Renacer – miniconcurso de relatos

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema «renacer». Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 13 de enero! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).

POR FAVOR, SOLO VOTOS REALES, SOLO SE GANA EL RECONOCIMIENTO, CUANDO ES REAL.

* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.

MARI CRUZ ESTEVAN APARICIO

Había dejado de ponerme el vestido de fiesta verde el cual estrené el mismo día que cumplí dieciocho años, debido a que mi cuerpo había cogido unos kilos.
Mi precioso vestido colgaba de la percha dentro del armario.Lugar en donde guardo las cosas que no uso.
Mi vida saltaba a trompicones no sé si era debido a las piedras de mi calle adoquinada o era mi cuerpo redondo el que hacia a mis andares caminar de aquella manera.
Un día estando yo en mi cuarto la puerta del armario se abrió de golpe y dejó paso a mis ojos a mirar mi vestido verde.
Mi cerebro me llevó a recordar mi figura de hace un tiempo.
Mi deseo de ponerme de nuevo aquel vestido me llevó a hacer un poco de dieta. Al cabo de un tiempo pude meterme dentro de él . Tal hecho me hizo sentir que renaci aún sin haber muerto .

BENEDICTO PALACIOS

Escribió Lisardo de Valbadía, nominalista de prestigio, un tratado sobre las palabras, del que aun habiéndose perdido la mayor parte, queda un resto por el que podemos colegir la importancia de lo escrito.
Decía Lisardo que las palabras que un individuo pronuncia son vibraciones que va a parar a cierto sitio, no se atrevió a significar el lugar, porque ¿a ver cómo explicar que las paredes hablasen? Tal vez quisiera decir el nominalista que las palabras andaban por ahí volanderas, esperando que alguien descubriera el modo de acceder a ellas, porque no se iban a fijar únicamente en la pared. Si descubrió el método de volverlas a escuchar, no lo dejó escrito. Sí ciertas respuestas novedosas.
—¿Podríamos oír aunque sea en latín vulgar las palabras que pronunciara Carlomagno? —preguntó un alumno aventajado.
—Sin duda. Y también las del Emperador Carlos V.
—Ese sí sería un verdadero renacimiento. Cambiaría la Historia y conoceríamos de verdad a tan distinguidos personajes.
—Sin duda.
—¿No habría también un problema? —Inquirió otro alumno— Porque conoceríamos la verdad y al mismo tiempo las mentiras, falsías, exabruptos y reniegos de estos mismos personajes. ¿Qué ocurriría si oyésemos a los santos?
Lisardo, que era buen cristiano, no entró a considerar si aquellas audiciones valían también para los santos.
—¿Se cabrearían los santos, echarían algún taco?
Mejor que las palabras no renazcan, que se deshagan, que se las lleve el viento. Porque ¿alguien se imagina escuchar de boca del Papa Francisco un mecagüen?
Lisardo dejó entre sus escritos esta frase: nadie me quiere.
Esa palabra, el amor, esa sí debería a todas horas renacer.

TALI ROSU

He empezado el año de la mejor manera, cuidando de mí.

Por fin he conseguido romper las ataduras de una condición autoimpuesta, la de pensar en los demás antes que en mí.
Llevaba una cadena atada al cuello, nacía de mi cabeza. Eran los eslabones formados por todo aquello que nos hace creer esta sociedad consumista, esclavista y a la que poco le importan las personas mientras se mantega la eficacia.
Tenemos bien arraigada la idea y la sensación de que nos hacen un favor al darnos nuestros derechos; y cuando tenemos que pedirlos nos sentimos culpables porque somos conscientes de que a la otra parte le va mejor si los obviamos. Pero ¿y nosotros qué? ¿Yo qué?
Anoche renací en un momento de introspección y de perdón. Sí, me perdoné por el maltrato y la exigencia a los que me he sometido toda mi vida sin tener en cuenta a mi cuerpo o mis necesidades físicas y emocionales.
Corté la cadena con el mejor serrucho, el del amor.
Es verdad que entiendo el mal que mi situación causa a otros. Pero también es verdad que no elegí joder a los demás, lo que elegí fue cuidar de mí y respetarme por una vez en mi vida.
Acabo bien el año porque ya no estoy atada a la culpabilidad. Empiezo el nuevo renacida porque por fin se acabaron las cadenas. Esas por lo menos.

FÉLIX MELÉNDEZ

RENACER
Cuando los ojos,
agotados, secos
arañan, tus vistas,
el parpadear pesado.
El sentimiento,
de la ausencia
araña tu corazón.
Es un desierto
de lágrimas secas,
sus arenas,
dunas ciegas,
dudas y penas,
se cuelan en los ojos.
Tan movedizas
cómo los recuerdos,
te queman, te tapan,
arrastrándome,
hundiéndose,
las lágrimas yertas,
hacia la nada.
Ahogado
en la pena absoluta
de una falta.
¡Hay que respirar despacio!
despacio…
Muy despacio.
¡Hay que injertar
la esperanza!
Sembrar la semilla,
de la Fe.
Hay que dar las
gracias a Dios.
Y volver a renacer,
de nuevo.
Hay que beberse la vida.
de un trago,
con sorbos pequeños.
Cuando
todo está acabado.
Hay que empezar otra vez.
Renacer como el ave
Fénix
de las cenizas de nuevo.

SERGIO SANTIAGO MONREAL

Quiero renacer tras caer.
Quiero renacer después de perder.
Quiero renacer y contemplar otro bello amanecer.
Quiero renacer y engrandecer mi ser.
Quiero renacer y observar tu sonrisa una y otra vez.
Quiero renacer, y alejar mi pasado, enterrarlo y no culparme por el.
Quiero renacer y tenerte entre mis brazos para poderte querer.
Quiero renacer y atisbar un futuro donde el sosiego, la quietud y certidumbre me dejen ver: «tu mirada resplandecer».

IRENE ADLER

RENACER DE LAS CENIZAS
Yo no sé lo que es perderlo todo. Tu casa, que no es sólo una casa, es un hogar. Tus tierras. Tu modo de vida. Tu sustento. Tu esperanza.
Yo no sé cómo es el miedo, la noche incendiada, el rugido de un volcán. La impotencia, la pérdida, la angustia, el terror a un mañana siempre incierto, pero para ellos más. Mucho más.
Yo no sé lo que es ver desaparecer tu mundo en apenas unas horas,bajo un mar de lava, engullido, devorado como si fuera de papel.
Yo no sé lo que es.
Pero sé lo que hay bajo la penuria de sus lágrimas. Bajo su entereza en semejantes circunstancias. Bajo ese coraje y ese afán de supervivencia que mostraban en cada imagen. Y lo que hay, es la certeza de que podría haberme pasado a mí, a ti, a cualquiera. Sin previo aviso, porque en esta vida no hay garantías y la naturaleza rara vez pide perdón o pide permiso.
Quiero que renazca La Palma de entre sus propias cenizas. Cómo un ave fénix. Que vuelvan las risas, las ganas, la vida. Quiero manos tendidas como si fueran puentes, las mías, las tuyas, las nuestras. Ahora que el volcán no ruge y la noche no se inflama. Ahora, que es el después de los noticiarios y las portadas. Ahora, cuando empezamos a olvidar sus hogares, su lucha, su esfuerzo. Ahora, más que ayer y más que nunca, que renazca La Palma de entre sus cenizas.
Esa gente bonita aún no vuelve a casa…
Yo no sé lo que es. Pero no se me olvida.

NEUS SINTES

Tal y como vemos podido ver, el mito egipcio del ave Fénix es una historia bellísima. Sin embargo, los detalles son algo primordial en cómo construye el Fénix su nidos.
Busca las materias más ricas de su tierra, esas que combinan a la vez delicadeza y fortaleza y que le ayudarán en su transformación, en su ascensión.
Porque también nosotros buscamos esos elementos mágicos con los cuales construir un nido bien resistente donde aunar fortalezas.
El ser humano debe desplegar sus alas para sobrevolar su universo interior en busca de las ramas de su autoestima, la flor de su motivación, la resina de su dignidad, la tierra de sus ilusiones y el agua tibia de su amor propio.
Todos esos componentes le ayudarán en su ascenso pero no sin antes ser consciente de un aspecto: que habrá un final, que una parte de nosotros mismos se irá también, se convertirá en cenizas, en los restos de un pasado que nunca más volverá.
No obstante, esas cenizas no se las llevará el viento, al contrario. Formarán parte de nosotros mismos para dar forma a un ser que renace del fuego mucho más fuerte, más grande, más sabio… Alguien que tal vez sirva de inspiración a los demás pero que, ante todo, nos permitirá seguir adelante con el rostro bien alto y las alas bien abiertas.

PEDRO A. LÓPEZ CRUZ

AQUEL RECUERDO DE AGOSTO QUE RENACE EN MI MEMORIA
Brigitte representaba la luz de los días de verano. Su mirada irradiaba algo especial que causaba en quien la observaba una sensación casi imposible de explicar solo con palabras. Desde el mismo instante en que la conocí, jamás podría haber llegado a imaginar que aquellos días mágicos, y ahora tan lejanos, iban a ser los que siempre recordaría como los más felices de mi infancia.
Todo comenzó en el momento exacto en que nuestras miradas se cruzaron furtivamente durante un instante. Nunca he creído en las teorías del caos ni en los impredecibles efectos producidos por el simple aleteo de una mariposa. Pero sin duda algo mágico debió ocurrir en aquel preciso segundo en el que ambos levantamos la vista justo en el mismo lapso de tiempo, de manera sincronizada, produciéndose una pausa casi inapreciable durante nuestra entrega absoluta al placer de la lectura en aquella tarde de agosto. Algo que a día de hoy aún escapa a mi entendimiento, pero que dio lugar a una sucesión de hechos única e irrepetible, quien sabe si producto del azar, de la física cuántica o probablemente del destino.
Sin duda, la dulzura que aquella niña desprendía, unida a su candidez provocaron en mí un auténtico cataclismo que, mezclado con el sopor de aquella calurosa tarde estival, acabaron en una inexplicable combinación que hizo que, de repente, ambos nos viésemos transportados a otro mundo, lejos de allí en el tiempo y el espacio; una suerte de curioso universo ajeno a toda lógica donde nada era lo que parecía y donde todo parecía ser posible e imposible a la vez.
Sobre la hierba, Brigitte de repente contemplaba con estupor como todas y cada una de las páginas de su libro aparecían completamente en blanco, al tiempo que, de aquel vacío, emergían en forma de hilera infinita de extrañas y curiosas hormigas, todas y cada una de las letras, números y símbolos que momentos antes habían estado impresos y perfectamente organizados en forma de palabras, frases, párrafos y páginas. Ahora no eran sino una especie de ejército alfanumérico, desfilando en perfecto orden y sincronía. Al frente las mayúsculas, seguidas por toda una marea de minúsculas, en orden de altura según su tipografía. A continuación, toda una extensa familia de puntos, comas, interrogaciones, exclamaciones, diéresis, comillas y símbolos de toda índole. Finalmente, cerrando la comitiva, marchaban con absoluta marcialidad las diez cifras, del cero al nueve, perfectamente ordenadas en sentido numérico ascendente.
Ambos asistíamos boquiabiertos a semejante escena onírica, que parecía como salida de la mente de Lewis Carroll. No había rastro de gatos, ni conejos blancos, ni sombrereros locos, ni reinas de corazones… ni era la hora del té. Pero aquello bien podría ser solo el comienzo de una fantástica historia a cada momento más increíble.
Pero de repente, con un gesto mecánico, como temiendo que algo peor pudiese ocurrir, Brigitte interrumpió el inaudito espectáculo súbitamente de un manotazo, haciendo caer sus gafas sobre el verde intenso de la hierba y rompiendo filas en ese inusual ejército de símbolos, mientras trataba de recoger en grandes puñados toda aquella tipografía ahora desparramada. Lo intentó lo más rápidamente posible, tratando de introducirlo todo de nuevo, completo y bien repartido. a lo largo de las blancas páginas del libro, ahora huérfanas de contenido.
Cegada por su afán, ni siquiera se percató del nuevo orden que ahora estaba tomando todo en el interior. Un orden aparentemente caótico, pero sin duda milimétricamente establecido. Una especie de inteligencia superior había reordenado ideas, palabras, conceptos e historias siguiendo un patrón incomprensible, pero infinitamente creativo. Y como resultado de todo ello había surgido una nueva historia. Nueva, diferente, brillante e increíble. Aquel libro era el mismo, pero ahora todo había cobrado un nuevo sentido.
En ese momento, Brigitte comenzó a notar intensamente como las enormes gotas de lluvia empapaban su cara. Al abrir los ojos de par en par, pudo observar sobre su cabeza un oscuro cielo de tormenta. Era una repentina lluvia de verano que apenas duró unos minutos, pero que la hizo despertar del profundo sueño. Una improvisada siesta tumbada después de la comida, sobre el césped del jardín de la que años atrás había sido la casa familiar. Sobre su cabeza reposaba aquel viejo ejemplar de Alicia en el país de las maravillas que su padre le había regalado en su décimo cumpleaños y que ella guardaba como un auténtico tesoro. Aquella tarde había vuelto a releer algunos pasajes junto a nuestro pequeño Isaac.
Tras un breve pero intenso beso, seguido de una sonrisa cómplice, nuestras miradas se volvieron a cruzar de nuevo como aquel primer verano. Luego, corrimos a refugiarnos de la tormenta bajo el porche.

