«Soy idiota» – Miniconcurso de relatos Cuatro Hojas

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema “soy idiota”. Este ha sido el relato ganador:

ÁNGEL MARTÍN GARCÍA

Damas y caballeros. Niños y niñas. Personas de géneros que desconozco. Gente de todas las edades. Soy un idiota.

No el típico idiota que hay en todos los grupos de amigos, el graciosillo que provoca la risa fácil y es objeto de burla cuando no mira. No el idiota maquillado que se cree que por ponerse ropa hortera y hacer el gilipollas va a hacer que los niños se rían. No el idiota que se adjudica tal título por no aprender de sus errores. No el idiota de traje y corbata que se cree tan inteligente como para dirigir un país. No el idiota de tu barrio, que pide dinero en la puerta del supermercado y se pajea delante de las ancianitas.

Soy un nuevo tipo de idiota.

Evolucionar es reinventarse, y yo idiotizo lo inidiotizable para crear una nueva clase de idiota. Le doy al cero un valor positivo para que el resto de los idiotas se sientan menos idiotas y puedan ningunearme con sus idioteces obvias y manidas. Soy más idiota que el idiota de al lado y espero a ver si le ofende que me idiotez brume a la suya, o le agrada parecer menos idiota al lado de alguien. Idiotizaría el lenguaje para atraer más idiotas, si no se hubieran encargado otros idiotas de idiotizar el lenguaje.

Soy un idiota y me siento orgulloso de serlo. Idiota profesional, sin eufemismos. Sin medias tintas. Veinticuatro siete entregado a la causa. Idiota hasta poner nervioso a tu cuñado. Idiota hasta ponerte nervioso a ti, que si tienes cuñado, eres inevitablemente otro cuñado.

Si me preguntas la hora me la invento y te digo que seguro que es esa hora en alguna parte del universo. Te llevo la contraria cuando sé que tienes razón porque sé que te duele ser tan idiota y te mereces un respiro. O no, porque eres idiota, pero hago idioteces, y hacer sentir bien a idiotas es una idiotez de lo más idiota. No compro cosas que no necesito porque no me da el presupuesto para ser más idiota que el resto de idiotas en esto.

No soy un superhombre, soy un idiothombre, y no estoy idiotizando el lenguaje, estoy inventando lenguaje idiota. Si te escuece es porque no hago bien mi trabajo y sigues siendo más idiota que yo. Si te gusta, felicidades, eres idiota de todas formas.

Todos somos idiotas, pero hay idiotas que destacan, representantes importantes del Idiotismo Ilustrado. Idiotas que suponen un desafío a mi idiotez, a mi idiotigencia, al léxico de mi idiotivulario. Idiotas que parece que se esfuercen en ser más idiotas que yo. Y mientras quede un idiota sin ser desidiotizado, o al menos infraidiotizado, mi idiotez tendrá idioteces que llevar a cabo.

Soy idiota en el metro, en el bus, en casa, en el bar. Soy idiota hasta cuando cago, no vaya a ser que mi mierda tenga sentimientos y necesite sentirse superior, o comprendida. Me siento a tu lado y te digo que estás leyendo el periódico al revés. Le doy al botón de solicitar parada en todas las marquesinas y respondo «lo siento, soy idiota». Hablo con mi sofá y le pregunto cómo lo lleva, por si hay idiotas escuchando y se creen que en casa descanso. Pido que le echen aceitunas a mi café con leche, lamo el plato de la taza, pago y doy las gracias mientras me marcho cantando lo más idiota que se me ocurre, normalmente algo de David Bisbal.

Soy caos. Soy paz. Soy resolución. Soy escape. Soy maldad y bondad a partes iguales. Soy tú, o él, o ella, pero multiplicado por mil. Soy lo que no te atreves y no quieres ser.

Soy idiota. Y lo seguiré siendo.

Y tú también.

