Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema «libros». Este ha sido el relato ganador:
SIEMPRE ESTARÉ A TU LADO
Te enseñaré las letras
con jirafas y amapolas
El lenguaje de los lobos y las ovejas
Viajaremos en globo por el mundo
Despertaré en ti pasiones, dudas y emociones
Y si no lo hago, no me leas
aunque sea Nobel o Planeta, no importa
haremos papiroflexia
Cuando seas madre, padre
o no lo quieras ser, búscame
Cuando llegue la noche
con Buda, con Dios, con poetas
me tumbaré contigo, en tu cama
Y si no puedes dormir
observaremos juntos a Vega por la ventana.LOLA ALCÁZAR
CÓMO SI DE UN LIBRO SE TRATARA
Si alguien conocía bien a don Carlos, ese era sin duda su mayordomo.
Admiraba su distinguida elegancia y esa barba siempre impecable que él mismo hermoseaba, perfilando su mandíbula de líneas rectas y bigotes finos que con un gesto de sus dedos ondulaba hacia arriba.
Don Carlos poseía unos ojos verdes como esmeraldas y una mirada cautivadora capaz de enamorar a la más bella dama .
Con sus manos, finas y suaves, escribía los más bellos poemas de amor, que no dejaban indiferente a nadie.
Cuando el mayordomo le observaba, veía a una persona solitaria y triste, pero cuando decidía salir, ese talante, se transformaba por el de un hombre alegre y seductor.
El mayordomo sabía muy bien sus gustos, sobre todo cuando se trataba de pasar una noche libertina.
Le preparaba entonces el chaleco de piqué blanco entallado, realzando aún más su silueta, levita negra y corbata gris de satén anudada alrededor de los cuellos blancos almidonados, un bardón de madera fina y chistera a juego.
Era la belleza personificada sostenida por un cuerpo elegante y sobrio.
Nada tenía que ver entonces con sus poemas rotos y tirados al suelo junto al escritorio , los cuales se encargaba de recoger el mayordomo .
Como si se trataran de algo muy preciado, los planchaba con las manos y los guardaba para luego coserlos a mano como, como si de un libro se tratara.
CARMEN LÓPEZ
Ese libro…
Me encanta ese libro… Lo he leído tantas veces…
Cada letra, cada palabra, cada frase… su cojunto me apasiona.
Cada vez que lo leo me meto más en la historia, en esa historia de pasión y sexo sin medida.
«Me dejé llevar por mi instinto más animal y la locura del momento, sintiendo como sus manos recorrian mi cuerpo y sus dedos descubrían mis secretos…»
La llevo escondida mientras la leo en el metro, a veces tan concentrada que no puedo evitar morder mi labio inferior conteniendo el deseo.
He levantado la vista, he descubierto a un hombre que me mira. Me mira con deseo con el mismo que yo siento ahora.
Me desato los primeros botones de la camisa dejando ver mis pechos desnudos sin ropa interior.
Se acerca.
Se sienta a mi lado.
Deja caer su mano al roce de mi pierna.
Le consiento y le hago hueco entre mis bártulos y mi libro. Le muestro el camino…
TRENTAONZE LÓPEZ RODRÍGUEZ
El libro revelador.
Con ayuda de la linterna, escudriñó en todas las secciones de la biblioteca hasta encontrar la parte de sucesos históricos de aquel misterioso pueblo que ni siquiera salía en los mapas del Condado. Se centró en los libros que la recepcionista le indicó en un susurro refiriéndose a los que desvelaban el secreto que escondía el pueblo. Buscó incesantemente títulos o imágenes de portada que tuvieran algún indicio de lo que sería para él un misterio, hasta que por fin se topó con algo que llamó su atención. El título del libro esmeralda con ribetes plateados se mostraba ante él con estas palabras: «Paraderos ocultos al ojo humano». Ese libro le desveló sus sospechas… Él no era humano, y por tanto, solo los seres místicos podían entrar y vivir en esa zona.
SARAH BLUMP
Confesionando
Mira que todo el mundo se acuerda del primer amor.
Y cómo fue. Qué sintió.Si era verano o si había echado un café. Llevaba bata y se le contoneaba sobre las redondeces del cuerpo o escondía sus huesos dentro de un atuendo holgado de color avellana. Cosas así, destinadas a evocar el impacto y el posterior transcurso a luz del acontecimiento.
Llamadme Montespan, llamadme Pompadour y llamadme infiel, tal cual suena, pero yo me he saltado unos cuantos amores y empiezo mis memorias, obviamente selectivas, con Lucien Leuwen. Su boca perfectamente delineada soltaba sentencias impecables que me encendían una y otra más. Uff, qué suspiros. Cuánto le quise y qué arte tenía el cabroncete a la hora de meterse bajo mis costillas, tocarme las partes sensibles , dejarme atontada y soñando rosas ultra monárquicas.
