Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos escribir relatos con el tema «ciencia y tecnología». Estos son los textos recibidos. ¡Vota por tu favorito en comentarios antes del jueves 28 de abril!
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*** Los textos son originales (responsabilidad de cada autor) y no han pasado procesos de corrección.
Mi persona era tan pequeña como el barquito de papel que me hice con la intención de echarlo al agua, y tras dar mi yo un salto desde el borde del río en que me encontraba, hallar me en su interior dispuesta a viajar por el mundo.
La tecnología es algo asombroso compañeros de escritura.
Quiero dejar claro que el barquito de papel no lo inventé yo no. Lo que sí me estoy sirviendo es de su diseño perfecto que el saber de una persona ingeniosa un día creó.
Comencé mi viaje por un riachuelo con poco cauce, más inesperado apareció una tormenta en el cielo y el río de repente creció tanto que el agua se salía de su camino arrasando todo le que le impedía el paso.
Ahora bien mi barquito de papel aguanto aquellos golpes del agua sabedor de que la ciencia un día le había dotado con una tecnología avanzada .
Pasado el temporal seguí viajando con mi barquito de papel por las aguas de la imaginación que me llevaron a recorrer mares y océanos de colores de incalculable belleza.
Cuenta Mario Bunge, científico argentino, que una reina soberana preguntó a los sabios de la corte qué era la cosa rara. Cinco fueron los sabios y otras tantas las respuestas. Y fue la más sugerente y efectiva la del sabio Pentos, que por no aguantar el enfado solemne de la reina, que mandó decapitar a los otros cuatro, puso pies en polvorosa. Difícil definir en dos palabras la cosa rara, la ciencia.
Elvira que no conocía al señor Bunge y menos a la caprichosa reina, andaba atareada en conocer los rudimentos de aquel saber raro, ponía los codos sobre la mesa y pensaba. Y así se pasaba horas. Su madre no la comprendía porque corrían por sus venas los genes de una ristra de científicos, si bien ni ella ni el marido habían dedicado una hora a investigar.
—Elvi, mi bisabuela se casó con un sabio en los años veinte. Guardo fotos con una pinta de científico que echan para atrás.
—¿Sabes si hizo tu bisabuela una carrera de ciencias?
—No, hija, era cupletista y muy guapa. Menudo el éxito que tuvo entre los hombres. Un tipazo.
Elvira descubrió en un soplo divino que aquellos ancestros tan ilustres no fueron otra cosa que una hembra ligera de ropas y un frívolo botarate. Y todo el saber heredado de aquella pareja se resumía en naderías, polisones y barbas postizas.
—No, hija, que también hemos heredado una pistola, porque las personas importantes han de defenderse de las envidias, calumnias y otras maldades. Es muy antigua, se le regalaron a la bisabuela y la poseo yo porque según la tradición ha de pasar al bisnieto mayor. Yo soy la primera entre veintitrés.
Elvira no daba crédito a tamaña tontería y desconfiaba si la pistola sería de verdad o de juguete — dudar es de sabios, decía—, porque estaba envuelta en un paño rojo, como reliquia de santo.
Era joven y tan solo una aprendiz, pero a su edad ya distinguía entre verdad científica y patrañas. Y sabía que para lograr algo valioso en la vida tendría que olvidarse de aquella tradición absurda y entender que la sangre que circulaba por sus venas para nada era diferente de la del compañero de pupitre.
Se llamaba Tomás y se creía heredero del santo de su nombre, y consideraba a Santo Tomás un sabio.
—Sería de cosas divinas, porque de cuanto concierne al saber científico ni lo olió. —Se atrevió a opinar Elvira.
Lo debatieron porque el concepto de ciencia da que hablar. Ella buscaba ponerle ante una prueba evidente. Un día entraron a escondidas en el laboratorio. ¿Por qué diría el machista del profesor de química hablando de un ácido que siempre él sobre ella? Hicieron lo contrario. Pusieron agua encima. No resultó. Se podía tocar con los dedos aquella evidencia científica. Tomás como otro santo de su nombre no terminaba de creerlo.
Pero se enamoraron. Tomás continuó con sus enredos escolásticos y ella se aplicó al estudio de la ciencia teórica y a la solución de problemas que se presentan en el curso de una investigación. Disfrutaba una barbaridad porque nada produce tanta emoción como dar con la prueba de un conocimiento.
Pocos días antes de casarse, su madre la hizo entrega de la pistola. Elvira la rechazó, pero objetó la madre diciendo que ella no estaba autorizada para romper la tradición.
Era de verdad, pesaba lo suyo, tenía un color negro reluciente. Era rigurosamente cierto que aquella herramienta de fuego podía causar la muerte. Se la mostró a Tomás, el cual la sostuvo entre las manos.
—Me gusta. ¿Dónde la compraste, en una armería?
—Tiene historia.
—Cuéntamela.
Se la contó sucintamente e insistió en la creencia de unos antepasados sabios.
—Bueno, bailar también tiene su ciencia.
—Y averiguar cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler. Tomás, la ciencia es algo muy diferente, no te confundas.
—Pues dime qué es.
—La cosa rara.
—Pero eso es decir nada. La cosa rara, menuda tontería.
Se enfadaron y discutieron. Tomás se negaba a aceptar que fuera tan difícil definir la cosa rara y no entendía que alguien fuera capaz de pelearse por defender un hecho científico.
Elvira le miró entrecerrado los ojos, seria y muy distante. Recordó a los cinco sabios y también a Galileo. Ella no había logrado aún aquella categoría, tampoco Tomás la de rey. Pero por si acaso extendió la mano.
Dicen que la luna roja tiene influencia entre las mentes prodigiosas, soñadoras.
Los poetas, los artistas, inventores, investigadores… Tal vez sean hijos adoptivos de la luna, como la canción canta…, y notan su presencia, sienten el influjo de ella, en las noches largas de insomnio con su exquisita luz y atracción total.
Alumbrando alguna mente maravillosa entre sus pensamientos, allá, allá, donde nacen los sueños, y los inventos, siempre, siempre, está la luna detrás, con su luz misteriosa.
El ser humano en su lucha por crear y crear, otro ser, cómo él, ha llegado en nuestros tiempos, a los múltiples robots, con la capacidad de hacer verdaderos trabajos, movimientos difíciles, con un mínimo de error. Elmer y Elsie 1948 fueron los primeros robots autónomos conocidos.
Mirando a la historia, viéndola con ojos de águila, se intentó imitar la mirada, se creó la primera foto por Niepce allá por 1826 -‘punto de vista desde la ventana de Legras’- hecho con la cámara oscura.
Aunque hay controversia, si fue la segunda o la primera, lo importante es la búsqueda de reflejar la realidad que ve el ojo, y su adaptación.
Algo más tarde, el 4 de septiembre de 1888 George Eastman patentó la cámara Kodak, comenzando así la verdadera carrera, por el desarrollo del mundo fotográfico.
Los teléfonos actuales con sus cámaras múltiples y videos, pueden captar realidades aumentadas o disminuidas, adaptando perfectamente la imagen, hasta el más mínimo detalle de precisión.
El primer micrófono de carbono fue por 1877. David Edward buscando, ampliar el sonido. Representar la voz del ser humano.
Y así, una gran variedad de inventos con las tecnologías y las ciencias, de cada instante, de cada momento, superándose, constantemente.
Vamos al tema de hoy:
«Hasta que no podáis medir el gusto de un olor y sus diferencias, no tendréis una nueva ciencia, medir un olor» Alexander Graham Bell 1914.
El profesor Jesús Lozano, de la Universidad de Extremadura, presentó un grupo de trabajo en Tokio, en un congreso, » La nariz electrónica», fruto de sus múltiples proyectos de investigación. Dónde se explicaba perfectamente, cómo se pueden trasladar los olores a través del ordenador. De un lugar a otro, en el mundo.
Uno de los muchos jóvenes ingenieros, que trabajan en los diferentes estudios y departamentos de las universidades, se llama Félix Meléndez Velasco, un gran valor, por su constante aplicación al trabajo, demostrando durante algunos años, el esfuerzo diario. Extremeño, más concretamente de Aceuchal, trabaja actualmente como investigador, hoy en día dentro del proyecto de la Universidad de Extremadura. Bajo la supervisión del profesor D. Jesús Lozano.
Con sus otros compañeros, concretamente en el área de ingeniería de sistemas y automáticas.
De la escuela de Ingenierías industriales.
Llevan años planificando, estudiando, analizando, un gran proyecto; medir los diferentes olores que producen las cosas.
Ya está actualmente conseguido, tienen una nariz electrónica, que todo lo olfatea, con un diseño exclusivo. Ahora se investiga, la intención de mandar los olores por teléfono móvil vía whatsapp, supondrá un invento revolucionario, igual que se mandan las fotos, los vídeos, mandar el olor de un ramo de flores, un perfume, a cualquier parte del mundo, vía teléfono móvil.
Patentado por la Universidad de Extremadura. También están intentando reducir el invento, haciéndolo bastante más pequeño.