BEGO RIVERA

El EXPERIMENTO
En la discoteca solo quedaban unos quince clientes, clientes que los empleados intentaban desalojar sin éxito fuera del local; eran las siete y media de la mañana deberían haber cerrado a las siete. Eran dos grupos de jóvenes, llevaban toda la noche allí pidiendo y bebiendo alcohol sin parar. Debían tener paciencia, sabían por experiencia que cualquier palabra o movimiento en falso podría desencadenar en un altercado, es lo que provocaba el consumo excesivo de alcohol. En uno de esos grupos se encontraba Rafa, con tres amigos, seguían riéndose y soltando parrafadas que ni ellos entendían.
Nada hacía pensar en esa situación que la vida de Rafa cambiaría para siempre desde ese momento.
Rafa aparentemente era un chico abierto, sobrada empatía, con sentido del humor y con un encanto personal que atraía a la mayoría de la gente; con demonios en su interior que ocultaba. Con dieciocho años miraba al futuro expectante, estudiaba psicología y siempre fue un estudiante de matrículas.
La conversación derivó en los experimentos psicológicos cuando les quitaron la música y encendieron las luces en la discoteca. Entre balbuceos y risas acabaron refiriéndose al psicólogo Giovanni Caputo, el primero en estudiar qué pasa en nuestro cerebro cuando uno se mira fijamente en un espejo durante diez minutos, con baja iluminación o dos personas mirándose fijamente a los ojos entre sí. Según sus experimentos que realizó con cincuenta voluntarios, vieron deformaciones en su cara el 66%; un 18% vieron el rostro de un familiar con los rasgos cambiados de loa cuales el 8% estaba vivo y el 10% fallecido; un 28% vio una persona desconocida; otro 28% vio una anciana, un niño; un 18% vio la cara de un animal, el resto vieron seres fantásticos.
Rafa propuso hacer ellos el experimento esa mañana cuando llegaran a sus respectivas casas y después llamarse y contrastar sus vivencias, no todos estuvieron de acuerdo. Su amigo Jon dijo que era una tontería, pero tras insistir Rafa, aceptó. Alberto con su melena pelirroja alborotada confesó que le daba temor, había leído que no era buena idea, podría ser peligroso mentalmente. Rafa exaltado y eufórico le convenció ¿ No eran estudiantes de psicología? Pues no todo era teoría. Anselmo que era un buenazo y nunca les negaba nada, asintió.
Rafa compartía piso con un compañero, Joaquín, aunque no se llevaban bien y cada uno hacia su vida. Joaquín era mayor que él y trabajaba. Al llegar a casa vio que Joaquín no estaba. Mareado y con ganas de echar todo lo que bebió ese noche se dirigió al cuarto de baño, tras expulsar parte de esa molestia se puso delante del espejo, había mucha luz. Cogió una vela y la encendió poniéndola detrás de él como decía el experimento y apagó la luz del baño.
Se quedó mirando a los ojos fijamente en el espejo, tras un tiempo la imagen del espejo comenzó a deformarse, siguió, en su estado de embriaguez estaba disfrutando…hasta que su imagen en el espejo tomó una forma más o menos reconocible…era su padre, fallecido años antes de forma traumática ( cuando Rafa tenía doce años) suicidándose cuando pasaba una grave depresión. Rafa fue el que encontró el cuerpo de su padre. Después anduvo de psicólogo en psicólogo. Aunque reconoció la figura de su padre, estaba deformada, los ojos inyectados en sangre y su boca amorfa dibujaba un intento de sonrisa que resultaba escalofriante. Llevaba una soga apretada en el cuello estrecho y sangrante que subía en vertical como colgando de la nada Rafa, ahora sí, aterrado desvío la mirada del espejo justo cuando la imagen comenzó a acercarse a él con la mano extendida. Salió corriendo del baño gritando y horrorizado. No podía calmarse, la visión perversa le perseguía, ni siquiera intentó dormir. Miró la hora, había estado casi quince minutos delante del espejo, le parecieron una eternidad.
Con el corazón a mil por hora llamó a Alberto, no le cogía el teléfono, saltaba el buzón, estaría durmiendo; llamó a Anselmo, no daba señal; llamó a Jon, el teléfono apagado,saltaba el buzón.
Rafa se tumbó en la cama, deseando por primera vez que llegara Joaquín… se quedó dormido.
A las cinco de la tarde se despertó, más espabilado se animó y pensó que se había pasado con el alcohol. Se fue al baño. Conscientemente evitó mirar al espejo, se cambió y al salir una fuerza superior le invitó a mirar, estupefacto y despavorido vio que no veía,es decir, el espejo no reflejaba su imagen. No había nadie, él no estaba, se mostraba el cuarto de baño vacio.
Con un ataque de ansiedad repentino y súbito empezó a hiperventilar, sentía pánico, temblaba y escalofríos recorrían su cuerpo, pensó que iba a desmayarse, respiraba tan rápido que se ahogaba. Creyó morir.
La puerta se abrió de repente, era Joaquín, tambaleándose le pidió ayuda, Joaquín hizo caso omiso y entró en su habitación. Rafa lo siguió, le gritó que si no le escuchaba, Joaquín seguía a lo suyo, se estaba cambiando de ropa.
Rafa fue a cogerle del brazo y su mano lo traspasó…la taquicardia aceleró su ritmo al percatarse que Joaquín no le veía, tomó consciencia a velocidad vertiginosa de que ya no existía.
El espejo, el experimento era la razón. No sabía ni entendía cómo, pero traspasó los límites de lo desconocido. Deseó que fuera una pesadilla, pero no despertó.
Ahora Joaquín estaba en el baño afeitándose delante del espejo, Rafa lo miraba de frente, desde el otro lado, veía lo que fue su baño. Ahora estaba dentro del espejo, no flotaba, pero tampoco se apoyaba en nada, percibió la ausencia de su cuerpo. La imagen de Joaquín comenzó a alejarse volviéndose cada vez más pequeña hasta desaparecer por completo, mientras esto sucedía Rafa iba olvidando lo que fue su vida, su capacidad de pensar menguaba poco a poco, desapareciendo. La única sensación que le quedó era la del miedo y su último pensamiento fue que iba a ser un miedo infinito.
Joaquín encontró el cuerpo de Rafa en su cama al día siguiente, cuando sus amigos le insistieron que mirara en su cuarto al no tener noticias de él desde que salieron de la discoteca. La autopsia reveló que tuvo un infarto, se cerró la investigación aunque con reticencias por parte del forense y la policía ya que era un chico joven y con buena salud.
Sus amigos jamás pensaron que el experimento tuviera algo que ver, de hecho ninguno lo hizo… porque ninguno recordaba la conversación de esa noche en la discoteca; cuando el alcohol los hizo olvidar.

RAQUEL LÓPEZ

resurgir y espirar de las entrañas
esa furia y esas ganas de vivir.
Renacer y dejar atrás
el tormentoso pasado
consumir el dolor y la agonía,
desvaneciéndose por el fuego,lo dañado,
renaciendo como el ave fénix
emergiendo de sus cenizas.
Alimentando la linfa
de mi esperanza,
despertando mi alma cristalizada,
liberándome de mis cadenas.
Purificándome con la fuerza interna
que anida en mí,
germinando y aprendiendo a levantarme
cada vez que caiga
haciéndome mucho más fuerte.
Convertiré en metamorfosis
mi sufrimiento,
para que no quede resquicio
en mi ser
y que pueda desaparecer.
Sentiré que corre por mis venas
el fluir de una nueva vida
y el fuego encenderá la llama,
de un flamante renacer.

CONSUELO PÉREZ GÓMEZ

DEL MOSQUITO COJONERO Y OTRAS VIDAS QUE RECORDAR NO QUIERO.
Queridos reyes magos de oriente, occidente o del polo norte, que yo no soy exquisita a la hora de elegir, conque hagáis vuestra magia, a mí, me vale. Al final de la carta encontraréis varios adjuntos que he estimado imprescindibles para dejar constancia de que lo que expongo es verdad y no excusas para obtener mis deseos.
Lista de archivos adjuntos:
—Certificado de penales. (Libre soy de toda culpa).
—Certificado de buena conducta. Este, redactado por mí misma, porque quién mejor que yo para saber cómo me he comportado y me comportaré por los siglos de los siglos.
—Certificado de estado físico y psicológico. En el que podréis comprobar que aquí también estoy libre de pecado, vamos, que de momento gozo de buena salud.
Iba a adjuntar uno que reza sobre mi buen talante a la par que simpatía, pero este redactado por amigas he convenido que no era demasiado conveniente. Las amigas siempre mienten, si te quieren: más.
Al turrón:
Mi mayor deseo, -el mayor, detrás de ese hay unos cuantos menores-, es librarme de un molesto mosquito que me tiene loca de día de noche y al amanecer. Ya sé, ya sé…me diréis que compre un insecticida ¡Los he probado todos! Y a pesar que en el momento que le insuflo la descarga parece quedar inmovilizado para los restos, con cada amanecer, ¡Ahí está! ¡Ha vuelto a renacer el muy cabrón! Yo no sé qué más puedo hacer porque sabido es, que matar moscas a cañonazos no es tampoco efectivo por lo que vengo a pediros, rogaros, suplicaros que vosotros aplicando vuestra magia lo hagáis desaparecer. Con la última picadura recibida me he soñado noche tras noche durante meses en mi cama de Flores de Ávila; tengo quince años y en mi sueño aparece un príncipe azul que viene al rescate –no sé si del mosquito o mío, ya se sabe que en los sueños todo es confuso-, escucho entre brumas la voz de mi madre, llamándome sonriente. Cuando despierto percibo el aleteo del puto mosquito otra vez detrás de mí y quiero huir, pero alguien me ha atado a la cama…
¡Libradme de esta pesadilla!
En mi hangar estoy construyendo una nave espacial-especial. Especialmente diseñada para viajar a Venus. Es mi plan B por si esta carta fracasa, pues hay quien duda de vuestra ficticia existencia.
Yo por si las moscas os escribo. Que decida el destino.
—¡Pípípípípípí!…—Suena el timbre del portero automático.
—¡La madre que parió al pato verde! ¡¿Pero quién coño es capaz de llamar así?!
—¿Quién es?
—El cartero real. Vengo a recoger su misiva.
—Claro, claro, claro…y yo soy Beyoncé, si quieres te bailo algo, ¡No te jode!…
—Usted sabrá lo que hace. Si su carta no llega, a mí no me eche después la culpa. Mi trabajo lo he cumplido.
—¡Sube!
El emisario cruza el umbral. Las cosas a veces suceden sin que se ejerza o pueda imponerse control sobre ellas. A los nueve meses una cabecita de nariz respingona y boquita de fresa asoma por entre algodones y desde su cama lanza mágicas sonrisas hacia los ojos que se posan en ella.
Se instalaron en Venus donde reina la paz hasta y por el momento. Ese era el renacimiento deseado por largo tiempo: Otro planeta. Otra vida.
Del mosquito nunca más se supo. De los reyes mágicos: tampoco.
P.D: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

