La muerte

Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema «La muerte». Estos son los relatos recibidos. Puedes votar por tu favorito en comentarios antes del próximo jueves día 19 (solo un voto por persona).

*Todos los relatos son originales y no han pasado procesos de corrección.

JEZABEL MONTENEGRO:

– Papá, mamá, ¿susto o muerte?

+ Hija mía, cuando te pones así nos dejas con el corazón en un puño, pareces la niña de la familia Addams. Suéltalo. Me están temblando las piernas.

– ¡Ah! Haber elegido muerte. Sentaos. Papá, mamá… he vuelto a ganar. No sé ni para qué me presento, a veces se hace muy duro saber que una no tiene rival. En fin, solo quería que supiéseis la maravilla de hija que un día engendrásteis, porque hace tiempo que no os lo recuerdo. Abrazadme fuerte. Me retiro a mi habitación. No hagáis ruido, por favor. He de seguir creando.

+ ¡Qué alegría, cariño! Estamos muy orgullosos de ti. Eres demasiado buena para este mundo, te admiramos tanto. Descansa un poco, mi amor, lo mereces.
….
¿Ha cerrado? Manda un mensaje al grupo y vámonos a la cama. Todas las semanas igual, es agotador. Cualquier día de estos, digo «muerte».


JUSTO FERNÁNDEZ

Si yo estuviera muerto, mi espíritu escritor se metería en el cuerpo de otra o de otro y escribiría a través de él un extraordinario texto.
De hecho lo voy a hacer, voy a hacerme el muerto.
Voy a poseer a una compañera o a un compañero y utilizando todo su Ser voy a hilvanar las más bellas palabras sobre la muerte que jamás nadie haya escrito en vida.
Será sublime, digno de un poeta muerto.
Si queréis saber quién es la elegida o el elegido para adueñarme de su cuerpo, tendréis que esperar un poco. En unos días, como por arte de magia, su nombre aparecerá en un cartel y todos le aplaudiremos.
Ah! Y si estás leyendo esto, no tengas miedo, ser poseído no duele, se parece más a un húmedo sueño.
Pero no me pidas que me quede, luego me tendré que ir de ti con viento fresco.


MÓNICA MEDL

Misteriosa se posa, sutil mariposa.

Sin siquiera saber lo que su roce provoca.

Sorpresa absurda y caprichosa que se lleva consigo hasta el último suspiro.

Miradas perdidas y desesperadas que no comprenden un desenlace tan repentino.

Preguntas sin respuestas.

Murmullos confusos.

Llantos sin consuelo.

Historias con un personaje ya ausente que solo deja vacío.

Rezos y recuerdos, reproches y promesas, proyectos no concluídos.

Riquezas y pobreza. Saberes, logros y todo lo vivido. No van a ningún sitio. Todos alli quedan.

Despedidas unilaterales sin respuesta.
Con un mensaje vacío.

No hay receptor. El tiempo se ha ido.

Vuela mariposa, vuela.

¿Cual será tu proximo elegido?


MARÍA BRUNO

Y resulta que voy en el colectivo o bondi como le decimos aca los porteños en el horario de la tardecita cuando están saliendo los chicos de la escuela, y se siente en el aire ese gustito soberbio que dejan las mamis al subirse y ocupar los primeros asientos reservados para ellas. Van criticando a la señorita, a la directora del jardín y alardeando sobre cual cumple mejor ese rol, van odiando a la mami descuidada, a la que no le limpio los mocos al crió o a la que no le saca los piojos. » -Juancito tiene un olor a sucio en la ropa… pobre neene viste lo que es la madre». A mi no me miran, yo soy el enjendro estéril, «la pendeja que no entiende nada».
La mayoría de la veces -cuando no quiero problemas- me convierto en camaleón y me vuelvo invisible en la danza del colectivo lleno, pero hoy me han perseguido dos factores determinantes en desencadenar una » tipica y violenta discusión de bondi» y ahora les voy a contar por qué:
El primero es que estoy muy enojada y eso me hace propensa a caer en provocaciones. El segundo es momentaneo. El hito que me puede costar no haber salido invicta de esa jaula de hienas hambrientas de pleito. Es una equivocación de novato. Me he cruzado en el camino de algunos pasajeros q querían bajar, pudo ser tan solo un segundo pero ha sido para que una de las hienas localice a su próxima víctima catalogada como «la boluda que obstaculiza el camino porque todos le chupan un huevo». Cruzamos las miradas y empezamos a medirnos, el publico del colectivo sera nuestro jurado y la ganadora la determinaran los gritos y murmullos de los que se strevan a expresar su opinion arengando a su preferida. Ella tan fértil con su hijo dormido en brazos, medio desarreglada y gorda como se puede quedar después del parto, luchadora, trabajadora; y yo? Un pendeja estéril con cara de orto, malcriada o mantenida, carlinda, las peores…
Se desata una euforia adentro mio y comienzo a preparar el discurso que voy a entonar para la masas que nos sintonizan, es un poco desmedido a causa de la bronca… No quedara exagerado, le da realismo a mi actuación de pasajera indignada:

Diiisculpaaaaameee tenes algo que decirme? Te molesta donde me acomode? Si te parece me podes indicar vos cual sería el mejor lugar ya que por lo que veo parece que la tenes muy clara…

(Esto es solo una provocacion. Si pica podremos llegar al punto que me interesa debatir. Quiero que pronuncie las palabras » pendeja» » mal educada» quiero que me desvalorice.)

Y tengo preparado el disparo de muerte. Por suerte en el mundo hay minas como vos, que haber sacado un bebe de la cajeta les ha dado una autoridad moral para enseñarnos a vivir a todos los pelotudos que no entendemos nada. Yo no se para que mierda Marie Curie se paso la vida buscando la cura contra el cáncer si el haber dado a luz ya le había dado todos los conocimientos y sentimientos que pueden existir. Marie Curie les podría haber dicho a los científicos «ustedes no lo entienden porque no son madres».

Segundos mas tarde me bajo, y solo quedan las risas para adentro de los mas despiertos que entendieron la situación y la postal de un día mas en el conurbano bonaerense.


VANESA DÍAZ VAN VELTHOVEN

Nos acercamos a la muerte cada dia.
Nos alejamos de la vida, y rozamos por momentos, la sensacion de que estamos muertos.
¿Y no es verdad acaso que sentimos morir cuando alguien se va de nuestra vida?
Tan cierto es, que perdemos una parte del alma; y que se llevan con ellos un pedazo de nuestra vida, de nuestras ilusiones, de nuestros sueños y de nuestra magia.
Y perdemos horas, minutos y segundos que jamas recuperamos.
Y perdemos los instantes que nos negamos a vivir, y mueren nuestros intentos de encontrarnos con la vida.
Una parte de mi, murió aquel día de diciembre, me arrebataste la fuerza para amarme y querer mi vida;
y me entregtaste la muerte, de mi corazon y de mi ser.
Y se que no estoy muerta, porque aún sigo respirando, pero continuo matando algunos instantes de mi vida.
Sigo muriendo, con las noches que me alcanzan, y algo pierdo, algo que jamás regresará.
Y mueren las palabras, que nunca llegue a decirte, y mueren los sentimientos, que una vez descubri con tigo.
Muero cada noche , en que mis pensamientos se pierden, y renazco cada mañana con un nuevo amanecer, y ya no siento miedo, ya no siento nada más.


GABRIELA MOTTA

La muerte: estruendosa y brillante!

Un estallido estruendoso estremeció aquel silencio infinito, de inmediato y a la velocidad de la luz un destello cubrió de claridad aquella noche oscura, fundiéndose con el estallido en una sinfonía única para los sentidos de aquellos cuerpos que caen casi inertes en el frío suelo de esa oscura y ya no tan silenciosa noche.
Sus suspiros se mezclan con los gritos de auxilio de aquellos testigos involuntarios de aquel fatal hecho. Son todos partícipes aunque no hayan querido serlo. Para los primeros sus vidas se acaban con un impacto severo. Para los otros la vida les da un nuevo comienzo. Paradójico momento les trajo el silencio que absortos en ese segundo los dejó muertos por dentro.