La e-nose, permite localizar droga, artefactos con pólvora, identificar los diferentes olores que tiene cualquier cosa, el vino, enfermedades que se pueden descubrir, con relación al aire que respiramos si es perjudicial, e incluso detectar otras enfermedades también derivadas de nuestro organismo al respirar, adaptada perfectamente a las nuevas tecnologías.
La implantación de unos sensores nos derivan al ordenador que analiza y procesa su pertenencia, y posterior clasificación del olor e identificación.
El hilo que presupone la sabiduría, el estudio, la dedicación, de todas las tecnologías, ha de tener un destino entre nosotros, los seres humanos. Debe de estar en servidumbre de la humanidad, entendiendo por humanidad, humanizar.
La vida de las ciencias, con el influjo de los tiempos nos marca, pasa lentamente sobre todos nosotros, no podemos desperdiciar esas mentes prodigiosas capaces de desarrollar, de visualizar algunas soluciones derivadas de las nuevas tecnologías, tenemos y debemos a toda costa, desarrollar la preparación actual de nuestros jóvenes y aprovecharnos de la sabiduría de los mayores como centro de terapias y aprendizaje en los diferentes sectores de la sociedad, todavía hay delante de nosotros mismos, un mundo abismal por descubrir, donde ampliar, planificar y estudiar los verdaderos problemas tecnológicos y científicos del ser humano, acercando las soluciones reales y más posibles. Sólo se puede llegar a la evolución, desde la conciencia de la importancia de las ciencias y tecnologías.
A los cincuenta años echaba de menos despertar con alguien a mi lado y contraté los servicios de una agencia de contactos. Era una empresa puntera. Su publicidad garantizaba un 99,9% de efectividad. Lo entendí cuando empezaron a hacerme todo tipo de pruebas: médicas, psicológicas, neurológicas. Gracias a la ciencia más avanzada -me dijeron- encontraremos a la persona perfecta para ti. Entrevistaron a mis familiares y amigos, analizaron mi ADN, me hicieron más pruebas, y después de varias semanas llegó el día definitivo: me citaron para cenar con el amor de mi vida en un restaurante del centro.
Y allí estaba, lógicamente nervioso, esperando que mi vida cambiara para siempre, cuando la vi entrar. Lo sabía porque llevaba un bolso rojo y negro, como me habían dicho. Estaba más gorda, pero la identifiqué perfectamente: era la Rosi, una compañera de instituto a la que aborrecía. Simplemente no podía con ella. En cuanto se sentó me excusé para ir al baño, y cuando vi que no tenía ventana por la que escapar de aquella encerrona quise que me tragara la tierra. Desesperado busqué una manera de zafarme de aquella situación, pero finalmente rendí. Cenaría y me largaría lo antes posible, pero con dignidad. Respiré hondo, salí y volví a la mesa. Charlando mientras esperábamos a que trajeran la carta observé que tenía una sonrisa preciosa.
SERGIO SANTIAGO MONREAL
Aurora abrió los ojos, estos se tornaron de color rojizo, la ciencia y sus vacunas habían conseguido minimizar los efectos de la pandemia de la enfermedad micra que asolaba la humanidad. Su mortandad era tan elevada que en pleno año tres mil el ochenta por ciento de quién pasaba la enfermedad fallecía.
Al parecer Aurora podía considerarse afortunada ,el problema era la pérdida de memoria. Aurora había despertado en un hospital llena de tubos y conectada a innumerables aparatos tecnológicos que la mantenían con vida.
La población mundial tras tres años consecutivos de micra se había reducido considerablemente y apenas un billón de seres humanos se mantenían vivos, aunque en condiciones inhumanas.
Aurora poco a poco fue mejorando, jamás pensó que la ciencia y la tecnología la salvarían la vida. Tenía apenas veinte años y era la generación que tenía que cambiar el mundo tras sufrir un siglo de guerras, epidemias y hambrunas.
Micra era una enfermedad muy contagiosa y había puesto en jaque a la humanidad desde que fuera detectada en la India, en pocas semanas se había convertido en un virus raudo y letal que estaba mermando considerablemente a la humanidad. La ciencia y la tecnología serían la salvación, ya que la teología era solo una escapatoria y una forma para prepararse para la muerte. Para otra gente eran unas sectas para adoctrinar y esclavizar a la población mediante el miedo y doctrinas apocalípticas.
Aurora fue dada de alta y poco a poco pudo regresar a la normalidad. Su vida no era muy complicada ya que seguía con sus estudios los cuales realiza desde casa. La tecnología había revolucionado a la humanidad para que esta apenas tuviera que salir de casa y se convirtió en una necesidad. El nuevo orden mundial había impuesto un toque de queda indefinido y solo se podía salir a la calle una hora al día para pasear. Los comercios ya sólo servían a domicilio, al igual que los restaurantes y toda actividad de compraventa. La actualidad del año tres mil era la subyugación a la esclavitud más grande que había sufrido la humanidad.
PEDRO A. LÓPEZ CRUZ
HACIA LA OSCURIDAD
07:12 horas de la mañana
Error 404 – Página no encontrada. Ese era el escueto mensaje que mostraban todas las páginas web. Intentó recargar una y otra vez, pero el navegador seguía absolutamente mudo, devolviendo la misma respuesta de manera sistemática.
Como cada día, nada más comenzar la mañana, Sara iniciaba su ritual cotidiano lanzándose compulsivamente a consultar su teléfono móvil, un dispositivo que ya se había convertido en una especie de extensión de su brazo y de sus ágiles dedos. WhatsApp, Instagram, Facebook, YouTube y TikTok se habían convertido en su modo de vida, una carrera irrefrenable por obtener seguidores y likes a toda costa que la mantenía absorta gran parte de su tiempo.
Sara_Ndonga04. Ese era su nombre de guerra. Una nativa digital de apenas dieciocho años incapaz de concebir un mundo sin Internet. Para ella, cualquier cosa anterior a las redes sociales era una vuelta a la edad de piedra, a un mundo que ella nunca había conocido y que le resultaba prácticamente imposible de imaginar.
20 de agosto, 00:47 horas. Esas eran la última fecha y la última hora de actualización de su cuenta de Instagram. Con la increíble agilidad que le habían otorgado tantas “horas de vuelo”, deslizó su dedo repetidas veces sobre la enorme pantalla, pero el circulo multicolor no paraba de dar vueltas y más vueltas sin mostrar nada nuevo.
– ¡Qué raro! – pensó ella.
Con 2.730 seguidores y 5.318 personas a las que ella seguía, era prácticamente imposible que no hubiese ninguna actualización desde la madrugada de la noche anterior.
Inmersa en su obsesión digital, ni siquiera había reparado en que su cabeza estaba a punto de estallar. Le resultaba muy extraño sentirse así tras una larga noche de sueño reparador. Pero aquella calurosa mañana, un pulso de dolor, frío y penetrante, le estaba taladrando las sienes hasta llegar a lo más profundo de su cerebro. Se tomó una dosis de analgésico e intentó tranquilizarse un poco con la esperanza de poner algo de orden en su cabeza.
Abrió la ventana y el día le pareció extrañamente luminoso, mucho más de lo habitual teniendo en cuenta la hora que era. Incrédula, comprobó de nuevo el reloj en la pantalla de su móvil para asegurarse. En su boca notaba un extraño olor metálico y tuvo la inquietante sensación de que la atmósfera era más densa aquella mañana. El aire parecía estar electrificado. Un olor a ozono, que le recordaba los momentos posteriores a una tormenta, se podía percibir claramente por todas partes. Por un momento afiló sus oídos para percibir con mayor intensidad aquel inquietante silencio. Ni el ruido de los coches, ni el canto de los pájaros…
Sara permaneció un buen rato asomada a aquella ventana, aturdida, intentando encontrar alguna explicación lógica a lo que estaba ocurriendo.
*****
23:35 horas de la noche
El Boeing se disponía a efectuar la maniobra de descenso. El vuelo Londres-Miami había sido tranquilo y la mayor parte de los pasajeros dormían relajadamente en sus asientos bajo la tenue luz dentro de la cabina. Sin embargo, a pesar de la tranquilidad, algo inquietante se percibía en el ambiente. Desde que sobrevolaban tierra, no se había observado ninguna luz por las ventanillas, algo que no dejaba de resultar extraño, especialmente a la tripulación, acostumbrada a realizar aquella ruta con regularidad.
La voz del piloto interrumpió de repente:
– Buenas noches, señores pasajeros. Nos disponemos a iniciar la maniobra de aproximación al aeropuerto internacional de Miami. Por favor, desconecten sus dispositivos electrónicos, mantengan abrochados sus cinturones de seguridad y coloquen el respaldo de sus asientos en posición vertical.
Los pasajeros se fueron desperezando lentamente de su agradable sueño. Muchos miraban por las ventanillas, pero no acertaban a encontrar referencias de ningún tipo. Solo la noche más negra y oscura.
Entonces sucedió algo insólito. Tras uno de los movimientos del piloto para virar a la izquierda y ajustar el posicionamiento de la aeronave, una luz, tan enorme como extraña, apareció de forma inesperada por las ventanillas de ambos lados. Una amplia gama de verdes intensos brillaba de forma pulsante. Era mágica y sobrecogedora. La colosal aurora boreal había aparecido de forma súbita frente a cientos de ojos atónitos, incapaces de dar crédito. Estaban en Miami. Era la primera vez que algo así ocurría por aquellas latitudes. Las posibilidades de tal fenómeno en aquel lugar concreto eran prácticamente imposibles.
