Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema “vacas”. Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 15 de octubre! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).
POR FAVOR, SOLO VOTOS REALES, SOLO SE GANA EL RECONOCIMIENTO, CUANDO ES REAL.
* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.
La dehesa es el vergel de los animales. En allá los seres que no hablan pero si sienten por otros aunque no sean de su raza amor.
El caso hoy a contar ocurrió en un lugar donde la tierra la lluvia y el sol se unen en una naturalidad para mejorar a los animales la vida.
La vaca gestante había dado una cría preciosa y sana. Su desorrollo a lado de su mamá por la dehesa al amparo de las encinas era vida.
Pero un día una tormenta apareció por la zona sin avisar. Por la boca hechaba cantidad de agua enfurecida, que provoca un riachuelo. El alocado arroyo a remitió contra el ternero indefenso y lo trasladó a un camino solitario.
El sol con su calor devolvió a la naturaleza su hermosura. Pero el ternero to se encontró en aquellos derroteros abandonado.
Triste y afligido buscaba a su mamá vaca.
Un Ave preciosa y mutilada por la falta de una pata se le posó encima.
Porque, esos ojos afligidos, le preguntó el pajarito, al ternerito.
-¡Ay si te contase, he perdido a mi mamá la vaca, contestó el animalito lechal.
Mira, si me dejas ir contigo y me ayudas a arascarme cuando me pique la cabeza o otra parte de mi cuerpo ya que a falta de mi patitas no puedo hacer, yo te conducire hasta el punto en donde está tu mamá.
Así fue como dos seré vivos en una dehesa bañada por el sol se ayudaron pera sobrevivir en alegría.
Bueno espero este cuento os lleve un segundo a la niñez feliz…
En un lugar muy frondoso, rodeado de montañas, con prados verdes donde pastaban las vacas, árboles y pájaros las vigilaban y el viento las acariciaba.
Entre todas había una que Gallarda la llamaban y decían que estaba muy loca, porque más que la hierba, le gustaban los tomates, saltaba al huerto, en busca de su golosina. Su hijita pequeña, la miraba asombrada y cuando mamaba, la leche era colorada. El dueño cansado de su descaro, le puso un cencerro para saber donde estaba. La vaca Gallarda se sentía muy privilegiada correteando por el prado y presumiendo con el cencerro pero cuando quería saltar al huerto y no la dejaron la tristeza de la vaca fue muy grande, tendría que vivir sin sus tomates.
Sucedió uno de los veranos de mi infancia, en el pueblo de mis abuelos. Como siempre, el pasatiempo favorito de Guille, Kiko y yo era disparar a las vacas con los tirachinas. Les apuntábamos a la cabeza, y salían corriendo cuando atinábamos. Hasta el año en que inventamos unos disparadores de dardos que lanzábamos a sus costados. Después el reto consistía en ir a recuperarlos, lo que requería cierta astucia. En una de esas ocasiones di un traspiés y caí al suelo, oí un fuerte mugido y cuando quise darme cuenta tenía prácticamente encima a una de la vacas más corpulentas de la manada. Sentí un profundo miedo, ya que podía aplastarme y morir, pero se limitó a mirarme a los ojos durante unos intensos segundos. Al final decidió marcharse. Me levanté aturdido y me alejé lentamente camino de casa.
Han pasado veinte años y profesionalmente he llegado lejos. Hoy soy dueño de una de una de las mayores empresas lácteas del país, y puedo decir con seguridad que no hay vacas mejor tratadas que las mías.
SERGIO SANTIAGO MONREAL
Robert estaba acabando de anclar el equipaje a la baca de su vehículo.
Cuando acabó de realizar el menester Cloe se aseguraba que sus dos retoños también estaban correctamente anclados en las sillas supletorias de su vehículo adaptadas a su peso y talla.
Por fin se disponían a partir después de un año convulso y estresante, se merecían unas buenas vacaciones.
«Por fin de vacas» le dijo Robert a Cloe mientras sonreía.
Tras un largo trayecto de cinco horas por fin llegaron a su destino.
Una preciosa montaña rodeada de zonas verdes donde las vacas pastaban a sus anchas.
La familia huía todos los años del bullicio de la gran urbe en la que vivían y encontraba paz en alguna aldea recóndita donde podían descansar y desconectar.
RAQUEL LÓPEZ
La vaca Felisa
se fue a acicalar,
vistiendo sus galas,
se fue a pasear.
Saliendo de casa
se fue a encontrar.
al toro Liborio
que pastando esta.
-¡Muuuu..y buenas tardes Felisa!
ven conmigo a charlar
¿donde vas con esas prisas?
te invito a merendar.
-Muuuu.. y buenas tardes, torito
gracias por invitarme,
pero a una fiesta me dirijo
y no puedo llegar tarde.
