Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, hablábamos sobre los géneros literarios y cómo adaptar a ellos los estilos narrativos. Este ha sido el relato ganador:
Se me escapa. Como se me escapa todo lo que no persigo. 90 minutos, toda una vida para amar.
Hace muchos minutos, más de 90, que no tiemblo de amor.
Hace muchos, muchos minutos.
Y el sol, sin mi permiso, brilla, fuerte y poderoso sin mis ganas.
Yo busco sombras, fresquitas, pa no sudar, pa no vivir y suenan las guitarras desgranando el tiempo…
Y entra el bajo, como en un asesinato, intrigante y oscuro, lento, a latidos de siesta.
Y luego trabajo y más, más trabajo, y trabajo y después la cena. Al día siguiente el turirurirú del despertador, me pongo las cadenas y a construir pirámides pa los dioses.
Todo al son de este «reguetón» que mueve el mundo.
Y pierdo más tiempo intentando no formar parte de lo que parte soy, con vergüenza y sin remedio.
A veces, cuando la noche es noche y el silencio casi es silencio troto a golpes de embrague y luego paro y vuelvo y me borro de otro día.
Pero el día, en su empeño, me emplea en su empresa y me paga cada mes, no admite dimisión.
Una y otra vez, todo una y otra vez.
Al final las lágrimas pierden la sal.
Y las manos no quieren ser herramientas.DANI GALLEGO ALEMÁN
*Los relatos presentados a continuación son los originales y no han pasado procesos de corrección.
EL DIA QUE FUI SINATRA
La pubertad nos llega a todos de manera imprevista y sin avisarnos. Es la maldita adolescencia el causal de nuestras inseguridades amorosas, sentimos nuestras hormonas revolotear por nuestro interior intentando evaporarse por todos los poros.
Elevadas dosis de acne, incordiosos bellos faciales dispersos en la cara y con un sin sentido de la estetica fatidico.
Voz inconformista que va mutando dia tras dia y una incipiente revolucion mental que sirve de aislante en la sociedad.
Claramente estamos ante una etapa dificil de sobrellevar. Todo nos molesta, todo nos sulfura y de nada somos agradecidos y nada nos reconforta o puede llegar a calmar esas ansias de no entender al mundo y sus injusticias.
Debo decir que este no es mi caso. Si bien tengo ciertas diferencias conmigo mismo poseo una cualidad muy laudable y es que tengo un gran autoestima que me lleva a querer ser el centro de atencion.
Mis amigos y yo solemos frecuentar los dancing de modas y hacemos de la pista de baile nuestro lugar. Alli nos creemos dioses tirando pasos, meneando la cadera y haciendo muecas irrepresentables con la cara.
Tal es asi que mi rostro acompaña el tempo de la musica enarbolando un sin fin de tics que me dejaban en completo estado de ridicules. Quien me veia en esa situacion deberia pensar que era un tipo que tenia una enfermedad importante como un alto grado del sindrome de tourette.
Pero nada me importaba mas que besar a una chica, porque como todo teenager crecer tambien significaba intercambiar lenguas.
La cuestion era que aunque me sentia completamente desinhibido no habia encontrado todavia a aquella que rompiera mi maleficio.
Me propuse aquel sabado terminar con la sequia de irme sin haber experimentado hacer ese zoom anatomico tan encantador del que todos hablaban.
Y asi llego el dia tan esperado, el dia en donde de una vez por todas le pondria fin al misterio.
El dia en donde daria el gran salto y pasaria a jugar en el bando de los besadores.
Entramos a la disco lookeando para todos lados, me habia preparado como nunca para esa ocasion. Tenia el copete bien parado, una camisa de alta gama y unas zapatillas que daban envidia ajena.
Me sentia el rey de la noche, un dandy, un divo total.
Como un lobo en plena faena de caceria busque dar con la mirada complice adecuada. Ellas eran todos señuelos para este macho alfa en celo.
A todas escaneaba con mis ojos, era schwarzenegger interpretando a terminator.