DAVID CRIS E MAIA

Recuerdo cada doloroso detalle de aquellas últimas horas contigo pero sin ti.
Recuerdo que el mundo se me antojaba girado hacia dentro, como si todo saliese de ti para luego volverse lento e incierto. Recuerdo el piso ya poco aséptico de aquella habitación, los montones de libros, vacíos ya de historias, sin derecho a cobrar vida en aquel tiempo de dejarla ir.
Recuerdo aquel suave trasiego del pasillo y las puertas que con cuidado se abren para el que llega.
Te recuerdo, soñando febriles recuerdos de infancia y llamando, con tu última voz, a una madre que nunca había estado a tu lado. Aquella noche tampoco.
Después, cadencias rítmicas de angustia y miedo que huelen a gasas, mascarillas y metal estéril. Palabras sin alma, consultores del adiós y un cuerpo que no quería perderte, que no entendía un irse sin luchar.
Latidos espaciados, estertores y tiempo torturaban nuestra débil esperanza de que ya no sufrieras, de haber tomado la decisión correcta al dejarte ir.
Recuerdo que unas horas eternas después ya todo se había terminado, cada cual con su faena comenzaba su mañana.
Llamadas, llantos y preparativos nos mantenían en el engaño cruel de que la vida sigue a pesar de todo.
Recuerdo tu rostro sin vida, tu cuerpo amortajado y aquella habitación atestada de cosas por vivir, decir, sentir, aprender y amar. Recuerdo que sentí un suspiro y te miré sobresaltada.Allí no había nadie más que tú, tu envoltorio ya inerte y yo.


FUEN CALDERÓN ROMEO

No sentir un abrazo, un beso, una palabra de consuelo. No disfrutar una película, un domingo en pijama, la lluvia cayendo sobre los cristales de casa agazapada bajo una manta. No escuchar un te quiero, un te deseo, un te necesito. Rendirte sin darte la oportunidad de luchar. No jugar con la nieve ni maravillarte ante un recién nacido. No sentir el calor de una mano amiga o una lágrima ante la tristeza. No reír. No mirar embelesada cómo crecen tus hijos o envejecen tus ancianos con una sonrisa. No pensar cada mañana, ¡qué maravilla!, un día más. No sentir cada cumpleaños como un regalo, cada amigo como un regalo, cada muestra de afecto como un regalo, cada recuerdo como un regalo. Sentir la marcha de nuestros seres queridos y dar las gracias por la fortuna de haberlos tenido en nuestras vidas aún cuando la tristeza de perderlos rompa una parte de nosotros… No gozar de un buen libro como compañía o de una reunión con los amigos o de poder llenar la nevera después de un periodo complicado. No saborear un café nada más levantarte o relamerte ante tu comida o tu postre favorito, no cantar a voz en grito tu canción favorita mientras bailas como si la vida te fuera en ello.
Porque cuando un día sientes la muerte de cerca, pero muy de cerca, comprendes que hay muchas formas de morir, no sólo dejando de existir y que quizás realmente no has vivido. Y comienzas a vivir de otra manera para que cuando llegue el momento y se baje el telón, como decía Chaplin, sólo se escuchen los aplausos de aquellos que tuvieron la fortuna de tenerte en su vida.


ÁNGEL MARTÍN GARCÍA

Sirena

El sol acarició su pálida piel por primera vez. El súbito estallido de luz dañó sus retinas, pero aquello era lo más hermoso que había contemplado en toda su vida. Contuvo el impulso de cerrar los ojos y observó la gran bola de fuego con el rostro bañado en lágrimas de dolor y felicidad.
Encontrarse ante semejante paisaje le hizo replantearse el modo de vida de los suyos. ¿Por qué esperar a ese momento para disfrutar de tal belleza? Su padre le habría dicho que era un último regalo. Su madre, por el contrario, seguro que lo había visto como una ofensa.
Apesadumbrada, se extendió sobre las cálidas rocas. No tenía mucho sentido pensar en ello, pero no podía evitar que el corazón se le encogiera.
Permaneció allí tumbada, cuestionando tradiciones que no comprendía. El pelo largo, del color de las algas. Los ojos dos esferas de ámbar, brillantes, reflejando la belleza del cielo. La cola, una sucesión de escamas esmeralda perfectamente alineadas. Todo su cuerpo recibiendo y aceptando el abrazo del sol, secándose mientras la vida se le escapaba poco a poco.
Partió sonriendo, destrozada por la tristeza.


KAREN ROSADO

Los ojos de John
(LA MUERTE)

Cuando conocí a la muerte crei enamorarme de ella tan tiernamente que no había persona que hiciera que no fuera mi tema principal de conversación…
Al paso de los años tenía mayor certeza de que el sufrimiento debía ser borrado de el sentimiento de los demás pues los ponía en un estado muy vulnerable y dependiente.
Crei haber hablado con los colegas de este tema antes,pero las percepciones eran diferentes,por cultura y religión que nos llevaban a debates interminables.
John : -Bueno veamos que tenemos esta vez y por favor concentraté que la última vez sacaste de sus casillas al Doctor de la Rosa preguntando con respecto a las almas.
Edgar:-Ja! Le estás pidiendo mucho a esta señorita que sabes que tiene la imaginación más volátil de este lugar.
Erick:-Cuidado con los fósforos!!!
Los tres rieron sin que a mí me hiciera algún tipo de gracia solo levanté la ceja que se asomaba tras los lentes de protección.
-Oigan chicos basta! No pierdan el objetivo.
Erick:-Uy alguien no está de buenas está mañana.
Edgar:-Ella nunca está de … Ok ya mejor me callaré,pero John! Debes poner más de tu parte la siguiente vez.
John solo me observaba fijamente,era cada vez más evidente que entre mi colega y yo pasaba algo.
-Chicos…esto es tan raro…
Todos notamos que bajo esa manta blanca había una protuberancia y por un momento pensamos que era un tubo ,madera o cualquier tipo de objeto que salió proyectado probablemente o solo se encontraba incrustado en el pecho de la víctima.
John:-Quien hará los honores ?
-Yo como siempre…
Al deslizar la manta suavemente por su cuerpo nos dimos cuenta que solo era su mano totalmente rígida y acartonada que desentonaba de un cuerpo esponjoso y humedo.
Como siempre no sabíamos nada de el caso hasta que llegara el Dr. De la Rosa y nos comentará al respecto.
-Hombre caucásico,de aproximadamente 35 años,con signos de putrefacción por probable inmersión a agua salina.
Aunque nosotros estuviéramos observando sobre la fría plancha a una rubia que parecía ser hermosa en un estado «más vivo».
Nosotros debiamos empezar con lo que ya sabiamos,éramos un equipo único y perfecto pues cada uno tenía sus actividades,el engranaje perfecto.
Edgar empezó a cortar la poca ropa que le quedaba a nuestro occiso,mientras John lavaba lentamente el cuerpo dejando ver cada una de las heridas por arma blanca,Erick anotaba con cuidado la trayectoria y profundidad,Yo preparaba el equipo de disección ,escalpelo,mango de bisturí ,hojas para bisturí,pinzas Kelly,pinzas planas,pinzas curvas,pinzas de mosquito,tijeras rectas ,agujas en forma de U e hilo para suturar y porsupuesto arco de segueta y seguetas,pinzas curvas para corte.
Ya estábamos listos para empezar ,miramos el reloj,las 16 horas en punto y entro De la Rosa por la puerta.Nos miraba para reconocernos bajo los cubrebocas y sabía que era el equipo de su pesar pero por mucho su mejor guardia.
-Doctor,puedo hacerle una pregunta?
Dr. de la Rosa:-Se dice buena tarde niña!,ya sé que estás impaciente por ver mi sistema nervioso alterado pero dejémoslo para después vale ?
Los cretinos de mi guardia solo suprimían las risas…
-Buena tarde Dr. No es mi intención irritarlo desde ahora,solo quiero comentarle que retiramos algunas moscas adultas ,Calliphora’s Vicina’s para ser más exacta.
Aunque amaba mi trabajo actual siempre soñé con ser entomologa,no podía costearlo así que era autodidacta por necesidad.
-Dr. de la Rosa:No dejas de sorprenderme 5
Por qué diablos se empeñaba en solo darme un número como nombre …nunca lo sabré .
Erick :- 23 puñaladas Doc las 5 más importantes están atravesando Corazón,Hígado, Páncreas y Riñones ,ambos ..
Edgar:-Y bien que sucedio?
John :-Al parecer no hay nadie con esta descripción en la base de datos de personas extraviadas .
Dr. de la Rosa:-El día de hoy alrededor de las 700 horas un señor de 60 años salió a correr como todas las mañana a la playa que está cerca de su casa ,comenta que hoy fue un poco más allá de donde normalmente lo hace pues tenía ganas de ver un poco más el paisaje ,fue allí donde junto a una gran roca notó algo,se acercó para ver si en realidad se trataba de lo que se estaba imaginando y en efecto era una mano asomada que parecía de una anciana muy extravagante pues tenía unas uñas acrílicas muy largas.
Al llegar al levantamiento del cadáver y hacer el interrogatorio pertinente ,los chicos de translado con mi colega decidieron hacer lo de rutina y llamar a familiares de Gerardo( señalando a cadáver con el dedo anular ),su madre al contestar solo dijo :Díganme que Valerie está bien…
Somos de sangre fría,eso dice quién no conoce nuestras almas ardientes.
Edgar:-Entonces ya es hora Doc.
Dr.de la Rosa:-En cualquier momento.
John:Ya prendió el foco Erick ,listos ?
Salio el Dr.de la Rosa por el familiar ,en este caso entro su hermana a reconocer a Valerie ,el mismo ambiente cotidiano,silencio,vibraciones extrañas en el ambiente,ignoran el panorama ,se pierden,se rompen …Si era Valerie .
La hermana de Valerie tocó su mano ya seca sin ningún pudor,la veía tan triste y dulcemente y ante el estado de deformación de Valerie solo esbozo una sonrisa que eliminaba los signos en ella.
Hermana de Valerie:-Gracias chicos,con permiso.
Dió la vuelta y se fue,en breve escuchamos por el pasillo los llantos desgarradores , seguramente era su madre.
La siguiente hora solo fueron cortés,disecciones,examinación de órganos,cortes de las caras de los mismos para llevarlos al laboratorio de patologia y fueran examinados,De la Rosa llegó a la conclusión de que a Valerie la mataron en casa de alguien por la aparición de las Calliphora’s y la llevaron a la playa para despistar ,solo que el novato que le arrebató la vida no sabía que ese tipo de fauna cadáverica no existe de ese lado de la playa,todo apuntaba a un crimen pasional pero para cerrar el caso aún se necesitaban datos de Valerie que él tenía que recabar.
Dr. de la Rosa:-Hasta mañana chicos.
Acabamos de suturar a Valerie pues no había nada más que hacer por ella estéticamente,lo ideal de estos casos es la cremación o tener el ataúd cerrado .
Bajamos ya limpios a la cafetería y como siempre solo nos veíamos cansados y en complicidad,sin debates o palabras,los ojos de John se cruzaron con los míos …fue la primera vez que sentí que no deseaba la muerte. . . Y que si estaba enamorada de mí como yo lo estuve de ella,más valía que me dejara seguir observando por años los ojos de John.


