Gente que nos toca la moral

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema «Gente que nos toca la moral». Este ha sido el relato ganador:

Podría decir que no soporto que te comas mi trozo de pan en la comida, que te apoderes del sofá más cómodo a la hora de la siesta, que me subas las piernas encima cuando vemos una peli, que utilices mis camisetas para dormir, que el volumen de la televisión este a un nivel inaudible para mí, que nunca riegues las macetas, que siempre que te toca doblar la ropa, la mía la dobles del revés, que tu lado de la cama sea el que a ti te da la gana, que desaparezcan mis maquinillas de afeitar, que quites mi móvil del cargador para poner el tuyo… Pero mentiría. Lo que no soportaría es vivir sin soportar todo lo que no soporto de ti.

TOMÁS PERRO ANDALUZ

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HAMLET
(Se escucha en oscuro una voz en off de mujer:
SEÑORAS, SEÑORES LA REPRESENTACION VA A COMENZAR. LES RECORDAMOS QUE ESTA PROHIBIDO HACER FOTOS CON FLASCH O SIN FLASCH DURANTE LA MISMA. POR FAVOR, APAGUEN SUS TELEFONOS MOVILES Y SUS DISPOSITIVOS ELECTRONICOS. MUCHAS GRACIAS.
Se escucha una música y poco a poco se distingue la figura de un hombre con una calavera en la mano. Es Hamlet que comienza a recitar su famoso monólogo).
«Ser o no ser, esa es la cuestión.
¿Qué es más noble para el alma
sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna
o tomar las armas contra un mar de adversidades
y oponiéndose a ella, encontrar el fin?
Morir, dormir… nada más; y con un sueño…»
(En ese momento se escucha inconfundible el teléfono móvil de todas las representaciones. Un espectador, con el móvil en la mano, se levanta de su butaca e increpa a Hamlet)
E. ¿Tendría usted la bondad de hablar un poquito mas bajo? El monologo de Hamlet ya nos lo sabemos todos de memoria, pero yo no sé lo que me quiere decir mi tía Eduvigis desde Logroño…
A. Pero… ¿Esto es posible…? No doy credito a lo que me esta pasando… Es la primera vez en mi vida que…
E. ¡Calle, calle, por favor! Si, tía. Este fin de semana no puedo ir por allí pero te prometo que al siguiente no faltaré. Es que el sábado me viene fatal y…
H. Oiga usted, haga el favor de callarse, marcharse o apagar ese cacharro. ¿No ha oido la voz en off del principio?
E. Pues claro que la he oído. ¿O es que se cree usted que soy sordo? Espere un momento. Tia Eduvigis perdona pero es que estoy discutiendo con un señor que está recitando encima de una tarima el famoso monologo de Hamlet… ¿Que dices…? ¿Que si lleva la calavera habitual? Si. Pero creo que es de mentira. Espera que se lo pregunto. Oiga, que dice mi tía…
H. Si, ya he oído lo que pregunta su tía desde Logroño. Pues dígale que es de plástico. Y que…
E. Que es de plástico, me dice. Y que… ¿que tal lo esta haciendo…? Bueno, pues bastante bien, me parece. Yo no entiendo mucho de esto, la verdad. Oye, tía, que te llamo cuando termine la obra, que no puedo estar en dos cosas al mismo tiempo. Besos a la Puri.
H. ¿Pero no se da usted cuenta que el sonido de un simple teléfono movil es suficiente para desconcertar al mejor de los actores, sobre todo aquellos que intentamos transmitir al espectador una corriente de emoción que nace de nosotros mismos…?
E. Bah… Ya será menos. Eso es que usted no sabe concentrarse bien. Los actores exigen a los demás un respeto reverencial que los demás profesionales no exigimos. Yo, por ejemplo, soy dentista, y cada vez que hago un empaste no me desconcentro porque suene el túrmix y tampoco exijo que el paciente aplauda, ni me diga bravo, ni nada de eso…
H. ¡Es que no es lo mismo, coño! Y luego están los demás. Si a usted le merece tan poco respeto nuestra profesión al menos podría merecerle respeto el silencio del público. Cuando yo interpretaba no se oía ni un pelo en la sala…
E. Está usted equivocado. Aquel señor se echó una sonora carcajada cuando vio la ridícula calavera de plástico. Y esta señora de la derecha abrió un caramelo cuando usted decía lo de morir, dormir… ¿A que si, señora? Así que no solo soy yo el que…
H. Si, pero usted se ha puesto a hablar en la sala. De hecho ahora estamos hablando y…
E. ¿Y qué? No tiene usted prueba alguna de que esta escena que estamos interpretando sea de peor calidad que su monólogo.
H. Pero, ¿sera posible…?
E. Lo que ocurre, ya le digo, es que ustedes los del teatro estan siempre descontentos de todo. Del 21 por ciento del IVA, de las pocas subvenciones, de…
H. Lo que no entiendo, caballero, es que si le producimos tanto desprecio, ¿qué coño hace usted aquí?
E. Oiga, yo he pagado mi butaca y tengo derecho a expresar mi opinión sobre lo que veo.
H. Pero, ¿si no me deja terminar cómo va a expresar su opinión?
E. En el fútbol no se expresa solo la opinión cuando se mete un gol.
H. ¡No es lo mismo!
E. Pero es parecido.
H. Oiga, mire. ¿Sabe lo que le digo? Que se vaya usted al puto futbol que tanto le gusta. O a ver Salvame de Lux en donde lo normal es interrumpir al que esta hablando.
E. ¡No tiene usted derecho a…!
H. ¿Que no tengo derecho? ¡Tengo derecho a mandarle a la mierda! ¡Es usted un espectador indecente! ¡Largo de aquí, cojones! ¡Y no me jodas, por favor!

