Infinitésimos

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema “los infinitésimos”. Este ha sido el relato ganador:

MÓNICA MEDL

Infinitesimal…Levanté la mirada y te vi.

Y fue así, como en un suspiro entrecortado, que te cruzaste en mi camino.
Así como sin querer, sin siquiera pedir permiso.
Como cuando cae una gota de lluvia traviesa que queda remanente en el tejado o la hoja que se desprende de un 
robusto árbol de otoño.
Nadie percibió lo que yo, el resto seguía inmóvil en su rutina de oficina.
Para mi ese instante todo lo había cambiado, sin embargo era imperceptible para otros.
Levanté la mirada y te ví.
Frente a la máquina de café el tiempo se detuvo.
Nos miramos diferente.
Ya no habría un mañana sin tus ojos reflejados en mi mirada.
Aquellos amaneceres solitarios se esfumaron en el éter.
Sin darme cuenta, el amor se había posado en mi corazón desahuciado.
Así invadiste mis días,mis noches, mis atardeceres y mi alma.
En un instante la vida se volvió vivible, intensa y eterna.
Lo mínimo se transformó en gigante.Fue exponencial, inmaculado, amor del bueno, del anhelado.
Ese nimio instante me hizo mutar de la nada al Todo.
Quiero cada día tener suspiros entrecortados y no bocanadas de aire fresco que me arrastren junto a la manada.
Quiero percibir el tic tac del tiempo y no los días tal cual pasan.
Quiero pasión infinitesimal para cada día de mis semanas.
Te cruzaste en mi camino, como un suspiro entrecortado.
Así como sin querer. Sin siquiera pedir permiso.
Levanté la mirada y te vi.

 

 


