Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir con el tema “Vuelta a la realidad”. Este ha sido el relato ganador:
JOSÉ MANUEL PORRAS ESCOBAR
El estruendo de las risas inundaba el lugar. El público estaba entregado, enfervorecido por lo que llegaba a sus oídos. Los focos lo seguían sin perderle la pista y los jefes del recinto lo miraban con una amplia sonrisa de aprobación. Pese a que era su primera vez, todo estaba saliendo bien.
Se notaba claramente que estaban disfrutando. Las reacciones de los presentes era la mejor prueba de ello. La gente se deshacía entre vítores y aplausos y él, mientras tanto, flotaba en una nube guiada por el éxtasis del momento. Era real. Era su primera vez en un teatro. Su tiempo y trabajo empleado tenían por fin la recompensa que tanto había esperado. No lo pudo evitar, se emocionó. Pero no salió. Finalmente, aquella maldita lágrima no logró empañar el fabuloso monólogo que estaba ofreciendo. «¡Menos mal!», pensó aliviado Javi para sus adentros.
Javi siempre había sido muy risueño. Desde niño se deleitaba con chistes de todo tipo y con los monólogos del club de la comedia. Para él, reír era sinónimo de felicidad. Por eso, intentaba hacerlo en cada momento. Por eso, se sabía todos los chistes y bromas de memoria. Él disfrutaba con ellos y quería compartir esa incomparable euforia con los demás. Pero nunca lo contempló como opción profesional. Era inviable. Tenía que dedicarse a un trabajo de verdad.
Y es que para su familia sólo existían profesiones como abogado, ingeniero, arquitecto, médico, contable y oficinista. Nada más. Todas las demás no eran más que un pasatiempo o, mejor dicho, una pérdida de tiempo. Así lo aprendió Javi desde crío y así lo aplicó cuando le llegó la hora.
Con esa idea grabada a fuego en su memoria, Javi decidió estudiar empresariales para trabajar en una prestigiosa oficina. Y lo logró. Al poco de acabar sus estudios, le ofrecieron un puesto en una de las más importantes de Madrid y Javi aceptó sin rechistar. En ese momento, estaba tremendamente feliz. Una felicidad que iría apagándose poco a poco.
De esa manera, a medida que iba trabajando y que los años se sucedían en el mismo puesto, Javi se dio cuenta de que ese trabajo no le llenaba, de que ese trabajo no le gustaba en lo más mínimo. Obviamente, lo aceptó guiado por los consejos de sus familiares y amigos. Pero había que estar en “el campo de batalla” para comprobar lo que era estar día tras día lidiando con un jefe cabrón, día tras día anotando cuentas que no cuadraban, día tras día haciendo algo completamente insignificante, intrascendente… y mientras tanto veía cómo el tiempo pasaba, y mientras tanto veía cómo su vida se iba por la borda. Hasta que puso punto y final; su desasosiego interno acabaría en ese momento. Tenía que perseguir su sueño.
Se dirigió al despacho de su jefe con su dimisión en la mano, se la puso en la mesa, le indicó que la leyese con el dedo índice de su mano derecha y, conforme estaba leyéndola, salió de su despacho dando un portazo. El primer paso ya estaba dado. Ahora solo faltaba ponerse manos a la obra y dar forma a su ambición de toda la vida: ser monologuista.
Solo había que echar un vistazo a su historial de google para darse cuenta: libros de chistes, videos de monólogos en youtube, manuales de técnicas y recursos para monologuistas etc. Estaba obsesionado con hacer reír y ahora iba a empezar a hacerlo “en serio”. Obviamente, sabía que era casi como precipitarse al vacío, pero… «¿Y si tenía éxito? ¿Y si a la gente le gustaba?», pensaba mientras esbozaba su plan.
«¡Gratis, esa es la clave! ¡Así podré demostrar lo que valgo sin ninguna cortapisa!», pensó mientras una sonrisa inevitable brotaba de la comisura de sus labios. Ya estaba. Lo tenía. Sabía que de esa forma alguien le daría la oportunidad tarde o temprano, pero también sabía que ese era sólo el comienzo del plan. O lo que era lo mismo, que todavía le quedaba un montón de trabajo por hacer.
Escribió, reescribió, ensayó y representó…durante meses, día y noche sin parar un solo segundo. Lograr la calidad que tanto ansiaba era su único objetivo. Estaba completamente decidido a ello, pero, lamentablemente con el paso de los días, surgió lo inevitable: las dudas asolaron su saturada mente. Dudas que tenían que ver con su valía, con su nivel, con sus expectativas económicas. Dudas más que razonables, por otra parte. Pero en esos momentos, su mente solo albergaba la imagen de un niño pequeño sonriendo. Y fue ahí cuando lo entendió: su destino pasaba por hacer reír. Motivado por esa idea, consiguió preparar algunos textos y depurar la técnica hasta el punto en el que él se quedó satisfecho. Era el momento de debutar. Los bares de la zona lo esperaban.
