Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema «basura». Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 13 de mayo! (Solo un voto por persona. Este voto se puede dividir en dos medios o cuatro cuartos).
POR FAVOR, SOLO VOTOS REALES, SOLO SE GANA EL RECONOCIMIENTO, CUANDO ES REAL.
* Todos los relatos son originales (responsabilidad del autor) y no han pasado procesos de corrección.
Apenas hubo desaparecido Mr Monster y sin tiempo para que los aldeanos pudiesen organizar su defensa, llegó Dilita en su Vileda del 57.
-¡Entregadme ahora mismo a Mr Monster, si no queréis que destruya vuestra aldea!- bramó.
-¿Qué dice de las obras del AVE? – contestó el Alcalde aldeano intentando ganar tiempo.
-¡Qué le corten la pilila! ¡Suelta la carga Marramiamiau! – ordenó Dilita.
En ese preciso momento, una lenteja pardina hábilmente lanzada por el Soldado aldeano, impactó en el hueso Zigomático de Dilita. Se tambaleó y estuvo a punto de caer pero después de un instante que pareció eterno, se repuso. Los aldeanos viéndose perdidos, se arrodillaron y empezaron a suplicar. Dilita los miro estupefacta.
-¿Pero buena gente, que hacen arrodillados? Estoy buscando a mi amado Mr Monster, ¿saben dónde puede estar?
Los aldeanos respiraron tranquilos, a partir de aquel momento celebrarían el Lentejazo como fiesta grande del pueblo.
-Lo teníamos retenido esperando a su Gloriosa Perversidad Dilita, pero un malvado monopatín lo ha secuestrado y justo cuando estábamos preparándonos para ir en su rescate ha aparecido usted- dijo el Sabio aldeano demostrando sabiduría.
¡Ha tenido que ser la Dama de la Pamela rosa! ¡Marramiamiau teletransportate a palacio y traeme enseguida a Picadilly y Monroe!- Ordenó rauda Dilita.
En un abrir y cerrar de ojos Picadilly y Monroe estaban ante Dilita.
Picadilly y Monroe eran los soldados más feroces de Dilita y también los mejores rastreadores, si alguien podía dar con Mr Monster eran ellos.
-¡Id en busca de mi amado Mr Monster, tenéis tres días para llevarlo a palacio y de una pieza, me caso el Sábado y hay que preparar la ceremonia y el banquete!- ordeno Dilita en un tono que no daba lugar a dudas.
-¿Por dónde se fue? – preguntó Picadilly.
-Por allí abajo – le respondieron
-Pues cojeremos un atajo- añadió Monroe.
-Tengan vuestras mercedes estas Zarigueyas reales, son veloces como el viento y estan habituadas a largas caminatas- les obsequió el Alcalde aldeano.
Montaron rápidos en las Zarigueyas y desaparecieron de la vista de los presentes en un tris. Mr Monster no tenía escapatoria.
Ajeno a todo esto Mr Monster iba en su monopatín tarareando alegremente.
-Por el camino verde que va a la ermita, que va a la ermita, desde que tu te has ido, ya no suenan las margaritas ja ja ja ja –
Como por arte de magia, Picadilly y Monroe habían atajado y estaban esperándolo en una curva, cada uno al lado del camino sujetando una red, Mr Monster estaba perdido era imposible que reaccionase a tiempo.
Efectivamente, ajeno a lo que le esperaba al tomar la curva, se topo de bruces con la red y acto seguido en un movimiento raudo fue envuelto en dicha red.
-Ya te tenemos Mr Monster, vas a ir a palacio a desposarte con Dilita, así que no hagas ninguna tontería –
Estaban a punto de cargar a Mr Monster en una de las Zarigueyas, cuando un afilado chile negro se clavó a los pies de ambos soldados.
-¡Eh…!¿Pero queee…? – murmuraron totalmente asombrados.
Al mismo tiempo se oyó un silbido y vieron a una figura femenina descender de un árbol agarrada a una liana.
-¡Talita Telita Tela, la cazarrecompensas! – dijeron al unísono.
– Efectiviwonder – respondió. – Entregadme al prisionero y podréis iros ilesos y en paz- añadió.
-Lo sentimos pero el prisionero pertenece a su Glorificiosa Perversidad Dilita-
-Ese no es Mr Monster, es el clon Santi2343165V, fugado de una granja en Wuhan- respondió pausadamente Talita TT.
-No vas a llevártelo- dijo Picadilly, al tiempo que desenvainaba su espárrago triguero, siendo imitado por Monroe.
-Vosotros lo habéis querido- bramó Talita TT, desenfundando su pimiento del Padrón.
Estaban a punto de producirse el choque, cuando se produjo una especie de remolino apareciendo SuperLopecita.
– ¡En nombre de la Dama de la Pamela rosa, entregad al prisionero, pues estas son sus tierras!
-De eso nada, monada- respondieron los tres a la vez.
-Pues que sea por la fuerza entonces – añadió al tiempo que como por arte de magia aparecía su cogollo de Tudela en su mano derecha.
Las acometidas eran brutales, unas veces el cogollo atrapaba un esparrago y otras el esparrago intentaba atravesar el pimiento de Padrón. No había cuartel y estaban empezando a quedarse exhaustos, cuando de repente apareció la Reina de Tréboles.
-¿Pero esto que es? ¡Parad inmediatamente! – ordenó atusándose su melena plateada.
– Hablad de uno en uno- añadió.
Cuando tuvo conocimiento de todo el asunto y haciendo gala de su sabiduría dictó la sentencia.
-Este asunto esta muy liado y es muy lioso a la vez, el oráculo de la Sibila Mari Cruz, nos sacará de él, he dicho-
– ¡Vosotros, ordenó a su séquito, limpiad la basura de este bosque que está muy sucio, mientras yo los acompaño a ver a Mari Cruz – sentenció la Reina de Tréboles.
(CONTINUARÁ)
El cambio de muebles de mi habitación me iba a venir de perlas.
La cantidad de casas que voy a tirar a la basura, me dije a mi misma.
Comencé metiendo en la bolsa de basura, tres pares de zapatos de los años 60 o 70…
Quiero dejar claro que estaban en buen estado general.
Los de plataforma funky los lleve en el bautizo de mi ahijado Marcos.
El segundo par de cherol negro con tacon fino y un alto de 27 centímetros punta muy larga y como adorno una lazada.
El tercer par Vintage. De color marrón tacon ancho y sujetos al tobillo con una gran lazo. Entre los zapatos coloque mi bonito vestido de lame junto la pamela que adornaba mi cabeza todo ello lo lucí en una fiesta familiar.
¡Ay! Que desorden tenía en mi habitación. Un poco alterada empecé a meter en la bolsa, cantidad de casas sin fijarme mucho bueno si calcetines, medias, sujetadores. Las cartas y papeles lo fui colocando en otra bolsa de papel me gusta reciclar.
Por fin había llevado todo a la basura. Más unos minutos después cuando heche a faltar mi libreta de apuntes de historias y de poesía…
¡POR Dios! ¿Qué hice?
Mi corazón me dio un aviso de dolor.
Baje corriendo a la calle. El contenedor azul estaba a tope igual le había dejado hace un rato. Esto hizo que dejase mi bolsa de papeles a sus pies.
No me importaba que la gente que pasaba por la acera me viese remenar en una bolsa que estaba tirada a la basura. Mi querida libreta destello para llamar mi atención.
Desde que aprendí a escribir la inspiración sentida estaba escrita en sus hojas
Ahora es el momento de pulir las palabras y dar a conocer al mundo nuevas historias pera que el lector conozca, sienta, y disfrute leyendo.
LA PEOR BASURA DEL MUNDO
o
LA PACIENCIA DE ZEUS
—Basura. Basura ¡Basura! Mire lo que mire, alrededor no hay más que basura ¡este infierno es un vertedero!
Tartini sufría en silencio, acurrucado al fondo de la jaula y Hades clara y altamente reía a escondidas
<<Signore Oscuro, por lo que más quiera, no le des coba>> pensaba el pobre Giu y mordía el arco hasta la última cerda.
—Y tú, Giuppetto, que eres el peor de todos ¿qué haces tumbado en tu propria miseria? —chillaba Dil, hartando hasta el último demonio.
Poco a poco, desde los campos Asfódelos hasta el Érebo del último muerto, pasaron delante de Hades a llorar sus inconformismos. Solo los titanes aguantaban en su Tártar.
—Nos ha apagado los fuegos para quitar las cenizas, vestimos como Elvis Presley y nos damos las gracias cuando pasamos las torturas de mano a mano. Comemos fruta por la mañana y nos acostamos leyendo a Dantes, mientras Beatrice nos corrige cada palabra.
No podemos vivir así y menos con ellas.
Hades tampoco sabía qué hacer.
Observaba sus calcetines dorados y sudaba la camisa de cuello alto, bien almidonado: no se reconocía tampoco sus perillas recortadas.
Hubiese desliado la situación, pero Zeus se ocupaba del cumplimiento de los contractos. El pergamino con Dil Darah era claro: ella se redimía y Hades no podía intervenir, mientras la bruja estuviese en el Inframundo.
Luego, las visitas eran otra cruz.
—Está el Aqueronte lleno de flores y mi barco huele a fresas—se quejaba Caronte, que tampoco había visto pocas— me recitan más que Virgilio y Homero juntos y las sheriffs, me han puesto una pistola en el costillar a nada que amenacé con subir los precios a dos óbolos. Zeus quiere desahuciarnos para que deje pasar esto— tiraba el barquero los remos con enfado— yo no he firmado estos abusos
Hades pensaba lo mismo y las mallas de Caronte eran horrendas, pero no se atrevía a formularlo en voz alta.
Alguien se la había jugado y Las Pamelas de visita eran lo peor.
—Ayyyyyy, pero que mono cuando saca fuego por la nariz. Ay, venga esos cuernitos para Instagram; oye, que igual celebramos el siguiente cumple aquí con la Dil: hay que ser apoyarla.
— ¿Y los felices novios? —preguntaba Hades para quitarse los ayyy del tímpano— ¿se llevan?
—Muy felices, los ocho que viven ahora en el mismo barco: de conciertos entre Pacífico y Atlántico.
— ¿Cómo que ocho? —desmesuraba Hades la mirada.
—Orgias Líricas y Nupcias Estigias se llama la banda—sonreía Consuelo y su pamela rosa le cegaba al señor del Inframundo más que sus insoportables buenos modales.
Giu desesperaba peor que Hades, viviendo con la bruja la misma maldición cronológica, tanto que se fue a buscar soluciones.
—Can Cerbero, tú podrías hacer algo, no sé: comerte al Caronte y dejar el barco libre. Si interesa tanto como a mí, quitarte los lacitos de seda del cuello y volver a tus pinchos de acero… ¿Tío! Di que sí, que me atraganto solo de escucharle la maldita pisada.