ANITA CABRITA

El sol de otoño brillaba sobre nuestras cabezas. Era martes y los pacientes del psiquiátrico salíamos a pasear acompañados del terapeuta y la enfermera.
Había llovido al amanecer y las hojas de los enormes árboles del recinto parecían pegadas al suelo como si de una resbaladiza alfombra se tratara. Los ocres, los naranjas, los verdes… Ni la fresca brisa podría arrancarme el inmenso y negro vacío; así que caminaba sola delante del grupo que reía y charlaba a varios metros de mi figura huesuda.
Alguien me llamó por mi mote, Idiota, para preguntar si disfrutaba del paseo. Saben que no hablo, ni sonrío, ni disfruto… Sus burlas nunca me afectaron aunque me llamaran Idiota.
Soy Idiota. Es mi nombre porque no tengo otro. Soy Idiota y ya no me molesto en apartar la triste negrura de mi alma.


DANI IBAÑEZ CALDERÓN

Buenas tardes para todos y todas.

Con mucho respeto me refiero al tema de la semana:

«Soy Idiota»

Soy idiota al ser diferente a la mayoría y aún así querer encajar en una sociedad maltrecha y petulante, soy idiota al no entender la belleza, la simplicidad de lo natural que ya de por si viene perfectamente imperfecta, soy idiota al mirar a otros sobre mi misma, comparando vidas sin necesidad, transformando cruelmente mi esencia para llevarla al abismo, para perderme entre todos, para ser una cifra antes que un ser, mal interpretando lo común, lo corriente, como norma, soy idiota, tal vez muy idiota, al sangrar con una herida que sin ser propia ya me causa una gran pena.


EUGENIA MARU

Te di mucho y no me hacías caso,
entonces te di todo y no te conformabas.
Finalmente, ya, te di demasiado y tú querías siempre más.
Hasta que te dejé.
No porque no te quisiera…. sino porque
me habías vaciado y ya no tenía nada para darte.


MARÍA DAVID

Euforia…un intenso sentimiento de euforia envolvía mi cuerpo,untaba mis heridas internas y,por fin,sentía qué soy libre.Después de innumerables intentos fallidos conseguí escapar de la carcel.Una celda fría y sucia,sin ningún compañero,sin ninguna ventana siquiera para deleitarme en las noches oscuras-ese era mi hogar,mi jaula infernal para unos buenos años desde ahora en adelante.Imágenes,imágenes inolvidables que perturban,me acompañan fieles,en cada noche,entre estas paredes grisáceas y mudas…Era una noche espléndida de verano,todo iba bien;hice un plan detallado desde antes,no veía ningún error en el,era simplemente perfecto.Salté la muralla sin ningún problema;todo era oscuro,no se veía ninguna luz ni en el rellano,como tampoco en la casa.¡Todo despejado y bien preparado!Solo tenía que entrar en la casa,coger unos documentos y entregárselos a mi clienta.Todavía sentía su perfume refrescante con fragancia marina,todavía sentía sus labios dulces y carnosos sobre mí cuello y su voz suave diciéndome:
-Las cámaras de vigilancia no funcionan y nadie estará en la casa,ya que mi marido emprenderá un viaje de trabajo esa noche.Es una persona tacaña y ignorante,una persona fría,sin escrúpulos y muy vengativa.
Me miraba con dulzura,fijamente y me hacía sentir grande,un héroe que iba a rescatar a una dama en apuros.Mientras me acariciaba el pelo,me abrazó fuerte de repente,susurrándome al oído:
-¡Ayúdame,tú eres mi única salvación!Sin tu ayuda me pudriré en la carcel por algo que hice en el pasado,siendo yo una joven muy fácil de manipular.
Y allí estaba yo delante de la casa,analizándola minuciosamente,hasta que vi una ventana abierta.Entré dentro,pero al cerrar la ventana,estalló la alarma.Sentí un gran pánico y empecé a correr hasta que tropecé con algo…el cuerpo moribundo de su marido estaba allí lívido y grasiento en un charco de sangre pegajosa.Me derrumbe,arrodillándome delante de él…y así me encontraron los agentes de policía,con las manos llenas de sangre,mirando enfermizo el cuerpo rígido y vomitando.Era el único sospechoso,así que me condenaron.Pero todo eso ya queda atrás,ya que conseguí escapar de la carcel.
El reencuentro…eso es lo que anhelaba con ardor y impaciencia.Entré en su oficina y al intentar abrazarla,unos 5 o 6 policías irrumpieron dentro movilizándome y esposándome.Ella no decía nada,sólo me miraba con esa dulce y inocente mirada y,entonces,entendí que yo era sólo su billete hacía la libertad.
Una vez en el coche de policía,empecé a reírme con locura hasta que un agente me dio un golpe fuerte en la cabeza con el bastón que guardaba firmemente en su lado derecho.Perdí la consciencia y,otra vez,me desperté entre esas cuatro paredes frías,acompañado por mi amigo Henry-una rata que yo alimentaba y nos hacíamos de compañía el uno al otro.
-La «pantera» con tacones me engañó,Henry.¡Todo era mentira!Ella ganó y yo perdí todo como un idiota.
-¡Soy un idiota!Pero tú aún más,ya que entre todos los sitios mejores que se hallan en este mundo,tú elegiste compartir celda conmigo.
-Un idiota,dos idiotas…una «pantera» ganadora y un idiota perdedor-esa si que es la cruel y verdadera realidad.


