Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema «la gravedad». Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 31 de diciembre! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).
POR FAVOR, SOLO VOTOS REALES, SOLO SE GANA EL RECONOCIMIENTO, CUANDO ES REAL.
* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.
La gravedad para mi sería en este momento saltar al aire para no ver en sugun que momentos del día lo que ocurre en mi casa.
Pero el aire me devuelve a mi sitio a lado de mi marido que padece Alzheimer y me hace ser fuerte y compasiva para aceptar el comportamiento del enfermo ya que el no sabe lo que hace.
Victoria Vallés no se había caído de un guindo. Tenía una herida en el muslo derecho, pero no era producto de caída alguna. Había escapado de su país porque con diecisiete años su padre la quería casar con un señor muy rico, un vecino viudo y cincuentón. Le zurraron. A veces sentía el muslo pesado y le dolía.
—Pero eso ocurriría hace siglos y no en países de tradición cristiana.
—No, querida Edwige. También hoy y en ellos se esclaviza.
Victoria logró arribar a un ciudad española. Malvivía, pese a sus años y su belleza innata. Yo la he visto en las colas del hambre, disimulando su condición de mujer. Podía haber elegido otros modos de vida más fáciles, pero si había escapado de las garras de un tirano, no iba a echarse en brazos del primero que se enamorara, porque ella también se podía enamorar.
Genaro era joven y guapo y presentaba un programa con asistencia de público en directo. Le gustaba, mucho. Eran días de invierno y llevaba una semana sin ver una ducha, con frío, refugiada en un albergue, vestida de hombre y con miedo a ser descubierta. Porque en tal caso no solo le robarían el poco dinero que guardaba y la alianza que le regaló su madre, la cual había estado a punto de empeñar, sino su alma de mujer.
Era martes, el día que Genaro presentaba el programa. Victoria no había probado un solo bocado. Había repartido correo comercial, pero no había cobrado un euro. Entregó los últimos folletos cerca de donde se grababa el programa de televisión. Entró en el servicio de un bar y se cambió de ropa, se pintó los labios y se recogió el pelo en una trenza. Parecía otra. Logró colarse en el estudio donde se emitía el programa. Le dieron un bocadillo y una botella de agua. Era lo primero que entraba en el estómago.
—Aplausos. Aplaudan todos.
Todos aplaudían menos ella. El realizador le llamó la atención. «¿Por qué no aplaudes?»
—Porque me faltan fuerza y ganas. Estoy en ayunas.
Le contó brevemente su historia. El realizador le reservó una plaza para el programa siguiente. Jamás había imaginado que las gentes que animadamente aplaudían tuvieran el alma rota.
—¿Qué puedo hacer por ti? Porque tu situación es harto complicada. Grave, muy grave.
—Pero yo no estoy enferma.
Sonrió la ingenuidad. Al finalizar la grabación, la invitó a comer.
—Tienes que alimentarte. Pasa de vez en cuando por aquí.
—¿Para qué, para aplaudir? Oiga, que yo no me he caído de un guindo.
—Pero cualquier día vas a rodar por las escaleras de tanta necesidad. Lo que de verdad sería muy grave. Y rodar nos es lo mismo que caer. Pregúntaselo a Newton.
—¿El de la ley de la gravedad?
—El mismo. Dicen que un manzana le golpeó la nariz mientras dormía la siesta.
—No tendría hambre. Yo me la hubiera comido.
El realizador se caía de risa. Qué mujer tan ocurrente. Le advirtió no obstante que una cosa era vivir en una situación grave y otra distinta ver cómo algo cae por la acción de la gravedad.
Dicen que la vida es una puta. Pero nadie entiende, de verdad, la gravedad del asunto, ya que a una puta cuando la llamas siempre te contesta, pero la vida, muchas veces, te confunde y te destruye, para luego darte la espalda.
Es impresionante cómo una simple acción a consecuencia de la fuerza de gravedad puede darle un giro copernicano a una situación que, en este caso, se trataba de una cena familiar en casa de mis padres. Siempre me ha aburrido este tipo de celebraciones. Los tópicos, las caras largas, la hipocresía… todo se me atragantaba inevitablemente. Pero hete aquí que mi abuelo, que está senil el pobre, se levantó de repente con la copa en la mano para brindar… y justo en ese momento se le cayó el pantalón dejando su miembro a la vista de todos, pues no llevaba calzoncillos. Contuve como pude la risa mientras oía gritos escandalizados. Mi tío Manolo empezó a protestar, mi tía Gema también, mi padre se ofendió y aquello se fue calentando, hasta el punto de que mi tío José le soltó un guantazo a mi tío Manolo. La cosa se ponía grave. Éste cogió un cuchillo y lo blandió frente a él, mi primo Dani cogió otro, mi hermano cogió una botella, y empezaron a desafiarse unos a otros como si aquello fuera un club nocturno de tercera. Algunos fueron a esconderse en las habitaciones. Lucas, mi perro, no paraba de ladrar. Mi abuelo bailaba con el miembro colgando y tocando la pandereta, y yo aproveché el desconcierto general para agarrar a mi cuñada, que está como un tren de mercancías, y esconderme con ella en un armario que teníamos bajo la escalera. No tardé en sentir su mano manoseando mi bragueta. Sin duda, aquella era la mejor nochebuena de mi vida.
Ojalá hubiéramos sabido el año pasado tal día como hoy que sería nuestra última Navidad juntos.
Entonces, en nochebuena, en vez de discutir sobre política tras el absurdo discurso del rey,nos hubiéramos tomado tres cervezas más mientras arrasábamos,antes de tiempo y a escondidas de mamá, la bandeja del jamón.
Ojalá hubiéramos sabido que el brindis pidiendo que al año que viene estuviéramos igual y con salud, no iba a cumplirse nunca.
Ojalá hubiéramos jugado más contigo con los nuevos regalos de Papá Noel, antes de que tu ilusión y tu inocencia se esfumaran para siempre,haciéndote mayor y, como nosotros, dejando de creer en la magia y en lo imposible.
Ojalá hubiéramos disfrutado más de nuestra compañía, de nuestra complicidad, de nuestro amor. Cuidándose y regándolo cada día.
Ojalá se hubiera parado el tiempo en ese último beso, en ese último abrazo, en el último te quiero. Porque lo que de verdad fue lo último que nos dijimos, fue Adiós. Eso sí que es grave…. Eso sí que es para siempre.
SERGIO SANTIAGO MONREAL
Pues sí. Todo lo que sube baja. Suben los impuestos bajan los ahorros. Es muy grave.
Pero aquesta gravedad viene siendo lo normal desde tiempos ancestrales.
En la actualidad la nueva normalidad será agravada con una gravedad severa, lo que nos espera en la nueva era.
Dejando a un lado mis comparativas jugando con las palabras y en un tono menos sarcástico me centraré en lo que yo pienso qué es gravedad.
Gravedad es que te diagnostiquen una enfermedad irreversible a ti o a algún miembro de tu vínculo familiar.
