Semana 11 – El inicio de un relato

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, continuamos con la adaptación de nuestro Curso de Escritura Creativa. Va a ser la última semana y, en esta ocasión, hablamos sobre cómo empezar un relato. Estos son todos los relatos recibidos. Puedes votar por tu favorito en comentarios antes del próximo jueves día 31 (solo un voto por persona).

Más de lo mismo

Tú , una mano de barro.
Yo tu costilla de sobra.
Irrefutable obra
de un destino de diseño
.
Fuimos profugos,
dueños fuimos
en dos milenios de empeño,
perpetuum mobile de un cielo
que siempre cobra.
Siempre cobra.

Yo Julieta u Isolda,
o Cleopatra condenada
a ser eternamente amada
en pedestales de cartón.

Tú, Romeo o Tristán de mi corazón
u Marco Antonio con puño de espada
y cuerpo incompleto envuelto en latón,
buscando mundos nuevos,
nuevo mapa
en el que ubicarnos
sin implorar perdón.

Por osadia o dieta equivocada
por querer todo,
sin entender qué todo es,
la blanca flor de lis
nace marcada
en cada vida de destino gris.
Gris indeciso
gris ceniza
gris lágrima de arrepentimiento,
robando a dioses
tan solo un momento,
que siempre ha de ser devuelto al paraíso .

Sumisa a ti
para tenerte cuan sumiso,
me muerdo el alma junto a manzana
y muero para otra vez nacer,
de siglo en siglo
y de nombre en nombre…
Mujer costilla
de entre el barro de un hombre
al que amar siempre sin poder tener.

DIL DARAH


Mientras, en una recóndita cueva de Afganistán…

Habibis, tenemos que hablar.

Hemos resistido con facilidad a todos los embistes y maniobras de esos cerdos infieles para acabar con nuestra cruzada: nos han cerrado el grifo del cash, bloqueado nuestro petróleo, ya no nos fían armas, se han hecho coleguitas de otros musulmanes, han integrado en sus países a potenciales integristas imberbes y nos han bombardeado con libros por tierra, mar y aire. Arenilla del desierto en nuestras babuchas sanguinarias… hasta hoy.

Hermanos, se acabó.

Youseff, coge el teléfono satélite, llama al New York Times, al Le Monde, al Heraldo de Aragón y les dices, de parte de ISIS, que nos rendimos. Yala, yala, los terroristas no lloran. Luego te fumas una pipa de opio, haz lo que te digo.
Mohammed, saca la bandera blanca por la boca de la gruta. Si ves Mossos d´Esquadra, empújala con un palo.

Su nueva estrategia ha funcionado, los bolardos y los maceteros han acabado con nosotros. Nos han vencido.

¡Alá es mediano!

JEZABEL MONTENEGRO


CALMA

Su cabeza reposaba sobre el mantel mientras Augusto se disponía a empezar con el último plato de la cena. A pesar de haber preparado al detalle los dos primeros, para el postre sólo había pensado en un trozo de sandía, y es que las noches de verano en Barcelona era descender al infierno.

Disfrutaba de la selección de jazz que tenía puesta de fondo. De una manera casi magistral empezó a cortar minuciosamente la sandía. Estaba asombrado de lo bien que cortaba el nuevo cuchillo «¡pues si que es bueno!».

Retiró un poco el cabello de su mujer dejando al descubierto gran parte de su nuca. La miraba con más ansia de lo habitual y continuaba manipulando los cubiertos. El cuchillo chirriaba al rozar con el plato, integrandose su melodía con la música como un instrumento más.

Apenas le quedaban tres trozos cuando empezó a pasar las yemas de sus dedos por la nuca. Detuvo el índice y el corazón entre la mandíbula y el cuello y se puso a pensar en las pastillas que había utilizado «han hecho efecto antes de lo que pensaba»

Una vez terminada la sandía Augusto dio por finalizada la cena. Se levantó despacio, se agachó hacía su mujer, la dio un beso en la nuca y la susurró «feliz aniversario cariño». Y es que, a pesar de 15 años juntos, Augusto seguía sin aguantar el tono agudo de su mujer.