Pero claro, pasa lo que pasa, que por bonito que sea y lo perfecto que nos resulte, siempre acabamos buscando algo diferente.
Para mis ganas de aventuras pues conocí a Robinson y aquello fue único. Ha sido mi romance como vivir en directo la Isla de los Famosos dirigida por Dickens , me he pegado unos atracones de ostras que hasta hoy en día , mi bronceado fue la envidia del barrio durante todo ese verano y acumulé recuerdos para tres más. Robinson era supermajo, sabía hacer de todo y lo que no pues lo ingeniaba de alguna manera. Lo dejé con cierto pesar para marchar con Chingachgook, exponente de la lucha de afirmación sobre el catastro local, al que dejé a favor de Ichabod Crane, gran fan de lo paranormal y el ocultismo, al cual a su vez abandoné por Valjean, consabido por sus dudas morales , éticas y religiosas y de seguido me fui a Rusia en busca de más.
Raskolnikov, Grigori , Oneghin, Taras Bulba ; Zhivago, cómo no, y Dios sabe cuántos más. Luego egipcios, japoneses, mayas, maories, filósofos, surrealistas, impresionistas , absurdos como Vian y románticos a lo Becquer. Mis noches no daban para tanto ajetreo y de día ya se me caía la cabeza rendida de cansancio acumulado. Aún así no había encontrado mi media naranja y obviamente, si la buscas por todos los medios sin hallarla ya vas restando y con un nivel básico en matemáticas te das cuenta de lo que falla en la ecuación.
Quedé pues con el maestro Marques de Sade y de seguido con Apollinaire, por sus once mil cositas esas que pocos conocen y menos han visto.
En este punto de mi vida y para ser sincera me planteé que algo no iba bien conmigo .
Freud no tenía un nombre concreto pero barajó la posibilidad de un desvío basado en traumas de infancia.
Maslow echó la culpa a la sociedad ,Jung a mi profesor de literatura y a alguien llamado Anima que aparentemente vivía dentro de mi cabeza manifestándose independientemente y mareándome demasiado. Los otros bajaban los hombros, levantaban sospechas y me saqueaban recursos. Ufff. Mucho experto, mucha teoría y poco resultado. Al final hice lo que todo digno de mente hace: asumir que tengo un problema, clarificarlo, compararlo con otros similares y cotejarlo con prácticas ajenas. No fue fácil identificar mi síndrome pero lo conseguí: era pura y solamente Librofília Incipiens.
A partir de ese momento por lo menos mi anomalía respecto a las lecturas quedó no controlada pero sí predecible. Reconocía los síntomas y trataba de disminuirlos. Tuve, por supuesto, mis graves y estrepitosas recaídas. Una en el reino de Eragon y otra hace no demasiado con un tal Grey , del que entre nosotros, se habla más que de Trump , pero que una vez visto me quitó las ganas de pecar para siempre. ¡Jamás! Pero esos fueron casos excepcionales ya que de normal, con un considerable autocontrol y mucho esfuerzo de los chacras, controlo.
Hoy por hoy cuando me siento en peligro practico la papiroflexia ( a lo Jezabel y sus aviones) el wankerismo mental ( a lo David Gutierrez ) y a punto de estallar pues voy recitando a Carlos Costa que sabe como nadie poner de cara a pared a los dicksuckerianos, a los bullshitters y a cualquier incongruente ultramoderno que habla en emoticonos ,piensa de serie y, desafortunadamente, sin coma y al igual que las malas hierbas no perece .
DIL DARAH
Salvaje, como un rayo recorriendo cada nervio y tensando el alma, como un brazo ejecutor, como la mirada que precede a la caricia en la que sabes que inicias un viaje solo de ida. No hay otra forma de escribir, no hay otra forma de crear. Ya vendrán las correcciones, las mejoras y las putas reglas, claro que si. Ya vendrán la humanidad y el imperio de la razón, para algo nos erigimos en lo que somos, pero no creamos sobre patrones, solo reproducimos y perfeccionamos. Los artistas le echamos la leña al fuego, destrozamos la existencia y creamos nuevas realidades para que nuestros mayores, los artesanos, le den forma al mundo.
El impulso es puro y libre de miedo, nace y muere en un instante, lo demás no nos compete. El temor a lo que quedará y a lo que no es una chispa, la chispa adecuada, y está en nuestras manos. Tenemos el deber de usarla y recrearnos en las llamas, en nuestro propio fuego, somos los agentes del cambio, una puta fuerza imparable que, sin embargo, perdura en lienzo, en piedra y en papel, en la retina de quienes nos perciben de pasada, en el subconsciente de quienes no sabían dónde ostias se metían cuando les dio por mirar.