FELIPE IGNACIO

Casi como todos los días

Ese día desperté y besé a mi esposa, como todos los días. Desayuné un pan con mantequilla y jamón, como todos los días. Le di unas monedas al vagabundo de la esquina y me ignoro, como todos los días. Llegue al trabajo atrasado, pero mi jefe lo estaba aún más… como todos los días.
El bosa nova acompaño mi mañana. Suelo no darme cuenta cuando entre un informe y un café empiezo a mover mi cabeza en suave vaivén. Rara vez tenía calma en la semana, esta vez debía agradecerlo al retraso de mi jefe.
En la tarde las cosas se agitaron tanto más. Era viernes y después de la hora de colación, como de costumbre, aparecían las situaciones de última hora.
-Néstor, ¿me haces un “favor”? – era Jaime, mi compañero de la oficina contigua compartiéndome un guiño de complicidad y su mejor sonrisa.
Jaime podía no saludarme en todo el mes, pero cuando me pedía esos “favores” parecía que fuera mi mejor amigo.
-¡Hola, amigo mío! – respondí con ironía – a ver, veamos eso.
Fue una tarde difícil. Intentando resolver todas las situaciones y no dejar trabajo pendiente. Además, aún no instalaban la ventilación en mi oficina. Sudando me di cuenta que aún llevaba puesta mi chaqueta, la deje en el respaldo de la silla y continúe mi carrera.
Poco después de sacarme la chaqueta, sonó el teléfono. Esperaba una llamada importante, así que adopte compostura, practique un saludo cortes y amable. Luego, conteste:
-Buenas tardes. Autopista del nuevo milenio. Área finanzas.
-¡Hola mi amor! ¿Cómo estás?
Desde que empezó su pre natal mi esposa solía llamarme. Motivos como: llevarle algún antojo; decirme que me ama; su emoción por ser madre; o que el bebe había pateado; me interceptaban, como por un trágico designio, en los momentos más inoportunos.
-Linda, bien. ¿Qué quiere?
-Pucha amor, quería hablar. Es que estaba viendo un documental de los patos y… – un sollozo llegó a llenar ese breve silencio – son tan frágiles mi amor, me dio pena. ¿Te acuerdas cuando vimos esos patos en el lago?
-Sí, mi amor, si me acuerdo.
-Que pensaba que podríamos ir a darles comida el fin de semana, pobrecitos. Tal vez no les dan de comer esos cuidadores del parque. ¿Te tinca, gordo?
-Mi amor, estoy ocupado, lo hablamos después, ¿ya? – le dije mientras revisaba un correo entrante de mi jefe con el título “INFORME URGENTE”.
-Pero si es sí o no, amor. Nada más.
-Lo hablamos después ¿ya?
-¿Entonces no quieres? – insistió usando un meloso tono.
-Amor, lo hablamos después ¿ya?
-Puede ser el otro fin de semana…
Como si un espíritu se hubiera apoderado de mí, levanté el tono y dije:
-Linda: ¡estoy ocupado! ¿Cómo se lo explico? O-cu-pa-do. Tengo que hacer, estoy esperando un llamado importante y no tengo tiempo para los patos, ¿me entiende? ¡O-cu-pa-do!
Suspiré en paz, desahogado. Un segundo después, oí el pitido por el auricular. Aunque en un principio me sentí bien, luego sentí vergüenza por como la había tratado, sentí que le debía una disculpa. Le escribí por whatsapp, facebook, mensaje de texto, incluso la llame… pero nada. Definitivamente estaba molesta y no quería saber de mí. Esperaba poder reconciliarnos en casa y hablar del tema, detesto estar peleado con ella, a veces pienso que la vida se nos puede acabar en cualquier momento y más vale estar bien con quienes amas.
Cuando la luna apareció en el cielo, todavía me quedaba trabajo; cansadísimo, deseaba haber adelantado trabajo en la mañana y así poder estar con Linda a esa hora. Apenas envié el último informe me levanté con inusitada energía, la imagen de mi amada me atraía cual imán a casa. Iba pensando en su sonrisa cuando después de caminar unos diez minutos para tomar micro, sentí frio… ¡Había olvidado la chaqueta! Ahí tenía mis documentos, entre ellos mi tarjeta para el transporte.
Volví a buscarla, le comenté al nochero de la empresa mi situación, entré a la oficina y partí de vuelta. Cada vez más tarde, ahora se me sumaba una inquietud: los peligros de la noche. En la noche del viernes anterior había oído, cerca de casa, un disparo que me dejó bastante inquieto. Era un barrio seguro, pero la seguridad es frágil. Un balazo, dos asaltos y ¡paf! Se esfuma.
Después de dormitar un largo viaje en micro, llegué a mi destino. Solo me quedaban cinco minutos a pie para llegar a casa: ver a Linda, abrazarla y pedirle disculpas. Si no fuera por mi deplorable estado físico, hubiera corrido entre los frondosos árboles que flanqueaban esas cuadras.
A unas cuatro cuadras de casa, empezando un oscuro tramo donde los árboles tapaban la luz de los faroles, veo que viene en dirección contraria un joven con capucha. A medida que nos acercábamos, me di cuenta que ocasionalmente me miraba con disimulo, haciendo crecer mi ansiedad ante el inexorable encuentro. Nos íbamos acercando, yo ya había decidido entregar mis pertenencias sin resistencias. Cuando nos cruzamos mis latidos estaban disparados, lo mire de reojo y para mi grata sorpresa, siguió caminando, como si nada.
Respiré aliviado y la palabra “paranoico” se cruzo en mi pensamiento. Un instante después sentí un frio punzante en el costado de mi cuello. Me paralice.
-¡Ya, loco. Pásamelo todo, loco. Rápido, rápido! – su desenfreno me hizo temer lo peor.
-Lo que quieras, tranquilo, tran…
-¡Que te dije! – exclamó mientras hacía más incisiva la amenaza en mi cuello – ¡¡¡Rápido!!!
Tratando de mantener la calma le entregué mi billetera, mi reloj y mi celular.
-Ya, pero yo necesito billetes, monedas. Platita, compadre. Pla-ti-ta.
-No, no, no tengo, efectivo.
-¡¿Cómo que no?!
-No, no, no tengo.
Acercándose a mi oído me susurró en macabra voz baja:
-Mira mierda, yo necesito platita. Me pasas unos buenos billetes o te mato, güeon, te mato. Te voy a dar hasta tres, si no, cagaste…
Sentí que había llegado mi hora, que no me quedaba más.
-Uno – empezó el joven.
¡Maldije el bosa nova, maldije a Jaime, maldije mi complacencia, maldije mi puta chaqueta!
-Dos.
Recordé por última vez la sonrisa de Linda, sus besos, sus abrazos. Temblé de pánico.
-Tres.
Sintiendo la hoja abrirse camino en mi cuello, acepté mi destino.
-¡Oye, Eric! ¡Suéltalo!
El muchacho se detuvo mientras vi de reojo que un hombre se abría paso entre los árboles. Todo el odio y el pánico se convirtieron en pasmo.
-Él es el hombre que me da monedas todas las mañanas, si te dice que no tiene es que no tiene. Déjalo ir.
No lo podía creer, aquel vagabundo que creí nunca me había visto, me estaba salvando la vida.
El vagabundo quedó mirando fijamente al joven por unos segundos. Éste escupió al piso y dijo molesto:
-¡Siempre tan metido, Juan! Ya güeon, te fuiste, chao.
Deje de sentir el frio punzante y sentí un empujón desde mi espalda. Aproveché ese impulso y corrí lo más rápido que pude. Corrí con una extraña mezcla de pánico y júbilo, de vida y de muerte.
Entre temblores abrí la puerta de la casa. Linda caminaba por el living, parecía nerviosa. Me abrazó eufórica, aferrándose como si hubiera temido perderme. Yo me sentí como volviendo de la guerra.
En ese cálido abrazo, me susurro al oído:
-Gracias a Dios que llegaste, mi amor.
Recordando a mi salvador, dije con ironía:
-Creo que se llama Juan, pero si quieres llamarlo así.