LICONA ARLEDYS

A veces en la vida las acciones que realizamos a diario siempre repercuten en algunas personas de nuestro entorno; afectando a las que realmente nos importan, aquellas por las que sentimos un gran afecto.

En mi caso, mi idiotez se debe a gran parte a mi adolescencia donde mi parte emocional no avanza de la mano de con mi parte racional, convirtiéndome por tal razón en una ¡gran idiota!
¿Por qué soy una gran idiota? 
Por no haberme dado la oportunidad de disfrutar mi adolescencia, por no haber dejado mi orgullo a un lado cuando pude, por a ver dejado todo en el aire cuándo podría haber expresado en palabras.
Soy una idiota y fuiste tú quien me hizo reaccionar y darme cuenta qué:
¡Soy una gran idiota!
Por no haberte escuchado, por no vivir esos lindos momentos a tu lado, por no dejar atrás todo lo que murmuraban, por no darte la oportunidad de escribir unas letras en mi lienzo, por no a ver disfrutando cada mirada que me expresabas con tus bellos ojos color miel.
Soy una gran idiota y me pesa demasiado, Por no a ver disfrutado cada beso romántico qué salía de ti con tus hermosos labios gruesos y delicados, por no haber dejado que marcaras mi cuerpo con el tuyo para siempre, por no haberte aconsejado cuando me lo pediste, por no haberme arriesgado a caminar a tu lado, por no haberte salvado de las garras del abismo al cuál te habías confinado, Por no haber dejado que nuestros cuerpos estallaran como una explosión cósmica, por no haber luchado por los dos cuando era un amor puro y sincero; que con solo respirar sentíamos ese clímax en nuestros cuerpos, Por no haber soñado a tu lado un mundo de colores. Por ahogarme en un profundo mar de sentimientos.
Soy una gran idiota sin remedio, Por no haber disfrutado cada segundo minutos y horas ofrecidas por ti, por no haberte entregado la llave de mi corazón, por no haberte acompañado hasta el último día de tu vida existencial en ésta tierra y haberte dicho ¡adiós!
Por esto y más…….. Soy una gran idiota, a lo que solo me queda la triste realidad de vivir de tus lindos recuerdos.


SANDRA SOL

Si es que no falla. Tengo la terrible costumbre de creerme lo me da la gana y de construirme un mundo propio, donde todo es perfecto, las casitas son de bizcocho casero y chocolate, corren arroyos de zumo, y tú sigues ahí, esperando a que llegue ese coche blanco de segunda mano, sonriendo al verlo aparecer por la calle de la plaza, y abrazándome como solías hacer cuando bajaba.

Fíjate cómo tengo la cabeza, que el otro día casi me estampo contra una televisión gigante en un centro comercial, porque mi maldita neurona no se alineó como es debido y no rebotó a la velocidad adecuada, mi cerebro me jugó una mala pasada –nada nuevo en el horizonte- y creí verte allí, entre las pantallas de los portátiles, las tablets, y los cables HDMI.
Sabes que nunca me han gustado las medias tintas. Si una es idiota, lo es a lo grande.
No te creas que se me pasó por la cabeza pensar que era totalmente imposible que esa fueras tú, que ya no estás aquí conmigo, y que, además, no te gustaban nada los centros comerciales ni los grandes almacenes, porque hay demasiada gente y las escaleras mecánicas te ponían los nervios de punta. Supongo que preferí creer durante unos segundos que tú estabas de nuevo a mi lado, con esa sonrisa de niña chica tan preciosa que tenías y que, sin querer, estoy olvidando a fuerza de años.

