Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema “inoportuno”. Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 3 de septiembre! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).
POR FAVOR, SOLO VOTOS REALES, SOLO SE GANA EL RECONOCIMIENTO, CUANDO ES REAL.
* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.
MARI CRUZ ESTEVAN APARICIO
La puerta de la habitación no tenía cerrojo. La alcoba matrimonial es sagrada. Así se lo habíamos hecho ver a nuestros hijos. Poro cuando uno tiene 10 años y, la toalla de ir a la piscina sin saber el porqué te la dejaste en el lugar donde tus padres hacen la siesta…
Inoportuno fue el momento más con esa edad se supone un chico ya sabe lo que es amor de pareja
BENEDICTO PALACIOS SÁNCHEZ
Querida Edwige.
Un día que te dominaba la tristeza, te invité a visitar el Museo del Prado, porque de estudiante hiciste tus pinitos en dibujo. Aún conservo varios. Recorrimos algunas salas y tú te detuviste para contemplar el Juicio de Paris del pintor Rubens. Nos sentamos en una banqueta —entonces las había— y tanto te entusiasmaron aquellos cuerpos de mujer, tan natural era su expresión y había tanta hermosura que relajados y contemplativos nos cogió la hora del cierre.
Las tres mujeres del cuadro, Minerva, Venus y Juno, son bellas y Paris tiene que elegir a la más bella de las tres.
—Dime ¿con cual de las tres te quedarías? —Me preguntaste.
—Con ninguna. Contigo solamente.
Te levantaste de la banqueta y me comiste la boca a besos.
Volvimos al examen de aquellas bellezas, pero el cuadro parecía interesarte menos. Ahora me incluías en tu mirada.
—¿Por qué me miras? ¿No es el cuadro de Rubens el exclusivo objeto de observación?
—Me gustaría hacer un dibujo y colocarte a ti en el lugar de Paris—. Contestaste.
Emocionado cogí tu cara entre mis manos y te di un beso que resonó en la sala. Un cuidador vino hacia nosotros y nos amonestó.
—Pues yo le hubiera pedido a Rubens que te incluyera en el cuadro. Paris no hubiera tenido problemas para elegir. Tú eres más bonita que ninguna de las tres.
Se estaban apagando las luces. Nadie en la sala. Nos levantamos y de manera espontánea te colgaste de mi cuello y me rodeaste con tus piernas. El cuidador como nada tenía qué hacer estaba pendiente de nosotros y venía dispuesto a reprendernos.
—Oiga, señor —le dije— ¿No hay docenas de cuadros con escenas parecidas? Es normal que las queramos copiar ¿Usted no haría lo mismo, no ha besado aquí a ninguna mujer?
El cuidador se sonrió.
—Oh, sí, claro. Perseguí a una joven por estas salas y le robé la falda. Poseía un cuerpo parecido al de las diosas.
—¿Entonces?
—Ya. Si es que me lo dice mi mujer: ¡Zequiel, hombre, no seas inoportuno, deja que la gente se bese!
TALI ROSU
MARGA VILLEGAS
Inoportuno fue el amor que se colo entre el tuyo y el mío.
Ese que te hizo olvidar los amaneceres compartidos y las noches de confesiones.
Inoportunas sus llamadas que te robaban la paz y arañaban el tiempo cada vez más escaso que me dedicabas.
Inoportuno su perfume entrelazandose con el mío entre el tejido de tu camisa y tu piel.
Inoportunos sus besos que sustituian mi carmín por el suyo.
Inoportuno tu adiós….. Tan inoportuno cómo necesario.
SERGIO SANTIAGO MONREAL
Para Amorcino la pandemia acaecida surgió en el peor momento. Cinco días después de decretarse el estado de alarma sanitaria en su país, su hijo enfermó , con una otitis.
Y su hija también.
Amorcino tuvo que hacer frente al cuidado de ambos y aparcar su vida profesional. Ya que Amorina llevaba poco tiempo trabajando y debía tener más flexibilidad pues en su trabajo la mitad de sus compis enfermaron también…
Amorcino tras una gran inversión en un par de vehículos para fines laborales pese a no gustarle conducir cumplió su cometido y cuido de sus vástagos cómo sólo él sabía hacer. Pues cuando Amorcino daba lo mejor de su ser sólo podía ser superado por él mismo.
