Semana 8 Taller de Escritura – Personaje

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, continuamos con la adaptación de nuestro Curso de Escritura Creativa y, en esta ocasión, proponíamos escribir un relato sobre un personaje definido. Este ha sido el relato más votado:

El chico del bar.
En el fondo no quiere la noche.
En las formas está muy marcado…
Quizás sea una forma de ganarse la vida, un mes más y lo dejo, piensa cada mes.
Mi historia no importa, no me gusta bailar ahí subido, ni que me metan cosas por el bóxer.
Ni siquiera el Jack daniels, ni esa mierda verde con nombre alemán …
Quiero ir descalzo con el viento de cara por un acantilado, puede que quisiera lanzarme al vacío, puede que ya me haya lanzado en mil vidas antes.
La chica del metro aspira a un cantante, a veces me mira con curiosidad y giro la cara mientras pienso en el mes de abril,
que igual que a Sabina alguien me lo robó.
Historias normales un domingo más, rutinario y largo sediento de sal.

MONTAÑA MILHOJAS

*Todos los relatos publicados aquí son originales y no han pasado procesos de corrección.

Un día, bueno noche, en la vida de Macarena.

– ¿Qué te pasa Macarena? ¿No me digas que sigues con lo mismo?

– Si es que no es justo joder. Yo era… – Sin terminar la frase da un trago a la copa.

– Ya lo sé y son muchos años, me lo puedo imaginar.

– Qué te vas imaginar. Tienes delante tuya a una…

– A quien tienes tú detrás es al jefe y tiene un mosqueooo. Esta noche ya has espantado a tres clientes y sabes que eso no se lo pasa a ninguna menos a ti pero tampoco juegues con fuego.

– ¡Que le jodan! Qué bien que se aprovechó de mi cuando me dejó Vitorino. Y que alegría le daba tenerme detrás de la barra como reclamo. La mismísima Macarena.

– Jajaja no me hagas reir que se va a cabrear más.

Macarena que ya no atinaba a beber de la copa se secaba los morros color carmín – Yo tuve a mis pies a toda una generación de músicos buscando la inspiración en una musa como yo. Sólo tenía que hacer así con los dedos y venían arrastrándose. Y ahora… ¿Por qué?, ¿por qué me arrancan lo único que me quedaba? No han parado hasta conseguirlo. Cooomo les jodía que siguiese ahí, inalcanzable. ¿Y ahora? ya no hablarán de mi.

– Pero que dices niña. Si ahora estás otra vez en todos los titulares. Es verdad, que porque el Despacito está pegando fuerte.

– ¡Ni lo nombres! Ese mamarracho.

– Pobrecito, si él no tiene la culpa. Tú piensa que el Despacito al fin y al cabo no está dedicado a nadie. Y que coño, que tú eres la Macarena ¡Aaaayyyy!

¡ZASSSS! Esa broma valió un guantazo que Chari no supo esquivar.