Can Cerbero, meneaba con tristeza los ricitos dorados y se enjuagaba las tres bocas con limón y bicarbonato:
— ¿Pero tú me ves, pedazo de idiota?
—Signore Oscuro, per il nome de la caritá, Giuseppe no da abasto y la saeta 57 le acorrala cada noche, sin piedad.
“Iona ha encontrado una ballena y tú, Giuppetto eres primo del padre de Pinocho, no me la cuentes y ponte las pilas.” “ Giuppetto, di la, Giuppetto di qua” “ Giuppetto, que te quedas conmigo la eternidad”
¡Se cree acaso que no lo sé! Lo que daría por ser Orfeo, lo que daría por ser Hércules, lo que daría por ser…hasta Carontes, aunque sus mallas sean ridículas. Hades tenía ganas de estrangular al pequeño italiano y desde lejos, esparcía bondades la Pamelita Rosa, la peor de sus pesadillas.
—Oh, Zeus, qué gran cabrón eres.
Para el pavor de todos, entre rayos de luz y chispas aparece el mismísimo, efectivamente.
—Mira Dil, antes de que te cargues el Inframundo, que también tiene su propósito, hija, te doy una alternativa.
Si convences a Mr Monster de lo que sea, sin usar tus propias palabras: todos quedáis libres de hacer lo que os apetezca a continuación.
—Me temo que no te capto, Zeus, con toda mi admiración.
—Fácil Dil Darah, fácil— ríe Hades de placer, por primera vez en mucho tiempo— vas a ir a la superficie siendo una mujer corriente y cualquier otro podrá hablar y escribir a Mr Monster menos tú. Te quedas sin poder, bruja.
— ¿Y cuál es la alternativa, Zeus, decías?
— Traer la peor basura del mundo.
Dil trae a Biden, la isla de plástico del Pacífico y la montaña de basura de Nueva Delhi
Zeus mira a Hades, Hades silba y Zeus observa la bruja:
—Hija, que bien, pero no vas a salir siempre con la tuya ¡La hostia! que te vayas arriba sin la escoba y que hable de ti la gente, a ver que le dicen al Mr. Monster.
Y si ellos deciden que Pi, pues que Pi y ya nos veremos y si deciden Pa, pues que Pa y te quedas a disposición de Hades.
— ¿En la Tierra y sin boosters?
¡NO LO TIRES!
No, no eran tiempos prehistóricos. Sucedió anteayer. Escaseaba el papel, solo se conocía el plexiglás y los muchachos guardaban para sus juegos el papel de plata con que venía envuelto el chocolate. Robaban a sus madres la tijera para cortar muñecos, coches y otras figuras habituales en la vida de entonces. Una lata de sardinas era un sitio óptimo para guardar los bolinches, y los platillos de las cervezas servían para con un agujero cerrar la cuerda con que envolvían la peonza o el trompo. Bueno, Luis cerraba la suya con una moneda de 25 céntimos, pero es que su padre era médico.
Nadie recuerda que un objeto permaneciera largo tiempo abandonado en la calle. Si alguien encontraba un trozo de goma, una rama del árbol que el viento partió, una pluma de cigüeña, las moras del zarzal en verano, etcétera, todo venía bien, todo tenía utilidad.
—Anda, vete al huerto y con esta blusa vieja y raída de tu padre y este sombrero roto haz un espantapájaros y colócalo en el melocotonero que los gorriones son unos listos.
Era un mundo rural, pero parecido al de las ciudades.
Hace años me presenté en casa con una caja de cartón.
—¿Dónde vas con esta caja, qué piensas hacer con ella?
—Tranquilo, ya le buscaré utilidad.
—Cualquier día traes la que guarda un frigorífico y te escondes dentro.
Era mi hijo. Y mis vecinos, padres de dos estudiantes de bachillerato, no cesaban de discutir por algo parecido.
—Andrés, por favor, —decía la madre— guarda la camiseta aunque te esté pequeña, para algo habrá de servir.
—Madre, está descolorida. No me la podré ni aun con receta del médico. ¡Tírala!
—Vosotros —remachaba la abuela allí presente— desprendiéndoos siempre de los objetos y nosotras al contrario conservando: ¡Recoge! ¡Guarda! ¡No lo tires! Qué poco apego tenéis por las cosas.
—¿Para qué si tarde o temprano todo termina en la basura?
Madrid vivió y vivía durante años entre la basura. A veces le gustaba barrer hacia un lado,a veces hacia otro. Pero al final la mierda siempre estaba ahí,manchando todo entre las sombras.
Entonces a Madrid se le dio la oportunidad de poder limpiarse desde las entrañas. De dejar de oler a putrefacción,de dejar de ir de un lado para otro,de ser un paño sucio con el que limpiar levemente años de porquería acumulada.
Y resultó, inexplicablemente,que a muchos madrileños les gusta la basura y tienen algo así como el síndrome de Diógenes,pues en vez de limpiarse el culo con una papeleta ,la meten en el sobre y sale de nuevo la reina de la carroña , luciendo su falsa sonrisa, ascendiendo al trono bañado de estiércol,desde dónde sin duda,se dedicará a salpicarnos a todos alegremente con su eterna y asquerosa mierda durante los dos años que dure su reinado.
Firmado: alguien que quería ver limpia y reluciente su ciudad.
Aquella noche decidí que no volvería a bajar la basura. No me daba la gana. Y cuando digo no es no. Después de doce años de matrimonio ya le tocaba a ella.
Me hice el remolón y me puso la cara larga. La noche siguiente volví a escaquearme, y la siguiente. Un día me echó una bronca, otro me lloró, pero me mantuve firme, hasta que en mitad de una cena me dijo muy seria:
– O sacas la basura esta noche o este matrimonio se ha acabado.
No esperaba que fuera a llegar a ese extremo, pero eso afianzó mi decisión. No estaba dispuesto a dejarme chantajear y aquella noche la basura volvió a quedarse en casa.
Dicho y hecho. La mañana siguiente fue a hablar con un abogado.
Me fui a vivir de alquiler, y con el transcurrir de las semanas me empezó a invadir una tristeza que me reprochaba haberme dejado llevar por un estúpido orgullo sin sentido. Definitivamente, me había equivocado.
Una noche no pude soportarlo más y fui a mi antiguo portal a esperarla.
Al rato se encendió la luz y se me disparó el corazón al verla salir con la basura. Se sorprendió al verme y nos quedamos mirando en silencio. Alargué un brazo, y mi voz sonó temblorosa:
– ¿Me dejas que la lleve yo… por favor?
Cuando me dio la bolsa me pareció que contenía el mayor de los tesoros.
Me estoy quedando dormida porque el cansancio se apodera de mis párpados; ya no quieren mantener despejada la visión ante mis ojos.
Parece que una pequeña vocecilla en mi interior me arrulla con un canto melodioso: —Dueeeeermeeeeeeee.
Todo parece ir en cámara lenta mientras la cabeza se me cae una y otra vez hacia un lado y hacia otro…
No puedo más, esto es agotador… Respiro profundo para poder coger fuerzas y seguir caminando y arrastrando la pesada bolsa que llevo conmigo.
Los ojos se cierran de nuevo porque, aunque la peste es insoportable, el abatimiento es absoluto…
Sigo metiendo basura dentro de la bolsa para poder abrirme paso hacia la superficie… Estoy en una cueva de putrefacción y mierda. Estoy en un mar de porquería desechable. Estoy en un infierno de plásticos y envases del que no puedo salir. La basura me traga a mayor velocidad de la que yo puedo meterla en esta bolsa gigantesca… Me asfixio…
Mi cerebro por fin ha desconectado y se ha puesto a dormir sin pedir permiso cuando un golpe seco en la cabeza me despierta: nuevas toneladas de basura han caído sobre mí y me han vuelto a enterrar….
Me abro un hueco como puedo para intentar coger aire mientras vuelvo a empezar a cavar una salida…
—Tal vez estás durmiendo —me digo a mí misma—, esto es solo un mal sueño.
No, no es una pesadilla de la que pueda despertar… me pellizco y me doy cuenta de que todo es realidad y tengo que ponerme a trabajar para limpiar el espacio que me tiene atrapada…
Parece que, aunque avanzo despacio, voy abriéndome paso otra vez…
Sigo caminando y arrastrando la bolsa, metiendo basura y aguantando el mal olor, pero ya no puedo más… una voz en mi cabeza me dice: —Dueeeermeeeeeeee.
Allí está toda la basura, bien escondida, sin nada a la vista. Pero huele, huele requetemal. A podredumbre, muerto y cagado. Con toda su elegancia, clase y saber estar, mientras me adula con otra copita de vino, levanta la esquina de la alfombra con el pie izquierdo y, con el derecho, empuja allí abajo otra mentira que me acaba de soltar.
Basura… eso es lo que queda cuando una persona pierde sus valores.
Jacinta era una anciana octogenaria. Hacía un par de años que su marido había fallecido y su estado anímico cada vez estaba más deteriorado.
No tenían descendencia ya que su difunto tenía un problema de fertilidad y pese al tratamiento que intentaron seguir de jóvenes no consiguieron compatibilidad para engendrar vida.
Jacinta siempre había querido ser madre, y su casa estaba llena de ropita de bebé. Hasta tal punto que se había convertido en una obsesión.
No obstante, desde que su difunto falleció Jacinta sufría un trastorno de conducta depresiva.
Lo peor fue cuando dejó de tener energía y ya ni siquiera tiraba la basura.
El síndrome de Diogenes fue muy duro con la pobre Jacinta, por suerte, los vecinos alertaron a las autoridades competentes por el hedor que desprendía su casa.
Jacinta fue ingresada en un centro especial dónde pasó el resto de sus días. Cómo único equipaje consiguió que la dejarán llevarse su ropita de bebé.
POZO GELES
Las palabras son aire y van al aire…
Las palabras son recogidas por los sentidos, van al pensamiento; qué son el arquetipo de estos.
Las palabras definen nuestras emociones, para bien y para mal, y son recogidas, tanto por nuestro vertedero mental, como por el de los demás.
No hay nada más traicionero y más fuera de la razón que las palabras.
Tenemos que pensarlas, antes de soltarlas, porque tan solo ellas, nos pueden facilitar la dicha, o la desgracia.
Yo he intentado muchas veces que mis palabras fueran flores, qué llenarán de fragancia a mucha gente.
Pero, mis palabras, muchas veces fueron espinas que se clavaron en algunos corazones, para sangrarlos hasta no quedar una gota de sangre en ellos.
Las palabras causan mortalidad.
A mí me gustaría no tener que pensarlas y que algo mágico hablara por mí.