Somos lo más bajo del instinto hecho felicidad , pasión y dolor, lo más alto de nuestra condición hecho torrente.
Somos el cambio, somos efímeros.
Somos eternos.
DAVID GUTIÉRREZ DÍAZ
Puedes encender la barbacoa con un libro. Y la chimenea. Los libros nivelan muebles cojos. También forman escaleras, uno encima de otro, otro, otro y otro, basta, son inestables, alcanzan cosas no demasiado alejadas del suelo, como los botes de conserva en la penúltima balda. Cosas útiles. Solo las ratas comen libros, hazte una idea. Aviones tontos de papel, de esos, muchos. Aviones inútiles que siempre se estrellan. Los libros son pesados, guardan tinta seca y miles de letras, se muere el tiempo entre ellas. Escúchame. No lo abras. Sabes todo lo que necesitas. ¿Ya no me quieres? Lo dejarías si me quisieras. ¡No lo abras!
JEZABEL MONTENEGRO
Desde pequeña ya me encantaban, rebuscaba en el altillo de casa entre todas las cajas, sabía que había una caja de libros de mi abuelo.
Gran lector, aunque pobre y honrado, su vicio eran los libros, que en aquella época eran todo un lujo para un labrador. Digo vicio, porque para mí lo ha sido siempre, leer, y por las explicaciones de mi madre, para mi abuelo también. Ahorraba cualquier posible céntimo, para comprarse un libro, aunque después, por supuesto, lo leía y releía un montón de veces antes de poder comprar otro. Escribía pulcro, formal, sin dobleces pero con un vocabulario rico, sin faltas de ortografía, en libretas que guardo como oro en paño.
El nivel económico y social no tenían razón de ser para alguien tozudo como el que más. Aunque nunca se atrevió a publicar nada de los pensamientos que escribía en esas libretas, que por ningún miembro de mi familia materna fueron nunca valoradas.
Las releo a veces, cuando siento nostalgia, le añoro tanto, y si no fuera porque lo sé, diría que no es la letra del labrador, sino la del señor feudal.
¡Qué vida más dura, por otra parte! En casa nunca faltó un plato de comida, ni calzado (aprovechado todo al máximo, éso sí), ni ropa de abrigo (aprovechada de los hermanos mayores, de otros familiares, remendadas, lavadas y vueltas a poner…..sencillez en su mayor esencia), no, nunca faltó nada, ni tampoco amor. Y éso, era lo principal.
Cualquiera quedaría extrañado de oír que mi abuelo había leído y releído ‘El Quijote’, ‘La Regenta’, etc.etc.etc, y heredé su gran pasión, porque nos dejó cuando yo tenía tres años, y me perdí las muchas conversaciones que hubiéramos tenido entorno a los libros. ¡Qué cosas te da la vida! ¡y cuántas te quita!
Guardo sueños de paseos por el huerto, enseñándome si un fruto ya estaba listo o no para recolectar, la madurez, las temporadas de siembra, y la lucha diaria y constante, dependiendo del tiempo, que nunca se puede controlar y, bueno, hay años de buenas cosechas, y años que no. Y el placer del sabor. Llegué a distinguir el sabor de los tomates de un huerto y de otro. ¿Es ésto posible? Pues sí.
Quizás mi abuelo nunca pensó en escribir un libro, pero como todo quizás, si lo hubiera hecho, cómo su imaginación volaba mientras regaba, o podaba……, puede que hubiera contado una gran historia.
Los grandes libros inspiran grandes historias.
Los grandes libros son grandes historias.
Los grandes libros no sólo son grandes historias.
Te marcan incluso, la vida. Pues tu vida es lo que te rodea, y también hay grandes historias.
LA XICUELA DE CORRIOL
La carga
La lluvia y el granizo arremetían con fuerza contra su cuerpo entumecido, el frío de la montaña había calado profundo entre sus huesos y el incesante ascenso no era capaz de imprimir suficiente calor a su carne. Se detuvo agotado y apesadumbrado vio como las nubes escondían la cima. Lanzó un suspiro vaporoso y se obligó a dar un paso más.
Lamentaba el momento en que se había convencido de salir de su hogar, lejos de la seguridad de sus libros y el reconfortante calor de la leña.
-¡Vive una aventura! -se dijo- ¡sé el protagonista de una de aquellas historias que tanto amas y de seguro ahí encontrarás la inspiración para escribir tu propia novela!