ROBERTO MORENO CALVO


Con sus apenas diez centímetros de altura, va por la vida. Con su cabellera extensa, pelirroja y colmada de rastas formadas con la naturalidad del paso de los años, sus largos y minúsculos años de vida. Rescatada de una sección de juguetería de una cadena de supermercados, comenzó su vida en una casa de familia compuesta por una joven pareja independiente sin hijos, sin más responsabilidades que su casa y su trabajo. Ellos la salvaron de terminar encerrada en una caja de cartón como última instancia o, en el mejor de los casos, de que terminara en una casa de familia común como juguete de una nena humana.
Esa pareja, deseosa de tener una nena con quien jugar a ser padres no dudó un instante en llevársela de ese frío lugar que por las noches cierra sus puertas y apaga las luces dejando la más triste penumbra a la orden del día. Y ahí habitaba entonces, hasta que emprendieron su rescate. Ella, expectante y muy interesada en ser la hija de alguien o, por lo menos, dejar de ser un ínfimo pedacito de plástico encerrado en una caja. Vestida para la ocasión, aquél verano de fines de 2011, acorde a la época calurosa -propia del verano- lucía un mini vestido sujetado por el cuello. Muy coqueto, blanco liso en la parte de la sisa y repleta de flores en la parte de la pollera. Su cabellera colorada, lacia y muy extensa la llevaba atada con un moño haciendo juego con la vestimenta, formando una larga y prolija cola de caballo –o de pony, si nos remontamos a su contextura-.
A lo largo de los años fue recorriendo diversos lugares, varios hogares, suertuda como pocos “niños de mentira” (y como lamentablemente algunos niños reales que no pasan por la mejor situación familiar), gozó de vacaciones de todo tipo. Visitó la playa y el mar, disfrutó de las sierras donde más tarde sería su nuevo hogar, sus diminutos pies tocaron la arena y se remojaron en las aguas cálidas de un lago anfitrión como lo es el de Tandil así como también en las aguas cloradas y frescas de una pileta. Paseos varios, desde un pic-nic en una plaza directamente sentada en contacto con el pasto –lo mismo en las sierras- cumpleaños y reuniones familiares pero en esas ocasiones sentada sobre la mesa ya que su abreviada altura le impediría sentarse a la mesa sobre una silla.
Con el correr de los años fue recibiendo, además de mucho amor de sus padres-ficticios-primerizos, juguetes dignos de un ser tan ínfimo como lo es ella. Sin contar el vestuario que fue adquiriendo, según la estación del año. Desde shorts y musculosas para el verano hasta botas y traje de nieve para el gélido invierno. Infaltable un jean de su tamaño –por supuesto-, a pedido de ella misma, ya que veía y admiraba a su padre que habitualmente solía vestir jeans y su deseo de imitarlo hasta en eso la llevó a pedirle a Papá Noel ese regalito hace dos o tres Navidades. Sentada a la mesa, respeta los horarios de desayuno, almuerzo, merienda y cena –obvio- y jamás se pierde su novela favorita. Una que se estrenó en el año 2012 pero como en ese entonces ella era muy chiquitita (de edad) no recuerda haberla visto y ahora, con las maravillas de la tecnología puede disfrutarla viéndola desde la compu-tele. Eso sí, si no termina su porción de la cena, no se puede dar vuelta a ver la novela. Y si no agradece “por la comida tan rica que le hizo mamita” –como ella misma aclama- tampoco. Sus días son tranquilos, porque además de que la mayoría de ellos duerme hasta tarde, tiene la suerte de que todavía no se inventaron los jardines de infantes para muñecos, es así que no va al jardín y tampoco irá al colegio. Igualmente su edad no se lo permitiría jamás ya que sus cinco años de edad actuales van a seguir siéndolo aunque cumpla más años junto con esos dos jóvenes soñadores y con alma pura de niños. Entonces seguirá jugando con ellos a ser hija hasta que ellos tengan sus propios hijos humanos, pero mientras tanto su atención será toda para ella.
Casi como un bebé recién nacido –o de pocos meses de nacido- tiene depositada su camita improvisada en la habitación de sus papás. No es sólo que su hogar (como en todas las casas que vivió) sea un dos ambientes, sino que al ser un ser tan diminuto su camita fue ubicada sobre la mesita de luz de mamá. “Cama” podría decirse, pero a simple vista se podría apreciar una mini bolsa de dormir improvisada con un calcetín donado por su madre. Y así duerme tapada todas las noches calentita en ese lecho, al lado de sus papis.
Lo más divertido de esta miniatura de “persona” –o personita como les gusta llamarla a sus papis-, es que muchas veces tiene salidas inesperadas, propias de una nena de cinco años por supuesto. Inventa palabras porque a esta edad escucha cosas y como le suena a ella, las repite. Por ejemplo, le encanta comer “papallitos” (lo que sería zapallitos, en este caso es muy fácil entenderla, la palabra suena bastante parecida a la original); otra cosa que podría destacar es que cuando se enteró que la familia se mudaba a “Pampil” se puso tremendamente contenta porque sabía que sus papis querían construir un futuro todos juntos allí y, hasta ella, deseaba y soñaba con el almita propia de una niña mudarse a esa ciudad que los había cautivado a los tres por igual –al punto de que el tiempo que esperaron que este proyecto se concretara, la pequeña hija se plantaba frente a la ventana de su antiguo hogar mirando más allá de la ciudad donde, cerca del río de La Plata se poblaba de árboles y no se veía el horizonte, y como lo confundía con su actual hogar emocionadísima aclamaba “¡parece Pampil!”. No sé por qué extraña razón, ella confunde todas las palabras y cree que empiezan con la letra “P”. Algunas otras simplemente las inventa o pronuncia a su manera, es así que ama el sonido que producen al cantar en pleno vuelo los “chipatos”, más conocidos como chimangos. Ave muy pobladora de su ciudad de residencia.
Ella es muy coqueta, como dije antes le encanta cambiar de vestuario y “parecerse a mamá”. Tal es así que hasta hace poco le robaba un poco de perfume para ponérselo y oler igual que ella. Eso sí, a la hora del baño es muy parecida a cualquier chico: no le gusta para nada bañarse y cada vez que sus padres quieren llevarla debajo de la ducha para bañarla ella protesta. Y como son “primerizos” –o ella es “hija única”- terminan siempre negociando con algún “premio” para luego del baño y así lograr que sumerja su pequeño cuerpito bajo el agua. No sé si su resistencia al baño se deba a esa rebeldía infantil o quizás, en el caso particular de ella, sea una cuestión de inmensidad que le significa esa lluvia proveniente de la ducha.
Así son los días de esta nena-muñeca, como los de cualquier niño de su edad, a veces también comete la torpeza propia de una nena y dice alguna palabrota que no debería pero escucha por ahí y repite; a veces se pone “protestona” por algo que no le gusta o le parece mal, pero con una charlita con mamá o con papá –o con los dos- logra entender el asunto y se le pasa.
Ella es puro amor, siempre tiene una hermosa sonrisa dibujada en su rostro y cuando está contenta y feliz por algún motivo especial le resalta más que otros días; le gusta que la abracen y le gusta abrazar. Cuando escucha alguna canción que le llama la atención, la reproduce –obvio a su manera, con palabras inventadas o dichas como le salen- y les saca unas cuantas carcajadas a sus padres. Cuando está en casa, le gusta hacer vida de oso, es decir mimos y ahora en invierno taparse con algo que oficie de frazada (ya sea un abrigo de papá o de mamá o sus padres mismos teniéndola a upa); cuando salen todos a pasear le encanta admirar el paisaje y observar la hermosura de la naturaleza. A pesar de ser en realidad de plástico, es tierna como un pedacito de algodón y dulce como un caramelito de dulce de leche. Y no se parece a ninguna otra, el resto de las muñequitas de plástico son distintas, artificiales, sin gesto, duras; en cambio ella se mueve y por sus propios medios. Ella es única. Mágica. Especial. Simpática. Adorable. Y por sobre todas las cosas, súper amada.
LAU SUPERSÓNICA