ROBERTO MORENO


Gritar,
Gritos,salen desde lo más profundo de mi ser,sollozando este dolor de aceptación,
Aceptación,ante una realidad jamás pensada,
Pensada,sentida,con palabras,de WHY..??..
PORQUE..?
Porque,no lo hay,más entonces duele la aceptación.
Aceptación,es la palabra y el sentimiento que me lleva a la paz,aún no viviendolo, más si,sintiéndolo,que es un bien mayor hacia esta realidad mundana.
Mundana,porque así es.
Este fué,el argumento que ella misma se decía,en su soledad,bajo la influencia de una torrente lluvia de estrellas sobre su mirar..

SONIA JIMÉNEZ


Un día pasas viendo caras a un jamón
Dos días con una disputa sin fundamento
No pierdas un momento corazón
Trabaja , arregla mi ira , no lo entiendo.
Tomar el aire para llenarme de optimismo
Todo no es malo, por ser distinto
Pie mío, guarda tu patada
Al Ronaldo del islamismo..
Bebe la vida y llena mis venas
Lleva bien lejos la pena
Abre mis ojos
Y mira , hay gente buena..

DAVID DURA


HUYE
Los restos de un gato crucificado boca abajo con clavos de herrero en la enorme y pesada puerta de roble de la entrada principal de la casa, no impresionan a Mario.
Simplemente, es un entretenimiento si no macabro y un tanto de mal gusto, absurdo, obra de un grupo aburrido de jóvenes pueblerinos; ya mandaré quien lo limpie, (piensa).
Abre con dificultad la pesada y polvorienta puerta, con mucho cuidado de rozar siquiera cualquier milímetro de resto felino. Una bofetada de aire corrompido, húmedo, acre, le impacta en pleno rostro y él, urbanita con intenciones de reconvertirse en habitante rural, no puede hacer otra cosa que taparse con un pañuelo de hilo que saca del bolsillo de su americana de marca, taparse boca y nariz,
La primera parte del proyecto, ya estaba en marcha, ya no hay vuelta atrás.
Cuando vio por internet, la oferta de este enorme casón de dos plantas, en un pueblo de la meseta castellana, no se lo pensó demasiado, y se decidió, más por el precio en sí, que por el estado ruinoso de la casa, en realizar un proyecto para reconvertir aquel cochambroso casón en una casa rural para sacarle el dinero a gente que quisiera huir de la ciudad un fin de semana.
Una maraña de telarañas, le acaricia el cabello, y las aparta con asco. Entra en la sala principal de la casa. Descubre con estupor, en un rincón de la sala, los restos momificados de un pobre perro que, tal vez, entró persiguiendo cualquier bicho y, después no supo o no pudo salir. El estado del animal, retorcido, como un jirón de carne reseca, su posición de cataplexia, con las cuencas de los ojos profundamente oscuras, y una mancha ocre debajo del cuerpo del desafortunado animal (orina de miedo) indicaba que algo o alguien, le había provocado al pobre perro un estado de pánico que acabó por matarlo.
La sala es pobre de mobiliario. Un enorme aparador con los cristales rotos, en su mayoría, un sofá de tres plazas, con dos sillones individuales de cuero rojo, carcomidos por las ratas, cuatro sillas colocadas con el asiento metido debajo de una mesa marrón oscuro, y una bombilla con casquillo de latón sobre la mesa, colgando del techo, con un cable de doble hilo que repta por el techo, bajando por la pared hasta una pera de cerámica adosada a uno de los dinteles de la puerta. Una foto antigua de principios de siglo de un matrimonio de mediana edad, solo de busto, enmarcada con un fino marco dorado desportillado por el tiempo.
No hay más.
Súbitamente, le sobreviene un extraño dolor de cabeza, se frota los ojos y, al abrirlos, multitud de destellos revolotean por delante de sus ojos, y descubre con estupor, como todo lo que le rodea, es ahora de un extraño color sepia-rojizo, esta extraña fotopsia, le intranquiliza, le desconcierta, y sale de la sala, para dirigirse a la cocina aledaña, para intentar que este fenómeno que él lo achaca a la fatiga del viaje, desaparezca.
Al salir, la bombilla estalla en mil pedazos, cubriendo la superficie de la mesa de una fina capa de minúsculos cristalillos que centellean por la escasa luz solar que entra por las rendijas de la añosa ventana. Se acerca curioso, mira el casquillo (debe de haber sido una subida de tensión, no me imaginaba de que hubiera electricidad).