Y es que hace ya demasiado tiempo que esa maldita enfermedad se llevó por delante todo lo que nos quedaba por vivir juntas. Abuela, te echo de menos.


ROSA MARÍA JIMÉNEZ MARZAL

Soy una persona perdida entre múltiples ocupaciones,una laboriosa mujer solicita y cansada…la que perdió su identidad para ser imprescindible en el trabajo,la madre perfecta en las reuniones del colegio,la vecina correcta,la amiga simpática y siempre dispuesta,la ardiente esposa…que se olvidó de vivir..la idiota que aspiraba a ser la empleada del mes,la madre más entregada,la vecina más colaboradora,la amiga incondicional,la esposa paciente.
Cansada, exhausta,aburrida y sin fuerzas…apenas alcanzo a llegar al fin de semana. Soy una idiota que se olvidó de vivir, de ser,sentir y creer.


REBECA FS

«Soy idiota»
Por ser tonta, sí. Soy idiota y tonta, e incluso gilipollas.
No espera soy idiota, tonta, gilipollas…
Y la conciencia habló.
«Vamos a ver, ¿Soy o no soy idiota? ¿Soy tonta por callarme o gilipollas por decirlo? ¿Soy respetuosa por contestar educadamente a personas que me pierden el respeto o soy gilipollas por aguantar con dignidad las «escuchaduras» que me van diciendo?»
– Cariño, ¿qué te pasa?
– Nada, que soy idiota,
«claro que no soy idiota, soy yo, rodeada de mis idioteces».


NANE NINONÁ

Para poner a quien me lee en contexto, debería aclarar que lo mío quizá no sea simple idiotez o, al menos, no sólo eso. Habría que añadir una capacidad inigualable para escoger los peores momentos en los que decir algo y, además, una torpeza generalizada e innata. Con estos ingredientes podéis imaginar que aburrir, lo que se dice aburrirme… pues mira, no.
En mi haber cuento con grandes hits como lanzarme, ebria de alcohol y nulo amor propio, a los brazos de mi noviete del instituto ante su novia, además de las muy leales y muy celosas amigas de ésta y su hermano, un valiente macho cabrío también. Fue un rato muy memorable…
O cuando al salir de una aburridísima y tediosa clase de economía le contaba a un compañero lo coñaaaaazo que era aquél profesor que, como no podía ser de otra manera, estaba justo detrás de mí escuchándome burlarme de él con todo lujo de detalles… También he sido yo la que, en la sala-comedor de la empresa donde trabajaba he hecho grandes alegatos políticos contra determinados partidos en los que resultaba que militaban, activamente además, varios de los jefes allí presentes. Así como también, en ese mismo escenario, he comentado lo malísimamente mal planificado y lo inútil que era tal o cual protocolo ante su mismísimo creador.
Bien, ahora que ya os estaréis haciendo una idea precisa de lo que puede llegar a ser mi día a día, os pido un ejercicio de imaginación para que os convirtáis en yo misma en la historia que os voy a contar:
Tienes 18 años y vas a realizar el examen práctico de conducir por primera vez. De tu autoescuela se presentan dos coches: en el que tú te vas a examinar y en el que se va a examinar tu mejor amiga. Bien. Tú vas primero. Te montas en el coche, miras por el retrovisor y unos ojos iracundos te miran como si fueras la última mierda sobre la faz de la tierra. Miras a tu derecha, hacia tu profesor (un hombre enjuto y barbudo que siempre fuma en pipa mientras conduces). Él te devuelve la mirada y, arqueando las cejas y sin pronunciar palabra, te dice:
-Nos tocó la peor…
Suspiras. Arrancas el coche y vas cumpliendo todas las órdenes de aquella mujer estirada y altiva que llevas sentada detrás de ti. Tú lo único que quieres es que te mande aparcar porque se te da de puta madre. Pero no. Se dedica a hacerte dar vueltas y vueltas durante 40 minutos y luego te pide que regreses al punto de salida. Miras a tu profesor con cara compungida mientras apagas el motor. Él evita la mirada. Madre del amor hermoso, qué mal pinta todo. Te bajas del coche y te diriges caminando a ver a tu amiga, que espera en el otro coche su turno. Ella y su profesora te preguntan si has aprobado. Y cómo lo vas a saber, si acabas de bajarte del coche. La profesora de tu amiga te dice que corras a tu coche a preguntarle a tu profesor, que seguro que ya lo sabe. Eso haces y él, sin más explicación, simplemente extiende el brazo y te muestra su mano con el pulgar hacia abajo.
Mierda.
Vuelves al coche de tu amiga y escupes:
-La muy zorra me suspendió.
Tu amiga y su profesora se congelan. El color de su cara se transforma en un pálido violáceo y un escalofrío te recorre el cuerpo y sacude tu estómago. Una voz fría y hostil, procedente del asiento trasero del coche en el que tu amiga y su profesora no se atreven a mover ni un músculo, dice:
-Se ha suspendido usted sola, señorita.
Comprendes que, entre que has ido y vuelto de preguntar, ella ha bajado de tu coche y se ha montado en el de tu amiga. Miras hacia la parte trasera del coche y allí la ves, mirándote como a una cucaracha. Y tú, que ya estás acostumbrada a meterte en la mierda hasta la barbilla y a no recular ni para coger impulso, contestas:
-Bueno, señora, eso es discutible, que la examinadora es usted…
Entonces tu amiga reprime una carcajada disimulando un sonoro estornudo. Su profesora suspira y echa una mano a la frente, derrotada. Tú te vas rápidamente, sin dar opción a réplica a aquella bruja enviada de Satán para amargarte la existencia.
Tu amiga también suspende, claro, su examen no dura más de 5 minutos. Se pasará el resto de su vida recordándote que suspendió por tu culpa, no porque se le calase tres veces el coche antes de salir y otras tantas en la primera cuesta, además de saltarse un stop.
La historia aún se cuenta, décadas después, en aquella autoescuela.
Años después, por azares de la vida, conoces en una fiesta a una sobrina de aquella examinadora, que te confirma que, en efecto, era una mala persona y que, probablemente, todo lo malo que te ocurra en la vida se deba a todo el mal que te deseó aquella mañana.
Ahora te ríes de todo esto, pero pasaste mucho tiempo queriendo arder por gilipollas y bocachancla.


