Nada es eterno

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir con el tema “Nada es eterno”. Este ha sido el relato ganador:

MANUELA ORTIZ GARCÍA

No lo es el crujido de las hojas tempranas sobre la hierba, provenientes de árboles tardíos aferrados al verano.
Ni el olor a chimenea al doblar una esquina, cuando aún tengo en mi boca el sabor de tus piernas húmedas por el bochorno estival.
No es eterna la luz de cada tarde, cuando son más breves los días, y quiero descubrir en mis labios que tu piel seguirá aquí hasta el amanecer.
El café con prisas de un desayuno fugaz que anticipa la vuelta al cole. 
No es eterno el apego, aliado del miedo. La afición a los días largos que nos animan a soñar. La querencia de volver al sitio donde me besaste por primera vez.
Nada es eterno.
No lo es tu abrazo. Ni los mil planes del segundo comienzo de año que es septiembre. Porque seguiré trazando el modo de volver a verte, y así comenzar de nuevo.
No es constante la brisa del mar, pero sí es eterno su azul, y mi deseo de regresar allí, siempre.
Y los marrones anticipados de los parques, y los gorriones preparándose para el frío, y mi gata volviendo poco a poco a recuperar su manto de invierno.
Así es septiembre. El fin del eterno verano.

*Todos los relatos son originales y no han pasado procesos de corrección.

LUIS AMOROS CALABUIG

Patíbulo mortis.
( Reflexiones del patíbulo)

Siendo la bruma penumbrosa, mareosa dando vuelcos a mi corazón cansado, yo sigo hastiado, sin haberme librado del pasado.
Juntas las piernas, hincando las rodillas a una arena que se ha vuelto rojiza, rojiza por haber saboreado la miel inocente de infantes, que en antaño correteaban libres.
Yo los guardo, caminando por el sendero del perdido, preguntando a las lagrimeras que caen de mis párpados, el porque de mis quejidos.
La soledad pastora se aferra a mi mano temblorosa, y los ángeles-querubines, ninguno se hace llamar de la guarda.
Dicen que mi reposo albergaba descanso consigo, pero ninguna tumba puede soportar el peso de mi muerte.
En la lejanía parecen que andan perdidos, confusos, pero aun no son martirizados por la enjaulada cripta.
Yo les aconsejo el no detenerse y seguir avanzando hacía ningún lado, esperando con ínfima esperanza, encontrar esa luz que nos fue prometida, luz del reencuentro con la vida.

En el roble maltrecho se puede apreciar….

.Que sea un lucero del alba
el que llene por siempre tu luna,
que tu sonrisa se mantenga intacta
al igual que tu hermosura,
como en vida caminaste junto a la cordura,
para mantener tu esencia incorrupta y pura.

Supongo que nada es eterno, como el caminar oscuro en este valle convertido en padecimiento, o eso parecía susurrarme el viento.


RAQUEL LÓPEZ

Todo lo hermoso llega a su fin, lo imperecedero no existe, la oscuridad de la noche se desvanece cuando el sol asoma con sus rayos de luz.
Cuando hay dolor, la sonrisa lo desvanece y lo alivia, cuando hay tristeza, el sentir de una caricia la elimina.
Que es eterno? El Universo lo es? Ni siquiera mis palabras son eternas;los silencios los interrumpen los ruidos, el desamor lo interrumpe la esperanza, la esperanza por un sueño…..
Si creemos que todo es eterno, podríamos acertar sobre el corazón y el alma, donde esconden los amores que son imposibles de desaparecer.
La niñez es sustituida por la adolescencia, la adolescencia por la pubertad, la pubertad por la madurez..
No me jures amor eterno! Dijeron los amantes, amemonos en el presente..
Pero….. El amor de una madre, no es eterno? El de un hijo, no es eterno? El de un amor, no es eterno?… Quisiera discrepar..
Hasta un suspiro se desvanece, hasta la lluvia que empaña mis ojos cuando te vas, desaparece…
Quisiera creer que el amor si lo es, si es eterno, porque cualquier cosa que guardes en el corazón jamás tiene fin……..


