El efecto mariposa

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema «El efecto mariposa». Estos son los relatos recibidos. ¿Cuál es tu favorito? ¡Deja tu voto en comentarios!

Cras y cras!!! Vaya verano me espera y yo con los billetes a París, el curso de francés pagado y la maleta a medio hacer. A una semana de comienzo del curso y todo es un desastre!!!.
Mi madre se encuentra ingresada en el hospital, su madre también, una planta mas arriba y yo mirando los billetes de mi oportunidad dilatada por varios años que voy a tener que seguir dilatando…
De casa al trabajo, del trabajo al hospital, del hospital al billete, del billete a mi conciencia…..
Siento un vacio enorme, estoy enfadada con las circunstancias, esto es un caos absoluto!!
Hubiera querido resolver y resurguir, cual mariposa, y encontrar un punto equilibrado, o quizá haber roto con todo y meterme en la cama con un video de París para aliviar mi fustración…
Al fin veo la luz!! Mi hermana me dice que se ocupa de las situaciones hospitalarias y que yo marché tranquila a mi curso añorado, son solo tres semanas. Genial!!!….
No puedo aceptar, la dulzura de mi hermana fué tal que me sumió en un abrazo conmigo misma y resolví.
París siempre estará allí!!

ISABEL MAGDALENA

efecto-mariposa

La pulserita.
Soy gitana y nací en la Montpellier. Es una clínica privada. Hoy en día, con los seguros y desviaciones de listas de espera, nacer en una clínica privada es de lo más normal, hace unas décadas, no. Mi madre, embarazada de ocho meses, se dirigía al centro de la ciudad para vender zanahorias y ajos del huerto familiar, y al pasar por la clínica, entonces de monjitas, tuvo unos retorcijones insoportables que la tumbaron en el suelo. La suerte o la desgracia hizo que en ese momento pasase por allí uno de los ingenieros encargados de la construcción de la fábrica de Coca Cola de al lado y como pudo, la arrastro hasta la puerta del hospital. Las monjitas se negaron a ayudarla, porque allí no atendían a gitanas. El ingeniero, que era buen tipo, sacó un puñado de billetes y gracias a eso me salvé, porque nací medio muerta y no hubiese sobrevivido a un parto callejero ni medio minuto. En el paritorio de al lado, una chica muy joven y guapa daba a luz a otra niña, mientras su marido, también muy joven y guapo, esperaba nervioso fuera. Ambas niñas nacimos a la vez. Los billetes del ingeniero no dieron para más y al poco tiempo, pidieron a mi madre que se largase de allí con su monita y no volviese jamás. Como era todo temperamento, entró a la brava en la sala de los recién nacidos y se llevó a la niña de la chica y el chico muy jóvenes y guapos. Y fui yo la que se quedó con ellos, sin pulserita, porque las monjitas dijeron que me daba alergia. -¿De quién habrá sacado esta niña ese arte y semejante pelazo?