PACO ORTEGA


¡No te soporto!
Eres sucio, rastrero… ¡No juegas limpio!
Me doy la vuelta un segundo y ya te has llevado otro recuerdo, otra memoria borrada para siempre y perdida en el abismo.
Te miro a la cara y te sonrío enseñándote los dientes porque quiero que sepas que no podrás conmigo, que no me derrotarás.
Pero tú no vas de frente, tú vas por la espalda, vas a escondidas y robas y destruyes y vuelves negro lo que antes era luz.
Apagas la luz de sus ojos, apagas su sonrisa…
Pero hay algo que no podrás apagar, el AMOR.
No podrás con el amor que mi padre tiene por mi madre, no podrás con el amor con que la mira, la mima y la cuida cada día, cada minuto de cada hora.
No podrás.
Y al final aunque no te soporte te doy las gracias, Alzheimer. Gracias por haberme hecho ver lo que es el amor, gracias por haberme regalado algo tan inmensurable y que no podrás borrar por más que lo intentes.

MARÍA CAÑIZARES


Primeras experiencias hace nueve años al llegar de mi Sevilla natal (no exagero ni una mijita):
-¿Y cogéis allí antena 3?
-Sí bueno, mi padre se sube al tejao con un palo y a veces se coge y a veces no.
-¿Vais siempre a caballo?
-Claro, como el coche en Sevilla no se estila, en el AVE me cambio la ropa por en traje de gitana y ya allí me esperan con el caballo ensillao.
-¿Tenéis ascensor?
-No, yo bajo a la calle en una polea metía en una cesta de mimbre.
Qué coraje. Palabra de sevillana.