– Atención, Miami. LM38 a torre de control, ¿me reciben?
El piloto repitió el llamamiento hasta cinco veces.
– Solicitamos permiso para aterrizaje. Repito. Solicitamos permiso para aterrizaje.
Al otro lado, el silencio era absoluto. Ambos, piloto y copiloto, realizaron comprobaciones exhaustivas. Todo el instrumental de a bordo funcionaba correctamente, pero no se recibía la más mínima respuesta a sus comunicaciones. Por la posición en la que se encontraban, ya deberían haber divisado el aeropuerto desde hacía un buen rato, pero no había ni rastro de él.
En semejantes condiciones, no podían hacer otra cosa que volar en círculo a la espera de una respuesta de la torre de control, mientras intentaban establecer la comunicación una y otra vez.
Tras minutos de tensa espera, finalmente, consiguieron divisar las luces de una de las pistas del aeropuerto. Pero nada más. Una pista aislada en la inmensidad de la nada sin ninguna otra luz adicional. Las hileras de puntos luminosos que marcaban el contorno de la pista aparecían muy tenues. Su brillo no era el habitual.
Tras el largo vuelo a través del Atlántico, andaban algo justos de combustible, por lo que aterrizar lo antes posible comenzaba a convertirse en una urgencia. Mientras tanto, desde la cabina de mando, el piloto no dejaba de insistir en sus mensajes de petición de pista.
Pasados quince eternos minutos, la situación se tornó insostenible, por lo que el piloto tuvo que tomar una drástica decisión. Había que hacer descender aquel monstruo metálico antes de que las leyes de la física lo hicieran descender por su propio peso, una vez agotada la ya escasa reserva de keroseno.
– ¡Atención, Miami, aquí LM38! ¡Vamos a aterrizar! ¡Es una situación de emergencia! ¡Por favor, despejen la pista! ¡Repito… vamos a aterrizar! ¡Por favor, necesitamos la pista limpia!
El silencio volvió a ser la única respuesta.
El piloto, en un acto de valentía y consciente de las vidas que estaban en sus manos, comenzó el descenso, tembloroso, pero intentando mantener el pulso firme. No tenía elección.
Los más de trescientos pasajeros que albergaba aquel gran pájaro metálico comenzaban a inquietarse cada vez más ante la evidencia de que algo fuera de lo normal estaba ocurriendo. La falta de mensajes del piloto y el tiempo que hacía que los asistentes de vuelo no aparecían por el pasillo no hacían más que aumentar la angustia.
Finalmente, el Boeing tocó tierra suavemente gracias a una mezcla precisa de pericia y la experiencia acumulada de muchos años. Justo en el momento de observar como otro Boeing de la compañía Delta Airlines tomaba tierra en otra pista contigua. El más mínimo error o una simple coincidencia en sus trayectorias habrían sido catastróficos.
*****
25 de diciembre de 2025
Has pasado más de tres años desde el evento.
Miles de satélites sin vida siguen orbitando la Tierra. Una gran procesión de cadáveres metálicos que giran una y otra vez de forma periódica, desde que un día se apagaran de forma tan definitiva como imprevisible.
Desde 1859 no se recordaba nada similar. Cada veinticinco años se habían venido sucediendo fenómenos parecidos, cada vez más perceptibles. Pero nada de lo anterior era comparable con esto. Fue el gran apagón del que tanto se había hablado y nadie jamás pensó que llegara a hacerse realidad. Según la comunidad científica, había sido una descomunal tormenta geomagnética de clase Carrington, la peor desde que se tenían registros.
El caos ya dura más de tres años y nadie se atreve a pronosticar si será definitivo.
La tormenta solar ha acabado con todo. El viento y la eyección de masa coronal fueron de tal magnitud que sembraron el caos y la destrucción en tan solo unas horas, Todo sucedió durante aquel fatídico 20 de agosto. Las partículas, de un nivel energético inusitado, golpearon la magnetosfera terrestre a gran velocidad, provocando preciosas pero intensas auroras boreales en los puntos más recónditos del planeta. Una oleada electromagnética recorrió el planeta de un extremo a otro a enorme velocidad, apagando a su paso todo dispositivo tecnológico, dejando todo en silencio y convirtiendo a la electricidad en un recuerdo del pasado. Sistemas eléctricos y de telecomunicaciones, sistemas de navegación GPS, complejos sistemas de satélites… todo reducido a la nada.
Ahora nos hemos habituado a vivir rodeados de oscuridad.
Ahora ya apenas recordamos aquello que se llamó Internet.
Ahora ya apenas existimos una décima parte de la humanidad.
Ahora, a diferencia del pasado, el sol ya no sale todos los días.
BEGO RIVERA
JOHNNY
Noviembre 1988
Aturdido y somnoliento escuchaba una voz en la lejanía que se iba acercando. La voz cada vez le resultaba más familiar. Era la voz de su madre: » ¡ Mikel levántate ya, vas a llegar tarde a clase ! «
Mikel abrió los ojos y miró a su madre: en jarras, con su bata preferida, la azul. «¿ Me has oído? ¡ Siempre igual Mikel, al final vas a llegar tarde! Tu hermano ya está preparado y ha desayunado»
Corriendo Mikel se preparó y sin darle tiempo a desayunar cogió un bollo para camino. Ni siquiera se peinó, odiaba mirarse al espejo. Con quince años no le gustaba su imagen, con su cara redonda, nariz prominente y lo que más odiaba…los malditos granos, qué ocupaban todo su rostro.
Su melena negra,rizada, le ayudaba a esconder parte de su cara.
Salió con su hermano Jhonny camino al colegio, lo dejaba allí y él después seguía para su instituto, donde tendría que aguantar las burlas y palizas de sus compañeros. Su hermano tenía once años y era rubio con ojos azules como su padre, él había salido a su madre.
Johnny, aparte de ser un chico muy guapo, era muy bueno. Al ser el pequeño…toda la familia lo tenía muy mimado.
Ese día la felicidad de la familia Callaghan cambió para siempre.
Al cruzar la calle,enfrente del colegio, Johnny fue atropellado; muriendo al instante.
A pesar del golpe insufrible recibido,la familia siguió adelante cómo pudo.
Después de licenciarse en química, física, astronomía y realizar varios masters, Mikel se convirtió en un reputado científico.
Septiembre 2003
Gracias a sus innovadores descubrimientos fue solicitado por un laboratorio de nivel 4, en Oriente Medio, en un lugar sin especificar que solo él conocería.
Tras tres años trabajando allí ,en 2006 fue reclutado por Groom Lake, Campo de Pruebas y de Entrenamiento del sur de Nevada, más conocida cómo Área 51.
Diciembre 2006
En Groom Lake el objetivo principal era indeterminado, aunque se decía que llevaban a cabo investigación y desarrollo con sistemas de armamento avanzados y pruebas en aviones experimentales.
Cuando llegó allí fue advertido de que todas las investigaciones acaecidas eran clasificadas y de alto secreto por los Estados Unidos.
Le hicieron firmar un documento de confidencialidad.
Una vez dentro, comprobó que era un gran complejo subterráneo,formado por varias plantas en el subsuelo. Una gran ciudad enterrada y oculta a miradas indiscretas.
Había oído hablar experimentos secretos: armas nucleares, aviones espía con velocidades supersónicas, leyendas sobre ovnis…
Mikel solo tenía acceso a tres plantas -aparte de la zona común- las demás plantas estaban restringidas y solo se podía acceder mediante un código, huella dactilar y lectores biométricos con reconocimiento de iris.
Agosto 2018
Después de 12 años Mikel había avanzado en sus investigaciones y había ascendido varios niveles, teniendo acceso a la mayoría de las plantas restringidas. Dirigía varios proyectos importantes y cruciales para el futuro de la humanidad.
Al año de llegar conoció a Page y tuvieron dos hijos.
Ahora Ámbar tenía siete años y Johnny once, le pusieron el nombre en honor a su hermano fallecido. Page trabajaba en la zona de armamento.
Los dos amaban su trabajo y allí eran felices.
Noviembre 2021
Mikel dio luz verde a la prueba del experimento más esperado para la historia de la humanidad.
«La voz que escuchaba le resultaba familiar. La voz seguía hablándole y consiguió reconocer lo que decía mientras se iba despertando.
«¡ Mikel levántate ya vas a llegar tarde a clase! ¿ Me oyes?»
Miguel abrió los ojos y vio su madre: con su bata azul, de pie delante de su cama.
Corriendo se levantó, le dio un beso y un abrazo a su madre, se quedó ojiplática. Bajo corriendo a la cocina… allí estaba su hermano Johnny, le dio un abrazo y le besó para sorpresa de este, que le sonrío.
Se asomó a un espejo. Ahí estaba, el adolescente de hace años.
Salió con su hermano hacia el colegio, sin soltarle la mano. Al llegar al lugar del fatídico accidente dónde su hermano murió…esperó y esperó, hasta que estuvo seguro de que no corría peligro.