Gravedad es perder a algún ser querido o allegado.
Gravedad es tener un accidente y que te queden secuelas de por vida y te impidan llevar una vida normal y ser autosuficiente.
Gravedad son las catástrofes naturales. Sismos, inundaciones…
Gravedad es el hambre en el mundo con las malnutriciones que conlleva. El no poder erradicar enfermedades por no tener medios sanitarios o por qué estos son precarios, caros o inasumibles para la población pobre.
En muchas ocasiones el término gravedad es subjetivo y me maravillo del significado que adquiere para mucha gente…
CRISTINA RUIZ
Tras meses luchando por una tranquilidad deseada tanto mental como física, encontre una afición la cual me encanta, me siento bien y en esos momentos que escribo todo lo que está a mi alrededor desaparece y conecto con otra realidad.
Me encuentro con una semana y un mes difícil, va desmoronándose poco a poco mi mundo y estado anímico.
Personas a las cuales tienes aprecio desaparecen de tu vida sin ninguna explicación, te enteras por terceras que es por un comentario desafortunado, pero ya estas catalogada como mala mujer y se esfuman y olvidan todo lo que has hecho por ellos.
Unas navidades muy diferentes que aun entendiendo que son por motivos de salud, me cuestan más que otros años.
Aunque intento ser fuerte y centrarme en lo que realmente me importa, entró ese cuarto negro como un abismo en el que me mezco y rebotó entre sus paredes.
Siento esa gravedad que recorre mi cuerpo como si fuera un astronauta en el espacio que flota, pero de repente siento una mano querida que arrastra de mi hasta que vuelvo a tener los pies en la tierra y dejó de tener esa sensación
Para mi esa es mi gravedad, acepto comentarios para ir mejorando. Gracias a todos.
CONSUELO PÉREZ GÓMEZ
—¿Tan grave es?
—De dejar de respirar, es…
—¿Has probado a hacerle el boca-boca?
—Y con una anillo de un millón de maravedíes, he probado…¡Nada!
—Pues sí que es grave, sí…los maravedíes resucitan a un muerto.
—En este caso ya ves que no…
Lo grave, lo auténticamente grave es enfrentarse al folio en blanco. Cuando nada surge, cuando todo son o frases hechas, o cosas sobre las que has escrito mil veces ¡Eso si es grave! Escribes como entrenamiento, como terapia a veces, sin nada interesante o como mínimo, algo que pueda crear expectativa para seguir la lectura.
En su día alumna aplicada de los estoicos, aristotélicos, sofistas…acabé por confundirlos a todos, en una suerte de caleidoscopio que, no acertaba a saber quién era quién ni que era lo que andaba buscando. Pasé por el jardín de Epicuro y me perdí en las sentencias de Sócrates…Todo esto me ayudó, todo ayuda. Ahora escribo sobre aquellas cosas que no tienen importancia y que pasan sin pena ni gloria.
Grave, lo sé. Muy grave. ¿Grave? ¿Para quién? ¿Para quién lo lee? …Pero…¿Es que alguien lo lee? ¡Qué más da! A día de hoy las únicas lecturas que a mí me salvan son las de Javier Marías…todo lo demás es pura paja…
—¡Qué grave! –se escucha al fondo.
Cuando Maricarmen abrió aquel paquete que le había entregado en el umbral de su puerta un tipo más raro que una rana vestida de etiqueta, sopesó la inconveniencia de abrir la caja…¿Y si era un mensaje de la mafia?
—A ver Maricarmen…¿Qué coños has tenido tú que ver alguna vez en tu vida con la mafia? ¡No me jodas! ¡Si tienes una vida más simple que la de una tortuga! (Eso era grave: la gravedad de la simplicidad).
—Pues para que lo sepas, ¡Gilipollas!…yo tuve un novio que traficaba con ‘chocolate’ en la Línea de la Concepción! Qué una tiene un pasado ¡eh!
— ¡Por mí como si has traficado con órganos! Desde ya, te digo que, lo tuyo no es más que puro teatro y mucha fantasía tratando de disfrazar la realidad que no te gusta.
—Fulgencio ¡eres un cretino! y, ¿Sabes lo que te digo? ¡Adiós! Y no un adiós cualquiera, sino uno que sale desde las tripas…no quiero volver a verte en mi puta vida…
En ese momento comenzó a respirar sin necesidad de boca a boca ni maravedíes…
Enfiló vereda adelante con la vista puesta en el amanecer que se venía: dorado, intenso, fresco y, sobre todo, más que nada: nuevo…sin gravedad ni agravio…y con mucho, mucho, mucho que escribir…
RAQUEL LÓPEZ
Nuestros cuerpos ingrávidos,
cual burbujas levitando
flotando en nuestro espacio Universal.
Fusionandonos en esa atracción
de energía y desafiando todas las leyes.
Tú, eres mi fuerza de gravedad,
la que me sostiene y me atrae hacia ti,
sosteniendome en tu magnetismo y
manteniéndome los pies sobre la tierra.
REBECA FS
Quedaros en casa los que podáis.
Y que nos toque la lotería.
Un saludo.
GASTÓN MOMEÑO
LOS SENOS DE NEWTON
Y un día mi máscara de porcelana se rompe contra el suelo.
Corro hacia el espejo y no soporto lo que veo.
Me desnudo frente a él y noto como mi cuerpo estaba agrietado,
Y los pedazos no dejaban de caer en mi habitación.
Veo como mis senos se caen y golpean contra la cabeza de Isaac.
“Perdón Sir. Newton. No debe ser fácil recibir otro golpe después del incidente con la manzana”
Mientras la gravedad seguía tironeando y tirando hacia abajo,
El espejo mostraba me más grietas en mi vientre,
En mis piernas
Y como mis glúteos gastaban el piso.
No dudé.
Tomé lo necesario y para reconstruir mis partes caídas de porcelana.
Empezaría por la máscara,
Pero esta vez sin querer
Volví a mirar hacia mi viejo espejo,
Y note algo curioso.
Mi sonrisa estaba en el mismo lugar que estaba en la pequeña muñeca de porcelana.
Esa muñeca que añoraba volver a ser.
Y mis ojos marrones,
No caían ni se rompían en mi habitación,
Si no que flotaban como si estuvieran en la Luna.
Me miré desnuda nuevamente y me enamoré.
Me di cuenta que cada pedazo de mi cuerpo caído,
Significaba la intensa y buena vida que tuve.
En ese momento de autodescubrimiento,
Escucho un ruido como de un objeto de vidrió roto.
Me acerco a mi ventana a observar que sucedió,
Y veo a un hombre en la vereda,
Mirar los pedazos de su testículo izquierdo,
“¡Menos mal que tengo otro!”
Dijo y se fue pateando el derecho.
