Wetiko

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema «Wetiko» (término con el que los indígenas americanos designan a la «enfermedad espiritual del mundo moderno»). Este ha sido el relato ganador:

WETICO o el maravilloso día en que decidí saltarme la dieta.
¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que algo va a salir mal antes si quiera de pensar en ello?
A mí a veces me pasa… me recorre un no sé qué, qué sé yo… y pienso que algo malo va a ocurrir.
Mi madre me decía que cuando me pasara eso comprara boquerones. ¿O eso era cuando me picara el culo? No soy capaz de recordarlo…pero tengo la certeza de que los boquerones no ayudan ni para una cosa ni para la otra… Aunque tampoco me dijo nunca qué debía hacer con los boquerones…..
¡Que me desvío! ¡Malditos boquerones!
Total… que hay días en que me invade como un pensamiento negruzco.
Y esos días, con tal de llevarme la contraria a mi misma, que soy muy dada, me repito en el espejo: hoy va a ser un día fantástico.
Y así fue como un día de esos de tantos, muy dispuesta y muy autoconvencida, decidí saltarme la dieta, ahí tentando a la suerte. Aparqué el coche delante de una pastelería que hace unas milhojas de merengue brutales. Está lejos de casa, pero merece la pena el viaje. Entré, me compré el más grande, y me fui a un paseo que hay un poco más allá a satisfacer mi gula.
Tenía los dedos pringosos y en la fuente no había agua. ¿Pero cómo? ¿Utilidad de una fuente sin agua? ¿Atractivo meadero de perros? El charquito apestoso que acababa de pisar con mis sandalias lo corroboraba.
¡Qué asco!
Vale, vuelve al coche, límpiate y olvida el merengue y tus pies con olor a orines.
¡¡¡OSTIA!!! ¡¡MI COCHE!! ¿Cómo iba a entrar si algún mamón se había empotrado contra mi coche y me había hundido la puerta? (He de decir que la puerta del copiloto no abría hacía tiempo..) Se había pirado sin dejar ni nota. ¡Anda y que te den come merengues!
No había testigos tampoco…
Al menos no me verían entrar por el maletero.
El espectáculo os lo ahorro. Sólo el detalle de que pisé la tapicería con las sandalias de la fuente… en fin…
Después de averiguar que no podía pedir cámaras de seguridad, que las autoridades no podían hacer nada, que los del seguro me declaraban el coche siniestro y de cagarme en todo lo cagable, decidí seguir llevándole la contraria a mi pensamiento: a tomar por culo el plan de ahorro, me compro un coche.
Fui a ver a mi amigo, el de la Renault, a ver si me sacaba alguna oferta, algún kilómetro 0 o algo así.
– Mira, tenemos este. El nuevo Wetico.
– Jodó, que nombre más feo..
– Sí.. no se han lucido mucho con el nombre comercial, pero la verdad es que es una caña.
– ¿Y qué tiene de especial? Porque es que yo lo veo feo, ¡más feo incluso que el nombre!
Ahora sé porqué mi amigo era jefe de comerciales en la Renault…
Cada vez que me subo al puto coche me acuerdo de él, de mi antiguo coche con la puerta hundida por algún ‘desgraciao’ que me amargó el día, de las vacaciones que no pude hacer porque me compré un Wetico, de las sandalias de piel que huelen a pie de farola al sol, del merengue de los cojones que es que ni me sentó bien, de los boquerones de mi madre.. ¿Pero qué coño tengo que hacer con los boquerones?¿Qué mierda de consejo es ese?
Cada vez que me subo al puto coche se apodera de mí una mezcla de bilis rancia y mala ostia. Me domina una maldad que ignoraba que tenía adormecida.
Yo creo que es el nombre… WETICO…. que despierta lo peor de mí…
La próxima vez que me levante con la sensación de que algo va a salir mal mejor ni me salto la dieta… ni me compro un coche.
Ah, y si alguien averigua lo de los boquerones que me lo explique.