Salvo los bares más pijos, los demás accedieron sin ofrecer resistencia. Tener monologuista gratis parecía un aliciente suficiente como para atraer clientela sin tener contraer ningún riesgo económico. Sin duda, un chollo. Javi lo sabía y, por ello, acordó varios “bolos” con ellos. Sin embargo, pasó algo que los gerentes no esperaban en absoluto, especialmente considerando que era un show gratis; la gente se estaba “partiendo la caja”.
Alentado por las positivas reacciones y tras haber ganado “tablas” en su nueva profesión durante un tiempo, Javi decidió que era hora de que le pagasen. Sabía que el nivel de reticencia subiría considerablemente, pero también estaba confiado por tener las referencias que tenía de los sitios en los que había estado: lo único que tenían que hacer era llamar a los otros bares donde había actuado. «¿Surtirá efecto?», pensó con una mueca de duda entre sus labios.
Los seis primeros meses no fueron nada fáciles: las actuaciones se acordaban con cuentagotas, mientras que su cuenta corriente se consumía peligrosa y vertiginosamente. De nuevo, como era de esperar, las dudas hicieron acto de presencia para torturarle. Dudas que, afortunadamente, perduraron poco tiempo en su mente por la paulatina reputación que estaba adquiriendo. La voz se estaba corriendo en el mundo de la restauración y una prueba indiscutible de ello era el crecimiento de número de “bolos” en tan solo unos meses. De uno cada tres meses a uno cada semana. Eso significaba, según sus cuentas, que ya podía cubrir gastos. «¡Por fin lo estoy consiguiendo!», pensó mientras esbozaba una sonrisa de autosatisfacción.
Y la sonrisa se mantendría. La solvencia económica empezaba a atisbarse y un indicador indiscutible de ello fue que, a finales del mismo año, un pequeño teatro independiente decidió dar cabida a su modesto show. No se lo podía creer cuando le llamaron. «¿Es este el primer paso hacía el éxito?», pensó ilusionado mientras se imaginaba su nueva vida.
Pero su sonrisa quedaría pronto truncada; no todo iba a ser perfecto. El contrapunto lo ponía su vida familiar. En concreto, su mujer; aunque era de esperar. Elisa, su novia de toda la vida y su mujer desde hace dos años, estaba harta. Ella se había enamorado de la anterior versión de Javi, la de oficinista aburrido con trabajo estable, y no de la nueva, la de comediante chiflado. Javi lo había notado. Desde que decidió dejar su trabajo y apostar por esa nueva aventura, su relación se había enfriado. Apenas se besaban, apenas se tocaban, apenas se veían. Y es que, con ese nuevo trabajo, Javi vagaba sin cesar de un lugar a otro, pasando inevitablemente menos tiempo con su mujer. Tan poco que su mujer se sentía como si no tuviese marido; tan poco que se sentía completamente desamparada con su hija de tres años…hasta que llegó el día previsible: su mujer quería el divorcio.
Volviendo de su primera aparición en el teatro y entusiasmado por la alegría que le confería el haber rendido a gran nivel, Javi entró en casa y se encontró en la mesilla del pasillo los papeles del divorcio. Sin demora, se aproximó a la cocina, donde estaba Elisa, y empezaron a discutir, intercambiando algunos improperios en el transcurso de la acalorada conversación. El resultado fue el imaginable: Javi aceptó a regañadientes el divorcio y, finalmente, asumió la culpa de que la relación se hubiera deteriorado de tal forma. Pero aún tenía que suceder algo que no esperaba: la burbuja del entretenimiento en la que estaba inmerso estaba a punto de estallar.
Sucedió. La demanda de divorcio lo obligaba a salir de su casa, buscar algún piso en alquiler, pagar la hipoteca del piso y pasar la manutención a su hija. Las cuentas no salían. Tocaba recular para conseguir su anterior puesto de trabajo…renunciando a sus aspiraciones, renunciando a todo lo que quería por conseguir dinero suficiente para subsistir, y, sobre todo, renunciando a su dignidad y orgullo. Así fue cómo se dio de bruces contra la realidad. Una cruda realidad que hizo que sus sueños volaran por los aires de la noche a la mañana.
*Todos los relatos son originales y no han pasado procesos de corrección.
TRINI SÁNCHEZ VILCHEZ
Existió un ser que me acompañó durante largo tiempo.
Mientras ella vivió.
Ella era mi compañera Chacha.
Hoy ha sido mi primer cumpleaños sin ella.
No encuentro palabras para expresar el vacío que siento.
Ella no está pero sigue viva dentro de mí.
Eramos cómplices sin reproches.
La mirada era su palabra, dulce, recriminatoria e incluso furioso.