«Marias»

María ocupa una vitrina en la iglesia local; muchos fieles le rezan. La madre de Cristo tiene oídos para todos.
La otra María del pueblo friega pisos por dos centavos; muchos patrones la usan como sierva. La madre del pequeño Lucas pide a gritos salir de la miseria.
Nadie tiene oídos para ella.

ALEJANDRO CAMACHO


La chacha …..

Por tí , despierto al alba
en lo profundo del sueño del gallo
duerme, mi hijo amado.
No es desayuno con diamantes
ni mi vestido el más brillante
pulirte un futuro
alimentar tu camino
estrella de mi semblante.
De ser necesario
llevaré cofia
si hay que ir , voy a Escocia
subiré hasta mi meta
en montacargas o limpiando
medio planeta.
De anillos caídos
tengo diez dedos
doy lo que tengo
más no puedo.
Soñaré tu vida de éxito
no quiero un ministro
sé , que serás listo.
Y cuando llegue la noche
aplazare mi cansancio
limpiaré tus mejillas a besos
buscaré siempre
como ratón el queso..

DAVID DURA


Llego en coche al supermercado, y viendo el cielo encapotado, contrariamente a lo predicho por el meteorólogo en el telediario de las 3 de la tarde, estaciono bajo uno de los tejadillos, esperando que allí, bajo esa pequeña sombra, tenga una pequeña también, tregua, del calor asfixiante que estamos sufriendo desde finales de mayo.

Mi madre, baja del coche y se dirige a buscar un carro de la compra, y se zambulle en el refrescante mundo del supermercado medio vacío aún, por las horas que son, y su mensaje es, que cree no tardará mucho.

Me dispongo a cerrar los ojos, para descansar de mi heroica acción del día de hoy, que ha sido levantarme de la cama, darme una ducha y vestirme, comer algo, y conducir el coche hasta llegar al supermercado.

No quiero que os lo toméis a broma, porque no lo es. Mi vida es ahora así, cada pequeña cosa es un gran triunfo, aunque no lo celebre, lo escribo en un papel para mí caja de las alegrías, ésa que os expliqué hace unos días.