GAIA ORBE

el rey avanza
en la virtud camina
lucha contra el mal
con prismas misteriosos
intentan confundirlo
un solo instante
la verdad no aparece
ni cae el cielo
sin angustia en la muerte
es algo inevitable
al tún tún busca
antiguas ceremonias
viste piel nueva
la plenitud del tiempo
gracia divina
dueño de su futuro
el renacer lo elige

MANUEL ALBÍN

Año 2199, se ha perdido las fiestas, los buenos momentos, la alegría, el amor; sólo queda la envidia, la prepotencia y la maldad.
Ahora hemos pasado dos años sin la alegría en las fiestas de Navidad, por eso un niño de poca edad le pregunto a su abuelo, abuelo ¿porque ya no hay cohetes en la nochevieja?, ¿porque los RR MM, no reparten regalos ni caramelos?, el abuelo se quedó parado, sin palabras y pensó, ¿como le digo a mi nieto para que él lo entienda lo que ha pasado y está aún pasando?.
Carlos, — se llama el nieto — mira no hay fuegos artificiales, ni los Reyes Magos reparten nada , por culpa de unos señores que no se saben quién son.
Pero tenemos la esperanza que algún día este virus se aleje de los humanos que quedemos o queden disfruten de las antiguas conmemoraciones y renazca la alegría y los abrazos y los besos.

RAMÓN CORREA ÁLVAREZ

ENSÉÑATE A VIVIR.
porqué recuerdas con ahinco tu pasado y temes vivir en el presente?,
Prefieres morir lentamente cual enfermo desahusiado?..
No huyas,esgrime la realidad con tesón y enséñate a vivir con el ayer;
Cristaliza tu mezquina indecisión.
Recula el camino hasta ahora recorrido y omite a aquello que perturba tu razón,
Empieza de nuevo la senda de la vida dando pasos firmes de la mano de la confianza,del amor,
Pués quién se afianza y ama,todo olvida.
Por mucho que sea de honda tu herida arroja tu pasado en el olvido y nunca más te des por vencida,
Porque el querer hacer pone en los pies lo querido….
RECUERDA QUE,antes de triunfar,hay que luchar para lograr y conseguir.
Mira siempre hacia adelante y si el presente no cicatriza tu herida,no puedes claudicar,por que el éxito está en la lucha por la vida.
Levanta pués la frente cual palmera crece,
Entrégate a aquel que de veras te merece
Para que tu incapacidad y tu tormento muera.

BEATRIZ ÁNGEL

El camino se torna
una cuesta hacia abajo,
sin sentido.
Rodando en una bola
de cristal opaco,
sin control.
Un mundo pausado
a tu alrededor,
sin color.
Cuando has muerto
y regresado
de la oscuridad.
Cuando se apaga el alma
y aún así, a veces,
renace.
No todos tienen esa suerte,
solo algunos,
pueden burlar a la muerte.
Cuando renace el alma
que yacía inerte,
vuelve para ser amada,
entregarlo todo,
a cambio de nada.
Vuelve para ser la luz
de aquellos a los que la vida,
la senda les tapa.
Esos que a los que no vemos
nos muestran las pistas
que guian nuestra calma.
A esos, démosles las gracias.

LOLY MORENO BARNES

En mi último suspiro, estaba convencido de que morir sería el final.
¡Que toda la lucha había sido en vano!
Amé con todas mis fuerzas, pero también odié y aborrecí.
Soñé con la imaginación de un niño, pero también desdeñé miserablemente mis ideales como adulto.
Besé la vida y la naturaleza con la pasión de un enamorado. Pero también tapé las bocas y ofendí la tierra que había besado.
Con una inmensa paleta de colores pinté los días, pero también oculté la hermosa creación con tinieblas, miedos y soledades.
Regalé y compartí mi tiempo marcando momentos de felicidad, pero también se lo arrebaté sin piedad a los que amaban la vida despojando sus latidos.
En mi último balance comprendí que siempre queda un legado que no se puede extinguir:
El amor queda en los recuerdos.
El trabajo bien hecho y la semilla que germina en buena tierra da sus frutos.
Y el mundo sigue girando a pesar de los contratiempos, porque un año no hace historia sin los pasados y yo renaceré siempre y de mejor modo en los futuros.

SARA RÍU

Historia de un crimen:
En la mañana del año 1993, había sido encontrada muerta Catalina Rodríguez, junto a las escaleras del bloque, 3º izquierda de la calle Martín Lutero de la capital de Madrid.
El equipo de investigación criminal había cerrado el caso tal vez demasiado rápido según algunos, concluyendo haber sido un fortuito accidente por la situación del deterioro del edificio, ya que las pruebas evidenciables señalaban al mal estado de la barandilla, que parecía semidesprendida.
Durante unos días la prensa no dejó de hablar del tema, las declaraciones de los testigos del vecindario que habían sido omitidas por la policía poco tiempo después resaltaban en las páginas sensacionalistas. Cuando se descubrió la identidad de la que parecía una ordinaria mujer todo cobro un nuevo sentido.
No tardo en llegar la noticia a el círculo de escritores de novela criminal de “La pluma del misterio”, por supuesto como buenos investigadores enlazaron cabos sueltos y comenzaron a moverse por la zona donde Catalina Rodríguez fue encontrada.
La información de la prensa destacaba que la señora Rodríguez, había visitado recientemente valencia y que tras volver a Madrid varios testigos la vieron paseando por la zona días después con un caballero poco recomendable. Otros pusieron énfasis en la existencia de una libreta de apuntes de la escritora que yacía junto a ella en el momento de encontrarla, desapareciendo al instante que apartaron la vista del cadáver.
Así pues Roxana Stuart una escritora del gremio acompañada de Clara Thompson fue una en determinarse por ir al lugar de los hechos para poder tener una mejor visión de lo sucedido.
Tomando un taxi frente a la puerta del lugar donde el círculo se congrega los miércoles y sin pensarlo dos veces; emprendían el rumbo, en dirección a la calle Martin Lutero, para dar comienzo a las primeras investigaciones de la asociación.
−Por favor tome la dirección Martin Lutero bloque 3º a la izquierda.−dijo la señora Roxana Stuart.
Y el taxi comenzó su marcha
La señora Thompson que contaba con la edad de 65 años acomodada detrás del asiento del taxista abría su bolso negro y con la mano derecha dirigiéndola hacia el interior, tomaba una polvera con la que comenzó a empolvarse las mejillas. Roxana que es tres años más joven la observaba desde su izquierda. De pronto recordó algo :
−Un momento. No estaba Catalina en Valencia, hace tres días ?−Dijo retirando la polvera con la mano derecha de delante de Clara .
−,¿ por qué dices eso?-Pregunto la señora Thompson guardando la polvera introduciéndola en su bolso.
− ¿no te das cuenta? El dia en que fueron interrogados los testigos , uno de ellos dijo que Catalina vino a citarse con alguien en ese bloque .−Clara Thompson trataba de pensar que detalle se le había escapado .
−Aún no entiendo que quieres decirme –Dijo ella.
Entonces tomando una bocanada de aire, Roxana dejo salir toda la información que había recopilado en tan poco tiempo.
−Catalina estaba en Valencia hace tres días. Investigando un caso para su nuevo libro Renacer.
Alguien dijo que un hombre se había citado con ella dos días antes, luego deduzco que tuvieron que llamarla por teléfono.−
Clara Thompson comenzó a vislumbrar el sentido que cobraba la explicación de la señora Stuart.−¿Insinúas que alguien alteró el destino de Catalina Rodríguez, através de una llamada?−Dijo un poco sorprendida.
−Por supuesto que si, recuerdo que catalina me había comentado la semana anterior que, estaba preparando ese viaje a Valencia, para investigar un caso que le llevaría a concretar su novela.−Explicó la señora Stuart.
Pero la señora Thompson que permanecía muy atenta a las explicaciones de la señora Stuart replicó.−Entonces nos hemos precipitado en hacer este viaje−La señora Stuart la miro fijamente a los ojos .
−¿Qué quieres decir con eso Thompson ?−
−Es muy simple querida amiga; Si la llamada misteriosa a Catalina Rodríguez la precipito a realizar nuevamente el viaje de vuelta a Madrid. Eso significa que la llamada es la clave en esta historia .No comprendo cómo la policía, no mostro ni el más mínimo interés por este detalle tan significativo.
Roxana Stuart bajo la mirada por un instante y enseguida volvió a mira a la señora Thompson .− ¡Dios mío, no me lo puedo creer! se me había pasado por alto .−Dijo con voz desencantada.
Entonces muy seria la señora Thompson tomó las riendas de la conversación diciendo:
−Debemos estar más atentas a los detalles querida amiga. La calle a la que fue Catalina Rodríguez a visitar no era una calle que entrara dentro de su itinerario habitual .En la foto del periódico se describe bastante bien como es esa calle, tiene trazar de ser un lugar abandonado de la mano de Dios y no me extraña por qué; Ya que parece frecuentado por gente de dudosa reputación.
A lo que la señora Stuart añadió.
−Es cierto todo lo que dices querida Clara, te felicito por tu clarividencia en este caso, no en vano eres una de las mejores en el círculo de novela negra−Clara sonreía ante el reconocimiento de su amiga.
De pronto el vehiculó se detuvo ante una calle casi apartada de la civilización .La señora Thompson exclamó.−¿Dónde estamos? ,esta no parece la calle de la fotografía del periódico .
−Señoras hemos llegado a la calle anterior a la que están buscando .Seguro qué quieren ir a ese lugar ?−Dijo el taxista.−Es un barrio marginado por lo que me cuentan y creo que no deberían haberse atrevido a venir solas.−La señora Stuart, observando los detalles de la zona salió del vehículo colocándose sobre la acera agrietada.
−Si no quiere acompañarnos está en su derecho señor, pero necesitamos encontrar algunas respuestas en ese sitio.−Replico con sutileza la señora Stuart.
−Espero que tengan suerte en encontrar lo que buscan señoras. Aún es pronto pero.. En este tipo de barrios, les aconsejo no se demoren demasiado, pues a partir de las seis de la tarde todo comienza a parecer por aquí una jungla peatonal por lo que dicen.−Dijo el taxista temeroso mirando por el retrovisor del espejo interior como queriendo divisar el exterior.
La señora Thompson saliendo del vehículo se incorporó sobre la vía volviéndose hacia el vehículo una vez , cogió su bolso y cerró la puerta y dirigiéndose hacia la señora Stuart logro alcanzar la acera dando cuatro pasos.
Los edificios tenían las fachadas en mal estado ,la pintura desgastada, los tejados roídos, las ventanas con cristales deshechos y el jardín seco, dejaba mucho que desear .Pero las intrépidas escritoras emprendieron su marcha hacia la calle Martin Lutero que, estaba a tres metros de distancia de la calle en la que el taxi las había dejado .
−Roxana, creo que debimos de traer a alguien mas con nosotras.−Dijo la señora Thompson algo preocupada, mirando hacia la sombra de un árbol donde parecía delatarse los zapatos de un extraño.
−No te dejes dominar del miedo Clara, prosigamos con la investigación principal .Aun es temprano mujer,… Vamos por ahí –Dijo Stuart, señalando una parte de la acera menos ruinosa. Clara Thompson la seguía de cerca. Y de este modo llegaron al final de esa calle, para alcanzar la que buscaban .
Unos minutos después, lograron encontrar el bloque donde Catalina Rodríguez había sido hallada .−Este es el bloque , la puerta esta abierta apresurémonos a entrar.−Dijo la señora Stuart dirigiéndose a la señora Thompson.
Dieron diez pasos hacia el interior del edificio con aspecto abandonado y maloliente. Aún estaba allí junto a las escaleras la barandilla semicaida .Clara dejándose llevar por su entusiasmo se adelantó a Roxana y comenzó a investigar los extremos de la barandilla .Por su parte comenzó su investigación por los buzones y rinconeras buscando tal vez alguna otra evidencia .
−Roxana ven un momento por favor creo que encontré una prueba inadvertida seguramente por la torpeza de la policía.−
La señora Stuart comenzó a dar tres pasos en dirección hacia ella .Pero tropezó..−¡¡Dios mio Roxana ten más cuidado ,esto se hace cada vez mas difícil de caminar,no hay suficientes escombros en este sitio ?!−Roxana no respondía, y mientras se incorporaba levemente del suelo vio algo que nuevamente le pareció reconocer.−Querida amiga Clara, acércate tu primero y dime si lo que ves es lo que yo veo !−Clara se acerco soltando el extremo de la barandilla que mantenida asida entre sus manos.−Eso no es la placa policial del sargento Benítez? , y manchada de sangre por lo que veo –aclaro.
−Así es, y no tendría nada de raro , si la placa no hubiera estado enganchada en la baldosa que hay bajo el buzón .−Dijo Roxana.
La señora Thompson quedo un momento en silencio mirando la placa detenidamente, que era sostenida por la mano derecha de la señora Stuart.
−Vaya el sargento mezclado en un asesinato , ahora si entiendo muchas cosas−dijo.
Roxana Stuart estando ya de pie respondió .
−Exacto, el jefe de policía hizo que la investigación oficial marcara otro rumbo. Con lo cual despistar así y borrar pruebas. Él fue quien llamo a Catalina Rodríguez por el teléfono haciendo que volviera a Madrid dos días antes de lo previsto en el círculo de escritores., pero que hacia el sargento en un lugar asi , que trataba de ocultar citándola de esta forma –
Clara Thompson miro hacia la escalera como si tratase de visualizar el escenario del fatídico desenlace y dando tres pasos se posiciono junto a la escalera , agachándose sobre el ultimo escalón –Mira esto ,parece una carta mal plegada, veamos si es una pista−Clara desenrolló deprisa el papel arrugado.−Que dice, vamos Clara date prisa debemos irnos ya –Llevaban mas de media hora en el interior del edificio y ya comenzaba a sentirse que había gente cerca .
−Aquí pone ..Cuando leas esta carta sabrás que tu esposo tiene una amante con la que se encuentra en la calle Martin Lutero bloque 3º izquierda .Debías enterarte por mi , ya que acabo de dejar a mi esposa la amante de tu marido para resurgir en un nuevo renacer* después de tanta vida llena de mentiras y reproches de un juego que yo mismo sin quererlo permití entregado a la apatía del miedo por no perderla.
Lo lamento tanto , pero tal vez asi puedas emprender una vida nueva antes de que te veas como yo un autentico pelele.−
−Te das cuenta Roxana , el sargento se veía aquí con su amante, el enlace de la fuente de Catalina fue el marido de su amante, que la envió a Valencia a recoger la sentencia de divorcio de donde se habían casado y el intento de deshacerse de las pruebas de bigamia. Que mantenía su mujer con el esposo de Catalina .−
−Voy a llamar a la comisaria del estado para que le detengan , pero salgamos de aquí ya mismo Clara querida ,esto comienza a oscurecerse…−Dijo Roxana apresurándose a la salida junto con Clara. Pero podríamos preguntarnos si llegaron a salir de allí sin ninguna interrupción, o si tal vez por un casual podría encontrarse allí una vez mas el asesino .Realmente el asesino vuelve al lugar del crimen ..?Quien sabe como se podría acabar esta historia ..
Autoría: Mª D. Ruiz A.