NEUS SINTES
¿Cuánto de grave se puede considerar una enfermedad?. ¿Hasta qué límite puede llegar?. Esas son las muchas preguntas que el ser humano se pregunta, cuando se ve con las manos atadas, sin saber qué hacer o cómo reaccionar, cuando algún familiar cercano pasa por alguna de estas fases, de las cuales puede llegar a ser mortal.
Catherina era la hermana mediana de tres hermanos. Isabella; la menor y el hermano mayor; Bernardino. Ambos muy diferentes, pero unidos debido a la enfermedad que padecía su madre, ya anciana.
A sus 68 años, Antonia había pasado por muchas penurias a lo largo de su vida. Al cuidado del hogar y de sus hijos, como era habitual en su generación. Mientras, en la actualidad, su marido, un militar retirado, contemplaba a su mujer, que poco a poco se iba consumiendo, a raíz de una grave enfermedad de la que aún no tenían constancia, ni referencias.
Muchas eran las veces en que los tres hermanos no se ponían de acuerdo. Si uno decía de llevarla al médico para que le hiciera pruebas, el otro se negaba. En vez de hallar soluciones, los tres hermanos terminaban enfrentados y sin resolver nada. Mientras Bartolome – el marido de Antonia – veía día a día cómo sin el poder hacer nada, cómo su mujer, se iba consumiendo y dejando de ser la que era. Se la veía cansada, hablando sola y asustándose sin más, viendo fantasmas o simplemente meros desconocidos. Sus sentidos se fueron apagando, dejando de recordar las cosas cotidianas e incluso a sus hijos. Su mente se apagaba, hasta llegar a una demencia senil.
Bartolome, enfadado con sus hijos les llamó para que solventaran sus malos entendidos. Pero que hicieran el favor de llamar a un médico y que éste le hiciera una observación.
-Sed adultos y llamad a un médico – les recriminó.
-Pero papá – intervino Catherina. No creo que sea lo mejor…
-Nosotros opinamos como papá – dijeron Isabella y Bernardino
Un médico ataviado con su bata blanca y unas lentes diminutas fue a verles en el domicilio para comprobar el estado de Antonia. Después de un estudio, sus palabras fueron mas graves de lo que pudieran imaginar.
-Bartolome – no sé cómo comunicarles los resultados – dijo dubitativo
-¡Hable, Doctor! – le insistió
-Su mujer padece Alzheimer. De las tres etapas se encuentra en la media. Es decir, ha pasado de la moderada – que es la que apenas se puede identificar, porque es una etapa en la que no se representa el estado de pérdida de memoria. Ahora se encuentra en la etapa media – que es donde, han podido apreciar, representa pérdida de la memoria.
-¿Y ahora qué, Doctor? – preguntó Isabella – con lágrimas en los ojos
-Por el momento, darle unos medicamentos y no dejarla sola.
-¿medicamentos? – preguntó exaltada, Catherina – que siempre se había considerado una persona anti-medicamentos.
-Señora – su madre los necesita. Si no los toma, la enfermedad puede empeorar. Tened presente que es importante que no pase a la etapa grave, llamada así por considerarse entre los pacientes, la etapa final… – no quiero alarmar, pero quiero ser realista y que tengan sumo cuidado.
-¿Y si llegara a pasar a la etapa tres? – preguntó preocupado Bernardino – frotándose la cara con las manos
-Habría que ingresarla inmediatamente
Bartolome – asintió.
Pasaron los días y las hermanas se turnaban para asear a su madre y acostarla. Los días pasaban, y aunque no la dejaban a solas en ningún momento, no veían mejora alguna. Al contrario, Antonia empezó a actuar de forma alarmante, al encontrarse con personas que desconocía; sus hijos y esposo. No los reconocía.
El doctor les informó de que había pasado a la etapa tres, la etapa más grave. Tuvieron que ingresarla de inmediato a pesar de algunas quejas de la hermana mediana, Catherina.
Antonia siempre había sido una mujer menuda, y ahora aún lo parecía más. Se la veía empequeñecer por momentos, sin ganas de nada, soñolienta, con ganas de dormir a cada momento. Y en los momentos en los que se encontraba más despierta, veía sombras, personas desconocidas, inventadas fruto de su mente y sin recordar a sus hijos ni a su esposo.
Con los días la enfermedad no mejoró. Seguía en la misma etapa de la enfermedad, sin saber a ciencia cierta cuando mejoraría. Por desgracia, Antonia sufrió una pulmonía, que a sus años, no resistió. En una fría cama de hospital sus ojos se cerraron una noche para no volverse a abrir. La causante de su muerte no fue el Alzheimer, aunque, bien podría haberlo sido. Pero la pulmonía fue la causante de su fallecimiento, a causa de la edad y demás complicaciones que fueron generando por el camino.
Antonia dejó de sufrir, yendo a un lugar mejor. Donde las enfermedades no existían y una calma y una paz formaban parte de ella. Vio la luz. La luz celestial, que la condujo a un lugar mejor. Donde el sufrimiento dejó de existir.
CONCE JARA
He vuelto a caer
en el fondo del pozo oscuro,
¿por qué?
estaba todo bien
me había curado
me niego a que vuelva a devastar mi vida.
Veloz, tomo impulso y trepo
Me resbalo…. otra vez la gravedad
Tendré mucho más cuidado,
tomo impulso y salto… otra vez la gravedad.
Quiero desvestirme de este envoltorio,
de la inutilidad,
del peso muerto de esta mente débil.
Ojos cerrados, boca abierta, cuento tres y salto.
Un, dos, tres…
TESS LORENTE
¿Pero de verdad os resulta tan grave?
¿Es tan importante en vuestras vidas juntarse en Navidad?
Realmente sería tan grave que pasaran esos días del mismo modo qué pasó la Semana Santa, cuando todos estábamos confinados en nuestras casas.
La gravedad de la situación requiere de medidas extraordinarias y pequeños sacrificios.
Navidades habrá tantas como años vivas, pero si por juntarte estos días no puedes volver a celebrarlas nunca más con las personas a las que quieres, ¿habrá valido la pena? ¿Te vas a arriesgar?
Deberíamos dejarnos de tantas tonterías y apostar por el sentido común donde la Salud prevalece sobre cualquier excusa.
No seamos necios, protejámonos y pensemos en nuestros seres queridos. El amor se demuestra con grandes gestos generosos. Sed generosos y quedaros en casa tranquilos. La Navidad pasará y llegarán tiempos mejores en los que recuperar los abrazos perdidos.
Cuidaros mucho. Espero que tras las fiestas seamos más, mejores y más fuertes. Que no falte nadie por un brindis. Que no quede nadie en el camino.
Feliz Navidad
EMILIANO HEREDIA
Hija:
¡Buenos días papá!, ¡Feliz Navidad!
Padre:
buenos días, hija, igualmente
Hija:
Entonces, ¿Te animas a cenar hoy con nosotros?
Padre:
Hija, ya hemos hablado de esto, y sabes lo que opino de este día, parece que no entiendes la gravedad del asunto.