Tal como miro por los retrovisores, veo atrás, a unos treinta metros, a un señor (transeúnte, porque no me gusta llamarles vagabundos, o sin techo, suena a despectivo, y no me vale, e incluso los trato más de señores que a otros habitualmente trajeados, porque ya quedan tan pocos……) de barbas blancas, muy moreno de piel, por las horas caminando bajo el sol, morena calva, y con las manos entrelazadas, apoyado en una de las viguetas que sujetan los tejadillos. No alcanzo a ver el color de sus ojos a esta distancia, cosas de la edad, pienso.
Los ojos de cualquier persona hablan más claro que cualquier sacerdote en un atril de la iglesia.
Él no ve que le estoy mirando, y menos por un retrovisor. La camisa con tres o incluso cuatro botones desabrochados, lavada y relavada, y unos vaqueros viejos, también relavados, pero mucho más resistentes, y su mochila cargada a su espalda, con una estrecha esterilla y un saco para dormir arriba de todo, y que debiendo pesar la mochila-casa, aún parece encorvarle más.

Sus manos morenas están, como he dicho, entrelazadas, y él se las mira cómo observándolas desde fuera de su cuerpo, como si no fueran suyas, extrañadome del modo en que lo hace, pero sin saber explicar el porqué me extraña.
Quizás piensa en los que le han fallado, o, en esa familia que ya no tiene o no ha tenido nunca, o, que también le ha fallado.
O quizás éso lo pienso yo, para convencerme a mí misma de que los míos no me han fallado.
No sé la respuesta, poco a poco el aparcamiento se va llenando de coches. Miro al frente y los veo entrar como en manada, uno, dos, tres, cuatro, etc., venga coches, y de vez en cuando hay que vigilar que mi señor de la mochila siga en pie, en su sitio. Parece desvalido, y a la vez resignado con su vida.
Y así es. No se ha movido. Pero los que pasan por su lado, hacen como que no le ven. Es muy triste que lleguemos a estos extremos. Permanece igual que cuando mi madre ha entrado en el supermercado. Y cuando ella sale, han transcurrido casi 50 minutos, y durante ese período de tiempo, que a mí se me ha hecho demasiado corto, tengo la curiosidad de saber qué habrá pasado por la mente de ese señor sin nombre. Pero, por supuesto, ya nunca lo sabré. Mi madre carga el coche, deja el carrito, arranco el coche, y para salir tenemos que pasar a su lado. Sigue allí, sin prisas, con sus manos morenas entrelazadas, y, observándolas desde fuera de su cuerpo. En silencio.
Parece otro señot que conocí en una puerta de otro supermercado, al que le compre dentro una bolsa de comida, y cuando salí se había evaporado. Sus ojos me hablaron con una brillante sonrisa de paz, y después, se esfumó. Quizás ésto quiera decir algo más de lo que vi.

LA XICUELA DE CORRIOL


Qué felices son las vacas!
Bajo las viejas encinas ven a sus hijos crecer.
Entre nubes blancas flotando en el cielo azul.
La tierra es verde y fértil
Nada les falta!
Cuando yo sea madre, amamantaré a mi hijo en un jardín, en una plaza o en una terraza al sol tomandome una horchata.
Cuando sea madre….me quedaré en casa. Tomaré zumos frescos de alfalfa y manzana.
Seré su fuente de vida que de mi emana
Dormiré las siestas con él, en la cama. Y sentiré su aliento dulce en mi cara.
No quiero ir con frío y de madrugada a entregar a mi hijo a una madre alquilada.
No me van a confundir, no! Es mi naturaleza, no soy culpable de nada.
Cuando tenga dos años, trabajaré para que no le falte de nada.
Cuando sea madre nadaremos juntos en un mar de agua cálida. Nos rebozaremos como croquetas en la playa.
Le enseñaré la nieve, la pondré en sus manos, para que su calor la transforme en agua.
Y si todo esto no puede ser, y si no me dejan ser madre
que al menos me dejen ser vaca
Qué felices son las vacas!