CURRO BLANCO

Y observando el amanecer se encontraba cuando Nevado, descansado y dispuesto, se le acercó rabo juguetón orejas levantadas a darle los buenos dìas.
– Guau. Guau. Bau…
– ¡Holaa! ¿Sabes que eres mi más mejor amigo?
– Guau. Guau. Bau…
Se acuclillò hasta el lomo de Nevado y acariciàndolo, los dos, contemplaron por un largo rato el espectáculo:
El sol minúsculo aún en el horizonte, con sus rallos estelados acaramelaba el cielo imprimiéndole suaves tonalidades de colores desacostumbrados, extraordinarios, perfectos; la magia se había iniciado completándose en poco plazo cuando la estrella se alzase majestuosa sobre el horizonte
Sin tardanza ni prisas emprendieron el camino que por la tormenta se tuvo que aplazar.
El rebaño sigiloso (ni medio balido), no fuera a ser, digo yo, que enfadaran a las nubes y tuvieran que apearse de nuevo del camino; Genaro cayado en mano, “que en un par de horas llegarían”; Nevado, “que si guau, guau, guau”.
El perfume suspendido en el aire después de la lluvia acariciaba su bulbo olfativo con el característico “olor a vida”; resultado de tres aromas diferentes mezclados tras las reacciones químicas y físicas del ozono, la geosmina y el petricor; el primero, su olor puede recordar al del cloro, el segundo màs intenso y parecido al vapor de moho, procede de las plantas y del suelo húmedo, y el petricor, que es fresco, dulce y suave, emitido principalmente por las rocas.
¡Què bien!, pensò entre si, cuando descifras el porqué de las cosas y su significado te confiere la firmeza suficiente para renacer.

DIEGO CISNEROS

Enterrado bajo cientos de toneladas de tierra y roca maciza, un desvencijado túnel de hormigón mana de su resquebrajado cuerpo venas de agua envenenada. Del techo finas estelas de polvo se abren paso al suelo, y del suelo, pequeños hongos luminiscentes expulsan de sus diminutos cuerpos una lánguida luz verdeazulada.
Debajo de un frío y húmedo umbral de piedra una bombilla incandescente está siendo cubierta por una delgada llovizna de una tubería rota. La luz parpadea y lucha por mantenerse viva, pero al cabo de un momento el agua termina por ahogarla y por arrojarla a la oscuridad infinita.
En una estrecha cámara de piedra, muy alejada a la Última Colonia de supervivientes, varios individuos se congregaban alrededor de un crepitante fuego hecho de libros viejos: Mi gente, mi familia, me prestan su invaluable atención, a mí, a la última de mi generación: La Abuela Mon.
A pedido suyo vuelvo a contarles una vieja historia, mi historia; la historia.
—Fue hace mucho, mucho tiempo atrás, bastantes décadas atrás, cuando los rayos del Sol no abrasaban la piel al más mínimo contacto, cuando el aire libre podía llenarte los pulmones sin hacerlos sangrar, cuando el agua era tan pura y cristalina que al beberla rejuvenecías… Cuando la Luna en el cielo no era un soplo blanquizco de tiza que deambulaba perdida en la nada… Y cuando la Tierra era un mundo maravilloso plagado de oportunidades y futuros brillantes, y no un infecto paramo.
Sí, mis hijos, sí, yo viví lo que muchos llaman ahora Un Sueño Lejano.
—En aquel entonces los días eran radiantes y jubilosos. Felices. La vida rebosaba a plenitud. La Madre Naturaleza nos daba a manos llenas abundancia. No era necesaria otra cosa que simplemente extender una mano y coger lo que uno desease de ella.
Era una niña de diez años cuando mis padres me llevaron de viaje por todo el país. Lo recuerdo bien, lo recuerdo todo. Aun puedo ver al cerrar los ojos los colores vivos de aquellas flores silvestres tan curiosas, aun puedo rememorar el regusto en el paladar del jugo de aquellos jugosos frutos exóticos, y de tantear, con mi mente esas imágenes imborrables en mis recuerdos. A pesar de mis años, mis niños, y de mi deplorable condición, sigo conservando en la cabeza un pedacito de paraíso. Sí, mis pequeños, observé a la Naturaleza a, y en, su plenitud, antes de que la pobre sucumbiera por la mano del hombre, y enfureciera.
—Mis sentidos se agudizaron a mi alrededor. Sí, como lo he mencionado tantas veces, fueron mis padres quienes me enseñaron el cómo hacerlo, el cómo enlazarme.
Deja que el espíritu del bosque te abrace, hija, deja que te envuelva, que te lleve. Inhala hondo y exhala lento. Cierra los ojos y no pienses, deja tu mente en blanco. Siente. La quietud, la serenidad, la armonía del exterior fue penetrando en mí, llenándome en cada respiro el cuerpo y el alma de paz. Cuando me dejé transportar por mis sentidos, el mundo adquirió nuevos colores nunca antes vistos. Llegué a catar y a experimentar sensaciones que antes había pasado desapercibidas, o, mejor dicho, que desvaloré. Con la mente expandida y el cuerpo abierto concebí dentro de mí otra forma de ver el mundo.
El repiqueteo lejano de un pájaro carpintero, el murmullo del agua al fluir por entre las rocas en un riachuelo cercano, el envolvente perfume de la hierba humedecida por el roció matinal, el inconfundible crujido de los escarabajos sobre hojarasca, así como la calidez del sol sobre mis mejillas y los dedos del viento surcándome el cabello… Aquello, todo aquello, permanece intacto en mi memoria, fiel a mí, como desde el primer día en que lo experimenté.
Oh, sí, niños, en verdad os digo que aquella Era fue gloriosa, llena de oportunidades y maravillas. Esos pocos años de vida que tuve la dicha de conocer la grandeza de nuestro planeta… los extraño tanto…
Al terminar mi última palabra me quede estancada en el pasado mientras observaba como el fuego corrugaba las hojas de viejos tomos que alguna vez en mi tiempo fueron considerados obras maestras.
—Abuelita Mónica —Habló mi pequeña nieta, sacándome así de mi marasmo—. Ya nos has contado la noche anterior como el mundo se derrumbó debido al Cataclismo, y ahora nos cuentas como era el mundo antes de que ocurriera. Pero, me pregunto…
—Sí, hija, te escucho. Dime
—Me pregunto. Si ellos lo hubieran sabido, los hombres y mujeres de tu época, lo que nosotros padecemos hoy en día, ¿cambiarían su forma de vivir para no dejarnos, a nosotros, sus hijos, nietos y bisnietos, un mundo en ruinas?
La pregunta me dejó desarmada. Bien le pude decir la verdad y romperle la poca esperanza que llevaba en la carita al decirle que no, que mis contemporáneos eran duros de pensamiento y que no moverían un solo dedo incluso si bajo sus pies el fuego ardiera y la tierra se separara para tragarlos. Levanté la vista, y miré a mí en rededor. Los rostros de mi gente me decían, con labios ligeramente apretados y negando con la vista fija en el suelo, que le dijera a la niña lo que la niña quería escuchar.
—Sí, hija, si ellos supieran lo que nosotros sufrimos en estos días, ellos lo hubieran evitado, habrían cambiado, habrían impedido que este terrible presente se hiciese realidad, pero desgraciadamente lo entendieron tarde. Demasiado tarde.
Su tenue y agridulce sonrisa ganada a base de mentiras me dio un pellizco en el corazón y me obligo a inclinar el rostro hacia el fuego. Sentí la cara caliente y los ojos llenarse de agua.
Las llamas en el fuego bailaban, hacían figuras que solo yo podía ver, que solo yo podía entender, y comparar con la llama furiosa devora de bosques, de la lava embravecida de volcanes iracundos, de la imparable marea que sumerge y devasta ciudades enteras, países y continentes. Mi conciencia se aligeró y voló por entre las febriles llamas, adentrándose en las letras cenizas y retorcidas por el fuego, dejándome salir de mi cuerpo para llegar a deslumbrar un punto oscuro en crecimiento.
Cuando la oscuridad amenazó cubrir toda mi visión, cerré los ojos, y con acopio de mis pocas fuerzas restantes deseé volver a aquellos días…
Cuando abrí los ojos, mis pupilas se volvieron del tamaño de la cabeza de un alfiler al sentir un rayo de luz de Sol quebrado desde la ventana de mi cuarto a mi cama y a mi rostro. Estaba sudando y temblaba como si estuviese enferma. Al ajustar la vista a mi entorno me di cuenta de que estaba en casa, mi antigua casa, rodeada de objetos que creí nunca volvería a ver en la vida. Me levante de la cama con las piernas blandas y con palpitaciones atropelladas, sintiéndome ajena a la realidad, al mundo, a mí misma.
¿Un sueño? ¿Un sueño lucido? No, nada de eso. No podía ser eso. Al acercarme al espejo me percate de ello. Setenta años se me habían esfumado de los hombros. No es posible… me dije. Al observar detenidamente mi cuarto, mi cama, mis juguetes, mis libros, la luz del sol penetrando mi habitación y el infantil calendario de pegado en la pared, mi nunca comenzó a llenarse de sudor frío.
Cuando me paré frente al calendario y tomé entre mis dedos una de sus hojas para arrancarle; dudosa. Observé que la fecha en el calendario era una fecha imposible. Por largo tiempo no pude prestar atención a otra cosa que no fuera la hoja en mí mano. Fue entonces cuando volví a sentir el rostro enrojecer y los ojos llenarse de agua.
Antes de derrumbarme en el suelo y de derramar la primera lagrima de un desbordamiento imparable de llantos, logré decirme a mí misma:
—Gracias cielo santo, gracias. Aún tenemos tiempo, aún hay esperanza. Aún tengo una última oportunidad para cambiar al mundo…