Esa inocente idea se fijó en su cabeza y en un par de horas tenía el plan preparado, sólo siete días se demoraría en rodear la montaña más alta de la región, convenciéndose como si la empresa fuera como dar vuelta una página de sus libros.
Estiró un mapa arrugado y su dedo índice marcó un punto del dibujo. Primero debía rodear la montaña cruzando los valles azotados por el viento, luego ascendería por los bosques pantanosos y por último escalaría las barrenas de frío y piedra hasta llegar a los campos de hielo. La ruta era perfecta.
Ahora caminaba mirando el suelo la mayor parte del tiempo, la carga sobre su espalda era tal que levantar la vista era un esfuerzo que no estaba dispuesto a hacer. Sus pensamientos lo atormentaban recordándole el dolor de cada paso, pero devolverse no era una opción, lo héroes nunca se rendían. Fue así como se propuso a usar su mente con un simple juego del camino. Clasificar todo aquello que veía en su viaje, eso mantendría sus pensamientos a flote.
Los primeros dos días fueron de animales del valle.
-Carpintero, Carancho y Bandurria. Zorro. Un Piche escondido entre las matas. Un Puma merodeando a lo lejos.
Una pequeña brisa refrescaba su cuerpo, mientras un sol benevolente lo reconfortaba. El valle plano y el sendero despejado construyeron en él una confianza falsa.
El tercer día fue de plantas y pequeños arbustos.
El valle empezó a ascender, tropezando con pequeñas piedras y perdiendo a veces el equilibrio. Su carga no cooperaba. De pronto el bosque estaba sobre él.
-Amankay. Calafate florido. Cardoncillo. Coirón y Espino Negro.
El sendero se había reducido a un estrecho camino de barro y piedras. Su botas se hundían hasta el tobillo haciendo cada paso un tormento. Se serenó. Decidió recorrer la senda por la orilla. Las raíces superficiales de los árboles mantenían el suelo firme y su paso se agilizó. Usaba los troncos de los árboles para impulsarse. Había retomado su optimismo.
El cuarto día, fue de árboles.
Dormir en el suelo y el esfuerzo físico, empezaron a hacer estragos en su cuerpo. Cada día despertaba más cansado, pero luego de desayunar reanudaba su marcha por el bosque.
Aquel día la lluvia azotaba en alguna parte, pero bajo las copas sólo escurrían finas gotas frías que se filtraban hasta el suelo. El sendero era ahora un riachuelo y cinco centímetros de agua empapaban sus botas. Tras resbalarse y caerse por tercera vez, se detuvo y buscó una rama que le sirviera como bastón.
-Alerce, Coihue y Arrayán cerca del sendero. Canelo tímido entre las laderas lejos del río. Lenga mientras ascendemos, dando paso al Ñirre.
Estaba empapado y calado hasta los huesos, pero su bastón le infundía una nueva fuerza para seguir. El camino era pesado, pero pudo acampar en un terreno seco y alto, protegido por los árboles y a salvo de la lluvia. Aquella noche el dolor de riñones no lo dejó dormir, la carga se le estaba haciendo insoportable.
Quinto día de rocas.
Llevaba 8 horas caminando y aún le quedaban unas 6 más para acampar al otro lado de la cima. La montaña estaba hecha de piedras molidas por los glaciares que hace siglos coronaban todo el valle. Más de una vez tuvo que sacar su pierna enterrada hasta la rodilla de pequeños guijarros que se le filtraban dentro de la bota.
-Piedrita. Piedra mediana. Piedra blanca, Piedra negra. Piedra Gris. Piedra Blanca con negro. Piedra grande. Piedra más grande. -No sabía nada de piedras.
Su mente se reactivó y con ella, el dolor. Sólo seis horas más para llegar a la cima. Seis horas para ver aquel páramo congelado con el que obtendría la inspiración necesaria para alcanzar sus sueños.
Un deseo hambriento de abandonar su carga allí y caminar los últimas 6 horas sólo con el cansancio de su cuerpo lo impulsó a detenerse. Logró desabrocharse el tercer seguro cuando se serenó. A lo mejor esa era la razón por la que llenaban de seguros aquellos bolsos. Bebió de su cantimplora. Se removió la lluvia de su rostro y los granizos acumulados en sus pestañas y con valor retomó su marcha.
Cada paso sentía su carga más pesada y recordaba cada uno de los elementos que había seleccionado tan conscientemente y que ahora los odiaba.