ÁNGELA FLORES

 


¿Quién me puso un Wetico encima para que no levante cabeza?
Corro y me alejo de él, pero se apresura y me captura.
No quiero saber nada de él, de sus intereses ni funciones, aunque eso nunca ocurre.
Yo, florecilla de un campo cualquiera no acepto que esta enfermedad me deje sin cautela.
Quiero vivir en la paz de un campo singular, pudiendo contemplar las gotas de la lluvia que caen sobre mí, las cuales alimentan la tierra y el aire con toda su pureza.
Tierra nutrida de las grandes cacas de las vacas, las cuales mis raíces agradecen como parte fundamental de los nutrientes que necesitan.
Agua azul no contaminada, para que su flora y fauna disfruten en su hábitat.
Cielo azul con nubes blancas, que no nos traigan los aires de las ciudades contaminadas.
Enfermedad moderna que a mí me lleva de cabeza, porque no forma parte de mi naturaleza.
Sólo quiero resguardarme de ella como si se tratara de una gran tormenta.
Wetico le llaman, a la enfermedad que nos roba el tiempo, la vida y hasta nuestra propia alma.

LETTICIA FLORECILLA DEL CAMPO


¿DÓNDE ESTÁ SOFÍA?
– ¿Dónde está Sofía?- Preguntó preocupado Alejandro al llegar.
Hacía tanto que no la veía que había decidido bajar de la montaña a verla. No había vuelto a verla cargada de libros, ni hablando sobre la vida con los ancianos, ni cantando con las ancianas, ni jugando con los niños. No la veía en los campos haciendo coronas de flores, ni pintando atardeceres. Y volvió a preguntar:
– ¿Dónde está Sofía?- insistió enfadado con impaciencia.
Los ancianos no sabían si contestarle o no. Se miraban entre ellos, nerviosos, haciéndose gestos, hablando con miradas tristes. Finalmente, una de las ancianas confesó:
– A Sofía le ha invadido el Wetico. Le ha robado el alma y absorbido su esencia. la ha convertido en una zombie. Ya no queda nada de la Sofía que tu conociste.
– ¡No te creo, vieja! ¿Dónde la tenéis retenida?
– Nadie la retiene, vive en su cuarto, drogándose con WIFI y alimentándose de banalidad.
Al mirar la cara incrédula de Alejandro, los ancianos lo llevaron a su presencia. Abrieron un poco la puerta y dejaron que mirara dentro. No podía creer lo que sus ojos veían, el Wetico la había trasformado hasta hacerla irreconocible: un mero cascarón vacío.

ANITA MIMOMBA


Intenté, más de cien veces seguro, escribir lo que saliera, crudo o corregido de este ladrillazo monumental que la administradora de este grupo nos lanzó a sus acólitos.
No puedo, no hay caso, no me surge nada serio de una palabra que, al pronunciarla, me causa gracia…WETIKO…me suena a juego infantil.
¿Quién debe adivinar el WETIKO de una niña y resulta que creció y siendo mujer ya ni recuerda a qué jugaba.
‘Después’
‘Más tarde’
‘Ahora no puedo’
‘Estoy ocupada’
Y ahí, detrás de ella, como su sombra le persigue la tarea con lo pendiente ‘recordar a qué jugaba de niña’.
‘¿Tiki?’
‘¿Taka?’
‘¿Wiki?’
‘¿Witi?’
Algo así era, mmmmmm sí, sonaba cómico ¿era como verdad/consecuencia? ¿a qué jugaba yo de niña? con otros niños, en la escuela ahhhhh sí, en el patio del tío Alejandro con mis primos, cuando podía escaparme a que me metiera la mano entre las piernas, jugaba ¿a qué jugaba yo de niña? ¿cómo pude haberlo olvidado?
Bueno, mejor me hago chocolate bien caliente, hace tanto frío esta noche, menos mal que mañana no tengo que ir a trabajar, no recuerdo si saqué la basura, qué dolor en el pecho, como si un elefante me pisara.
Y la taza se estrella en piso escurriendo el fluído marrón caliente, ella observa el vapor y recuerda…wetiko.