JAVIER GARCÍA HOYOS

EL TRANSPORTADOR.
Alonso había vivido más de cuatro mil años, y experimentado su existencia, en más de ochenta personas diferentes. Cada día, su transportador le enviaba a un mundo extraño. Cuando llegaba al lugar y la mente elegidas, comenzaba el ritual:
Al principio todo era gris. Miraba alrededor y esperaba. Trataba de recordar una palabra, una imagen, una nota musical, y entonces… ocurría. Su ser dejaba de habitar en él, y se transformaba en otra persona; a veces hombre, a veces mujer, a veces esclavo, rey, villano, heroe…
Había sufrido y disfrutado a la vez en todos aquellos lugares y momentos. Tenía el poder de crear y destruir civilizaciones, así como de cambiar destinos; podía ser el más cruel o el más piadoso. Pero sobretodo, tenía el poder absoluto de comprender un mundo entero, el poder de amarlos a todos, o de odiarlos llegado el caso.
Cuando Alonso no viajaba, solía citarse con sus amigos en la terraza de un bar. Escuchaba sus conversaciones. Pero aquellas amistosas voces, desaparecían como la música al bajar el volumen de una radio. Entonces, su atención se centraba en las personas sentadas en las otras mesas.
Aquella tarde, observó a una pareja en la entrada. Tenían dos hijas que correteaban a su alrededor. Los padres parecían apesadumbrados. Se consolaban mutuamente mientras miraban la pierna ortopédica de una de sus hijas.
–Alonso, deberías disfrutar más de la vida. –dijo uno de sus amigos.
—¿Por qué dices eso?
—Siempre pareces estar ausente, y que estés hoy con nosotros es casi la excepción que marca una regla. Mira, mi querido amigo, el mundo se divide en dos: quienes viven la vida y quienes solo la miran dejándola escapar.
—Dime, ¿tratarás de convencerme si te digo que estás equivocado?
—Por su puesto, porque llevo razón y, en el fondo, lo sabes.
—¿Como siempre?
—Claro amigo —respondió riendo —, solo intentamos ayudarte a aprender a vivir.
—Os comprendo, pero vosotros quereis mostrarme una parte de esa vida, la que os interesa, el problema es, que yo prefiero observarla por completo. Sin pediros que lo entendáis.
Alonso se despidió hasta el día siguiente. Llegó a su casa. Se sentó delante de su escritorio, encendió el flexo que tenía junto a la ventana, cogió el transportador que estaba sobre la mesa y miró la punta de aquel mágico aparato.
Pensó en la familia que había visto en el bar, cerró los ojos y puso a funcionar su transportador.
Renació en el cuerpo de los padres, y decidió que en aquella ocasión, sería piadoso.

SILVANA GALLARDO

Acariciar la muerte, aferrarse a la vida;
después de todo son caminos paralelos,
donde corre fugaz melancolía.
Tengo sed de la vida y sus andares,
pero el tiempo insensible toca mi espalda
empujándome al vacío incierto de la nada.
Mas el cielo y la tierra me fascinan
pues la celeste imagen de luz y oscuridad
conectan su energía para elevar el espíritu,
y sepultar el cuerpo decadente.
Vuelvo la mirada al infinito luminoso,
me abraza su fulgor de insondable fortaleza
para resurgir después de cada muerte.
con el alma erguida en la sutil batalla.
Tal vez la muerte cotidiana absorbe los respiros
minando cada partícula del ser viviente
y mientras vivimos nos toma de la mano
pausada, lenta y, sin avisar, nos da el zarpazo.
Soy dueña de mi vida venturosa;
la cuido o la destruyo, decisión determinante;
pero estoy aquí en pie de lucha,
para enfrentar mis íntimos temores.
Necesito aire de actitud rebelde,
cordialidad con mi otro yo que me atosiga
¡quiero vivir, gastar toda energía!
renacer en mis anhelos de esperanza.
El alba sorprende todo sueño,
despertares que ansían retrasar el tiempo
para aferrarse con fuerza a sus misterios,
y postergar los instantes de su ineludible paso
para trascender, antes del ocaso.
Que renazca en el miedo de mi alma
el denuedo que venció a mi cobardía;
para terminar en paz y en calma,
los últimos tiempos de mi vida.
Renaceré como la mariposa
atrapada en su óbito carruaje,
y allí, en su intimidad, donde ya luce su ropaje
ocluir con pinceladas de libertad eterna
con el brillo iridiscente de sus alas,
para inmortalizar la resurrección y su existencia.
Renacer de los escombros de mis yerros,
surgir limpia y sana de conciencia
sin resabios que se haya adherido al corazón
para no morir, sin haberlos corregido.

BEA ARTEENCUERO

RENACER.
No voy hablar de dolor
Ni de corazones rotos
De almas perdidas
De caminos oscuros
Que habitan en nuestro
Interior.
Las sombras se adueñan
De la mente
Recorriendo cada rincón
Tejiendo un laberinto
De emociones.
Hay veces que la
Incertidumbre
Se adueña tanto
Que nos hace dudar
Por donde seguir.
El rumbo incierto
Nos lleva a andar
Sobre piedras y espinas.
Hoy en el cielo hay
Estrellas de colores,
La luna tiene mil formas
Y las nubes, son de algodón.
Hoy para mí
Canta un ruiseñor
Hay aleteo en mi alma.
Mi corazón corre presuroso
Tras una nueva ilusión.
Mi cuerpo inerte.
Mi piel apagada
Volvió a renacer
Hoy, soy la vida misma
Hoy…Hoy
Me llamó…AMOR

EFRAIN DÍAZ

Por planeta nos regalaron un paraíso. Un planeta de verdes montañas y ríos cristalinos. Un planeta de áridos desiertos y mares profundos. Lagos, selvas y bosques. Flora y fauna. Nos dieron un planeta con abundantes recursos y comida para alimentar a toda criatura viviente. La gente primitiva, los primeros pobladores entendían el funcionamiento de la naturaleza. Dicha sabiduría fue pasando de generación en generación hasta los indígenas de nuestros días. Tomaban solo lo que necesitaban y en alguna forma devolvían lo que tomaban. Nada de excesos, nada de contaminación. Sin embargo, de hace una centuria para acá, la avaricia del ser humano ha crecido avaro. Inconsciente de que este es el único planeta que tenemos. En nombre del mal llamado progreso, no solo ha destruido su casa, sino que ha destruido la casa de todos. La construcción desmedida, la caza y la pesca desequilibrada, la contaminación ambiental producida por fábricas y automóviles. Poco a poco el planeta está pasando factura. El calentamiento global es su forma de vengarse de la inconsciencia humana. Cada terremoto, cada tsunami, cada huracán, cada tifón, cada lluvia torrencial que arrasa comunidades es su forma de renacer. De regenerarse. Jamás podremos ganarle a la naturaleza. Es una partida que tenemos perdida desde el principio. Es cuestión de tiempo.