Había escogido esa fecha para salvar a su hermano. Puso esa condición a las altas esferas y patrocinadores, después de todo era su creación: viajar en el tiempo. Y lo más impresionante, aparecer como era entonces, en ese cuerpo»
Diciembre 2022
El éxito rotundo del experimento catapultó a Mikel a lo más alto. Después de volver del pasado siguió con nuevos retos. Los altos mandos se hicieron cargo de la utilización de la máquina del tiempo.
A Mikel no le importó, su hermano estaba vivo, era feliz con su mujer e hijos y era un gran empresario. Aunque no se veían mucho…le bastaba saber que estaba ahí.
Mikel siguió con otra de sus investigaciones: la clonación del ser humano.
Se acercó a su obra… era como mirarse en un espejo.
JACINTO FERNÁNDEZ LOMBARDO
Soy raro porque dicen que digo y hago cosas raras. Allá ellos que no escuchan mis advertencias. Yo ya estoy preparado para iniciar el largo viaje.
Después de cientos de escuchas en frecuencias libres del dial de radio, de una docena de avistamientos de luces extrañas en el horizonte, de leer todo lo que se publica en Facebook sobre ovnis, y de darle sentido a los sueños recurrentes de mis últimas treinta noches, he conseguido, por fin, atar cabos. Sé a ciencia cierta cuál va a ser el momento, así que me he puesto con esmero el traje de astronauta que compré por navidades en Amazon, he desenchufado la tele, he regado las macetas, he llenado de pienso el cuenco del gato y he venido caminando por la vereda que sale del pueblo hasta el lago. He llegado al punto exacto con dos horas de antelación. He tenido tiempo hasta de ensayar la gravitación interestelar recostado bocarriba sobre las aguas en mi colchoneta de playa color azul galáctico.
Ya queda poco. Sentado en mi sillón lanzadera espero a que el monitor se conecte con la señal amiga y que el ansiado halo de luz me transporte a la nave nodriza.
Espero que sean puntuales, porque me están entrando unas ganas de orinar…
ANGY DEL TORO
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Envejecer es como escalar una gran montaña, mientras subo en edad es cierto que las fuerzas me han disminuido, no así la posibilidad del aprendizaje y conocimiento del mundo que nos rodea. Confieso que la mente se nos amplía, todo está en que queramos que así sea. La mirada es más libre y el comportamiento se vuelve sereno y apacible. Les cuento que soy un adulto mayor o mayor adulto como lo queráis llamar, serlo y sentirlo me ha hecho vivirlo con mayor intensidad. Todo lo nuevo me atrapa sobremanera, hoy percibo la transformación de aquello en lo que comencé a trabajar, allá por mis años mozos.
Las máquinas perforadoras que usaban cables y corriente eléctrica para identificar y totalizar los conteos en las tarjetas clasificadoras de IBM me recuerdan lo que aprendí sobre la revolución industrial del siglo XIX. En fin, que les hablo de esto porque hoy en la sala de mi hogar paso el paño a los nuevos equipos y no me queda de otra que agradecer el haber coexistido con estos avances tecnológicos. La producción de estos equipos fue desapareciendo y yo con mi imaginación y perseverancia me inicié en aquello que le llamaron la página Web. Una página electrónica y digital para crear nuevos documentos de texto, sonido, vídeo, programas y muchas otras cosas más. Pasaron los años y con ellos surgieron las nuevas tecnologías que se conectaron entre sí.
Hoy mis nietos me repiten una y otra vez: «pero abuela, entiende cómo funciona esto, una red puede conectarse con otra red dando así origen a una red mayor». Se imaginan, no hay mucha paciencia con nosotros los viejos, pero igual, yo continúo curioseando de tal manera que no pierdo oportunidad de visitar las tiendas especializadas, asistir a conferencias sobre informática o escuchar cuánto se habla sobre inteligencia artificial. Lo que más me sorprende es el que se haya logrado imitar funciones cognitivas humanas, su aprendizaje y además darles solución a sus problemas.
Yo en particular realizo compras online, recibo información y recomendaciones sobre las búsquedas que he hecho. Mi móvil es como uno de mis brazos o piernas, cuando salgo a la calle o estoy sola en casa me percibo acompañada por toda la familia, aunque ellos no estén presentes.
Me gusta escribir: novelas, relatos, micro ficciones y lo hago hasta en diferentes idiomas. Es evidente que no los conozco todos, pero igualmente utilizo el traductor automático. En realidad, no es que yo conozca como se monta un software, ni por qué “Alexa” tiene respuesta para cuanto se me ocurre.
Les cuento que yo no conduzco, pero sí me fijo en los aditamentos que se les incorporan a los vehículos. Me hablaron de los virus informáticos y la ciberseguridad, esa que mantiene una vigilancia constante contra los virus. Pues allá voy, a llamar al informático para que actualice el antivirus.
En este siglo XXI, cuando aún estamos sufriendo una pandemia producida por un enemigo que a simple vista no se ve, pero que está ahí, acechándonos e impidiendo el normal desarrollo de la humanidad, también la inteligencia artificial juega su papel. En los aeropuertos y en otros lugares hay cámaras termográficas instaladas, lo cual hace que los viajeros nos sintamos más protegidos. Sueño con el desarrollo de la medicina y el uso de estas técnicas, el que se pueda reconocer cualquier tipo de infección que nos afecte y se mejoren los diagnósticos, para que muy pronto y de alguna manera, nos libremos del COVID-19, virus que, desde hace más de dos años le está haciendo tanto daño a la humanidad.
RAQUEL LÓPEZ
Mantenerse con vida en un entorno donde priva la microgravedad siempre ha sido mi reto para los avances de la tecnología…..
Soy Oliver,mis estudios se basan en la Ciencia,especialmente en la Cosmología.Soy astronauta y trabajo para la NASA.
Mi predisposición en probar nuevas tecnologías,se convierten en indispensables para mí,de ahí,que tenga experiencia en haber viajado al espacio lo suficiente,como para dejar atrás el presente y adentrarme en el futuro.
El encuentro está en la intersección de mundos nuevos.
La tierra,es el planeta más hermoso y que en cada vuelo espacial me hace descubrir algo maravilloso que no había visto antes:auroras boreales,volcanes…pero también por otro lado,puedo ver lo desvastada que está .
No sé si nuestro mundo está en fase terminal,pero desde el espacio,es lo que se aprecia,una imagen inhóspita.
Cada vez que estoy en este silencio y soledad interestelar,pienso que la materia,energía,espacio y tiempo forman parte del Universo,nuestro Cosmos…
GABRIELA INÉS COLACCINI
Ciencia y tecnología para
explicar eclipses
pronosticar tormentas
confirmar paternidades
contar plaquetas
detectar petróleo
clonar ovejas…
Ciencia y tecnología
descubrimientos, leyes
fórmulas, teorías
sometidos
a la posible refutación.
Verdaderos hasta
que se demuestre lo contrario.
Ciencia y tecnología
la gran farsa del
método científico que
arrogante y tirano
sube o baja el pulgar
ante evidencias que,
en cualquier momento
pasan a ser puro «bla bla»…
Ciencia y tecnología
montañas de saberes
efímeros que
no me interesan.
Lo único que
me quita el sueño es
la veracidad
de tu técnica,
lo revelador
de tu método
para amarme,
devolverme el aliento
y el alma al cuerpo.
NEUS SINTES
Dícese hoy en día sin la ciencia y la tecnología hoy en día no hay futuro. La ciencia hace sus funciones así como la tecnología las suyas pero ambas van ligadas de la mano. Por un lado la ciencia es como la parte teórica, por así decirlo y la tecnología es un complemento unido a ella, con funciones distintas, pero que ambas modalidades juntas, se complementan y forman un todo.
Yo me pregunto, ¿Qué ocurría si alguna de ellas dejara de funcionar?. Ya no el mundo dejaría de ser el mismo, sino las personas en general.
Vivimos en una generación donde la mayor parte de los trabajos que ejercemos son delante de una monitor, el ocio se ha convertido en jugar mayoritariamente a los videojuegos. Volvemos a usar la pantalla del monitor…Tanta la ciencia como la tecnología son buenas herramientas, siempre y cuando se usen con moderación.
En la vida real, nos pasamos prácticamente las ocho horas diarias delante de un monitor para luego pasar nuestro tiempo de descanso y de ocio en otro tanda de horas pegados a la pantalla. Mejoramos sí, en cuanto a calidad de vida, pero también, en ocasiones no sabemos controlar el abuso que ejercemos sobre ella.
Xavier, un informático de profesión, trabajaba telemáticamente desde su casa al igual que sus otros compañeros. La vida de Xavier se tornó monótona, aún más de lo que era. Por motivos del virus del covid, hizo que muchas personas tuvieran que trabajar desde sus casas. Siempre y cuando pudieran tener oportunidad. Par el trabajo de informático, a Xavier le fue muy bien. Su mujer, no tuvo esa misma suerte. Se levantaba temprano de lunes a viernes para asistir a la empresa donde trabajaba, cogiendo cuatro buses diarios.