ABRUJANDRA ALVARADO


-Cuéntame.
*Me ha picado un bicho en el gemelo izquierdo.
-Uf, cómo llevas esto. ¿Has podido verlo?
*Perfectamente, he tenido que hacer palanca para arrancármelo de la pierna. Era como un pompón de lana roja, con ojos grandes y dientes puntiagudos. Medía no menos de un palmo. Me duele muchísimo.
-Casi con toda seguridad ha sido un Wetiko. Son muy agresivos. No obstante, vamos a hacer una analítica para confirmarlo. Te recetaré unos sobres de antídoto1100 y paracetamol para el dolor. Tienes un buen mordisco. Cuándo ha sido?
*A primera hora de la mañana.
-¿Y por qué has tardado tanto en venir? ¡Qué inconsciente!
*Llevo catorce horas en la sala de espera, me dijo una enfermera que enseguida me llamarían.
-Ah, eso. Estamos desbordados por la epidemia de egoísmo. Poco puedo hacer ya por ti, después de tanto tiempo.
*¿Voy a morir?
– No creo. A mí me picó uno hace un par de días y aquí estoy, atendiendo a imbéciles como tú por un sueldo más bien justito.
*¡Pero cómo se atreve! Deme las recetas, quiero irme a casa, no dude que le desplumaré con la querella que le voy a poner, medicucho de mierda.
-Ya comienza a hacerle efecto el veneno. Le recomiendo avisar a su entorno más próximo cuanto antes.
*Mi entorno que se busque la vida y las recomendaciones te las metes por el culo, prepotente. Dame las puñeteras recetas.
-Pues ahora no me da la gana. Antecedentes penales o de enfermedad mental? En tal caso, tengo la obligación de ingresarte.
*Tu obligación es hacer lo que yo diga, que para eso te doy de comer con mis impuestos. Quiero lo mío.
-El antídoto ya no puede ayudarte. Bebe mucha agua.
*¿Y el dolor?
-Te jodes.

JEZABEL MONTENEGRO


LA PICADURA DEL WETIKO
Soy el tipo al que le ha picado el wetiko. Llevo horas esperando a que me atiendan y me tiene que tocar una medicucha engreída. Nos hemos calado, por eso la tía no me quiere dar la medicina. Menos mal que después de un rato, me la he metido en el bolsillo. La he engañado, así de claro. ¿Que cómo lo he hecho? Jajaja. Hablamos de música, y como vi que babeaba por un grupo, le dije que mis amigos son los de Depeche Mode, que precisamente, el próximo viernes, les he invitado a casa a cenar. «¿Qué? ¿Qué? ¿Cómo?», se emociona la tía. «Si me das la receta, te invito» Jajaja. Y va la tía y se lo cree…
«¿De verdad? ¿De verdad? ¿Es verdad?», me pregunta la cansina una y otra vez. «No hagas que me arrepienta. ¡Dame la cura!», le ordeno. Saca de un cajón un sobre y, temblorosa, me lo ofrece sin receta. «Es un regalo», dice. «Tómatelo con medio vaso de agua y te curarás», me asegura, besándome las manos. De repente, siento cierta compasión. «De acuerdo, no te denunciaré», digo. Pero al segundo me arrepiento, porque está buena de veras. ¿Quién dijo que la moralidad proporciona orgasmos? ¡Joder! Me voy para casa.
Nada más llegar, echo los polvos en el vaso de agua y me acomodo. Desprenden un asqueroso olor a coco. ¿Por qué se empeñan en afrutar las puñeteras medicinas? ¡Y encima sabe a rayos! ¡Maldito bicharraco! Me acomodo tirándome en el sofá, poniedo un poco de la música de esa tía. Enseguida me entra una modorra de narices y me duermo por la tercera o cuarta canción…
Me despierto con un mal sueño, pero al menos no siento la picadura en el gemelo izquierdo. Sin embargo…no logro estirar los brazos. Abro los ojos con dificultad. ¿Qué coño me pasa? ¡Joder! ¿Dónde están mis piernas? Me desplazo como puedo por el sofá, buscando el espejo de enfrente. ¡Coño, cómo me cuesta! Estoy sin fuerzas. Pero… ¿Qué narices veo? ¿Soy yo? ¡No! ¡Soy un jodido coco! ¡Soy un coco lleno de leche por dentro! ¡Estoy redondo y lleno de pelos! ¡Medicuchaaaaaaaaaa!