MARÍA DAVID

Nada es eterno…ni tan siquiera la Tierra,que no queda igual;todo se cambia,todo está en una continua renovación,un ciclo perfecto de vida-muerte.Tan ni siquiera nuestros pensamientos internos no quedan intactos,ellos se cambian,se esconden o puede que se hacen más fuertes.El alma humana es una mezcla perfecta de sentimientos negativos y positivos,de pensamientos dantescos qué han alterado la pureza de cada persona…Marcas,marcas del pasado tatuadas dentro de nosotros,marcas interiores qué intentamos olvidar y que muchas veces no lo conseguimos,y muchos intentamos romper este ciclo perfecto de vida-muerte…el alcohol puede hacerte perder la mente,te cambia,te conviertes en una ruina humana,débil,perdida,te sientes mareado,no eres más consciente de ti mismo,tus pensamientos interiores devoran tú interior y olvidas todo y a todos,ya nada te importa…otro vaso lleno de wisky se adentra en tú estómago…te quema la garganta,pero a ti ya no te interesa,solo quieres escapar,no sentir más el lastre soporífero qué aprieta tú corazón y sientes como el dolor se alivia,sientes como el «veneno» llega en tus venas y las estás mirando…¡Son perfectas,solo un ingeniero irreal podría crear tal cosa!Y entonces rezas,súplicas a «El» de «Arriba » y le pides que te lleva con El,mientras el cuchillo afilado intenta destrozar todo lo que es perfecto:»¡Dios,ayúdame!¡Llévame contigo,ya que el sufrimiento que me ensaya es demasiado grande para mí!»Lágrimas calientes cubren tú rostro inocente y triste y se cae como gotas de lluvia tumultuosa sobre tus venas perfectas qué se resisten,el cuchillo ni siquiera tiene suficiente fuerza para destruir algo tan perfecto,tan perfecto que solo un «Ingeniero Astral» podría crear.Y entonces tú enloqueces,ya no entiendes nada,tú solo quieres romper con este sufrimiento y una imagen,que tú pensabas qué era solo una fantasía,rulaba delante de ti y entonces tú te acuerdas y sientes como el viento fuerte y frío revienta tú pelo,mientras tus pies pisan la arena refrescante y llena de conchas;oyes aquel sonido extraño de las olas del Océano Atlántico y te acuerdas qué aquel sonido te hacía temer a la muerte,pero ahora ese miedo se desvaneció…Tus pensamientos negativos te han cambiado,ya no eres el mismo,eres más fuerte que nunca y entonces,por fin,entiendes…todavía eres joven,pero aún tienes que desarrollarte a nivel espiritual para pasar en la otra vida;tú alma es demasiado preciosa y nada de lo que es material puede destruir algo antes de su tiempo.Tú corazón joven y limpio rechaza tus intenciones de ceder una lucha que muchas veces es injusta,ella solo quiere que tú crezcas,que brillas en el «Alto Celeste».Reconciliado contigo mismo,apagas la luz de tú cuarto,te derrumbas en la cama como una hoja pérdida en el viento y duermes;una tranquilidad interior invade tú alma dulce pasada por muchos sufrimientos,pero a ti tan ni siquiera te importa,tú ahora quieres crecer,quieres brillar como un diamante,como una estrella reluciente en el fondo celestial…Nada es eterno,todo pasa,todo se cambia,todos nacemos y,luego,morimos,hasta el Océano Atlántico,el qué una vez te asustaba y te hacía tener miedo a la muerte,a un cierto momento,desaparecerá y se formará otro océano o quizás un nuevo continente.
Nada de lo que es material es eterno,solo tú alma es eterna,así que duerme,sueña,vive,aprende y alégrate de todo lo que tú tienes,acepta que tú tienes que desarrollar tú alma,que tienes que crecer,que tienes que nutrir tú alma con comida celeste y entonces tú brillarás como una estrella en el infinito cielo.


ROSA MARÍA JIMÉNEZ MARZAL

Alguna vez pensaste en mi? Y no cómo quién recuerda las cosas intrascendentes,sino con la intensidad de una lenta calada… con esa sensación apremiante del que ha perdido una oportunidad que rara vez se presenta.
En algún momento me echaste en falta? Y no cómo a las comodidades a las que estás acostumbrado en tu área de confort,sino con la intensidad que lacera la inquietud,con ese estremecimiento involuntario del que ha perdído la magia fascinante y recuerda que nada es eterno.
Fui un peldaño,un sorbo,una nota,un soplo…. fracasé miserablemente no pudiendo,por tí,detener el movimiento del mundo,el paso del tiempo.
Alguna vez lloraste al recordarme?No me veo reflejada en tu acuosa mirada llena de reproches. Cuándo decidiste pasar página,refrendando tus sentimientos?…esos ojos ardientes y el temblor de tus manos,llenas de aprensión,demuestran,sin duda alguna que nada es para siempre.
Yo sí pensé,te eché en falta y lloré hasta el agotamiento. Por eso, al encontrarte,no he dudado en sonreír fugazmente,mesandome el pelo.
Nada es eterno…pero existen segundas oportunidades.


IVAN SALINAS

La primera vez que vi su rostro fue genial las sonrisas que se le dibujaban eran tan naturales y radiantes, quien mejor que yo oh el mismísimo sol hacíamos sonrojar sus dulces mejillas era fabuloso y encantador como
la pequeña moza disfrutaba de las dulces palabras que nutrían su noble alma solo bastó en un gran cambio la
Vida nos separo cada quien tomo un camino el de la derecha y el de la izquierda sin saber que el mundo era redondo, con tan solo algunos años volvería a cruzar sus miradas todo era diferente NADA ES PARA siempre sus pupilas reflejaban tristeza sus sonrisas eran efímeras y sin alegría su linda voz era tímida mucha inseguridad rondaba en su esencia todo termina… en un Adiós que no pudo decir un nudo en su garganta se lo prohibía, me quería expresar porque no puedo darme una última despedida pero se atrevía. En la vid algunas personas solo se cruzarán en el camino y no serán para siempre…


BÁRBARA L. LÓPEZ CARDONA

NO TE ENCIERRES

No te encierres, no te alejes, todo pasa, todo cambia…nada es eterno!
abre los ojos y maravillate del mundo, de los colores, de las flores, de las hojas que yacen en el suelo…
de los chamizos secos que frondosos árboles una vez ya fueron,
abrázate al viento que hoy hiela tu cuerpo, que tan sólo hace unos días era cálido y sereno…
déjate envolver por el suave sol de invierno, que ya fué fuerte en otro tiempo, en otro momento…
embriágate con el vino, que generosamente las uvas nos dieron!
fíjate en el firmamento, a veces nublado y gris, a veces azul y otras negro
a veces misterioso, majestuoso y ajeno…y otras alegre, juguetón y bello!
inhala lento y profundo el aire que rodea tu cuerpo que como caricia deseada haga vibrar fuerte tu corazón en el pecho…
siente dentro de tí latir la vida,
que los sueños todavía en tí anidan,
y si estás triste, si la congoja hoy te acompaña, no desesperes, no tires la toalla,
que así como hay noche también hay mañana!
No te encierres, no te alejes, todo pasa, todo cambia…nada es eterno!