MONTAÑA MILHOJAS

Valencia no era mi destino, ni siquiera me lo hubiera planteado, pero unas familiares se fueron a vivir allí y fui a visitarlas.
Tenía mi tarjeta de vigilante de seguridad, asi que me ofrecieron un puesto de este tipo en la copa de América.
Me enviaron directa al aeropuerto, había huelga y necesitaban gente para cubrir puestos.
Nunca me había planteado la aventura de ser madre, pero un ser de ojos verdosos y acento extrangero se propuso cambiar mi vida, con su forma de hablar, tan envolvente.
De forma que empezaron los latidos de la criatura llena de magia que hoy es mi compañera de aventuras.
Su vida tenia que empezar y empezó…
así, con miles de casualidades hechas un ovillo para tejer nuestros dias.


SONIA JIMÉNEZ

—Las cuerdas sonaban,de aquella hermosa guitarra que un día aparcada quedó.
—Su sonido era Angélical.
—Se fusionaba,con la brisa,con los árboles,las hojas caidas,llegó hasta el mar,donde también se fusionó..Pasó a las montañas,y tambien se fusionó con ellas.
—Acarició a todas las personas ,y animales en su camino,dejandoles paz y armonía.
— Se repiraba amor y paz con su melodía en todo lo habitable de la tierra…
—De ahí se expandió a la tierra en si,fusionandose,y
Llegó a ser sumamente un haz de luz gigante,que sobresalió del planeta,llegando al univierso,donde completó y finalizó su viaje lleno de amor,y paz fusionado con el todo..


LA XICUELA DE CORRIOL

Cual infinitésimo copo de nieve que se convierte en una granbola para hacer un muñeco, o se transforma en un alud inesperado, e imprevisible.
Llevo ya semanas con un libro que me tiene removida el alma. Son capítulos cortos, relatos cortos sin conexión entre sí. Y precisamente tras cada capítulo rezan la bibliografía o incluso recomendaciones de canciones en you tube. Me está fascinado y lo disfruto tanto, que lo modificó. Sí como si de una medicina se tratara.

