Mujeres: escándalo y pecado

Juan Verde Asorey, filósofo, etimólogo y autor de Sabor y Saber, nos habla hoy del origen de varios términos relacionados: escándalo, pecado, mujer…:


Escándalo

La palabra “escándalo” proviene del griego ‘skándalon‘ (trampa u obstáculo que se ha de saltar para no caer). Originariamente se utilizaba para referirse a las rocas marinas disimuladas por el agua que destrozan las embarcaciones o impidían la marcha. La moral religiosa cristiana la metaforizó, dándole el significado de “piedras donde se tiende a tropezar”, por incitación de las ‘malas’ conductas de otros, debido al atractivo de lo pecaminoso.

Deriva de la raíz indoeuropea ‘skand-‘ (trepar, brincar), y el verbo latino scando (escalar), de modo que guarda relación con escalera, condescendencia, ascender, e incluso trascendencia.

Y hablando de escaleras, de tropiezos y de pecados, llegamos a la etimología del bien y del mal, de lo óptimo y lo pésimo (extremos opuestos):

El bien y el mal

Desde lo peor hasta lo mejor hay seis escalones, pero se suelen obviar los cuatro intermedios.

‘Pésimo’ proviene de la raíz ‘ped-’ (pie) y se relaciona con la imagen resultante de la forma de andar. Cuando se anda mal se puede ‘tropezar’, y esto se expresa con la palabra ‘pedyos’ (‘pejor’, peor); pero el que no solamente tropieza, sino que incluso se cae es ‘pedsamo’ (‘pessimus’), anda mal en grado sumo (el que peor anda de todos).

Óptimo’, en cambio, deriva del indoeuropeo ‘op-’ (trabajar, producir), que se representa por la imagen del que, con esfuerzo y preparación, se termina por lograr lo que se busca. Por eso se asocia con palabras tales como, ‘opus’ (obra), ‘ops’ (poder, riqueza), ‘omnis’ (todo, abundante), y ‘optimus’ (excelente, ‘el más rico’). ‘Óptimo’ es el que más tiene. ‘Pésimo’ el que peor anda.

La concepción del bien y el mal que se tenía entonces se resumía en “Si eres bueno, irás al cielo”. Es genial poder prometer lo que deberá pagar otro y, además, nunca se podrá comprobar si lo hace, porque será en la otra vida. Lo más fantástico es que la gente lo cree, y de tal forma que modifica su conducta en función de ello. Por otra parte, como siempre, ser ‘bueno’ es hacer lo que dice el que ‘manda’ (el rico, el mago, el sabio, el revelado, el iluminado, el elegido, el designado; siempre al margen del común pensar de los demás seres humanos: los torpes, los malos, los relegados, los salvandos, los candidatos a réprobos). ¡Qué cosas!

Pecado

Pero volvamos al tema del pecado… El verbo latino ‘pecco’ (pecar, delinquir, no cumplir con el deber) proviene de ‘pecusoris’ o ‘pecusudis’ (ganado, bestia, bruto, animal, ovejas). Pecar equivale a ‘pecudum modo agere’ (comportarse como las bestias). Después, la religión cristiana se apropió de la palabra para significar el incumplimiento de la voluntad de Dios. Es decir, sus mandamientos, o sea, los de la Iglesia y su teología biblicodogmática.

Mujer

En teología bíblica es proverbial la afición de Dios de culpar a la mujer de casi todos los males. No en vano el Divino Hacedor se olvidó de su creación hasta que se dio cuenta del error: “No está bien que el hombre esté solo”; o sea que ni Él lo hace todo bien, tiene despistes. En EL PAÍS del 3-9-10, Juan G. Bedoya escribió un artículo titulado Ella como pecado. Entre otras cosas muy interesantes, hace referencia a la etimología de la palabra ‘mujer’. “El nombre femina proviene de fides (fe) y minus (menos), luego femina significa la que tiene menos fe”.

Quizás se debería traducir como ‘la menos fiable’, la que no merece confianza. En cualquier caso, parece que esa no es la etimología más probablemente correcta. Acierta en la apreciación históricamente negativa hacia la mujer por parte del varón; pero quizás este se ha fijado más en otras funciones y objetivos que en la cuestión de la ‘fe’. Según parece, del indoeuropeo ‘dhei(i)-’ (chupar, amamantar) deriva el griego ‘zélys’ (pezón). De ahí proviene ‘fémina’ (fetus, fecundus, fenum-heno-, filius y felix).

Como se ve, la función de la mujer es criar, amamantar y producir placer (félix). La Teología hebrea ha elevado el dolor a categoría de virtud; y ha convertido también el placer en pecado, al menos en la Iglesia cristiana. De ahí la obsesiva relación entre la mujer y el pecado por parte de la religión hebreo-judeo-cristiana. Eva introdujo el mal en el mundo, confabulándose con el Diablo, del que la humanidad no ha sido capaz de liberarse ni siquiera con la muerte del mismo Dios (Hijo). Otro fracaso divino.

Roma locuta, causa finita

Curiosamente los términos pecado, ‘pecunia’, peculio, ‘pécora’… Pécora es oveja, y la «mala pécora» se refiriría a la oveja descarriada…).

Los romanos criticaban las conductas que se asemejaban a las animales, llamándolas ‘peccatum’ (pecado, falta, ofensa, delito). Los cristianos se apropiaron del término, pero ahora el ‘pecado’ ya significa no cumplir la voluntad de Dios. Esta siempre era interpretada por las ‘autoridades’ de la Iglesia (‘doctores tiene la Iglesia’, se decía-dice).

Roma locuta, causa finita es una locución latina que significa: Roma ha hablado, el caso está cerrado. Se usa para indicar que un determinado asunto ha sido zanjado por alguien que tiene una autoridad inapelable.​ Que no hay más debate posible sobre ello. Así actúan ellos.

 

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