De todo lo que estamos padeciendo, de todo lo que está sucediendo
Hija:
Papá, por favor, los niños te echan de menos… me gustaría… nos gustaría, que estuvieras hoy con nosotros…, Por favor, hoy es Nochebuena, es un día especial…
Padre:
Hija, ya me gustaría a mí estar con todos vosotros hoy, pero…..
Hija:
….¿Pero qué, papá?
Padre:
Por el día que es hoy, te pido que no te enfades hija, pero cuando no hemos tenido ésta horrible pandemia, sólo os he podido ver cuando teníais un hueco en vuestra ocupadísima agenda, repleta de «compromisos sociales».
O cuando os he echo falta para, quedarme a dormir en vuestra casa, en el sofá de la salita de estar que, dicho de paso, lo podríais tirar, prefiero dormir en el suelo antes que dormir otra vez en ese aparato de tortura.
Y a mí, ¿Quién me ha ayudado a mí?.
Cuando tu madre, estaba ya, bastante grave, en el hospital, nadie, me echó una mano.
Una semana, hija, comiendo sándwiches con café de máquina, esperando en vano a que tú, mi hija, te hubieras preocupado un poco de mí….y si nó….de tu madre al menos.
Hija:
Papá, no empieces …. hoy no es el día para discutir, y menos por cosas que ya han pasado, ya te dije que la situación en mi empresa, era bastante delicada, y grave, para haberme podido ocupar de vosotros…
Padre:
¿Más grave que tu madre?.
Nunca te lo he dicho, pero, antes de morir, me preguntó si estabas junto a ella y, como ya no veía y estaba demasiado sedada, le dije que sí … aunque fuera mentira..
Hija:
Papá, me estás jodiendo, ¿vale?, si no es por mí y por Mario, hazlo por los niños
Padre:
Mira hija, no te enfades,llevas desde Marzo sin verme, cinco llamadas y ahora, quieres quedar bien con tus amistades, como la hija perfecta que invita a cenar en Nochebuena a su desconsolado y viudo padre…
Verás, ésta pandemia, ha servido para, que os dierais cuenta que realmente, no os hago falta para quedarme con los niños, para iris donde y cuando queráis.
Es más, hija, a tí, al pijo de tu marido y a los niños, os quiero seguir viviendo….en un futuro, no quisiera salir, con toda esa gente en la calle, en el autobús que va a tu casa, y contagiarme con el virus…y no veros más
Hija:
¡Papá, no seas melodramático!, Mario te irá a buscar.
Padre:
No hija, prefiero quedarme en casa. En mi casa, la cual, llevas mucho tiempo sin venir.
Veré el mensaje del Rey, el especial de Jose Mota…
Las luces de Navidad que adornan las calles…
Por el menú, no te preocupes, me haré unos buenos huevos fritos con patatas, unas gambas, queso del pueblo, jamón, poco más, y turrón y polvorones, que no falten.
Echaré de menos, el belén, y de cuando lo montabas junto con tu madre. El espumillón y las bolas de Navidad….
Pero sobre todo, os echaré en falta a vosotros..
Hija:
Por eso papá, vente esta noche con nosotros…
Padre:
No, hija, cuando quieras, sabes que puedes venir a verme, con mascarilla, ¿eh?, pero porque tú quieras, y nó porque te haga falta.
Feliz Navidad, hija, dale un beso fuerte a los niños, y otro a tí, cuando ésta situación que a tí se te ha antojado que no es tan grave, se alivie, nos daremos todos los besos y abrazos que ahora no nos ponemos dar.
Hija, espero que todo este tiempo de separación, te sirva para ver lo lejanos que estamos ahora y te acerques de nuevo.
Te quiero, hija, disfruta de la noche
Hija:
Te quiero papá, feliz Navidad
ANTOLÍN MARTÍNEZ JIMÉNEZ
Hola, me llamo Nicola Tesla.
Tengo 87 años y me muero, me muero en un instante.
¿Te puedes acercar? Quiero revelarte mi último descubrimiento.
Tengo la fórmula de la anti-gravedad.
Está basada, como todos mis descubrimientos, en la teoría de las ondas. Sólo tienes que utilizar las mismas matemáticas empleadas con el sonido, la luz, el calor, los rayos X y las ondas de radio.
Pero antes de contarte mi secreto, debes contestar a una pregunta y según tu respuesta tomaré la decisión de llevarme mi secreto a la tumba.
¿Qué utilidad darías tú a mi descubrimiento?
El chico, que no tendría más de 18 años, se quedó pensando un rato y empezó a buscar la mejor respuesta para convencer al maestro de que le revelase su gran secreto.
Si le digo que para el transporte. Cambiará el mundo.
Si le digo que para la extracción de petróleo, líquidos y sólidos minerales. Cambiará el mundo.
Si le digo que para el gran almacenaje en vertical. Cambiará el mundo.
Si le digo que para curar lesiones traumatológicas con facilidad. Cambiará el mundo.
Si le digo que para construir grandes máquinas voladoras. Cambiará el mundo.
Si le digo que para crear trajes que te hagan flotar y evitar la visión negra en los rápidos desplazamientos. Cambiará el mundo.
Si le digo que para que la misma no afecte a los tejidos humanos que provocan la caída de la piel. Cambiará el mundo.
Si le digo que para…
YA LO TENGO!!!
Maestro, ¡maestro! ya lo tengo. ¿MAESTRO?
No, no, no.
¡Maestro! No puede ser…
Descanse Maestro.
El mundo me gusta mucho como está.
No es el momento.
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ MISERQUE
Los halos de Colores (Parte 1)
Esa fue la primera vez que vio el rojo.
Jhonny había comenzado a ver; encima de las cabezas de algunas de las demás personas, un halo de diferentes colores.
Todo había comenzado semanas atrás; Cuando en una expedición del colegio había visitado unas ruinas aztecas. Jhonny se había separado de la fila de personas para acercarse a una joya que había llamado poderosamente su atención y estaba por fuera del camino establecido.
La joya se encontraba en la cabeza de una representación tallada en piedra de Mictlantecuhtli. Al tocarla sintió como una descarga eléctrica atravesaba todo su ser, fue tanta la potencia que perdió el conocimiento, por lo que tuvo que ser llevado al médico del lugar. Desde ese día había comenzado a advertir los misteriosos halos de colores. Había mantenido en secreto lo que le sucedía.
Para la mayoría de las personas, el halo brillaba de color verde, en muy pocos era amarillo, pero aquella mañana, por primera vez, sobre la cabeza de aquella niña del otro lado de la vereda, el halo emanaba un incandescente color rojo.
La niña tendría unos siete años, era llevada por su madre de la mano derecha, y en su mano izquierda llevaba un oso de peluche, vestía de falda azul y blusa blanca, uniforme de colegio estándar.