LA XICUELA DE CORRIOL

Hace días que mi libreta de pensar está de vacaciones. Está libre porque no escribo en ella. Mis ratos con esa cuadrícula perfecta y ese bolígrafo BIC que nunca te falla, han pasado a la historia. Como nada es eterno, pensaba yo que sí sería eterna mi relación con las libretas y bolígrafos, he pasado a escribir en la tablet, sin pasar siquiera por el ordenador. No haces borrones, puedes rectificar cuando quieras y como quieras…..En fin, creo que esta relación sí va a ser eterna.


LUISA VÁZQUEZ

Desperté, como cada madrugada y le vi allí, sentado junto a la ventana, mirándome, igual que siempre.
Distinguí sus ojos claros brillando en la oscuridad, como los de un gato. Imaginé su postura relajada, las piernas cruzadas y las manos descansando sobre ellas con los dedos entrelazados, la espalda apoyada en el respaldo y su largo pelo rubio hondeando al compas de la corriente que entraba por el vano abierto. Oí su respiración acompasada, tranquila. Hasta mis sentidos alerta llegó el aroma de su perfume mezclado con su olor varonil.
Todo mi cuerpo reaccionó, mi vello se erizó. Me sentí presa del estremecimiento que salía directo de lo más profundo de mi ser. El miedo se hizo casi tangible, como una segunda piel, como una losa que me apretó el pecho sin dejarme respirar.
Cuando me incorporé en la cama, sudando, pálida y empequeñecida por el terror, escuché su risa despectiva y humillante.
Me habló con su voz profunda, ronca. Esa que me aterrorizaba incluso cuando él no estaba. Me dijo que me amaba, que todo lo hacía por mí, que tenía que aprender como debían hacerse las cosas, como él quería que se hiciesen.
Y de repente estaba a mi lado, en la cabecera de mi cama. Me susurró, me tocó, acercó su boca a mi cara y pasó su lengua por mi mejilla, me arrancó el camisón, me abofeteó.
Mi grito desesperado rompió la calma de la noche.
¡Pero nadie me oyó! ¡Nadie me ayudó!
Busqué y busqué, desesperada. Lo había dejado bajo la almohada, lo recordaba perfectamente. Había decidido que aquella sería la última noche. Que la tortura se acababa allí.
Entonces lo noté, frio y afilado. Él se paró de golpe, con las manos crispadas sujetando mi ropa rasgada testimonio de mi eterna humillación. Sus ojos se oscurecieron de repente tornándose negros como el pozo del Infierno. Su expresión de sorpresa era casi ridícula. Ya no daba miedo, ya no intimidaba, había perdido su esencia.
Su mirada se quedó clavada en la mía, su estertor se hizo ensordecedor, su sangre inundó la cama y me manchó de la cabeza a los pies. Una sangre roja que no paraba de manar.
La risa estalló en mi pecho. Una risa liberadora, vengativa.
De repente una la luz blanca, aséptica, inunda la habitación. Y allí está él, con su pelo rubio y sus ojos claros.
Mientras acaricia mis manos atadas con correas, me dice con voz dulce:
– Tranquila, mi amor, tranquila. NADA ES ETERNO.


REBECA FS

«Vida perdurable de la persona después de la muerte»

No nos educan para morir. Tampoco nos enseñan a morir.
La 📺, los 📚, las , la 👥…te bombardean con un subliminal Carpe Diem, pero descubres la 💀y, de pronto, redescubres la 💀.

Sin embargo;

Puedes dejar 👣con pintura de dedos en una pared. ( Ya, pero esa pared se cae). Pero, el acueducto de Segovia lleva ahí desde los romanos. ( Ya, pero no puedes poner tu mano ahí). Entonces, ¿ para qué sirven los restauradores ?

Puedes tener un hij@. (Ya, pero este se morirá). Pero puede que haga actos, que hagan pensar a los/las demás para vivir en un mundo mejor. ( Ya, pero «Trump»… «Bicho malo nunca muere»). Ya, pero alguna vez morirá.

Puedes plantar una judía. ( Ya, pero ¿para qué carajo voy a plantar una judía o un garbanzo? No va a servir para nada).

Nada » No ser, o CARENCIA ABSOLUTA de todo ser»


ROCÍO ROMERO GARCÍA

NO QUIERO VIVIR PARA SIEMPRE.

15 de agosto de 2036.

Así es como empezó todo, con aquella carta que escribiste dos meses antes de mi nacimiento.
Con aquel sobre que estaba sellado con un «18».
Con aquel estudio. Con aquellas pastillas.
Con la oportunidad de tener algo imposible en nuestras manos.
Aún recuerdo aquella carta. Cada letra, cada frase y espacio.
La memoricé, me obsesioné con tu caligrafía. Con tus «o» redondas y tus «a» perfectas, por ser lo único que tenía de ti.
Aún la recuerdo.

«15 de agosto de 2018.