JUANA CASTILLA

RENACER
Cuándo el viejo se fue la familia se empezó a astillar, como una lenta porcelana, que al menos en estos pagos, ya ni se usa.
Primero una porción de loza inglesa, en las tazas de la tía Silvia y después en los platos de Limoges y al final en la fuente, donde la vieja estiraba su eterno bizcochuelo, repleto de insultos porque el papel no sé qué cosa, ah sí, ya me acuerdo, el papel se pegaba – y te dije que no quiero gente en la cocina, me desconcentran.
Fue el último retrato de la vajilla.
Los cubiertos – regalo de alguna tía sabrosa y pudiente – volaron cuándo la segunda mujer del viejo deshizo de un plumazo el armario, donde la vieja coleccionaba su ajuar de copas, tazas y otras delicias.
Pero eso ya ni cuenta.
La cosa vino cuándo hubo que pagar el entierro del viejo. Fui tan mareada que – para furia del cuervo agrisado de la funeraria – ni encontraba el DNI.
Un tío que de verdad nos quería, susurraba dolido que le hubiera gustado ayudarme pero que estaba más seco que la higuera preferida de mi viejo.
Un primo con genes de estafador lamentó no haber llevado su billetera. Siendo que desfalcó a todas sus novias opté aturdida por no escucharlo.
De a poco aparecieron papeles que ni sabíamos que existían, el de la billetera difusa le debía más plata al viejo que al Banco del Vaticano, tan católico que se decía siempre.
Ariel vendió todo lo que pudo con tal de sostenerse, intenté ayudarlo desde el principio pero la empresa tan ingeniosa como el Hidalgo, aunque infinitamente injusta me arrojó al vacío, apenas supo que mi garganta se andaba aflojando.
Ariel siempre prometió devolver aunque sea unos pesos, pero hundido en sus mujeres de turno, casi todas violentas o extrañas, nunca hizo otra cosa que tironear mi gastado bolsillo.
Al final volé por los aires o más bien por el río que estaba a solo diez metros del aquel edificio inglés, tan bien reciclado y en el que abundaban jefes con aspecto de alimañas.
A los que eran buena gente también los empujaron al río. Todos nadaban bien salvo el último que no resistió los liquenes ni la humillación del agua oscura y deteriorada y eligió un elegante cáncer de huesos, que según sus hijos se lo llevó en tres meses pero sin dolor alguno.
Laura vivía en Montevideo así que hizo lo imposible por esquivar el entierro, las lágrimas, el susurro apenado de mi tío y la billetera fantasma de mi primo.
Durante los nueves meses que duró la enfermedad del viejo vino una sola vez, se quedó cuatro días y cuándo le pedí que esperara el final, porque faltaban horas, alegó que el avión no admitía penalidad alguna . Cuatro días después tomó otro avión desde Uruguay y vio cómo bajaban el cajón.
Tomé las peores decisiones: la morfina que evitó se fuera de un shock por el dolor que invadía hasta sus papeles y borradores queridos.
Pablo es un pan de Dios pero no suele resistir mucho las despedidas. Apareció algunas veces y hubo que darle seis vasos de agua cuándo supo que el oxígeno se había apagado.
Después vino el racimo de abogados, furias, estafas de un tío décimo tercero y hasta un juicio del que nos enteramos revisando sus ajados cajones.
Y así se astillaron el limoges, el bizcochuelo, los vaivenes antiguos de mi madre y las fotos.
Todo, todo se ha ido salvo algunos trámites grises, ocultos en el final del armario, cerca de la caja donde estarían los cubiertos si la mujer del viejo no hubiera sido tan pero tan …ni sé cómo describirla. Hizo lo que pudo y ya nadia usa esas cucharas que pesan como el Taj Mahal, pero la cosa es que los recuerdos, las promesas y todo lo que el viejo nos pidió se evaporó en el éter. Pese a su sonrisa amable, rogándonos siempre que nos mantuviéramos más bien juntos, nada lo que se dice nada ha renacido. Sombras nada más.Amén.

FRANCINA MATEU

Como del tronco de un árbol talado brotan nuevas hojas de algunos tallos.
Como cada dia al levantarnos podemos renacer en uno mismo, reinventarnos cada dia para sorprendernos con lo diferente.
Mas ¿no es bien sabido que el ser humano es el único de entorpecer con la misma piedra una y otra vez?
Habrá que observar cada atardecer para poder apreciar de nuevo el sol, mirando en nuestros corazones dónde encontraremos quién somos y sobretodo ver quién aspiramos a ser.

KATA MAR

Una almohada para muchos es un objeto insignificante, pero nadie se imagina los secretos que ella guarda, los años en los que puede pasar detrás de la cabeza de alguien, incluso puede pasar de cabeza en cabeza, secando lagrimas ajenas o de su propietario, pasabas sus días en una cama metida dentro de una colcha fría esperando a la noche para que su amo le contara su día, tristezas y alegrías.
las almohadas nunca mueren, pero si envejecen, sino que nadie lo nota, ellas poco a poco se vuelven fes por el polvo tal vez o por las tristezas guardadas en sus retazos y espuma. Las cuales esconden las cargas de los hombres.
son las compañeras inseparables de los niños pequeños quienes las ven como sus confidentes de sus miedos y sus temores. Años más tarde se encuentra detrás de la cabeza o de los pies de un niño inquieto quien la tira hacia el techo del cuarto, para después encontrarse con un adolescente que en sus momentos de rabia la tira fuerte contra el sucio y frio suelo. Luego se encuentra con alguien ya mayor quien pasa sus noches con algún chico o chica desconocido al final ve a un hombre de avanzada edad al que sus hijos cuidan, ellos son los que se encargan del aseo de la casa, en el momento que la vieron dijeron:
– Esta almohada esta sucia y vieja, tiene como 79 años de uso. mi papa nunca quiso que se la cambiaran, toca cambiarla, está ya está demasiado vieja, consigámosle otra más nueva, ella es resiliente, sin decir una sola palabra deja que la desocupen, que la rompan y la introducen en bolsa para luego ir a parar a la basura.
Las almohadas que aparentemente mueren dentro de una basura sorprendentemente renacen en manos de los habitantes de calle, a ellos no les importa que tan sucia este o que tantas lagriman a hallan guardado, lo único que les importa es que ahora sean sus compañeras de vida, confidentes, sus atrapa sueños.
Una vez una de estas almohadas la encontró un habitante de calle quien la puso muy bonita, le cambio la funda, y la incluyo en su cambuche, muy modesto eso sí, para nunca separa ese de ella, esta lo acompaño hasta su último día de vida.

GUILLERMO ARQUILLOS LLERA

=== ANDREA Y ÓSCAR EN LA RIBERA ===
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*** Andrea — Unos minutos antes. Con una compañera ***
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«¿Que qué me está pasando? ¡A ti te lo voy a contar! ¿Qué quieres que te diga que me siento culpable? Si te llegara a decir algo, me inventaría que me va mejor que nunca con Óscar. Que no nos hemos peleado. No como tú, que ya llevas cuatro parejas en dos años porque estás hecha un… bueno una elementa.
»¡Seguro, lo que necesito ahora son consejitos tuyos! Él, loco de celos y con un par de cuernos, y tú con lecciones. ¡Que sí!, ¡que sí!
»Sé que se me nota. Pero no te voy a contar lo que tuvimos después de que llegué a las cinco. No sé cómo se enteró de que me volví a enrollar con Gema. Tú imagínate lo que quieras, tonta del culo, porque nunca podrás entender lo maravilloso que es él. No importa que sus celos no lo dejen respirar. Ni a él, ni a mí».
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*** Andrea — A la hora en punto, junto a la UCI ***
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«Estoy hecha una mierda. Esa es la verdad. Entre lo poco que he dormido, la discusión de casa y lo sola que me quedé cuando lo eché, estoy hecha un asco.
»Igual me pasé un poco y le grité, porque él no paraba de darme voces, sin ningún control. Y es que es un celoso y un machista, que no puede imaginarme con Gema».
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*** Óscar — Un minuto después, en la ribera ***
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«No me teníais que haber sacado, ¡joder! Si me he tirado, es porque ella me ha echado de casa.
»Debo de tener millones de huesos rotos. Pero lo que es dolor, dolor… como que no me duele nada. Seguro que de esta no salgo. Mejor. Si no me acepta tal y como soy, prefiero quitarme de en medio. ¿Para qué coño quiero vivir si no es con mi nena?
»Ya no puedo seguir así. Son demasiados desplantes. Demasiados “déjame vivir mi vida y vive tú la tuya, déjame mi espacio”. ¿Tu espacio? ¿Cuál? ¿El de la cama de Gema? No lo soporto. No tienes remedio, nena, no se trata de “una aventurilla de vez en cuando”. El tema es que me miden los cuernos más de un metro, que ya tengo que entrar de lado por las puertas. Hasta aquí hemos llegado. Como tú dices: mejor cada uno por su lado.
»Joder, que estoy volviendo a llorar. Mucha agua, mucha agua por todos sitios, pero yo estoy llorando por dentro, que es por donde más queman las lágrimas.
»¿Para qué coño me habrán sacado del río? Igual me quedo inválido si no me muero. Si la palmo, asunto concluido».
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*** Andrea — Dos minutos después, en la UCI móvil ***
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«¡Por el puente! Joder, con lo alto que está eso. No podías beberte un litro de lejía o cortarte las venas, igual que todo el mundo. Como no hayas caído bien en el río, te habrás partido todos los huesos y tendrás hemorragias internas, ya verás el cuadro. Te desangras por dentro, imbécil. Si tienes conciencia lo vas a pasar mal de verdad».
—¿Cuánto nos queda, Marcos?
—Ya casi estamos. Dos minutos más y llegamos, Andrea.
«¡Joder! Dos minutos. Como no hayan tenido cuidado para sacarlo del agua, le habrán partido el cuello y tenemos un tetrapléjico de regalo. En dos minutos lo mismo se me ha ido el gilipollas. Y, luego, la reanimación. Además, que no estoy yo al cien por cien. ¡Coño, que he mandado a Óscar a tomar por culo hace un rato!».
—Lo siento, no podemos bajar a la ribera con la UCI. Hay que improvisar.
—¿Ni la camilla? —dice Andrea, pero lo piensa mejor—. Bueno, da igual, si lo mismo nos encontramos un cadáver. Desde esa altura, no sé yo…
.
*** Óscar — Cinco minutos después, en la ribera ***
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«La UCI se queda arriba, claro. No puede bajar a la ribera. Mejor. Igual les da por conseguir que yo viva. Y yo me quiero marchar. Ya no siento nada en el cuerpo. Creo que esto es la muerte. Hay tranquilidad. Hay silencio.
»Se va apagando el cielo. Y las caras. La gente ya ha perdido la voz. Y la sirena suena muy a lo lejos. Seguro que ahora va a venir el túnel. El túnel y la luz. Me arrepiento de lo malo que he hecho. Me arrepiento antes de ir al otro lado.
.
*** Andrea — Seis minutos después, junto al río ***
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«¡No puede ser! ¡No! ¡Nene, eres gilipollas! ¡Tenías que ser tú! ¡Cariño, vuelve, vuelve…! ¡No te vayas!».
—Fuera, todo el mundo fuera, no lo toquéis —la voz de la doctora es decidida. Suena a segura. Sabe lo que se hace. Casi todos los días, un suicida. Pero solo un día lo intenta Óscar. Otra descarga. Sigue la RCP.
—¡Gilipollas, gilipollas, gilipollas…! —está llorando. Golpea su pecho.
Lo dice más fuerte, por si hay alguien en la ciudad que todavía no lo haya oído.
—¡Gilipollas! —más y más golpes. Más y más lágrimas.
—Vuelve, cariño, vuelve —Andrea le está haciendo el boca a boca. Más de un minuto. Las lágrimas no paran de salir de sus ojos —. Vuelve, por favor, no te vayas sin mí. ¡Te quiero, nene! ¡Te quiero!
.
*** Óscar — Siete minutos después ***
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«Pues no hay luz. Una decepción, la verdad. Es una sensación extraña. Como si no hubiera llegado mi hora. Creo que tengo que volver. Sí, me toca volver…
»Joder, ¡qué dolor! No puedo respirar».
.
*** ¿Qué te pasa, Óscar? — Siete minutos después ***
—————————————————————-
Tos, mucha tos. Vómitos de agua. Te colocan la cabeza de lado.
De pronto, vuelve el sonido de la sirena. Regresa el ruido de la ciudad. Te sorprende que te duela tantísimo todo el cuerpo. Oyes a alguien que está llamándote gilipollas. Te están dando golpes en el pecho.
¿Lágrimas? Los labios saben a salado. A agua del río y a salado. Tu nena está llorando. Te incorporan un poco.
La oyes con claridad:
— Vuelve, por favor, no te vayas sin mí. ¡Te quiero, nene! ¡Te quiero!
Lágrimas. Te llueven millones de lágrimas que, al caer, te causan más y más sufrimiento.
Tu dolor es insoportable.