ROBERTO MORENO CALVO

SENSACIONES

Sentía paz. Aquel lugar era quien lo aportaba o quizás también los colores, el olor… nunca se había sentido igual. Parecía ser su hogar aunque él jamás había estado allí, no lo recordaba.

Ante él se mostraban árboles frondosos y tan verdes como el gran manto de césped que dominaba el entorno. Al fondo algo llamó su atención. Dispuesto a saber que era, comenzó a andar directo al panel blanco. Sus pasos mermaban, su corazón se aceleraba y ninguno de los dos paraba. A escasos metros su corazón parecía explotar, y unos pasos más hicieron que parase de latir. Acababa de comprender lo que significaba la losa de mármol blanco.

Dio unos pasos atrás queriendo huir de la realidad. Cuando su espalda topó con un árbol se dejó caer, se deslizó por el tronco hasta quedar sentado y escondiendo su cabeza entre las rodillas. Parecía avergonzarse, bien de lo que había visto o de lo que sentía. Sus nudillos se clavaron en la tierra con un fuerte golpe y gritó un “NO” tan duradero como estremecedor.

De pronto, percibió la presencia de alguien, pero las lágrimas que invadían su rostro no le dejaban identificarla. Sabía que era una mujer por el sonido de sus tacones chocando con las baldosas del camino que llevaba a la lápida que marcaba su presente y futuro. La verdad, es que esa melodía le resultaba familiar.

Seguía inmóvil y sin poder aproximarse a aquella persona para saber quién era, que decía. Su murmullo se diluía en el viento sin desvelarle su identidad. Lo que si oyó perfectamente fue el sonido de un beso, sabiendo entonces que se trataba de aquella persona a la que tanto amó. En ese momento, y con igual claridad, pudo oír: “hay algo más bonito que te sigan dando besos después de muerto ”. A lo que él respondió con llanto «Sí. Que te los den en vida»


ABRUJANDRA ALVARADO

‘Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando. Su boca que era mía, ya no me besa más.’
Canta Julio Sosa con la inmortalidad del arte y la tecnología que hace que lo ponga a trabajar cuando se me antoja.
Seguí cantando Julio, Julio Sosa El varón del tango abría chiquita la boca y escupía ese vozarrón estremecedor. Mi abuela tanguera lo escuchaba siempre.
Él cantaba, otros pintan, otros escriben, otros dibujan, otros filman, otros esculpen, otros tallan, otros tejen y así. 
Creamos para sacarle la lengua a la muerte. Creamos para que nos sobreviva ésta huella pequeña que es como lanzar una piedra sin saber qué ventana va a romper.
Un día mi abuela se murió y el mundo siguió andando.


MARÍA RUBIO OCHOA

La mochila preparada porque es tan cierta como que después del día viene la noche..Tiene el poder de igualar a las personas , no hay diferencia entre ricos ni pobres, entre los que tienen fama y los olvidados..Solo la paz interior que se tenga puede ser diferente el paso de la vida a la muerte….Pero cuando llega a un ser querido con precipitación sin pensar que pudiera ocurrir , entonces llega la catarsis.. ..Estas durmiendo y el teléfono….medio dormida contestas….y lo que escuchas hace que las piernas se doble, el corazón empieza a latir muy deprisa…no puede ser…Sólo las palabras ahora vamos….por el camino corto pero ese día muy largo.Semáforos ,luces, y las calles vacías de coches y de gentes ..En el asiento junto al conductor sin poder reaccionar. Al llegar sube deprisa con las lágrimas que apenas podía ver entra en la habitación le da un beso que fue distinto a todos los que le había dado antes…Sale y se derrumba entre sollozos parece un mal sueño?…..o una realidad ……


DAVID DURA MARÍN

Cuatrocientas gotas de lluvia caen en la ciudad de las flores, moja la sabia madera de las barcas de la Albufera , dando un chute de adrenalina al arroz que acompaña los domingos…
Miro por los cristales , aliviado en el olvido , y pensar que quería limpiarlos..)..
Cuando…. moto y motorista
dejan de ser uno , tomando caminos distintos…
No tardan en salir a ayudar varios coches , dejando constancia con sus luces de emergencia….
Solo ha sido un susto…
Sigo mirando como llueve, entre la tristeza de un verano que pasó y la alegría de ver gente de buen corazón.. Todo es posible…
De pequeño quería ser limpiador de cristales, quizá por mi punto de observador en la distancia o tal vez ver las cosas de borrón y cuenta nueva……