Pero con el cuidado de sus vástagos enfermos, él también enfermó y el confinamiento hacia que carecieran de vitamina «D».
Tras cerca de tres meses haciendo las veces de profesor, ya que el colegio de su vástago mayor había sido cerrado a cal y canto, de amo de casa, cocinero y sobre todo progenitor con la responsabilidad civil que conlleva…recibieron una maravillosa noticia.
Pese al infortunio y lo inoportuno de lo contado hasta ahora… Amorina tras siete años encontrando trabajos mal remunerados, a tiempo parcial, ect, por fin encontró estabilidad laboral.
Amorcino volvió a su trabajo con la seguridad y tranquilidad de que su familia ya no sólo dependía de su sueldo para poder vivir…
Amorcino, Amorina, Amorcinito y Amorinita eran el vínculo familiar perfecto, en el que se ayudaban y salían adelante pese a las dificultades del día a día. Éste vínculo familiar tenía lo más importante para salir adelante: «Amor».
NEUS SINTES
Sara se sentía la mujer más feliz de la vida. Su novio Steven le había pedido matrimonio. Llevaban dos años saliendo y ambos estaban completamente enamorados y preparados para dar el siguiente paso; convertirse en marido y mujer.
Aún recuerda como y donde fue donde le propuso matrimonio. Se encontraban cenando en uno de esos restaurantes lujosos en los que pocas veces frecuentaban, pero que de vez en cuando se permitían ese “capricho”.
-Sara, ¿Deseas casarte conmigo? – le preguntó Steven – mientras se arrodillaba para ofrecerle el anillo de compromiso.
-¡Oh! – Claro que sí. Sí, quiero – exclamó Sara ante la sorpresa.
A partir de entonces su mundo se convirtió en un mundo de fantasía e ilusiones. Estaba tan entusiasmada que aún le parecía un sueño.
Tenían 12 meses por delante para organizar todos los preparativos.
-Steven, había pensado en que sería bonito escoger una ceremonia en la playa – allí es donde nos conocimos. – ¿Que te parece? – le preguntó Sara
-Me parece una estupendo lugar. Además ahorraremos en el presupuesto. – añadió.
Ya tenían fecha y lugar para la celebración nupcial. Sara se encontraba algo ya mas tranquila a sabiendas de que el día lo tenían reservado. Pero aún quedaban otros detalles por hacer. Encontrar un catering, el fotógrafo y hacer las invitaciones para los invitados y lo más importante buscar un vestido de novia.
Los días iban transcurriendo algunos mas llevaderos que otros. Por momentos Sara empezó a sentir sensaciones , no sabía si por los nervios o qué, pero empezó a sentirse algo preocupada. Steven se excusaba que tenía mucho trabajo y no podía ayudarla en los preparativo.
-Cariño, sé que tienes mucho trabajo – le dijo Sara.
-Entonces, lo entenderás. Sara, encárgate tú de gestionarlo.
-Steven, encantada lo haré. Pero ten presente que yo también necesito descansar. Preparar una boda no es cosas de uno, sino de dos. – le recriminó.
Los meses fueron pasando y en cuánto a Steven, Sara sólo recordaba haberla ayudado a repartir las invitaciones y poco más.
Empezó a tener dudas acerca si realmente la quería y el cambio tan repentino después de haberle pedido matrimonio. Pero las dudas fueron aumentando acerca del amor que realmente tenía Steven hacía Sara. Y del porqué el dar el siguiente paso si realmente Steven estaba se encontraba más distante, más ausente…Las largas reuniones de trabajo empezaron a ser una sospecha. Viajes de fin de semana. Reuniones que se alargan hasta entrada la noche. Steven agotado. Sin ganas de nada.
Pensó en la tarta en todas las invitaciones entregadas. En los familiares y las felicitaciones, besos y abrazos que recibieron calurosamente por parte de sus mas cercanos.
