. Busqué el charco de lodo donde hace segundos estaba entregada a la muerte y había un gran hormiguero de trabajadores insectos rojos. Observo un poco mas y noté que los colores siguieron estando; ya no en oscuro cielo, ahora el arcoíris se esparció por la tierra. Respiré aire fresco sobre un campo de trigo amarillo, árboles de hojas verdes y flores de todos los colores. El arcoíris pintó mi mente, mi cuerpo y mi paisaje con todos sus colores. Yo era una pequeña muchacha en una gran obra maestra. Ahora tampoco tenía ni fuerzas ni ganas… para detener mi largas caminatas sobre los campos de trigo dorado.
ELENA GRIMALDOS
LA HISTORIA DEL ARCOIRIS
Cuentan que hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.
El VERDE dijo: “Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas”.
El AZUL interrumpió: “Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.
El AMARILLO soltó una risita: “¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría”.
A continuación tomó la palabra el NARANJA: “Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros”.
El ROJO no podía contenerse por más tiempo y saltó: “yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola”.
El PÚRPURA enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa: “Soy el color de la realiza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me han escogido siempre, porque el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece”.
El MORADO habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: “Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.
Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.
La lluvia habló: “Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo”.
Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana”. Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.
José Luis González Misergue
Esta semana lo he tenido fácil.
Desde que lo leí lo tenía decidido.
Mi voto es para:
JOSE LUIS GONZÁLEZ MISERQUE
Voto por José Luis González Miserque
Mi voto: Loly Moreno Barnes
Voto a David Dura Marín.
Voto a Roberto Moreno
Mi voto para: CORONADO SMITH
Voto por Jose Luis González Miserque
Después de leer , creo 29 relatos y poemas y ponerles imaginariamente un 10 a más de la mitad y un nueve alto al resto…
Llego al último… y me atrapó entre colores de arcoíris ( creo que me embrujó sus colores):
Voto por Elena Grimaldos.