JEZABEL MONTENEGRO


Y llovieron margaritas
» Mi historia no os va a gustar .
Pero no por ello dejará de ser mi verdad. »
Yo tenía nueve años, ella ocho y jugábamos en el mismo parque. Yo llevaba una margarita entre las manos , no recuerdo por qué ni tampoco tiene importancia, simplemente la tenía , me estorbaba y la tiré al suelo . Clara estaba saltando la comba con un grupo de amigas , dejó de hacerlo, se acercó y recolectó la flor del suelo . Me llamó tonto y las demás niñas echaron a reír.
Podía haber sido cualquier otra flor, cualquier otro día o cualquier otra niña pero fueron una margarita, la tarde de 13 de mayo de 1964 y Clara.
Fui a casa corriendo , esas niñas estupidas y sus risitas me habían arruinado las ganas de jugar, cerré la puerta de golpe , eché a mi perro Patton y me fui a la cocina a merendar . Mis padres estaban fuera de la ciudad y le habían pedido a mi tio Alfons que me cuidara durante esas veinticuatro horas de ausencia. No era mi tío de verdad, era el novio de la hermana de mi madre pero llevaban mucho tiempo juntos y me caía suficientemente bien como para llamarlo así .
Recuerdo que me preparé una tostada con mermelada y me fui al salón. Alfons estaba tumbado en mi sofá, mirando mi tele y comenzó a hacerme preguntas tontas: que si tenia deberes, que si la tostada estaba rica, que si le estaba mirando las tetas a mi tía Annie . Yo tiré la tostada a la alfombra, Patton se la zampó entera y aquello, junto a las risitas de las niñas, me hizo llorar .
– Odio las mujeres -grité a Alfons – las odio!
Alfons me miró de una forma muy curiosa, me preguntó el motivo y yo le llamé «tonto» .
Podía haber sido cualquier palabra y cualquier tío pero fueron Alfons y «tonto».
Me enganchó por la nuca y comenzó a hacerme una cosas horribles , mientras Patton ladraba y yo lloraba. En algún momento me levantó por los aires, le pegó una patada a mi perro y fue conmigo arriba, a mi cuarto . Cerró la puerta en las narices de Patton y siguió haciéndome daño hasta que perdí el conocimiento.
Al día siguiente mi madre me encontró con fiebre . El medico me diagnosticó un virus de estomago y dijo que si las manchas de sangre de los calzoncillos no se pasaban con las pastillas volviésemos. Me despertaba por la noche llorando, lavaba a escondidas mis calzoncillos y me ponía otros nuevos,no sabía por qué pero no quería ir al medico de nuevo. Ese señor viejo decía que me conocía mejor que nadie , desde mi primer día de vida y yo no quería que ni él ni ninguno descubrieran mi secreto.
Cuando volví al colegio lo primero que vi fue a Clara , recordé la margarita, las risitas, la tostada en la alfombra y a Alfons encima de mi y vomité en largas arcadas . La profesora se preocupó un poco pero no me mandó a casa, así que estuve toda la mañana con nauseas, mirando a Clara y recordando a mi tío .
Al final de la clase yo ya había decretado que Clara era la responsable de todo y mi vida cambió su curso.
Durante años me dediqué a ser su amigo , hasta que me convertí en el mejor . Así me lo decía , mientras me apretaba el brazo y me susurraba sus secretos y el tiempo pasaba y yo tenía ya mis dieciocho y ella sus diecisiete. La noche que le pedí que viniera al pajar así hizo por supuesto, porque me quería y confiaba en mí Llevaba un vestido blanco , que nos recordaba a ambos la tarde de la margarita, le pregunté si me quería y si haría cualquier cosa por mí y ella me contestó riendo :
– Claro que sí tonto.
Entonces la enganché por la nuca , le cubrí la boca con la mano y la violé hasta que no me quedaron fuerzas en el cuerpo. Cuando ella perdió el conocimiento la tumbé en el suelo , la até y le subí el vestido blanco hasta la cintura. Me costó casi una hora conseguir que su vagina se pareciera a una margarita , mi navaja suiza era buena pero yo no era ningún artista. Corté el vestido y le hice otra en el abdomen: esta salió mucho mejor , ahora podía ir a por mi tío Alfons. A él le corté el pene , pétalo por pétalo, y a mi tía Annie le seccioné el pecho izquierdo .Los últimos fueron mis padres y sus margaritas quedaron sobre sus frentes perfectas, preciosas. Luego lavé la navaja y la dejé en el mismo cajón donde estaban los calzoncillos de un niño de nueve años que había muerto sin comer siquiera su tostada .
No me buscó la policía porque me entregué solo. Los periódicos me bautizaron «el asesino de las margaritas» y la gente me llamó «monstruo». Yo no soy nada de eso, sólo soy un artista y si me soltáis del psiquiátrico seguiré dejando margaritas por el mundo.
Es la única forma de mantenerlo bello, ¿no creéis?