Su pequeño rabito era una oda a la alegría.
Su negro y brillante pelo una caricia… y tantas y tantas cosas.
Mereció la pena compartir nuestro Amor.
Como escribió Neruda» Es tan corto el Amor y tan largo el olvido».
La acompañé hasta que partió.
De Ella aprendí el Amor incondicional.
Hoy más que nunca ella ha estado conmigo.
Te Quiero Chacha.
ANNETTE HAN
Esa persona que siempre a pasado por situaciones tristes, difíciles, historias como sentirse sola, que las amistades la dejen de lado completamente.
A pasado por momentos muy duros, como enamorarse y dar todo y más a una persona y llevarse la decepción más grande del mundo, todo lo que había prometido era la mentira más grande y se queda sola.
Le ha costado superado pero llega el momento en que decide decir adiós a esos daños y decicarse a sus aficiones, simplemente a lo que le gusta y no volver a pensar en pareja sobre todo, pero justo en ese momento conoce a alguien, alguien que empieza a darle cada día más, amistad, confianza, hasta que vuelve a confiar en que lo que nota es algo de cariño y amor y esa persona le corresponde.
Durante un tiempo se va frenando pero poco a poco toma la decisión de decir que si a dar todo y más a esa persona porque nota que el también se lo está dando.
Por más bien que se siente con él su miedo oculto a veces surge y se pregunta algo.
– Volveré a la realidad?
Esa realidad que ha vivido siempre, soledad, daño…
Pero quiere seguir adelante y esperar y desear que todo vaya bien.
LA XICUELA DE CORRIOL BENLLOCH
Simulando ser un poco más humano, Víctor vuelve a su realidad cotidiana. Sí, simulando. Porque nada tiene de humano lo que les hace a sus mascotas. Su vida cotidiana es muy aburrida y sin ningún aliciente, pero tiene a unos perros y gatos como mascotas a los que no trata nada bien. Les deja días sin comer. Sólo a pan y agua.
Ellos resisten, se les ha hecho la piel dura, y el corazón también. No resisten por ninguna motivación, tampoco. Resisten por resistir, por instinto de supervivencia, supongo. Y sus días también son lentos y monótonos.
Hasta que Víctor reacciona ante una nueva realidad. Ha aparecido en su vida Cristina, que mo permitirá más estas barbaridades. Cuidarán de sus animales, e incluso serán casa de acogida para otros. Espera que pasen unos setenta animales al año. Los propios animales han cambiado de carácter a mejor, incluso a mucho mejor. Cualquiera podía resistir poniendo buena cara. Esta semana Cristina se los lleva al bosque para que corran en libertad durante un par de horas y después regresen con las pilas cargadas.
LOLY BÁRCENA
Como todos los veranaos nos preparamos para pasar días en familia, es como un ritual, que empieza unos meses antes preparando las cosas que tenemos que llevar , lo que nos cabe en la maleta , lo que podríamos necesitar…………………
Todo para prepararnos para ese largo viaje que debemos emprender para disfrutar de 15 días de playa de sol de aire de mi cantábrico, la brisa de la orilla del mar, el salitre pegado en la piel………….recuerdos de la infancia que rememorar a cada paso que damos por la ciudad.
Todo preparado, las listas de los deseos que queremos cumplir, , los sueños que tenemos que rememorar y atesorar junto a los olores y colores que mi tierra me da para que pueda recargar mis baterías para todo el año.
Me imagino los castillos en la arena , estos tres cubiertos cada poro de su piel con esa arena fina que no incomoda pero te hace parecer una croqueta, ugh que ricas me recuerdo de las que me hacia mi madre , eses hechas de pollo, crujientes por fuera pero cremosas por dentro,,,,,, divinos recuerdos.
Y no nos olvidaremos de pasar por la orilla, salpicando sin querer a isabel que no puede ser más friolera, aunque luego sea más niña que los niños a la hora de meterse en el mar, saltar las olas, o esquivar algas, que a veces creo que piensan que son tiburones de lo que gritan cuando las ven.
Ese café, con aroma fuerte del torrefacto del norte, sentada en los paseos de piquio , viendo como nos pasa el mundo a nuestro alrededor como si el tiempo se parara, dándonos el respiro del que se lo merece por pasar por un año duro donde a veces me creo una guerrera más que una mujer.
Pero este año es diferente, llevamos todo en la maleta, pero creo que llevamos un polizonte, es uraño , no hace amigos , y su mayor deseo es amargar a los que le rodean.
Se monta en el coche junto a nosotros, e intentamos mitigar su influencia, con cantos y charradas infantiles, llevar dos niños de 8 y 5 años te ayuda a que tu cabeza se llene de colibríes, de aventuras de piratas y princesas, de risas de colores, de espejos limpios de alma pura de niño donde solo existe la libertad de las risas.