Descollaba en la pista mientras aguardaba en un costado a que pasara el temblor de mis impulsos.
Consegui hacerme con un trago de contrabando que me genero mas impetu y revoluciono mis sentidos.
Entonces fui a dar con la primera. Cruzamos miradas, la saque a bailar y al instante me pregunto de que signo era. Quede en shock, una persona del otro sexo me estaba hablando.
Cancer -le dije-. Ella rio y me respondio que no eramos compatibles.
Segui con mi ruta de caceria pues nada me importaba mas que sentir la humeda lengua de una mujer en mi boca. Estaba cojonudamente decidido a que sucederia.
Eran las cuatro y media de la noche, faltaba mucho todavia. Entonces continue danzando por la pista, nada ni nadie me dentendria.
Deposite los ojos en una hermosa morena que me quemaba el bocho con su forma de menear. Me acerque a hablarle y antes de que le dijera algo me espeto en forma tajante : «todo bien pero tengo novio». La mire incredulo porque el novio era super feo.
Di media vuelta y segui la pista musical con unos pasos al costado, era una suerte de danza rota lo que estaba bailando.
Tal vez la suerte no este hoy de mi lado-pense-. Pero me di fuerzas creyendo que el momento era ese.
Le di unos sorbos al trago y mire el reloj tratando de escaparle a la incertidumbre. Eran las cinco y cuarto pasadas.
Junte coraje y fui por mas, los campeones no titubean jamas- me dije- y esa noche iba a ser un ganador.
Me adueñe de la pista, fui Michael Fox en volver al futuro, fui Tom Cruise en negocios riesgosos, fui Kevin Bacon en footloose, fui todos esos y muchos mas.
Las chicas me adoraron, me vitoreaban, aplaudian y pedian mas. Di lo mejor de mi, mi cadencia, mis bailes y pasos.
Esa noche fue especial, el alcohol me habia pegado tanto que descubri que podia hacer cualquier cosa para ganarme una chica.
Y asi fue como me gane el mote de Sinatra entre mis amigos. De esta manera me converti en el Sinatra del grupo. Sinatractivo para las mujeres ya que me rechazaron mas de cien veces.
FLAVIO MURACA
Elsa por fin se encontraba en aquel maravilloso mundo del que tanto había oído hablar durante los últimos meses. Seguía habiendo muchas cosas que aún necesitaban explicación para ella. No obstante, durante ese preciso instante, pudo dejar de lado las indagaciones prendiéndose de toda la magia y la belleza de aquel paisaje.
De manera incrédula, observaba el cielo que tan distinto era del mundo que conocía. El mismo cielo, pero de colores más vivos, prevaleciendo el morado entre ellos. Estaba ensimismada cuando una preciosa flor violeta ocupó su campo de visión. Reconoció rápidamente de cuál se trataba al recordar las clases de herbología. Provenía de la salvia, una planta sagrada para ellos. Su utilidad para curar hemorragias y fiebres la ensimismaba.
Harry finalmente decidió apresurar su paso hasta adentrarse al bosque para que ella dejara de entretenerse con cada detalle y posterior descubrimiento. Elsa se percató de ello y cruzó los matorrales para alcanzarle. Una vez dentro del bosque, que tan corriente era por fuera, la deslumbró a causa de toda la gama de colores llamativos que poseía como si un arco iris se hubiera apoderado de la vegetación. Fue una visión tan bella que dejó de andar de nuevo y se agachó para tocar todo lo que veía. La hierba que resplandecía al tocarla o pisarla, el musgo tricolor que crecía bajo las rocas, las susodichas rocas provistas de un brillo plateado y el tacto de la tierra que tanto le apasionaba, húmedo y suave con todos los tonos del marrón, hasta que la mirada penetrante del profesor la apremió e intentó distraerse lo menos posible para no volver a retrasar la expedición ni acabar con su suma paciencia.
Pero de pronto pegó un brinco. Una criatura peluda y azul se cruzó en su camino. Era de un tamaño similar a un gato y sus profundos ojos anaranjados se clavaron en ella.