TC CARLOS


Espiritu ka’aguy gua
-Señor ¿Usted me puede ayudar?
__Shhhhhhhhhhhhhhh
Con un ademan me invito a pasar a su cabaña, levante la mirada y quede atónito por todos los objetos que pendían del techo, entre ellos predominaban diferentes tipos de atrapa sueños, la movilidad de las plumas en sus puntas era extraña, pues no se sentía corriente de aire alguna ahí dentro, había mucha paz.
Parecía que jamás iba a hablar este sujeto pues el lenguaje sordomudo continuo y con otro ademan me invito a sentar, note que su mirada tenía algo peculiar, sus pupilas tenían un brillo especial aunque algo indescriptible que si intentaba adivinar su edad biológica me tendría que guiar por las grietas en la piel que adornaban sus cansados parpados, pues era demasiado brillo para tantos años.
__Bebe
-Pero…
__Shhhhhhhhhhhhhhhhh
Era una infusión parecida al te negro aunque tenía pinta de brebaje, hizo un gesto que le ilumino el rostro, parecido a una sonrisa, yo solo me enfoque en sus comisuras colgando.
__Enrique tonto, ¿Cuál es la prisa?, te noto un poco cansado
Al escuchar mi nombre de un brinco ya estaba de pie.
-¡¿Cómo sabes mi nombre?!
__Eso no importa, pero dime…¿tú sabes el mío?
Me sentí desconcertado y de cierto modo drogado, quería gritar o salir corriendo de allí pero de pronto mis pies no respondieron, mis piernas flaquearon y fui a dar al suelo, nunca me pareció raro que al principio fuera hospitalario pues sabía que estaba en serios problemas y de no haber sido por el pude haberme perdido pues empezaba a caer la noche.
Regresemos al principio: iba conduciendo de regreso a casa después de un día pésimo en el trabajo, viajaba por la Autopista N0.5 como todos los días cuando de pronto sonó el movil, pense:
-Es un mensaje de texto, no quiero ser imprudente, hoy no.
Sonó una segunda vez.
-Es una llamada, puede esperar, no quiero ser imprudente, hoy no.
Solo pensaba en llegar a casa y ver tv, descansar y como cada fin de semana revisar las cuentas del banco, tarjetas por pagar, cable, luz, internet, un largo etc.; Por un segundo me percarte de lo maravilloso que se veía el crepusculo,eso me hizo recordar que hace años vengo planeando vacaciones que no se dan, irme a un lejano lugar y disfrutar de un amanecer, un atardecer o un anochecer.
Hasta que todo paso en cuestión de segundos, un auto en sentido contrario…no lo vi venir;Lo único que recuerdo es que después del impacto estaba ahí arrumbado solo, no se cuanto tiempo pase ahí pero ya estaba por caer la noche en cuestión de minutos, no había otro auto, no había gente ayudandome,solo me quede ahí a la deriva.
Por fortuna al lado derecho del carril se dibujaba un sendero entre todos los arboles, parecía estar iluminado por diminutos bombillos y no lo pensé dos veces, no tenia tiempo. Solo tenía dos opciones: quedarme en medio de la nada varado hasta que pasara otro auto en una carretera no tan concurrida, o llamar a mi seguro pero con tal impacto salió volando mi movil,yo solo quería llegar al fondo del sendero en donde había lo que parecía una cabaña, yo solo quería sentarme e inhalar aire fresco con fuerza una vez estando tranquilo.
Me brinque el muro de contención y empecé a caminar…
Antes de llegar a la cabaña iba repitiendo mentalmente:-necesito vacaciones, necesito vacaciones. Y como si de una broma se tratara la cabaña que parecía cercana, cada vez la notaba mas lejana, estuve a punto de volver si no hubiera sido por este tipo, este tipo que no parecía incomodo que le siguiera aunque no dijera ni una palabra y en cuestión de menos de un minuto ya habíamos llegado a dicha cabaña, jamás podre explicar lo relativo de la distancia y el tiempo.
Repitió:
__Eso no importa, pero dime… ¿tú sabes el mío?
Su tono me contagiaba de una profunda tristeza, yo solo no podía entender que estaba pasando, ahí tirado en el suelo empecé entrar en un estado de trance y solo escuchaba su voz cada vez más lejos, y en un lenguaje Guaraní empezó a decir:
__ha’e espiritu ka’aguy gua ,che labor ha’e ñangareko ,sambyhy ánga kuera libr kuera apytu’ũ mba’e ha apỹi’apopyre’ỹ,
nde ánga nahániri ha’e elegida,pe arapy nde temime´ẽ 10950 crepusculo kuera,humano hesa’ỹ ,oikove kuera mbojoapyva/papyre ysaja mba’e artificial
tanto ára ,tanta tekove ha peve ko ára nde ome’ẽ kuera jepaga arã kuatia lo mba’e porã tekove
aikatu librarte mano ,katu nahániri aikatu librarte nderehe mba’e ete, oñembopy’apeteĩ . . .
(Soy espíritu del bosque, mi labor es cuidar, guiar almas libres de mente y esencia.
Tu alma no es elegida, el universo te regalo 10950 crepusculos,humano ciego, vives conectado de forma artificial.
Tanto tiempo, tanta vida y hasta hoy te das cuenta de lo bello de la vida,puedo librarte de la muerte, pero no puedo librarte de ti mismo, decide…)
Esto fue lo último que escuche y me perdí en la inmensa tristeza que en ese momento entendi,de mi último aliento broto un:
-Que bello crepúsculo.