Una tienda meticulosamente doblada hasta convertirla en un pequeño paquete que guardaba en el fondo, junto con sus respectivas cuerdas y estacas. Un saco de dormir ceñido a su cuerpo, resistente a muy bajas temperaturas que al enrollarlo quedaba del tamaño de su cabeza. Dos pantalones livianos de color gris oscuro. Dos camisas blancas, un chaquetón café y una capa roja. Diez calcetines y diez mudas de ropa interior. No pretendía encontrarse con alguien más en este viaje, era un camino muy solitario, pero eso no lo detuvo de traer un pequeño bolso de cuero con una crema dental de hierba buena y arcilla, un cepillo de dientes de nogal y cerdas blancas, una pastilla de jabón de canela, un pequeño espejo y todo envuelto en una toalla. Las costumbres costaba dejarlas en casa.
Tras repetirlas por veinteava vez, menos valor cobraban algunas cosas. Había traído una yesca y un pedernal. Necesarias para prender el fuego de la mañana y de la noche. Dos cacerolas, un tazón de lata y cuatro libros que lo habían inspirado a realizar este viaje. Este mismo día coronaria la parte más baja del cordón montañoso y el campo de hielo se revelaría a sus ojos. Una gran historia de la cual inspirarse, se repetía. Y luego sólo 2 días en bajada para llegar nuevamente a su hogar y descansar bajo un colchón de plumas y no sobre guijarros afilados.
Alejó sus pensamientos de la comodidad de su hogar. Se dio media vuelta y se sentó mirando el camino recorrido. Su carga pesaba como una colección de fósiles. Se quedó mirando el horizonte. El viento y la lluvia soplaba sin tregua. Pero ya no le molestaba como antes. Su capa se había maltrecho en su paso por el bosque, pero aún contenía la lluvia y no dejaba que el viento le arrebatara el calor. Su pantalón, embarrado hasta las rodillas, se mantenía seco y cálido. Sus botas ya habían tomado la forma de sus pies. Se sentía cómodo de repente, sólo con lo puesto, íntimo con aquello que lo había ayudado a recorrer este arduo camino.
Abrió su bolso. Miró todo aquello que llevaba con cierto desinterés. Primero tomó aquel pequeño neceser de cuero, lleno de superficialidades y lo lanzó cuesta abajo. Luego agarró las cacerolas dejando sólo el tazón de lata que calentaba sus manos en las noches heladas. Cuando perdió de vista las cacerolas que rodaban por la pendiente, tomó cada pantalón, camisa y prenda que no sentía parte de él, y haciéndolas un ovillo, las patió por el precipicio. Se volvió a sentar, esta vez más calmado. El sólo hecho de liberarse de aquello le había devuelto el ánimo. Levantó su mochila pero algo aún no encajaba. Metió la mano y sintió la tapa dura de cada uno de sus libros que tanto amaba. De pronto lo comprendió y con el pesar de su alma, aunó fuerzas y los lanzó lejos para que su corazón no se devolviera a buscarlos. Esas aventuras ya no le pertenecían.
Se levantó liviano, por primera vez en días. No sabía si era por su carga o por haber dejado atrás aquello que creía definirlo. Caminó ahora con la mirada en alto. Su mente dejó de recordarle el dolor y disfrutó la belleza de la montaña.
-Alta, robusta. De un color cobrizo en la base y de piedra oscura y quebradiza en la punta. Las nieves eternas en su cima sin algún árbol que se atreva a asentar sus raíces sobre ella.
Todo el camino la había rodeado, subiendo poco a poco, sin detenerse a contemplarla. Ya no la veía como un destino, sino como una compañera.
Una ráfaga de viento casi lo bota de espaldas. No había notado que la lluvia y el granizo habían cesado, reemplazándolo por un sol frío y nubes violetas. Corrió los últimos metros hasta la cima. Sus ojos se encandilaron. El valle blanco se extendía a sus pies más majestuoso de lo que su imaginación era capaz de crear. Su corazón dio un vuelco y allí entre unas rocas se limitó a contemplarlo en silencio, acompañado sólo del aullido del viento.
DONALD MCLEOD
El libro de dos almas separadas…
Se unieron,se fusionaron, se amaron,más el tiempo las separó…
El desgarro para estas almas fue brutal ante dicha separación, sin poder vivir una sin la otra… Opción no tenían, sólo aceptación…
Se añoraban,se pensaban,se sentían,así en el pasar de los años,esperando una vuelta al recuento..
Dolor en sus corazones quedó,dolor de no tenerse la una para con la otra…
Albergaba esperanza y fé en el que llegaría un día para ellas volverse a recontrar ….
SONIA JIMÉNEZ
Grandes, finos, gordos o pequeños.
De aventuras, fantasías, crímenes o alegrías.
De misterio o de acción, cada uno para un tipo de lector.
Libros que te embaucan con sus historias plasmadas en forma de palabras.
Palabras que te trasladan a Marte o a ninguna parte, que te roban sonrisas, lágrimas y hasta carcajadas.