ALBERTINA GALIANO

Aquella noche los tres Reyes Magos no consiguieron encontrarse en el nacimiento, como todos los años.
Melchor, con la mascarilla empapada en babas, no conseguía dejar de estornudar.
Gaspar sentía un nudo apretado en el estómago, con la inquietud de que algo no iba bien.
Y Baltasar intentaba consolar a sus compañeros, con palabras animadas:
¡No pasa nada!
Y sí que pasaba, pasaban realidades extrañas, contagios, cuarentenas, distancias, citas anuladas.
Decidieron oportunos un reencuentro en un nuevo renacer, en el que no faltara nada.
Ni las uvas, ni el champán, ni amigos invisibles, ni comidas de trabajo, ni las bromas de antaño, ni la San Silvestre Vallekana, ni las cenas interminables con insufribles cuñados.
Que no falte la madre de nuestra infancia, ni el padre que nos lleva dormidos en brazos.
Que no falte el pensar que eres querido y cuidado.
Que no falten los sueños escritos en cartas que vuelan a países lejanos.
Que no falte la vida por delante, la ingenuidad de la infancia, los deseos aún no alcanzados que nos hormiguean las ganas, el amor por estrenar, la confianza en el futuro, la esperanza.
Que no falte un nuevo año, para poner en él todo lo que no ha cabido en éste, en nuestros zapatos.
Que no falten los besos, los abrazos y la apretada confianza.
Que no falte la magia.

FLOR RODRÍGUEZ

Volvé a ser, que así estabas bien…
Dejá de mentir, dejá de creer que es tu mejor opción. ¿No te das cuenta que no engañás a los demás?… te estás engañando a vos mismo. Que cuando le decís a otros mentiras sólo estás intentando disfrazar lo que sentís, lo que te pasa.
No lo tomes como una opción. No creas que es una posibilidad; no creas que esa mentira te va a librar de tus problemas. Eso no es lo que está pasando. Te estás inventando una realidad alternativa y te la vas a terminar creyendo vos…
Se te va volver rutina y te vas a convertir en las personas que siempre despreciaste. Vas a ser uno más del montón y no vas a destacar por tus logros sino por tu mediocridad, por tu falta de ética, por tu falta de moral. La mentira se volverá tu amiga y te convencerá de que estás haciendo lo correcto, de que de esa forma vas a llegar lejos.
Pero cuando estés ahí vas a empezar a notar que los rostros de quienes amabas, empiezan a desvancerse.. que las oportunidades declinan, y que tu vida se ha llenado de tanta hipocrecía que ya no sabés cómo escapar, cómo volver a lo que eras, a lo que aluguna vez fuiste.
Y en ese momento tu cabeza va a dar un vuelco y la tristeza se va a hacer presente.
Habrás encontrado una nueva amiga, pero esta tampoco te va a ayudar; sólo quiere que veas los errores y culpes a los demás, que no aceptes que fuiste vos quien provocó todo lo que te rodea.
Tenés que aceptar!!!
Empezá a aceptar que te equivoscaste, que no fue buena desición, que en el camino dañaste a muchos pero que también vos estás roto y que a ahora hay que sanar.
¡Empezá de nuevo! siempre se puede volver a empezar.
Emparchá tus sueños…amigate con esa parte de humanidad que vive en vos y volvé a ese momento en que creiste que mentir era una buena idea.
Perdonate por lo que hiciste.
Afianzate con los demás, con tus vivencias, y seguí adelante. Porque todo lo que quedo atrás ya no sirve, esta dañado y el pasado no se puede cambiar.
Te podés fabricar, con humildad y respeto, un nuevo mañana.

LOLI BELBEL

RENACIMIENTO
Las alas de mi espíritu
No solo es el Ave Fénix quien renace de sus cenizas, lo es también mi espíritu que recobra vida cuando éste se vio castigado a la pena de muerte. Se ha visto acusado de traidor, de traidor e infiel a la vida…, sí, a la vida y a la voluntad, que le fueron vilmente usurpadas por un engaño ignominioso y mequino.
Mi espíritu renacerá fuerte, profundo como una llama viva y con el convencimiento de haber podido romper todos los barrotes de su celda y ahora …, volará con alas de libertad alto muy alto. Tocará los límites del espacio. Se hundirá en la profundidad del cosmos y absorberá el tiempo con el ritmo eterno del misterio en el puro centro del absoluto.
Y no pide nada, no quiere nada, no ambiciona nada…, porque lo tiene todo.

FERNANDO RIERA

«El avivamiento».
Hola, me llamo José, un hombre vulgar de cuarenta años, haste ese día en que ocurrió el extraordinario hecho que cambió mi vida y la de tanta gente, y que ahora paso a relataros.
Ese sábado me quedé toda la tarde tirado en el sofá viendo la televisión, hastiado del trabajo de toda la semana y también un poco de todo…
Era ya la casi la noche, había visto varios programas y películas, estaba más que atontado. Entre eso, una extraña y alarmante noticia de que una nube tóxica se estaba acercando a la ciudad y nos prevenian urgentemente a que cerraramos todas las puertas, ventanas y que no saliéramos a la calle. Lo cierto es que cuando oí aquello casi me reí y no le presté demasiada atención, pensé que no era más que otra noticia sensacionalista.
El caso es que me había quedado dormido en el sofá, pero unos tremendos gritos que venían del rellano de la finca me despertaron. Los gritos continuaron, y cada vez más fuertes. «Socorroo!! Ayudaa!!»…mas golpes en las puertas. Así que salí a ver. Junto al ascensor estaba el matrimonio que vivía al final del pasillo. El se agitaba y convulsionaba de dolor, sujetandose el estómago. Apenas podía mantenerse de pie. -De repente se ha empezado a encontrar mal! No vienen los servicios de emergencia, tengo que llevarlo al hospital, parece que se va a morir!! -exclamó su esposa desesperada mientras él emitía unos quejumbrosos gruñidos. No sé porqué me fui acercando hasta ellos, mientras pensaba: «Y por un dolor de barriga tienen que armar tanto follón?». Además, ese hombre nunca me había caído bien.Cuando lo veía procuraba evitarlo. Sus conversaciones no tenían sentido y tenía un extraño sentido del humor.
Siempre me pareció un paleto. Pero muy avispado, eso sí. Se pasaba todo el día entrando y saliendo de la casa, si hacer nada, paseando, o en el bar. Con cincuenta años y ya viviendo de algún subsidio o pensión. Otro parásito más de la sociedad.
-No para de vomitar y vomitar, no sé qué habrá comido que le ha sentado mal!? Pero es como un líquido putrefacto lo que hecha…! -explicó la mujer.
Entonces el hombre de pronto se giró y me miró. Tenía los ojos inyectados en sangre, abrió su boca rabiosa se lanzó sobre mí mano y me la mordió. -Aaaahh!! -exclame yo arrancandola rápidamente de su boca y retrocediendo hasta la escalera.
-Maldita sea! Pues el jodido sigue teniendo hambre! -añadí frotandome la mano mordida.
-Pero que haces! -le gritó su mujer, golpeandole. -Mira, ya está aquí el ascensor, vámonos!
Antes de meterse en el ascensor, el hombre volvió a convulsiónar, abrió la boca, y devolvió un chorro espantoso de líquido verde sobre el suelo que parecía ácido sulfúrico y olía como a mil demonios. -Lo siento! -dijo la señora disculpándose. -Cuando volvamos ya lo limpiaremos.
Y se metieron en el ascensor. Yo me había quedado alucinado ante la escena, agarrandome a la barandilla de la escalera, a punto de caerme. Cuando volví a oír más gritos y gruñidos procedentes de los pisos de abajo. «Qué es lo que está pasando, esto no es un sábado normal!» pensé mientras bajaba las escaleras, llamado por la curiosidad. Al llegar al segundo piso me quedé paralizado. Una mujer tenía agarrado contra el suelo a un hombre en pasillo del rellano. El hombre estaba boca a abajo, se resistia y gritaba inútilmente ante la fuerza de la mujer, que de repente le dio un enorme bocado en el cuello. -La reostia! -exclamé sin poder evitarlo.
El del suelo dejó de gritar. Vi como le salía un chorro de sangre de alguna de sus arterias abiertas de su cuello, pronto moriría. La mujer giró su cabeza y se quedó fijamente mirándome. -Ggrrrrr!! -gruñó mientras la sangre le caía de la boca.
«Anda! Pero si es la chica del segundo primera… Siempre me ha caído muy bien. Es una chica muy maja, y atractiva. La verdad es que alguna vez había intentando flirtear con ella. Una vez estuve a punto de pedirle una cita mientras estábamos en el ascensor…» Pero ahora, no me pareció tan interesante, sino más bien salir huyendo de allí, escaleras abajo. Por suerte no me siguió, ya tenía su festín. Además, creo que yo nunca acabé de gustarle.
Seguí bajando las escaleras y llegué hasta el primer piso. Allí no vi a nadie, pero sí oí espeluznantes gritos dentro de algunos de los pisos, golpes y escaramuzas. No quise ni imaginarme lo que podría estar pasando dentro de ellos. Tenía los nervios a flor de piel. «Qué diantres les ocurre a mis vecinos…?! Parece como si algo los hubiera infectado…!»
Llegué al vestíbulo de la finca temiendo encontrar allí lo peor. Pero no, tampoco había allí nadie. Sólo en el suelo, restos de putrefactos y verdes vomitados. Abrí la puerta de la calle y salí con cuidado. No sé porqué en ningún momento se me ocurrió que lo mejor huviera sido volver a mi piso y encerrarme allí. Lo digo, porque en ese momento fui participe de la más horrenda de las pesadillas. En lugar de una tranquila noche de sábado, vi correr varios coches de policías con sus sirenas, en varias direcciones. Un coche ardía con el cuerpo de su conductor muerto y chamuscado en el suelo. Otro coche empotrado contra una tienda. Gritos de clemencia y socorro por doquier. Disparos, gruñidos, sangre. A lo lejos un hombre corría siendo perseguido por otro que al final le dio alcance y le despedazo. Helicópteros sobrevolando, gritos y más gritos de horror… A lo lejos una mujer corría viniendo hacia mi, gritando auxilio desesperada. La reconocí. Era la dueña del colmado donde solía comprar. No era demasiado simpática, a penas me dirijia palabra. A veces iba a su tienda a por un poco de queso, salchichón o alguna que otra tontería. Me decia el precio y «buenas tardes» o «buenas noches» sin mirarme siquiera. Eso es todo lo que oí de ella. Pero yo le seguía comprando.
Ahora, a escasos metros de mi, de lo más profundo de sus entrañas y articulado con su boca, me gritó: -SOCORROOO!! -y no hubo tiempo de más, porque uno de esos infectados apareció de un salto llevándosela por delante. Yo retrocedi rápidamente y me giré con la intención de entrar en mi finca, pero al ir a abrir me sobre saltaron unos impetuosos golpes que estaban dando al otro lado del cristal. -Joder!! -exclamé -. Era la guapa vecina del segundo primera, se había acabado el festín y venía a por más! -Ggrrrrr!! -dijo, quiero decir, gruñó, enseñándome nuevamente los colmillos. Me quedé helado. Afortunadamente, no sabía abrir la puerta. Por fin reaccioné y corrí calle abajo. Ya no podía volver a casa. Tenía que buscar algún lugar donde ponerme a salvo. Mientras, vi como un hombre había salido al balcón, extendió sus brazos y mirando al cielo exclamó: -Ha llegado el Apocalipsis!!-.
Luego se lanzó de cabeza contra la calle. Era un quinto piso, no creo que sobreviviera. «Qué es lo que habíamos hecho tan mal como para llegar a esto?» pensé yo mientras seguía corriendo. Deseaba, rogaba por qué todo no fuera más que una pesadilla y terminará. Que despertara y pudiera pasar un buen aunque aburrido fin de semana. Para el lunes volver a trabajar. Sí, huviera dado cualquier cosa por volver a lo
normalidad. De repente anhelaba la rutina de cada día. Incluso pensé en ir a mi trabajo…
En eso estaba cuando me dio como un mareo, unas fuertes nauseas y me costaba respirar. Así que me detuve, jadeando. Me encontraba fatal. Instintivamente me miré la mano que me había mordido el estúpido de mi vecino. La herida estaba totalmente infectada! Supurando un intenso y apestoso pus!… Todo mi cuerpo temblaba. Intenté calmarme, tranquilizarme. Aunque sabía que ahora ya era cuestión de tiempo y todo lo que le tenía que pasar a mi cuerpo era inevitable… -Noo!! Porqué yo!!? -exclamé furioso.
De pronto escuché una música, una cálida y acogedora melodia, producida por la notas de un órgano desde una casa cercana. Me acerqué hasta allí y entonces recordé el lugar. Los fines de semana siempre veía entrar y salir gente de ella. Siempre se les veía tan alegres y gozosos a todos! Era una iglesia, de otra variante, protestante, evangélica, o algo así. Pero la puerta ahora estába cerrada y no se veía a nadie por ahí, sin embargo la música continuaba, así que entré. Lo hice con cuidado y cerré la puerta tras de mí. Había silencio, excepto la melodia, que ahora se oía mejor. La iluminación era tenue, y todo era tan hospitalario que me invitaba a entrar… Entonces apareció un hombre, con un caminar sosegado y un libro en sus manos.
-Qué desea? -me preguntó.
-Llego tarde para la misa? -dije yo.
-Aquí no celebramos misas. Nuestros cultos son los domingos a las once de la mañana y a las seis de la tarde.
-Igualmente llegó tarde. Además es una estupidez. No debería entrar, soy un peligro viviente -añadí, empezando a convulsiónar y retorcerme de dolor.
-Nunca es demasiado tarde. Dios no quiere que nadie se pierda -dijo el hombre, acercándose a mi al ver que me giraba hacia la salida.
-Y el libre albedrío y todo eso…? Creo que Dios nunca me escogió a mi.
-Eso aún estás a tiempo de decidirlo tú.
-Me queda muy poco, padre.
-Soy el pastor de esta iglesia.
Ah, disculpe -dije, doblandome de dolor.
-No pasa nada. -Me voy. Yo no tengo perdón.
-Porqué?
-He pecado tanto…! Tantísimo!
-Y te arrepientes?
-Usted que cree?! -exclamé temblando, mientras gotas de sudor y lágrimas caían por mi rostro. -Si es arrepentimiento sincero te puedes salvar.
-Y tengo qué confesarlo todo ahora…?! No me da tiempo, son muchas cosas!! Apartese!! -tuve que retroceder al ver que el pastor extendía su brazo acercándose demasiado a mi, y con una arcada tremenda solté sobre el suelo de aquella iglesia medio litro de aquel líquido verde. -Ggggrrrrooofffg…!!Lo siento… -dije después de vomitar, mientras me limpiaba la boca con la manga. Pero el pastor volvió a ponerse frente a mi, apenas inmutado.
-A mi no me tienes que rendir cuentas. Dios conoce tu corazón.
-Entonces sabe que soy escoria!
-Aún así te puede perdonar. Quieres estar en su presencia eternamente?
-Cómo puede ser eso?
-Por qué Dios envío a Hijo, Jesucristo aquí, para que muriera por todos tus pecados..Dios se hizo hombre en Jesús. Fue perfecto. Resucitó y está en la presencia del Padre. Jesús te ama y te perdona sí lo aceptas. Si aceptas que el murió por ti. Lo aceptas? Querrás estar con él?
-De verdad? -dije yo incrédulo, mientras aún caían lágrimas de mis ojos y temblaba como una hoja.
-de verdad me ama?
-Sí, te ama.
-Pues yo lo adoro! Dónde está ese Jesús. Porqué no me hablaron de El? Quiero que sea mi Salvador! Lo adorare cada día de mi vida! Y no me importa ir a su presencia…!
-Si, hermano -dijo el pastor poniendo una mano sobre mi hombro. Entonces volví a vomitar terriblemente y caí desmayado al suelo.
Cuando desperté era un hombre nuevo. Era el mismo pero diferente. Feliz. La mayoría éramos así. Al empezar la semana, en la calle, en el trabajo, todos nos saludabamos, nos ayudabamos, corpartiamos, por qué todo era mejor, mucho mejor y así iba a ser hasta el final de nuestros días. Que gozo!!