Nada me impedirá en este viaje para que no atesore recuerdos, nada hará que no disfrute del sol, de la lluvia, de mis hijos, de mi hermana, de mi marido ,,,,,,,,,,,,,,nada hará que se nuble mi corazón.
Guardare en pequeños botes, los aromas de la niñez, mi sopa de pollo, la leche hervida, el olor a las camas recién hechas, el aroma de su crema de manos, ,,,,,,,,,,,
Guardare en pequeños marcos, las imágenes de la niñez, el mar azul, el verde de las montañas, las nubes tocando la carretera, las vías del tren cortando la calle, su cara mirando por la ventana esperando nuestra llegada, el cine en la esquina de la calle, la tienda de pasteles de la calle mayor ……………
Tesoros que guardo vivos en mi para, como hago ahora contárselo a mis hijos, esperando que atesoren mis recuerdos, y en ellos germinen para que puedan florecer.
El viaje se hace corto, y lleno de vida, para llegar por fin a mi tierra, donde pueda recolectar partes de mi yo y reservarlos para cuando la paz se intenta marchar.
El polizonte gruñón reclama su momento, a pesar del dolor que me causa, no tenemos mas remedio que hacer le caso, le dejo salir de la maleta , con lágrimas de rabia , por la incomprensión , volvemos a la realidad, asumimos que ya nada será como lo recordado, que lo más probable que ella no nos recuerde , pero no dejaremos que ella no vea nuestra sonrisa .
La entrada a la residencia es silenciosa, por una parte siento un gran alivio por dejar a los niños en el parque , pero no me siento con energías para que se vengan conmigo, demasiados porqués , demasiadas preguntas que no puedo responder , nadie me las dio a mí , o si me las dieron no las entendí.
Odio esa gran sala donde esta , odio que no la peinen , odio que no le pinten las uñas de un rojo intenso, ese era su color, esa era su pasión.
Me enferma ese olor a hospital, que no es el suyo, ese no es , huele a neutro, aséptico, ella olía a perfume , a jabón de lagarto, a dulzor de leche .
La vuelta a la realidad es a veces una gran negrura, que te impide ver, oler, saciar tu piel de sus caricias, de sus preguntas, de sus deseos de ver a sus nietos, de no saber que te tiene delante de ella, dándole con ternura esa gelatina de fresa que tú sabes que a ella no le gustaba.
La vuelta a la realidad es una gran putada de la que nosotros no podemos escapar, pero que haríamos sin la vuelta a la realidad?
GABRIELA MOTTA
De repente todo cambia.
Ya no somos uno, ahora somos dos.
Él ya no está adentro, ahora está afuera
y todavía no lo puedes comprender
porque todo ha sido tan rápido.
Y todo cambia.
Tú ya no eres la misma, él tampoco.
Tu cuerpo está en constantes cambios y tú no entiendes nada, las hormonas se apoderan de ti y en un instante dejas de ser tú para convertirte en su mamá.
Y todo vuelve a cambia.
El amor brota en cada poro de tu piel y los miedos también.
Ya no somos uno, ahora somos dos.
Te sientes dolorida, agotada por esas horas infinitas de contracciones interminables, cansada por la fuerza de cada pujé, pero ya no importa porque él te necesita y tu sientes que no le puedes fallar.
Estás dolorida, mareada, confundida por la anestesia que aún permanece en tu cuerpo y ese dolor de la cesárea que te hace sentir fragmentada a la mitad, que no te permite respirar, moverte, reír con normalidad,
pero no importa, porque él está a tu lado.
Y de repente todo cambia.
Nadie te lo dijo, nadie te lo advierto,
en un minuto descubres el secreto que guardan todas las mamás del mundo
y te sientes confundida.
¿Cómo nadie te lo dijo antes? ¿Por qué no te lo hicieron saber?
Ellas vivieron esto y se lo guardaron…
y te lo cuestionas una y otra vez.
La lactancia no es el acto más sencillo del mundo.
El cansancio se apropia de tu cuerpo, sientes que ya no puedes más.
El sueño se apodera de tí y cuando quieres reposar, el bebé, ya despertó otra vez.
Y te vuelves a preguntar: ¿cómo nadie me lo dijo jamás?
Sabías que no ibas a poder dormir, pero no que sería literal.
El instinto no aflora, y te confundes, y no sabes como hacer y tienes miedo, y muchas dudas y todo en un instante se convierte en un caos.
Pero todo cambia.
Y te apoderas de la lactancia,
ya sea exclusiva o artificial, te adaptas.
Y descubres que es el momento más lindo y único que pueden vivir los dos.
Y ya no sientes sueño, porque dormir tres horas de corrido, pasan a equivaler a una noche completa.
Y entiendes porque nadie te lo dijo.
Pues ese amor que brota desde el día uno,
se hace más y más grande cada minuto
y todo deja de ser un sacrificio para convertirse en una sencilla y maravillosa rutina.