Lonnie, mi amor,
mi vida.
Muchas cosas han cambiado. El mundo ya no es lo que era, nosotros no lo somos.
Hemos jugado a ser Dios, a querer lo intangible, aquello que el ojo humano no puede percibir.
Hemos creado un poder tan grande que se nos hace imposible controlarlo.
Y me temo que tú serás parte de ese poder, de esas consecuencias y de la sociedad que hemos formado.
Todo comenzó hace unos años, mi laboratorio llevaba tiempo desarrollando unas cápsulas que permite a las células del cuerpo no degradarse. Permiten que sean inmunes a cualquier afección, que se regeneren al instante si sufren algún daño. Las hace jóvenes, nunca envejecen.
Y después de años y meses, de días y horas de investigación sin salir del laboratorio, sin dormir, lo consiguieron.
Lo conseguí, porque por mucho que me duela admitirlo yo también soy parte de ese estudio, de ese experimento y de ese juego. Y no hubiese aceptado de saber los efectos secundarios que aquello conllevaba.
Al principio estaba ilusionada. Íbamos a conseguir algo que nadie había logrado, íbamos hacer realidad el sueño del hombre: ser inmortal.
Y aunque tenía mis dudas y mis miedos, aunque me parecía imposible y peligroso modificar la esperanza de vida de las células y hacerlas invencibles, decidí seguir trabajando. Y es que el temor que sentía por la muerte era más fuerte que cualquier preocupación.
Terminamos las cápsulas y el siguiente paso era experimentar con ellas.
Escogimos a animales moribundos, con alguna enfermedad terminal y le administramos las pastillas. En pocos días sus estados mejoraron de un modo extraordinario. Sus enfermedades se curaron más rápido de lo que cualquiera pudiese imaginar.
Después de aquello decidimos experimentar con personas.
Escogimos personas con las mismas caracterícas de los animales: con alguna enfermedad terminal.
Al administrarles las pastillas mejoraron rápidamente, sus células se regeneraron y se hicieron inmunes.
Era completamente un éxito, así que decidimos comenzar a hablar con las farmacéuticas para distribuirlas.
Pero no todo resultó ser tan perfecto como pensábamos.
Al terminar el estudio dejamos de administrar las cápsulas a los animales y las personas, pensando que su efecto era duradero… Pero no lo fue.
Sus células sufrieron un «efecto rebote» que provocó que las células se degradasen el doble de rápido, que los órganos y los huesos se debilitaran el doble de rápido y que las defensas se desplomasen en segundos.
Inevitablemente enfermaron y fallecieron. No pudimos hacer nada para evitarlo, no teníamos medicamentos que frenasen aquella degradación ni tiempo para desarrollarlo debido a la rapidez de los acontecimientos.
Intenté convencer a mi superior de no seguir con los contratos de las farmacéuticas, pero él se negó.
Las familias que decidieron someterse a nuestro experimento quisierom denunciarle por negligencia, pero él consiguió convencerles de que eran casos aislados, de que las pastillas estaban en buen estado y su efecto era duradero. Además, les ofreció dinero como una compensación por la muerte de sus seres queridos.
Todos aceptaron. Fue entonces cuando el mundo cayó ante mis pies.
¿Cómo era capaz de ofrecerles dinero por la muerte de un ser querido, como si la vida de alguien tuviese un precio?
¿Cómo eran capaces ellos de aceptar aquel dinero, como si el amor de aquella persona pudiese pesarse y convertirse en billetes y monedas?
Mi superior manipuló el estudio para firmar con las farmacéuticas y comenzar el proceso.
Discutí con él muchas veces, intenté que su conciencia despertara y fuese consciente de lo que hizo.
De que le quitó la vida a personas y animales inocentes.
De que aquello no era buena idea.
Pero él no escuchó, estaba cansado de mí, de mi actitud y de mis reproches.
Y lo más importante, tenía miedo. Miedo de que pudiese hacer algo.
De que pudiese revelar el secreto, de que todo el dinero que iba a conseguir pudiese perderse.
Me amenazó varias veces. Me dijo que sería capaz de cualquier cosa para que aquello no saliese a la luz, incluso de matar a alguien.
Y sabemos a quién.
Pero no puedo dejar de luchar. Nos hemos cobrado vidas inocentes y hemos pagado por el silencio de otros.
Hemos condenado a la humanidad a un efecto irreversible.
He comprendido que no puedo dejar que mis miedos me venzan. Si hubiese pensado con claridad, si hubiese razonado con mi miedo todo podría haber sido diferente. Quizá hubiese cambiado algo.
¿Qué es la vida si la muerte no está en ella?
¿Qué sería de nosotros si no tuviésemos algo que nos motivase a vivir y a crecer, a descubrir cosas nuevas? ¿Qué pasaría si parasemos el tiempo?
Entiendo a todos ellos, a los que quieren vivir para siempre, a los que quieren que sus hijos vivan para siempre porque yo quiero que vivas para siempre.
Quiero que estés segura y quiero hacerte feliz, pero no quiero privarte de crecer, de que tengas miedo o de que tus huesos se rompan.
No quiero privarte del dolor o de la incertidumbre porque, si vivieses por siempre, no experimentarías todo eso.
Voy a seguir luchando, aunque mi vida esté en peligro. No voy a permitir que vivas en un mundo así.
Espero poder contarte esto en persona.
Espero que nunca encuentres esta carta porque eso significaría que ya no estaré ahí.
Si ese es el caso, si ya no estoy viva y esto no lo estás leyendo por casualidad, quiero que tomes una decisión.
Mi superior no sabía que había hecho una copia del estudio. Una copia original, con sus fallos y sus aciertos; con los experimentos que hemos hecho.
Quiero que lo tengas y decidas si quieres hacer público esos datos o si quieres destruirlos.
No te juzgaré elijas lo que elijas, no me enfadaré porque no podré hacerlo.
No quiero presionarte, no quiero que pienses que me decepcionas si decides quemar esas hojas, no puedo obligarte a terminar lo que empecé.
Pero lo más importante, lo que realmente quiero es que sepas es que tu madre nunca dejó de luchar, que lo intentó hasta morir.
Que no se rindió al caerse por primera vez y que tú tampoco debes hacerlo.
Debes luchar por lo que crees que es justo y no parar hasta conseguirlo, debes ser el cambio qué quieres ver en el mundo.
Si no puedo cambiar las cosas entonces no quiero vivir para siempre.
Con amor:
Helena, tu madre.»