Descubre atemorizado, cómo delante de sus propios ojos, sobre la superficie de la mesa, se va dibujando poco a poco, una cara infinitamente triste, que no sabría definir si de hombre o mujer, si niño, o niña, solo ojos y boca, con una mirada melancólica llena de soledad y angustia.
Escucha, tras de sí, un llanto, ininteligible, imperceptible, pero, la ideofonía se va haciendo más legible, más perceptible. Se da la vuelta, buscando el origen de tal fenómeno y descubre cuatro surcos húmedos cruzando hacia el suelo la foto del matrimonio, que llora y, provoca un lento goteo por el marco inferior del retrato, que se precipita al vacío cayendo al suelo, levantando minúsculas nubecillas de polvo.
Sale corriendo, a la cocina. Coge una silla de formica y estructura metálica, se sienta y se apoya en una mesa pequeña. Se repite, una y otra vez, que esto no es posible que le esté pasando a él, que las historias que le han contado en el pueblo, son solo eso, historias de chimenea, chismes de vieja.
Un ruido seseante, a sus espaldas, le hace girar el tronco, y dirigir la mirada a la cocina donde, de los quemadores, salen cuatro llamaradas azules, que serpentean por el aire, le rodean, formando cuatro anillos que silban a su alrededor. Lleno de pánico, sale huyendo, dejando tirada en el suelo la silla y, sin saber por qué, la puerta, está cerrada a cal y canto, corre escalera arriba, y ésta, se queja con cada zancada desesperada que Mario le va clavando en cada uno de sus escalones.
Entra con la respiración entrecortada en la primera habitación que encuentra. Es una habitación infantil. Una cuna polvorienta, de tipo balancín, una cómoda desvencijada, y las paredes cubiertas de papel pintado rajado y mohoso en su mayoría. El papel está decorado con niños y niñas bebés, durmiendo sobre lunas menguantes, rodeados de nubes blancas.
En un rincón, hay, cubierta de polvo, una pianola de juguete, minúscula.
Lentamente, la cuna se balancea, y escucha una llamada infantil desesperada:
-¡Mamá!, ¡mamá!.
Las teclas desafinadas de la pianola, tocan una nana, duérmete mi niño, duérmete mi bien….
Las nubes blancas del papel pintado ahora son grises y llueve desesperadamente por las paredes y, ya no hay niños, solo minúsculos esqueletos blanquecinos sobre lunas negras.
Sale huyendo al pasillo, se acurruca, y llora desconsoladamente, presa de la desesperación a causa del fenómeno neumatofónico que acaba de experimentar.
Un tremendo raps que hace retemblar la casa entera, le sobresalta, abre con temor y curiosidad la puerta de la habitación de al lado, y descubre unas decenas de muñecas colgadas en las paredes, girando en el sentido contrario a las agujas del reloj, chillando histéricamente, y arrancándose frenéticamente el pelo sintético, gritando al unísono:
-¡¡¡¡fuera!!!,¡¡¡vete!!!,¡¡¡huye!!!
Por todas las paredes, una psicografía escrita con letra infantil, hace palidecer a Mario:
MARIO VEN CON NOSOTROS
Un penetrante olor a incienso, provocado por una súbita osmogénesis, impregna cada poro del casón. Mario huye, sin destino, descontrolado. Las paredes están vivas, laten, con un ruido de fuelle viejo.
Bracitos de niños pequeños, sobresalen de las paredes como enfundados en largos guantes de mujer de baile. Sus caritas, sus cuerpecitos, recorren las paredes, como si éstas fueran de tela, persiguiendo a Mario.
Mario alcanza la puerta de salida, y se desolla las manos con el pomo oxidado en un intento desesperado por escapar.
Golpea desesperadamente la puerta, con rabia.
-¡Socorro!,¡por Dios!, ¡¿nadie me ayuda?.
Sus infructíferos esfuerzos doblegan a Mario, que rendido, se apoya todo él, de pié, contra la puerta, llorando, diciendo cada vez más bajito, cada vez más ininteligiblemente:
-Nadie…, nadie me ayuda.
Siente un pequeño tironcito en su pantalón.
Se da la vuelta.
Una decena de niños, está delante de él. Niños, niñas. Tristes. Miradas oscuras. Frías. Vacías.
El que parece el cabecilla de todos, le mira y le dice a Mario, extendiéndole su manita de porcelana:
-Mario. Ven con nosotros.
Dicen, los del pueblo que, hay noches, en que en la casa, se ve en las ventanas, las figuras de unos niños mirando. Como ha sido siempre.
Pero ahora, hay una nueva figura mirando con los niños.
La figura….de un hombre.