El toro Liborio, entristecido,
siguió rumiando en el prado
sabiendo, que a Felisa,
la seguía amando.
No pasó ni una hora,
cuando Felisa regresó..
-¿que temprano? ¿que pasó?
-Nada, que me aburría,
¡vaya fiesta, que tostón!
las pijas de las vacas flacas
se rieron de mí gordura,
no quiero ni hablarlas…
¿qué se habrán creído.. las muy finas…?
-¡Esa es mi vaca Felisa!
la invitación, sigue en pie,
ahora, que si no quieres….
te invitaré otra vez..
A mi no me importa el aspecto,
pues en este mundo todo cabe,
este mundo, no es perfecto,
alto, bajo, pequeño, grande..
Y en el calor de la noche
dos mugidos resuenan,
entre Liborio y Felisa
ha surgido el amor.. Y yo
me muero de risa….
JUAN JOSÉ SERRANO PICADIZO
«El paraíso Bovino»
Erase una vez en un prado;
A la orilla de un lago y a la sombra de una encina, charlaban dos buenas y viejas amigas.
Teresa – ¿Oye Margarita, has visto esa Vaca? –
Margarita – Si, dicen que viene de Texas –
Teresa – Es muy flaca, en ese lugar tienen pocos pastos –
Margarita – Mira su sombrero, tiene a todos embelesados –
Teresa – Ya no quedan Toros como los de antaño –
Margarita – Claro, desde que no hay corridas –
Teresa – Como me gustaría a mi una buena corrida –
Margarita – ¡Teresa! Que cosas tienes –
Teresa – A ver hija, una se aburre aquí todo el día rumiando –
Llegó un joven Toro.
Toribio – ¿ Que pasa chicas ? ¿ Aburridas ? Os veo muy risueñas y cotillas hoy –
Lola – ¿ Que dices de quisquillas joven ? –
Toribio – Nada Lola, usted siga con lo suyo –
Margarita – La pobre está un poco sorda –
Teresa – Será que no hay ganado, para que siempre esté el mismo pesado dando la tabarra –
Toribio – Venimos de la misma finca, sois las únicas que conozco en este lugar. Desde que estoy en paro no tengo nada que hacer, nacimos para dar leche y espectáculo –
A lo lejos, pasaba en manada una familia de Búfalos.
Margarita – ¿ Y aquellos de allí ? –
Se levantó un Toro que estaba escuchando.
Victorino – Son Búfalos, mejor dejarlos en paz no son muy amigables, siempre van en manada –
Teresa – Muy atento Victorino –
Margarita – Que primitivos –
Toribio – No se yo de quien sería la idea de meternos a todos en un mismo lugar –
Victorino – Estamos en el cielo Bovino, tenemos un prado que es un paraíso, no se por que se quejan tanto –
Teresa – Por que ya no hay Toros como los de antes, que más quisiera yo que me cogieran a mi, como cuando cogen a un Torero –
Margarita – ¡Teresa! Que te van a escuchar los Terneros –
Todos felices reían.
Y asín pasó otro bello día en aquel hermoso prado.
«Fin»
JORGE TC
Y el viento levantaba el polvo,blanco,caliente que secaba la piel de aquel campesino y hacia aun mas temerarias sus ideas sabia que tenia opciones vender sus animales y emigrar al norte, sacrificar los y de su carne sobrevivir un tiempo esperando ese milagro que no habia visto llegar en tantos años o atarlas a su yunta y arar aquella tierra seca mezquina que a veces daba a manos llenas y sus ideas se perdian en el atardecer mientras sus vacas remolian aquel zacate seco con tanta calma como si supieran que el futuro de aquella persona casi casi dependiera de ellas.
EMILIANO HEREDIA JURADO
Muuuuuu
En un pueblo de la costa norte de España.
La fresca brisa que el mar pare al amanecer, peina con sus delegados e invisibles dedos, la frondosa cabellera verde que puebla la campiña norteña
Dos figuras diminutas, se destacan en lo alto de un otero, haciéndose gradualmente mas grandes a medida que avanza su caminar al final de la linde de la finca que bordea el caserío sito en en el altozano; cuya silueta se recorta en un cielo gris y brumoso.
Laura, mujer de cuarenta y algo de la mano de su hijo pequeño de diez y algo años.
Delgada y espigada, de cabello rubio tinte ceniza, vaqueros y sueter rojo, deportivas blancas
Menudo y callado, moreno de pelo, pálida y enfermiza la tez, ojos castaños navegando cada ojo en un barco violáceo de ojera .
Peto vaquero, pullover de lana azul marino, con anorak amarillo y botas de piel marrón obscuro. Ariel.
Caminan callados escuchando la conversación del silencio.
Al llegar al final del camino, llegan a una empalizada, donde pastan un grupo de unas seis vacas, blanquinegras, pastan indeferentes, ausentes. Rumiando el tiempo.