DILDA RAH


Tragamariposas
Me costaba tragar saliva. Notaba como si algún ser diabólico saliera de mis entrañas y con sus garras afiladas intentara trepar por mi garganta, resbalándose una y otro vez desde mi cuello, por dentro, hacia la barriga. Es un dolor muy extraño que no identifico con nada que conozca.
Abro los ojos y me pesan hasta los párpados.
El simple hecho de erguir el cuello, me resulta un acto heroico. Lo consigo dejando caer hacia un lado el cuerpo e inclinando hacia arriba, agarrándome a la cama. Suspiro, primer paso conseguido, ahora toca ponerse en pie.
Ya está, si no lo piensas, no parece tan difícil.
Camino y me siento Atlas, con todo el peso del mundo sobre mi cuerpo, tan solo que yo solo llevo una cabeza y cada vez con menos pelo. Dicen que son cosas mías, pero me estoy quedando calva.
Hoy la báscula está generosa y me ha regalado 100 gramos más de jodienda a modo de kilogramos de qué en mi cuerpo serrano, si no puedo comer menos. La dieta no me está sirviendo absolutamente para nada, bueno sí, para estar más vaga que un muelle de guita, y hastiada de todo.
Me aseo un poco y me tiro en el sofá. Solo hace cuarenta y cinco minutos que me he levantado y ya estoy como si me hubieran pegado una paliza.
Vuelvo a suspirar. Qué mierda es ésta que me tiene destrozada, por dentro y por fuera.
Repaso mentalmente las cosas que tengo pendientes por hacer hoy y ya me canso.
Observo la mesa y caigo en la cuenta de que no abrí la correspondencia de ayer. Puedo estirar el brazo sin mucho esfuerzo y empezar por ahí mis quehaceres diarios.
A ver: BBVA, Iberdrola, telepizza, otra propaganda del telepizza y un folleto con una mariposa, «¿ y esto?».
Es propaganda también, pero el dibujo es tan alegre que voy concederle 30 segundos de lectura rápida antes de tirarlo a la basura y pasar a otra cosa, mariposa.
Sobre el dibujo, como si fueran marcas de agua, unos nombres raros: «Hashimoto? Ha-shi-moto», me repito con cara de no saber si es una secta nueva japonesa, el nuevo restaurante chino o un tipo de alisado de peluquería de moda.
Debajo de la mariposa, en pequeñito, un enunciado:
Revise su tiroides.

MARÍA JT


¿Cómo se relaciona el fin del mundo con una mariposa? Bueno, os lo voy a contar, ya que lo que pensaba que era el fin del mundo, me llevó directa a conocer a la mariposa en sí misma y notar todo el aire que levantaba con sus alas.
Ese día estaba hasta los ovarios de todo, mi ex daba por culo, y no en el sentido que hubiera querido. Aparecía y desaparecía como la marea, tengo el sentido de elección de tíos completamente estropeado. Mi secadora no iba, se había quedado una lavadora dentro mojada, el teléfono no dejaba de sonar y para colmo al encender la tele me salen de golpe las noticias con el cántico pesimista de todos los días.
En serio, voy a buscar online algo para ganarme la vida y salir de aquí por patas. Valencia no es mi sitio, está claro. Me siento asqueada delante del portátil, me pongo los cascos y subo el volumen para que Yo-landi me taladre los oídos y me haga olvidarme del resto. Abro el Word y quiero escribir sobre algo en concreto, pero aún no tengo el enfoque, me gustaría escribir sobre la mujer, pero desde un punto de vista completamente diferente.
Buceo en google, pero todo lo que encuentro son las mismas tías enfadadas con el mundo diciendo lo fantásticas que somos, no, esto no lo quiero. Sigo buscando y de repente veo un título que me llama la atención, clico pensando que será lo mismo de siempre, pero lo primero que me encuentro es la imagen de una mariposa, un blog oscuro, un texto muy intenso sobre la mujer, pero escrito por un hombre.
Este es el enfoque, perfecto. Pero algo hay que no me hace poder quedarme ahí, tengo que saber quién ha escrito esto y si solo es algo aislado o realmente es así de interesante. Así que le escribo, sin ninguna esperanza de tener una respuesta, los tíos con estos pensamientos y esta manera de hablar, suelen ser unos engreídos. Al día siguiente una mariposa en mi correo, ahí está otra vez la sensación de su batir de alas.
Y de repente, en vez de estar metida cada vez más en el huracán, es como si saliera poco a poco de él, noto como el ritmo se desacelera, cada vez que la mariposa sobrevuela mi espacio, su batir de alas frena el ritmo frenético de mi cabeza, me da paz. He decidido pedirle a la mariposa que se mude a casa, no sé si eso es jugar con la teoría y hacer trampas, quizá pueda lograr redirigir ese batir hacia otro lado y aprovechar su calma un tiempo.
Aunque sssshhhh….no sabe que lo que de verdad me gustaría es tenerla guardada para siempre sobre mi cama con sus alas abiertas clavadas en dos alfileres. Puede que así se parara el tiempo para siempre.