Para finalizar, a la mañana siguiente fue directo a la tienda, para escoger el vestido de novia. Sara desde el primer momento tenía claro cómo lo quería. Sara, sencilla por naturaleza, escogió el vestido de novia más sencillo y el que le favorecía más en su forma de ser.
-Sería buena idea celebrar una fiesta con nuestros amigos y compañeros – propuso Steven – en honor a nuestro compromiso.
-Sí, parece buena idea. – le dijo Sara – Pensó para sí que a pesar de todo tal vez fueran dudas sin importancia – o eso creía.
En la fiesta Steven presenta a una íntima amiga del pasado. Con la que actualmente mantiene una amistad de amigos.
-Sara te presento a Mónica – una amiga.
-Encantada y felicidades – a los dos. – felicitó.
-Gracias. Bienvenida a la fiesta. – le contestó Sara.
Sara no era una mujer celosa, pero detectó en el tono de voz de Mónica que no era únicamente amiga de Steven. Aunque prefirió guardarse sus dudas y ver si realmente sus sospechas se confirmaban o simplemente eran fruto de su imaginación.
La fiesta dura hasta altas de noche, donde en un momento dado llega a desmadrarse. Entre Steven y Mónica nuevos sentimientos surgen de nuevo y un romance empieza a surgir entre ellos dos. A escondida de los ojos de los demás y sobre todo de Sara, cuya mujer es con quien se tiene que casar.
Mientras Steven y Mónica se aman a escondidas. Sara por otro lado, cuenta los días que faltan para la boda, la cuenta atrás había empezado. Y tras ver de nuevo a Steven ausente, sin cambios, teme lo peor.
Una noche el sonido del móvil de Steven, anunciaba un mensaje. Sara, aun despierta sin poder conciliar el sueño hace lo que nunca hubiera hecho en el caso de no desconfiar – Coge el teléfono de Steven y lee el mensaje.
-Mónica – la mujer que había estado en la fiesta y que había reconocido a Steven. La que tenia entendido que era una vieja amiga del pasado. Sara descubre sus sospechas: lee el mensaje cargado de erotismo y seducción donde quedaban para salir; de nuevo.
Descubre la verdad. El que supuestamente va a ser su futuro esposo la esta traicionando con otra mujer. Aunque Sara decide llegar hasta el final. Tiene un plan. Apenas cinco días de la boda, Sara planea un plan.
Llega el día de la boda. Todos los presentes se congregan en la ceremonia nupcial; en la playa. Había sido un día soleado, hasta que poco a poco el sol iba dejando paso a unas nubes curiosas; espectadoras de la boda desde lo alto del cielo.
Un galante Steven esperaba ansioso a la novia, con su traje de Armani y peinando engominado hacía atrás. Mientras, su mirada se dirigía a los demás; sentados en sus respectivas sillas en las cuales desvió la mirada hacia una de ellas en especial – la que que sentada con un vestido rojo, se hallaba Mónica.
Una música nupcial empezó a anunciar la llegada de la novia. Sara con un hermoso y elegante vestido blanco se dirigía a paso lento, dejando verse radiante y hermosa. El vestido no era de cola larga, para que fuera más cómodo al caminar.. Destacaba por su diseño de corales, desprovista de velo iba dejando ver sus cabellos largos con un trenzado alrededor.
Cuando llegó hasta Steven, éste no pudo más que susurrarlo lo hermosa que se encontraba. – Sara asintió –
La ceremonia empezó y el sacerdote empezó a recitar lo que tenía que decir, hasta que llegó el momento culminante, el momento en que iba a convertirlos en marido y mujer
-Por el compromiso que se me otorga – Prosiguió – Steven, ¿Deseas a esta mujer como tu esposa para el resto de tu vida, en la salud y en la enfermedad?
-Sí, quiero – pronunció Steven.
-Por el compromiso que se me otorga – Prosiguió – Sara, ¿Deseas a esta hombre como tu esposo para el resto de tu vida, en la salud y en la enfermedad?