La ciencia y la tecnología ayudaron en la vida de Xavier, por un lado. Aunque por otro, no tanto. Al terminar su jornada laboral cambiaba de pantalla de su monitor y sin apartar la vista de él, se vició a despejar la mente jugando a un videojuego del que no podía separarse. Su vida se torno más monótona, mientras su mujer llegaba del trabajo, lo veía siempre delante del monitor jugando.
Sus vidas cambiaron. La rutina, se convirtió en los monitores que su mente no podía separar. Tenían dos hijas. Y su mujer llego a ejercer el trabajo de fuera y también de la casa. Dejó de pedirle ayuda. Veía que su relación se estaba evaporando y que los monitores lo consumían y viciaban mas y mas cada día.
Sin ciencia y tecnología no hay futuro.
Sin ciencia y tecnología, ¿ cómo se vivía en otros tiempos?.
RAFAEL ARAIZA
Políticos y ovnis
Llegó un día antes de la navidad del 2027. Al amanecer de esa víspera navideña flotaba estático sobre los inmensos campos estériles de la comunidad rural de Huareterna.
Fue Plácido Campos, un campesino indígena de la zona, el primero que la vio. Jamás en su ordinaria existencia, ajena a la tecnología y a las alarmantes hipótesis que esta plantea, había sabido de tales armatostes gigantescos que pudieran flotar en el aire. Esto tampoco significaba que don Placido fuera un ignorante o un ermitaño; él hombre había viajado en avión una vez, y eso lo hacía considerarse a sí mismo como un hombre de mundo. Sea como fuere, aquel disco imponente y luminoso parado a varios metros sobre el suelo del extenso campo, árido e infértil desde hacía muchos años, sorprendía a cualquiera. Con esa idea en la cabeza el hombre fue a dar aviso a las autoridades.
Llegó con los policías, que escucharon su historia entre discretas burlas, y lo mandaron con el presidente municipal. Este lo recibió de mala gana por tratarse de “un indio”, pero al oírlo se interesó: “Esta noticia podría traer a la prensa y a los turistas a esta tierra olvidada por Dios y el tiempo”, pensó el político. Le pidió que le mostrara “el disco volador” y Plácido lo llevó. Cuando arribaron al lugar, el terreno que antes fuera árido y seco, ahora era verde y abundante de vida vegetal.
—Esto es bueno —dijo el campesino— Esta cosa revive las parcelas muertas.
—Pero qué cosas dices, Plácido, mi amigo —exclamó el alcalde— Las parcelas son lo de menos, aquí lo importante es el dinero que esta maravilla espacial va a traer para todos en el pueblo. “En especial para mí, que cobraré impuestos hasta por tomar fotos de esta porquería”, imaginó en su mente.
El presidente municipal, don Enrique “La cuaresma” Salinas, sacó su teléfono inteligente y llamó al gobernador para darle la noticia.
—Señor gobernador, tenemos un ovni flotando en un terreno de Huareterna… No, señor, no estoy pendej… Ni loco, no señ… Sí, gobernador, ahorita le envío las fotos.
Colgó, tomó unas fotos de la nave con su teléfono celular y las envió.
—Se lo dije, señor gobernador. Claro que son reales, y por supuesto que estamos listos para recibirlo cuando llegue en su helicóptero —mencionó al responder a la llamada entrante.
Treinta minutos más tarde todo el pueblo había sido acarreado al terreno donde estaba el ovni. El lugar se convirtió en una improvisada comilona patrocinada por la presidencia municipal, cosa nunca antes vista en el pueblucho miserable.
De pronto, el artefacto misterioso hizo un extraño sonido y, después de espantar a todos los presentes, desapareció en el horizonte. La única evidencia de su presencia en Huareterna fue la extraña flora que provocó en los terrenos que le vieron aparecer. El político no sabía qué hacer. ¿Cómo explicaría esto al gobernador que estaba por llegar?
Cuando intentó aterrizar el helicóptero del mandatario estatal, lo hizo sobre los campos revestidos de la joven vegetación nacida con la llegada del desconocido artefacto. No lograron descender, largas lianas de formas espantosas atraparon en el aire al escandaloso autogiro para arrastrarlo a las fauces grotescas de una gigantesca flor semejante a los girasoles. Los aullidos y gritos duraron unos segundos, después la vegetación se iluminó con un brilloso verdor y el silencio volvió.
La muchedumbre ni gritó ni se espantó ante los horrores que presenciaron, se limitaron a marcharse para seguir con sus insípidas vidas. Tan solo el alcalde ambicioso se limitó a exclamar: “Y yo que ya había planeado cobrar hasta las entradas”.
MATEO VIERA
El implante.
Julio entró en el apartamento insinuando un aire misterioso, afinándose el bigote con la punta de los dedos. Entrecerrando los ojos y haciendo un incipiente pico de pato. Mirando a Katarina de soslayo, postergando el saludo, agregando tensión al momento.
Ella un poco tentada de risa, se apoyó en la pequeña barra junto a la cocina, intentando disimular. Julio adelantó un paso y tomó el mentón de Katarina con el pulgar y el índice, con aire teatral.
–Hoy es un día especial, hace días tenía ganas de verte – Katarina afinó los labios y enarcó una ceja escéptica -¿En serio? – Se incorporó de la barra y con un gesto de la mano lo llamó –Pasá, vamos a tomarnos unos mates.
Julio ladeó la cabeza, afinando los labios en una sonrisa pícara y la siguió con las manos en los bolsillos del pantalón. –Bueno, si sos tan amable… ¿Qué hacías? – Katarina le señaló el estante lleno de vinilos –Acá escuchando música, servite. – Julio agarró el mate tomándole los dedos adrede. Se sentaron en el sofá. En el tocadiscos sonaba un beat repetitivo – No entiendo tu fijación con Björk, no digo que esté mal pero, la mayoría es demasiado complicado… y anticuado. Para mí la mina está loca – Katarina se rió negando con la cabeza. Aspiró hondo –Mirá Julio, la última opinión que necesito es la tuya en cuanto a música- Le sostuvo la mirada fijamente con una sonrisa coqueta. – Ya decime Julio ¿Qué te traes entre manos? Te conozco.
Julio aspiró entre dientes.
–Me puse el implante, al final me decidí. Katarina pegó un brinco y se le volcó un poco de yerba en la mano.
-¿En serio? ¿Estás loco? ¿Qué necesidad tenés? Si te funcionaba maravillosamente.
Se para solemnemente y presiona un botón en el bolsillo. En la bragueta de su pantalón empezaron a dilucidarse unas pequeñas luces led azules que suben y bajan. Katarina boquiabierta de asombro dejó en la mesita el mate y el termo al tiempo que se incorpora lentamente. Julio se saca sonriente el pantalón, su cara se ilumina desde abajo por las luces de su nuevo y reluciente falo. Sin volver de su asombro Katarina pronuncia suspirando –Es precioso.
Esa noche el nuevo implante de Julio demostró valer cada dólar invertido. Katarina por su parte sintió extasiada el irrefrenable poder del nuevo motor hidráulico.
CONSUELO PÉREZ GÓMEZ
«DE AQUELLOS ATERRIZAJES FORZOSOS EN CÁDIZ»
A través de una exposición pictórica, Tirso, intenta explicar el mundo a un alienígena.
En el exoplaneta Alp3edr7ete, Li3lipu5t, fue la elegida para la encomienda de descubrir vida en la órbita espacial –más que encomendarla, fue lanzada al espacio sideral de un día para otro, sin previo aviso- con la importante misión de recoger muestras de vida inteligente por si en su día se diera la necesidad de repoblar otras galaxias. De suerte tal que, vino a posar su cacharro metálico contra un erial de la provincia de Cádiz, seguro que no fue casualidad pues es bien sabido que esta no existe. Estaba más vacío que el cerebro de cualquier dirigente. Sin hoja de ruta con la que guiarse en su misión, tiró de frente hasta dar con lo que parecía ser un ser vivo…-ahora la parte jodida era hacerse entender-…
—M58ñloyu,mkththnbttumm68gurjn2584msnjsurnn…-Dijo Li3lipu5t sin mucha convicción, dejando al ser viviente con los ojos más grandes que un platillo. La mirada que recibió tampoco tuvo o tenía traducción para ella.
—¡Qué hostias es esto! ¿De dónde sales tú? –Preguntó el ojiplático terrícola.
—Pues n’á…nos vamos a entender de cojones tú y yo…-Respondió Tirso a modo de reflexión.
Li3lipu5t no entendió ni papa…hasta caer en la cuenta del invento que llevaba en su mochila…una cajita simple con un solo botón que, al ser accionado, traducía a cualquier idioma requerido por la ocasión, todo aquello que le era dictado.
…Y así fue como Tirso aclaró de forma metafórica a veces, lo que venía a ser la tierra que pisaban:
—Por ahí lo llaman ‘Planeta Earth’, en «Caí», lo llamamos tierra, que es más fácil de decir y sobre todo de pisar… ¡Qué me vengan a decir a mí como se pisa un Earth! ¡Manda güevos! Con tal de presumir no hacen sino inventar gilipolleces…
Li3lipu5t, captaba a pesar de su exoplanetaria procedencia la intención en las palabras de Tirso, el cual, poco a poco le explicaba en cada ocasión, todos aquellos con lo que se iban tropezando en la exposición.