-Ten cuidado con estas criaturas indómitas -se apresuró a decir Harry-. Si no te ve como una amenaza, no te hará nada. Mírame a mí y con tranquilidad, sin correr, apártate de su camino rodeándola.
-Está… bien -aceptó transmitiendo miedo en su tono de voz.
-Mírame a mí y acércate -insistió.
Tal y como había predicho, al rodear a la criatura, Elsa observó de reojo cómo se alejaba, dejando de ser una amenaza.
Después de aquel inesperado percance, caminó más cerca de Harry durante escasos minutos hasta que se detuvieron.
-Ya hemos llegado -le anunció.
Entonces, Elsa percibió un movimiento a su izquierda, entre la maleza, donde apareció segundos después un hombre de mediana edad vestido con una túnica marrón que le llegaba a los pies descalzos. En él destacaban sus prominentes entradas y un olor a Benjuí, la fragancia de un incienso que utilizaban en las clases de meditación.
-Elsa -comenzó Harry-, tengo el honor de presentarte al poderoso vidente de este sector, Elias.
Elias se le acercó y la cogió de la mano, la cual llevó hasta sus finos labios para plantarle un beso en el dorso con suma sutileza.
-El honor es mío por poder conocer a nuestra salvadora -dijo Elias sonriente y complacido.
-¿Salvadora? -preguntó Elsa con desconcierto.
En ese momento, entre las piernas del vidente, se asomó la criatura de antes, que resultó ser su mascota.
-Exacto -le respondió Elias-, la que nos traerá paz en la inminente guerra que está por llegar -le desveló.
Sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Por primera vez se topó con algo para lo que no se sentía preparada, algo que no pudo asumir hasta que se vio envuelta en la nombrada guerra haciendo posible lo dicho, trayendo la paz a los dos mundos.
Aquella brisa le envolvió como una sábana de sosiego. Habían pasado seis horas cuando salió del sopor. Lanzó un suspiro sereno de sabor a mar y llamó a Sansón, con un suave silbido. La sirena y el fantasma, abandonaron el mirador.
Así perdí
Porque en aquel terremoto de sandeces mi paripé, supuestamente de amaine, llegaba a caer como una tralla, dejando largas marcas rojas en cada sentencia . Las convertiste en parras para tus quejas; por supuesto florecieron, como toda hierba mala hace, y subieron poco a poco hacia el cielo nublado.
El trote agudo de mi conciencia tratando de escapar del desastre sucumbió bajo la garra de la incomprensión que sentías y tu razón fue a refugiarse detrás de la estrella más lejana , en una constelación donde las doncellas no sufren inflexiones y sus corredores de hierro no se derriten cuando se les pone en duda.
El silencio a mi alrededor se asentaba poco a poco, cuan arándanos en una jarra de cristal y de repente me sentí desplazado.
El tiempo se detuvo, el calendario se derritió delante mía y el carrusel de mi cuerpo giró locamente, confundiendo el corazón con los tobillos , los riñones con las rodillas y las lagrimas con los nudillos blanquecinos de unos dedos que tamborileaban en solitario el peso de la equivocación extrema.
Desde tu torre lanzaste unas ultimas observaciones; me atinaron con semejante precisión que bajé la cabeza y la condené a raíces. Necesitaría demasiadas cerrillas para volver a rodear tu cintura de luz.
En un arranque de dolor , con la desesperación de quien reconoce la inminencia de una calamidad, traté de romper la barrera que rodeaba tu torre convirtiéndola en citadela .
El sonido de los arándanos colmó el eco del cristal.
La jarra explotó en añicos, llenándome los ojos de astillas que jamás dejarían de morarlos.
DIL DARAH
El maestro le dijo a su discipulo ; el gran error que uno puede cometer es arrepentirse de no haber hecho,o no hacer lo que su alma le pide..!. prosiguio diciéndole ; jamas abandones a tu corazon,el sabe que es bueno y qué no lo es para ti..!.