EMILIANO HEREDIA


POEMA PARA UN AMOR EN EL OLVIDO
Hoy volvi a pensarte, sin querer con la fe de ayer llegaste otra vez. Tus dunas de miel saciaban mi piel, el toque de queda de tu cuerpo de seda, era el tabú más hermoso que podia romper.
Aún, tu recuerdo enciende las heridas que dejaste al marchar…
Sigo en vano buscando una razón mientras te alejas con mi corazón.
En esta hoguera que queda, las llamas alimentan una esperanza,vaga, aunque ya nada la llena…
Esta cobardia quisiera ser hidalguia, convertirme en el centro de tus lamentos
Ser por quien lloras, el que añoras…
Beber de tus besos; comerte en exceso
Pero te me escapas…
Y no hay momentos, en el que no pienso que he sido un necio, al no ver tus desprecios…
Las noches se me hacen dias, las semanas avenidas y la vida agonia…
Mas daria mi alma para tener tu calma, olvidarte y negarte, de la misma forma en que tu te burlaste.
Quisiera engañar al destino, y que todo tenga sentido; quisiera robar las migajas que dejan las piltrafas que dices amar.
Quisiera, tan solo quisiera, que hayas sentido lo que yo he sentido…
El amor es algo facil de encontrar y muy dificil de olvidar…

FLAVIO MURACA


«El inicio de la libertad»
Saliste sin miedo, con el pelo más corto de lo habitual y un jean suelto, sin cinturón.
Vi cada detalle: cuando te ilusionaste con aquella dama, pero ella no sabía y decidiste ocultar tu figura entre algodones. Después, te enamoraste. El primer beso llegó de madrugada, bajo la lunita de septiembre.
Caminaste distinto; las remeras eran tu pasión, y el fútbol: ¡que bien jugabas!. Parecías un sol en verano; dentro del área eras imparable.
Vi a personas reírse de tu nueva imagen, supe de cada lágrima mal gastada: los cuadros pintados con las acuarelas de tus desilusiones.
Escuché tus súplicas, y escuché a dios fingir que no escuchaba; los ángeles no tienen espalda, tampoco oídos.
Saliste sin miedo, con el pelo más corto de lo habitual; Tamara marchó, nunca existió. Pablo estaba dentro tuyo y lo dejaste ser: abriste la cárcel del cuerpo equivocado para lograr la identidad que merecías.
La iglesia del pueblo recibió a sus devotos; tu felicidad no fue mencionada en los avisos parroquiales.