Estaban terminando de cruzar la avenida. La niña desesperada miraba hacia atrás y trataba de decirle algo a su madre. Ella iba distraída hablando por teléfono y no le prestaba atención. No había otra opción, si quería salvar el oso de peluche que se le había caído en medio de la autopista, tenía que soltarse de la mano de su madre para ir por él.
Todo sucedió muy rápido. El cuerpo inerte sobre la calzada, la blusa, antes de un blanco impoluto, ahora roja por el líquido vital. Las manos en la cabeza del conductor del vehículo, mientras se bajaba desesperado. El relleno de algodón del juguete nunca alcanzado. La gravedad del asunto era irrefutable.
Jhonny comprendio esa mañana que tenía un don. Los halos marcaban la cantidad de vida que le quedaba a las personas antes de su muerte. ¿Qué significaba todo eso? ¿Cómo era posible? ¿Que podría hacer con ello? ¿Dinero? ¿Fama? ¿Usarlo para el bien de los demás como un superhéroe? ¿Como funcionaba? Todas estas preguntas invadieron sus pensamientos, y estaba dispuesto a resolverlas.
Los Halos de Colores (Parte 2)
Jhonny decidió que lo mejor era primero estudiar el asunto. Se dio cuenta que el color rojo significaba una muerte inminente, o inmediata. ¿Pero que significaban el amarillo y el verde?
Advirtió que el halo de color verde era el que veía con mayor frecuencia; el amarillo, además de ser más raro, en general lo portaban personas de mayor edad.
Se dedico a seguir de cerca a alguien con el color amarillo. Todos los días la seguía de un lado a otro. Hasta que un día la anciana no salió más de su casa. Había pasado exactamente un mes. La llegada del carro funerario confirmaba sus sospechas. Un mes de vida les quedaba a los portadores del color amarillo.
Era hora de averiguar un poco más sobre el color verde. Este sería más complicado -pensó- y efectivamente así fue. Pasaron cuatro meses, seis meses, a los once meses de seguir a la persona, el halo que irradiaba en su cabeza cambio de color a amarillo. Lo había resuelto. El color verde significaba la muerte al año exacto.
Mientras hacia sus investigaciones, Jhonny no perdió el tiempo. Predecir la muerte podía ser usado de muchas maneras beneficiosas. Invirtió en la bolsa de valores, le costó un poco al principio, pero predecir la muerte de los dueños de las acciones de las grandes empresas era, por dar un ejemplo, una gran ventaja con respecto a los demás. Había hallado su propio método, y al año ya tenía suficiente dinero como para ser considerado millonario.
Lo segundo que había decidido investigar, era si podía, de alguna manera modificar el destino fatal de sus las personas con los misteriosos colores. Pero no era fácil encontrar el color amarillo, mucho menos el color rojo. Fue así como se le ocurrió ir al hospital. Ahí sin lugar a duda sería más fácil encontrar los halos de colores.
Pero las personas de color rojo generalmente llegaban en un estado de salud muy grave, y pasaban de inmediato a reanimación cardiopulmonar. Todos ellos morían. O al menos eso pensó, Hasta que cierto día conoció el halo de color negro…
LUISA TABORDA
La gravedad es que hay estaba ella ¿dispuesta de nuevo a lastimarme y a rebajarme ?
La conferencia estaba dedicada en ayudar a afrontar la Hemiparesía a jóvenes promesa con esta discapacidad.
Aún recuerdo la presentación –Luisa Taborda, una mujer admirable con hemiparesía viene a darnos su testimonio.
Empecé a tartamudear, un tanto insegura miraba a mi alrededor pero al ver los ojos luminosos llenos de esperanza de aquellas madres afligidas por tener a sus hijos con la misma » condición que yo». Me lleno de valentía
Tanto luchar porque no se llame condición y ahora soy yo quien lo digo.
¡ Vaya dicotomía la mía!
Empecé la conferencia con estas palabras,
Quiero dar testimonio para aquellas madres y padres o familiares preocupados por sus hijos con hemiparesía.
Tengo hemiparesia derecha me la diagnosticaron con cinco meses de nacida. Tengo ahora treinta y siete años.
Tranquilos, no teman por el futuro de sus hijos.
Observe la cara de ella con lágrimas en los ojos. Aquella mujer que
de adolescentes de mi se burlaba, estaba desolada. No me lo podía creer.
Proseguí con mi relato.
Soy una profesional con un empleo muy bueno, mi profesión técnica en Radioterapia anexa a enfermería.
¡Se puede ,somos unos valientes! Exclamé con mucho ahínco. En parvularios los niños solo quieren jugar sin mirar las diferencias en los demás.
Cuando pase a secundaria algunos adolescentes les gustaba hacerme el hoy llamado » bullying», quiénes tenemos una discapacidad lo pasamos en esa etapa bastante mal.
Ahora bien, hago vida normal, tengo un trabajo donde soy muy valorada, tengo un marido muy bueno: profesor y es mi fisioterapeuta particular. Me ayuda con mis estiramientos, ejercicios de psicomotricidad fina y gruesa.
En parte, a causa de lo mal que me lo han hecho pasar ciertos intolerantes; la miraba a ella fijamente para que se sintiera aludida.
Continúe, me he forjado a través de los años un carácter que ya no me afecta nada de lo que me digan.
¡Se puede! Volví a repetir con ánimo y más fuerzas mientras me aplaudían los espectadores ya no tan afligidos más bien con lágrimas de alegría en sus ojos.
Mi consejo es, que sus hijos,sobrinos,hermanos… Con hemiparesia estudien y que tengan las metas claras, eso sí igualmente que tengan claros sus límites, para que no vivan frustrado/as
Añadi, soy disléxica porque la hemiparesia al parecer me obligó hacer zurda y el neurólogo me dijo que quizás iba hacer derecha. Tuve el pie equinovaro ( de punta) me alargaron el tendón de Aquiles, no quede perfecta pues ya tengo lo que tengo pero quede muy bien y gane en equilibrio, tengo mi pierna derecha mucho más delgada que la izquierda pero no me importa, gracias a que puedo caminar, bailar y correr.
Tuve un estrabismo me operaron hace dos años gracias a los buenos cambios soy muy feliz. Mi mano derecha es torpe pero siempre hago ejercicios con plastilina, estiramientos en las falanges para que no se me curven, antes no podía coger un vaso de vidrio liso porqué ¡zaz! al suelo y roto.
Ahora, puedo lavar y coger objetos de material de cristal sin miedo al desastre. Unas risas solemnes ante el público, que se deleitaban con mi perseverante relato.
Mientras la miraba a ella fijamente, yo seguía hablando.
Créeme soy muy feliz, eso sí tenemos que luchar más que muchos otros pero eso nos hace valorar la vida. Termine diciéndo, Madres ,padres, familiares y amigos; Nunca sobreprotejan ni traten a sus hijo/as de pobrecitos, compadecerse no es sano.
Una cosa más, conduzco eso sí con coche adaptable.
Conozco gente » Normal» ahogándose en un vaso de agua. En cambio, yo aún con mi hemiparesia veo el vaso siempre lleno o medio vacío con ganas de seguir llenándolo.