LOLA ALCÁZAR


¡PONGA UNA LAGARTIJA EN SU VIDA… DIGO EN SU CASA!
Que las lagartijas son inofensivas? …lo sabíamos.
Que se comen los insectos?…también lo sabíamos
Que nos dan «repelús»?…pues sí!
Pero, que fuesen excelentes empleadas de hogar?…pues no!
Ponga una lagartija en su casa… o si son varias, pues mejor!
¿Por qué?…
Porque, mientras te puedes echar una siestecita (bien que apetece con éstos calores), una puede planchar la ropa, otra preparar la cena y si son «dispuestas»… hasta pasar la mopa y limpiar el polvo.
A que es muy buena idea, adoptar lagartijas???
…Te limpian la casa gratis, no dejan que te piquen los puñeteros mosquitos o evitan que, te encuentres una asquerosa cucaracha en el fregadero…agggggg!
Definitivamente, a mi, que tanta «fatiguita» me daban… después de leer lo que pone en el cartelito, lo tengo más que decidido… creo que adoptando tres, tengo cubierta la limpieza de mi casa y a siestear todo el verano.
PD: Por favor no las matéis, ni le deis escobazos ni las mándeis al patio de la vecina… que son muy currantes

MARI CARMEN CUESTA


AMANDA
Amanda, tez de luna y cabello de hilo de araña, luz de día, plata de noche.
Ligera y fresca como brizna de hierba, volatil como diente de león, nadando en la brisa de un atardecer de primavera.
Sonrisa amplia y ancha como espuma de río, nariz de frambuesa recien nacida, ojos oscuros como fondo de poza, cara fina como canto pulido por la nieve.
Cuerpo ajuncado, vivo como azogue, nerviosos los brazos, delicadas las manos, de ala de mariposa.
Pechos timidos, que rozan un vestido celeste y dejan entrever un par de cerraduras para ambas puertas de deseo.
Vientre virgen, cumbre donde nacen dos rios que desembocan en los caminos.
Amanda, que dá besos de hierbabuena, y caricias de rocío.
Se sienta a sembrar miradas en los surcos del mar comiendose una naranja en Abril. Se moja los pies con la barba de Neptuno comiendose una rodaja de melon en Junio. Hace el amor en noche de luna llena con el mar, desgranando granada madura en Septiembre. Y llora copos blancos mientras muerde una manzana en Noviembre.
Amanda, sin casa ni hombre, ni oficio ni destino, que duerme donde le dá la gana, y come cuando y lo que puede.
Amanda nó teme a la noche, teme a las personas que le hablan sin mirar.
Amanda ama la soledad y no ha nacido quien se la robe, pues es su hija y como tal la defiende como madre.
Te recuerdo Amanda, la calle mojada, la lluvia en el pelo, como escuchè decir una vez a Victor Jara….