-No, No quiero – pronunció Sara.
Todo el mundo quedó atónito, sin palabras. Las nubes hicieron su reaparición al oír las palabras de la novia.
-No quiero estar con un hombre que me es infiel – señalando a Mónica. Prefiero mi libertad. – Steven, este anillo no me pertenece – le reprochó con una mirada fría y distante.
Sara sale corriendo de la playa, quitandose un peso de encima y dejando en ridículo a Steven, decaído y solo. – Mónica se levanta y con una mano se despide de él. Una sensación de libertad reina sobre ella mientras las nubes dan paso a una pequeñas gotas de lluvia que hace que los invitados salgan de la playa. A Sara no le importaba si estaba lloviendo o no – es más lo agradecía. Giró en torno a sí misma para agradecer una libertad que le hubiera sido privada, a la que un marido le hubiera sido infiel…
¡De cuántas cosas se había liberado!
CURRO BLANCO
La mirada.
Mírame inoportunamente,pero mírame.Enrèdame el alma con tus ojos sonrientes,esquivos y juguetones.
Mírame.Que lo inoportuno se transforme.Que tu mirada huidiza encuentre la simetría de mi deseo y pongamos orden en nuestras pasiones.
Mírame una vez más.Que tus ojos me hablan de anhelos….Inoportunamente….
EMILIANO HEREDIA JURADO
ALGÚN DÍA.
Sabes.
Tu y yo lo sabemos.
Aunque no te interese reconocer que lo sabes.
Pero, lo se.
Con la misma certeza de la venida del anochecer cuando veo el sol sumergirse en el infinito mar del horizonte.
Será inevitable.
Porque, ¿Quieres que te diga una cosa?.
Nos damos cuenta del paso del tiempo cuando, nos asomamos al precipicio del pasado, y cuando más profundo, mas abisal lo contemplamos, nos serpentea por todo nuestro ser, ese sudor frío que da el contemplar todo lo vivido.
Supongo.
Que, estarás igual de delgado. Esa delgadez esculpida por el cincel de tus nervios.
No sé.
Si, el haber dejado de fumar hace tiempo (aunque no me lo dijiste, me enteré), habrá alimentado ese estado continuo de nerviosismo.
O, tal vez, tu estado de ánimo (el que yo recuerdo), era el fruto de la unión entre tus nervios y la incomodidad que siempre demostrabas.
Incomodidad contigo mismo.
Incomodidad con todo.
Siempre has sido, como dice el dicho, culo de mal asiento.
O no.
Tal vez, has sido siempre valiente y, no te has conformado con la zona de confort que la vida te ha ido ofreciendo.
Siempre has sido nómada en tu vida.
Y ahora, espero que, ese inmenso océano que ahora contemplas, te halla anclado, que no varado.
A veces, los recuerdos que aún conservo de tí, me duelen como puntadas en el bastidor de mi corazón, bordando las imágenes que que me retrotraen a los años que aún estábamos juntos.
Aunque nuestra relación, era escasa, seguro que insuficiente, pero siempre he estado ahí y hoy también aunque tú lo sepas pero no lo quieres reconocer.
Las palabras que se quedan por decir, se amontonan en la leñera de nuestra mente.
Y, cuando se echan a la chimenea del reencuentro, sólo provocan una hoguera descontrolada que solo provoca frío y cenizas.
Me acuerdo de, cuando éramos pequeños, de las veces que jugábamos juntos aunque fueran las menos de las veces y las más de las veces, las peleas.
El tiempo nos fuė regando y éramos dos ramas que cada vez más se iban separando.
Dos ramas divergentes.
Hasta perdernos de vista.
Volverte a ver, no será inoportuno.
Volverte a ver, será necesario.
Ojalá el reencuentro, sea una aguja que, con el hilo de las palabras, aunque sean excasas, cosa ésta herida tanto tiempo abierta.
Tu no quieres creer y tal vez querer que no existo.
Pero yo sé que existes.
Y volverte a ver, no será una situación inoportuna.
¿Cuantos años?
Hermano.