Y todo vuelve cambiar.
Y en un abrir y cerrar de ojos estás de vuelta a tu realidad, porque la vida es así.
Miras para atrás y comprendes que era necesario llorar, porque déjame decirte que lo harás.
Comprendes que la adaptación era un proceso fundamental y te adaptarás.
Comprendes, que nunca más tu vida será la misma de antes, y te alegrarás.
Comprendes que el sacrificio valió la pena
y lo volverás a intentar.
EMILY RUIZ
La poesía es una vuelta a la realidad
Tu pareja duerme
y le das vuelta para leerle
tu última creación.
Te acercas con tu poema,
le rozas las orejas,
haces que lo sienta.
Te mete una cachetada,
coge su almohada
y se cambia de cama.
FRANCISCO BALLESTER MONFORT
GRETA EN SICILIA (Acuatexto)
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En aquella vieja casa blanca de estilo mediterráneo, de tejados morunos, blanco inmaculado y umbrío porche de arcos tradicionales, Greta fue feliz aquel verano.
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Allí, en Sicilia, sesenta años antes a su bisabuelo Hans todos le llamaban el «Alemán loco». Aquellas gentes, no podían comprender que aquel hombre raro de pelo amarillo y piel bermeja edificara una casa en ese, perdido lugar del mediterráneo, en lo alto de la enorme, pelada y oscura montaña volcánica
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El viejo lo había hecho por su esposa Berta con los ahorros de toda la vida para que su enfermedad del pecho mejorara con el aire puro y cálido del mar Tirreno según recomendación de los médicos de su país. Pero el remedio llegó tarde. El bisabuelo Hans enviudó apenas habían acabado la casa y aún estaba húmedo el revocado de la cal.
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La guerra no dejó volver a Hamburgo al triste Hans, y aquel «Alemán loco» acabó allí consolando su soledad y su pena con, una morenaza siciliana de «armas tomar» que le hacía de ama de llaves que resultó ser la bisabuela de Greta.
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En la bella pero germánica Greta, su biznieta, el deber y el culto al trabajo bien hecho regían su vocación de enfermera y la música clásica y la lectura mandaban en su vida personal.
Sin embargo, aunque su aspecto no podía ser más nórdico, y su mente mas teutónicamente cuadrada , Greta debía llevar secretamente escondidos algunos genes sicilianos relacionados con la sensualidad que se llevó su abuela en su sangre al volver a Munich .
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Greta había venido ahora a su «Casita de Sicilia» a descansar y poner en orden los pensamientos sobre su vida sentimental, algo confusos, desde que el Dr.Gunter , un médico con el que trabajaba, le había propuesto inesperadamente matrimonio.
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Hacia el mediodía, Greta se aproximó algo inquieta a la barandilla de la terraza de piedra clara cuyo mirador sobresalía sobre el acantilado negro. Bajo su pequeño sombrero, la brisa térmica mecía sus cabellos rubios casi quemados por el sol y su bañador resaltaba el bronceado dorado de su piel.
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A trescientos metros de altura todo se veía minúsculo, excepto el mar en calma que ocupaba prácticamente el horizonte. San Telmo, el pueblecito del otro lado de la bahía cerca del cabo azulado era apenas un borrón blanco tras el perfil del Etna humeando en la lejanía y a sus pies, Grámola, que con su pequeña iglesia y su puerto pesquero, parecían solo una pequeña maqueta de juguete.
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La carretera que subía al Alto, estaba desierta. Sus doce kilómetros heridos por viejas señales oxidadas e ilegibles, yacían abandonados a los elementos desde que se construyó el tunel. Su trayecto en zigzag se aferraba a la pared del abismo con tanto desespero mediante giros en forma de lazos, que desde el mirador, Greta apenas podía ver mas que su última curva.
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El silencio y la paz del lugar, le permitían oír la vieja motocicleta de Giuliano, que con el escape roto, pedorraba rítmicamente con los esfuerzos en cada tramo del ascenso.
Al salir Giuliano de Grámola, aquel sonido apenas era un rumor. Luego, a medida que iba subiendo, se podía escuchar mas y mas fuerte cada vez, de modo que ella, podía casi adivinar por su intensidad cuanto le faltaba a Giuliano por llegar.
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Sí, Greta estaba inquieta y algo nerviosa. La última vez, desnuda en su tumbona, se había ido excitando tanto al par que aumentaba el sonido de la motocicleta, que cuando el hombre llegó, corrió hacia él con el sexo húmedo, y sin siquiera dejarle apagar la moto o quitarse el casco, lo besó mientras le desabrochaba la camisa, lo abrazó por dentro de la chaqueta de cuero y apretó sus pechos en su torso.