EMILIANO HEREDIA


Peppa Pig era una cerdita de lo mas común. Bueno, tenía y tiene las patitas algo flacuchas para el estándar cárnico occidental, pero es algo que le viene de familia, porque fijáos en las patas de sus padres o abuelos (¿qué jamones se iban a sacar de ahí?). Pero fue precisamente esa particularidad la que le hizo destacar en el casting de personajes para una serie infantil. Después, su tremenda personalidad y su pavorosa naturalidad le convirtieron en un personaje de fama internacional, tanto, que su silueta ya es un elemento imprescindible en cualquier juguetería, centro de ocio o atracción de feria en cualquier parte del mundo.
Hay quien asegura que que sus orígenes son egipcios, porque siempre se la ha visto de perfil como a las figuras de los jeroglíficos, pero no hay pruebas al respecto, y tampoco es un aspecto que ni a Peppa ni a sus millones de fans les preocupe mucho.
Antes de la llegada del éxito, Peppa se pasaba el día chapoteando en el charco de una granja en el sur de Inglaterra, pero esto ya es cosa del pasado. Ahora vive en un ático de la londinense St. James’s street, que es donde acude a descansar después de los rodajes, spots, promociones y una intensa vida social, pues es una asidua figura de las noches de Mayfair; tanto, que ya hay rumores de su adicción al alcohol y a otras sustancias, pues aunque sus agentes han tratado de ocultarlo o silenciarlo, han sido numerosos los escándalos en los que se ha visto involucrada, sobre todo en compañía de su última pareja conocida, Pete Doherty.
Pero nada de esto ha tenido efecto alguno en los índices de share de su serie en ninguna de las cadenas en las que se emite, incluso su productora ha anunciado el rodaje de la sexta, séptima y octava temporada, después de darse a conocer a nivel mundial el inicio de su carrera musical de la mano de la famosa discográfica Universal Studios, cuyo primer trabajo, producido por los mismísimos Marc Anthoni y Mike Jagger, aparecerá en las próximas semanas, del cual la MTV ya ha adelantado el video del primer single «Eat me everything fat», donde Enrique Iglesias simula hacerle un cunilungus, y por ello ya ha sido noticia en los informativos más importantes del mundo y ha sido censurado por el Vaticano, la Liga Mundial Islámica, el Congreso Mundial Judío, la iglesia ortodoxa y la anglicana.
Pero toda esta vorágine no ha perturbado un ápice su compasivo corazón, y así lo demuestra en numerosos capítulos de su serie, donde siempre está dispuesta a ayudar a los animales no mamíferos que carecen de cerebro racional, pues su relación con su pececito Dorado transciende mas allá de los rodajes y ocupa un lugar privilegiado en la pecera de su lujoso ático.
También tiene presentes a los patos del estanque a los que siempre premia con migajas de pan, pues le tiene prohibido a sus cocineras tahilandesas cocinar pato lakeado.
Bien se podría suponer que el momento en el que se encuentra Peppa es ideal, pero nada mas lejos de la realidad, pues su relación con su hermano George es algo más que tensa; tanto, que sus managers hacen de interlocutores entre ellos en los rodajes en los que intervienen juntos. Algunos medios de información del ámbito del corazón han publicado que los motivos de su enemistad vienen derivados de tensiones por el reparto de la herencia del abuelo paterno, recientemente fallecido, aunque tampoco es una información que goza de una gran credibilidad.
De lo que no hay ninguna duda es de su talento y profesionalidad, que tanscenderá mas allá de nuestras vidas, haciéndose un lugar en el firmamento a la altura Marilyn Monroe o Audrey Hepburn.

TOMÁS MESA


Un manto de lluvia chispeando contra los cristales del ventanal la despertaron. Para cualquier otra persona sería muy temprano empezar el día con ausencia de iluminación, pero el concepto de puntualidad de Hermione era algo que la caracterizaba. Tras un buen desayuno mientras ojeaba los informes por milésima vez, cogió a su fiel compañera de cuero negro para llevar a cuestas todo lo necesario. Cobijándose bajo los portales para que no se le encrespara aún más la cabellera, llegó al lugar del crimen que tanto había estudiado reiteradamente aquella semana buscando pistas ocultas que se le hubieran pasado por alto, pero una vez más, no encontraba aquello que tan desesperadamente quería revelar: un desliz que el pulso frágil del asesino hubiese dejado para ella.
La escalera era un pozo de sombra y el aliento de los relámpagos se filtraba en la estancia. Todos sabían que Hermione era la más cualificada para solventar ese caso antes de cerrarlo y darle carpetazo. El perfeccionismo era su mayor virtud. Su inteligencia asombraba. Y su exigencia no la abandonaba jamás.
Tras repasar cada milímetro del suceso y cada dato clasificado en su privilegiada memoria, la perspicacia al fin hizo su aparición… Golpeó la alcoba con los nudillos y tras una pared oscura se abrió un armario con espejos ahumados. El santuario que guardaba el asesino se abrió ante ella creando una mueca en su boca dibujando la sonrisa competente que tanto adoraba. Allí se encontraban todas las víctimas pasadas, presentes y futuras. Casi se le paró el corazón al vislumbrar una docena de jóvenes con ojos vacíos carentes de vida. Hasta ahora, su ropa empapada de lluvia no había desprendido el calor deseado, pero la fuerza y el deseo de atrapar a aquel demente se precipitaron hacia ella. Al fin, otro criminal sería juzgado para no hacer daño nunca más.