Libros como Don Quijote de Cervantes, cuyo protagonista lucha contra molinos gigantes, siempre acompañado por su fiel amigo Sancho Panza, me adentraron en la pasión por la lectura con su magnífica magia.
Libros y cuentos desde hace años sé, que leerlos me encanta.
Libros leídos y escritos por diferentes tipos de almas.
Unas almas con ansia de contar, y otras cargadas de ganas de leer para poder imaginar más.
Libros y más libros que aquí por suerte en este grupo, la lectura nunca nos falta.
LETTICIA FLORECILLA DEL CAMPO
INFIEL
Nó sabría cómo pedirte perdón, por más que me pusieran delante de los ojos la forma de pedírtelo.
Sabes, que los hombres, somos débiles por naturaleza, ante ciertas situaciones, y yo, soy un hombre, bien que lo sabes.
Son muchos, muchos años yá juntos, nos conocemos tanto, sabemos el uno del otro, que parece, que los dos, seamos uno.
Nó, es que yá no muestre ningún interés por ti, de verdad, créeme, tú me has dado los mejores momentos de mi vida, nó me importa el aspecto que el paso del tiempo haya dejado en ti, me sigue gustando tu aroma, tu tacto, la sensación de bienestar, tranquilidad y felicidad que me provocas.
Nó, nó te estoy mintiendo. Te digo todo esto con el corazón envuelto entre mis manos, nó sé qué hacer más para que me creas…
Sí, he sido un estúpido, pero… y sé que nó tengo perdón, quisiera que escucharas lo que tengo que decir.
Era una de esas tantas tardes, que tú y yó, paseábamos por una acera en pausa, con un cálido sol sujeto en el cielo por un alfiler de calma.
Miré de reojo (he de reconocer, que me tragué el anzuelo nada más ver la carnada), su figura. Esbelta, firme como un deseo; de líneas suaves, como una ola; pálida, como un papel en blanco listo para escribir; leve, como una respiración que duerme.
Imaginé, un mundo nuevo a su lado, de territorios nuevos que conquistar y sensaciones que descubrir.
Con la misma determinación con la que el hombre quiso pisar la luna, y lo consiguió, nó cejé en mi empeño para poseer todo lo que me ofrecía.
El primer contacto, fue frío, mis manos estaban torpes, el miedo y el desconocimiento me enredaban las piernas de mi ánimo, haciéndome parecer estúpido.
Fueron pasando los días y, al igual que un río se va secando, te fui abandonando, poco a poco, sin darte siquiera cuenta, y no hice nada para evitarlo.
Las tardes se prolongaron a las noches. Noches de vigilia, de nuevas y desconocidas sensaciones, de exceso y abundancia, cegado por su hipnótico brillo.
El asfalto gris devoró nuestras huellas pasadas; el humo de los coches se hizo un Martini con nuestros recuerdos y en su copa puso el sol que nos miraba, de aceituna.
Te echaba de menos. Tu ausencia me quemaba por dentro, como el humo inhalado de un cigarrillo en unos pulmones ahítos de vicio.
La lejía de mi tristeza despintó la acuarela que tú y yó pintamos durante todos estos años.
La hierba fresca que pisábamos era ahora, alambre de espino, y los árboles farolas marchitas vomitando una mortecina luz sobre mi miserable existencia.
Hasta que llegó el día.
Mi síndrome de abstinencia de tí, pudo más que toda la droga que me ofrecía, y tiré a la basura el traje de fantasía que me regaló, y cargado de asco y vergüenza, fui en tu búsqueda.
Estabas ahí, como siempre has estado, esperándome. En el mismo sitio, como una esposa espera a su marido marinero echado en alta mar.
¿Sabes una cosa? .
Nó vuelvo a comprar jamás en la vida un e-book.
Tú, siempre estarás ahí, sin necesidad de batería. Nuevo, viejo, da lo mismo. Con tu aroma, tu tacto satinado o áspero. Da igual. Grueso, fino, pesado, liviano, nó me importa.
Gracias por seguir ahí.
Amigo libro.
EMILIANO HEREDIA JURADO
Suena el despertador, las seis… dos horas de atasco, oficina gris hasta las siete, otras dos horas de atasco…, Carrefour, cena casa, bodrio película y a dormir 5 horas (no hay tiempo de más)
Finde: levantarse a las nueve, desayunar rápido, limpiar casa, ir a comprar, cocinar, sonreír a los suegros…
Vuelta al lunes.
Mi programador no me ha dado tregua
hasta hoy, después de??? meses? años?, ya no llevo la cuenta. Me he levantado con gastroenteritis y muy a mi pesar no he podido ir a trabajar.