Hora de la muerte:6:40 am

KAREN ROSADO


SU CALVARIO.
Volvía irremediablemente en el autobús -y digo irremediablemente porque era el transporte público que más temía- de su escapada introspectiva, la cual no había resultado muy bollante, cuando destellos rojizos y azulados se filtraron por las ventanas. Los pasajeros comenzaron a murmurar, pero ella ya se dio cuenta del percal. Una línea de coches policiales habían creado una barrera infranqueable en la carretera. Elucubró en silencio qué podría haber ocurrido al tiempo que intentaba no perder la calma, pero sentía como el pánico se apoderaba de ella al saber que no les iban a dejar bajar de allí.
Los pasajeros ya se estaban alborotando como un corral en plena merienda y eso no ayudaba en absoluto. Después de escuchar lo que un agente de policía le dijo al conductor, preguntó en voz alta qué era un Wetiko, lo que provocó el pánico entre algunos presentes mientras el conductor y el policía le fulminaban con la mirada. «Maldita mi intervención», se dijo.
Resultó que aquel insecto llamado Wetiko, era un mal bicho, que si te picaba, se alimentaba de tus mayores miedos haciendo realidad tus pesadillas. Entonces, esta vez, se preguntó a sí misma, si no sería aquella su maldición por haber asesinado a aquel maldito violador.

SARAH BLUMP


Wetiko..

Wetiko,lo llamaron al Rey,
Quién lo llamaron así ? Preguntó la niña a su abuela,mirándola con intriga.
El pueblo, respondió…
Sucedió hace mucho,mucho tiempo..
Era un pueblo,habitado por personas muy humildes,con grandes corazones,en donde se ayudaban entre si,..
Sabían lo que ello significaba.El ayudarse era para ellos muy simbólico,y lo tenían como regla…Cuando a alguna familia necesitaba de comida,el que podía se la daba,y así sucesivamente en todos los aspectos.
En el pueblo se respiraba paz,alegría y bienestar..
El rey,al ver que el pueblo era feliz,le empezó a consumir la rabia,porque el no era feliz…
Una mañana El Rey ordenó a sus servidores,quitarles todo y cuánto tenía el pueblo….Y así sucedió…El pueblo destrozado,más no entendían la actitud del Rey…
El Rey se llenó de felicidad viendo al pueblo sin nada,….Se hacía grande a costa de ellos…Más lo que no sabía el Rey era que aunque les quitase todo el oro del mundo,dentro de sus corazones seguían habitando humildad..
El pueblo hablaba del Rey,
Uno de los habitantes grito,
Wetiko,..
Wetiko, Wetiko es el Rey…!!
Se oyó otra voz,que preguntaba;
Que es Wetiko..?
Wetiko es un hombre infeliz,lleno de dolor,de rabia,en donde no puede ver al otro feliz,y hace todo lo posible para destruirlo..!…
Al segundo,se oyeron más voces gritar Wetiko,Wetiko,Wetiko…!…
Así le pusieron el nombre al Rey..!…
End..!

SONIA JIMENEZ


WETICO
Wetico no me inspira nada para escribir esta semana. No sé si estoy empezando a notar sus efectos.
Tengo miedo a que haya secado mi alma de sentimientos y sea eso lo que me impida escribir.
La verdad, es que en el fondo no me importa, jajaja. Que necesidad tengo de escribir algo para tu regocijo, algo que no me importa si te hace reflexionar, sentir mejor o lo que quiera que busques en mis palabras. No es mi culpa tu vida sin sentido y tu necesidad de llenar el vacío de tu corazón con palabras que alegran el mío. Buscate la vida como yo me busco la mía…