Se apoyan ambos, en una empalizada
La madre en el palo superior y el hijo, en el de enmedio.
Observan a las vacas
Inmensas, etéreas.
Es tiempo de olvido .
De tiempo ausente, ocioso, para olvidar una separación, brusca, violenta, que por no menos esperada, menos deseada.
-Mamá.-pregunta Ariel-,¿Las vacas son peligrosas?
-No hijo, estas no-responde la madre, con una medio sonrisa dibujada en la cara-, éstas son vacas lecheras, no son bravas, de buenas que son, son tontas
-¿Si me me acerco a ellas, me comeran?-pregunta curioso Ariel-
-Ja, ja, ja, -rie Laura divertida ante la ocurrencia de su hijo-,¿pero cómo te van a comer?, ya te he dicho que de buenas son tontas, anda, acércate a la que tu quieras, y acaríciala, verás que no te hace nada-anima la madre-
Ariel, temeroso, traspasa la empalizada y poco a poco, se va acercando a la vaca más próxima , que lo mira aburrida.
-¡Mamá mira-grita Ariel a su madre, volviendo su cara hacia ella-¡Me está chupando la mano con su lengua, está caliente y húmeda a la vez,. ja, ja, me hace cosquillas, ¡mira mamá , las otras vacas también se están acercando, ¡que gracioso!
-¡Muy bien hijo, me parece muy bien, pero ven ya, por favor, vuelve aquí-inquiere la madre, preocupada-
-¡Son muy buenas mamá, mira cómo me huelen;-responde Ariel, rodeado de seis vacas lecheras-
Una de las vacas, emite al aire un mugido sostenido, al aire, con la cabeza erguida:
-¡Muuuuuu
Al unísono, las seis vacas, muerden a Ariel, teñiendo el verde de rojo, quebrando el aire con el alarido de Ariel.
-¡Aaaahhhhh!, ¡Hijo!, -Laura, corre hacia el corro de las vacas y, cogiendo una piedra del suelo, la lanza con fuerza hacia la que parece la vaca líder, la que ha iniciado el ataque con su mugido.
-¡Hijas de puta!, ¡soltar a mi hijo!
-¡Muuuuuu!, muge de rabia y dolor por la pedrada la vaca líder.
-¡Noooo, Ariel!-Grita Laura desesperada-
La vaca alfa, le dá un tremendo topetazo a Laura contra la empalizada que, aturdida, contempla el horrorizada el festival orgiastico caníbal de las vacas.
Con el morro ensangrentado, van desmembrando el cuerpecito inerme de Ariel.
La vaca jefa, mastica la cabeza de Ariel, esparramando su pequeño cerebro por la hierba, uno de sus ojos, rueda casi hasta los pies de una Laura en estado de shock.
Dos de las vacas, se pelean por el mejor bocado y, desmiembran a Ariel de cintura para abajo, llevando cada una una pierna en la boca, mientras sus intestinos, extendidos en el suelo, son devorados con gula por otras dos vacas del grupo.
Laura, se reanima como puede y, en su pesadilla, se dirige posesa hacia las vacas:
-¡Nooooo! ¡Dejar a mi hijo!-le quita el cuerpo a una de las vacas, y tira fuertemente de el, para arrebatárselo, pero se queda con un bracito, enfundado en una manga del anorak amarillo, empapada en sangre-
La vaca, mugiendo molesta, se aleja con el resto del cuerpo y el otro brazo colgando, rozando la manita por la hierba como si la acariciara.
Amanece.
Un coche de la guardia civil, encuentra a la Laura, abraza al bracito de su hijo, aterida de frío.
-Señora, ¿se encuentra bien?,¿dónde está su hijo?.
-Las vacas, las vacas-murmura Laura con la mirada perdida-las vacas se han comido a mi hijo.
-¡Señora!, no diga tonterías, las vacas comen hierba
-¡Muuuuuu!.
En una pradera del norte de España, seis vacas pacen en la pradera.
CONSUELO PÉREZ GÓMEZ
Adolfo lleva días meditando sobre dónde comprar la mejor vaca del mercado. Recopilando información opta por marcharse a Suiza; al parecer allí están las mejores. Años de esfuerzo y ahorro permiten este dispendio.
De vuelta en el establo, acomoda a la vaca en el lugar más tranquilo para que nada pueda molestar a lo que hasta ahora ha sido, su más preciada adquisición.
—¡Si me sigues tocando las tetas me largo y no vuelves a verme el pelo! ¿Crees acaso que eres mi dueño? ¡Apañado vas! ¡O me pagas, o me piro! Y de dar leche, ¡«nasti de plasti»! –La vaca ha hablado.
Adolfo sale espantado, corriendo, en busca del cura al que pide confesión. Cuando cuenta lo sucedido, el clérigo piensa que ha perdido el oremus.