El discipulo,que no llegaba a comprender bien las palabras del maestro, decidio,seguir su vida como lo hacia anteriormente..pasado el tiempo,ambos se volvieron a encontrar en el camino de la vida,..
Al discipulo se le posaban lagrimas de alegria por el reencuentro con su maestro a quien nunca olvido..
El discipulo,se arrodillo ante él, mirandolo dulcemente,dandole las gracias por todo y cuanto el maestro le enseño,para su caminar,.. Comprendio las bellas palabras que el maestro emitia para él..!..tubo que pasar por grandes duelos,batallas que batallar,dolor,sufrimiento,desesperanza,etc..para darse cuenta,el gran poder que tenian dichas palabras..!..
El discipulo finalmente se convirtio en su propio maestro..!..
BELLE JIMÉNEZ
«La niña de las gaviotas»
La niña de las gaviotas susurra en la playa, tiene arena en el alma. Cuando los sonidos del mar llaman, ella se asoma hasta la orilla y, golpeándose los sentidos, abandona este mundo por un rato; después, vuelve.
A veces el sol llega para hacerle compañía, juntos bailan sobre una pista de ilusiones.
Las gaviotas besan el viento, los peces analizan los senderos del agua. La niña come un aguacate y se burla de la noche inoportuna que, desde hace tiempo, le nubla la vista.
ALEJANDRO CAMACHO
Dolor. Lucía sufrió durante muchos años en soledad y en silencio. Soledad porque ya lo vivió desde pequeña así, nadie se dio nunca cuenta de su soledad, de su triste soledad.
Después, de jovencita adolescente, también era la menos guapa de sus amigas, la menos coqueta, la menos presumida, la más desenfadada, aunque muy tímida, la menos de todo, de todos, y de todas. La que no esperó nunca a un novio que estuviera en la mili. Ni un regalo por el día de los enamorados.
De veinteañera ya, su situación, socialmente era la misma, además de añadir una inseguridad personal que no se dio cuenta de que existía hasta que en todo su proceso de crecimiento, aprendió a convivir con esa realidad. Y en realidad, su vida, como tal, no existía. Sólo era soledad. Triste soledad. Y años por delante.
Paño de lágrimas de muchos, consuelo y palabras amables. Sin rencores. Su situación era como un confesionario psicológico. ¡No, no!. ¡Sin risas, por favor, que ésto es cierto!. Siempre se podía recurrir a Lucía.
«Es que no haces nada, y lo poco que haces, lo haces mal. No sabes ni hacerte la cama. No sabes hacer nada bien.Estás gorda.No te sienta nada bien. La ropa…..no te pareces en nada a tus primas.¡Y…. normal, con ese aspecto!. ¿Con quien nos vendrás, vete a saber quién se fijará en tí? Nadie. Seguro.¿Élla?, ella no es guapa, su hermano sí es guapo. Él sí. Y muy sensible, quebradizo, indefenso, demasiado».
De pronto le volvieron esos pensamientos a la cabeza, a su dura cabezota. Pero Lucía lo tenía tan asumido ya desde pequeña, que sólo le quedaba llorar por los rincones oscuros, las esquinas de sus sueños, sueños imposibles de realizar, porque la autoestima no es que estuviera baja en su vida, es que ya estaba en un pozo del cuál no se podría salir.
Formaba parte intrínseca de su existencia. Siempre, siempre, siempre, e hiciera lo que hiciera, nunca era suficiente para su madre, y le rasgaba el alma cada vez que le escuchaba alguno de estos comentarios.
Su almohada siempre despertaba mojada repleta de lágrimas. El salitre de esas lágrimas dolía en el alma, y en el corazón. Las lágrimas sí resbalaban por sus mejillas, y en un principio no sabía ni porqué lloraba.
Una noche, durante una de sus insistentes y repetitivas pesadillas, despertó y no sabía ni por qué, ni dónde estaba, ni por qué lloraba.