—Esto es una pareja bailando. Se engarfian moviendo sus pies al descompás y, en ocasiones acaban el ritmo en horizontal…-Tirso aclaró con detalle a Li3lipu5t el significado de este acto, dejándolo así, meridianamente claro.
Ante esta visión Li3lipu5t no necesitaba explicación alguna. Entendió nada más verlo que sus vecinos exoplanetarios se acercaban a Earth en busca de algo nuevo que les sacara de sus soporíferos planetas.
¿Qué hacían y quiénes eran? —Pregunta Li3lipu5t. Tirso en su idioma vino a decir que eran una panda de alienados, incapaces de un pacto individual y una forma de pensamiento libre…políticos les llaman…
En el camino desandado, pasaron por ríos y mares, tropezaron sombras envueltas en secadoras sábanas…a veces ocultas detrás de un velo azul…
Parado junto al mar, Tirso intentó describir la inmensidad e infinitud que a él le transmitía, provocándole los más mágicos estados de paz…
Ante un cuadro que representa una escena campestre, Tirso explica: Esta escena ya no se puede repetir en nuestro día…Earth ha desatado su furia y ha borrado estos parajes bajo la mano ayudante de los inhumanos seres que no supieron aprovechar el regalo… Flores que agonizan en un inmenso erial sin agua…manos que ocultan la invisibilidad del ser que los cuidó…
Y por fin…el fin…después de todos los caminos recorridos, de los paisajes descritos, llegaron al lugar de Tirso, el lugar de su siembra…el lugar de los privilegios, el lugar que de tanto soñar había terminado por conseguir crear, hacer realidad la creencia de que los sueños se cumplen con empuje y paciencia: un campo de semillas …
—¿Qué siembras aquí? –Preguntó Li3lipu5t que, a estas alturas ya dominaba el significado terrenal de las particularidades de Earth…
—Son unas semillas muy especiales, pero casi mágicas, no necesitan ser regadas, con que cada estulto que pase por delante del campo y les dirija una mirada, ellas van creciendo, creciendo, creciendo…
—Sí, pero ¿Cuál es su fruto?
—De cada grano sale un indigente intelectual…y la cosecha se multiplica por mil cada año…-A ver como explico yo a un alienígena lo que es esto –Dice para sí, Tirso.
—Creo que ya entiendo el lugar que Earth ocupa en el espacio interestelar…
Un pitido proveniente de la mochila de Li3lipu5t interrumpe la conversación. Es un mensaje cifrado desde el planeta Alp3edr7ete reclamando su vuelta.
—Me quedo aquí. Me quedo en Earth. Aquí se baila en vertical y hasta en horizontal. Hay ríos, mares, prados y bares… ¡Y una mierda voy a volver a ese planeta oscuro que ni sol tiene, ni playas, ni vino! Tirso os manda una nave repleta de su cosecha…
¡Qué os aproveche!…
Es más fácil entenderse con un extraterrestre que con un bárbaro terrícola.
EFRAIN DÍAZ
Cuando entré a trabajar en la banca, estaba maravillado. Recién graduado de contabilidad y finanzas, estaba al día con lo último en la tecnología. El banco era el más importante del país, pues administraba las finanzas del estado, financiaba sus obras y tenía un departamento que se dedicaba a la banca internacional. Dicho departamento tenía tratos y manejos con el Banco Mundial y con el Fondo Monetario Internacional. Y para no dejar de tener, tenía una división adscrita al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Para manejar tanto, el banco dependía de alta tecnología. Su departamento de IT (Information Technology) tenía unos 100 empleados que se perdían en cuartos y cuartos llenos de gigantes servidores. Trabajaban en dos turnos de 9 horas y por supuesto, estaban bien pagados. De ellos dependía que el banco funcionara.
Todos los empleados eran jóvenes y todos tenían maestría en contabilidad y finanzas. Algunos tenían doctorados y otros estaban en vías de tenerlos. Esos jóvenes habían crecido con tecnología. Eran hijos del internet.
Como dije, todos eran jóvenes excepto don Camilo.
Don Camilo era la única persona mayor. Cuando digo mayor, tenía 67 años. Le faltaba un año para la jubilación. El banco había tratado de retirarlo pero él había amenazado con demandarlos en los tribunales. Trabajaría hasta el último día. Ni un día más, ni un día menos.
Sentía lástima por don Camilo. Le daban de codo. Siempre estaba solo. Le habían asignado una pequeña oficina en un espacio de asuntos sin importancia. Él mismo la llamaba Siberia. Sus días ttanscurrían sin pena y sin gloria. Hacía lo que le pedían y siempre eran tareas sencillas. Nada importante. Nada de envergadura. Las tareas cruciales estaban a cargo de los “millenials” diplomados.
Don Camilo era un dinosaurio en un mundo moderno. Un mundo que lo rechazaba por antiguo y caduco. Nadie pasaba por el despacho de la reliquia.
Me daba pena con don Camilo. Siempre iba a su oficina, en Siberia, en mi hora de almuerzo. Siempre me llevé mejor con la gente mayor. Me crié entre adultos y siempre me fue más fácil socializar con ellos.
Don Camilo era fácil de palabra. Rápidamente entablamos amistad. Don Camilo era un caudal de conocimiento. En la universidad aprendí la banca con tecnología. Con don Camilo aprendí los principios básicos de la banca. Aquellos que no requieren tecnología y que ya no enseñan en la universidad. En solo tres meses había aprendido todo lo que tenía que saber de los rudimentos necesarios.
Continué aprendiendo de don Camilo hasta que un dia me anunció que le había llegado el retiro. “Ni un día más, ni un día mwnos”, me dijo con una sonrisa nostálgica.
Lo retiraron sin despedida formal ni ceremonia. Se marchó como cuando se marcha una visita indeseada. Me dio tristeza que se fuera de esa manera. Pero el espectáculo debe continuar, por lo que seguí con mis labores para el banco.
Ya habían pasado dos años desde que don Camilo se había retirado. El banco estaba en uno de sus mejores momentos a nivel económico y gozaba de gran prestigio internacional.
Sin embargo, un buen día llegó el momento que todos temían. El gran apagón. El planeta quedó a oscuras y de nada servía la tecnología. Un simple apagón mundial nos había devuelto en menos de un segundo a la edad de piedra. Nada funcionaba. Absolutamente nada. Toda la visa y experiencia humana dependía de la tecnología.
Los directores del banco entraron en pánico. No sabían que hacer ni como hacerlo. Toda la vida se había desplomado en un abrir y cerrar de ojos.
Los directores del banco citaron a todo el personal a una reunión de emergencia. Necesitaban cursos de acción. Necesitaban alternativas. De alguna forma tenían que funcionar. Con sus maesteías y doctorados nadie era capaz de parir una sola idea.
Levanté la mano. Uno de los directores me cedió el turno y tomé la palabra.
-La única alternativa posible para volver a funcionar es realizar todas las transacciones de forma manual.
-Pero eso es imposible. Dijo uno de los directores. Hace ya más de treinta años que no hacemos transacciones manuales. Nadie sabe como realizarlas.
-Yo se como hacerlas.
-Donde aprendiste? Eso ya no se enseña.
-Me enseñó don Camilo. El empleado que creían dinosaurio y decrépito. Al que ni siquiera despidieron con una ceremonia cuando se retiró. Él me enseñó a realizar todos y cada uno de los procesos y transacciones a mano, temiendo que algún día surgiera un desmadre tecnológico como éste.
Uno de los directores mandó a un chofer a buscar a don Camilo. Lo acompañaba otro director que tenía la misión de traerlo de vuelta a cualquier costo. El dinero no era inconveniente. El problema podría ser don Camilo.
Mientras, me dieron un ascenso en el banco y mi nueva tarea era enseñar a los empleados de los distintos departamentos como realizar transacciones y procesos manuales. Tamaña tarea.
LISNOSKA BARANDA
“Aventura planetaria”
Guerra, tristeza y hambre
abundantes en la Tierra
pero no lo suficiente,
descubramos más planetas
para exportar la miseria.
Y repartamos el cosmos
con vía láctea y estrellas
para cuando nos contacten
los extraterrestres
seamos nosotros los dueños
y ellos no cuenten.
Conquistemos a Marte
y también a Saturno
y llevemos las guerras
más allá de Neptuno,
gastemos el oro
construyendo cohetes
y matemos de hambre
a hombres y mujeres,
echemos a suerte
quien vive o quien muere.
Conquistemos el cosmos,
exportemos el hambre
y otro poco de muerte.
SISI ZIRCONITA
RECUERDOS
Carlos estaba jugando con la tablet en el salón. Su padre lo vio y le llamó la atención.
– Hijo ya estás liado otra vez con las tecnologías.
– Papá, estamos creciendo con ellas , es el futuro.
– Ya lo sé, pero absorben y aislan tanto que cada vez me gustan menos.
-La abuela me dijo que cuando tú eras chico , no existía nada de todo esto de las tecnologías. Cuéntame¿ Como te divertidas?