Pero no es así y hablo sin conocimiento.
Estás consideraciones, que salen de mis palabras, causan inquietud en mi cuerpo. Por las noches como fantasmas, invaden mi espíritu y no me dejan dormir.
A mí me gustaría abandonar las palabras en el cubo de la basura y tirarla bien lejos.
Y no volverlas a repetir nunca más.
RAQUEL LÓPEZ
.. «Este es el primer día de mi nueva vida.
Me costó mucho volver a sentirme yo misma y a confiar en mí, pero lo he superado todo..»
Me llamo Laura y soy otra víctima más de género. Cuando me casé, como todo al principio, era maravilloso pero después de un tiempo, la persona más amable que conocí, que amé y a la que entregué parte de mi vida, se convirtió en un verdugo.
Eran discusiones día sí, día también, sus desprecios hacia mí, me hacían sentir lo más bajo de este mundo, mientras yo, a cambio, tenía que soportar sus borracheras, las juergas con sus amigotes, alguna infidelidad que otra y sus interminables palizas.. Sentía que tocaba fondo y no podía salir de toda esta basura en la que me enterraba de por vida.
Hasta que un día, astiada y viendo la muerte de muy cerca, saqué fuerzas y resurgi de toda esta mierda, sí, no se podía llamar de otra manera, no tenía calificación.. Me armé de valor y decidí dejarlo todo aún a sabiendas que él me la jugaría, pero esta vez ¡no! no tenía miedo. Me aconsejaron que le perdonase, pues era una persona enfermiza, quizás, alguna vez lo haga para librarme de cargas inútiles, pero solo el tiempo logrará hacerme olvidar.. Solo el tiempo y la distancia…
No quiero saber nada de esa persona, si es que se le puede llamar así, hoy por hoy he recuperado por fin, mi ego, soy una mujer nueva que ha conseguido quererse a sí misma. Gracias a que tengo al lado a una persona que conocí y que no me hace sentir «una basura» porque basura, es todo aquello que no queremos y que desechamos y yo ya no quiero volver a sentirme así.
Desde hoy, aprendí a sentirme valorada..
CONSUELO PÉREZ GÓMEZ
CRÓNICA DE UNA BODA ANUNCIADA
Nada más recibir la invitación me puse a rebuscar entre toda la basura de siglos, acumulada en el desván de los despropósitos, una pamela que había visto en fotos del álbum familiar a una de mis bisabuelas –igual estaría repleta de polillas en el mejor de los casos, o roída por los ratones, en el peor de los pronósticos-, y no es que me gustara a mí la asistencia a tales eventos que terminaban por producirme una suerte de eritema asemejándome a un guiri achicharraó por el sol mediterráneo, por el cual, el extranjero tendría mejor aspecto que una servidora…pero es que miren ustedes, amigos, ¡esta no me la podía perder! y no podía porqué para mí el experimento resultaba de lo más excitante, quería ver de primera mano –de primer ojo- como era posible que dos seres de planetas distintos -amén de lo dificultoso de descubrirse- hubieran podido llegar al nivel de querer unir ¿Sus vidas? ¡Ay! ¡Los caminos del amor son inescrutables!
Eso, y, que yo, había escuchado por ahí el mantra: «de una boda sale otra boda» ¡Coño! –pensé- ¿Y si de esta «engancho»? Total, que encontré la pamela bisabuelesca, me compré un modelito asequible, aunque llamativo, unos tacones que serían la perdición de mi esqueleto y de mi vida futura; para mí costumbre de ir siempre vestida como una indigente. Me encaminé a una dudosa ceremonia de la que nadie imaginaba como podría acabar…en esa ilusión bobalicona de encontrar costilla, comencé a ponerle ojitos al «oficiante» que más que del cuerpo eclesiástico, parecía escapado del cuerpo de bomberos ¡Qué cuerpo! Yo, como decía, le ponía ojitos al disfrazado de señora, pero no parecía tener intención alguna de devolver la señal, o yo no le interesaba lo mas mínimo, cosa que conociéndome no tiene nada de particular, o estaba interesado en otro ente, cuerpo, entidad, elemento, objeto… ¡los designios de su jefe son incomprensibles!
Y como no hubo manera, y como el personal invitado del club de los «hojeadores» le estaba dando a la cazalla que era un gusto, y, ya no se sabía si iban o venían, me aparté de la algarabía para ir a tropezar detrás del caserón donde la concurrencia celebraba el claudicamiento de dos seres a todas luces incompatibles, como iba diciendo, me di de sopetón con un montón de basura infusa, infame, infumable, innecesaria por demás.
Tiré mi pamela a un lado. Me arremangué las gasas y los tules, arrojé junto a la pamela mis tacones imposibles, y en menos que se persigna un cura loco…recogí toda aquella mierda, llamé a mi amigo Lolo, recolector para más señas de desperdicios inhumanos que, llegó como un rayo, y cual centella, en cuestión de segundos dejo aquello como la patena.
Ya ni sé el final del fiestón… desconozco si el novio huyó…si la novia arrepentida en el último momento se fugó con el de la sotana…solo sé que llegué a mi casa, subí al desván, coloqué la pamela en la caja que había sido su cama durante más de un siglo, y me fui a la piltra…
Cuando desperté, no supe si todo había sido un sueño o las ganas de ver a Mr Monster matrimoniándose, o a Dalita huyendo de un futuro oscuro cual tormenta irlandesa…en fin…mi sueño de ser una señorita con pamela y canesú otra vez se fue a la mierda…
MANUEL ALBÍN EXTREMERA
Estamos revueltos entre basura, la política es basura, muchos
«amigos» son basura, los pensamientos se convierten en basura y los sentimientos, que os digo, igual.
Parece que somos — masokas –, nos da igual tirar todo lo que ensucia al mar, sin darnos cuenta que estamos matando a los peces y la de plantas que existen en las aguas del océano, perdiendo la belleza del coral y de tantas y tantas especies de seres vivos.
Lo mismo pasa con la basura que en vez de echarla en el contenedor, la dejamos fuera, como si fuera un dulce.
Hemos perdido la vergüenza, la ética y hemos ganado en pereza y holgazanería, parece que la sangre está en huelga y no quieren regar las venas y el corazón de sangre viva, para cambiar el ámbito de la desidia perenne.
Basura palabra asquerosa que no llega con buenos ojos a ningún evento, pero por desgracia existe.
NEUS SINTES
Lágrimas surcaban las mejillas de Violeta, de las pocas que le quedaban por derramar. De nuevo recibió otro cachete, esta vez por duplicado por ser una mujer desobediente con su esposo. Encerrada en su hermosa casa, de dos plantas, le suplicaba que parase.
Todos le avisamos de que ese hombre le haría infeliz. En el minuto en el que delante del altar pronunció el «sí quiero», su vida se convirtió en un calvario. Aceptó el llavero, cuyas llaves abrían un nuevo camino, a un matrimonio infeliz.
El era su esposo y ella su mujer. Nosotros, los vecinos del barrio conocíamos la situación. Violeta había contraído matrimonio con un hombre que la hacia sentir infeliz. Después de la luna de miel que pasaron juntos y gozando de placer mutuamente. La vida en pareja fue muy distinto. Violeta descubrió que su marido tenía un lado oscuro y perverso, que ella desconocía.
Felipe era un hombre de negocios. Se conocieron en una fiesta benéfica a la que Violeta asistió, vestida con un vestido color celeste, dejando los hombros al descubierto. Entonces la música empezó a sonar y muchas parejas salieron a la pista.
Violeta se había quedado sentada, hasta que un hombre, de apariencia muy galante se había fijado en ella durante la fiesta. El hombre al verla sola, se acerco a Violeta.
-¿Cómo te llamas? – preguntó el hombre, muy educadamente
-Violeta. – contestó, dedicándole una sonrisa.
-Mi nombre es Felipe, el hijo mayor de la familia Reynes. – Se presentó.
Violeta quedó sorprendida. Tenía ante sí al hijo mayor de los Reynes. La familia más conocida por sus riquezas.
De fondo un vals empezó a oírse. Algunas parejas se retiraron y otras emprendieron el baile, animadas.
-Si me permite – le dijo ofreciéndole bailar
-No soy muy buena bailarina – dijo Violeta, mirándole a los ojos, tímidamente.
-Yo te guiaré – dijo con un tono cortés.
Sus cuerpos se acercaron mientras una mano la posó sobre su cintura y la otra la guiaba con su mano. Eran el centro de atención sobre la pista. Violeta se dejaba llevar por sus pasos. Mientras el la guiaba. Sus miradas se cruzaron por breves momentos. Violeta llevaba un vestido azul celeste, dejando entrever sus hombros desnudos. Poco a poco sin darse cuenta, sus cuerpos se fueron aproximando.
Fue entonces cuando el vals finalizó y ambos se quedaron quietos, mirándose. Sus labios se encontraron cerca del otro, Violeta podía sentirlo, podía percibirlo, y en ese momento los labios de los dos se fundieron en uno solo. A partir de ese momento fue cuando Violeta empezó una relación con Felipe.
Felipe era el hombre perfecto. Empezó a sentir que sin él su vida no tenía sentido y sin darse cuenta así era como en realidad quería que se sintiera Felipe. El mantenía el control, todos los movimientos y acciones de Violeta. Ella empezó a pedirle permiso para salir. Esperaba ansiosa su llamadas cada día, ella creía que la llamaba por amor, cuando en realidad la llamaba para tenerla controlada y localizable.
Después de el «sí quiero», su vida ya no fue la misma. El lado oscuro de Felipe abrió un nuevo camino en la vida de Violeta. Enamorada de él desde el primer día, ahora ya no sabía lo que sentía realmente. Sentía amor y rabia al mismo tiempo. Por otro, se sentía dependiente de él, sumisa a sus plegarias y obligaciones como esposa. Felipe pedía más.
Violeta se enteró que no solo viajaba por negocios. Sino, que durante todo este tiempo, el la había engañado con su secretaria. Y que en cada viaje aprovechaba para irse de prostitutas.
Se sentía engañada y atada a él. Ahora era Felipe quien deseaba que se comportara como una mujer y aceptara a su marido tal y como era. Deseaba a su mujer, y la quería. Pero Felipe le pedía cosas a Violeta que ésta no cumplía como mujer.
Violeta se dio cuenta que su esposo deseaba más de ella. Con el paso del tiempo Violeta fue cambiando. Felipe la había hecho cambiar.
Para que su matrimonio fuera mejor se vio envuelta en un mundo donde debía satisfacer todas sus necesidades. Felipe la obligó a ser mas callada y reservada. Obedecer y respetarle y ser suya hasta que la muerte los separe. Así lo juró cuando contrajo matrimonio con él.