SARAH BLUMP


-Bueno mira, te explicaré -empieza Frank, un tanto condescendiente-. Como comprenderás, no te voy a contar la vida de Bukowski, pero te diré que en casi todos sus relatos hay sexo, cualquier tipo de sexo, como en los míos. -Se lleva el café que le queda a los labios, palpando la temperatura. Después de un par de segundos, continúa-. Pero eso no quiere decir que haya hecho lo que escribo, no vayas a pensar que…
-Ya, ya.
-Es decir, que…, en fin, casi todo está inventado. Me he reído mogollón imaginando escenas morbosas, tríos, escándalos públicos, tíos que descubren su homosexualidad, tías ninfómanas…Ja, ja, ja.
Por detrás sé que pasa un camarero, y juraría que se ha parado un par de segundos para echarle una buena mirada. Todo el mundo habla y eso obliga a levantar la voz, así que supongo que hay que tener cuidado con lo que se dice.
Frank trabaja de Vigilante de Seguridad. Nos conocimos cuando yo también lo era, hace como unos diez años. Lo dejé al poco de casarme, enchufándome literalmente a la empresa aseguradora donde mi suegro maneja algunos miles de clientes. Desde entonces, siempre que nos vemos, me suelta la cantinela de que soy un tipo con suerte, me habla como si no me enterara de nada, como si su mundo fuera más real que el mío. Lo cierto es que no me apetecía verle, pero insistió. Hacía un año que no nos veíamos.
-Escucha, ya los leerás, pero te diré que…¡He recreado escenas sexuales en sitios famosos de Madrid! Jajaja. Una pareja follando en el agua de la Cibeles, otra en el teleférico, uno que se la menea en una barca del Retiro, dos dándose en los servicios del Prado, otros que…
-Oye Frank -miro el reloj-, tengo poco tiempo. En media hora me espera un cliente.
-¿En media hora? ¿En serio? ¡Joder! Por una vez que nos vemos…
Me mira como si le debiera algo. Sé que me está despreciando. Creo que estamos encaminados hacia una dirección peligrosa. Puede que sea la última vez que nos veamos.
-¿Me enseñas el libro?
Observa aquí y allá. Se lo está pensando. Tienta la mochila de deporte con la que irá al trabajo. Ahí llevará la comida, quizá varios libros para vender o el que esté leyendo o un cuaderno para escribir. Me mira desafiante mientras acierta a pasar la cremallera al otro lado. Saca algo del interior, golpeándolo contra la mesa. Prefiero no levantar la cabeza. Sólo miro la portada de su libro, donde leo Dirty Stories.