Me pusiste en un compromiso, en el ojo del huracán. Me pediste algo que no me veía capaz de hacer.
Acababa de cumplir dieciocho años. Papá me dio aquel sobre diciéndome que era algo que querías que supiese cuando fuese lo suficientemente madura para entenderlo. Ni él sabía que la copia estaba dentro del sobre.
Estuve pensando durante muchos días que hacer, cuál sería la mejor opción.
¿Qué sería más sencillo? ¿Filtrar los datos u olvidarme de todo?
El daño ya estaba hecho, las cápsulas se vendían y se tomaban como caramelos.
Además, tenía miedo. Había leído tu carta, había leído esas palabras, esos párrafos sobre cómo aquel hombre sería capaz de matarte por mantener el secreto.
Pensaba que me pondría en peligro si filtraba los datos.
Y te odié por ello. Te odié por dejarme una responsabilidad tan grande, te odié por luchar. Por no haber obedecido, por haber iniciado una revolución.
No tuve más opción, la ansiedad podía conmigo: se lo conté todo a papá.
Él quería eliminar las pruebas, olvidarse de todo aquello. Nunca creyó que te suicidaras en el laboratorio, pero no pudo hacer nada, así que tu caso se cerró por falta de pruebas.
Pero aquella carta demostraba que él tenía razón, podía cambiarlo todo.
Aún así no quería que aquella herida se abriese.
Era más feliz en la mentira que me contaba cuando era pequeña. Siempre me decía que te habías ido a la Luna, que saltabas de planeta en planeta para encontrar la estrella perfecta, la más brillante para poder traermela algún día.
Estoy segura de que papá también te odió cuando te fuiste. Eras lo único que tenía, la persona que más quería en el mundo. La persona más inconformista que más quería en el mundo.
Yo no quería quemar aquella carta ni tampoco el estudio. Era lo único que tenía de ti.
Papá tenía todo bajo llave: todas las fotos, todos los recuerdos que compartías con él. A veces me colaba en su cuarto y rompía las normas solo para ver alguna foto tuya, para saber cómo eras.
Conseguí convencerle de no deshacerse del sobre, pero no de filtrar los datos.
No quería ponerme en peligro, «tu madre ya pagó las consecuencias» me dijo.
Estuve despierta toda la noche pensando en que hacer.
Me dejaste aquello por un motivo, y sabía que no iba a decepcionarte si no filtraba el estudio, pero aquellas personas merecían justicia. Tú la merecías.
Así que escaneé cada hoja y las subí a Internet, en menos de dos horas ya era TT en Twitter.
Al día siguiente era noticia en la televisión, recuerdo ver a tus compañeros salir esposados del laboratorio.
La policía nos llamó poco después para decirnos que tu caso se había reabierto. Tu nombre aparecía en el estudio y después de aquel escándalo y de las declaraciones de tu superior y compañeros, relacionaron tu muerte con el suceso. Ya no éramos los únicos que creían que no te habías suicidado.
Fuimos a cada juicio. Cada compañero contaba la misma historia, los mismos detalles, las mismas pausas.
Era como un guión, todo estaba pactado.
Entonces llegó su declaración. La declaración.
Nunca he querido hacer tanto daño a alguien como aquel día.
Tu superior, tu jefe, subió al estrado con toda la seguridad del mundo y una sonrisa burlona.
No sabía que entre las pruebas que le inculpaban estaba tu carta.
«Helena era una mujer difícil, era una mujer rota» decía. «Me desobedecía, era muy difícil trabajar con ella. Se sentía culpable por lo sucedido a aquellas personas y quería hacernos sentir culpable a nosotros. Los experimentos científicos son impredecibles, la culpa no es de nadie.»
Le preguntaron sobre el soborno a aquellas familias, sobre las amenazas hacia ti.
«Soy un hombre honrado a carta cabal, nunca haría algo así» decía. No paraba de repetir una y otra vez que estabas loca. Me hubiese encantado hacerle tragar sus palabras.
Pensaba que todo estaba perdido, que no se haría justicia para nadie, pero quedaba una chica a la que tomar declaración.
Una compañera tuya cuyo testimonio no era claro debido al ataque de ansiedad que tuvo cuando encontraron tu cuerpo.
Tenía miedo, estaba temblando. Su voz tiritaba y no sé si fue un acto de valentía en una situación desesperada o un acto de cobardía, pero declaró la verdad.
Declaró que tu jefe te asesinó aquella noche, que te ahogó con una cuerda y luego te colgó de ella para simular un suicidio.
Que sobornó a todos tus compañeros y les convenció de que aquello era lo mejor, de que te lo merecías. Que si alguien confesaba iba a acabar como tú o incluso peor.
Su declaración, que no encajaba con ninguna, no estaba plagada de frases perfectas y espacios medidos; la carta, el estudio que filtré y las declaraciones que llegaron más tarde de las familias que había sobornado fue suficiente para encancelarles a todos durante veinticinco años. Aunque tenían opción de conseguir la libertad condicional en quince años.
Han pasado nueve años desde ese día.
Te has perdido muchas cosas.
Mi graduación en Bachillerato, mi graduación en la Universidad, mi primer novio y todas las novias que le sucedieron.
Mi salida del armario, conocer a Samira, mi compromiso.
La retirada del fármaco de las farmacias, la muerte de cientos de personas por las llamadas «pastillas de la muerte».
Me gustaría que esto no hubiese resultado así, que hubieses estado viva para verme crecer.
Y sí, hay días en los que te maldigo, en los que te odio por haberte salido de lo establecido en vez de obedecer.
Te necesitaba y te sigo necesitando.
Pero entiendo porque hiciste lo que hiciste, porque arriesgaste tu vida para salvar las de otros. Yo también quiero que Samira viva para siempre. Quiero que sea feliz, quiero hacerla feliz.
Sobretodo quiero que no sufra. Quiero ser su refugio al igual que ella fue el mío, al igual que tú lo fuiste al principio.
Entiendo que no quisieses que me dañasen porque lo que sentías entonces lo siento yo ahora. Pero también entiendo porque no querías privarme de ese dolor.
No podemos evitar que hagan daño a la gente que queremos, no podemos evitar que crezcan y maduren. No podemos permitir que sus vidas corran peligro.
Y sé que si ahora estuvieses viva significaría que actuaste en contra de tu voluntad, que no serías quién realmente eres.
Que no serías real. Pero lo eres. Eres real.
Eras real.
Gracias por enseñarme a luchar, a ser real y a ser el cambio que quiero ver el mundo.
Gracias por enseñarme que no necesito vivir para siempre para ser feliz.
Que no quiero vivir para siempre.
Con amor:
Lonnie, tu hija.