ALEJANDRO CAMACHO


AMOR CÓSMICO

Oteando el horizonte,
descubro el palpitar
de la noche serena, 
la fuga de mis sentires
en la esencia
que los jardines siderales
con tu amor me han otorgado;
descubro esas luces
que de tus manos surgen,
y puedo así recorrer el valle
de tu soñar perenne
en cada beso dado
con la esencial entrega
que refleja nuestro amor
en su naturaleza trascendente.

Oteando el horizonte,
descubro tu imagen
en la lejanía,
y me atrevo a pensar,
amada mía,
que aún nos queda mucho
por explorar
en el bosque
de nuestro amoroso
palpitar,
pues siempre en todo
queda un gran camino
por desentrañar.

Esta es la vida
y, así mismo, la muerte.
Mas, en el verdadero amor,
siempre resplandece
la insondable luz
de las más bellas
y entrañables estrellas,
que nos permitirá
descubrir el cosmos
en su más límpida esencia.

ENRIQUE OSORIO


Sé que algo ha cambiado… lo noto en que ya no despeinas mi cabello,ni frotas mi nariz bajo el amparo de la noche.,el silencio se ha instalado entre nosotros dejándome en el desconcierto de la nada. Se que has dejado de amarme,que tus ojos se reflejan ya en otra mirada,que tus manos reposan en otro regazo y no encuentro motivos para levantarme….no sé,no entiendo y me convulsionó en llanto sabiendo que la noche será más larga y oscura a partir de ahora.
Sé que algo se ha roto,que la comunicación se ha interrumpido y mis besos no bastan para retenerte a mi lado.Suena nuestra melodía y creo morir sin consuelo….no es culpa tuya ni mía,hemos perdido cuanto nos unía,a la vez que fuimos ahondando en las diferencias…
Algo ha cambiado.

ROSA MARÍA JIMÉNEZ MARZAL


Sé que tus cadenas me pesarán siempre. Serán una losa que no sabré nunca cómo aliviar.
Sé que no viviré lo suficiente como para vengarme de tí, de tus delicados desplantes, de tus sonrisas a escondidas, que me regalabas pero no sentías, ¡cabrón!, de tus insinuaciones en público, provocaciones veladas, de puro sexo, puro roce, pura excitación, y puro dolor que me infligiste con tus siempre respuestas pospuestas. Tus falsedades……., tu cinismo.
Sé que mis días sin tí serán duros, y a la vez vacíos y extraños. Sé que nunca te perdonaré lo que me hiciste. O mejor dicho, lo que no hiciste, decirme la verdad.

Sé, ahora sé, que siempre has sido un cobarde. Nunca has tenido que luchar por un deseo o placer físico, porque otro cuerpo siempre ha estado dispuesto para tí, deseándote a cada segundo. No has tenido que luchar ni padecer por amor. Deseando el roce de tu piel, un mordisco de tu boca, un completo exceso de placer. Un deseo desbocado, voraz, extremadamente físico, extremadamente sexual. Y tú, cobarde, te dejas querer, y creas esperanzas y expectativas. Por éso, precisamente, no sabes qué es el amor.

Desprendes excitación, atracción, placer, morbo, deseo, por todo tu ser, por todos los poros de tu piel, piel morena, musculada, lo justo, cada cosa en su sitio, barba de 2 días, esperando impaciente. Desde los pies a la cabeza, pura atracción sexual y salvaje.

Sé, que si alguna vez intentas volver, será por puro interés. Sé que a todas nos has engañado, que has sido lobo en piel de cordero, siempre con tus ases en la manga, para nunca estar sólo, para tener siempre a alguien a tú disposición, bajo tu yugo de seductor, tu preciosa sonrisa, y tus penetrantes ojos vedeazules. Preciosa mirada que también me desarmaba. De apariencia seria y formal, pero como he dicho antes, lobo con piel de cordero. ¿Quién lo hubiera dicho, verdad? Aquel joven, que ya no es tan joven. Aquel seductor de pies a cabeza. Aquel corazón de piedra, que no parecía tal.

LA XICUELA DE CORRIOL


 

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6 comentarios en «Semana 11 – El inicio de un relato»

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