DAVID DURA MARÍN
El despiste llegó a tanto , tirando las llaves de casa en el contenedor de la basura.
Oh! Temo no volver a la mierda del dia a día.
Seré apropiodespistado!.
Con el culo en posición pidiendo guerra y la cabeza divisando miseria , encontré una llave brillando al fondo .
Brillando cuál tesoro , decía , ven a mí.
Ya te tengo ! . Querías escapar de mi vida cuál cigüeña vuelve cuando quiere.
Lo nuestro no será Paris , pero a la luz de una vela puedo llegar a casa en la noche más profunda.
Me pareció verle una sonrisa , de maestra , haciéndose la hueca como quien lo sabe todo capaz de abrir un sentimiento profundo.
Al subir a casa , tres puertas .
Dos con un bonito marco y un felpudo con cosas graciosas de bienvenida.
La otra medio abierta
o tal vez cerrada a medias.
De una patada se abrieron mis dudas.
Mi marido arrodillado frente a un repatidor de comida a domicilio.
Uy perdón , me he equivocado de dulce morada .
Me tragué la llave sin agua y sin arcadas.
Ahora luce dentro de mi tripa una luz capaz de abrir cualquier barrera antes infranqueable.
Vivo en un trastero , sin llave , sin luz y con el agua de una fuente del parque mas cercano.
Por primera vez en mi vida siento eso que llaman limpieza interior.
GAIA ORBE
Recibo un whatsApp que dice: Abrí el mail. Abro el mail y dice: Abrí el face. Abro el face y el mensaje dice: Abrí la papelera. Entonces la nube electrónica de cientos de fardos escondidos y luego enterrados, activan el presente del pasado. Son bolsas de deshechos amontonadas en las afueras de mi ciudad.
Con ojos exaltados, fuera de sus órbitas reviso el humo hecho de fósiles y residuos de enlaces de preguntas sin respuestas ni horizontes. Huele feo. Meto la mano hasta al fondo, aún hay desperdicios sin forma. Demasiados objetos horadados con el tiempo: la olla golpeada de mi abuela, dos mates oxidados y muchos restos de pinturas. Platos de cerámica con alma al lado de las patas de una bañera atada con polainas. Desato los nudos de las bolsas, algunas tienen manchas sin nombre ni color. De pronto, ese oscuro miasma peinado a contrapelo con un peine sin dientes, se ilumina. Haces de luz, emisiones encendidas. Las huellas digitales de mis átomos.
REBECA FS
Ojalá te hipnotizaran,
te metieras en un sueño profundo e inducido,
para que al despertar,
dejaras de taladrar basura.
Basura que duele,
que huele a podrido,
que intoxica la vida.
Y es que el único olor que desprendes,
lo huelen las gaviotas,
que recogen tus palabras,
y construyen nidos de hedor,
junto a mi cañada.
JUAN JOSÉ SERRANO PICADIZO
«Los caballeros del espárrago»
Días después de la frustrada forma con la que Monster dejo a Dilita plantada. Los secuaces Monroe y Picadilly, volvían exhaustos, malheridos y con el rabo entre las patas al Reino Caracartón.
En Caracartón, estaba situado el palacio Real de Dilita conocido como el palacio de cromos, a 100 kilómetros del palacio de la baraja en el reino del poker y a 500 kilómetros del castillo cuatrohojas en el reino fantasía.
Los dos soldados, temblaban de miedo de tan solo pensar que volvían a palacio con las manos vacías.
— Monroe, tú que eres el más pelota, seguro se te ocurre alguna forma de decirle que se no escapó Mr. Monster — dijo Picadilly con la voz temblorosa.
— ¡Yo! ¿Quién le regalo un Antolinicornio para su día de cumpleaños? ¡Tú! ¿Verdad? — señalaba Monroe con el espárrago partido, a su fiel amigo.
— Era un Antolinicornio sacado de sus establos, en realidad, le regalé el que ya tenía — dijo Picadilly intentando excusarse.
— ¿Y el día qué le cazaste un Cucurro? Le enseñaste a decir «Te quiero Dilita» — dijo Monroe, batiendo sus brazos.
— ¿¡Yo!? Bueno, si es por eso, se lo diré yo — dijo Picadilly apesadumbrado.
Los dos guardias montaron en sus zarigüeyas camino al palacio de cromos. Entraron en el reino Caracartón por las laderas del norte, cruzando las montañas de azúcar glas. Atravesaron el cañón de chocolate, donde pararon para saciar su sed, en las orillas del lago miel. Se adentraron en el frondoso bosque de celofán, para encontrar el camino que conducía al palacio de cromos. Entrando en palacio, se acercaron abrazados al trono de Dilita.
— ¿Donde está ese holgazán de Mr. Monster? — preguntaba Dilita frunciendo el ceño.
— ¡Monroe! ¡Monroe lo dejo escapar! — gritaba Picadilly, arrodillándose a los pies de Dilita y limpiando sus lágrimas con los volantes de su vestido de flamenca.
— ¡Maldito! Señora Dilita, tú que eres tan guapa y tan linda, tú que te mereces un príncipe o un dentista. Apareció Talita la cazarrecompensas, nos bloqueo con su chile negro, cuando de repente, apareció SuperLopecita, que era enviada por la Dama de la Pamela rosa, entrando en un duro combate nos venció a todos y se esfumó junto a Monster con un hechizo de teletransporte — contaba Monroe, mientras le temblaban las patas, se mordía la uñas y se arrancaba mechones de pelo muy nervioso.
— ¡La Dama de la Pamela rosa! Qué mujer más pesada. ¡Guardias! — llamaba a los soldados de palacio, apareciendo dos fornidos y gigantesco ogros de cartón — ¡Qué le corten la pilila a estos dos mentecatos! — ordenó desencajada y escupiendo grandes tropezones de pipas mezclados con salida de una bolsa de revuelto que se estaba comiendo como aperitivo.
Monroe intentó parar a los guardias con su espárrago partido.
— Señora, deja que le cuente una cosa.
Monroe, no tiene pilila — susurró Picadilly en el oído de Dilita.
— Pues, ¡Qué le corten la cabeza..! — gritaba enfurecida.
Los dos ogros de cartón, agarraron a Monroe y Picadilly del cuello de su armadura echa con una máquina 3D. Los dos secuaces pataleaban en el aire, levantados a dos palmos del suelo.
— ¡Monroe! Saca el libro mágico que te regalo la maga Cristina — le recordaba Picadilly.
Monroe, echaba mano a su bolsillo derecho donde tenía un pequeño libro titulado «Carta al fin del mundo». Lo agarró con fuerza y golpeó con fiereza en repetidas ocasiones al ogro que tenía prisionero a Picadilly, quedando por fin liberado.
— ¡No torpe! Era para usar el hechizo de la página 90 — gritaba Picadilly, por la torpeza de su compañero Monroe.
Picadilly sacó su espárrago y embistió al ogro que tenía prisionero a Monroe. Quedando los dos libres de las manos de los guardias, comenzaron a plantear un fabuloso plan.
— Podemos usar el hechizo o nos vengamos de Dilita ¿Tú que decides? — dijo Monroe.
— Prefiero usar el hechizo, sabemos que Dilita es muy poderosa — dijo Picadilly tragando saliva.
— Eres un cagado de mierda, venga, lee que tenemos que hacer con el hechizo — dijo Monroe lanzando el libro al pecho de Picadilly.
— Necesitamos un lazo rojo, una cagada de Antolinicornio, un cuerno de ogrocartón, un ojo de Davila dura marina, un pepino diabólico y un pico de águila coronada Smith — Leía colocándose las gafas sobre su nariz Picadilly.
— ¡Joder! ¿Dónde vamos a encontrar todo eso? Valgamelseñol — decía Monroe santiguándose.
— Lo podemos comprar en el mercado mágico de la fortaleza macarrón o buscarlo en la basura — dijo Picadilly.
— ¡Buscarlo en la basura!— exclamaba Monroe.
— Sí, eso es lo que pone en la letra pequeña del hechizo — Aseguraba Picadilly.
— Pero…, ¿Qué cojones hace ese hechizo? — preguntaba Monroe.
— ¡No te has leído el libro! Madre de dios. El hechizo es para crear un portal para salir de este reino — dijo Picadilly llevando su mano a la cabeza en muestra de asombro.
— ¡Vale y qué! ¿Para que quiero salir de este reino? — Preguntaba encogido de hombros Monroe.
— Bueno, déjalo, me voy a buscar los ingredientes para el hechizo. Tú vete donde te de la gana — contestaba afligido Picadilly, por las dudosas intenciones de su amigo.
Agarró una gran capa del montón de cartón destrozado, para ocultar su apariencia y pasar desapercibido por el reino Caracartón. Picadilly bastante decepcionado, caminó por el mercado en busca de los ingredientes secretos. Los dos amigos terminaron separados por un lugar diferente del reino. Picadilly, compró casi todos los ingredientes en una tienda mágica. Los objetos restantes, los fue a buscar al gran pozo de basura del reino.
— ¡Picadilly! — gritaba Monroe desde el otro lado del pozo.
— ¿Has venido a ayudarme? — preguntaba Picadilly con los ojos vidriosos.
— Claro que sí, no puedo dejar a mi mejor amigo, buscar solo en la basura. Tengo que aceptar los planes de mi colega por muy locos que sean — Contestaba Monroe, saltando desde la cima del pozo al montón de basura, realizando un salto mortal hacía atrás.
— ¡Espera! Tú no eres Monroe, él no es tan agilidoso. ¿Quién eres, muéstrate? — Señalaba con su espárrago Picadilly, dando un salto lejos del impostor.
— Ha,ha,ha,ha,ha,… Soy Talita la cazarrecompensas, y he visto que piden mucho por vuestras cabezas — reía Talita rodeada de una neblina grisácea, transformándose en su forma natural — Estás solo, ¿Dónde esta tu compañero?— preguntaba dirigiendo sus ojos a todos los alrededores.
— ¡Estoy aquí! — Aparecía Monroe por los aires saltando sobre Talita en un Antolinicornio, apagando el reflejo de la luz lunar sobre su enemigo con su sombra. Picadilly, observaba fascinado la reacción de su compañero, dejando soltar una ligera lagrima que se deslizaba lentamente por su mejilla.
Talita, sorprendida, colocó sus brazos en alto para defenderse del golpe, quedando engullida por el ano del Antolinicornio. El Antolinicornio desenfrenado, hizo un gesto de estreñimiento de la leche, lanzando por los aires con un fuerte apretón a Talita.
— Creí que me habías abandonado — dijo Picadilly limpiando sus lágrimas.
— Venga, recojamos los ingredientes que te faltan — se apresuraba Monroe.
Unieron todos los ingredientes del hechizo en un caldero viejo que encontraron en la basura. Picadilly agarró de un brazo a Monroe y lo monto en el Antolinicornio.