TANYA GARCÍA


Mi vida se convierte entonces en un campo de batalla emocional…
De repente me veo metida en un gran atasco, bloqueada, me siento presa y asustada, tengo rabia y una punzante frustración me aturde los sentidos más que todas esas sirenas, bocinas y esos estridentes ruidos de motor que me llegan del exterior.
Demasiado tráfico, mi mente y la gran vía parecen dos gotas de sangre idénticas, faltas de oxígeno, saturadas, a punto de colapsar, joder! Toda esa gente apresurada ni si quiera se da cuenta que me estoy sintiendo mal, que mis ojos van a romperse a ganas de llorar, nadie te mira cuando callas y es ahí donde más deberíamos mirar, es ahí cuando los pequeños gestos llevados en silencio revelan detalles muy importantes, verdades muy sutiles que pueden provocar un seísmo en el interior.
Mi vida se convierte entonces en un campo de batalla emocional cuando permito que sentimientos de culpa, enfados, rabia, odio, ira se apoderen de mí. Ese es el peor tráfico que te puedes encontrar a primeras horas de la mañana de camino al trabajo, al acompañar a los niños al cole, de camino a la playa o simplemente al dar una vuelta a la manzana.
Llevo días huyendo de mí, cada vez que me pregunto ¿Qué me ocurre? ¿Qué pasa dentro de mí? No me respondo, sigo hacia adelante, estoy muy ocupada en vivir, ¿en vivir? Digo! Y una mierda, esto no es Vivir. Necesito liberarme de toda esta basura emocional, y para ello, necesito salir de este atasco cuanto antes, salir…salir…un gesto que contiene valor, después necesito parar y escucharme, gesto que requiere más valor, y aunque no sepa qué responderme, necesito con todas mis fuerzas confiar en Dios, en la vida, y sobre todo en mí. Necesito oírme que me necesito, que soy, que estoy y que siento, necesito decirme que no tengo ni idea de por dónde empezar pero tiene que ser Ya.
Llevo demasiado tiempo llegando tarde al encuentro diario con mis sueños, con la vida, con esos pequeños detalles y gestos que contienen realmente el secreto de la felicidad, llevo demasiado tiempo metida en este atasco, hoy me vi sangrar, me permití verme así, herida y contaminada…joder! Por primera vez en mi vida me estaba aceptando así, horriblemente débil y oscura, me estaba prestando atención,…
Aprendí que todos esos pequeños gestos que parecen no tener mucha importancia,( el aleteo de una mariposa, el primer pensamiento de la mañana, el no decir lo que sientes o piensas por miedo, la tristeza reprimida, lo que se espera de nosotros, el silencio, la manera en qué te alimentas,etc) todos esos gestos efectuados y llevados a cabo a diario marcan un patrón de conducta en nosotros que pueden llevarnos a un gran atasco o un camino de liberación y conocimiento interior.

LIDIA FUENTES

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11 comentarios en «El efecto mariposa»

  1. Mi voto va a Jezabel. Su texto es de calidad, bien calibrado y a sabido retratar el concepto de » efecto mariposa» : un pequeño detalle que conlleva una gran consecuencia. Es digno de mencionar el texto de Lidia: una reflexión profunda, producto de lo cotidiano ; pero por bueno que sea es una comparativa entre un presente y un hipotético futuro , lo cual la aleja un poco del tema del concurso. De todas formas, que quede claro que si pudiera dar otro punto sería para Lidia , definitivamente. Mis felicitaciones a tod@s, por supuesto y una pequeña sugerencia para finalizar : tal vez una lista de puntuaciones en cada tramo iría bien y ayudaría a mantener un ranking general : )

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