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Aquello, no fue un beso. Por lo menos no uno cualquiera…, durante cinco minutos, Greta le mordió con avidez sus labios salados raspándose con su barba de dos días y persiguió su lengua con sabor a tabaco negro. Giuliano, asombrado por aquel comportamiento tan poco mediterráneo en una mujer, tras un instante de duda le correspondió con pasión, pero Greta había notado su sorpresa tal vez, porque la primera sorprendida de su descontrol fue ella misma. Luego, el juego del cambio de papel tradicional de víctima y depredador, los mantuvo a ambos tan calientes como desorientados.
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Cuando lograron separarse de la moto y el hombre pudo quitarse el casco, Greta ni siquiera le dejó llegar hasta la fresca sombra de los arcos de porche, lo arrastró al suelo y allí sobre el enlosado de piedra clara, sin el menor asomo de pudor metió con fuerza la cabeza de Giuliano entre sus muslos. El hombre, comenzó a devorarle sin piedad mientras ella le tiraba con ambas manos del crespo pelo moreno aún áspero de la brisa marina y se arqueaba levantando su dorso del suelo y gritando enloquecida.
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Por fin, tras un éxtasis brutal, su cuerpo se relajó desfallecido sobre el piso caliente con la cabeza tirada a atrás , el cuello extendido hacia el cielo y jadeando ambos, permanecieron así quietos un rato.
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Poco a poco, cuando fue recuperando la energía, Greta miró con una sonrisa pícara de disculpa la cara de Giuliano que surgiendo de las rizadas profundidades, sonreía relamiéndose como un gato.
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No era amor. Lo de Greta y Giuliano, era solo sexo. Era una atracción salvaje y profunda que como ella decía no fue «Amor a primera vista», fue «Sexo y atracción animal a primera vista» que se aderezaba además con grandes dosis de complicidad, sentido del humor y una alocada irresponsabilidad ausente de cualquier rasgo de culpa.
Aquel había sido un verano de risas y sexo…sexo y risas… Ah y…. ! Pescado !, mucho pescado, el mejor pescado de la barca de Giuliano, que además le servía de excusa para subir a la casa del Alto dos veces por semana.
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A la Alemana, culta y preparada, le enternecía la rusticidad del pescador. Aún recuerda lo bello que le supo cuando Giuliano le dijo como la cosa más romántica del mundo, que su sexo olía a lubina fresca pero sabía al pulpo de las rocas. .
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Y… algo de razón debía tener porque desde que vio a Giuliano sudoroso en el muelle descargando su barca, a Greta le parecía tener entre sus piernas un pequeño pulpo desobediente que sin atender a llamada alguna de la razón, movía sus patitas con vida propia dispuesto, a enrollarse en su presa y no soltarla jamás.
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La tranquilidad solo llegaba al interior de Greta cuando al atardecer, volvía a oír sonido de la motocicleta de Giuliano alejarse poco a poco hacia abajo regresando a Grámola. Entonces Greta, cansada, relajada y satisfecha, miraba ausente el mar esperando la salida de la luna.
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¿Satisfecha?… !! Aún no había desaparecido el rumor de aquel destartalado motor, y su cuerpo ya estaba deseando volverlo a escuchar…!!
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No tengo empacho en decir que Greta decidió al final aceptar la proposición del Dr.Gunter. Y ahora, desde la húmeda niebla del norte, no se arrepentía de nada.
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Greta sabe ahora que hay algo indomable y misterioso dentro de su ser pero el futuro de una alemana siempre debe marcarlo la razón y «Lo que pasó en Sicilia debe quedar en Sicilia». !Si…!, en Sicilia… y en su memoria, escondido profundamente para siempre como «Secreto de mujer».
PEZ DE PECERA
Y de repente aparecí en una casa lujosa con unas ganas tremendas de delinquir. A ver, dejadme que os ponga en situación. Soy mujer de 40 años, madre, esposa y dentista. Acabo, como quien dice, de empezar saborear de nuevo algo de tiempo para mi. Si os he de ser sincera, no me veía capaz de invertir ese tiempo libre en esto o, bueno, puede que tal vez sí. Como decía, la casa era lujosa, tenía dos pisos y yo iba a delinquir. ¿El delito?, ni idea pero estaba dispuesta a hacerlo de eso no cabe duda. A mi lado, dos secuaces. Dos hombres nigerianos de torsos desnudos y bíceps despampanantes dispuestos a hacer en todo momento aquello que yo les mandara. Formábamos un gran equipo. Cuando estábamos a punto de realizar la infracción, me di cuenta de algo. Alguien nos observaba desde el dintel de la puerta.“¡Atrapadlo!” les dije alzando mi brazo de manera profesional. Los dos secuaces cogieron al testigo y lo amordazaron. Me acerqué lentamente para comprobar quien era esa persona que nos había pillado. Y cual fue mi sorpresa al ver que esa persona era la abuelita más desvalida y encantadora que os podáis imaginar. Nerviosa, sentí como todo el plan se iba al garete. Me puse a cavilar deprisa, no había tiempo. Por una parte me veía incapaz de hacer daño a esa abuelita pero, por otra, ella me había visto la cara y seguro que me podía reconocer. “¡Encerradla en el armario!” dije de nuevo alzando mi brazo. Y tal cual lo grité me desperté en mi cama empapada en sudor, con el brazo alzado. Busqué en la oscuridad y toqué el cuerpo de mi marido. Lo abracé buscando consuelo, eso siempre funciona.