RAÚL LEIVA

Ahí estaba el terreno virgen y ayuno de máculas. Sus manos temblaban, un extraño sudor le perlaba la frente de gotas, mil pensamientos atropellados circundaron su presente, su pasado intentaba retenerlo para siempre en la trinchera segura de la inexperiencia en tanto que su futuro le invitaba un mundo nuevo pleno de sensaciones. En el presente, el corazón galopaba por un extraño y ajeno territorio, desbocado e indefenso.
Se armó de valor y avanzó, no podía darse el lujo de cerrar los ojos y dejarse hacer, no era la manera de quebrar un límite, no se nace sin gritos y no se puede trascender en forma pacífica. Los primeros tramos fueron torpes, imprecisos y con miedo, pero a medida que avanzaba, su cuerpo temblaba los misterios del pasado y se jugaba la vida en esos movimientos, cada curva era un peligro, cada ángulo se tornaba en una invitación a dejarlo todo.
Por fin pudo lograrlo, había llegado a destino. Un enorme peso se le quitó de encima y una increíble sonrisa se le dibujó en el rostro arrugado. Era la primera vez en sesenta años que Fermín lograba escribir su nombre en una hoja de papel.

ZOE EMM TEXIS

Antes de llegar a este planeta, a esta tierra sabia que tenía esta misión.
De encontrarte a ti y sólo a ti en esta dimensión.
Tarde infinidad de años luz en volver a mi hogar, regresar a mi esencia natural…
Ese aroma es mi hogar, esa tu luz mi bienestar.
Volvamos a volar por aquel jardín que emana sinceridad.
Juguemos, platiquemos, soñemos, amemonos como cuando vivimos en aquella eternidad.
Donde te miraba fijamente a los ojos y me dabas paz, me dabas hermandad calor, reciprocidad.
En aquellas dimensiones paralelas que hemos vivido, ¡que hemos contemplado nuestro amor! Donde somos felices sin importar lo demás, en nuestra realidad donde estabamos antes de renacer, antes de que te separaran de mi ser, en aquella realidad donde eramos tal para cual, donde íbamos veníamos reíamos, donde nos entregabamos todo en aquel lugar…
En esa dimensión
Ese lugar…
llamado nuestro hogar. 💙 Zoo’

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23 comentarios en «Renacer – miniconcurso de relatos»

  1. Voto a
    Javier, me encantan tus relatos pero con este último te has superado.
    Guillermo Arquillos, excelente relato desde los dos puntos de vista de los protagonistas en la historia.
    Silvana, me ha llegado al alma tu relato.
    Juana, dice Irene que es lo mejor que ha leído nunca y yo la creo porque de técnicas ni idea. De todos modos evidentemente la historia me gusta, obvio.
    Juana ya que das like a todo el mundo y halagas sean buenas historias o birrias me extraña que no hayas comentado mis dos últimas relatos cómo has hecho siempre. El de esta semana Renacer se titula El experimento creo que es el único que no has halagado, léelo por lo menos para que no haya coincidencias. De todos modos gracias por comentar y halagar a todos y mis otros relatos.

    Responder
  2. Primero dar las gracias a Cris, que ha demostrado siempre ser una gran profesional.Te agradezco que me hayas dejado pertenecer a este maravilloso grupo en uno de los peores momentos de mi vida que estoy pasando, me ha servido de válvula de escape.
    Dar las gracias a mis compañeros porque me han entretenido con sus historias , muchas magníficas,y gracias a los que me han apoyado y que les ha gustado mis historias.
    Lidia, Sergio, Javier, Loli Beibel, Curro, Fernando, Carlos Taboada,Diego, Raquel,Borja, Guillermo Arquillos, Silvana, Alexandra, Coronado, Efraín,Neus ,Irene gracias por apoyarme en un principio, agradecida,Tali gracias, espero tu tercera distopía.
    Si se me olvida alguien que me perdone, sois muchos .
    Gracias a todos los del grupo que leen aunque no escriban y comenten.
    Estaré observando desde detrás del espejo. Gracias!!!!

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          • No sé yo Cris.. supongo que sí habrá compañeros que lo estén como yo con ellos.
            Pero parece que no, pero será cosa mía, como te he dicho tengo un bajón horroroso y lo veo todo negro. Mil gracias Cris por interesarte por mí, nunca sabrás cómo te lo agradezco.

    • Bego. Por mi parte yo sí estoy encantado de que estés en este grupo, me gusta como escribes y sabes que espero leer pronto más historias tuyas. Si estás de bajón o en un mal momento y estar aquí te ha ayudado, creo que deberías seguir. Una vez escuche : «Escribir sana el espíritu». Seguro que es algo obvio y que muchos habremos experimentado. Pero nunca está de más recordarlo. Imprime tu miedo, tu rabia, tus decepciones y, tambien, tus alegrías. No que cuentes tu historia a las claras, no todos estamos preparados para eso, yo al menos; si no que dejes fluir todos esos sentimientos a través de tus historias. Eso sí te puede ayudar, aunque no soy un profesional que sepa de estas cosas, quizá esté equivocado; y luego, haz lo que creas conveniente, publícalas, guárdalas o quémalas. Pero sobretodo, haz lo que pienses que te puede hacer encontrar la felicidad.

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    • Bego: estoy contigo.

      En mi vida he tenido varias bajonas muy importantes. No sabes cómo de importantes. Ni te lo puedes imaginar.

      Por eso te digo que estoy contigo. Me gustaría conocerte personalmente para que me dieras la oportunidad de llorar contigo, si es lo que deseas. O de ponernos hasta el culo de cerveza, que siempre es más provechoso para los hosteleros

      Mientras tanto, mi solidaridad.

      Un pequeño detalle sin importancia, ya se que no es significativo: DE TODO SE SALE.

      Una pequeña frase de Epicteto, ya sé que no es significativa: «Te conviertes en lo que le das la atención».

      Y un pequeño libro de Santandreu, ya sé que es insignificante: «El arte de no amargarse la vida».

      Seguro que no te ayuda, pero si quieres, te puedo proporcionar el libro.

      Mi correo es guillermoliterario@gmail.com

      No puedo hacer nada por ti, ni por tu bajona. Solo sufrir contigo
      Aquí tienes mi mano.
      La de un viejo.

      Responder
      • Muchas gracias Guillermo, muy sabías tus palabras, te lo agradezco en el alma.
        A ver si me repongo, no estoy acostumbrada a esto.
        Muchas gracias por ofrecerme tu ayuda.
        Estamos en contacto.
        Un saludo

        Responder
  3. Bego, puede que tengamos nuestras diferencias, pero precisamente, en los malos momentos, es cuando más tienes que escribir. Éste es tu sitio. Usa tu talento para superar la situación. Porque talento te sobra. Ahora, échale ganas.
    Sé más fuerte que tus fantasmas.

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