MARÍA JT


-Sí, dígame?
+Me. Buenos días, princesa.
-Caray, eres un festival del humor, buenos días.
+Qué tal estás, te he despertado?
-No, me he levantado ya hace un rato, por qué?
+Por nada. Me hubiese gustado despertarte. Qué tal estás?
-Bien y tú?
+Feliz de escucharte. Pero yo he preguntado primero.
-Qué cosa?
+Que qué tal estás.
-Te acabo de decir que bien.
+Ah, perdona, no pretendía molestarte.
-(1, 2, 3, 4, 5, 6…) No me molestas.
+Seguro que estás bien? No sé, te noto algo raro en la voz.
-(1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, …) Será porque me pillas fumando un cigarro. Estoy igual de bien que anoche cuando me preguntaste lo mismo.
+Me estás llamando pesado? No deberías fumar en la cama.
-(1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, …) No estoy en la cama. Te he dicho que me he levantado hace un rato.
+Tampoco es bueno fumar en ayunas.
-(1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, …) Fumar siempre es malo. No estoy en ayunas. Me he despertado, levantado y luego he desayunado. Y el cigarro, ya me lo he terminado. Hablamos más tarde?
+Ya quieres colgarme? Qué hacías?
-¡¡¡Fumarme un puto cigarro!!!
+No me grites, princesa, ves como te pasa algo? Te apetece que lo hablemos? Qué te ocurre?
– ¡Que me cago! ¡Me cago! ¡Llevo veinte minutos apretando el culo! ¡ Cagándome viva! ¡Asomándome el hocico el perrillo! ¡Jiñándome!
+Definitivamente, te has levantado con el pie izquierdo, mejor te llamo otro rato.
Un importante estudio sociológico, realizado por la Universidad de Ghuosminath, revela que más del ochenta por ciento de los dias nefastos, ocurren por no haber hecho caca o haber hecho, pero poco y mal.

JEZABEL MONTENEGRO


-No te soporto! Ala, ya lo he dicho. ¡Y que agusto me he quedao! No soporto que me mires con suficiencia, que me digas lo que tengo que hacer como si fuera una niña indefensa. No soporto que me quieras más, que me cuides más, que me ayudes más. No soy una inválida. ¡No soy una flor delicada que regar con cuentagotas!
Mientras decía todo aquello, su mirada atónita se clavaba en mí, como buscando la niña frágil, la mujercita delicada que había sido hasta ahora, callada y sonriente como una muñeca en un escaparate.
-No lo entiendo.
-Tu nunca entiendes nada. Eres insoportable todo tú. Tu manera de hablar, como si lo supieras todo. Tu manera de vestir, siempre con la misma camiseta hasta que de cae de vieja. Tu manera de andar, como dando saltitos, tus gafas, medio rotas y sucias, y esa expresión bobalicona de tu cara cuando sonríes como si fuese gracioso lo que dices.
Ya no te soporto más! Mis puños se hundieron en la mesa de madera hasta hacer que me crujieran los huesos.
Y él se quedó, como siempre, esperando que algo pasara, como si todo lo que yo decía no fuesen más que palabras vacías. Eso era lo que menos soportaba de todo

IRENE ÁLVAREZ


Lo siento mucho, de verdad que lo siento, pero no puedo soportarlo, nunca lo he soportado.
Todavía recuerdo a la hermana Lucia, cuando nos enseñaba como debíamos utilizar la cuchara, a ella tampoco la soportaba.
Se ponía en medio del comedor después de dar gracias a Dios por los alimentos y comenzaba la demostración de como comer bien la sopa con cuchara . Aún me da repelús.
–Cogía la cuchara vacía, y la metía entera en su boca luego la dejaba salir entre sus labios rechupetenandola mientras daba explicaciones de lo feo quera hacer ruidos mientras uno come. Que asco me daba verla hacer eso.
Pero lo tuyo, lo tuyo es peor ¡NOOO SE SORBE LA SOOOOPAAAA! no se puede sorber, bajo ningún concepto, jamás, no hace falta, la cuchara no es una pajita con la que tomas un refresco.
Pero de verdad lo siento mucho mucho, haberte estampado el plato en la cabeza mientras te gritaba el asco que me daba oírte.
Pero eso sí, la próxima te tragas el plato de la hostia que te doy.