Llevo un rato mirando al rededor. No reconozco la casa, es cómo si la viese por primera vez. Un gran vacío en aumento me acongoja cada vez más. Llamo a mi programador y nada, me ha abandonado. Qué hacer? Que pensar? Cómo vivir ?
De pronto mi vista se para. Qué veo?, qué es eso? Cajas y cajas de cartón amontonadas. Abrí una… Libros!!! Otra, otra más, y otra y y otra y otra…. , Todas llenas de libros. Libros de todo tipo, de filosofía, poesía, cuentos, narrativa…,
De dónde han salido? Han estado siempre ahí? .
Me senté en el suelo y cogí uno, lo leí, luego otro y otro… Cada vez me sentía más libre, más alada, más feliz, más yo misma.
Mi gastroenteritis de fue, se fue el lunes el martes, toda esa semana, la siguiente…
Mi programador me buscaba, tiraba de mí, pero yo no soltaba mis libros.
Vencí a ese tirano gris.
CARMEN PASCA ÁLVAREZ
EGG.: Ahí viene el señorito. Seguro que otra vez pasará de largo.
ESDLA.: Estará inmerso en otras aventuras.
R.: ¿Más perdida que estaba yo? ¡Imposible!
RDG.: A mí me cogió con ganas. ¿Le habéis visto leer algo últimamente?
Todos.: ¡LA TABLET!
VPC.: Oí que tenía un libro dentro, de la saga del Clan del Oso Cavernario.
ECDOC.: Es cierto el último de todos. Fue su primera compra por internet.
EH.: ¿Alguien ve lo que hace?
CADS.: Si, se le ve sólo y triste.
A.: ¿A dónde va?
EGG.: Seguro que al sofá, de ahí no sale.
TLN.: Trabaja mucho, por el día no se le ve por aquí.
MPC.: Alguna tarde nos coge su hija y nos leen juntos.
PP.: Sí, es cierto a mí hubo una temporada que me tenían frito.
EJDA.: Le veo, va al sofá.
LCDLG.-Ha caído todo él y le veo poner las piernas en el puf. ¡Se está poniendo cómodo!
TODOS: ¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!
EM.: ¿Ha cogido el mando? ¿Sabéis si ha cenado ya?
UMSF.: Le hemos perdido, ha cogido el mando. Y ha encendido la Tele.
MK.: Algo habremos hecho, que no nos quiere…
EV.: No os preocupéis volverá.
EMALL.: No creo. Está atrapado.
PI.: Igual lee en la cama.
2666.: Desde está estantería nunca lo sabremos.
Personajes:
EGG-El Gran Gatsby
ESDLA-El Señor de los anillos.
R.-Rayuela
EH. El Hereje.
RDG.-Riña de Gatos
CADS.-Cien Años de Soledad.
VPC. -Vivir para contarla.
A.-Astronómica
ECDOC.- El Clan del Oso Cavernario
TLN.-Todos los nombres.
MPC.-Mis primeras canciones
PP.- Peter Pan.
EJDA.-El Juego del Ángel.
LCDLG.-La Caída de los Gigantes
EM.-EL MUNDO
UMSF.-Un Mundo sin Fin.
MK.-Maldito Karma.
EV.-El Viajero
EMALL.-El Miedo a la libertad.
PI.- Pasión India.
2666.- 2666
ADRIÁN GONZÁLEZ
CUANDO CONOCI AL PRINCIPE
un olor me transporta hacia sitios imaginarios, solemos tener anhelos y visiones de lo que pudo ser y no fue.
Para eso esta la historia; para juzgar.
Existe un tiempo, un lugar, un momento para todo, siempre se presentan sabiamente. Como si fuera un encadenamiento natural del devenir de la vida.
Me preparo un cafe, estoy ansioso. Quizas… demasiado
Me rasco la barbilla con los dedos de mi mano izquierda, es la mano que simboliza los nervios que llevo por dentro. Lo hago al igual que si tuviese un tic, si se demora mucho mas estare pronto a padecer un toc.
No tenia la dicha de conocerlo en persona, tan solo habia oido rumores de todos aquellos que alguna vez lo cruzaron para intercambiar ideas.
Su fama era enorme, para muchos alabado y para otros tanto denostado.
Conjeturas que ire desmenusando luego de nuestro encuentro pactado, en realidad, obligados por terceros.
Se me ha hablado tanto de el ultimamente, he visto sus citas en bocas de otros, en la tv o en revistas que la ansiedad me carcome la cabeza.
El cafe se encuentra listo, me siento a la mesa, en torno a ella cientos de libros me aguardan. Ni modo, el tiempo apremia.