Por la mañana me desperté pensando en lo absurdo del sueño. Me preparé el café no sin antes luchar con el depósito de las cápsulas que estaba lleno hasta los topes pero yo me negaba a vaciar. Cogí el móvil y cotilleé mi facebook. Pura rutina matutina. Me sorprendió una noticia que invadía las redes. Una abuelita había sido encontrada en un armario, amordazada, golpeada con tan crueldad que estaba en el hospital debatiéndose entre la vida y la muerte. Miles de lazos y frases de apoyo invadían las redes, la gente había cambiado su foto de perfil en muestra de solidaridad. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y de repente, cuando miré al salón vacío los vi. Los dos nigerianos de torsos desnudos y bíceps despampanantes estaban en mi salón. Uno tumbado en el sofá con los pies en la mesa y otro sentado con las piernas abiertas y manos entrecruzadas mirándome fijamente. “¿Pero que habéis hecho pedazo de bestias? Golpearla no era necesario.” les grité como una poseída. “La habéis cagado, pero muy muy cagado. A ver como cojones salimos de esta”. Los chicos me miraron sin articular palabra. “Bueno esto lo arreglo yo” les dije y me fui a trabajar simulando normalidad.
Por las calles sentía las miradas acusadoras. Miles de miradas que se me clavaban en la espalda despertando en mí un sentimiento de culpabilidad. Un sentimiento tan grande y profundo que era capaz de asfixiarme desde el interior. ¿Cómo podía haberlo hecho? Yo, madre de familia… ¿Y si la pobre abuelita moría? No, yo no podría vivir con ello… ¿Y si los nigerianos me delataban? No, por dios, eso no… ¡Mis niños!¡Me separarían de mis niños! ¿Y cómo coño había conocido yo a estos nigerianos? Espera un momento ¿Y desde cuando sé yo robar? No ves tonta que esto es un sueño. ¿Y si no lo es y me meten en la cárcel de por vida? ¡Despierta, joder! Esto es un sueño. ¿Y si no lo es? ¿Pero tú estas tonta? ¿Como coño no va ser un sueño? Yo no lo sé. Yo solo quiero.. Yo solo quiero volver a la realidad.
FLAVIO MURACA
La realidad es ese rudo puño golpeandote la cara dia tras dia, haciendote notar lo insignificante que eres en el universo, lo lamentable de tener que vivir toda tu puta vida sabiendo que nunca podras levantar la cabeza del piso porque en la mayoria de los casos somos hormigas labradoras a la orden de la reina, en un sistema donde te distraen con nimiedades ahogandote con fulgurantes imagenes de productos capitalistas que jamás vas a poder obtener con el misero sueldo que te pagan.
La incordiosa necesidad de aceptar la realidad es darse cuenta que hasta cuando te mueras vas a seguir pagando, volver a la realidad es darse cuenta que vivimos en una matrix, la realidad de la vida pasa por detenerse a ver un ocaso o una puesta de sol, tomarse un segundo para respirar profundo y filosofar sobre todas esas cosas que no tienen sentido, sobre las cosas que creemos ciertas pero no lo son.
Solo valoramos las cosas cuando estamos muriendo y ya es tarde.
REBECA FS
Be water, my friend
¡Feliz año nuevo! Empezamos de nuevo el curso.
Eso pasa en septiembre, pero es que entre octubre y noviembre, celebramos Hallowen, que ya no, el día de todos los santos, y entre diciembre y enero las vacaciones de Navidad, «año nuevo» y Reyes. En febrero carnavales y según los 40 días después de…( cachis, no me acuerdo, pero da igual, se googlea y se recuerda) se celebra la Semana Santa entre marzo y abril. En mayo el día de la madre ( «el día del padre se me pasó comentarlo, pero es en marzo»). Y en junio…¡ay madre! que se presentan de nuevo las vacaciones…
La realidad es que hoy está pasando algo. ¿ El qué ?
Pues que estoy ESCRIBIENDO ( así, «gritándolo», en mayúsculas y en gerundio) algo que no sé si pasará mañana.
Vaya usted a saber. Ya que mi realidad es ahora. Planificar está bien, pero mejor está el vivir cada día, recogiendo la siembra del ayer.
¿ Qué pasará, qué misterio habrá? ¡ Puede ser mi gran noche! Chan,charan, chan.