—…Pero vamos a ver Adolfo…¿Cómo que te habla la vaca? ¿Eres consciente de lo que dices? ¿Has desayunado esta mañana? Mira que el ayuno es muy traicionero y puede llevar a estados de confusión tales como el que describes…
—Tan seguro como que usted y yo estamos aquí.
Adolfo indaga sobre los orígenes del bovino, y por medio de un primo que emigró a Suiza allá por los años sesenta, viene a enterarse que la vaca había pertenecido a una ganadería propiedad de un banquero.
—¡Coño! Ahora lo entiendo…¡menudo «entrenador» ha tenido! Ha heredado las mañas y las lanas del maestro. A tomar por culo la vaca, la banca y la madre que los parió. Me voy «p’a» Torrelavega, que no hay como el producto nacional. Allí por lo menos las vacas son mudas –espero- ¡Eso sí! Esta vez pido certificado de nacimiento.
De la suiza no se volvió a escuchar ni mú…de su paradero, tampoco.
Si ves una vaca volar, examina su sombra, puede ser el reflejo de tus pensamientos.
MIGUEL GÓMEZ
VACAS EN EL CAMINO.
<<Moça tan fermosa
non vi en la frontera
como una vaquera
de la Finojosa>>
Cantaba a coro la popular Serranilla la mesnada de Don Íñigo de Salvatierra, de vuelta en el ducado de Fontefrida tras guerrear en las lindes del reino de Granada durante meses. Venían las acémilas cargadas de botín, y en las picas docenas de cabezas de infieles insertadas. Tal sería el cumplido homenaje de su tropa al duque, padre de Don Íñigo.
Coronaba la comitiva el ascenso del paso de Pontemayor, límite meridional del ducado, con ritmo vivo, cuando, a la vuelta de un recodo, encontraron el camino invadido por un rebaño de vacas. De unas doce cabezas.
Ramoneaban plácidamente los animales las hierbas que crecían a la vera de la senda, y dejaban esta sembrada de bostas. Nadie parecía pastorearlas.
Llamó Don Íñigo con la voz potente de quien acostumbra dar órdenes:
—¡Vaquero, por todos los demonios, recoge a tu rebaño!
Mas nadie compareció.
Tronó Don Íñigo tres veces más, antes de que tras unas rocas asomase una moza de gentil ver, ajustándose corpiño y saya:
—¿Qué puedo hacer por vuesa Merced?
—Retirar tus vacas de mi camino, voto a tal.
—¿Mis vacas? ¿Estas? No. Estas no son mis vacas.
—¿Y a quién pertenecen, pues?
—Lo ignoro, señor, pero juro que las mías no son.
—Venga, Clara, menos coña, que tenemos que seguir. Quita las putas vacas del camino.
—¡Y dale! Que no son mis vacas, Hugo. Mira, las mías las traen en aquel camión —un camión de gran tamaño se acercaba desde la lejanía, levantando una nube de polvo y haciendo sonar el claxon—. Es que os habéis adelantado.
Mientras esta conversación tenía lugar, más rumiantes abandonaban un prado cercano, y concurrían en el camino, a reunirse con las pioneras.
—A ver cómo es esto. ¿Qué quiere decir que nos hemos adelantado?
—¡Coño! Que habéis llegado antes de la hora, ¿qué otra cosa va a querer decir?
—Y tú, ¿cómo lo sabes?
—¡Vicente! Sal, anda —.De detrás de las rocas apareció un buen mozo, subiéndose los pantalones—. Estaba con éste, que es de producción, haciendo tiempo. Y él tiene reloj. Anda, Vicente: enséñales qué hora es.
El aludido puso un reloj digital bajo las narices de Don Íñigo, a quien la vaquera había llamado Hugo. Las once, se leía en la pantalla de cristal líquido.
—¿Lo ves? Las once. No teníais que haber llegado hasta las doce, para que diera tiempo a bajar las vacas del camión, colocarlas en el camino… eso. ¿A que sí, Vicente?
—A las doce, sí—, contestó el eludido sin levantar la vista del suelo. Se le veía avergonzado, pillado en falta.
Y, mientras, más vacas invadían el camino, ocupándolo por delante y por detrás de la soldadesca.
(…)
—¿Cortamos, jefe?
—No, no. Que sigan rodando.
(…)
—¡Joder! Pues sí que…—se quejó el comandante de la tropa—. ¡Buena nos la han jugado! ¿Y la script? ¿Alguien la ha visto?
No, nadie, pero mientras seguían llegando vacas y más vacas por todos los lados, con algún toro despistado por medio. Atascaban el camino con sus cuerpos, disputando el espacio a monturas e infantes de a pie.
Al principio, superada la sorpresa, la reacción general fue de hilaridad. ¡Era una situación surrealista! Pero después de hundir los pies en mierda de vaca, recibir unos cuantos pisotones o topetazos, verse amenazados de aplastamiento por el ganado, ya no resultaba tan graciosa la invasión bovina.