Las niñas sueñan con conocer a su principe azul, yo , en cambio, con el principe de maquiavelo
FLAVIO MURACA
Homenaje a mis escritores muertos:
Basta con sentir la textura en mis dedos,
La conexión es inmediata,
No soy buena tratando personas,pero a ellos…
No dudaria ni un segundo arrojarme con valentia hacia ellos,
Es como un ritual…todo es mental…
Poner la mano sobre el y sentir la textura de un alma,
Eso es peculiar,
Solo me dejo llevar…
Cierro los ojos y hago movimientos circulares con los dedos
Develan el paraiso o el infierno a transportar,
Por muy dramatico,melancolico o pasional que parezca,
Siempre es la respuesta a mi liberacion mental.
Al igual que ellos yo quisiera anclarme en ti,
En tu mente,
En tus dedos,
En tu saliva o esos malos habitos que te hagan sentir dentro de mi
Y que el corazon nos conecte a otro sin fin.
ROOK
KAREN ROSADO
El libro de mi vida…………………. Con tu partida no se que me duele más , si tu partida o que no se cómo empezar de nuevo a vivir, pero el problema es que no se quien soy , que me gusta , no se que película ver , si tomar café o te. No lo se tu eras quien controlaba todo empezando con mi vida. Pero ya no estas no estarás nunca más , pero seguirás por un tiempo aún en mi vida decidiendo aún por mi. Me preguntan si me duele tu muerte y les digo no lo se , pero de mis ojos ni una lágrima cae , pero si estoy confundida quien soy ahora que no estas , tu eras quién controlabas todo.
MARTA TORRES
Deseo escribir un libro. Lo escribo. Quiero editarlo y lo consigo pero…¡Me indigna!
Me indigna ver a esas personas, aquellas con las que has compartido buenos momentos. Momentos de risas, de aquellos de llorar hasta caer por los suelos de tanto reír… Momentos de llanto, aquellos que parecían secarse los pantanos de tantas lágrimas caídas.
Conciertos, bailes, cines, palomitas…
Personas que han estado en tu casa, con la que has compartido unas vacaciones.
Me indigna, pero lo que me indigna es que me duela.
Que me duela saber y comprobar que no les importas, que no te apoyan.
Me duele ver que les importa una mierda tu progreso.
Me duele comprobar que no te apoyan incondicionalmente a pesar de hacerse llamar amigos.
Y me indigna que me duela, porque ni siquiera a ellos les duele lo mismo que a mí.
Así que queridos amigos, ¡a mi también me importáis una mierda! Con la diferencia de que yo si que espero que seáis felices Y que os vaya bonito, y os lo deseo embriagada.
Embriagada de tanto amor y apoyo de aquellas personas que aún sin conocerme más allá de compartir unas horas de trabajo, o unas palabras por las redes, creen en mí. Me emborracha tantas muestras de cariño y de apoyo.
Después de la resaca seguro que ya no me indignará tanto…
ANÓNIMO
Ay que difícil….
No se pueden hacer votaciones tipo Eurovisión?
Un voto para Leticia Florecilla del Campo ( me encanta su mención al grupo) y Dos votos para Emiliano con su relato Infiel
Jajajaja, vale. Como los demás solo van a votar sobre un punto, traduzco tu votación a nivel uno y se queda en 2/3 de voto para Emiliano y 1/3 para Letticia. ¿Correcto?
Mi voto va para David Gutiérrez Díaz.
Punto para Donald.
Me gustan david gutoerrez, Leticia y sara blum
Mi voto para David Gutierrez.
Voto por Dil Darah
Voto por Lola Alcázar. Me ha encantado, un texto breve, pero muy bello. Enhorabuena
Lola Alcaraz
Voto por Lola Alcázar
Voto por leticia
Sarah Blump!
Emiliano
los reparto entre Trentaonze ,lola y david.
por enseñarme algo visceral.
Voto por David Gutiérrez, Carmen Lopez y Trentaonze
Emiliano
Tenía mi voto dividido en tres pero al final he decidido votar sólo a Lola, para que no se me acuse de favoritos jejeje.
Y voto a Lola porque me sorprendí leyéndolo una tercera vez buscándole el significado oculto de las palabras. ¿Y que es la literatura si no eso?
Qué nivelazo de comentario. 🙂
Me encanta el de David, ya se lo dije en el grupo y me mantengo firme en mi decisión. Una mención de honor a Adrian por buen dialogo, moraleja acertada más interesante selección de títulos y un gran aplauso a tod@s : )
Tengo el corazón partiooooo no me podeis hacer esto, buahhhhh,en fin como no puedo dar tres votos me inclino por, Emiliano
Vale, pero sí podías dar tres votos. 🙂
Voto por FLAVIO MURACA,todos son tan buenos!