Dedicado a Raphael.
ROBERTO MORENO CALVO
31 de agosto.
Otro verano que se acaba. Un verano en el que hemos viajado a La Habana. Un viaje con Calypso en el que abrimos una puerta violeta y entramos en un campo de girasoles tan grandes que parecían ojos asombrados del color de nuestra piel.
Prometí llevarte a sitios dónde él no quiso ir, donde poder liberarnos de nuestras vestimentas y dormir sin pijama, como nos susurraba Sofia. Veladas de verano para dejar atrás todo lo malo y mover la cintura aunque choque con mi cultura.
A pesar de todo, he echado de menos una barbacoa. Y claro está, de nuevo me he enfadado con septiembre porque otro año más ha llegado sin avisar.
DAVID DURA MARÍN
Milagros era la madre de uno de mis mejores amigos.
Milagros era la amiga de los mejores amigos del ser humano.
Milagros era mucho más que un batin andante entre risas y fama de loca.
No faltaba a su ronda de tarde con su bolsa de comida , para aquellos perros y gatos con suerte de tenerla como vecina.
Suerte la mía de poder aprender de sus valores , cosa que con el tiempo ha llegado a obsesionarme .
La última vez que disfruté de su compañía , era el entierro de mi más preciado ser , mi abuela.
Dimos un paseo por el cementerio alimentando a todo gato saliente, y créanme que no hay mejor refugio para un ser nocturno , que donde allí descansan las almas.
Éstas vacaciones , tocaba Asturias ..
Pueblo con final de carretera,
al amparo de montañas y una niebla presente a éso de las siete de la tarde.
Por censo , los dedos de una mano.
Desde el primer día, pude observar que me encontraba en el paraíso o infierno , según los ojos que miren.
Lo que uno toma por afición acaba en obsesión, al menos en mi caso.
Sin ser un gran flautista , llegué a tener un ejército de músicos .
Melodía en cada ración de comida que a cada animal que en el pueblo yacía.
Y muchos eran …
Y muchas eran , las miradas para tan pocos habitantes.
Logré un montón de nombres, Blanquita , lobito , Pelocho, y la líder de la zona, una mastina blanca como la nieve que supongo cubrirá llegado el invierno.
A las gallinas , gatos y vacas no quise bautizarlos en nombre por su parecido.
El loco llega a ser práctico , no imbécil.
Ya de vuelta en casa , noto que me falta el aire , tejados donde lanzar comida y solo alcanzo a encender la ventana .
En las noticias sale una playa llena de fotógrafos en traje de baño.
Una embarcación ha llegado a sus aguas.
Mi vista queda nublada recordando las tardes de aquél pueblo..
Así es, son las siete.
No paro de pensar en si estarán bien aquellos entrañables vecinos.
En si le valdrá de algo el collar de pinchos a Pelocho entre tanto lobo.
Imagino mi cielo y es melodía para mi cabeza.
Pero por más que imagino, no veo a Milagros en él…
Lo tomo como buena señal, no pasan hambre mis amigos y ésta buena señora tendrá otros quehaceres..
LUCIDECES ROMUALDO RAMÍREZ
Recurrente
Es recurrente.
Ya me pasaba con Rocky.
Ahora me pasa con Tulsa
y otras veces con Fargo.
Pero siempre me pasa.
Por ejemplo
con Denver
que solo tiene
un añito
ya me ha pasado
un par de veces.
Incluso con Douglas,
pero me importa menos
porque es el gato
más tonto
que he conocido
en mi vida
y eso que una amiga
me lo trajo a casa
para que le salvará
de una muerte segura.
El caso es que siempre
se me caen
de la ventana
al vacío
y yo vivo
en un quinto.
A veces
me asomo.
otras veces
directamente
me visto deprisa
antes de
bajar a la calle
corriendo
porque me gusta
estar en calzoncillos
en casa.
Me maldigo
por perder
tan valiosos segundos
por culpa
de tener
esa fea costumbre.
A veces
los encuentro muertos,
otras veces vivos…
pero imagino
que reventados
por dentro.
En ese momento
no me importa
despertar
– aunque sobresaltado-
y volver a la realidad
y descubrir
que solo
ha sido un sueño
Un sueño recurrente.
Sí.
Pero solo un sueño.
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0,25 Porras
0,25 Pez
0,25 Flavio
0,25 Gabriella
Rebeca la ecuánime … Yo me la jugaré a uno, pero votaré más adelante. Gracias por mi 0.25
Si es que «no pueeeeedor» elegir «the best» porque «the best» son tos!!!
Ji, ji, ji…(risa maléfica que cambia a risa «¿me estoy riendo solo yo?» : ^( )
próstata: algún día daré el punto entero, pero eso será algún día. 😛
De «nada», Pez. 🙂
Voto a Porras
Mi voto para Porras
Roberto!