RAQUEL LÓPEZ
Mi mundo imaginario me hacia ver un futuro no muy lejano, en el que nada tenía sentido, frío y oscuro..
Me asomaba a la ventanilla del tren, un tren que no llegaba a ninguna parte, sin destino. Se iban sucediendo las estaciones y nunca tenía un final, pero daba igual, no me importaba lo más mínimo, tan solo quería estar sola y tampoco me importaba llegar..
Estaba lleno de personas extrañas, apenas atisbaba a ver sus caras, las veía borrosas, por un instante, quise echar a correr y no podía, mis pasos eran lentos. Ellos murmura Ban con un idioma diferente al mío, inentendible.
Un muchacho atractivo, que no dejaba de mirarme se acercó y me agarró la mano, a él si le podía ver el rostro, en un amago para intentar soltarme, temblando, intente decirle lo molesta que estaba con ese gesto, él, no era nadie, pero las palabras no me salían de la boca.. me atrajo hacia sí.. y me besó..
Estaba desconcertada, creo que atravesamos un túnel porque dislumbre una luz al final que me cegaba, en ese momento, escuché un sonido que me resultaba familiar, me hizo recuperar la noción, estire un brazo, como por instinto y el sonido dejó de sonar….
Empecé a comprender lo que me había sucedido, tan solo fue un sueño que finalizó al sonar el inoportuno despertador….
ZOE EMM TEXIS
Todos estos pensamientos me absorben, Todos y cada uno de ellos, ¿Por que de nuevo? ¿Por que esta confusión?.
Ya se que en algún momento atrás, Le implore al universo que me enviará un amor, que me brindase toda su atención, ¡Vaya! cuando aún creía en lo hermoso en lo tradicional…
¿Por que ahora? ¿Por que esta vez que he logrado reconocerme?
Es que Yo admiró mucho la Fortaleza, interés y valentía que tiene Alex de Querer conocerme, de querer tratarme, de querer aterrizarme,
Solo que…
Como hacerle comprender que Ahora mismo Yo estoy en otra etapa, que lamentablemente las historias de amor, me destrozaron tanto el corazón, que lo que ahora importa es reconstruirlo con dedicación, comprensión y amor propio.
Qué el único amor que me llama ahora es ¡El Sol!, ¡La pradera! la comunicación con mi interior..
¡Que no hay nada que haga latir tan fuerte mi corazón como el Amanecer, el atardecer! …
Qué busco, coleccionar instantes interesantes en mi explorar, En mi andar.
Qué en mi caminar poco a poco encuentre mas motivos para volar, volar y poderme Proyectar.
Estoy, segura, No debo, ni puedo batallar más no puedo fingir esperanzas,¡Ya sé! Me lo repito una y otra vez…
¡Ya se! Estoy Consciente, que quise un amor, pero no deseo que sea fugaz, y se que ahora estoy en otro camino en el que buscaré ir siempre firme, o al menos de pie.
Que Lindo Amor del espacio pero que inoportuno momento de enviarme a este ser tan hermoso que seguro buenas virtudes ha de poseer.
No lo negaré, tengo, miedo, tengo incertidumbre de volver a caer, de retroceder los pasos que he avanzado por ocupar tiempo y espacio, ya que a mi perceptiva se encuentra un tanto apresurado, quiere ir tan a prisa tiene tanta trisa de conectar con mi alma.
Tan apresurado de llegar, casi con la misma velocidad de la que yo estoy tan intencionada y decidida a volar.
-Zoo’
ROCÍO RB
-Doctor, no sé qué me ocurre. De un tiempo a esta parte, cada vez que me meto en la ducha, llama el cartero; a final de mes es cuando se me rompe algún electrodoméstico; llaman por teléfono a la hora de la siesta… y así, mil cosas. ¿Será la edad? -explicó Margarita ya en la consulta.
-Mmmm -pensaba el médico mientras consultaba el historial de Margarita -. Es muy probable que padezcas inoportunitis. Es una dolencia muy común cuando ya has pasado la hipotequitis, como es tu caso. Se puede tener a cualquier edad, pero los casos más comunes se producen, tanto en hombres como mujeres, sobre los 40 años. La necesidad de dormir siesta, hacer compras online y tener un sueldo ordinario acrecienta las posibilidades de sufrirlo. ¿Te ocurre algo de esto?