DAVID DURA MARÍN

Buenas tardes , me llaman idiota y sigo sin llorar.
Después de las presentaciones procedemos a la lectura de la bienvenida.
Siendo mi primer día de moderador, nada es sencillo y pienso en lo orgullosa que estará mi pareja en el grupo de familiares .
Leídos los doce pasos doy la palabra al pesado de turno , uno de los veteranos , omito nombre , el anónimato es algo importante entre nuestra especie.
Me llamo tal, y soy el de antes….
El afligido en cuestión cuenta el odio que le produce el abanico, el abrir y cerrar de la ventana en plena noche y de palabras malsonantes que poco ayudan a nuestra recuperación.
El tocar de la puerta interrumpe nuestra conversación , falsa alarma, sólo es el cura con el recibo de la luz.
De iluminados es la caridad , pero la voluntad es grande y el bolsillo bien pequeño.
Terminada la terapia , juntamos nuestras manos y rezamos la oración.

Dios de nuestro entendimiento
concedeme serenidad
paciencia y un abrigo que guardar
las malas lenguas son cosas de la edad
fríos más largos han de pasar..
Bienvenidos una vez más a una terapia de menopausicos padecedores.

No me llamen idiota , llámeme anónimo…


LUISA ROJAS

Historia real

Soy una idiota jejeje si, tal vez si lo sea. Pero no por ser leal, no por darte todo de mi, no por hacer mas de lo que se podria hacer por alguien. No lamento no haber sido suficiente para ti, no lamento haberte dado cada, suspiro, cada sonrisa, pensamiento y sentimiento. Tan puro y único que jamas habia sentido por alguien, yo si soy una idiota . Por no escuchar a los demás, por segar mis ojos, por voltear mi rostro y repetirme una y otra vez, que no eras tu. Soy una idiota por creer que cambiarias, por mostrarte mi esencia al desnudo. Yo soy una idiota, por amarte mas de lo que tu me amaste, por haber sido capaz de dar mi vida por un ser tan despreciable. Soy una idiota por no tener esa fuerza, y poder alejarme. Y ser tan debil y caer a sus brazos, pero y que hago si por el me muero. Soy no se si la peor o la mejor idiota, por haber arruinado mi vida. Y temo no saber retomar mi camino.