Después, tras muchas pesadillas y tras muchos sobresaltos nocturnos, su cabeza ya no respondía a las muestras de afecto de ningún tipo. ¿Para qué? ¿Afecto? ¿Quién querría estar con ella nunca? Pues nadie, obviamente. Su carácter se volvió duro como su corazón, ya de piedra caliza.
Era un mundo de contradicciones y que sí, le daba nimias alegrías, por no decir que ninguna. Pero no compensaba nada.
Sin embargo, sin que nadie pudiera oírla ni verla, escondía ese sufrimiento. Después se daba cuenta del motivo, pero, ya no importaba. Sus lágrimas continuaban resbalando por el río de sus mejillas, durante las noches oscuras, y, como dice una canción, cuando nadie te ve.
Y aún sabiendo el motivo, no conseguía reponerse. Las noches eran su enorme pañuelo. Las noches, con su silencio pacífico, con sus pequeños y mínimos ruidos, con su paz, le servían de gran consuelo, o simplemente le servían.
Su madre, su propia madre, le decía estas duras palabras, sin siquiera darse cuenta del gran daño que le hacían a su hija. Era una chica alegre, de dulce corazón, sin dobleces, una excepcionalidad en ciencias, pero sus ilusiones siempre acababan truncadas por los cortes secos de la palabras que profería su madre.
El patito feo siempre sería feo. No le llegaría el día de convertirse en cisne hasta casi sus 35 años, aproximadamente. Quizás por esta completa extensión en el tiempo, de patito feo, cuando llegó el momento de la conversión en cisne, nadie la reconoció. Fue una sensación placentera, casi de venganza, descubrir que tenía un cuerpazo que acaparaba todas las miradas, unos pechos perfectos, grandes, envueltos en un escote también perfecto. Y la miraban a élla, sólo a élla. Qué decepción de mundo en el que vivimos, que sólo, y únicamente, contempla y admira el exterior, el envoltorio.
LA XICUELA DE CORRIOL
BABY
Baby oh, baby, don´t cry, oh, oh, baby, ¿do you love me?,
Una vieja cancion de las Chanteles, sonaba por la radio de mi viejo Cadillac El Dorado aparcado en el boulevard, las notas bailaban hacían compas con el rumor de las holas que descansaban en una cama de arena húmeda.
Angel baby, oh, oh i love you, la voz de Rosie & the originals, me traía tu recuerdo, y miraba las estrellas que brillaban entre las palmeras, buscando tu constelación.
Me consolaba con un té frio, a falta de tus húmedos labios, y me repetía una y otra vez, will you still love tomorrow, como repetían the shirelles, ¿me amaras mañana?.
Recuerdo la noche última contigo, en la escuchábamos solos bajo la luna a Paul Anka, y se te susurraba al oído suavemente, put your head on my shoulder…oh Donna, oh Donna, porque te fuiste de mi lado, Ritchie Valens, te maldigo por traerme su recuerdo.
En mitad de la noche, los dos fuimos uno, y nos amamos escuchando a Fred Parris & the Satins, in the still of the night, en un viejo tocadiscos, en la arena de la playa, solos la noche y nosotros dos. Oh what a night, The Dells, lo cantaban para nosotros, ¡oh que noche!.
Porque, ¿sabes una cosa?, como canta Mary Wells, yo soy the one who really loves you,lo sabes, no lo niegues, lo noto en tu mirada, lo siento en tu corazón.
El verano yá se acabó, espero tus noticias, please, Mr postman, tráigame noticias de ella, The Marvelettes, también lo están pidiendo, esta espera me vá a matar. No quiero creer que todo ha sido un sueño, aún recuerdo, cuando, estábamos comiendo un helado de vainilla en el club, ella me miró, cerró los ojos y …pasó lo que tenía que pasar. Y cuando, al día siguiente, venías con tu amiga, cantado esa canción de The Crystals Then he Kissed me…
Esta noche la luna nó está, There`s a moon tonight, me lo dicen The Capris, lo dicen mis lágrimas, porque…tonight tonight, tarareo a The Mello Kings, esta noche, aunque tu no estás, te llamaran de la radio, y te dirán que hay dedicada una canción de mi parte, de the ronettes, para que sepas que tu, be my baby.