CARMEN LÓPEZ


Delante del ordenador, mirando el teclado, me pongo a pensar, ¿cosas o personas que me tocan la moral?.Qué me saca de mis casillas de tal manera , que me haga perder la compostura , de la que creo hago gala todos los días de mi vida .¡Bueno vale! todos no, reconozco que cuando me puse de parto de mi primer hijo , ahí no había compostura ninguna. !Bueno¡ también cuando voy al dentista, pero el resto del tiempo, si.
Pero vamos que me desvió del tema, personas o actos que me sacan de quicio…pensemos,,,,,,,,,,,,,no se, no se¡¡¡¡
Podría decir que es por cambiarme el apellido, señores no me llamo BARCENAS, no tengo nada que ver con esa familia, alguno honrado tiene que ser. No mi apellido es BARCENA , sin S.
Pero no,creo que puedo decir que es en el trabajo, si aquí es seguro donde se producen las situaciones donde más pierdo los nervios.
(vaya novedad, me podréis decir, si realmente no es original, pero en verdad soy una persona pacifica, menos en el trabajo)
Es que no me diréis que no saca de quicio:
-Acordar una cita , programarla, arreglar todo para estar disponible, hacer las tareas más urgentes para que así no vayas tu luego como una loca porque te falta tiempo. Y de repente la cita no llega, pasan los minutos, las medias horas, incluso puede llegar a que pase una hora de la cita, recibes un email, donde con la desfachatez del que no valora tu tiempo, te diga que va llegar un poco tarde por…………, A ver, so flipado, mi tiempo es mío, y no es para malgastarlo contigo, que si no puedes ser puntual en el trabajo dedícate a hacer calceta en tu casa. (Veis me saca de quicio)
-A la pregunta, ¿Me prestas? , (Cualquier cosa que se os ocurra), tú con paciencia digas: NO, usa la tuya. Su respuesta sea siempre, -Que te cuesta, que más te da, como puedes ser así, y le ves acercándose a tu mesa con cara de: “voy a cogerlo digas tú lo que digas”. Y zas, ahí están revolviendo tu orden-desorden, sin importar tu cara de perro a punto de morder.
-Eso sin contar a los que se meten en la conversación que mantienes con tu compañera más cercana, que te flipas cómo es posible que escuche tu susurrar, cuando estas contando algo personal, y no es capaz de oír , ni leer un mensaje directo a ella.
– Como es posible que no respete, tus cosas, parecen que son suyas. Las coge y punto.
-como ……………..
Voy a parar que esto se haría interminable, conclusión :una de las dos tiene que cambiar de trabajo.

LOLY BÁRCENA


Mira, yo no sé qué es exactamente la moral. Quizás perdí la moral cuando me di cuenta que tenía más partes oscuras que partes lúcidas, aunque la oscuridad a veces es un buen punto de partido para hallar la luz.
Así que, como no sé qué es exactamente la moral, ya que la RAE la define como una filosofía que estudia el bla bla bla, voy a hablarte de la primera vez que me sentí herido. No es que tocases mi moral, es que la diste de hostias sin compasión.
Ese día fue EL día.
Estaba comiendo un gazpachito fresquito mientras veía, por primera vez en mucho tiempo, el maldito telediario. Ese que manipulan como si fuese una hamburguesa de plástico de esas del Mcdonals.
Vi la noticia: unos falangistas golpean a una pareja homosexual, destrozándoles. Cinco costillas rotas a uno, el labio partido a otro, y la imposición del macho sobre el que parece ser menos macho.
Por supuesto la noticia no sólo me tocó la moral, ni abusó de ella, no, fue más allá.
Tras esto, salí a la calle a tomarme una cervecita y pensar acerca de hasta dónde puede llegar el ser humano en su estúpida competición por ser un fracaso existencial, por su boxeo continuo para ver quién es más capullo.
Estaba degustando el mayor placer que ha creado el hombre con sus propias manitas, cuando un jovencito, al que le hacían falta cuatro polvos a falta de dos hostias, dijo: estos maricones, alardeando sobre su derecho a la sodomía….
Por supuesto no escuché nada más. Cogí la cerveza y la estampé encima de la cabeza de ese engendro mal nacido que iba a pecho descubierto dada la seguridad que la sociedad puede aportarle por ser todo un hombre con esos comentarios tan productivos y llenos de coherencia sacro-subnormal.
Yo rara vez ejerzo la violencia, pero cuando me violan la moral, o me violan los ideales, no hay Dios que pueda contenerme. Ahí pierdo el raciocinio, ese que dicen que es humano, para dejarme poseer por la bestia más brutalmente psicópata que puedas echarte a la cara. Tras eso empecé a llamarle machito de mierda, asqueroso penetra-coños y un largo etc de improperios descontextualizados para enseñarle un poquito de empatía a esa víctima del heteropatriarcado y del machismo.
Tras eso, no sin escupirle un poquito en el ojo derecho (no, jamás le escupiría en otro ojo) me pedí otra cerveza, que brindé contra su cadenita de oro del pecho, y me senté a contemplar su reacción.
Yo no sé si él sintió lo mismo que esa pareja de jóvenes que paseaba libremente antes de ser asaltada, pero sé que ese capullo integral reflexionará antes de soltar cualquier estúpida idea que acuda a su torpe cabecita. Que ahora lucía más que bella con el decorado de la sangre.
Y entonces me llegó el nuevo tema de la semana: tocar la moral, y no vi nada mejor que escribir que esta inversión de toque de moral. Este touché de empatía que rara vez recibe uno por la calle.
Y voy a por la tercera cervecita bajo este sol madrileño tan tolerante.