~Hey tu,si tu.pagaras por cada lágrima derramada, desde lo mas profundo de mi corazón. Y jamas encontraras un verdadero amor, como el que te di yo.


LORENA BINGAMAM

No cabe duda que la realidad supera la ficción , porque si a mi alguien me hubiera dicho lo que estoy apunto de narrar pensaría que lo saco de un guion barato , pero yo lo presencié y puedo decir que es real , oh si que lo es.
Lo dividiré en diferentes situaciones, a través de los años; es toda una crónica.

La personita que yo más quiero y ella a mi me llevaba todos los días a la escuela y pasaba por mi, un día ella quiso meterse en otra casa – mamá. Esta no es la casa, es la que sigue- ella me asegura que si es la casa y que estoy loquita, así que la deje que forcé la entrada, le da un ataque de risa y me dice . Aaah que Pena no es, y tuvimos que irnos corriendo de ahí.

Al retirarnos, enciendo el automóvil y recordó que olvidó su móvil y salió de prisa del automóvil cuando empiezo a sentir que el carro se empieza a ir para atrás cada vez más. Lo único que se me ocurrió fue pisar el freno. Sale mamá asustada , se encarga del pequeño accidente y se ríe , por cierto yo tenía como 6 años.

Ya un poco más grande mamá manejaba la camioneta de los abuelos, y ella muy campante fue y abrió el portón de la casa , dejo la camioneta afuera , encendida , con llaves puestas y cerrada porque ante todo la seguridad , acto ceguido cerró el portón pero a la hora de abrir la camioneta pues no se podía , estaba encendida y cerrada. Que bonito!!

Recuerdo una vez yo mucho más chica. ella quería pintar unos espejos enormes del cuarto y la madera, así que había dos sprays , uno para madera y otro para espejo, ella inició con espejos pero agarrro el limpiador para madera batallo siglos en quitarlo , terminó y explotó diciendo “maldita sea” luego que lo limpio le volvió a echar el aceite oooh what the hell. Y dijo “ tengo cabeza de perro”

Al manejar siempre se pierde, ni con gps sabe llegar. Entonces ella se dijo ay que estupida soy!!

Pasa una vecina, si de esas que nadie invita, que nadie les pide su opinión , que hasta vuelen mal, son las indeseables. Una tipa así le dijo – No , eso no es estupidez, es idiotez, era una perfecta idiota! Yo interrumpí y dije – no es IDIOTA, es solo el despiste personificado.

Entonces la vecina, si esa, la indeseable, volteo conmigo y me dijo , cuidado que puede ser hereditario

Eso ya viene en el ADN , no crees?

Lo que me preocupa es tu ADN tan poco desarrollado y cotizado en este mundo. Ups ! lo dije o lo pensé . Es que soy tan idiota


JOSUE GONZÁLEZ

Ahora recuerdas que estas roto, todos pueden ver cómo te acabas. Tus pupilas están dilatadas y con un ojo morado en la cara. Nadie te creerá cuando estés devuelta. Sólo mirate!, eres un desastre.
Tu cuerpo sufre un desorden, no seas tonto tienes que parar, aún no estamos listos para cabalgar juntos.
Y en una explosión de emociones, dijiste que vendrías a reparar mi corazón. ¿Acaso yo no estuve para ti? Ahora que ¿soy invisible quieres engañarme?.. Sólo estoy tratando de olvidarte mueientras bailo entre mariposas. Ellas son tan tiernas que ahora me estoy ahogando en sus caderas. Dime como es que está chica me está haciendo volver idiota.
Nadie puede ver cómo es que me estás matando.


