El peor enemigo de un escritor

Dicen que los escritores son, en general, personas ególatras y narcisistas. ¿Crees que es verdad?

Vamos a empezar por el principio: ¿Qué lleva a un autor a querer publicar un libro? Los motivos pueden ser infinitos, algunos más nobles que otros. ¿Cuál es el tuyo?:

  • Crees que tienes algo que aportar que puede ser valioso para alguien.
  • Te gusta lo que haces y, tratando de ser lo más objetivo posible, crees que a otros también les puede gustar hasta el punto de pagar por ello.
  • Crees que tienes algo que aportar que puede ser valioso para el mundo en general.
  • Te ha costado mucho escribir algo y te gustaría verlo publicado por satisfacción personal, aunque no se venda.
  • Escribir es importante para ti y te gustaría dejar un legado: la constancia de que has aportado algo al patrimonio cultural de tu país.
  • Escribir es importante para ti y te gustaría dejar un regalo a tus descendientes para que te conozcan mejor.
  • Quieres hacerte famoso.
  • Quieres ganar mucho dinero.
  • Necesitas ver tu obra en un escaparate para sentirte bien.
  • Percibes a los escritores como una élite intelectual y quieres formar parte de ella para superar tus complejos.
  • Etc.

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El ego

El ego no es malo en sí mismo. Conocerse a uno mismo, tener claras las propias capacidades y tener una autoestima sana ayudarán a seguir adelante y a ir superando dificultades y consiguiendo metas sin dejarse abatir por las dificultades.
Pero el ego debe estar acompañado de expectativas realistas:
Pensar a lo grande es bueno. Quien no se atreva a pensar a lo grande, probablemente perderá oportunidades de darse a conocer (y vender). Pero creer que de verdad se tienen posibilidades de acabar ganando el nobel de literatura no es realista de entrada. (Créeme: se sufre menos al ir planteándose y superando poco a poco metas más modestas). (Pero mucho, mucho más modestas…).

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Ejemplos

Las primeras pistas de un ego exacerbado se ven durante el proceso de edición, principalmente en dos momentos:

  • La valoración de la obra: «Mis amigos han leído cosas mías y les gustan», «Mi madre/pareja dice que soy muy bueno» o «Soy muy crítico conmigo mismo y aun así me gusta lo que escribo» son frases que es mejor ahorrarse. En lugar de eso, haz caso a un profesional o a lectores cero.
    Pero cuidado, muchas veces nos encontramos con autores poco receptivos a las críticas de un lector cero. Dicen «Dime la verdad; si crees que mi libro no vale para nada, no te cortes». Pero que después, cuando con toda la diplomacia del mundo reciben una crítica constructiva, se ponen a la defensiva…
  • La corrección del libro. Este es otro momento conflictivo. Hay que tener muy claro que ni el corrector ni el lector cero son los enemigos del autor, sino todo lo contrario. No están señalando los defectos para ridiculizar a nadie, sino que rebuscan cosas que podrían estar mejor para que el resultado sea perfecto, porque hay detalles, dejes, coletillas, manías… que es imposible que el propio autor vea en su obra.
    La resistencia a estos pasos necesarios suele estar muy vinculada con la inseguridad. Un autor experimentado se «deja hacer», agradece un 90% de las propuestas y justifica otro 10%. En cambio, un autor inseguro se tomará cada crítica como un ataque.

Y por fin llegamos al momento de la publicación del libro. Sale a la venta y es difícil no caer en la tentación de imaginárselo con una faja que diga «26ª edición. Imprescindible según la crítica».

Sí, sí. El ego del escritor puede hacerle pensar que su libro es taaan bueno que solo tiene que sentarse a esperar que el mundo se dé cuenta. Y me temo que nada más lejos de la realidad… Nosotros, como editorial, apoyamos a los autores en todo lo posible (buscamos presentaciones, diseñamos carteles, enviamos notas de prensa…) y damos todas las facilidades de venta (posibilidad de conseguir el libro en cualquier librería, etc.), pero siempre, el grueso del «marketing» para darlo a conocer va a recaer en el autor.
100 libros (o 200, o hasta 500) se pueden vender con más o menos facilidad entre el círculo de conocidos de cada autor, pero superar esa barrera y llegar al gran público conlleva mucho trabajo, por muy bueno que sea el libro. Y aquí es cuando el ego se compara con el de otros escritores que venden más y, según su criterio, son peores (porque es imposible ser mejor que uno mismo). Y aparece la frustración, la justificación («es que el sector del libro está fatal») o hasta la rabia.

No caigas en ello:
Reflexiona, sé honesto contigo mismo, plantéate objetivos realistas y traza planes para conseguir tus objetivos.

Aquí estaremos para acompañarte.

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