TC CARLOS

El SOBRE

Por la mañana, un compañero de curro le contó la peculiar historia del famoso Dioni. El que sisó cerca de unos trescientos millones de pesetas. Julián solo quería tomar un café, y el otro no paró de tirar de Wikipedia, hasta que hubo algo que le llamó poderosamente la atención. Fue cuando escuchó que cometió el robo porque no se sentía valorado en la empresa, y que su jefe le puteaba continuamente. Entonces Julián se sintió extrañamente identificado con el Dioni, a pesar de que era funerario y no vigilante de seguridad. Pero no era un compañero de fiar, así que no quiso decir que él se sentía igual, y se hizo cargo de los dos cafés de cuarenta céntimos de la máquina automática.
Por la tarde, Julián y un muchacho de veinte años, nuevo en la empresa, fueron los elegidos para salir a buscar el cuerpo de un delincuente abatido en plena calle, en el Distrito de Carabanchel. Cuando llegaron allí, como una media docena de patrullas de la Policía Nacional cortaba la calle y custodiaba el vehículo siniestrado. Se había empotrado contra una vivienda baja. Julián supo, nada más aparcar el furgón tras al coche, que el accidente no había acabado con la vida del chico, sino que algunos balazos habían entrado visiblemente por su cabeza. Lo miró de reojo, y tranquilamente supo que otros cadáveres habían dado más problemas. Lo peor era que debía meter la camilla entre el lateral del coche y la fachada de la casa, donde apenas había un metro de separación, y encima había salido con un novato que no se enteraba de nada. ¡Mierda!
Escuchó a los dos polis más cercanos hablar de droga. La maldita droga. Estaban a un par de metros, interesados en la profesionalidad de Julián, que empezaba a valorar la situación en tiempo, esfuerzo y centímetros. Debió encontrar ciertas dificultades, porque buscó la mirada de los Agentes. Podía desplazar el coche para tener más hueco, pero no estaba seguro de cómo arrancarlo para dar marcha atrás, si es que debía hacerlo. ¡Mierda! Los polis entendieron la dificultad en su mirada, y se apartaron unos cuantos metros de la escena. Su trabajo era otro. ¡Joder! Julián los odió, y puede que quisiera insultarles, pero lógicamente quien iba a mancharse iba a ser él, y no la poli. Ni siquiera tenía pinta de colaborar el nuevo chico, con la cara blanca. ¡Maldito trabajo!
Tiró de las flacuchas axilas del chico muerto hacia afuera, y a punto resbaló al pisar la camilla que la colocó a ras de suelo. Lo arrastró con decisión, con fuerza, manteniendo siempre la distancia con la cabeza ensangrentada, hasta que lo dejó perfectamente colocado sobre el sudario gris. Le hizo un gesto despectivo al nuevo para que cerrara el plástico, y se pasó la mano por la frente. ¡Listo! ¡Con dos huevos! Otro más. Ya solo faltaba levantar la camilla para llevarla hasta la furgoneta funeraria. Julián se agachó, y le pidió al otro que hiciera lo mismo. En un segundo, la elevaron y le ordenó que la llevara él solito. Coño, era lo más fácil. Julián se dio la vuelta para mirar la cara de idiotas de los Agentes, porque había tenido el orgullo de sacarlo sin mancharse, de moverlo sin ayuda de nadie, y fue cuando se percató del sobre.
Inerte, arrugado, sin dueño, descansaba sobre el asiento del muerto. No tenía rastro de sangre alguno. Evidentemente, lo había llevado el delincuente bajo su culo. Lo palpó. Supo qué era. Levantó la vista y comprobó la distancia adecuada con la policía. También vio que el nuevo sabía meter la camilla. Cogió el grueso sobre y lo metió en el bolsillo, donde entró con cierta dificultad. Salió de la protección que le ofrecía el vehículo, y no paró de rascarse la rodilla, como si se hubiera hecho daño en el esfuerzo. Así se fue alejando, disimulando cierta lesión, aunque más orgulloso que antes, sabedor de su recompensa. Abrió la puerta del furgón, se sentó sin perder la vista de nadie, la cerró y se acarició el bolsillo, metiendo la primera marcha. También vio y rio extrañamente al nuevo, que no acababa de encajar su primer muerto, y supo que no iba a durar mucho en la empresa


DAVID GUTIÉRREZ DÍAZ

La muerte es el rocío sobre el erial de quién busca y no encuentra validación en la mirada ajena, un abrazo al aire, una legión de trasgos que hoy te obedecen y mañana te devoran, un corazón podrido por falta de riego, el reloj de oro en el cuál invertiste todo tu tiempo, una casa llena de espejos para mantener siempre gacha la vista, el llanto que no cesa ni se exterioriza, las hojas de la prensa del corazón y el cementerio de tocones que dejaron a su paso, los Dioses viendo un nuevo amanecer, el chute de adrenalina de un diploma inmerecido, la ausencia de vida como modo de vivir.


NURIA BERGEN

No quiero ni pienso morirme. Porque la vida es bella, los campos huelen a vida y todo cuanto me rodea está repleto de vida.
Morir no está en mis planes, y menos desde que mi marido falleció. Fue un infarto de miocardio, y fue la manera más feliz de morir. En cama, durmiendo. Fácil y simple. ¿Para qué sufrir?

Poco más a decir. Morimos cada minuto que avanzan las manillas del reloj, cada segundo. Y es una cuenta atrás que unos llevamos mejor o peor que otros. Me cerré en banda. Puse una coraza sobre mí que nadie ha conseguido traspasar. Y por ésto hablo así, precisamente. Por coraza, caparazón, o dolor continuo.
Quizás algún día alguien la traspase. Espero ya no estar allí para contarlo.


LA XICUELA DE CORRIOL

La muerte de alguien a quien amas profundamente no te permite dejarle marchar del todo durante bastante tiempo. No aceptas esa nueva condición. Te niegas rotundamente a que se vaya, tanto si ha sido en un momento fugaz, como en una larga enfermedad. Niegas hasta los últimos alientos, no puede ser verdad. No ha sido así. Es sólo un error. No puede ser verdad.

Ese dolor nunca se va.

Has estado viendo durante 2 años como su cuerpo se ha corrompido por dentro. La podredumbre de un cáncer fulminante, sin tregua, pero plantándole cara sin esconder la fiereza en ningún momento.
Poco a poco las fuerzas fallan, debilidad, pesimismo, todo se aúna y hace sentirte aún más débil. Pero sigues y sigue hacia adelante. Por él. Para que no deje caer la toalla. Si él se rinde, los demás también. Es todo coraje, y por éso nunca se rinde.
Hasta que un día, despierta y nos llama a todos a su lado y nos dice: ésto se acaba. Ésto no para. Ni parará. No os disgustéis ni enfadéis entre vosotros. Cuidad a vuestra madre. Y sed muy felices, como yo lo he sido. Os amo. Mucho. A todos.

Petrificados de su entereza, nos pide regalemos en su nombre, un presente a cada uno de sus compañeros de trabajo. Sólo me queda respirar hondo. No puedo más que llorar. Con esa petición les regala una buena botella de vino para que brinden por él, por los años compartidos en el trabajo. Sin roces ni pequeñas heridas. ¿Para qué?

Después, y con el tiempo, aceptas, sí, que no esté en casa durante todo el día, porque puedes asimilarlo como un cambio de horario laboral. Pero cuando llega la noche y ese alguien no regresa a casa, te das cuenta de lo mucho que has perdido, de que no volverá a soltar sus sonoras carjajadas, sus risas, sus chistes, su alegría….su arte. De que no volverás a verle, a tocarle, a abrazarle, a nada…..
Y cada día vuelta a empezar. Y a esperar que regrese. Que regrese de algún viaje…..

Esa alegría que transmitía sin parar y que no era capaz de evitar. Esa alegría ya no volverá. Esas ganas siempre de sonreír, tampoco. Ese mambo núm. 5 que a veces hacia soltar a mí madre el delantal y ponerse juntos a bailar…..esas bromas……

Él ya no volverá a abrir las puertas del garaje: ‘ya estoy en casa’ .
-¡Sí! ¡ya te oímos el coche ya!, cuando doblabas la esquina de nuestra calle.
Ésto ya no sé volverá a oír.

Porque la rutina siempre era la misma. Guardar el coche en el garage, dar las gracias a la Virgen y a San Cristóbal por su ayuda durante el día con sus manos al volante (no era muy necesario pero se les daba las gracias igualmente) y caminito en busca de los suyos. Pijama y bata y cena en familia. Noticias, y sobretodo ‘el tiempo’ predicción para el día siguiente. Siempre alerta. Del tiempo, de la carretera, y de sus reflejos para una rápida reacción ante un imprevisto. Paciente y perfecto en la conducción. Buen maestro.