Es fantástico. Cuando comencé el libro ni siquiera pensé que me llegara a gustar, porque aunque el autor me encanta cuando entrevista o participa en programas de televisión, nunca he leído nada suyo.

También compré el libro porque valía 3 euros en un mercadillo solidario. Otro punto. Pareció que me llevaba un tesoro a casa, ilusa de mi. Pero sí me llevé un tesoro gracias a las recomendaciones y bibliografía. Es el tipo de libro de no ficción que muchos querrían haber escrito, y en cambio, nunca podrán disfrutar ni escribir. Aposté, y acerté.


MARÍA RUBIO OCHOA

Aquella noche en un instante una vida empieza a formarse……Ya de madrugada por una pequeñita rendija, se colaba un haz de luz, a pesar de su gragilidad, se había esfumado la oscuridad……..


EMILIANO HEREDIA

EL ÁRBOL DE PAPEL

En una avenida flanqueada por frondosos plataneros verdeados por la primavera, un niño sollonte tira un caramelo envuelto en un papel cuadriculado.
Estúpida niña(piensa), mientras se aleja arrastrando su mochila y su decepción de primerizo de amor por el suelo polvoriento.
¡Pobre niño enamorado!, dando tumbos como un potrillo alejado de la manada, por culpa de una niña de cabellos dorados de sol y ojos de miel.
Y llegó.
Llegó un día de Abril con su regadera regando los caminos, las calles, las gentes, los perros vagabundos, los gatos don juanes…y el caramelo envuelto en el papel cuadriculado;donde estaba escrita una infantil poesía de amor.
Las manos de la fresca brisa que vino a continuacion, envolvió delicadamente con tierra húmeda el caramelo y los calidos rayos del sol que jugueteababan por entre las hojas, lo incubaron.
Los días iban pasando al ritmo que la primavera se acercaba al final de su reinado.
Unas hojitas pequeñas, del tamaño de un bloc de notas, unidas a un tallo blanquecino, con forma de lapicero, sobresalían de la tierra.
Conforme avanzaba el período estival, el brotecillo se iba haciendo todo un arbolilllo. Era èste, un fenómeno singular, que iba siendo conocido nó ya por la ciudad entera, sino, a nivel mundial.
Sesudos científicos, investigaron a conciencia el asunto y, por
Mucho empeño y medios que le pusieron ,nó lograron hayar explicación alguna a aquel extraño árbol de tronco hexagonal, con una goma de borrar rosa en lo mas alto, y olor a anís (había nacido de un caramelo de èste sabor).
Las hojas, eran de papel. Como era un árbol joven, las hojas eran de cuaderno de dos rayas y ponian cosas como «niño guapo» o «niña guapa».
Con el tiempo, el árbol se hizo más grande. Y tambien las hojas..
Las había de muchos tipos.
De cuadrícula pautada en las que había poemas para niños.
De cuaderno A -4 para poemas
adolescentes.
En la zona de humbría, había poemas góticos, románticos…
En la solana, hermosos sonetos, cantares…
En fin, cualquier clase de poesía que uno pudiera imaginar.
Y èsta es la historia del árbol de papel.
FIN
Emiliano Heredia Jurado


