La corrección es un paso imprescindible, tanto si se trata de un libro como de un trabajo, artículo, etc. No se puede presentar un documento sin revisar y plagado de errores y pretender que te tomen en serio.
Sí, es verdad que no existe la corrección perfecta. Siempre se encuentra algún detalle una vez que el libro ya está impreso, pero no es lo mismo haber dejado escapar una, dos…, tres pequeñas erratas, que presentar un trabajo plagado de errores y que salte a la vista que no está revisado porque ni si quiera hay una uniformidad de criterios ortotipográficos.
Esto muchos autores lo tienen claro. Lo que no tienen tan claro es en qué consiste exactamente la labor de un de un corrector de textos. Y claro, a veces nos encontramos con comentarios como estos:
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Lo que nunca debes decirle a un corrector de textos:
- «No me hace falta corrección, ya controlo la ortografía».
Esta es la manera más directa de tirar por tierra su trabajo a la vez que quedas fatal. Un corrector no es alguien que (solo) domina la ortografía, sino también la ortotipografía, la puntuación, la gramática…, y que está entrenado para detectar otro tipo de errores de concordancia, de uniformidad, etc. Incluso los correctores necesitamos corrección, porque hay cosas que uno mismo no puede ver en su propio texto, como por ejemplo el abuso de muletillas. - «Ya le he pasado el autocorrector del word».
Esta es incluso peor. Lamento decepcionarte, pero el corrector del word no garantiza absolutamente nada, e incluso en ocasiones empeora (me viene a la cabeza aquel trabajo del cole que entregué lleno de «freíd» en vez de «Freud»…). - «¿Me puedes dar tu opinión sobre el libro?».
No es trabajo del corrector hacer una valoración subjetiva… y seguramente tú tampoco quieras saber la verdad.
Si quieres comprobar la calidad de tu libro en cuanto a la trama y la manera de narrarla y conocer sus puntos fuertes y débiles, nos puedes encargar un informe de lectura (otro día hablaremos del «no me hace falta un informe de lectura, ya me ha dicho mi madre que mi libro está muy bien»). El corrector se encarga de que no haya errores, no de que el texto sea interesante y enganche. - «Esta parte del libro no me convence, ¿cómo la podrías tú?».
Podemos hacerte comentarios al margen referentes al estilo a lo largo de la corrección. Pero si lo que quieres es que reescribamos tu libro, podemos ayudarte, pero la tarifa será muy diferente. - «He modificado algunos detalles sobre tu última revisión».
Esta es la frase del terror. Pelos como escarpias. Ganas de dejarlo todo y tirarse al monte.
Por favor, dime que me has indicado en otro color lo que has modificado y que no tengo que volver a revisarlo entero…
Muy buenos consejos. Gracias!!