Nadie parecía encontrarse en situación de resolver el asunto, desbordados por el número de reses. Ningún miembro de la hueste, ni otro personal alrededor. Mucho menos la vaquera de pacotilla que se lo estaba montando con el tal Vicente tras las peñas cuando empezó todo.
A unos quinientos metros, el conductor del camión que traía las vacas mansas para rodar la escena, se vio atorado en el camino. Ni para adelante, ni para atrás podía moverse. Además, contagiadas del jolgorio reinante, las vacas que transportaba establecieron un diálogo con sus congéneres libres. Enseguida, en el camión empezó a mascarse el drama: los animales que cargaba empezaban a patear y embestir el vehículo, amenazando con volcarlo. Por muchos tacos que dijera por el walkie, y muchos toques de bocina, la posición del camionero era desesperada. Nadie podía acercarse siquiera a echarle una mano, y sacarlo del atolladero.
Quien no estaba preocupado, estaba asustado. O ambas cosas a la vez. Menos el director de la producción, sonriente mientras se fumaba un señor puro. Aquello iba a ser una mediocridad de película romántica picante situada en la Edad Media, y lo que estaba saliendo… ¡Bueno, lo que estaba saliendo!
—Insisto en que debemos decir a las cámaras que corten. ¡Esto es un desastre!—, se quejaba su ayudante.
—No, no. Que sigan rodando, que de aquí nos va a salir una que ríete tú de La venganza de Don Mendo.
Y las vacas… Las vacas seguían llegando, en efecto. De todos los lados y de ninguna parte. Si hubiese estado nublado, podría haberse dicho que llovían vacas del cielo.
Alguien juraría después haber visto, a una distancia prudencial, a los cowboys de los anuncios de Marlboro echar un cigarrito a caballo, partidos de risa.
CURRO BLANCO
La vaca ya vo rie.
– ¿Pero bueno,cuántos litros de leche me quiere sacar usted?- Le dijo la vaca al vaquero.
El vaquero como de costumbre hacía la callada por respuesta.Para él la opinión de las vacas,de sus vacas,no merecía consideración,decia: ¡estas vacas siempre quejándose! Solo quieren comer,pasear y dormir.
El vaquero no entendia que las vacas,sus vacas,además de los cuidados básicos necesitaban que se les tratara dignimamente; la producción no podía imperar sobre todas las cosas en términos cuantitativos.La calidad de la leche disminuía a pasos agigantados…
– Usted no puede exigirnos el mismo número de litros de leche un Lunes que un Domingo,en primavera que en invierno,un día de sol que uno lluvioso.¡Estamos estresadas! ¡¡Muuuuuhhh!!- Le decía la vaca al vaquero.
El vaquero,en oídos sordos,continuaba su obsesiva producción.La vaca,pensó en crear un sindicato,pero las dificultades eran inmensas.
En la temporada de producción siguiente la empresa tuvo que cambiar el eslogan de el «Quesito de la vaca que rie» por:
» El mejor quesito de la vaca que trabaja para usted».
ARIEL PACTON
Bos primigenius taurus
si al macho le dicen toro,
¿por qué la hembra no es taura?
porque la cultura es machista
gritan alto los feministas
aunque podría ser cierto
la clave está en el Rasashastra
tratado químico-alquímico
que en la ayurveda se usa
pues vaca viene del sánscrito
cuyo origen es la vasa
una de las poderosas drogas,
(la número sesenta y siete)
que transformando al mercurio
prolongan la vida humana.
Con todo eso en mi mente
me fui corriendo hasta el campo
parada en el alambrado
vino una vaca a mirarme
y con sus pestañas largas
rumiando hacia el horizonte
me pidió que la frotara
extendí el brazo, y mi mano
se apoyó sobre su panza
ella me dijo en secreto:
“Vacas gordas, peones flacos”.
No entendiendo sus palabras
insistí con mi mirada
espantó moscas con la cola
puso su trasero al sur
giró su cabeza al norte
entonces, yo comprendí
el lenguaje de la vaca
cuadril, nalga y el lomo
son los cortes para el rico
suertuda es la clase media
come matambre a la pizza
exquisitos costillares
cada tanto, un buen vacío
y al pobre solo le dejan
el azotillo del cuello
picado como relleno
la falda dura a la olla
y el puchero de osobuco.
Corriendo llegó un ternero
que se prendió entre sus mamas
cuando la vaca llorando
me hizo ver toda su leche
en sachet pasteurizada
me enfrentó con sus orejas
habló con furia de raza:
“Vergüenza debiera darles
que en el país de las vacas
comer carne sea un lujo
y que el precio de mi leche
deje a sus niños con hambre”.