CARLOS TABOADA

Hace muchos años, acordaron verse en el viejo roble, frente al riachuelo, a medio kilómetro del pueblo, como tantas otras veces. Durante toda la infancia, les habían dicho que aquel que se alejaba del pueblo, ya no regresaba jamás. Las historias tenebrosas circulaban en torno a un monstruo que llevaba a su cueva a la gente perdida, que las sometía a sus costumbres, y que con el tiempo provocaban el creciendo de pelo oscuro por toda la piel, para convertirse, al final, en uno de ellos. Precisamente, ellos pensaban así de la gente del pueblo: personas transformadas en monstruos que trataban de hacerlos similares. Aquel día, decidieron salir de nuevo de la cárcel. Buscaban compartir sus almas gemelas, sentirse fugitivos, cómplices.
La aventura de aquel día consistió en plantar semillas de manzana, todas las que pudieran. Comieron muchas manzanas en los últimos días y reunieron todas las pepitas, que les llenó la palma de la mano. Como salieron más de la cuenta, pensaron meter en cada hoyo cinco o seis, para hacerse compañía, pensaron. A pocos metros del roble, se abría un claro donde por lo menos, podían crecer, separados adecuadamente, como unos diez árboles. Hicieron un par de palos de ramas secas y empezaron a abrir huecos en la tierra húmeda, utilizando veinte veces la medida de las zapatillas. Así, escondieron las semillas que parecían no tener vida. Pequeños corazones negros que, fecundados en la oscuridad, se convertirían al cabo de unos años en magníficos árboles. Les resultaba difícil comprender que, gracias a ellos, otros comerían los frutos, pero de alguna manera pensaron que trascendería el acto. A continuación, eligieron el juego que ella había pensado por la noche.
Él cerró los ojos, cruzó las piernas, y dejó que ella, de rodillas, iniciara el juego. Empezó a acariciar su cara, surcando la línea de las cejas, los ojos, la nariz, la boca, y hasta las orejas. Aguantó como pudo las cosquillas. Al cabo de un rato, él trató de concentrarse para tratar de hacerlo como ella, que sonreía cuando las yemas se recrearon en su mentón. Después, con poco tiempo, se tumbaron abrazados para escuchar la voz del riachuelo. Tenían que regresar. Primera ella y luego él. Las costumbres sociales de los monstruos peludos les esperaban. Porque no sabían divertirse, gruñían por todo, veían la televisión, hablaban de política, de fútbol, y echaban la siesta. Y no saben divertirse, recalcó ella, de nuevo.


FLAVIO MURACA

La Felicidad

Todavia recuerdo la tarde aquella en la que nos dijimos adios
Aun me queda el color de tus ojos como dos oceanos revalsado de lagrimas
Y la triste melodia que suponia el nos vernos más
A donde esta la felicidad, esa que supone ser un espejismo que no hemos de alcanzar.
No esposible amar después de amar, no hay dicha, no hay prisa en el amor si no estas.
La felicidad, ¿donde esta? maldita embustera, tan solo ha de ser un fantasma errante que no ha de volver
Naufrago en el recuerdo de tu mirada que me amarran a un pasado con dolor.
Acaricio al viento como si me consolaras más tu sonrisa no he de ver y mis ojos ciegos quedaran.
¿Donde esta la felicidad? que no la encuentro, me enredo en un laberinto de hastío buscando la felicidad.
Te llevaste mi vida, te robaste mis dias, me quitaste la alegria que suponía tu mirada.
¿Donde esta la felicidad?, se escondio tras tu partida, se ausento de mi vida con tu ida….


DAVID DURA MARÍN

Una madera y un clavo estaban distantes…..
Ya no eres el de antes, estás oxidado , y de clavarla mejor no hablo .
Tengo astillas de tus besos.
Eres cabezota faltándote un golpe
patijunto , entras por los pies, no te oí llegar .
Realmente no estoy quemada , indiferente un poco , en ascuas .
Nuestro fuegoxido , así lo llamabas cuando te ponías echo un cincel
ha pasado a mejor llama..
Estoy con otro , lo conoces, valenciano, con lo mal que te caen.
Rema-che , aquél de pelo plateado .
Demomento solo hemos quedado para tomar un par de barnices.
Sabes que yo, sí soy sincera,
tu y yo no cuadramos…
Espero por la veta que me une a tí, que afiles donde te metes , no es escusa ir colgado con tus amigos de taller.
Tu madre Natacha te dejó , yo me voy volando como una polilla
un clavo cura otro clavo
por Cristo , eres cosa del pasado….