ROBERTO MORENO CALVO


ANGUSTIA
Tengo que huir. Nó tengo otra opción. He de irme todo lo lejos que el terror que me invade y me asfixia me permita.
Cada latido acelerado de mi corazón, es un grillete que me impide dar siquiera un paso, y tengo que arrastrar el cadáver de mi ánimo por un camino iluminado por las luces de neón que iluminan la calle; que hacen arder mis ojos, cegándome y haciendo que me choque con millares de sombras difusas, sembradas en un campo de huellas quemadas.
En sus manos, sostienen ventanas por donde se asoman al infierno, y esnifan voraces la droga que éste les ofrece. Una mezcla de gritos orgásmicos, de alaridos espantosos de dolor, de risas e imágenes sin sentido. Sangre que se derrama entre sus dedos.
Una sangre nauseabunda, negra y pegajosa, que se mezcla con su indiferencia.
Un olor triste de muerte lo invade todo, que me arropa, que me ahoga, y lucho para zafarme de tan pesado sudario.
Corro, hacia ninguna parte. Ojos rojos, que me miran. Vómitos, de destellos que me salpican. Jinetes, descarnados en sus monturas, persiguiéndome.
Ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, ruido, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac. Tiempo, qué poco dura el silencio, una bocanada de aire en este ahogamiento.
Que me quiten de encima ésta lápida que aún nó he muerto.
Un rincón, que nadie me mire. Aire, que nadie me asfixie. Agua, que nadie niegue mi sed.
Rabia, odio, locura, serpentean por las paredes que me rodean y no veo salida.
Huida, amor, libertad, otra batalla en esta guerra perdida.
La humanidad nó se salva. Quedamos unos pocos y yo estoy solo. Hace años, y no queda casi nadie. Menos, menos, menos, menos, menos, menos….cero.
Nó quiero ser el cero. Nó quiero ser el uno.
Tengo miedo y frío. Seguiré huyendo mientras tengan pasos mis pies. Seguiré riendo mientras pueda seguir viendo el sol. Seguiré llorando mientras sienta dolor.
Pero sé, que las sombras me acechan, están cada vez más cerca.
El cerco se estrecha y cada vez, veo menos salidas.
Ya no veo arboles donde subirme y defenderme de las alimañas que quieren devorar mi alma.
No encuentro estrellas para soñar, ni mares donde navegar.
Sueño sin dormir, duermo un sueño.
La humanidad hace lustros que se hunde en un abismo obscuro.
Empujada por esa misma mano que me quiere atrapar:
Wetico.

EMILIANO HEREDIA


Informe nº 345-28-32-69-89-452
Localización: Pueblo a determinar del estado de Mesaledelapeineta.
Objeto de estudio:
Mujer: 45 años. (Creemos por la radiografía de huesos, no dispone de documento de identificación, nos explicó que se lo comió con sus años, no llegamos a entender este comportamiento)
Peso: Indeterminado. (Se produce un conato de Ira ante la pregunta del mismo con una disertación sobre la esclavitud de las “Etiquetas” Rogamos vean el informe adjunto.
Carácter: Agrio, tirando a irónico, con un punto de falta de paciencia. Aunque según información recabada debió de ser “Estándar” , demuestra empeoramiento en sus formas, con una incontinencia a decir lo que le pasa por el cerebro, sin producirse filtro social de acomodación, reclama la libertad de pensamiento, y “Dejar de mirarse el ombligo” en este punto no entendemos mucho el sentido que quiere dar a esa frase, rogamos posterior estudio .
Sintomatología: No para de verbalizar pensamientos fuera de norma, contrarios a lo establecido y precursores de una disonancia con los demás miembros de estudio.
Conclusión: Después de muchas pruebas, llegamos a la conclusión que se le paso el efecto del medicamento Wetiko , o de alguna forma es inmune , saliéndose de la norma establecida, se recomiendo la subida de dosis.
Si no surtiera efecto, se le internara con carácter urgente (no se puede tener un individuo fuera de la norma Wetiko) , en completo aislamiento para que no se produzca difusión de ideas fuera de la “Construccion Sociedad Wetiko”.