-¡Sí, doctor! Tengo todos esos síntomas.
-Me lo temía… no podemos hacer mucho, Margarita, no hay vacuna ni medicamento efectivo. ¿Cómo ves la posibilidad de encontrar un trabajo mejor pagado? -preguntó.
-Uff, doctor, no me veo capaz de volver a empezar en otro sitio -reconoció Margarita cabizbaja.
-Bien, entonces, para mitigar las molestias, tendrás que dejar de dormir siesta y las compras online. Te recomiendo participar en algún sorteo de vez en cuando, únicamente cuando el premio sea muy elevado. Si sigues estos pasos verás como mejoras -explicaba el doctor mientras escribía ilegiblemente la receta -. Es posible que los síntomas varíen, no te preocupes, es normal. Pide cita para dentro de un mes y vemos tu evolución.
-¿Cómo sabré si los nuevos síntomas se deben también a la inoportunitis y no a otra cosa? -preguntó preocupada Margarita.
-Lo más común, puesto que tu salario va a seguir siendo el mismo, es que tu hijo rompa las zapatillas a final de mes, o algún pantalón. No te extrañes si además te pide que se los repongas de alguna marca cara. Como te digo, entra dentro de la normalidad. Sigue mis consejos y verás como mejoras. En un mes nos volvemos a ver, es posible que para entonces necesites algunas vitaminas con ginseng, también es habitual, debido a la carencia de siestas -tranquilizó sonriente a la paciente.
-Gracias, doctor, seguiré sus consejos. Y aunque no quiero ser pesimista, ¿qué ocurrirá si no mejoro? -continuaba preocupada.
-En esos casos hay que hacer un seguimiento cruzado, intentando hallar a quien produce la inoportunitis. Es un proceso más largo y tedioso, esperemos que no se produzca -finalizó extendiendo a Margarita la receta.
Ésta la cogió y se levantó, agradecida y esperanzada, siempre había confiado mucho en su médico.
CONSUELO PÉREZ GÓMEZ
LOLY MORENO BARNES
¡¡Que inoportuna!
¡ Nunca ocultes nada, con la seguridad de que nadie se va a enterar!
A veces , el contratiempo menos imaginable puede ocurrir para desbaratar tus planes.
Les contaré mi experiencia:
Hace un par de años me reencontré por casualidad en las redes con un ex novio de la juventud.
( De esta relación creo han pasado siglos)
Ya casi no me acordaba de su nombre.
Desde esa coincidencia, comenzamos a tener una muy discreta relación amistosa, recordando viejos tiempos.
Hablamos de los sinsabores de aquellos tiempos, de lo poco que nos costaba enamorarnos y desenamorarnos, la bella juventud que nos permitía pasar de querernos a olvidarnos en solo momentos.
Así fue, como sin saber ni como ni porque, un día dejamos de ser novios y cada cual siguió su camino.
Descubrí que se había mudado a la misma provincia en el extranjero donde yo vivía, aunque a muchos kilómetros de distancia.
El me mostraba orgulloso en sus mensajes fotografías de sus nietos y yo hacia lo mismo en mis respuestas con las bellas caritas de los míos.
Un día nos propusimos mutuamente vernos en persona y quizás darnos ese abrazo que nos debíamos después de tanto tiempo.
Él, recientemente había quedado viudo, así no tenia a nadie que explicarle, que hacia o dejaba de hacer a la hora de propiciar el encuentro.
Yo, quizás debí comentárselo a mi esposo, pero no lo vi necesario entrar en detalles de explicarle porque quedaría en una cafetería con un desconocido para él.
Una buena relación se basa en confianza y ambos la teníamos en el otro. Solo seria un encuentro inocente , donde seguramente recordaríamos aquellos lejanos tiempos de adolescencia y hablaríamos de como nos ha tratado la vida.