Finalice mi conferencia motivacional con un eslogan,
<< la Hemiparesía no me define>>
Emocionada, me senté en una de las sillas , todos vinieron a felicitarme.
Ella se acercó y me susurró al oído, –»perdóname por el daño que te cause».
Yo en cambio, le agradecí por sus burlas reiteradas, eso me había hecho aún más fuerte y valiente.
Se marchó como fantasma ante mis palabras.
Luego, una linda joven también con hemiparesía me pidió un autógrafo, le dije, ¡Ey! no es para tanto, no soy famosa, acongojada la joven me comentó que yo era su fuente de inspiración y que aquella mujer que al oído me habló, era su madre.
JUDIT PEÑA
Era una mañana soleada cuando vi a un hombre sentado bajo un árbol. De manera repentina, una manzana cayó sobre su cabeza. Tenía una etiqueta, ponía «esfuerzo», y el señor se la comió. Al día siguiente volví a pasar por allí y vi que otra manzana caía, por lo que decidí observar ese extraño fenómeno y aprender de él, me daba curiosidad. Vi que la manzana que le cayó entonces encima tenía otra etiqueta, y ponía «homofobia». Pensé «¡No te la comas!» pero lo hizo. Cada vez que pasaba, veía como se le caía una manzana en la cabeza, y pude darme cuenta de que no las comía todas. Había algunas tiradas en el suelo, con etiquetas como empatía, tolerancia, paz, pensamiento crítico, igualdad… Mientras que otras como racismo, machismo, ignorancia, explotación y opresión si las degustaba. Un día, me armé de valor y le pregunté su nombre:
-Me llamo Sistema, encantado -me contestó.
VALERIA MICHOU
Ella, una partícula, una mota de polvo azul, nadaba inerte en la gran oscuridad primigenia del cosmos.
Cuando su abrazo la invadió, desde las distancias de un tiempo inconmensurable.
Su ser se contrajo brevemente, antes de que el primer brote emergiera desde su entraña, refugiada en la seguridad de su órbita.
Él, una partícula de luz, su espejo, nadaba inerte en la gran oscuridad primigenia del cosmos.
Cuando su abrazo lo invadió, dándole a su existencia una razón, iluminar su cuerpo y proteger la vida que desde entonces la habita.
GAIA ORBE
No entiendo por qué cuelgan esas esferas acuosas de tus pestañas. Nuestros cuerpos fueron, alguna vez, unidos en la tierra con la débil fuerza que atrae sin opuestos. La gravedad tiene el poder para unir nuestras galaxias. ¡Amor! No acumules más lágrimas en la cara, que el espacio sideral no se hace hecho para llorar.
GABRIELA GARCÍA
¡La gravedad!
El ingenio es recibir el impacto del frenesí, así nos lo contó un nuevo amigo. Amador llegó con él aquella fría tarde de diciembre. Sentados firmemente en las escaleras del aulario de la Facultad el grupo que, a eso de las cinco nos reuníamos, lo recibimos con expectación, hacía días que ninguna otra alma en vilo nos frecuentaba. Hablamos de creatividad, María había terminado de pintar un nuevo cuadro que recordaba a los Relojes Blandos del genial Dalí y nos lo contaba con el imperativo de la exaltación, entonces Andrés se levantó como si de un Orador Griego se tratase y llevando los brazos al cielo nos habló del sentimiento que suponía descubrir y conocer, dar con una nueva idea o resolver un problema. ¡Tierra, aire, agua y fuego! Así lo expuso Aristóteles los pesado al centro, lo ligero al exterior. Todos escuchábamos sus exclamaciones, asombrados y curiosos, menos Amador que se había marchado a por un termo con café y otro con té para abrigar la tarde, y los traía reposando en una bandeja. Una intensa lluvia, acompañada de granizo del tamaño de manzanas, comenzó a golpearnos y en unos segundos nos fuimos disipando. A mi lado el chico nuevo me hizo un amago para subir andando por la calle escarpada que atravesaba el centro para llegar a la cafetería Albatros, me ánimo a seguir charlando allí. Era un lugar confortable con estanterías repletas de libros y sillas de madera de distintas épocas, también había en las esquinas sillones de colores intensos, verdes y rojos, junto a luces de biblioteca, me sentí apacible y con ganas de seguir escuchando sobre el fulgor de lo recién conocido. ¿A qué te dedicas?, musité; he venido a continuar con mis estudios de filosofía y literatura contemporánea y he hecho algún curso sobre psicología cognitiva, en el pasado. El cerebro, apuntó, se anticipa, calcula y compensa la aceleración gravitacional. Todo ser vivo se siente atraído, los unos y los otros, es física y química el hecho de que podamos sentir la atracción y el amor; es por ello, entonces, que la gravedad nos permite amar de repente a un extraño que pasa a ser tu mundo, replicó mi voz interna. Los ríos se agarran fuertemente a su cauce, prosiguió, las montañas se elevan asentadas enérgicamente al núcleo terrestre, los astros circulan alrededor del sol, con cadencia. Lo mismo le estaba sucediendo a Andrés con María obnubilado con su falda, y su mirada posada en los ojos de su estrella. Los árboles se enraízan para mostrar el esplendor de sus frutos, los hijos decoran las paredes de sus casas con árboles genealógicos y cuentan a sus nietos el pasado de su familia, nuestra historia. La gravedad del latín gravis pesado, nos invade a cada segundo, desde tiempo remotos, esa es su fuerza y por ella somos, puntualizó.
OMAR ALBOR
La gravedad
Si solo el cielo flotará, como las estrellas
de este techo, diría
mil veces, que el mundo
gira como las agujas
del reloj que marcan, un momento en cada escena.
Solo en la noche
camino, buscando saber
dónde está, la estrella
esa que marca, mi norte
porque el sur es donde partí, cuando nací.
Sigo mi instinto
soy un perro nocturno
que duermo dónde paro.
Y desconozco saber porque las estrellas me miran, sin decirme dónde estará ese día donde la luna se tumbe
y dejé caer la nieve que
está sobre su pecho.
CURRO BLANCO
– ¿ Dr. es muy grave ?
– A ver….Depende de lo que usted entienda por gravedad. La gravedad existir, existe.
– A qué se refiere Dr.
– Pues que vivimos en un mundo grave por naturaleza. De hecho, si no fuera así estaríamos flotando por el espacio ingravidamente.
– ¿ Usted cree ?
– No solo lo creo, lo afirmo. Es más, todas las cosas deben tener su gravedad más o menos leve, dependiendo de la gravedad del asunto y del momento
– ¿ Entonces Dr. mi marido se va a morir ?
– Bueno Sra, eso nunca se puede saber con precisión. Levite usted cada ocho horas y así reduciremos el nivel de gravedad.
– Ahh. Muchas gracias Dr.