TC CARLOS


MARTINA Y LAS BALDOSAS (ACUATEXTO)
Martina no hubiera visto la luz si no hubiera sido porque fue concebida involuntariamente por la popular creencia de su madre de que la lactancia materna es siempre anticonceptiva unido un inoportuno calentón de su padre propiciado por los largos meses de abstinencia que le llevó a derribarla en el pasillo sobre el ajedrezado suelo de baldosas blancas y negras y tomarla allí con urgencia sin tiempo siquiera de llegar al lecho mientras la música de fondo de los lloros de aquellas dos niñas que berreaban desde sus cunas los acompañaba.
Con la llegada de Martina sumada al en nacimiento un año antes de las preciosas gemelas, sus padres se encontraron con tres niñas de casi la misma edad en aquella pequeña casa que estaba pensada para albergar un solo vástago.
Para la vida personal del padre de Martina, aquel error, fue una autentica desgracia, yo creo que de haberlo sabido aquel hombre, hubiera preferido cortar de cuajo sus ardores machacándose los testículos con un cenicero, porque a partir de entonces, no solo tuvo que renunciar a la ilusión de su vida de tener un hijo varón, sino que tuvo que trabajar el doble para alimentar aquella prole al tiempo que su vida conyugal se vio truncada porque la madre de sus hijas, desbordada por el trabajo domestico, había desarrollado una fuerza increíble en los músculos abductores se los muslos para cerrar sus piernas de modo casi definitivo.
No es que la infancia de Martina fuera mala ni desgraciada, pero indudablemente hubiera sido mejor para ella si hubiera nacido en una familia menos numerosa. Las gemelas a las que de tan iguales con frecuencia confundía la gente, eran unas niñas preciosas y pizpiretas de melena rizada rubia y ojos azules como muñecas, pero a su desbordante simpatía, sumaban un comportamiento caprichos y terriblemente revoltoso muchas veces consentido.
Martina sin embargo, era de otra genética, con su cuerpo delgado y moreno su pelo castaño y dulcemente ondulado, los rasgos finos pero ambiguos de su rostro inocente y su comportamiento tranquilo y sereno le llevaban a ser siempre eclipsada por sus hermanas a pesar de ser la más despierta de las tres.
Aun recuerda Martina aquellos lentos y agridulces paseos en el paseo de la Alameda a la caída del sol, cuando su madre las presentaba a amigas y vecinas y siempre que se refería a ella destacaba su inteligencia, su aplicación y su generosidad. Pero a su mente despierta no se le escapaba, que lo hacía para compensar las alabanzas a la belleza y simpatía de sus hermanas a las que presentaba a continuación con un brillo de orgullo en sus ojos.
Para sobrevivir dignamente sin perder su autoestima en aquella familia, Martina tuvo que desarrollar sus mejores valores morales además de acercarse en lo cotidiano a su arrinconado padre buscando cariño y consuelo, mientras su madre, siempre atareada por el terremoto que constantemente generaban las gemelas, apenas tenía tiempo y atención para ninguno de los dos.
La vida de aquella familia trascurrió así durante muchos años en aquel extraño equilibrio hasta que la naturaleza, siempre sorprendente, decidió un día en una humorada biológica, cambiar las cosas.
Cuando el torrente hormonal se desató en la adolescencia y aquella casa se llenó de menstruaciones , compresas y baños eternamente ocupados, el cuerpo de Martina, sin perder un ápice de su maravilloso carácter, fue floreciendo en unas bellas y voluptuosas formas femeninas acompañadas de una espigada estatura y un largo y elegante cuello de gacela mientras que sus hermanas se desarrollaron con poca estatura y cierta de obesidad recordando al final del proceso una caricatura de lo que habían sido.
A despecho de mis lectoras, insaciables de detalles, no voy a entrar en pormenores románticos sobre cómo nos conocimos Martina y yo. Aun me pregunto qué vio Martina en un hombre como yo que nunca destaco en lo físico y nunca fue tampoco una lumbrera. Solo la generosidad de su carácter, lo humilde de sus ambiciones y la percepción de la intensidad con que yo la amaba, podría explicar algo lo inmerecido de su amor por mí. Tampoco entraré demasiado en cómo ambos vivimos felices y enamorados en esa pequeña casa de su niñez, que se quedó vacía tras el vuelo nupcial de las gemelas que arrastró con ellas a sus padres.
¿ Que como acabó nuestra historia ?….jajaja….! No ha acabado ! ! Ni acabará nunca por mi voluntad !…Puede que yo no sea muy listo, pero no soy tan gilipolla de renunciar a la perfección de ese ser si de mi depende. Además, su lealtad, fidelidad y abnegación hacia mí es tan absoluta y a toda prueba que tampoco tengo miedo de perderla. Solo es que veo, la verdad,…, una amenaza futura para nuestra felicidad como un oscuro nubarrón : !! Mi salud !!. Porque Martina solo tiene un pequeño defecto. Algo es extraño en su motivación sexual y temo que a la larga, puede afectar lo nuestro.
Me explicaré. Miren…, Martina es en el lecho conyugal, el ser más soso aburrido y santurrón que se puedan Vds. imaginar. Solo conseguía hacer el amor con ella tras mucha insistencia y aun así, permanecía indiferente y paciente mirando al techo y contando las manchitas y grietas mientras yo me afanaba en su interior. Pero …cuando un día, mi fogosidad me llevó a derribarla en el pasillo sobre las baldosas blancas y negras del suelo ajedrezado sin tiempo de llegar al lecho…..! Ah amigos..! Martina se convirtió en una especie de pantera insaciable y lasciva, adoptando incluso las obscenas maneras de una experta meretriz.
¿Que qué tiene eso de malo ? ! Pues ahí voy!. Pues… lo malo, es que soy un hombre débil y siempre acabo nuestras sesiones físicamente agotado, con la espalda entumecida, el culo helado y los pies tiesos de frío por lo gélido de las baldosas y desde que descubrí el secreto para provocar su pasión, Martina está acabando con mi salud. Siempre ando resfriado, con accesos de fiebre y temblores y ya he estado ingresado en el hospital varias veces por neumonía severa…. Pero…tanto es lo que la deseo, que no puedo dejar pasar ni un solo día sin derribarla en el pasillo.
Y… !Si!, !Solo la muerte me separará de ella!, Martina me está matando si….pero… ! Amigos !, ¿Quien en este mundo no quisiera morir de amor?…

FRANCISCO BALLESTER MONFORT


 

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7 comentarios en «Semana 8 Taller de Escritura – Personaje»

  1. Me ha gustado mucho el acuatexto. Punto para él. Aunque reconozco que esperaba que tras ése desengaño hubiera algo más, no simplemente que no apareciera.
    Precioso

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