No dejé que se marchase durante mucho tiempo. Tardé casi 6 años a conseguir que no me doliera recordar un momento u otro con él. Recordar a veces es bueno, pero no siempre.

Al final lo conseguí. Lo recuerdo como si ahora fuese. Está siempre igual de joven, y lo recuerdo con esa sonrisa y sus ojos verdes siempre, siempre, sonriendo.
Es mi manera de que no me duela tanto. Y de que permanezca conmigo siempre. Siempre me sonríe y manda fuerzas para continuar.

Por cierto, sé que me espera y esperará, así que no tengo miedo alguno. Me tenderá su mano. Sólo tengo miedo a sufrir tanto como sufrió él. Espero no tener que hacerlo.


MONTAÑA MILHOJAS

Se llamaba pin pón, era muy guapo y de cartón… se lavaba la carita con agua y con jabón.
Bueno pues yo creo que duró bastante poco, la verdad.


ROCÍO ROMERO GARCÍA

Amanece en Chicago.
Las bocinas de los coches, el sonido de los zapatos dirigiéndose a algún lugar, el estruendo de las voces son el despertador de la ciudad.
En la habitación de Chloe se cuelan esos ruidos, molestos y desegradables, aunque ella no los escucha. Lleva así desde hace un mes, el tiempo que hace desde que su abuela falleció.
Para Chloe la muerte siempre ha sido un tema tabú. Algo que le asusta y le inquienta.
Siempre hacía todo lo posible por no pensar en ello, pero desde la muerte de su abuela, no hace otra cosa.
No para de darle vueltas a esas dudas filosóficas sobre la que es morir y vivir, sobre si hay alguna energía o ente que decide quién vive y muere. Todo eso le provocaba una gran ansiedad, pero no podía parar de pensar en ello.
Todos los días de aquel último mes su vida se había limitado. Solo iba de casa al trabajo y cuando volvía a casa, se iba directamente a la cama con la esperanza de dormir mejor aquella noche, pero no lo conseguía.
Para ella, su abuela era una pieza fundamental en su vida y el hecho de sentir ese dolor en el pecho la mataba.
Aquel sábado lo que le consiguió sacar de la cama fue la llamada de su madre, avisándola de que en unos minutos irían a recogerla. Tenían que revisar el testamento.
Cuando sus padres la recogieron se quedaron sorprendidos. Chloe estaba muy descuidada. Durante el camino, sus padres intentaban dirigir la conversación al estado de ánimo de Chloe pero ella siempre se escabullía y cambiaba de tema.
Cuando llegaron al despacho del abogado se encontraron a su tía y a sus primos.
Tomaron asiento y el abogado, junto con el notario, abrió el testamento.
Después de hablar de cifras de dinero, de la parte de la casa que le correspondía a cada hija y de caras de desaprobación por parte de ambas, llegó el momento de conocer la herencia de los nietos.
En el testamento decía que sus nietos tenían total libertad de coger lo que quisieran de sus posesiones, pero que había algo que quería dar exclusivamente a Chloe: su reloj de oro.
Los primos y la tía de Chloe farfullaron algo inaudible mientras la miraban con rabia.
Aquel reloj significaba mucho para su abuela y el hecho de que hubiese decidido dárselo a Chloe era algo increíble para ella.
Después de salir del despacho, decidieron ir todos a casa de su abuela. El vacío de la casa, el silencio tan perfecto puso un nudo en la garganta de Chloe, quién se disponía a buscar el reloj.
Lo encontró en su mesilla de noche, guardada en una cajita junto a una nota.
Chloe se sentó en la cama la leyó.
«Querida Chloe,
¿Recuerdas cuando eras pequeña y me preguntabas el por qué de todo? Incluso el por qué de cosas que no sabía explicar. Eras una niña inquieta y curiosa y eso es algo que siempre me gustó de ti. Por eso, quiero darte el reloj. Sé que lo cuidarás tanto como yo y que significará todonloqnue significó para mí, incluso más. Y lo más importante, es la llave que te permitirá descubrir mundos nuevos y te dejará seguir siendo esa niña tan curiosa e inquieta. Te quiero.»
Al terminar de leer la nota, Chloe se echó a llorar. Aunque no había entendido lo que quería decir con descubrir mundos nuevos, le había emocionado que su abuela aún recordase esos días juntas.
Cuando llegó a su piso, en vez de meterse en la cama, decidió juguetear con el reloj. No paraba de pensar en lo que ponía la nota: «te permitirá descubrir mundos nuevos». ¿Qué querría decir?
Entonces Chloe de fijo en algo. El reloj no solo marcaba las horas, si no también el mes, el día y el año.
En el reloj había tres ruedas: una a la derecha, otra a la izquierda y otra en el centro de esas dos.
Chloe decidió tocar la del centro, pensado que cambiaría la hora, pero no. Cambiaba el día. Decidió poner el día en el viernes y pulsar el botón.
Todo a su alrededor se movió deprisa, como si fuese a años luz.
Cuando todo paró, se encontraba en su habitación. Decidió mirar el día y la hora en su móvil para comprobar sí realmente había pasado lo que ella pensaba.
En efecto, es su móvil ponía que era viernes.
¿Cómo podría ser eso posible? ¿Cómo podría haber viajado el tiempo?
No podía ser posible, seguramente fuese fruto de no haber dormido en noches.
Aquella noche decidió ir al bar a tomar algo y así poder olvidarse por un momento de todo. De todas las dudas que rondaban por su cabeza y de todas esas voces que no la dejaban descansar.
Pensó por un momento que el alcohol le haría dejar de pensar, dejaría su mente me blanco, pero no fue así.
Decidió llevarse el reloj al bar y estuvo observándolo.
Pensó en las épocas que le gustaría conocer y si el reloj llegaría a tanto. Así que decidió ir al baño y marcar el año. Decidió viajar a su época favorita, los años 20.
Cuando presionó el botón aquel efecto de fugacidad duró un poco más y cuando paró, se encontraba en un baño diferente.
Tenía un decorado más clandestino. Decidió mirarse al espejo y cuando vio su reflejo, un escalofrío recorrió su cuerpo.
Iba vestida con la vestimenta de la época. Su media melena rubia estaba ondulada, su maquillaje era más vivo, una sombre gris remarcaba sus ojos azules.
Se fijó en las perlas de su cuello, en los guantes, en el vestido…
Decidió salir del baño y cuando lo hizo, de sorprendió aún más. El bar estaba lleno de gente vestida igual que ella. Hombres trajeados sentados en las mesas fumando, mujeres bailando el Charleston, perosnss bebiendo y riendo…
Chloe empezó a sentirse mareada. Su rostro palideció y cuando notó que iba a desmayarse, decidió salir a la calle.
Al girar se chocó con una mujer, derramándole la bebida en el vestido.
— ¡Oh, lo siento muchísimo!
— No te preocupes, ¿te encuentras bien? Estás un poco pálida.
Chloe la observó. Sus ojos eran castaños y su pelo tan oscuro como el café. Lo llevaba recogido con un moño y alrededor de su cabeza tenía una cinta con plumas.
— Ven, siéntate.— le dijo.
La mujer fue a pedir un vaso de agua y se lo dio a Chloe.
— Muchas gracias. No era necesario, solo ha sido un pequeño mareo.
— Lo sé. Con la cantidad de personas que hay, el calor, el ruido… ¿Te gustaría salir a tomar un poco el aire?
Chloe asintió y ambas salieron.
Una vez fuera Chloe pudo respirar.
Las calles eran diferentes, tenían un encanto y una magia que Chloe no podría describir.
La mujer sacó un cigarro de su bolso y lo encendió.
Le ofreció uno a Chloe pero ella se negó.
— ¿No te parece que Chicago es precioso? La ciudad de la música, lo carnal y el pecado. Me encanta.
Chloe sonrió. Ella siempre había pensado así sobre Chicago.
— Por cierto, me llamo Adele. Adele Davis. — dijo tendiéndole la mano.
— Yo soy Chloe.
Ambos estrechan las manos y se sonríen.
— ¿Eres nueva por aquí? No me suena haberte visto antes.
— No, estoy de visita.
—¿Y a quién visitas?— preguntó Adele con curiosidad.
— Oh, a nadie. Estoy visitando la ciudad. Me gusta su encanto.
— Sí, Chicago tiene algo especial. ¿Cuánto llevas aquí?
— He llegado hoy.
— Con razón te has encontrado mal ahí dentro.— dice riéndose. Da una calada al cigarro, el humo se funde en la oscuridad de la noche.
— Tengo una idea. ¿Por qué no nos encontramos aquí mañana? Podríamos visitar las zonas más emblemáticas de Chicago. Me conozco la ciudad como la palma de mi mano.
Ambas se rieron y Chloe aceptó.
No sabía que había visto en Adele, pero le gustaba. Le parecía atrevida y divertida.
Además, quería conocer Chicas desde la belleza de los años 20.
Durante un par de semanas estuvo viajando y visitando a Adele y cada vez sentía algo más fuerte por ella, aunque no iba a declararse nunca por muchos motivos. No podía enamorarse de alguien que no correspondía a su época. Era un amor imposible.
Pero aún así, cuando volvía de nuevo a su piso, no paraba de pensar en ella. No paraba de sonreír de forma tonta. Incluso dormía mejor por las noches, ya no pensaba tanto y las voces habían parado.
Un día, mientras visitaban un monumento y Adele explicaba su historia, comenzó a llover.
Ambas salieron corriendo y riendo a refugiarse debajo de duna cornisa. Y no saben si fue por el momento, porque la lluvia les estaba calando la ropa y el frío no las dejaba pensar o porque estaban destinadas a ser, pero se miraron a los ojos y vieron algo la una en la otra que nunca habían visto en nadie más. Así que Adele, decidida y sin nada que perder, posó sus manos en la cara de Chloe y la acercó a ella hasta que sus labios se encontraron.
La lluvia seguía callendo con más intensidad, pero lo ignoraban porque en ese momento, no importaba nada más que ellas.
Cuando Chloe volvió a su piso con otra sonrisa tonta en la cara, decidió buscar a Adele. No se le había ocurrido buscarla antes, estaba tan absorta en los viajes y en los sentimientos con Adele que no reparo en comprobar si había sido alguien importante en la Historia.
Y sorprendentemente lo era, pero no como Chloe pensaba.
Adele Davis fue la mujer de uno de los muchos mafiosos que hubo en Chicago durante los años 20 con el tráfico de alcohol.
Cuando Chloe lo descubrió, toda la magia, rodos los sentimientos hacia Adele se desvanecieron. ¿Por qué no le dijo quién era?
Al día siguiente, por la noche, decidió hacer otro viaje. Quería aclarar las cosas con Adele.
Así que fue al bar de todas las noches, se metió en el baño y apretó el botón.
Nada más salir del baño empezó a buscar a Adele, pero fue Adele quién la encontró antes.
Le dio dos toquecitos en la espalda.
— ¿Me estabas buscando? — dijo, sonriendo con pícardía.
— ¿Podemos hablar? — preguntó Chloe, tajante.
A Adele le extrañó esa reacción, pero aceptó. Aquella noche el bar no estaba tan lleno, era miércoles y el bar solía llevarse los fines de semanas.
Cuando se sentaron en la mesa, Chloe se dispuso a hablar, aunque no sabía cómo.
— ¿Sucede algo?
— ¿Por qué nunca me contaste quién eras?
Adele la miró con sorpresa.
— ¿A qué te refieres?
— Eres la mujer de un capo traficante de alcohol. ¿Por qué no me lo contaste?
— Porque ya no lo soy. He decidido abandonarle.
Chloe la miró a los ojos. Le costaba no creerla.
— Me separé de él hace un par de meses. Ahora vivo en la habitación de un hotel.
— ¿Por qué te separaste de él?
— Porque no me hacía feliz. No me dejaba ser yo misma. Me casé con él porque mi padre me prometió. Él y el padre de mi ahora ex marido eran muy amigos.
Adele le agarró de la mano.
— Solo tú has conseguido que vuelva a ser quién era, que vuelva a ser feliz y me siente llena de vida. Solo te quiero a ti.
— ¿No ves que esto es algo imposible? — preguntó Chloe Con un nudo en la garganta esperando un «no» por respuesta.
— Puede ser posible si ambas queremos.
Adele tenía razón. Por muy descabellado que fuese todo, era algo real. Podían escapar y estar juntas, empezar de nuevo en otro lugar. Y por un minuto esa idea inundó la mente de Chloe, incluso la idea de quesarse allí para siempre.
Cuando todo parecía claro, cuando ambas estaban dispuestas a acceder y dejarlo todo, se oyen dos disparos y Adele cae a los pies de Chloe.
Alguien con el rostro tapado y un sombrero sale corriendo del bar y Chloe se agacha a recoger a Adele. Aún respira.
— Vas a salir de esta, te lo prometo. — dice Chloe, Con Adele entre sus brazos, sollozando.
Adele saca fuerzas para alzar su brazo y acariciar la cara de Chloe. Sonríe y de pronto, toda expresión en sus ojos se convierte en nula.
Chloe agacha la cabeza contra el pecho de Adele y rompe a llorar desconsoladamente, como si nadie ni nada existiese.
Después de la llegada de la policía y millones de preguntas que Chloe no pudo responder por su bloqueo y aturdimiento, pudo salir de bar y sin saber cómo, marcar de nuevo el año para volver.
Cuando llegó a su piso, rompió va llorar. Comenzó a gritar, a maldecir todo y a romper todo lo que encontraba a su paso.
Y fue cuando ese dolor en el pecho volvió, cuando la oscuridad y las voces volvieron a ella, justo cuando pensaba que jamás volvería a sentirse así.