BEA ARTEENCUERO
SOMOS
Somos dos puntos
En la inmensidad
Del universo
Buscandonos, deseando
Encontrar en el otro
La magnitud del yo
De la existencia del ser.
Paradoja de la vida
Forjamos nuestro destino
Caminando de la mano del tiempo
Cuerpo, mente nacemos
Espíritu y materia
Observamos lo externo
Sin darnos cuenta
Que lo interno
Es al fín el amor
Que anhelamos.
Queremos descubrir
La luz que emerge del alma
Para ser plenos.
Desnudamos nuestros cuerpos
Impulsados por el deseo
De la sangre
Que corre furiosa
Por nuestras venas
Hasta que al fín, un día
Nos encontramos,
Levitando los sentimientos
Que emergen, silenciosos
En la atracción
En la gravedad del espacio.
Y así resurgimos
Simplemente somos..
Dos puntos en el cielo
De nuestro yo interno.
ROCÍO RB
GRAVEDAD DE PRINCIPIO A FIN
Ya tenían su nombre decidido, Antonio, pero tras la primera bocanada de aire y oír la gravedad de su llanto, como si del canto de una ballena se tratara, decidieron llamarle Jonás.
Tuvo una infancia difícil. Su característica voz, tan profunda desde niño, causaba recelo entre sus compañeros. A la tierna edad de seis años ninguno se atrevía a llevarle la contraria, era como discutir con un adulto, por lo que se sentía rechazado, convirtiéndose en un niño taciturno y reservado.
Al cumplir diez Jonás se aficionó al fútbol, y no es que fuera buen jugador, pero era gritar “¡¡pásamela!!” y hasta los jugadores del equipo contrario lo hacían. Se lo rifaban en todos los partidos, por fin pertenecía a un grupo y le hizo abrirse al mundo, disfrutando de la vida.
Con sus más y sus menos llegó a la adolescencia, donde comenzó a hacer novillos sin ser pillado en falta. Solo tenía que llamar al instituto y decir que era su propio padre, exculpándolo de su asistencia por causas variadas. Cuando sus amigos le pedían que también llamase por ellos las excusas eran siempre diarreas, pruebas de ETS o similares, con lo que les daba la risa tonta. Estas malas costumbres le llevaron por el mal camino, dirigiendo sus pasos hacia no debía, hasta el punto de recibir un ultimátum por parte de sus padres: O enderezaba su vida o tendrían que llevarle a un internado. El miedo a volver a estar solo, sin sus amigos y sin sus padres le hizo crecer y madurar.
Estudió periodismo e interpretación, y esa voz grave que siempre le había marcado, que le había hecho destacar en cualquier grupo, fue su futuro. Empezó como locutor de radio y pronto se hizo un nombre entre los actores de doblaje, donde conoció a Ariah, su mitad, su complemento, con su voz de niña dulce y su corazón de piedra. Comenzaron una tormentosa relación en la que Jonás se entregó sin recibir nada a cambio. Sus discusiones eran conocidas por todo el vecindario, no siendo necesario que Jonás levantara mucho la voz para que los cuadros temblaran.
Harto de tanta toxicidad, y ya con cuarenta años, decidió mandarlo todo a la mierda. Metió en su mochila lo imprescindible y se marchó, terminando sus días como un swami, en un templo budista dedicado a Shiba, situado a orillas del río Ganges, donde el voto de silencio era imprescindible para encontrarse a sí mismo.
LOLY MORENO BARNES
LA LEY DE NEWTON
Tema de la semana.
Juan se había pasado la vida levantándose después de cada caída…
Todo en él , estaba condicionado por el efecto gravedad. Y no era por no poner empeño en salir adelante , pero siempre ganaban los contratiempos y tropiezos .
Nació prematuro .
La ley de la gravedad lo lanzó al mundo antes de su tiempo de gestación,y sin tener en cuenta su diminuto peso lo estrelló de lleno en un montón de fármacos y tratamientos para mantenerlo con vida.
Se levantó enseguida y dio sus primeros pasos con la idea de llegar lejos .
La ley de la gravedad lo usó como marioneta muy pronto una segunda vez catapultándolo de un puntapié a la pobreza y el desamparo negándole una familia en un triste orfanato .
Juan volvió a levantarse una y mil veces a cada bofetada de la vida .
Las familias adoptantes pasaban de largo delante de sus narices pero nunca se dejó vencer por esa ley que lo pisaba y hundía .
A falta de padres como maestros busco la sabiduría en las calles de la vida .
El mal y las malas compañías intentaron volver a hundirlo . Sumergirlo en los suburbios de una sociedad corrupta .
Para entonces Juan ,( acostumbrado a caer y caer ante una ley de Newton maldita), ya había aprendido a esquivar las caídas antes de llegar al suelo y el lodo.
Juan se convirtió en un hombre muy pronto, (quizás también por esa famosa ley) pero ya no
Le daba miedo enfrentarla y sus caídas dejaron de serlo como tal para convertirse en oportunidades para aplicar su experiencia .
Así el no tener trabajo se convirtió en tiempo para estudiar .
El no tener familia en elegir como suya la de los semejantes.
El no tener fortuna , en conquistar con su hermosa mirada los diamantes reflejados en las estrellas y las gemas doradas en los campos de trigo . Sin importar si la ley de l gravedad lo lanzará a la tierra o una anti gravedad soñada a los cielos .
Así fue , como casi por casualidad encontró la vacuna contra la gravedad .
¡ Un soñado antídoto ante la ley de Newton !
Todo ocurrió ese día :
Como un día señalado en el calendario cuando conoció a su amada víctima de una caída libre desde las tentaciones …
Juan a caballo de un brioso corcel blanco llamado AMOR sostuvo con su mano y acercó a su corazón a su bella dama antes que se estrellara en las penumbras desplegando las alas de los sueños , ¡Esas capaces de vencer la ley de Newton!
YOLANDA G. CAZORLA
Es mi primera publicación… sed benévolos
Treinta y seis baldosas desde un extremo a otro de la sala de espera… cinco horas recorriéndolas y en el que mi reloj ha debido de flipar cuando me ha avisado de que, por primera vez en muchos meses, conseguía mi objetivo de pasos diarios.
En estas cinco horas, he conseguido aclarar más mis ideas que en todas las terapias y sesiones de coaching a las que he asistido buscando respuestas que nunca llegaban… y así, en el silencio y soledad de estas cuatro asépticas paredes, he tenido claro el giro que quiero, el giro que necesita mi vida.
Copa D, cintura de avispa y glúteos sin piel de naranja… solo ver la sonrisa de mi hermana, llena de vendas, tubos de drenaje, dolorida pero con cara de éxtasis mientras se recupera de la anestesia… me lo ha dejado cristalino.
Fuera inseguridades, fuera complejos, hemos pasado de desear ser perfectas a que nos coman la cabeza con la idea de que nos tenemos que aceptar como somos… ok, ok, yo me acepto y… ¿el resto del mundo? ¿Cómo les haces saber a todos los demás que estás a gusto contigo misma si ellos no colaboran?