EMILIANO HEREDIA
Entumecido por las horas de vuelo, y mareado por el olor a pies que desprendía uno de sus dos compañeros de asiento en el vuelo JFK-345 desde Washington al CR7-453 de Madeira, más que nada el que precisamente se descalzó y pareció acampar a sus anchas como si de un parque se tratara, y tumbó unos grados el respaldó de su asiento, dejando también atrapado a su vecino trasero de vuelo, estaba yo allí sentado sin saber qué hacer.
¿Quejarme del olor de pies
¿Quejarme de su mala educación al descalzarse sin más?
¿Quejarme de que hubiera desplazado o tumbado su asiento acampando a sus anchas?
O, ¿quejarme de que era alemán y no podíamos o no queríamos entendernos a causa del idioma, para cada vez ir calentando más el ambiente?
Acabaron entumecidas mis piernas, brazos, espalda, y hasta mis dedos, tanto los de las manos como los de los pies. Tuve que bajar del avión con un collarín en el cuello, por el endurecimiento producido al alzar mi barbilla hacia arriba durante prácticamente todo el viaje y poder respirar un poco de aire no contaminado por esa podredumbre que parecía oler mi nariz a cada instante en que me movía.
La situación me recordaba a mis años mozos en los encierros de los Sanfermines, en los cuales se montaba una barrera policial en diversos tramos para contener un poco a los corredores y que la carrera no fuera una locura total, más locura de lo normal. Estábamos tan comprimidos al ser domingo, fin de semana, en el que siempre corrían los Miura, que teníamos que respirar así para no crujirnos unos a otros por el ansia y adrenalina del correr.
Entumecido empezaba a correr, dando codazos para hacerme un sitio, un hueco por dónde pasar y que mis propios compañeros de carrera no acabaran tirándome al suelo y pisoteándome, mientras ese bicharraco sobrepasaba incluso mi cabeza, y se me subían a la garganta, también entumecidos, pero diciendo: ¡venga!, ¡que tú puedes!, ¡venga!, ¡que es San Fermín!.
¡Gora San Fermín!
Por cierto, allí es dónde conocí a Hemingway.
NURIA BERGEN
Ofrezco servicios pinturiles
brochazo de besos
recortes cada vez que te veo
dos ladridos
por decirte que te quiero.
traería la prensa y tus zapatillas
darte la pata , no entiendo el juego
sería pintor de calle
en pleno enero.
quiero pintar tus días
aún viendo yo en blanco y negro
no te pido gran cosa
seré tu fiel compañero..
DAVID DURA
La mujer más sola del mundo , desde ase mucho tiempo tiene rota el alma , por un mal hombre que la enamoro e ilusionó , jugo con su corazón . Un corazón puro y sincero que nunca avía entregado y que hoy se encuentra destrozado . Pero en el fondo de su alma sabe que un día sanara , pero que jamás volverá a ser la misma ; nunca entregara de nuevo con la misma intensidad su corazón , mucho menos perderá la razón por un mal amor , que a llenado su alma de dolor.
MARTA TORRES
Belle jimenez
Voto por la Xicuela de Corriol. Un texto triste pero real como la vida misma. Muy reflexivo 🙂
Gracias
Punto para Dani
voto por Alejandro…
Mitad para xicuela mitada para sarah blump
Gracias
Gracias igualmente
Rectifico: Xicuela de Corriol y Flavio Muraca!!
El gracias igualmente anterior iba aquí
Voto para Dani.
Mi voto es para Marta Torres..
Dani Gallego
Al final no me ha dado tiempo a terminar mi texto, está a la mitad…
Cada vez está más difícil votar!!
Esta semana mi voto es para Xicuela de Corriol… Su texto <3…
Muchas gracias Karlos
Dani!
Me quedo con el de Belle
Sarah Blump
Sé que llego tarde pero gracias!!
Dani Gallego
Mi voto es para Dani