PEPINO MARINO ERRANTE

Hace tiempo, leí en una novela de Manuel Vicent la siguiente frase: «A la muerte no se la comprende, sólo se la aprende. Aceptarla con naturalidad es la única manera de resucitar».

No le voy a dar un sentido panegírico a estas letras, ni tampoco voy a describir el largo, lento y frustrante proceso decadente durante el que uno de nuestros seres amados pierde irremediablemente la salud. Aceptar este hecho en sí, ya es tan duro -o más- como morir.

Pero sencilla y paradójicamente, poder acompañarla hasta el final, planificarlo y permitirme a mí mismo que su cuerpo se enfriara entre mis brazos durante las horas que me diera la gana y sin que nadie me dijera cómo había de hacer, ha sido una de las experiencias más maravillosas que me han ocurrido.

Usted, querido lector, podrá pensar que el espacio entre párrafos se debe a mi interés por facilitar la digestión de un tema tan pesado como la muerte. Nada más lejos de la realidad: No diré que disfrute con su presencia cada vez que se me acerca, pero sí que la considero como algo maestro a la vez que perfecto para aprender.

El momento en que mi perra dejó de respirar, lo primero que sentí fue alivio. Lo segundo, que me apuñalaban entre las costillas mientras se reían de mí y lo tercero, que comprendía perfectamete la seguiriya y la soleá.

Al tercer día, no resucitó su presencia física donde quiera que yo me encontrara, pero sí una sensación de gratitud hacia la vida dentro de mi corazón por haber podido amar tan pura e incondicionalmente, del mismo modo que por haber podido despedirme y practicar una eutanasia digna y necesaria como debe de ser cuando amas a alguien.

Me gustaría dedicar este texto a todo el equipo de profesionales veterinarios que me dediqué a visitar y molestar cálidamente durante tantos momentos. En ellos descubrí a personas con un fulgor único en sus ojos debido a la pasión con la que viven su trabajo y las ganas de ayudar. Sin ellos no habría gestionado tanto sufrimiento como lo hice. También, muy especialmente a todas las personas que tenéis y habéis tenido animales, porque sabéis de lo que hablo.


