Hace unos días leí una noticia a propósito de un estudio que se ha hecho sobre las coletillas del lenguaje y parece ser que la coletilla que más molesta a los españoles es «¿me entiendes?», porque se interpreta por lo general con el significado implícito de que el emisor está suponiendo que su interlocuctor es idiota y que tal vez no se esté enterando del mensaje por ese motivo.
No me sorprendió demasiado, porque es cierto que en general la gente no practica la Comunicación No Violenta.
La CNV es un modelo que desarrolló el psicólogo Marshall Rosenberg para mejorar la efectividad de la comunicación entre las personas. Este modelo insiste en la importancia de expresarse de manera objetiva, evitando etiquetas, acusaciones, juicios de valor, etc. para mejorar así la receptividad de la otra parte y evitar su actitud defensiva.
No se trata de una técnica de comunicación sin más, sino más bien de una reeducación, de un cambio de paradigma hacia una nueva forma de relacionarse y de aceptarnos a nosotros mismos y a los demás.
El modelo consiste en 4 pasos:
1. Plantear observaciones objetivas: Las valoraciones son discutibles pero las observaciones no. Por tanto, son el primer punto de encuentro de donde partir para resolver un conflicto. Por ejemplo: «No has ido a hacer este recado y mañana acaba el plazo«, en lugar de «¿Por qué siempre haces lo que te da la gana?«. Si decimos esto último, probablemente no lleguemos a comunicarnos sino a establecer dos monólogos paralelos en una espiral de indignación. Sobre todo, evita decir «Me has hecho ________«, «Me siento mal por tu culpa» y cosas semejantes.
2. Plantear los sentimientos que te provocan esos hechos objetivos, sin juzgar: Por ejemplo, «Eso me preocupa«.
3. Plantear la necesidad que pone de manifiesto ese sentimiento: «Necesito que este asunto esté resuelto porque si no…«. Esta necesidad no tiene por qué ser algo material. Puede ser necesidad de comprensión, de apoyo, de compañía, de confianza, etc. Normalmente, esas necesidades pueden ser satisfechas de muchas maneras, en las que el otro estará de acuerdo si manejamos la situación con asertividad y sin ataques.
4. Plantear una manera de resolver esa necesidad: Una discusión tradicional suele empezar por este punto obviando los anteriores, por lo que se entra directamente a discutir cuál es la estrategia para resolver la necesidad del punto 3 en un clima de crispación. Si se ha conducido la situación medianamente bien, se puede plantear claramente una petición que resuelva esa necesidad. Plantear, no imponer, ni insinuar porque pensemos que es obvio, ni echar en cara con frases del tipo «¿Tú qué crees?«. Por ejemplo: «Puesto que mañana hay que ir sin falta, ¿te parece bien si vas tú mientras yo hago ____________?«. Dale opción a la otra persona a que manifieste su opinión (que será más proclive a aceptar la opción que se le plantea cuanto menos impuesta sea).
El esquema completo de los cuatro pasos (adaptable a cada situación según el contexto, el registro más formal o informal,etc.) sería el siguiente:
1- Veo que __________.2- Y eso me hace sentir / te hace sentir ___________.3- Porque necesito /necesitas ____________.4- ¿Te parecería bien si _____________?
Este mismo esquema se puede utilizar como monólogo interno para esclarecer nuestros propios sentimientos y necesidades.
La CNV es usada por mediadores y terapeutas en sus sesiones, ya que discutir con una persona que está enfadada no tiene sentido. Primero hay que escuchar sin juzgar para entender sus necesidades y buscar soluciones que beneficien a todos.