– Pues verás, los ordenadores personales aparecieron en España sobre el año 1960 pero solo de encontraban en bancos, universidades y centros militares . No fue hasta 1984 que los ordenadores empezaron a venderse en los hogares, pero claro , tampoco estaba al alcance de todos, solos los privilegiados.
– Entonces ni teléfonos móviles ni consolas tampoco.
– Tal como lo conocemos hoy no. ¿ Sabes cuál era el grupo de wasap de mis amigos?
– No se papá, no me lo imagino.
– Pues era la plazoleta del barrio, allí pasábamos las horas compartiendo charlas, risas y pipas.Si, ya sé que eran otros tiempos , cuanto me gustaría que no hubiese avanzado tan rápido la ciencia y tecnología.
– La ciencia ha hecho muchos avances- recriminado el hijo al padre.
-si es cierto y muy positivos , pero todo tiene un lado positivo y negativo. Ahora estamos controlados con los teléfonos inteligentes, aplicaciones de bancos , médicos, todo a base de clip con un dedo.La privacidad se está yendo al traste y no hablemos de las redes sociales, eso es otra historia.
Antes jugábamos en la calle con los colegas, que tanto juego online absorbe el tiempo y aunque estes jugando con otros es muy distante y frío.
– Ahí te voy a dar la razón, a mi me gusta cuando quedo con mis amigos en persona.
– compartir en persona hace que la amistad se fortalezca y queden recuerdos de la niñez , aparte que se madura mucho mejor.
– Entonces a que jugábais vosotros?
El padre aprovechó en ese momento para mostrarle los juegos callejeros de su infancia a su hijo.
Encontraron imágenes y explicación sobre juegos populares como, rayuela, burro, canicas, pinchiqui, a la goma, a teléfono corrido etc…
Su cara se iluminaba mientras que le explicaba a su hijo, viviendo esos recuerdos como si fuera ayer, un ayer de casi cuarenta años.
Disfrutó mucho enseñándole a su hijo aquella infancia tan llena de valores.
– Gracias papá por introducirme en tu infancia, le voy a decir en clase de valores al profe que estudiemos todo esto tan interesante.
– Me parece una idea muy buena, ya me contarás qué tal aceptan todos la propuesta.
El padre orgulloso de su hijo no podía evitar si cara de felicidad y aunque estamos en la era de la tecnología y debemos compartir con ella, le gustó mucho captar la atención de su hijo.
MARÍA JESÚS GARNICA PARDO
Había recibido mi movil, última generación. Al cogerlo entre mis manos era como si tuviera un orgasmo. Solo el qué entienda de esto entera. Adrenalina pura.
El móvil savia hasta mis pensamientos.
Sabía todo. Mientras se actualizaba, me tomé un vaso de agua.
El móvil llamó a la ambulancia.
La ciencia me salvó la vida, o fue la tecnología?
IRENE ADLER
BIOSFERA EN LA SOMBRA
El ordenador emitió un zumbido. La misma ventana roja apareció sobre la hilera de datos, como una advertencia de hastío, pereza o sobrecarga. Era la sexta vez que introducía los parámetros, y el programa seguía dando error.
Edna se frotó los ojos, suspiró y hundió la cabeza entre las manos. Miró el reloj. Las doce menos cuarto. Demasiado tarde para llamar al profesor Estévez, su director de tesina, y solicitar ayuda. Los otros dos becarios del departamento se habían ido a casa a las ocho, por lo visto, sus muestras no les estaban dando problemas. A ella le asignaron el artefacto BH-77456, análisis por carbono catorce y catalogación de sustancias. Era un cuenco de roca basáltica, negro y liso, procedente del cuadrante 15-8-156, en el yacimiento de Aguas Claras. Pero la taxonomía y la filogenia de los residuos no tenían sentido. Y el programa se estaba volviendo loco porque no reconocía lo que no paraba de reconocer: zeolitas de silicio dónde deberían estar las moléculas de carbono.
Algún técnico de laboratorio había metido la pata en la identificación de las muestras, o quizá el artefacto se había contaminado en el transporte hasta el Departamento de Antropología Física, porque en la documentación adjunta de especificaban claramente restos de «haliotis fulgens», resina fósil de «larix sibirica» y elementos típicos de las arcillas que componen la arena del desierto del Sáhara. Agotada por la hora y el largo día encerrada en su cubículo del sótano, Edna volvió a cotejar los datos. El artefacto BH-77456 procedía de un yacimiento excavado en el altiplano boliviano.¿Cómo demonios iba a estar recubierto de ámbar de Siberia? Y el haliotis fulgens era un molusco de Oceanía y Japón. Aquello estaba mal. Con un estremecimiento,se preguntó si la culpa no sería suya. Quizá el programa había cruzado los datos de su tesina sobre Bioquímicas Hipotéticas con los datos de la investigación del yacimiento de Aguas Claras, por éso los resultados apuntaban a cadenas de silicio en lugar de carbono, y el ordenador no podía proporcionar una datación concluyente. El profesor Estévez arrugaría la nariz, en aquel gesto habitual de condescendiente desprecio ante su falta de rigor científico. Aquel era un trabajo extracurricular, como llevarle café o quitar el polvo a su colección de ammonites, sólo tenía que introducir los datos en el ordenador y datar el artefacto, no debería haberle llevado más de dos horas, y ya iba camino de tener que dormir en el viejo sofá del despacho. Con un quejido de impotencia, volvió a introducir los datos, rogando para sus adentros que el error estuviera en el programa o en la desidia de algún técnico agotado, y no en su método de trabajo. Se desperezó y salió del cubículo para ir a buscar un café.
La máquina estaba en el pasillo de los congeladores, pasados el departamento de conservación y el muelle de carga. Los de seguridad ya habían apagado las luces, y Edna se dejó guiar por la suave fosforescencia de las salidas de emergencia y por el ronroneo neumático de los motores de las cámaras de frío. Y entonces lo oyó: una risa infantil, cristalina como un cascabeleo, detrás de la puerta del almacén de nuevas colecciones. Se detuvo y escuchó. En mitad del silencio metálico y denso que siempre envolvía ésa verdosa penumbra del sótano, se oía a un niño pequeño reír. Olvidó el café y el ordenador en rebeldía; olvidó las raras conclusiones de sus muestras contaminadas y la cólera del profesor Estévez cuando no tuviera el informe de datación sobre su mesa a primera hora, y empujó la puerta del almacén de las colecciones nuevas.
El resto de artefactos del yacimiento de Aguas Claras estaban allí: piezas de cerámica, una piedra basáltica tallada con petroglifos y la urna de obsidiana que se parecía considerablemente a un sarcófago, salvo porque no tenía tapa, era un bloque sólido, cuadrado, sin fisuras y tan resplandeciente como si fuera de ónice. La risa venía de allí. Alguien encerrado en aquel cubo se reía con la intermitencia gorjeante con que suelen hacerlo los bebés.
Encendió la luz, pero la bombilla de sodio parpadeó, somnolienta, y volvió a apagarse con un ruidito de succión. La risa arreció, esta vez desde el fondo del enorme almacén, y al dar el primer paso, Edna notó un rastro deslizante de arena en el suelo, al pie de la urna de obsidiana. Lo tocó, era crujiente y suave al tacto, ligeramente fluorescente, blanco como el dióxido de silicio, y estaba caliente. El rastro de arena cubría todo un lateral del artefacto, como la plateada viscosidad que deja a su paso el cuerpo de un gasterópodo. La extravagante asociación de ideas la sacudió como lo haría un latigazo. Zeolitas de silicio en vez de moléculas de carbono. Dióxido de silicio. El silicio era el elemento más abundante en la naturaleza después del oxígeno. Muy similar al carbono, en el mismo grupo 14 de la tabla periódica y la opción más plausible dentro de las bioquímicas hipotéticas de la llamada Biosfera en la Sombra: el Santo Grial de la ciencia moderna. Cualquier forma de vida compleja basada en cadenas de Si-O, al respirar, no producirían dióxido de carbono que era un elemento gaseoso, sino que producirían dióxido de silicio, que era un silicato sólido. Y exactamente igual a aquel rastro de arenilla que cubría el suelo del almacén. Volvió a oír aquel gorjeo infantil, ahora alejándose, y luego el golpe de una puerta metálica cerrándose despacio. Se quedó inmóvil en mitad del almacén, más sobrecogida que asustada, y sin pensar, o pensando demasiado, regresó a su cubículo corriendo, en mitad de la agitación propia de los ataques de histeria o cardíacos.
Reconfiguró los parámetros del programa, sustituyendo la C por el Si en todos los comandos y esperó. La pantalla de cristal líquido empezó a volcar una serie de datos coherentes, legibles, asombrosamente imposibles. La tecnología respondía a la pregunta de la ciencia con un inverosímil 99,9% de coincidencia positiva. Lo que fuera que hubiera estado en contacto con los artefactos de la excavación de Aguas Claras, era una forma de vida con base de silicio.
Antes de descolgar el teléfono, Edna se quedó mirando el recuadro de clasificación taxonómica que aparecía en la pantalla del ordenador.