CARLOS COSTA

Cuando tontee con la muerte.
Sí, tontee.
Como si fuese un chico esbelto, amable y bello, al que nadie quiere mirar por temor.
Porque la belleza da miedo. Arranca de un simple vistazo al individuo de su zona de confort.
Yo tontee con la muerte.
Me follé a golpe de efecto a la muerte.
Me masturbaba pensado en la muerte
Incluso cuando la muerte no estaba cerca.
Muerte tiene nombre de hombre.
Porque los hombres saben herir más deprisa.
Cuando tontee con la muerte
Me hice amigo de la soga, la cuchilla y las pastillas.
Cree la orgía de la apología al dolor.
Incluso gemía
Entre sacudida y sacudida.
Incluso lloraba cuando me corría.
Yo amaba a la muerte.
Me entregaba a la muerte.
Como los niños se entregan al placer de lo que les apasiona y no existe nada más
Para ellos
Que esa obsesión.
La gente me miraba asustada
Cuando exponía dicha cuestión
Entonces
Renegué a la muerte al colchón.
Pero en el colchón disfrutaba de él.
Le sacudía hasta el último polvo de su sotana tenue.
Pero la rutina también se impone incluso en las cosas tristes, en las cosas indeseables y secretas.
Y una buena tarde
Tras una follada de esas que dejan sin aliento
Y que incluso hacen temblar piernas y cuerdas vocales,
Rompí la relación
Dicen que a veces soy un poco adolescente.
Por eso de pensar en morirme.
Por eso de escribir sobre ese primer amor
Que se llamaba muerte.
Que hijos de puta.
O sigo siendo adolescente
O es que incluso de viejo,
Aunque sea terminal,
Sigues soñando con su miembro oscuro y misterioso.
Porque a veces todos queremos morir.
Porque a veces todos nos lo planteamos.
Me atrevería a decir que incluso mr wonderful
Lo ha pensado.
Qué cansancio eso de motivar para la felicidad.
Joder qué tontuna
Qué abuso
Que asco y qué repelencia.
Yo prefiero,
Aunque sea una vez al mes,
Invocar por chat o YouTube
A la muerte.
Dejar que me penetre
Y que se vaya en silencio.
Dejando la cama revuelta
Y mi mente en éxtasis.
El éxtasis del deseo.
Porque todos
A veces
Queremos vivir en el éxtasis del suicidio.
Y ya está bien de estigmatizar tanto
Algo a lo que se ha escrito tantos textos.
Algo tan bello
Cómo lo es ese anciano disfrazado de joven.
La muerte.
Joder, que hijos podríamos tener.


KARLOS WAYNE

Ojalá, de Silvio Rodriguez. Ella me lo dijo.Incluso antes de que se marchara, me dijo que esa sería nuestra canción. En realidad nunca salió de sus labios esa expresión. Las palabras exactas fueron «cuando yo no esté, esta canción te recordará a mi». Y te puedo asegurar que trabajó muy duro para que ese deseo suyo se hiciera realidad. La puso como ringtone en ambos teléfonos, el suyo y el mio. En cada video grabado en el que salíamos los dos, Ojalá, de Silvio Rodriguez, sonaba de fondo, como una banda sonora. En todos y cada uno de los diferentes playlist que creamos en iTunes o en el iPod, Ojalá, de Silvio Rodriguez, era siempre la primera canción en sonar. Y me divertía. Y me irritaba. Y me aburría. En ocasiones le mentía alegando que era la canción más bella que había escuchado nunca. Y otras, las más frecuentes, simplemente me derretía enamorado oyéndosela cantar.Entonces me repetía: «cuando yo no esté, esta canciò te recordará a mi».Como si lo predijera. Como si, incluso años antes, hubiera adivinado lo que iba a pasar. Lo que pasó. Que se fue. Se marchó para no volver. Y durante estos tres años no he sido capaz de escuchar la canción ni una sola vez. No he sido capaz de escuchar ninguna canción, no fuera que Ojalá se colara y acabara por desintegrar lo poco que quedaba de mi, ya de por si, destrozado corazón.
Pero ayer me armé de valor. Me senté en el sillón en el que tanta noches nos estrujábamos frente a la tele. Cojí el mando a distancia y pulsé el «play», sin darme la oportunidad de arrepentirme. Y sonó. Y los latigazos al alma llegaron con cada frase, con cada rima, con cada vibración de la guitarra…. «Ojalá pase algo que te borre de pronto», «Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz…»
Y no pude llorar. El plan de Silvia no funcionó. Todo lo que alcancé a sentir fue odio. Atroz. Violento. Desgarrador. Ojalá, de Silvio Rodriguez, no me recordó a ella. Me recordó a tí. Cobarde. Asesino. Suicida. Si no era para ti, no sería para nadie. ¿Verdad, hijo de puta? Me dejaste sin amor y sin canción.


EMILIANO HEREDIA JURADO

LA MUERTE DE LA FAMILIA ULISES

-Ulises, ¿a ti no te parece bastante extraño tantos años sin noticias de nuestros vecinos?-
Quien hace esta pregunta, es doña Sinforosa, mujer de don Ulises Higueruelo, oronda y morena, con eterno vestido rojo, sentada en un butacón tapizado de áspera tela azul.
Su marido, empatado en grosura con su mujer, sentado en un butacón de las mismas características en el que está sentada su mujer, ordinariamente trajeado con traje azul cian y corbata negra, se mesa la barbilla, pensativo, y le responde a su mujer:
-Sí, la verdad, es que llevo bastante tiempo pensando en esta anómala situación, y por más vueltas que le doy, soy incapaz de hallarle explicación alguna a la progresiva y repentina desaparición de nuestros vecinos. Es más, querida, creo que, de toda la urbanización, somos los únicos vecinos que quedamos.
– La verdad, es que estoy cada día más “enmustia”, como los “genaros” de la ventana – se incorpora a la conversación doña Filomena, madre de doña Sinforosa, traída del pueblo, con un moño que se ha convertido en un apéndice más de la avejentada y talluda figura, con un eterno chal, verde, sobre los hombros-
En ese momento, llaman al timbre, y todos, se giran sobresaltados mirando hacia la puerta principal de la casa.
-¡Ay!, ¿Quién será?-exclama doña Sinforosa, angustiada, llevándose la mano al pecho, manoseando nerviosa con la mano, el collar de perlas que pende de su cuello-. ¡Lolin hja!, ¡vé a abrir-
Lolin, la hija mayor, una rubiales veinteañera, modosita y servicial, se levanta del sofá donde ojeaba aburrida una ajada revista del tiempo de la Maricastaña. Ladrando, la sigue Tresky, el segundo perro de la familia,( sustituto del primero, Kuki, que feneció accidentalmente y merendado por la familia, en una de sus primeras aventuras), un perro canijo, blanco, ladrando, no se sabe si de contento, de nervios, o por ambas cosas.
Lolin abre la puerta, y se encuentra de frente a dos hombres muy trajeados, con sendos maletines negros en la mano. Uno, muy, muy mayor, otro, un mozalbete pecoso, con un caracol del flequillo de su cabello pelirrojo colgándole de la frente. Con una sonrisa blanca clavada en lacara.
-¡muy buenas tardes!- dice el joven, poniéndole un papel delante de la cara a Lolin- están todos ustedes muertos-