LUISA ROJAS

Al sentir ese fresco de mañana, el calor de una tarde, el caer de la noche, el brotar de un rico aroma a néctar. El caer del agua en mi piel, y cada gota seguir su camino. El nacer de la vida y el acabar de otra.
El conocer a unos, y el olvidar a otros.
El sentir hoy, y quizas mañana ya no.
Es prepararnos para algo no deseado, pero equilibrado de esta tan imperfectamente perfecta vida. son solo ciclos que hacen parte de esta. La cual nada en ella es eterno. mas que lo vivido.


LUCIDECES ROMUALDO RAMÍREZ

No es cierto
que no haya nada eterno,
eterna es la muerte
y la ausencia de los muertos.


JOSE MANUEL PORRAS ESCOBAR

Se frotó las manos y salió: ya había acabado lo que tenía pendiente. De nuevo, había completado el día como él quería y ahora ya podría descansar tranquilo…pero todo no iba a ser tan fácil.

Sudado, exhausto y con el balón en sus manos, Shaquille había acabado el entrenamiento de baloncesto, como venía siendo habitual, e iba hacia su casa para ducharse y dormir, cuando un tipo de su misma envergadura y peso, se dirigía corriendo hacia su misma dirección, perdiéndose, justo después, en la inmensidad de la oscuridad. Así, extrañado, Shaquille giró su cabeza y presenció el suceso que cambiaría su vida: el tipo había asesinado a un chico que estaba tranquilamente aparcando.

Ahí vio cómo la chica, que estaba sentada en el asiento del copiloto, lloraba desconsoladamente por lo que acababa de pasar. Shaquille no sabía cómo reaccionar. «¿Debo acercarme o pasar de largo?», pensó temeroso por aquella inquietante situación. Se paró dubitativo en mitad de la acera. En ese momento, fue cuando Cortney, la chica que había perdido a su hermano en el coche, cortó su llanto de repente y clavó su mirada inquisidora en él. A lo que Shaquille reaccionó acelerando el paso…mientras algo le decía inconscientemente que ya estaba perdido.

Días después lo confirmó. Aquel extraño presentimiento se había materializado en una citación para una rueda de reconocimiento sobre el asesinato que había presenciado hacía tan sólo unos días. Él sabía que cabía la posibilidad de que Courtney lo inculpase, porque fue a la última persona que vio en aquel momento…pero, pese a ello, accedió a ir a la comisaría. Por suerte o por desgracia, su sentido del deber se impuso al latente temor que sentía.

Acudió a la cita sin demorarse un segundo. En la comisaria había varios sospechosos que se ubicaban delante de una pared blanca, en la cual se encontraba una escala métrica para medir la altura de los mismos. Al otro lado de ese habitáculo, se encontraban dos policías y Courtney, que estaba visiblemente afectada por lo que le había pasado a su hermano recientemente. La sesión empezó cuando Courtney se tranquilizó un poco. En ese instante, los policías procedieron a darle una serie de instrucciones en su oído, y ella fue repasando con detenimiento a todos los potenciales asesinos…hasta que llegó a Shaquille. Lo miró de arriba abajo y empezó a temblar, intentando contener las lágrimas de sus ojos. Sin mediar palabra con los agentes y haciendo un esfuerzo sobrehumano, su tembloroso dedo índice de la mano derecha se dirigió hacia Shaquille sin vacilar. No había duda: lo habían inculpado por un crimen que no había cometido.

Gritando y sumergido en un mar de lágrimas, Shaquille intentaba defender su inocencia ante los policías, los cuales permanecían impasibles ante las demandas de Shaquille. Lo esposaron, lo subieron al coche patrulla y lo metieron en una solitaria celda de prisión preventiva hasta que se produjese el juicio rápido. Por suerte, sólo tendría que esperar dos días. Los dos días más largos de su vida.