VALERIA MICHOU
-Es una vaca!!! dijeron estallando en risas…
-Muuuuuuu le gritaron al oído mientras la rodeaban con sorna.
Pero no era una vaca era una niña.
SERVANDO CLEMENS
Los visitantes
Los extraterrestres por fin decidieron presentarse ante los humanos.
—¡Bienvenidos a la Tierra! —dijo un reportero—. ¡Es un verdadero placer tenerlos a nuestro lado!
—Gracias por el recibimiento, terrícolas. Estábamos ansiosos por conocerlos en persona.
Después de responder a cientos de preguntas, el líder de los extraterrestres se disculpó, diciendo que tenían que subir a su nave para reunirse con el presidente para firmar un tratado.
—Tengo una duda que parecerá ridícula —interrumpió una periodista.
—¡Pregunte lo que quiera con toda confianza!
—¿Por qué abducir vacas? Eso nunca lo entendí.
Se escucharon algunas risas.
—Ustedes los terrícolas son muy complicados. Es simple: nos gustan los asados, adoramos la carne de res.
—¿Nos pueden adelantar algo? —preguntó la reportera, un poco nerviosa.
—Por supuesto.
—¿A qué han venido?
—A dos cosas esenciales: primero, combatir la sobrepoblación de su planeta; y segundo, acabar con la hambruna del nuestro.
—¿Y cómo piensan hacerlo?
El extraterrestre se relamió los colmillos:
—Es que descubrimos que nos fascina la carne humana, por cierto, usted se ve apetitosa.
LOLY MORENO BARNES
¿Las vacas vuelan?
No creo…¡pero deberían!
Dicen:
¡Algo imposible se cumplirá si ves volar una vaca!
Pues creo que una vaca, desde su existencia es lo más parecido a un milagro que puede hacer posible lo imposible.
Desde su origen lejano “BOS TAURUS PRIMIGENIUS” han poblado Europa.
Llegaron y se domesticaron en Asia.
Descubrieron América al mismo tiempo que Colon.
Se multiplicaron en muchas especies poblando el planeta y enriqueciendo los países por donde pisaban.
Se han convertido en sagradas en la India.
Símbolo de la fecundidad, alzadas a los altares de los dioses . Reinas en la tierra a quien deben su origen.
Además de contener en su cuerpo la materia para calmar el hambre con su leche y carne, han tirado de arados para labrar antaño las tierras más áridas y convertirlas en almacenes verdes de alimentos.
Se dice de ellas que si no fuese por su voluminoso tamaño serían la mejor mascota del hombre. Inteligentes, empáticas, protectoras y fieles.
Cuando han vivido en libertad se ayudaban unas a otras para proteger a su prole y si algún retoño se desorientaba y apartaba de sus madres eran capaces de recorrer grandes distancias hasta recuperar sus pequeños .
En cautiverio han aprendido a solidarizarse unas a otras cuando de forma continua son despojadas de sus pequeñas crías e inseminadas nuevamente para volver a procrear.
Entonces rendidas a su suerte solo calman su desconcierto con la compañía de otra de su especie.
Al mismo tiempo desfilan dejando su maná de vida en máquinas que se la extrae desde sus ubres (se vuelven productoras de alimento que en principio la naturaleza dota para asistir a sus hijos) .
Aun así producen y producen dóciles, sumisas, rendidas a su destino.
Aman la música y los prados verdes aún más que los humanos sin clases de artes para conocer los pentagramas ni idea de paisajismo.
En sus miradas hay más paz que en el vuelo de una paloma blanca y más calma que en las noches estrelladas iluminadas por luna llena.
Los antiguos creían que después de su muerte, en los despojos de sus vientres putrefactos nacían las abejas al surgir de ellas unas larvas muy similares y le atribuían la abundancia de miel en las colmenas .
Quizás estaban equivocados en tal aspecto, pero tiene sentido la creencia si se sabe del dulzor de su leche.
Los niños de todo el mundo tararean canciones infantiles, donde la protagonista es una vaca simpática y amigable ( colándose en la inocencia de niño).
Dicen que Cleopatra se bañaba en leche de burra para embellecer su piel y conseguir no envejecer, pero…(¿ porque no de vaca?, que también lo hubiera conseguido con sus propiedades).
Las madres que no tienen suficiente sustento para sus recién nacidos estarían perdidas sin el néctar vacuno, y…¿ cuantos niños han crecido ensuciando sus morritos con un buen tazón de leche con chocolate?
¿Cuántos estómagos han saciado sus carnes?
Ahora pienso…
¿ Las vacas vuelan?
Si existe el cielo, seguramente este más lleno de ellas que de humanos…
Porque:
¡ Las vacas son la leche!!!
GASTÓN MOMEÑO
¿Sorprendido?(Tema de la semana)
-¡Mirá papá! ¡mirá!
-Que pasa ahora hijo
-¡Una vaca está volando! ¡Pará el auto! ¡Papáaaaa!