— ¿Qué pasa, dónde vamos? — preguntaba Monroe extrañado.
— Salgamos rápido de aquí, esto va a explotar — dijo Picadilly.
— Pero…, ¿No era para hacer un portal? — volvió a pregunta Monroe muy dudoso de su amigo.
— No, es una bomba mágica muy poderosa para acabar con Dilita y su reino — le contestó Picadilly.
— ¡Claro! Ahora entiendo el nombre del libro, ¡Qué listo eres! Ha, ha, ha — reían los dos compañeros, alejándose del reino Caracartón, que iba a explotar por los aires.
— ¿A dónde iremos? — preguntaba Monroe.
— Junto con la Dama de la Pamela rosa, ahora seremos sus secuaces — le contestó Picadilly.
— Lo tenías todo planeado desde el principio granuja— dijo Monroe.
— Parece que no me conoces ya, ha, ha, ha,…— reía Picadilly.
Los dos compañeros montaban a toda prisa en el Antolinicornio, dirigiéndose al Reino de las camelias, para entregar su honor a la Dama de la Pamela rosa.
SILVANA GALLARDO
Salió de casa con tremendo dolor. Unas horas antes, había acompañado a Zulema, su hija, a dejar a Estrella, su nieta, al colegio. Dialogaron breves cosas sin importancia, durante el trayecto, que le pareció tan largo y tormentoso como el dolor que la aquejaba. Por fin llegaron. A ella le pareció un camino interminable y por fin, con dificultad subió a su recámara tomándose, con las dos manos, su vientre, sin quejarse en ningún momento.
-¿Qué te pasa?- preguntó su marido, quien percibió la actitud decaída de ella.
-Tengo un fuerte dolor, no lo soporto- respondió.
El marido aún en la cama, se levantó de súbito y le dijo que irían al hospital. Ya montados en la camioneta, le sobrevino un ataque de vómito. -Iré a bañarme, no quiero llegar con esta peste al hospital-.
En la sala de urgencias, fue registrado su turno para llamarla. Mientras tanto, el vómito persistía. Nada de atención…
Por fin fue atendida, la recibió el médico en turno y detectó que sucedía algo malo en su organismo. Ordeno el internamiento, estudios, una placa de Rayos X y una biometría hemática.
El tiempo transcurrió y no había un diagnóstico. Los malestares, los dolores y el vómito persistían. -Es necesario operar- informaron al marido. -¿qué tiene? ¿Cuál es el diagnóstico?-
El cirujano dijo que no habían encontrado en los estudios ninguna causa aparente de todos sus males, así que decidió operar. -Haremos una cirugía exploratoria- -¡cómo!- exclamó el marido. -¡No pueden operar sin tener la certeza de un diagnóstico!-
-La señora está grave, no hay tiempo.- Le dijeron.
La cirugía se llevó a cabo, aparentemente todo resultó sin contratiempo. Pasó algunos días en convalecencia y la dieron de alta. Dos días, sólo dos días en casa y se complicó su salud. De nuevo al hospital, a urgencias, con dolores insoportables. Regresó con insuficiencia renal, con arritmias; en estado totalmente grave.
Una mala praxis del cirujano, le provocó una mortal sepsis, que se manifestó dos días después de haber sido dada de alta.
¿Acaso somos desechables?
Todo se fue a la basura, un ovario, un apéndice, un riñón.
A la basura el tiempo, a la basura las esperanzas, a la basura las lágrimas.
BEA ARTEENCUERO
Adela mi madre
adoptiva se mudaba a Canadá, donde vivía un de sus hijas, yo iría más adelante, así lo acordamos; Después de estar tantos años juntas, quedarme sola me desarmaba un poco. A los 20 años me enamore perdidamente de Alonzo, un compañero de la facultad, fue mi primer y único amor, nos amábamos y nuestros proyectos era, después de recibirnos irnos al extranjero a trabajar y formar una familia, éramos felices con nuestros sueños. Al año de conocernos se lo presente a mi madre, quien se opuso a la relación, ella consideraba a Alonzo poca cosa para mí, porque era hijo de italianos y el padre era dueño de una carnicería, según ella no estaba a mi altura… Es un pelagatos me decía; Contra sus deseos, seguimos adelante, nos amábamos y eso era todo para nosotros. Nos recibimos de arquitectos, Alonzo con la máxima calificación. Recibió una oferta de trabajo de una importante empresa en España, siguiendo con nuestras metas y comenzar una vida juntos acordamos viajar en la brevedad, Una semana antes de la partida, mi madre se enferma y yo no podía abandonarla…Alonzo viaja solo, prometiendo escribirme, hasta que pueda reunirme con él, se encargaría de buscar vivienda para cuando llegara y al fin formaríamos la familia que tanto anhelábamos; Quede desolada cuando partió; El primer mes cada dos días recibía una carta, después fueron espaciando, hasta que llegó el momento que no tuve más noticias. Mi madre mejoro y yo seguí con mi vida, con el corazón partido, tras el dolor que sentía las palabras de mi madre me sumergía mas en la angustia…. ¡Te dije que no era para vos! Me decía una y otra vez, no comprendía el porqué de su silencio ¿Dónde quedaron las palabras de amor?. El tiempo inexorablemente siguió su camino, yo nunca más me permití enamorarme, creo que en el fondo de mi corazón siempre estaba la esperanza del reencuentro, nunca deje de amarlo. Vivía para trabajar y estar con mi madre y hoy que ella se v, me entristecía su partida, quedaría más sola que nunca. La acompañe al Aeropuerto, me pidió que ordenara su cuarto y tirar unas bolsas de basura que olvido sacarlas. Al día siguiente de su vuelo, me dispongo a ordenar, voy a su dormitorio y lo primero que veo son tres bolsas de residuos, sacare esto, pienso mientras agarro las bolsas, con tanta mala suerte que una de ellas se rompe, cayendo todo al piso, sobres y sobres por todos lados, levanto uno de ellos y no puedo creer lo que veo, me tiemblan las piernas, un frio recorre mi cuerpo era de Alonzo, todas, todas eran de él, cientos de ellas, por supuesto dirigidas a mí nombre, con el corazón latiendo a mil, las leí una por una, durante toda la noche; En todas me decía que me amaba, que no comprendía mi silencio (En una de ellas, me mandaba la dirección donde ya estaba establecido), y la foto de una hermosa casa, la había comprado para formar nuestra familia; Con el alma en pedazos rodeada de todas esas cartas tan esperadas…Llore, llore hasta quedarme sin lágrimas, no quería entender porque mi madre no me las había entregado, ahora comprendía su enfermedad, todo lo planeo para separarme de Alonzo. Diez años habían pasado de los cuales, tantas veces junte los retazos de mi corazón para seguir adelante sin desfallecer, ¡no encontraba consuelo!. Mi madre a los días de su llegada, diciéndome que me esperaba, quise gritarle, insultarla, preguntarle ¿Por qué? ¿Por qué había sido tan cruel?, pero calle, guarde mi dolor, mi herida de tantos años se abrió con más fuerzas, en medio del dolor algo me conformaba, Alonzo no me había dejado, fue el destino que nos jugó una mala pasada, ambos nos sentimos abandonados. Busque entre las cartas, aun todas desordenadas, la que me había envido l dirección, había pasado 10 años, ¿Seguiría allí? ¿Estaría solo?, cuantas preguntas en mi corazón desolado, todas sin respuestas. La decisión está tomada, no viajo a Canadá, voy a España, tengo que cerrar esta herida de tantos años. Llegue un hermoso día de primavera, sin pensar las consecuencias me tome un taxi y fui directamente a la dirección que tenía; La incertidumbre era muy grande, mientras me dirigía al lugar pensaba…Tal vez no vivía más allí o lo que es peor existía la posibilidad de que no estuviera solo, en un momento de zozobra dude de seguir y regresar, pero el dolor que sentía en el pecho, l esperanza de verlo aunque sea una vez me hizo seguir adelante. Es aquí me dice el chofer y se detiene en una hermosa casa con un inmenso parque rodeado de árboles, reconocí la casa de la foto; Pago el taxi, recojo mi maleta, me falta el aire, mi corazón late feroz, me tiemblan las piernas y camino hacia entrada de la casa, por un sendero lleno de flores, en un costado bajo un frondoso pino hay un banco…Allí, allí está el, mi hombre amado, lo reconozco (como no hacerlo si tengo grabado cada centímetro de su cuerpo en mi interior) ,esta cabizbajo leyendo un libro, dejo la maleta y me dirijo hacia él; Faltan pocos pasos cuando…Levanta la vista y me ve, sus grandes ojos, me miran con sorpresa…¡Milka! ¿Sos vos?¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cuándo?, se le atragantan las palabras, me acerco con lágrimas en los ojos, lo miro en silencio, sin pensar en nada ms que en ese instante lo abrazo muy fuerte, el sorprendido en el primer momento, luego me abraza también, lloramos, reímos, retrocedemos en el tiempo y somos los jóvenes con mil proyectos y sueños. Pasado el momento de la emoción, nos sentamos , hablamos…tanto, tanto ..Ansiosos queriendo atrapar el tiempo perdido, esta solo al igual que yo.El reencuentro hizo florecer nuevamente el amor que aún latía en los corazones.
Hoy nuestra historia de amor y angustia, sólo es un recuerdo. Estamos juntos cumpliendo los sueños de otrora, que estuvieron guardados mucho tiempo en una
BOLSA DE BASURA…
JOSÉ ARMANDO BARCELONA BONILLA
El baobab
Ahmadou vive en una chabola hecha con maderas viejas, trozos de chapa, cartones de embalaje y materiales de derribo. Retales de vidas ajenas, que ha recuperado para construir este refugio suburbial, porque como a todo lo que estorba, ofende a la vista o empobrece el paisaje, a Ahmadou la ciudad le niega las credenciales de urbanita condenándolo al exilio residual de las afueras.
Va por la vida empujando un exhausto cochecito de bebé, que hace mucho tiempo dejó de cumplir esa función, en el que transporta su cosecha de abandonos, y se apoya en un renegrido mango de escoba, con el que remueve los descartes orgánicos, que la sociedad ha sentenciado al contenedor de la basura.
Ahmadou pasa desapercibido para la mayoría. Mira sin fijar la vista en nada y menos aún en nadie, se hace todo lo incorpóreo que puede, porque la experiencia le ha enseñado que la invisibilidad es su seguro de vida.
Ya no recuerda si hubo un tiempo feliz en su existencia. De su infancia sólo le queda la imagen borrosa y de un baobab protector, al que los mayores de su aldea le hacían ofrendas. Luego todo se esfuma en un torbellino de locura, fuego y destrucción, al que ni siquiera el orgulloso árbol pudo sobrevivir; solo Ahmadou resistió a la barbarie. Invisible, confundido con los muertos, uno más de entre ellos.