Pero al final llegó. El juicio estaba a punto de comenzar. Los policías esposaron de nuevo a Shaquille y lo metieron en el coche patrulla para llevarlo al juzgado. En el lugar se encontraban los dos abogados y Courtney, a la cual Shaquille, que acababa de entrar, dirigió una mirada triste. Pero no obtuvo la réplica de ella. Instantes más tarde, la jueza, que parecía tener bastante prisa por dictar sentencia, entró abruptamente en la sala y, tras anunciar el inicio de la sesión, los abogados de ambas partes intercambiaron sus argumentos ferozmente…hasta que la jueza llamó a declarar a Courney. Su testimonio fue más que suficiente. La jueza dictaminó que Shaquille debía pasar cuarenta años en la cárcel, haciendo que su vida cambiara en cuestión de minutos…Haciendo que sus sueños se esfumaran por arte de magia.

Como todos los chicos responsables que vivían en el Bronx, Shaquille soñaba con escapar de aquel vertedero humano contaminado por las drogas y la violencia. Por ello, estudiaba y entrenaba duramente con la firme intención de obtener plaza en una buena universidad, y poder hacer carrera en la NBA. Sabía que era difícil. Muchos lo intentaban; pocos lo conseguían. Pero no perdía la esperanza: Shaquille conocía de primera mano un caso el que el talento tuvo la justa recompensa que se merecía. Y es que a tan sólo dos casas de distancia, se encontraba el antiguo hogar de la superestrella de la NBA, Baron Davis. Sin duda, todo un lujo. Shaquille, al igual que Davis, tenía ese talento especial que lo hacía sobresalir por encima de los demás. Esa combinación entre altura, rapidez, agilidad, fuerza, buenos movimientos en el poste bajo y buen tiro de dos y de tres que no era nada frecuente. Tenía todo lo necesario para triunfar. Un triunfo que ya nunca llegaría.

Después de la celebración del juicio, Shaquille, destrozado por completo tras la decisión de la jueza, fue llevado esposado hasta la prisión más cercana del lugar. Allí, los policías lo guiaron hasta su celda, la cual se encontraba en la primera planta de la prisión y era compartida por otro extraño individuo. Intentó pasar desapercibido. Así, entró en ella cabizbajo, evitando mirarle directamente y metiéndose en su litera correspondiente sin hacer mucho ruido, mientras que el recluso en cuestión lo miraba furtivamente, como si hubiera visto una nueva presa entre los matojos. Shaquille trató de dormir, pero no podía: algo le decía en su mente que aquel compañero de celda no le iba a facilitar su estancia precisamente…

Y, en efecto, no se equivocó. A la mañana siguiente, el preso lo empezó a zarandear mientras le soltaba una retahíla de insultos hirientes. A lo que Shaquille, que le sacaba dos palmos de altura y que se levantaba con bastante “mala leche”, reaccionó empujándole contra la pared, cogiéndole del cuello y golpeándole en el estómago, con la fuerza que la caracterizaba…hasta que el guarda de la prisión le pilló “con las manos en la masa” y le obligó a que lo soltase. Shaquille paró en seco; lo último que quería era tener más problemas…Lo que no sabía era que ya estaba metido de lleno en un tremendo lío.

Mientras comía apaciblemente, tratando de integrarse con otros presos, su compañero de celda lo observaba sin perderle de vista un solo segundo. Pero Shaquille lo ignoró y acabó de comer. En ese momento, un preso, que estaba cerca de su compañero y que tenía una apariencia claramente demacrada, se acercó a él y le susurró, tan cerca del oído como pudo, que se verían a las cinco de la tarde en la esquina derecha del patio central, dando a entender que lo desafiaba a una pelea. Shaquille se echó a reír. No pudo evitar hacerlo ante la más que considerable desventaja física que tenía su rival, y, sin titubear en lo más mínimo, aceptó mientras sonreía con superioridad. De esta manera, Shaquille apareció en el sitio indicado a la hora indicada, vio al “tipo en cuestión” a unos metros de distancia y se aproximó hacia él con aire chulesco. Pero las tornas se cambiaron. De repente, salieron de la nada cinco tíos más y lo rodearon, impidiendo que se pudiera ver lo que pasaba dentro. Cuatro de ellos agarraron sus brazos y piernas, mientras uno le pegaba incesantemente y le escupía. Era él; era su compañero de celda. Ahí fue cuando Shaquille entendió todo: vivía con el líder de una de las bandas más temibles de la cárcel.

Pero eso no fue todo. A la hora de la ducha, Shaquille, temeroso y evitando el contacto con su compañero de celda, se situó lo más alejado de él, hasta que lo vio cómo salía de las duchas con los demás presos, mientras él seguía duchándose en solitario. Respiró aliviado. En ese preciso instante, la banda de su amigo hizo acto de presencia de nuevo. Shaquille gritaba para pedir auxilio a los guardias…pero todo su esfuerzo fue en vano. Los secuaces del cabecilla lo agarraron con fuerza, lo obligaron a ponerse “a cuatro patas” y su compañero, que observaba pacientemente cómo inmovilizaban a Shaquille, se bajó los pantalones y empezó a violarlo sin compasión; mientras que Shaquille se deshacía de dolor, sangraba profusamente por su ano y lloraba desconsoladamente en el suelo. La escena era dantesca. Finalmente, tras quince minutos de intenso sufrimiento, la violación culminó con su compañero eyaculando sobre el ano de Shaquille, escupiéndole en la cara y diciéndole que, a partir de ese momento, sería su “putita”. Shaquille se quería morir.