KARLOS WAYNE

Infinitesimal, la distancia de la caricia de tu sonrisa en mi boca.


DIL DARAH

Solo alma y saxo chelo

Hace años mil .
Una pobre descarrillada
y el tocador de muackrutacas, 
se encontraron a pesar.

Entre mil probabilidades,
a favor de desdicha,
entablaron cuatro chakras,
-estableciendo cosas vil-
y apagaron llamaradas
que sin pensar,
menos caer sobre alguna ficha
de azarosa entresijada,
fueron a surgir .

Los mundos absurdos tienen ese don:
por ello se distinguen
y carecen de clasificación.

De todos los dones
y por todos los ídolos,
ella tenía el don de los colofones
y él …
él tenía uno que tenía que ver
con todos los dones.

Ensalzaron cuatro cobijos,
sin techo alguno,
y mil acertijos
de miles de millas sin ton.
A son de clásico no repetido
cogieron un Sol y un Re
y los unieron a tal intervalo
que lo demás…
hasta carece de sentido
y menos necesita una explicación.

Diríase que no hay algo
tan poco útil
ni tan enternecedor
que la arriba mencio
y nada controlada,
historia de ambivalencias
de entremedio un tanto estremecedor.

Aún así y a pesar de ello
aquí estoy, a dar mi mucha fe
de que lo bello no es ni el ritmo
y menos la magnificencia del Re,
mas el infinitésimo de un estornudo,
unido , argumentalmente, al algoritmo
de una mente que predica sello
y luego se convierte en hebrudo.


ANITA MIMOMBA

Por fin había terminado el día. Siempre es duro despedirse, aunque sea inevitable la separación, pero los niños son así. Llevaba con ellos desde que tenían 3 años; edad en la que se formaban los primeros grupos de estudio. Le daba pena, porque al volver, sus alumnos ya no estarían; a los 12 años de edad empezaba la especialización, es decir, iban a diferentes centros según sus habilidades.
Los más dotados intelectualmente irían al Instituto de Estudios Avanzados, donde estudiarían ciencias teóricas y aplicadas: medicina, ingeniería, biología, etc. Algunos privilegiados podrían estudiar psicología y otras ciencias sociales, solo permitidas a unos pocos intelectuales de más alto rango. El arte estaba prohibido, fuera de lo que El Concejoaprobara, y cualquier expresión artística no autorizada estaba castigada.
El resto serán mandados al Instituto de Capacitación Profesional y formarán el engranaje que hace que funcione esta colonia: cocineros, agricultores, limpiadores, mantenimiento básico, etc.
Y todos ellos, sin excepción, pasarán a formar parte del enjambre el día que se gradúen. Seres infinitesimales en una gigantesca cúpula donde habitan 50 millones de almas. La ciudad 82 era una de esas rodeadas por una gigantesca cúpula ultra-resistente para aislar la urbe de la naturaleza hostil que les rodeaba. La contaminación de los humanos del pasado había vuelto el entorno tóxico y ahora solo les quedaba vivir hacinados en invernaderos titánicos que crecían hacía abajo, clavándose en la tierra.
Una vez pasado el mal trago de la despedida, se les cogía mucho cariño a los niños en 9 años, llegó la hora de partir a su nuevo destino. Por fin tenía méritos suficientes para dejar la enseñanza elemental y ejercer su especialidad. Se iba 6 años a una excavación arqueológica de principios del I siglo del III milenio, cuando la tecnología actual estaba en pañales o era ciencia ficción. Actualmente, año 25 del IV milenio, no existen las carreteras hay tubos de transporte por electromagnetismo, totalmente integrados en la naturaleza que funcionan por energía solar (las células fotovoltaicas se optimizaron en el 2487), y, si no hace Sol, no importa, el sistema es global.

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12 comentarios en «Infinitésimos»

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