Cruzó un continente entero huyendo del hambre y la enajenación de los hombres; camuflándose entre los escombros, de vertedero en vertedero, haciéndose intangible, basura entre la basura, apenas palpitante.
El mar no consiguió descubrirlo, acurrucado, casi inmaterial en el fondo del cayuco. Por eso Caronte no le cobró su peaje de muerte, condenándolo a una vida sin esperanzas.
Y así cruza la ciudad, venteando el extrarradio, camaleónico, huyendo de sí mismo, perseguido por una inmisericorde fatalidad, enmascarando su existencia de basurero en basurero; con un salvoconducto de miedo en el alma, un desvencijado cochecito de bebé cargado de renuncias y apoyando su fatalidad en un renegrido y quebradizo mango de escoba, que como el viejo baobab, será incapaz de protegerle de su destino.
LUISA TABORDA
Basura es cuando das casi todo tu tiempo a los demás,los atiendes con cariño, otras veces con condecendiencia pero aún así te tratan como aún zapato viejo y desecho.
Basura es cuando estudias y estudias para obtener una carrera, sueñas con ejercer, das lo mejor de ti y sacas las mejores notas pero luego el puesto de trabajo lo ocupa el hijo/a, sobrino/a o amigo «de».
Basura es la falta de inclusión a personas con diversas disCapacidades , pero sí se alardea de ello publicitariamente en entidades las cuales no daré el nombre.
Basura es cuando te esfuerzas por darlo todo y más pero tu jefe/a en un arrebato de impulsividad con nula psicología emocional y escaso compañerismo, te denigra delante del paciente/usuario ( abuso de poder).
Basura es cuando muchos Pro-vida, exclaman con gran ímpetu ¡ No al aborto!
Pero al nacido sufrido ¿Le darías cobijo en tu casa? ¿ Lo adoptarías?, ¿ Le darías amor?.
¿Te has pasado alguna vez por un orfanato o centro de acogida o has hecho algún voluntariado o acto noble por esos niños y niñas sin familia y sin hogar?.
A los niños y niñas huérfanos del tercer mundo que viven en la calle ¿ Alguna vez te has acercado a darles un plato de comida,un techo donde dormir? ¿ Nunca los has criticado por
» esnifar» pegamento? ¿Esos niños cuando te los cruzas por la calle y cambias de acera lo haces por miedo o por asco?.
Basura es << la doble moral>>.
VALERIA MICHOU
Vidrio papel metal
vidrio papel metal
vidrio papel metal
Y tu cuerpo muerto, compost
MANUEL SIERRA
Si lo pienso todos los objetos que tengo en mi salón y en mi cuarto podría encontrarlos en un vertedero; aquellos utensilios que han conformado mi vida y mi memoria sentimental, que he perdido en el camino, si rebusco, seguramente los halle en un vertedero; si me esfuerzo, todo aquello que, desde un punto de vista material, a veces pienso que podrían darme la base de mi felicidad, sería posible confiscarlos en un vertedero.
Entonces, pregunta estúpida, ¿por qué no habito en un vertedero?
¿O sí lo hago?
ANTOLÍN MARTÍNEZ JIMÉNEZ
Sayari es un niño adolescente que vive de lo que encuentra rebuscando en la basura de una pequeña localidad de La Mancha.
Hoy es un día especial, hay entierro en el pueblo y suelen tirar en el vertedero del cementerio las pertenencias del difunto que ya no desean guardar.
Hay un baúl viejo de cerradura de llave hueca que ayer no estaba ahí. Sabía que algo de valor encontraría y que podría servir para él o para alguno de sus muchos compañeros del barrio chabola de la parte alta, de ese modo tendría material para cambiar o vender.
Encontró ropa de una muchacha jovencita en muy buen estado. Algunas de las prendas se encontraban planchadas y dobladas, casi todo en muy buen estado. Vestidos, faldas, blusas y una cazadora vaquera sin marca en perfecto estado.
Quiso probarse algo y escogió la cazadora vaquera que podía servir para él.
Con la chaqueta puesta se asomó al baúl para ver que más podía encontrar y una atracción gravitatoria imposible de resistir hizo que cayera en el interior y se cerrase el baúl tras él.
Dentro se hizo la luz del día, notaba como si flotara en un cielo azul de seis dimensiones. La imagen de una niña angelical se acercaba hacia él y lo agarró de las dos manos confesándole:
–Sayari, me llamo Dunia, yo te he elegido para una misión que te va a llevar toda una vida. En toda la historia del planeta ha sido la naturaleza la que ha determinado el futuro de la Tierra, contenido y continente. Desde hace tan solo cien años, ha sido el ser humano quien ha conseguido dominar y destruir poco a poco los recursos, las especies y las civilizaciones. Las guerras han sido mundiales, las armas son capaces de destruir mil veces el planeta, las pandemias han sido provocadas por el ser humano jugando a ser Dios. De todo esto ha salido mejor o peor parado, pero hay un futuro inmediato del que, pudiendo evitarlo, no se hace lo necesario y será el fin de todo lo conocido.
Voy a darte el poder y los recursos que necesites, durante toda tu vida, para que consigas reclutar un ejército de personas capaces y comprometidas con el medio ambiente; limpiar el planeta, cuidar los ecosistemas, dejar de agredir a las especies y los hábitats, repoblar, reciclar, reutilizar, reparar y concienciar.
Tienes que empezar por los jóvenes de tu generación, quiero que te hagas oír y para facilitar el camino voy a colocar este PUNTO AZUL sobre tu pecho. Sólo tienes que mostrarlo al mundo y hacer que tu ejército lo luzca y lo hará voluntariamente porque estarán comprometidos.
Dicen que nunca se muere por algo, aunque lo parezca. Yo he muerto para encontrarte y tú vivirás el resto de tu vida para salvarnos.
Empujó la tapa del baúl y pudo ver la luz del día. Se encontraba en un escenario enorme, cien cámaras le apuntaban y la multitud le aclamaba. Él se miró el pecho y pudo ver un círculo azul que resplandecía y hacía que todo el mundo le prestara atención y dijo:
–Yo soy Sayari Ya Dunia y necesito que cuides tu entorno, sólo eso, pero hacerlo todos y hacerlo ya para que hoy comience el fin del fin.
Aquí empezó la mejor historia de sus vidas, en un basurero.
Pon un PUNTO AZUL en tu vida, hazlo visible, significa que cuidas tu entorno, es así de fácil y no cuesta dinero.
SAYARI YA DUNIA significa PLANETA TIERRA en SWAJILI, lengua de Tanzania, Madagascar, Burundi y Comares, África, de donde puede que comenzase la vida humana y es lengua de moda.
BEATRIZ ÁNGEL
Todos los días a la misma hora, esperan sentados frente al supermercado varios hombre jóvenes y una señora mayor, tendrá más de sesenta años. Los muchachos la atienden y la ayudan cada día a llenar sus bolsas, primero ella y luego los demás. Jamás los he visto pelear por nada, reparten lo que hay entre todos y se turnan para que el reparto de las cosas que para ellos son más valiosas sea justo.
Qué gran lección detrás de una imagen tan desagradable para la vista de la multitud que desvía la mirada sin detenerse a observar las historias que hay detrás de cada uno de ellos y a la vez, de obviar el hecho de que esas y el resto de personas que los aguardan en casa, eso en el mejor de los casos, se alimentan de las sobras de una sociedad inmersa en el consumismo y el derroche sin fin, en cambio giran la cabeza para no ver lo que ellos mismos provocan.
Historias que nacen de un contenedor de basura que cada día se llena con los desechos de un pueblo enfermo de individualismo y egoísmo, un pueblo ciego de aquello que no quiere ver.
En ese contenedor hay más respeto, más generosidad y más humildad que en cualquier otro lugar.
MARY FLOR DELIS
Mi compañera.
Despierta otra noche más.. elevo mis manos a mi cara marchita y enredo mis cabellos blancos entre mis dedos.
En la soledad de esta habitación aséptica, en donde solo es posible escapar si la parca viene a llevarme, viene a mi memoria mi pequeña Sura…
Era una noche oscura y fría de primavera cuando baje a tirar la basura, al abrir la tapa escuché unos débiles gemidos provenientes de una bolsa oscura.
Oía a lo lejos el camión de la basura así que con el corazón golpeándome fuerte en el pecho me esforcé para coger la bolsa y ahí estaba ella, una bolita oscura y blanco pecho, aún sus ojitos cerrados y chillando más fuerte si cabe, me la puse en mi pecho, con la calor y los latidos de mi corazón se calmó hasta que empezó a buscar desesperada su aliento.
_ Pequeña no vas a encontrar nada pero ya miraremos que hay por casa hasta que mañana abra el veterinario.
Camino a casa iba murmurando toda clase de improperios…
_ ¿Cómo Puede haber gente sin consciencia y sin sentido de la responsabilidad? _ me quejaba más para mí que para la pequeña vida que se movía inquieta._ ¡Cálmate! Ya estás a salvo.
Me costo horas de sueño y aprender como cuidarla pero lo logré.
Doce maravillosos años pasamos juntas pasito que daba yo mi Sura me seguía, las noches en vela también las pasaba ella y me escuchaba atenta levantando sus orejitas para no perder detalle de las historias que le contaba. SIempre fiel, atenta, cariñosa y calmada Sura.
_ ¡Va Sura! Vamos, ven bonita que salgamos a dar tu paseo y aprovecharemos para comprar…
Estaba sobre la cama, parecía apaciblemente dormida… mi grito desgarrador fue oido por los vecinos y desperté aquí en esta fría sala de hospital.
Rios de lágrimas corren por mis mejillas ajadas, un dolor fuerte atenaza mi corazón y lo oprime como si quisieran arrancarlo de mi pecho por la fuerza, mi brazo izquierdo cae dormido sobre las sabanas blancas y un pitido suena a lo lejos, pasos apresurados, voces apagadas que no reconozco hablan…
_ ¡Doctor ha entrado en parada cardíaca!
_ !Preparen el desfribilador rápido!
El dolor cesa, tras mis ojos cerrados veo una luz radiante y en medio mi pequeña Sura, el solaz de mi vejez me espera cual angelito peludo, moviendo su cola, dando volteretas, ladridos de felicidad salen de su garganta diciendome _ Ven mamá, llevo horas buscándote y esperándote, ya estás aquí, ven a jugar conmigo y a seguir contándome más historias.
_ Sura, espérame cariño, ya voy contigo.
CONCE JARA
Ante su incapacidad cerebral para escribir el relato, decidió no tomar otro calmante. Intentó adentrarse en el significado de la palabra “basura”, encontrando dos acepciones:
1.- El cubo que la contiene; 2.- Los desperdicios que la conforman.