Escocido, humillado y conteniendo las lágrimas, Shaquille caminaba hacia su celda mientras los demás presos se reían de él, porque ya intuían lo que había pasado. Cuando entró en la celda, allí estaba él. Shaquille había perdido todas las fuerzas para defenderse. No quería mirarle, no quería tenerlo cerca, no quería ni tan siquiera respirar el mismo aire que él…pero tenía que hacerlo; no le quedaba otra. Él siguió vejándolo cómo había hecho esa misma mañana, pero con una clara diferencia: ahora sus insultos tenían un marcado carácter sexual; ahora lo único que la apetecía a aquel sanguinario maltratador y violador era que él le sirviese para satisfacer sus repulsivos instintos sexuales. Y mientras tanto, el único consuelo posible para Shaquille era que aquel desastroso primer día no se volviese a repetir.

Pero no fue así. Los días se sucedían lenta y tortuosamente, y, con ello, los improperios, las palizas, las violaciones…Una y otra vez sin cesar. Siempre buscando nuevas formas para pillarlo desprevenido; siempre, cumpliendo su objetivo. La banda cada vez se hacía más fuerte; Shaquille, cada vez más débil. Una prueba de ello era su maltrecho cuerpo. Tenía moratones por todos sus rincones, fisuras rectales de todo tipo y, lo que es peor, una mente prácticamente ausente y un estado anímico que se derrumbaba por momentos. Así, solo podía albergar un pensamiento en su mente. Un pensamiento que se repetía incesantemente a todas horas del día, tanto que ya había ideado un plan y un momento para llevarlo a cabo. No podía esperar más. Al siguiente día por la mañana, lo ejecutaría.

Como venía siendo habitual en la prisión, el guarda dejó la pistola en un cajón sin echar la llave cuando se iba a desayunar. Nadie se había dado cuenta de ese detalle hasta ahora. Nadie, salvo Shaquille, que, debido a su curiosidad innata, llevaba observando cómo se repetía el mismo patrón desde hacía unos años. De esta manera, aprovechó sus horas de patio para coger la pistola del cajón, se la guardó en el bolsillo en la sudadera y volvió al patio; tal y como lo había planeado. Allí se encontró, de acuerdo con sus previsiones, con el hueco del recinto que normalmente estaba vacío y procedió a poner en marcha la última etapa de su plan. El momento de la verdad había llegado.

Nervioso, mirando al gran muro de ladrillos que se encontraba frente a él, y respirando profundamente, Shaquille sacó la pistola de la sudadera y, con su mano derecha temblando, la aproximó a su boca mientras pensaba cómo aquel insoportable sufrimiento llegaría a su fin en ese momento. Sin embargo, no disparó; algo se lo impedía. Cuando iba a apretar el gatillo, se escucharon unos gritos de fondo que lo reclamaban: era el guardia al que le había robado la pistola hacía tan solo unos minutos.

El guardia se aproximó corriendo hacia él y le advirtió de que no se disparara. Shaquille se quedó paralizado, enmudecido. No sabía qué hacer. Aprovechando la confusión, el agente le arrebató la pistola violentamente y le dijo que le acompañara al interior porque tenía que explicarle algo.

Dentro, el guardia acompañó a Shaquille a una de las habitaciones contiguas a las celdas y le explicó, con una sonrisa en la cara, que le habían sido absuelto por los cargos de asesinato que le imputaron. Shaquille no se lo podía creer; su expresión lo decía todo. En tan solo unos segundos, pasó de la consternación más absoluta a la euforia más desmedida. Cuando se recompuso, le preguntó por el motivo de su absolución y el guardia, sin responder, salió de la habitación y dio paso a otra persona: era Courtney. En ese preciso instante, un torrente de emociones que iban desde la compasión más pura hasta la ira más profunda arrollaba el interior de Shaquille. Pero Courtney, antes de que él reaccionase iracundamente, le explicó que se dio cuenta del error que había cometido cuando vio en la misma calle al mismo tipo que había matado a su hermano. Ahí, según ella, fue cuando reconoció su inmenso error y se dirigió a la comisaria para reportar la incidencia. Tras haber dicho eso, Courtney le pidió perdón un número ingente de veces y le dijo que le ayudaría a recomponer su vida de nuevo si era preciso. Shaquille estaba sobrepasado; no sabía cómo reaccionar. Sin previo aviso, su cara su iluminó con una amplia sonrisa y se fundió en un intenso abrazo con Courtney. Con ese gesto, Shaquille se reconciliaría con su verdugo. Con ese gesto, Shaquille se daría cuenta de que ni siquiera el interminable infierno que había padecido durante todos estos años atrás…era eterno.


ROBERTO MORENO CALVO

Nada es eterno. Ni mi fortaleza ni mi vitalidad. La salud es un fuego que se aviva en nuestro interior, nos consume poco a poco y reduce todo a cenizas.

Nada es eterno. Ni mis joyas ni mis monedas. Materiales que salen de la tierra, adornan nuestras frustraciones y seremos nosotros los que volvamos a la tierra sin llevarnos nada material.

Nada es eterno. Ni mis besos ni mis caricias. El amor es un mar de sentimientos que siempre estará ahí, pese a que la corriente cambie con las mareas.

Nada es eterno. Ni mis abrazos ni mis palabras. El consuelo y la amistad es un horizonte en el que se confunden los colores y en el que se puede ver tanto amanecer como anochecer.

Salud, Dinero, Amor y Amistad.
Nada es eterno.
Agua, Tierra, Aire y Fuego.
Elementos que ahí están para asegurar que NADA SEA ETERNO.


 

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17 comentarios en «Nada es eterno»

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