CARLOS COSTA


Hay muuuuuucha gente que nos toca los buenos días a diario, nunca mejor dicho.
Pero seguro que me daréis la razón con el siguiente ejemplo.

El jefe es uno de ellos. De los tocapelotas.
Yo diría que el primero, que manda, manda, y manda, porque seguramente él no sabe ni hacerlo. Ni siquiera sabe prepararse un café.
Al menos, la mayoría de jefes es así.

Pero cómo bien dicen los diez mandamientos del jefe, que a continuación os enumero:

1. El jefe siempre es el jefe
2. El jefe siempre tiene razón
3. El jefe no come, se alimenta
4. El jefe no bebe, se hidrata
5. El jefe no duerme, descansa
6. El jefe no discute, delibera.
7. El jefe no se escaquea, delega
8. El jefe no ordena, informa del trabajo que debe hacer cada empleado.
9. El jefe no explota a sus empleados, les motiva para que sean más productivos para la empresa, claro.
10. El jefe siempre tiene razón, y si no la tiene, se aplica el artículo núm. 2 de este decálogo.

Dicho lo cuál, os garantizo que yo aún apuntaría más alto, y añadiría un punto núm. 11, que sería:

11. El jefe siempre será el jefe, aunque te toque todos los santos días las PELOTAS.
No le entres mal por el ojo, porque te la juegas. Pero tampoco seas muy PELOTA porque te verá a la legua, que puede ser tonto, pero imbécil, no.
Aunque hay muchos jefes a los que les gusta que se la hagan (la pelota, el desayuno…..).

En fin, si tienes pelotas, y encima, te gusta que te las toquen, ADELANTE. Mejor no las tengas, y que te dejen tranquilo, que la vida son cuatro días.

Escucha a un tonto: al que le pican, se rasca (las pelotas).

Gracias por atenderme. Au revoire.

NURIA BERGEN


Una pesadilla sin fin,tomo otra pastilla para poder dormir,la realidad me ahoga,sumergida en la oscuridad de mi alma,trato de escapar del espejo,contemplo como la desesperación se adueña de mi mente perturbada,al darse cuenta de q no existe una salida.
Una mentira tras otra,baile de máscaras q se caen,salgo corriendo descalza,hiriendome con la nada,la sangre tiñe de rojo la negra noche.
Odio en lo q me has convertido,detesto ser esa muñeca de trapo a la q ya nadie quiere.
No hay lugar al q huir,todo se tambalea alrededor,pierdo el conocimiento y despierto en mi cama,sola ahogada en el llanto.
Ebria e ida, harta del mundo entero,de la hipocresía de la gente,q os den a todos y que me den a mí también….

SHYLA LUTHOR

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13 comentarios en «Gente que nos toca la moral»

  1. Mi voto es para Carlos Costa que no sé si será verídico o no….pero anda que no piensas muchas veces por la calle en estamparle a alguien una «cerveza» en todo lo alto

    Responder
  2. Estoy entre Paco, que ha sido surrealista divertidísimo, y Tomás, con su realidad real como la vida misma.

    Pero habéis puesto el listón muy alto esta vez. El tercer lugar lo hubiera dado a Jezabel.

    Sois fantásticos.

    Bueno, no me enrollo más: 50% Paco y 50% Tomás

    Responder

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