Mi lista de pros y contras de cirugía estética queda así:
~Riesgos~ No
~Gravedad~ No
~Precio~ No
~Recuperación~ No
Sonrisa Si
PEPI RAMÓN
ESCAFANDRA
I
Hoy me puse mi escafandra y salí a dar una vuelta. La tengo tuneada, le acoplé aún una cámara interna de aislamiento. Es el único baluarte que conservo desde niña, aunque ha sufrido sus correspondientes cambios para adaptarse a mi estatura cambiante y a las modas. ¡Imaginad que salgo ahora con una escafandra de los 80, jajaja, llamaría la atención!
Cuando me la regaló Baltasar (tras varias navidades insistentes), miraba tras el visor y estaba protegida, y disculpada de tener que interaccionar con el mundo, al cabo no era más que una criatura bajo un disfraz. A través de la antena escuchaba las voces, los susurros, los silencios.
Quise hacerme mayor, hacerme un hombre, libre y dueña de mi destino.
Me hice mayor.
¡Ay, ay, ay, las urracas con miedo a perder sus posiciones, los libros de historia editados en latín, las madres comprando leche en polvo caducada, bicicletas en otoño, picaduras de insectos, cuentos de gigantes que comen gente!
¡Ay, el obrero que se quedó dormido dejando el país con la puerta entreabierta! ¡Ay, una canción de cuna, una canción de cama, una canción de Silvio, un té con canela en rama! ¡Ay, las mujeres enfrentadas por un manual de la perfecta casada!
Ganar o perecer. Amanecer.
Viajes sin retornos. Entornos.
Me metí de nuevo en mi escafandra. Y al salir, ya era un hombre.
Y donde puse el amor puse la patria. Y fui patriota entonces de sentimientos, que no de territorios. Y de mi pecho izquierdo nació una flor. Entonces me puse un escote precioso e invoqué al benigno. Por supuesto no llegó, pero a mí siempre me gustó invocar a las cosas, y evocarlas, revocarlas y provocarlas, si no, las cosas en sí mismas carecen de sentido, a no ser que se ejerza una acción sobre ellas. Por eso ejercí de hombre en mi cuerpo de mujer. Y me como la tierra. También se bailar sobre una peonza. He matado a gente; en defensa propia. He puesto una pluma en el sueño de un niño. Vaya, como cualquiera que se precie.
II
Hoy me puse mi escafandra y salí a dar una vuelta.
“Dame la mano”, oí decir a un niño alzando su brazo al mundo; pero el mundo siguió girando sobre sí mismo. “Dame algo”, pedía un indigente a los que tenían algo. “Dame el testigo”, exigía un joven corredor a su abuelo; pero el abuelo no lo tenía; lo tuvo guardado durante años en el desván pero su casa se la quedó el banco. “Dame una alegría”, suplicaba una viuda en el mercado de las flores. “Dame una razón”, lloraba un novio traicionado; y aquella sólo tenía un corazón. “Dame una razón”, pedía también el enfermo de la habitación acolchada número trece del psiquiátrico. Y muchos más, casi todos, querían tener la razón. “Dame una explicación”, “dame el voto”, “dame otra oportunidad”, “dame el tono”, “dame las gracias”, “dame por detrás”, “dame cambio”, “dame una vuelta”, “dame cartas buenas”, “dame los papeles”, “dame tu teléfono”, “dame un respiro”, “dame una opinión”, “dame suerte”, “dame tiempo”, “dame más”, “dámelo todo”…
Todos pedían cosas, a veces complicadas. ¿Habrá alguien encargado de darle a cada uno lo que pide, lo que quizás es suyo, o lo que necesita? ¿Acaso un símbolo, una estatua, una estrella, el dios erizo, algún personaje de ficción tiene ese don sobrenatural? No, eso se llama Animismo y es para niños; cuando uno ya es adulto está a expensas de su propia libertad. O así debería ser.
Yo también quise algo, quise ser un hombre, pero no lo pedí a nadie, me lo hice. ¿O se dice me hice? No estoy segura, esa acepción no viene en el diccionario. Por supuesto tuvo su complicación, dada mi condición heterosexual, mis características físicas y mi sistema hormonal, pero superado el primer impasse, todo dependía del convencimiento de mi autodefinición.
Desde niña, cuando me metía en mi escafandra y veía y escuchaba a las personas desde dentro, sabía que hasta que no fuera adulta no sería dueña de mí, por eso me esforcé por crecer. Pero en aquellos tiempos, ni las mujeres adultas eran dueñas de sí, pertenecían a alguien, bien a sus padres, bien a sus maridos. Por supuesto que la solución era ser un hombre. (Recuerdo que hasta quería ser albañil, como veía a mi padre, construyendo nuestra propia casa). Además, para ser mujer había que ser perfecta en muchas cosas, eso debía ser muy trabajoso y tampoco coincidía con mi concepto de lo prioritario, yo estaba más por la libertad.
Naturalmente, los tiempos pasaron por mí y por el mundo, y cambiaron conceptos, leyes, incluso costumbres. Pero no se hizo solo, se hizo con muchas mujeres ejerciendo como hombres, y muchos hombres como mujeres, cansados también de arrastrar sus músculos en solitario (lo de ejercer todos simplemente como personas aún resulta demasiado vanguardista). Tampoco se dio un cambio en todo el mundo por igual, aún hay lugares en que a las mujeres se les corta las alas, el clítoris, los derechos… Ruego a la ciencia que nunca encuentre el lugar donde habita el alma…si la hubiera…
Hoy me puse la escafandra y le di al botón de flotar.
¡Y dicen que se ven hormigas! Se ven sombras. Alguna mancha color rojo guerra. Algo que parece nube pero no es más que humo. Una gran masa de animales de todas las especies se avistan por la noche en los bosques alertando a los suyos de los humanos. Hacia el otro lado, más allá, la luna…
Pero desde el espacio aún se sigue escuchando un murmullo de la gente que pide cosas.
Me voy acercando al satélite. Busco un punto donde la aceleración de la gravedad sea superior a 1,622 m/s2, allá donde la arena es menos blanca, más tostada y más amable. Me quito la escafandra y respiro. Sí, respiro. Contra todo pronóstico. Porque remuevo la tierra y se crea una atmósfera tenue del polvo en levitación electrostática.
“Dame, dame, dame…” aún se oye a 384.400 km. del planeta. “Dame un beso”, oigo en la distancia. Beso de luna, siento yo…
…beso de serpiente que se enrosca en la pendiente
…que devora la hombría en esta umbría
…y se nutre de ella bajo una estrella
…beso de helio y radón para este ingrávido corazón
…vientre vacío, beso de arena, mujer y hombre de piel morena…
Beso de luna, siento yo.
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Días complicados para leer y participar…
Aún así me hice un tiempo y aunque todos los relatos acertados me decanto por:
Judit Peña