JÉSICA GALEANO

Soy idiota por actuar como una nena enamorada. Enamorada como la primera vez, como una ventiañera, de alguien a quien idealicé, de una imagen, de un vestigio.
Es duro para las mujeres enamorarse y que la persona solo quiera acostarse con nosotras. No sé si los hombres llegan a entender la situación… Te sentís objeto, te sentís un pedazo de carne; lista para ser empaquetada y llevada derechito a la cama. Te sentís vulnerable porque vos estabas entregando el amor, el amor puro, ilusionado.
Pensar que esa persona es como una salvación para tu alma, que vas a vivir algo maravilloso, que tu vida va a cambiar, va a mejorar por la tibieza, por la alegría de ese sol que es el amor… Y de repente descubrir que no. No, sos una más. Y cuando te pasó muy joven decís «bueno, era chica, era tonta sin experiencia». Pero cuando te pasa de grande, te sentís doblemente estúpida, doblemente idiota. Porque ya no estás en la edad fácil de engañar. Pero cuando te enamorás volvés a ser una chiquita adolescente, o ventiañera, volvés a ser una nena ilusionada. Y el golpe, el golpe a más edad es más terrible. Se te vienen a la memoria todas las mujeres que fueron objeto de tu burla por enamorarse ya «de grandes» de tipos mujeriegos. Vos decías «¿Cómo puede buscar a esa persona, no se da cuenta que está jugando, que no la quiere?»
Y ves, también, a tu propio padre mujeriego, enamorándo a las mujeres a sus sesenta y pico de años, ilusionando y dejando caer. Como buen árbol del otoño dejando caer sus hojas sin ningún dolor. Es triste ser hoja, es triste caer, machucarse y terminar así en una putrefacción dolorosa.
Es no entender si pensabas que eras parte de ese ser ¿por qué te deja? ¿por qué? Ni padre, ni amor ni sol en este frío devastador.


LUCIDECES ROMUALDO RAMÍREZ

MI ÚLTIMO POEMA DE SOLTERO

Este es mi último 
poema de soltero.

Y tú ya sabes
lo importante
que es para mí
la poesía.

Tú,
tú sí eres tú,
y por tanto ella.

La que me espera
que me vaya
a la cama
mientras yo
me quedo tejiendo
un sueño
de tal forma
que quieras
con tus propias manos
acariciar su textura
cada mañana
con la libertad
que debe gobernar
en cada acto
y la ilusión
que inventes
por querer
estar a mi lado.

Tú eres tú,
y todas las respuestas
a mis preguntas
y la x,
esa x,
ese algo
que te hace
sentir la revelación
de la victoria
de la misma forma
que un niño.

Nosotros,
los dos,
somos nuestra religión,
el pan de cada día,
los que dejamos
las cosas por el medio
y nos enfadamos
y después nos damos un beso.

Éramos aves
volando sin bandada
que un día se encontraron,
y somos tan iguales
y tan diferentes
al mismo tiempo
que a veces
parece que solo
tenemos en común
nuestro amor.

Treinta y dos años
sin conocerte,
para que un día juntos
viéramos a un pájaro
volando en una estación
de metro,
te pusiste triste
porque los inocentes
suelen salir primero
con los pies por delante
porque
este mundo está dirigido
por seres mediocres
y detestables.

Pero aun así
quiero atravesar
las avenidas
con los semáforos cerrados
y detenerme
a besarte en los puentes
y debajo de los carteles
de los nombres de las calles
como si fueran
el único muérdago
que pudiésemos encontrar
en una ciudad
de hormigón y ladrillo.

Porque tú
eres la única que sabe
todo lo que a mí me da miedo,
aunque la primavera
se pose
en tu cintura
y las flores
que en ella nazcan
formen el ramo
de las caricias.

Porque yo sé
que a veces dejáis de seguirme
y me doy cuenta de ello,
y la cuerda se tensa,
pero ya no
estrangula
ni ahoga,
ahora no pasa nada,
porque tú siempre
apuestas por mí
aunque sepas
que voy a perder.

Que ya sabes
que soy muy idiota
y me gusta hacerte sonreír,
que siempre te prometo
que te voy a traer
a la cama
el cartel
de todos los
poetry slams
en los que
al final
quedo el último.

Pero me gusta
cuando sonries
porque parece
que son tus gestos
los que esparcieran
el confeti
de mi alegría.

Este será mi último poema de soltero,
pero tú no dejes de sonreír nunca.

Aunque sea tan idiota a veces
que no haga ni puta gracia.

En serio, no dejes de sonreír nunca.

Te quiero.


 

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