Llegado el día , le dije una pequeña mentira a mi esposo para justificar mi salida.
__ ¡ Hoy he quedado con unas amigas para hacer compras!
Le llené el deposito de combustible al coche y entré en autopista para reunirme con mi amigo.
Quedamos en una cafetería de su ciudad, por cierto, muy bonita y visitada por turistas.
Al encontrarnos surgió un abrazo espontaneo entre dos personas muy distantes de aquellas que recordábamos pero que miraban con juventud en sus corazones.
Al tiempo que alguien a mis espaldas me llama por mi nombre:
__ ¡ Hola Teresa! ¿ que haces tan lejos de nuestro barrio?
¡No sabia que narices se le había perdido allí , a mi vecina del cuarto!
SOLEDAD ROSA
ALEJANDRO LANDERS DELGADO
Oportuno Miranda siempre llegaba a las siete de la noche, puntualmente, para la hora de la cena. “El inoportuno de Oportuno llegó” recuerdo que pensaba cuando oía sonar el timbre. Mi madre, con la resignación de una santa, le abría la puerta y el Inoportunísimo abría la boca y decía “Tiíta” estampando un sonoro beso en su cachete. Una vez le pregunté a mi madre porque lo dejaba importunarnos y ella contestaba a guisa de explicación: “Es que es el hijo de tu tía”. Contrariamente a lo que estaba escrito en su cédula de identificación, el primo Oportuno siempre nos importunaba. NI bien entraba a la casa, se dirigía directamente a la mesa, se sentaba y esperaba bien campante que le sirvieran la comida. Yo lo miraba fijamente, pero él se hacía el desentendido y no me dirigía la palabra. Cuando llegaba la comida, no esperaba que mi madre se sentara y comenzaba a comer como si no hubiera un mañana. Una vez saciada su hambre, se escarbaba los dientes amarillos con la uña negra y larga de su dedo meñique de la mano derecha, buscando algún resto de comida que se le hubiera escapado y cuando lo encontraba, no lo escupía, sino que lo tragaba con deleite, cerrando los ojos. “Tiíta, estuvo delicioso” eran las únicas palabras que pronunciaba en la mesa a la hora de terminar de comer. Diciendo esto, se levantaba y sin decir palabra, salía de la casa y no se le volvía a ver hasta el día siguiente, a las siete de la noche, puntual como un barón inglés. Esta rutina duró varios meses hasta que un día, a las siete de la noche, el timbre no sonó. Mi madre y yo nos miramos extrañados, Media hora después, mi madre cubrió con aluminio el plato de Oportuno y nos fuimos a descansar. Al día siguiente, preocupada, mi madre llamó a la pensión donde vivía Oportuno y le preguntó a la casera, que la disculpe si la importunaba, si el susodicho todavía vivía allí. Aquí vive todavía, dijo la casera, y si lo ve, por favor le dice que me pague los tres meses de renta que me debe. Un día, varios días después de no tener noticias de la impertinencia hecha persona, dieron las siete de la noche y mi madre abrió la puerta y se paró en el umbral, con la nostalgia que la embargaba por el familiar perdido. De pronto, divisó a lo lejos a Oportuno, que se dirigía a la casa de la vecina del frente. Mi madre lo llamó y Oportuno volteó y le dijo: “Tiíta, me va a disculpar, pero aquí cocinan más rico”.
Consuelo Pérez Gómez
Esta semana mi voto compartido entre Loly, Albertina, Neus y Ben edicto.
Mi voto es para Benedicto Palacios Sanchez
Voto por Tali Rosu, Sergio Santiago Monreal, Jara Jara y Albertina Galiano; suerte!
ZOE EMM TEXIS
Me encantó
Mi voto para Marga Villegas.
Mi voto es para Neus Sintes.
Mi voto (tarde): Marga Villegas
Voto por Tali Rosu
Mi voto para: MARGA VILLEGAS
Alejandro Landers
Mi voto para Rocio RB.
Mi voto esta vez para Soledad
Voto por el relato ZOE EMM TEXIS
Voto por ZOE EMM TEXIS