LOLY BÁRCENA


Hablaban del fin del mundo.
Se llenaban la puta boca acerca de que el mundo, por fin, se iba al carajo.
Luego dijeron
Rectificaron
Se acojonaron:
«El mundo tal cual lo conocemos.»
Mierda,
Pues no,
No va a explotar la bola esta en la que vivimos a nuestras anchas.
No nos va a tragar un agujero negro.
Aaaah
Vale.
El fin del mundo se debe a nosotros.
A nosotros! Joder
Que fuerte
A los indestructibles
A los hombres
A la raza humana!
Y apareció wetico.
El infierno terreno.
Qué tontería,
Soy un dramático extremo.
¿a quién le va a hacer mal internet
Instagram
Facebook
El Wapo
El grinder
O el Tinder?
A nadie.
Esto nos acerca más que nos separa.
Porque grabar una paliza en directo
Nos une.
Porque grabar un accidente para retransmitir en directo por face
Nos une.
Porque tener una foto ultrahiperretocada
En una aplicación fría y mortal
Para poder follar
Nos une.
Porque puedo compartir la noticia de guerras en Siria
Y ser más solidario
O la noticia del ABC del atentado en Berlín.
Joder
Que humano
Cuánta unión.
Nos une
Nos une el fin del mundo.
Nos une wetico
Nos une y nos iguala en la muerte.
Qué divertido
Ver cómo degollan a un homosexual
Dentro de nuestro appel de dos mil pavos.
Qué bonito poder hacer una foto
De una cerebro estampado contra la acera
De un señor desahuciado.
Qué unión
Joder
Qué unión.
Me corro de la unión.
Me corro por la unión.
Y se lo echo en la cara a wetico
Que le encanta la estimulación tecnomoderna
Que le encanta la unión.
No he vuelto a ver ni un solo
Titular
Donde digan que el mundo se está pudriendo.
Y eso que huele de hemisferio a hemisferio.
De lo norte a lo sur.
Huele a putrefacto.
Huele a wetico cagando.
Huele
A que
Hoy
Y Mañana
Empiezan a crecer los niños
Con miedo a no tener un móvil
Donde crearse otra identidad.
Empiezan a morir las personas
Solas en los hospitales
Pero no tan solas porque sus hijos suben una bonita dedicatoria a Facebook.
Podemos quejarnos de las injusticias del mundo y la vida y las gentes
Desde el sofá.
La democracia de wetico
Con tintes de dictadura.
Wetico acechando
Y tocándote el orto.
Wetico
Es
El fin
De todos los mundos.
Que no acaba nunca.
Os dejo,
Que empieza el salvame.

CARLOS COSTA


Debo ser un motorratón,
Porque estoy seguro que vengo de Marte.
En esta escala de grises insondable
Todo se parece demasiado al blanco y negro
Todo es una luz de Faro averiado
Pidiendo auxilio en un morse amplificado
Por las «historias» de Instagram
¡Por favor hacedme caso!
Todo lo que me rodea es despreciable
Pero aun sé disfrutar,
Aún queda algo de magia en la pelusilla
De mi ombligo
Aun no estoy perdido
Y en este mundo polarizado
Tengo mi lugar
Mi espacio
Mi razón
Y aunque todo lo que me rodea
Es blanco o negro
Aun puedo reclamar algo de cariño
Que me brinden una mirada auténtica
Que me inviten a un cigarrillo sólo por charlar.
Aún puedo reclamar
Y no ofrecer
Aun merezco
Vuestra puta atención
Porque aun queda algo de magia en la pelusilla
De mi ombligo
Pero en el vuestro no.
Sentiros agradecidos
De que aun quiera vuestra atención
¿No véis mi Instagram?
Todos los colores que puedo pintar
Con mi pincel negro de desprecio
Y queja
Con la moraleja de que solo yo tengo razón
Yo valgo
Vosotros no
Pero hacedme caso
Por favor
No quiero estar sólo.

DAVID GUTIÉRREZ


Sobre chocolatadas y weticos
Anoche me levante con una cruda terrible, abri la heladera y solo encontre una leche chocolatada pasada de rosca… ni una puta bebida cola,nada!!!… el agua del grifo me sabe a nada asi que pues tome coraje y le entre como adolescente a prostituta en su primera vez, con ansias y desenfreno.
Mi boca se abrio como el tamaño de una manguera de bomberos, crei ver que salian llamaradas de adentro, como un dragon enfurecido.
Entonces tome el influjo magico… sabor… normal… textura un poco biscoza… tirando a grumos…gluup glup glup… ahhhh
Algo frio en mi estomago volcanico, belleza pense en ese instante.
Cerre la heladera y enfile hacia la cama otra vez… un leve retorcijon detuvo mi andar… wooo mi dios; como suenan esas tripas!!! Dije en voz alta.
Un baño urgente… un inodoro… me fui en leche chocolatada por el inodoro… me agarre de donde podia… transpirada y maldecia a medio mundo… mi cuerpo era una canilla libre de chocolatada!!!
Tal vez hayan pasado diez o veinte minutos desde que desmaye por falta de sales minerales…
Cuestion es que desperte en otro lugar,otro mundo, el mundo de los weticos.
Ellos son como los pitufos, pero feos, no son azules ni comunistas mas bien capitalistas.
Ahora vivo con ellos creando leche chocolata magica para todos