Miro, veo el cielo y veo una vaca volando por los cielos como si nada.
-¿No vas a parar el auto pa? ¡Es una vaca volando!
-Es 2020 hijo…nada me sorprende.
Seguimos viajando cantando la música de los parlantes
MARI CARMEN CANO REQUENA
Y entre cuernos anda el juego….. Mi padre era hombre de bromas y tenía por costumbre ponerle motes a todo el mundo, era de trabalemguas, acertijos adivinanzas y dichos……. una vez me contó que tenía un amigo al cuál le puso de mote EL VACA, yo le pregunté si era gordo y grande y por eso así lo llamaban, pero me dijo que no, que aquello iba mas allá del nombre en cuestión, sólo me dió una pista…… cornudo!! Y ahora adivina el acertijo me dijo….. Me tiré horas intentando llegar a la conclusión de…..cornudo!! Y……….
Si las vacas dan leche….
Leche beben los gatos……
Los gatos cazan ratones……
Los ratones comen queso……
El queso sale de la leche que dan las vacas y las vacas tienen cuernos……. pues me ha dicho cornudo!!!!
Una vaca da para mucho jajajaja……
BEA ARTEENCUERO
Renata era una vaca que pertenecía al rebaño que tenia mi tio ,
en la granja . Ella era distinta a las demás,su color rojo uniforme,
con una mancha blanca en la frente la diferenciaba del resto.
Llegó una tarde de invierno, junto a dos toros que compro mi tio;
Estaba muy delgada, quedó en el establo al cuidado de José, el peón, quien le puso ese nombre. Al tiempo ya recuperada la
llevaron con la manada. Pero no se integraba, la miraban de reojo;
Ella vivía en un mundo de fantasías, soñaba con ser famosa y se
preguntaba..¿.Porque no puedo ser como la vaca Lola? que esta en los libros de cuentos, en la televisión y hasta tiene su propia canción cantada por la mayoría de los niños.
Como siempre estaba sola, por las tardes de verano, iba a un pequeño lago que estaba a la orilla del bosque , donde se bañaba y miraba en el reflejo del agua ; alli vivia un sapo que cuidaba las flores de los insectos. Renata con toda coquetería, mientras se miraba en el lago, le preguntaba… ¿ Verdad amigo que soy una vaca hermosa? a lo que el contestaba…Oh!! si, eres la mas bella que he visto.
Así transcurría el tiempo . Renata no dejaba de soñar, se ponía muy triste, sus anhelos no tenían respuesta.
Hasta que un día al pasar cerca de las demás, observo que la miraban y se reían…¿Que les pasa? pensó , será¿ que no me peine bien.
cuando llego al lago, el sapo al verla, empieza a reir y reir… Furiosa le dice.: ¿Que te pasa? ¿Vos también? El no podía dejar de hacerlo….¡Es que te ves muy graciosa! Estas verde, tu piel cambio de color; y reía mas y mas. Ah si!! mirate vos!! estas amarillo!!. No puede ser, se miraban uno al otro. ¿Que paso que no somos los mismos?;
Estaban muy preocupados, Renata no se animaba a regresar a la granja, pensando que iba a ser el hazmerreir del rebaño.
Mi tío y el peón salieron a buscarla; cuando la encontraron, no podían creer esa transformación, se preocuparon … Al ver el lago con el agua oscura, los camalotes marchitos,se dieron cuenta que estaba contaminado. Hacia unos días, se había instalado una industria, que por las noches tiraba los residuos, contraminando el agua y en consecuencia la vaca y el sapo cambiaron de color por el compuesto químico.
Renata muy angustiada, fue llevada de regreso a la granja.
La noticia llegó a la ciudad, y mucha gente iba a ver el fenómeno de la vaca verde y el sapo amarillo.
Llegaron los periodistas, con las cámaras, haciendo mil preguntas a mi tío, por supuesto que hablo de la industria y los deshechos químicos. interviniendo estos para que la sacaran del lugar.
Renata y el sapo aparecieron en todas las noticias…los diarios,la televisión.
¡Al fin era famosa! Se concretaron sus sueños. hasta escribieron un cuento.. titulado …» La vaca verde y el sapo amarillo «
Paso un tiempo y todo regreso a la normalidad, el lago volvió a tener las aguas cristalinas, sus flores renacieron; la vaca y el sapo poco a poco, recuperaron su color.
Renata ya no soñaba, estaba siempre alegre rodeada de amigas ..
llegó a la fama como ella anhelaba …fue conocida, los chicos la nombraban..Ella siempre visitaba a su amigo, y al mirarse en el reflejo del agua, muy coqueta le decía…
¡¡Verdad amigo que soy una vaca muy bella!!
OMAR ALBOR
Oh cielo celeste ya
los pájaros que quieren
volar y aquí en este campo
nadie quiere desayunar!!!