-¡¡¡¡ahhhh!!!!,-Lolin, se medio desvanece, y se lleva las manos a la cara, y llorando, se va corriendo en busca de su familia, a la salita de estar-
Su hermano Policarpito, se levanta como un resorte, y deja de jugar con su hermana Merceditas, con los cubos de letras y grita a pleno pulmón, haciendo una pose boxeística:
-¡qué te pasa hermanita!, ¡yó te protejo!- la verdad, que un mozalbete, delgaducho, con pantalones cortos y pullover de pico, resulta un poco ridículo como paladín justiciero-
En ese momento, aparecen los dos hombres y Merceditas, llora, y corre a los brazos de doña Sinforosa, que la abraza, toda ella, para protegerla-.
-disculpa el susto monina- le dice a Lolin, el hombre mayor, entregándole un pirulí multicolor-, aquí, mi sobrino, es un poco brusco, aprobó las oposiciones a muerte, porque yo, su tío, era el examinador, y es un verdadero botarate, cero en diplomacia. Y tú, chiquillo, toma otro para ti-le da otro pirulí a Policarpito- y para la peque de la casa..¡un chupete de caramelo!-Merceditas, recelosa, sin dejar de abrazar con una mano el cuello de su madre, alarga el brazo para coger el caramelo que le ofrece el señor mayor- y hay regalos para todos, para el señor de la casa, un hermoso habano –Ulises, sonriendo agradecido, lo toma, y aspira profundamente el aroma que emana el hermoso Cohíba-, para la señora, un hermoso pañuelo de seda china auténtica, para la dama mayor- doña Filomena se sonroja-, un auténtico perfume de maderas de oriente…¡Ah!, y para el perro… un autentico hueso de jamón de cerdo ibérico-
– Muchas gracias por los detalles, señor…
-Señor muerte, catedrático en muerte, especialista en cese simultáneo de vida.
-¡ahhh la suerte!, que bien, a ver si nos tocara un “enemino de tontería”, dice la abuela Filomena.
– ¡no, mamá, suerte, no, muerte!
De la impresión, a doña Filomena le da un vahído
-¡Lolín, corre, trae las sales!-pide doña Sinforosa-
Lolin, muy disciplente, corre a la cocina, y vuelve con un frasco de sales que, su madre, coloca debajo de la nariz de doña filomena, para reponerse.
-A ver si le entendido bien-dice don Ulises-, usted dice que es la muerte…¿verdad?
-Así es, caballero-responde el hombre más mayor- y éste de aquí, es hijo de mi hermana la peste, que se casó con la guerra, el pobre, sabrá usted disculparle, es algo corto, no da más de sí.
-Pero… yo tenía otra imagen de usted –prosigue don Ulises-
-¡ah yá!, la manida imagen de la muerte tenebrosa, en esqueleto, con hábito negro, guadaña en una mano, y reloj de arena en otra…¡que imaginación tienen ustedes los mortales!

-Bueno, usted dirá, nos tiene a todos en vilo-dice un apesumbrado Ulises-
-Pues eso, que están todos ustedes caput, finito, -dice, insolentemente el mas joven-
-¡Cállate, ira!, no ves, que realmente, no son mortales, son producto de un mortal, un dibujante de comics llamado Benejam, él sí, está muerto-replica a su sobrino-, disculpe a mi sobrino, don Ulises, yá le he dicho que es un poco cortito. En fin, a lo que íbamos. Resulta, que en el cielo, en el país de los comics, en el pueblo llamado TBO, hicimos la semana pasada un censo y…resulta que ustedes, la familia completa nos faltaba, ¡que terrible error!, mi jefe, Dios, el supremo, me manda remitirle sus sentidas disculpas, por este fallo administrativo, que, les habrá causado muchos años de soledad…
-Bueno, antes de llamar ustedes, mi mujer, aquí presente y mi suegra, estábamos comentando que llevábamos muchos años sin saber nada de nuestros vecinos –interrumpe don Ulises-
-¡ah!, ¡pero esta situación se vá a subsanar inmediatamente!, síganme por favor, salgamos a la calle, nos vamos de viaje.
-¿Qué nos llevamos un traje?-pregunta doña filomena-
-No, mamá, viaje, nó traje,-le responde doña Sinforosa a su madre-pero verá, tenemos que hacer maletas, un tentempié para el camino – le dice doña Sinforosa a la muerte-
-Coger mis canicas, el tirachinas….-prosigue Policarpito-
-tengo que elegir un modelito para la ocasión-comenta Lolín-
-“Quero mi muneca”,- dice Merceditas-.
-¡Guaú!,-yò mi hueso, dice Tresky-
-No, nooo, nó hace falta nada de eso. Yá hemos contactado con su creador, Benejam, y al pueblo TBO, donde van les ha dibujado una casa igualita a ésta, con todos sus enseres, y objetos personales, síganme por favor, afuera nos espera un microbús.
Salen todos, y se montan en un microbús de veinte plazas, de cielo-line, dirección al pueblo de TBO, sin paradas.
-Pónganse cómodos, y usted, don Ulises, siéntese conmigo, le iré comentando cosas en el tiempo que dura el viaje.
-Me tenía que haber “distraído” la estampita de San Cristóbal-murmura doña Filomena-
-Policarpito, Lolín, portaros bien durante el viaje, y abrigaros, que el relente de los viajes es malo, ven aquí, mi amor-le dice a Merceditas-

-Ira, arranca-le dice la muerte a su sobrino-
El microbús, arranca, y sale por la calle de la casa de la familia Ulises.
-Mire, don Ulises-le comenta la muerte- usted, creerá que la muerte, es algo terrible, tenebroso, oscuro…pero nada más lejos de la realidad, todas estas características que ustedes tienen de algo tan natural como es el morir, es fruto de mentes calenturientas. La muerte, es solo un tránsito a una situación mejor. Es, como vaciar una botella, tirar el envase, y aprovechar el contenido.
-No, no le entiendo- dice don ulilses-
-Verá-le responde la muerte-, usted, si muere, deja el cuerpo, pero su alma, sube a eso que ustedes llaman cielo..
-¿Pero el cielo no existe?-pregunta don Ulises-
-Sí, pero es un reino, el reino de Dios, donde éste, es el supremo, es un conjunto de países, según las etapas cronológicas humanas, vea, estamos pasando por la prehistoria, la edad de bronce… más lejos, la edad media.., el pueblo del cine,
-¿Dónde tienen ustedes el infierno?- interroga don Ulises-
-El infierno, ¿dice?, no, el infierno como tal, no existe, otro invento de los mortales. Verá, el demonio, es jefe absoluto de una agencia temporal de trabajo, y todo el personal, proviene de mortales que han sido malos en vida. Por ejemplo, las grandes guerras, eran simples campañas de captación, para trabajos urgentes e ingentes de mantenimiento de los reinos. ¿Que hay que poner luz eléctrica en todos los reinos?, pues se crea la primera guerra mundial, ¿Qué hay que asfaltar todos los caminos y carreteras?, se provoca la segunda guerra mundial, y créame, no hay peor castigo, que trabajar de sol a sol, mal pagado, y casi sin contrato. Mire, mire, ahí tiene a Hitler, mano a mano con Stalin, pintando todas las fachadas de los edificios del pueblo judío a pincel, ¡que emotivo!, ¿no le parece? . ¡ Hola!, prepárense, que en la siguiente curva, estamos en el pueblo TBO.
Efectivamente, al pasar la siguiente curva, aparece la entrada del pueblo TBO, con todos sus habitantes recibiéndoles con un gran cartelón, poniendo “BIENVENIDA FAMILIA ULISES”, sostenido por los extremos, por dos mini aparatos voladores, obra del inventor Frank de Copenhage.
-¡bienvenidos, queridos amigos!,-sale a recibirles, don Pantuflo, con doña Jaimita, y sus hijos Zipi y Zape, que salen corriendo a abrazar a Policarpito-
-¡Zipi ,Zape!,-grita, y salta de alegría Policarpito, los tres, se funden en un fuerte abrazo-
Allí, está Carpanta, escamoteando un pollo asado, y Petra, criada para todo, lo descubre, y sale detrás de Carpanta con una escoba:
-DE-de-de-ten-ten-te la-la-la-drón….

-¡Doña Hurraca”, querida amiga-Doña Filolmena, sollozando, se abraza a doña Hurraca-
-¡unas palabras don Ulises!-se acerca el reporter Tribulete-
-Aíva pues, yo les acompaño-se ofrece Josetxu el vasco-
-Gracias, gracias- dice sollozando don Ulises dirigiéndose a la muerte, y a ira, su sobrino- nó sabría como agradecerle…
-tranquilo, nó se preocupe, como habrá observado, la muerte nó es tan mala como creía-
-Por supuesto que nó, puede venir a mi casa cuando usted, y su familia quieran
La muerte, y don Ulises, se funden en un fuerte abrazo, mientras, de fondo, se escucha:
-¡¡¡viva la familia Ulises!!!

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21 comentarios en «La muerte»

  1. Me quedo con el relato de Carlos Costa. Me parece atrevido, ingenioso y muy divertido. Me ha recordado a las canciones que Joaquín Sabina cantaría, es genial

    Responder
  2. Mi voto va para Mónica Medl, pero me gustaría dejar constancia de que los textos de Abrujandra Alvarado, Montaña Milhojas y Pepino Marino Errante también me han encantado.

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