Y mientras tecleaba los dos significados le vino a la mente la palabra “tele-basura”, esa televisión de la que mucha gente disfruta, ya que solo es ver, no hay que pensar. Utilizada para descomprimirse del agobio de una tortuosa jornada, oyendo chistes bastos, insultos, discusiones, idas y venidas del plató de los participantes del programa, informando de cómo los famosos o “famosos”, hacen su posado en la playa, parejas que se divorcian por infidelidades, en busca de un@ sugar baby para iniciar una relación, provocando el alboroto de un puñado de contratados, que entre bulo y bulo se hacen hueco a codazos para seguir ocupando silla en la pequeña pantalla.
Pensó que la televisión ya no educa, no informa, solo entretiene de cualquier forma, ya que lo único que les importa a las cadenas es aumentar la audiencia, y eso significa ganar más y más dinero.
Entre los programas “tele-basura” más sonados recordó “Crónicas Marcianas (1997-2005)”, y aquel personaje de “La bruja Lola”. Con su pelo rubio teñido a lo afro y sus “velas negras”, haciéndose imprescindible en la pantalla al repartir terror entre los desesperados que acudían a que les echara las cartas del tarot. Ella descubrió el concepto de “basura de persona”, y es que a uno de sus clientes le descubrió su problema con su famosa frase:
-No eres persona… ¡eres una “basura de persona”!
Pensó en la “basura en el cine”, viniéndole a la mente películas como “WALL-E”. Ese entrañable robot diseñado para limpiar la contaminación que cubre la Tierra, devastada y abandonada por los humanos, hasta que aparece EVA, una robot enviada para investigar si ya hay indicios de vida en el planeta. EVA consigue su objetivo, se mete en su nave y WALL-E, locamente enamorado, la sigue al espacio exterior en una aventura con la que quizás, sin destripar la peli, ambos salven el planeta y la humanidad…
Encontró montones de basura en la película “TRASH”, que narraba las aventuras de los adolescentes Raphael, Gordo y Rat, quienes sobreviven en una favela de Brasil, escarbando en un gran basurero, buscando residuos útiles que vender y así alimentarse, hasta que un día encuentran una cartera llena de billetes…
¡Y cómo no! Esa película española en blanco y negro de 1967, protagonizada por José Luís López Vázquez y Julia Gutiérrez Caba, “UN MILLON EN LA BASURA”, donde el actor interpreta a un barrendero con graves problemas económicos, además de un desahucio en puertas, al que la suerte le lleva a encontrar en un cubo de basura un millón de las antiguas pesetas. El barrendero quiere darle salida rápida al dinero, pero al contárselo a su mujer, ella no le cree, obligándole a devolverlo, iniciando juntos la búsqueda de su propietario.
Seguía ante las teclas del portátil, aún sin cenar, cuando escuchó como llamaban al timbre del vecino de al lado. Se levantó y avanzó a oscuras hasta la puerta, retirando con delicadeza la chapa de la mirilla y allí estaba, el repartidor de pizza haciendo entrega de tres cajas y además otro paquete que parecía contener más… “comida basura”, esa que aporta montones de calorías, no alimenta, pero lucra rápidamente a empresarios sin escrúpulos. Hecha con productos baratos, que tardan siglos en caducar, fáciles de transportar y guardar.
¿Quién no ha comido patatas fritas, bollería industrial, gominolas, hamburguesas, fritos, hasta pizza, curris indios y tacos mejicanos, que lo que hacen es ofender a la elaboración artesanal de los mismos? Es la comida barata que algunos, bien porque no tienen dinero o por pereza, consumen cada día más, sin pensar en la salud que resta.
“Comida basura” adornada por el mundo de la publicidad, dirigida sobre todo a los niños, que se sientan obesos ante las consolas, y buscan cualquier excusa para no salir de casa.
Para seguir escribiendo de restos, recordó a Diógenes y su síndrome, aunque este pobre filósofo de la antigua Grecia hacía todo lo contrario, ya que se desprendía de todas sus pertenencias posibles. Vivía solo, aislado, con desprecio a las costumbres sociales, a la higiene, la buena alimentación, modo de vida que comparte con los “acumuladores de basura”, que suelen ser personas mayores, gente que ha perdido a su pareja, o que viven solas. Éstos guardan cantidades ingentes de objetos, provocando problemas a sus vecinos, por los malos olores, insectos y ratas que emergen de la vivienda. La cochambre que atesoran a veces la tienen ordenada y clasificada, para satisfacer un deseo de apego mal dirigido, que a lo único a lo que los lleva es a hacer peligrar su salud.
Los médicos denominan a la acumulación de basura como «urraquismo», ya que las urracas recogen los objetos que les resultan atractivos (piedrecitas, lazos, colillas, etc.), guardándolo como un tesoro, resultando una acumulación obsesiva de objetos sin valor, comprando también todo tipo de cosas, sin control, por la idea delirante de la ruina que les impulsa a no tirar nada, comer poco, no consumir luz, agua, calefacción.
Ser “acumulador de basura” es un trauma, que sufren aquellos que no asumen el abandono de las entrañas maternas, con comida y temperatura ideal, para enfrentarse a un mundo frío, hostil e incómodo. Al cortar el cordón umbilical, buscan como compensar esas carencias, y lo hacen con cosas y personas en las que depositan su bienestar. No es extraño que nos hagamos dependientes de cualquiera de ellas.
El ser humano se siente mejor si posee ciertas cosas, si las incorpora a su propia persona, asumiendo que “poseer” es sinónimo de “seguridad”, por eso no es extraño que nos hagamos dependientes y adictos a cosas (revistas, figuritas, ropas, coches, etc.)
No quiso olvidar la “basura espacial”, objetos inútiles que orbitan la Tierra, como grandes restos de cohetes, satélites viejos, restos de explosiones, polvo y pequeñas partículas de pintura. Tampoco la “basura orgánica”, procedente de seres vivos como plantas y animales (cáscaras de frutas, verduras, restos de alimentos, huesos), pero también papel, telas naturales como la seda, el lino, el algodón, todo biodegradable, y la “basura inorgánica”, proveniente de minerales y productos sintéticos como plástico, metal, vidrio, cartón plastificado, telas sintéticas.
Y para terminar, tres canciones “Basura”. La primera de LOS ROMEOS.- “Basura”:
Basura……..
miro en tu mente y veo, basura
que se refleja en tu piel tan oscura
y en tu corazón….
Una de LOS PANCHOS.- “Basura”
No me conforman las caricias de otro ser,
Si ya no son las tuyas,
Y sólo espero que te vuelva a recoger
Como cualquier basura.
Porque yo debo perdonar por la razón
Que tienes hermosura.
Y yo también me confundí, cuando te vi
Basura me volví.
Laralaralarala basura me volví.
LA FUGA.- Buscando en la basura
Y ahora que voy más solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer.
Ya ves, voy buscando en la basura
Unos labios que me digan: «esta noche quédate».
Dejó de teclear y fue hasta la cocina. Apartó alguno de los tantos montones de periódicos que acumulaba sobre la encimera, con la intención de preparar un sándwich frío. En el fondo de la bolsa del pan, recogida esa mañana de la basura, vio como algunas lonchas del fondo, tenían un ligero color verde. El jamón de york y el queso procedían del cubo del chino de la esquina, solo un día caducados. Mientras se movía sentía como bajo sus zapatillas el crujir casi a cada paso de alguna cucaracha. Colocó el bocadillo sobre un trozo de periódico y decidió comérselo sentado sobre el pequeño espacio vacío del escritorio, repleto de viejas revistas, libros, más periódicos, mientras repasaba en el viejo portátil lo que había escrito. Terminada la cena, copió su escrito y lo colgó en el “Grupo de escritura creativa Cuatro Hojas”. Sintió alivio. Ya podía tragar el calmante a secas… y es que, había cortado el agua.
FIN
ANDY PARIONA ROJAS
Después del terremoto del quince de abril del 2007, las cosas cambiaron para nuestra familia.
Papá a sus 15 días de trabajo en la fábrica había logrado con su gran don del habla convencer de dejar de comprar en el restaurante de la señora Julia los almuerzos diarios a la mayoría de trabajadores de la fábrica, de esta manera, daba oportunidad a mamá, una gran cocinera, de poder traer los almuerzos diarios y así poder tener más dinero a fin de mes. En ese poco tiempo se había ganado el cariño del jefe de la obra en la que trabajaba. Aún lo recuerdo, papá salía por la puerta y con un silbido alertaba que era hora de almuerzo y que debiamos tener todo listo para la llegada de los comensales. Pero hace el quince de abril del 2007 él ya no salió,ni hubo un silbido que alertará la llegada de los comensales.
Durante el terremoto solo vimos caer un edificio tras otro en toda la cuadra y es que las reparaciones habían restado resistencia a las bases de los demás edificios, es por ello el trabajo de mi padre, el trabajaba en la zona de riesgo. Las sirenas de las ambulancias y policías inundaban la cuadra y no había pase para poder rescatar a mi padre. A las pocas horas se nos muestra un listado de los trabajadores encontrados vivos. Mi padre no estaba ahí.
Mamá se desespero por la situación y no evitó caer en depresión, justamente cuando comenzábamos a salir adelante, sucede este desastre. Pasado algunos meses, fuimos desalojados de casa. Mamá no encontraba trabajo por su edad avanzada y yo con 15 años solo me he podido dedicar a lustrar botas.
Hoy llego dónde mamá y tengo una noticia que darle, la señora Julia me aceptó como mesero en su restaurante y podré traer más dinero a «casa».
La escucho a ella llamando a la distancia:
-Hijo, ven, corre, ven…
-¿Qué a pasado mamá?- pregunto con asombro
-Hoy hay pollo frito, mira hijo, mira, lo encontré debajo de estas bolsas-menciona mi mamá emocionada.
-Mamá, ya no hagas eso, por favor- lo digo con una tristeza en los ojos.
-¿Por qué hijo?, tienes que comer para que puedas trabajar- lo dice con dulzura.
-No mamá, solo dame un poco más de tiempo para poder salir de todo esto- lo expresó con los ojos mirando al suelo.
-Hijo…descuida, estamos juntos, viviendo en el basural, pero juntos.- cierra la conversación con un beso en la frente y una sonrisa en los ojos.
EMILIANO HEREDIA
Un coche se aleja calle abajo, desapariendo las luces rojas traseras de posición, a medida que éste desaparece por la desviación a mano derecha.
Un gato cruza distraído.
Suena un chirrido lastimero de los goznes del portón de un contenedor de basura cuando, un hombre de mediana edad, en pijama y cortavientos, lo abre y tira la bolsa de residuos orgánicos.