FLAVIO MURACA


Wetiko.
Lo he visto. Esta mañana al despertarme. Ha sido sólo un segundo, pero he podido entender mi sufrimiento.
Me ha hecho sentirme tranquilo, seguro, incluso me ha dado fuerzas para cambiar, para hacer las cosas de otra manera. He visto por un instante como mi vida se consume con cada maldito cigarrillo, lentamente.
He llegado a entender qué dolor profundo y no curado me lleva a no poder evitar encenderlos una y otra vez, con la pretensión de calmar mi agitada mente.
He llegado a saber que eso no soy yo.
He llegado a ser un átomo de nicotina viajando por mis arterias y luego por mis venas y no he disfrutado. Hasta ella sabe que es un engaño.
He podido oler cómo sería mi vida sin fumar.
Me he visto mayor, muy mayor con barba blanca, pantalón de andar y por una montaña, llegando a la cima, mirando al horizonte de la siguiente montaña.
Ha sido como leer en el libro sagrado del olvido, en ese espacio que va desde que sé que va a sonar el despertador y finalmente suena.
(Homenaje a mi amigo Justo Fernández).

ADRIÁN GONZÁLEZ


Es momento de escribir lo inhumano que yo he sido con ese ser que me ha dado la vida , a quien yo he defraudado una y otra vez y ella ahí fiel como un soldado. Mi madre quien nunca se a cansado de demostrarme cuanto me a amado, a pesar que siempre la he defraudado. Siempre mi despreció yo le he demostrado cuando ella solo amor me ha dado. Sólo me resta pedir perdón a ti madre por ser tan inhumano

MARTA TORRES


Malvones»
Florecía el arbolito en el jardín, Martina era la niña más bella del lugar. Solíamos montar un triciclo oxidado y recorrer el patio de la abuela. Tras malvones multicolores nos besábamos; la rutina se repetía diariamente.
Lo bueno dura poco, mi madre quedó sin empleo, el neoliberalismo escupía miserias sobre el barrio; nos marchamos de madrugada pedaleando la bicicleta del hambre. Martina se convertía en pasado.
Uruguay nos recibió con los brazos abiertos, la prosperidad no tardó en llegar; mates y amigos llenaron vacíos profundos.
El almanaque corría maratones, tres largas décadas se llevaron mis cabellos ; sin embargo, a pesar de los golpes del reloj, la muchachita argentina seguía besándome por las mañanas, su saliva aún rondaba bajo mi lengua. Cuando los recuerdos explotaron decidí volver.
Dos gorriones melancólicos me recibieron al llegar. El país destilaba tristezas, los gobiernos corruptos abrieron grietas enormes en las que era imposible no caer. Decenas de partidos políticos crecieron achicando a la sociedad.
Tomé un taxi, el viaje duró aproximadamente diez minutos. Desesperado bajé en aquel lugar donde Martina y yo cerrábamos los ojos, caballos salvajes corrían sin control.
La ilusión huyó despavorida, pues marchitó el arbolito en el jardín, Martina se sentó hace varios soles en una banca del congreso y nadie pudo sacarla. Por decreto se quedó con los malvones de la abuela.

ALEJANDRO CAMACHO

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20 comentarios en «Wetiko»

  1. Argggggg jolin es que lo ponéis muy difícil 1/2 punto para Letticia, me ha encantado ese aire melancólico y ese toque sde siempre de protesta
    Y otro medio punto para Ángela que es que me parto porque además me la imagino contándolo

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  2. Voto a Carlos Costa. Aunque esta vez me ha costado más decidir.

    Quiero hacer mención especial a los textos de Loly Bárcena y Jezabel Montenegro, que también me han encantado.

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  3. No se si puedo votar sin haber participado, pero ahí va el mio antes de irme a trabajar…
    Mi voto para Ängela Flores, muy visual, me ha encantado…
    🙂

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