Que pensamiento más cruel el mío, yo vaca cinco de la mañana, rodeada de tanto verde, algunas pastando y otras más perezosas durmiendo, que vida de tan cruel la nuestra.
Somos vacas listas para producir, lista para vivir una vida llena de intensidad.
Nacemos flacas nos engordan, crecemos algunas viajan en camión, en un viaje donde nunca quieren volver no se porque, nunca me lo pregunté ni se lo pregunté a ninguna que se fue, porque nunca la volví a ver, otras como yo somos generadoras de leche para la humanidad y durante nuestra vida somos máquinas que donamos nuestro más vital alimento para ustedes, lo triste de todo esto, es que yo sola soy la que pienso y pienso que voy a hacer cuando llegue a vieja, seré donada a una granja para niños o quizás me liberen en el campo libre de toda persona, esas dos ideas no las puedo terminar de cerrar, porque no he encontrado a ninguna que me diga que más sucede, cuando llegamos a viejas, somos vacas y a lo único que le tengo realmente miedo, saben a qué es??
A estar sola entre tanta inmensidad tanto verde, es lindo, pero estar sola me afecta porque no puedo hablar con nadie.
Soy una vaca lechera, no soy como cualquiera, mi leche no es descremada, hay que vaca más tarada.
Si estoy sola hago muuuu!!
Y en un segundo vienen mis amigas para pastar, realmente quiero pensar que esta vida nunca acabará y un día seré libre para poder correr en total libertad.
GABRIELA MOTTA
Doña María
—Doña María sabe que fui a un gurú!
Doña María regaba las plantas.
—Sé que me está escuchando, no se haga la desentendida que le hablo a usted.
Doña María seguía regando.
—Todavía estoy en shock, me dijo que estoy condenado…
Doña María sin mirarlo le dice:
—Ahórreme el disgusto de tener que escucharlo mijo ¡Por favor!
—Pero Doña María no sabía que no le gustaba los adivinos…
—Ay mijo, a esta altura de mi vida si hay algo que me tiene sin cuidado son los gurús. Para mi son como las vacas.
—¿Cómo las vacas?
—Si, sagrados para unos, comida diaria para muchos y simple seres vivos para el resto. Y escúcheme bien que esto es lo último que le voy a decir: solo nosotros podemos condenarnos, nadie más mijo, nadie más…
Doña María siguió regando
—¿Sabe Doña María? ¡Usted me cansa!
ZOE EMM TEXIS
Me he preguntado una y otra vez.
¿Cómo sería vivir en la Ciudad?
Ahora que estoy a punto de poder elegir partir, me detengo sigilosa a ver el por venir…
El campo maravilloso, la suave brisa de la neblina por la mañana, El Soleado toque del rocío por la tarde, el esplendoroso atardecer rodante de estrellas brillantes.
La Naturaleza, las flores , los pájaros, los árboles aguacateros , los mangueros los plataneros y sobre todo esté Corral…
¡Haaaa! El corral, es claro confieso, que si me voy tendría que renunciar a mis amigos , a los que considero lo más especial.
Mi Caballito dorado Pequi, que siempre ha sido tan leal, siempre me ha hecho sentirme segura con él en mi andar, siempre le contaré mil cosas, y él jamás confesará.
Y ni qué decir de mi mejor amiga la vaca, mi compañera en mis tristezas , en mis alegrías, en mis problemas y mis fantasías.
*Aún recuerdo…
Vaya que recuerdo…
Aún recuerdo…
Aquel hecho, ese acontecimiento, por allá de mis 9 años, cuando llegó mi preciosa Vaquita Esmeralda, Esmeralda la más bonita.
Recuerdo aquella discusión recuerdo aquella noche de dolor, de duelo y de desentendimiento,
aquella vez que la familia se enteró que mi esmeralda la vaquita no daba leche.
¡Una vaca sin leche ! ¡Una vaca sin leche!
¿Acaso esto será mala suerte?
Repetía una y otra vez el abuelo.
Quién me dio está desdichada vaca lo pagará…
¡Rápido ! ¡Lleva El equipo al corral la vamos a sacrificar !
-¡Nunca Jamás! Respondí fuerte y sin parar de llorar.
¿Qué responsabilidad tiene esa hermosa Vaquita de no ser igual a las demás?
¿Solo por qué es diferente la sacrificaras?
Tú sabes abuelo que jamás te lo permitiré¿Verdad? *
Jajajaja ¿Lo recuerdas Esmelda?
Esa noche de tristeza y ansia, para que al final resultará que eres más lechera que nada, que solo estabas nerviosa de llegar a tu nueva casa.
¿Qué dices Esmelda la Vaca?
¿Qué es tiempo de quedarme aquí contigo?
Bueno, así si lo dices me quedo aquí acostada un rato a tu lado.
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