Da media vuelta y se encuentra con un vecino, que también va a tirar los desechos diarios que provoca el consumo cotidiano de su casa
-¡Hombre Jaime!- exclama el primer hombre que ha tirado los residuos- te ha tocado a tí, ¿no?
-¡A ver! – responde con resignación-, ya sabes Juan, que tirar la basura, por lo menos en mi casa, no se en la tuya, el pedir que alguien tire la basura, es como pedir que te toque la primitiva, vamos, un imposible-responde, mientras acciona pisando el pedal, la apertura del portón, para tirar la basura-
– Ya lo creo Jaime, en mi casa, el único que tira la basura, soy yo, fijate, hasta en pijama tengo que bajar, ya que todos están o muy cansados o muy ocupados, ¡Hola!, mira quién está cruzando la calle, Carlos, el vejete fachilla del quinto, espera Jaime, no te vayas, que nos vamos a reír…
-¡Hombre!,¡Buenas noches! -exclama risueño, un hombre mayor, de unos sesenta y algo, con una mascarilla de Vox-
-¡Y tan buenas!-responde con sorna Juan-,¡estarás contento con la victoria de Ayuso!,¿No?
-¡Hombreeee!, ¡Como lo sabes!-responde radiante Carlos- y hemos echado a la rata del coleta a la alcantarilla.
-Hombre, tampoco es para ponerse en ese plan-dice ofendido Jaime-, Pablo Iglesias ha echo lo que ha podido, ¡anda que no le habéis machacado al pobre!
-¡De eso nada!, al coleta y al Sánchez, al paredón!, ¡pum!, ¡pum!-Carlos hace el gesto con la mano, con el pulgar y el índice a modo de pistola-
-¡Pero mira que eres bestia Carlos!,¡Que estamos en la época del color!, No del blanco y negro!, ja, ja, ja, -se ríe Juan-
-Dejalo Juan-ofendido, interviene Jaime-con los fachas éstos no se puede hablar.
Una figura, que acaba de tirar la basura, se acerca a los tres hombres.
-Buenas noches-saluda educadamente-perdonar que os interrumpa-, pero no he podido evitar oír vuestra conversación. Y no puedo por menos, deciros unas palabras al respecto:
Tu, Juan, parece mentira que lo tomes todo con una falta de sensibilidad y con tanta frivolidad, cuando, llevas desde el principio de la pandemia, con Erte, y viviendo de lo que te da la parroquia. Ya veo lo mucho que te preocupa, ya, ya lo veo. Y tu, Jaime, no agaches la cabeza, mucha conciencia obrera, pero bien que aprovechas las horas sindicales para irte al bar del Nicasio. Y tú, Carlos, podría decirte que eres el peor de los tres, disimular un poco, Jaime, Juan, que se os escapa la risita tonta. Te decía Carlos, que mucho cara al sol, mucho catolicismo…. pero de ir a misa, nada de nada, y de dar a los pobres, ya ni te cuento, ¡Y eso también va para vosotros dos!. Os digo una cosa: no he votado nunca y ahora menos. Los políticos en España, son una cotarve de fariseos, que buscan su propio beneficio, usando esta enorme tragedia, el sufrimiento de los españoles, como arma arrojadiza. Así que, con todo lo dicho, os espero a los tres el Domingo en misa…¡Y no vengáis con las manos vacías!, que andamos escasos de todo- se aleja hacia la calle que da a la parroquia-.
-¡Fiiiu!, ¡, menudo sermón nos ha echado el padre!- exclama Jaime, pasándose la mano por la nuca-
-Bueno, hasta el Domingo-Responde Juan-
-Buenas noches-Finaliza Carlos-
LOLY MORENO BARNES
¡ NADA ES BASURA!
Corrijo:
¡Nada es basura, excepto que estemos hablando de almas negras!
Esas que gozan haciendo el mal , o ni siquiera sienten placer, sino que simplemente son malos.¡Eso es basura!
El resto, solo son artículos que van cambiando en el ciclo de la vida.
Primero son necesidades y luego sobras.
¡ Nada es basura!
Le decía su madre a ese niño que de tanto escucharla y a falta de recursos era feliz construyendo sus propios juguetes reciclando latas y cartones.
De pronto se encontraba al lado de un contenedor rescatando una caja de cartón y cuatro latas vacías de refresco y construyendo con ayuda de cuerda y alambre un camión que rugía por el patio con un motor imaginario .
Allí empezaba una nueva aventura con un camión diseñado por el mismo , convirtiendo su tiempo en un día maravilloso .
Otras veces era una espada de madera o un dragón enmascarado con una camiseta vieja.
__¿ Cuantas veces te tengo que decir que no recojas nada de los contenedores ?
(Le reclamaba su madre ).
Pero él no entendía que si su madre decía que : ! Nada es basura! ¡ Porque no podía hacer juguetes con latas y cartones del contenedor!
__Hijo :
¡No puedes ir a buscar nada por donde se acumulan restos hay contaminación , gérmenes, bacterias e infecciones , sin hablar de que te lastimes con algo oxidado o punzante !
Cuando digo que nada es basura me refiero a la idea de reciclar , dar segundas oportunidades a las cosas o separar en distintas materias como cristal, papel, plástico o materia orgánica para que no se sature la naturaleza .
__¿Mamá ?
¿Es como cuando haces un bolso desde un tejano viejo?
¿O esa manía que tienes de juntar las cáscaras de huevo y plátano para enriquecer la tierra de tus macetas?
__¡Eso mismo! Todo se puede reciclar.¡ Nada es basura!
O al menos debemos evitar que lo sea, descartando las bolsas de plástico o los embalajes innecesarios, por ejemplo.
Tienes que entender que la basura solo es un invento de los humanos, porque la tierra en sí y su naturaleza no determina la basura . Solo sigue ciclos que cambian la materia .
El niño intento entender lo que le decía su madre pero cada día sentía una curiosidad irresistible de acercarse hasta ese contenedor que parecía tener tesoros por descubrir para su asombro.
Un día, el niño llegó agitado a casa, pidiendo a su madre que lo acompañara hasta el contenedor.
__¡Ven mamá , esto tienes que verlo !
¡Por favor ven! ¡Necesito que me ayudes!
Fue tanto la elocuencia del niño y poder de convicción que su madre no pudo negarse a sus deseos .
Al llegar se acercó a una pequeña caja de cartón y mirando a su madre le pregunto:
__¿Cómo puedo reciclar este bebé desnudo que llora como un gatito?
OMAR ALBOR
Basura
Cada lugar
Cada persona
Tiene un poco
de ella.
Es buena si la dominas.
Y es mala si hace de ti un ser despreciable.
Cuando la tiras
suspiras porque ya no da olor.
Y si se acumula pesa y no deja de ser lo que es basura.
Podemos hablar de muchas formas y darle mil significados.
Por cada uno tiene un poco de basura para administrar.
Piensa, no hables
Hay silencio
Cuánto tiempo le dedicas a tu basura.
Descartarla de la manera que tú quieras
pero no la dejes dormir contigo.
Pues no es sano dado que el tiempo no la expulsa solo lo haces tú.
SISI ZIRCONITA
Cuando descubrí las redes sociales , se abrió un mundo nuevo ante mis ojos. La soledad me estaba matando poco a poco y mi vida cada vez era más solitaria. Yo siempre he sido muy sociable y activa. Me gustaba salir, hacer deporte y compartir con mis amigos.
Un fatídico día que nunca olvidaré ,fue el culpable de mi situación actual.
Aquel verano de mi cumpleaños sería especial, ya sería adulta según las leyes, porque realmente ¿Cumplir dieciocho ya te hace adulta? Claro que no. No hay diferencia de la día anterior con el día del cumpleaños.
Eso sí, te quieres comer el mundo, sin pensar que el mundo te come a tí.
Aquel sábado de agosto fue intenso, divertido y alocado…el alcohol también se unió a la fiesta.
Todos contentos y animados decidimos ir al garito nuevo a diez km de nuestro lugar de origen..
El alcohol iba en cabeza y con el ímpetu que acompaña a la juventud nos embarcamos en el viaje corto de diez minutos, que se convertiría en el viaje más largo de mi vida . Pusimos rumbo al garito de moda para terminar la maravillosa noche.
Ya imaginaréis el resultado. Alcohol y conducción igual a accidente de tráfico.
Así que llevo en silla de ruedas con una lesión medular irreversible doce años.
Evidentemente mis amigos ya no están en mi vida, ahora solo un estorbo y claro la soledad hace mella en una persona joven como yo.
Volviendo al principio , las redes sociales han sido una vía de escape a la vez que una trampa.
Miles de amigos en Facebook, otros tantos seguidores en Twitter e Instagram y¿ para que? No conozco a nadie, nadie saluda, ni conversa …al final es basura esa falsa amistad. Así que como lo que no sirve se desecha, he hecho limpieza de amigos y ahora estoy yo y mi puta realidad.
Amistad igual a basura( para mí)
Voto por Luisa Taborda
Mi voto para Antolín y Raquel
Mi voto va para David Dura Marin
Mi voto es para:Antolin
Voto por Coronado Smith y Dil Darah … Quiero que Mr. Moster y dilita se … Jejeje. Estoy atrapada con la trama.
María Ogral y Loly Moreno
Mi voto por Coronado Smith y Dil Darah.
Mi voto es para María Ogral
Coronado y Sergio
Muy difícil votar esta semana, muy buenos la mayoría de relatos. Mi voto repartido entre Raquel López, Coronado, Dil y Beatriz Ángel.
Tali Rosu.
Mmmm complicada semana, me quedo con Juan José Serrano Picadizo
Hay muchos, muchos, muchos relatos impresionantes, pero mi punto va a Andy Pariona Rojas.
Mi voto de esta semana
Alberto Medina
Consuelo Perez
Juan José Serrano
Bea Arteencuentro
Gracias!
Dil Darah
Mi voto: Tali Rosu y Omar Albor
Voto por OMAR ALBOR
Me han gustado y voto por: Benedicto Palacios Sánchez, Alberto Medina Moya, David Dura Marín y Bea Arteencuero.
Voto a :
Omar Albor
Antolín Martínez
Tengo una lista de diez, once, doce…Me cuesta horrores reducirla y sé que no seré justa al hacerlo, pero…
Votos:
JUAN JOSÉ SERRANO PICADIZO
CORONADO SMITH
DIL DARAH
ANTOLÍN MARTÍNEZ JIMÉNEZ
Enhorabuena a todos los demás. Lástima que no se puedan otorgar más votos.
Rebeca FS
Coronado Smith
Antolin y Tali Rosu.
Gaia orbe
Benedicto Palacios
Voto por JOSÉ ARMANDO BARCELONA BONILLA
El baobab