Reino: Desconocido
Clase: Desconocido
Orden,: Desconocido
Familia: Desconocido
Género: Desconocido
Especie: Desconocido
Y se hizo la pregunta qué más inquietaba a los científicos: ¿Por qué razón la Naturaleza y la biología evolutiva habían descartado al silicio como base de la vida en la Tierra en favor del carbono?
Mientras buscaba el número del profesor Estévez en marcación rápida, el eco suave de una risa infantil inundó su cubículo del sótano como lo haría el carrillón de un móvil agitado por el viento.
KATA MAR
Pasaba el año 2040 la tecnología no era muy distinta a la de los años anteriores, sin embargo hubieron avances , los celulares habían avanzado de una manera increíble, los robots hacían parte de las cadenas de almacenes más importante, los países más ricos eran los que contaban con más “personal calificado “el personal humano a penosas lo colocaban para tareas demasiado sencillas , miles de personas estaban trabajando en las minerías dado que eso era lo que más o menos daba algo para comer, las ciudades coartaban con carros voladores.
Estando ya en el hotel preparada para la jornada laboral me encontré con una señora que parecida perdida. su mirada percibía desorientación y desasosiego. Con mucha cautela me le acerqué y le dije:
– buenas señora, se encuentra bien?
– no, que año es?, donde estoy.
– usted está en un hotel, estamos en noviembre,23 del 2040.
-vengo del futuro, acabo de decírselo al guardia de afuera, lo único que hizo fue echar una carcajada… me dijo que estaba loca…no me creyó nada. Menciono muy molesta y compungida.
– disculpe, ¿cuál es su nombre?
-Mery, tengo 150 años, soy bióloga, científica, astrónoma y médica.
A pesar de que no soy muy dada a estos sucesos le di la oportunidad de hablar y contarme lo que ella quisiera decir.
-vengo del 2090, la humanidad está en un momento más critico de la historia, debido a que el planeta lo están acabando con la explotación ilegal de petróleo y minerales preciosos.
Me quede atónita escuchándola, le pregunte:
-Que podemos hacer? pregunté
– Sencillo, dejar de hacerle daño al planeta, ahorrar agua reciclar…-dijo tranquilamente.
Pero, sé que eso no lo van a hacer, están tan metidos con la tecnología y todo lo que esta ofrece que se les olvido que este planeta esta pronto a estallar.
– dígame, dígame que nos depara … por qué viniste?
– la verdad vine para ver de qué forma ustedes están desaprovechando lo que tienen, desde donde vengo no hay relaciones interpersonales, a raíz de la pandemia se han aplicado más de 100.00o vacunas. cuando tenía 8 años fue la primera vez que me la aplicaron, a mi edad ya tengo ese brazo maltratado de tantas… además, te digo que estes alerta por que se les viene otra pandemia … aún más terrible que el COVID.. los síntomas son irreconocibles para los médicos.
– otra pandemia?? ¿No fue suficiente con todo lo que causo la anterior?
– no de hecho no solo van a estar encerrados de nuevo, sino que ahora a las casas les colocan vigilancia para que nadie salga, es horrible, realmente horrible, por eso a mi parecer están a tiempo de quizás mejorar la situación. Las consecuencias del COVID apenas se están viendo, todo el mundo le tiene miedo acercarse, abrasarse, estrecharse las manos algo tan simple como eso ya no se hace… por higiene y cuidado, sin mencionar la salud mental tan deteriorada que esta en absolutamente toda la humanidad. Los médicos ya no saben cómo trata estas enfermedades. A pesar de todo lo trágico hay algo bueno en todo esto.
– ¿algo bueno?, de veras hay algo bueno después de tanto desastre?
– sí, niñita, a pesar que hasta este punto la ciencia ha avanzado muchísimo, a tal punto que ya no se entierran a los muertos…
-¿no?
-no, los muertos se les guarda en una cámara hidráulica, su función es preservar los órganos intactos sobre todo el cerebro, luego se pasa a una memoria externa, allí se almacenan todos los recuerdos de la infancia hasta el momento del fallecimiento, no se pierde nada.
mientras me iba contando eso, caminábamos rumbo a la cafetería, a ella le parecía todo absolutamente extraño…
-me dice que no se pierde nada… los familiares lo ven como antes de fallecer?
-los familiares lo ven desde una plataforma digital…
-entiendo, entonces los pueden ver por medio de una app.
-mmm. no eso ya no se usa… están las abn que son mucho más avanzadas que lo que me mencionas. estas guardan información decodificada después esta se lleva a un pc de alta velocidad y se trasmite por vía electrónica la vos de la persona las otras pueden ver a la persona, estar con ella, preguntarle cosas, es realmente increíble. Al parecer la ciencia y la tecnología han hecho de las suyas ya pudieron combatir la muerte, ahora el ser humano puede vivir muchos años con buena salud, es impresionante como avanza esto.
-antes usted mencionó que las relaciones interpersonales se ven poco en su era… me gustaría saber más acerca de ello.
– bueno eso de “relaciones” como las veníamos antes de todo esto… parece puro cuento de hadas, ahora solo se ven robots y humanos por las calles, son tan parecidos, no es fácil reconocer que es qué. esto llevó a que no nacieran más hijos de forma natural sino mediante la tecnología…por pantalla.
– afecta en algo el nuevo nacimiento de estos niños?
-por supuesto que si, por que se gastan demasiados recursos. Los individuos están muy embelesados con los alcances de la ciencia ahora.
-por lo visto no es diferente a esta era. – dije resignada-
-no, pero si se difunde el mensaje desde ahora de seguro cuando lleguen a mí era todo será distinto.
Pasadas 5 horas
Mery dijo… tengo que irme.
– ¿A dónde? Pregunte,
– A seguir viviendo en este mundo, esperar si hay boletos para ir a marte.
– ¿A marte?
– Si, dicen que allá todo es nuevo, se puede vivir con un mejor ambiente.
– Bueno, ¿y qué pasa si mejora todo?
– Jajaaj, no nos digamos mentiras niña, aunque se dé el mensaje la humanidad jamás hará caso.
de pronto se fue desapareciendo lentamente, quedándome sola empecé a reflexionar en lo conversado con la extraña mujer… y me dije…eso es un mundo de locos. vamos a vivir mientras se pueda.
JULIO SQUIRE
Voces desde el más allá.
‒El primer intento de crear algo parecido vino de parte de Thomas Edison. Imagino que algo os habrán hablado de él en clase de historia o de ciencias. Bueno, por si no ha sido así, te resumo que fue un gran inventor norteamericano. De aquello hace más de un siglo, así que, por supuesto, fue una cosa mucho más modesta. Un teléfono.
El hombre caminaba despacio, seguido un par de metros más atrás por el niño. A cada paso que daban levantaban una pequeña nube de polvo que tardaba varios minutos en volver a posarse del todo. El sol a sus espaldas creaba largas sombras que precedían su camino, pero apenas sentían su calor.
‒Papá, ¿qué es un teléfono?
‒Los teléfonos eran unas máquinas parecidas a nuestros terminales portátiles, pero que estaban fijados a un sitio con cables y no podían llevarse de un lado a otro. Y sólo servían para hablar.
‒Ajá.
‒Pues, como te decía, ése fue el primer intento, y fue un fiasco. O probablemente una mentirijilla para hacer que la gente hablara de él. ¿Te imaginas? A principios del siglo XX, cuando ni siquiera había televisores en las casas, y el bueno de Edison viene con que está trabajando en un teléfono para hablar con los muertos. ¡Imagina el revuelo que se pudo montar! Pero no fue nada con lo que vendría un siglo después.
‒¿Qué vino un siglo después, papá?
‒Pues el segundo intento. La tecnología había avanzado muchísimo. Ahora los teléfonos cabían en la palma de la mano, cada uno de ellos tenía la capacidad de un superordenador, y estaba conectado con el mundo entero. Habíamos hallado la cura para enfermedades que no mucho antes eran mortales. Pusimos las primeras piedras (o cavamos las primeras paladas de polvo) de la colonia en la Luna. Algunos incluso creen que los experimentos sobre los que tanto se habló para implantar un cerebro humano en otro cuerpo realmente tuvieron lugar, y fueron un éxito.
»A pesar de todo, al principio fueron mayoría los escépticos. Siempre ha habido disparidad de opiniones respecto a la vida después de la muerte, ¿sabes? A fin de cuentas, y hasta el momento, había sido una cuestión más filosófica y espiritual que científica. Pero como dijo un gran escritor, cualquier tecnología suficientemente avanzada no se distinguiría de la magia. Y a eso se pusieron los científicos que empezaron a trabajar en el prototipo de la máquina que permitiría hablar con los muertos: a hacer que pareciera magia.
‒¿Y lo consiguieron?
El niño había acelerado el paso hasta situarse a la altura de su padre. Estaba atrapado por la historia que se le narraba, y pareciera como si, caminando más deprisa, la respuesta a sus preguntas fuera a llegar más rápido.
‒A su debido tiempo, hijo. Al principio, casi nadie los tomaba muy en serio. Era un proyecto pequeño, con escasa financiación. Pero en unos años llegaron los primeros resultados. Verás, según la teoría de cuerdas, hay hasta once dimensiones en el universo, y en teoría sería posible incluso viajar atrás en el tiempo, o abrir portales a otras dimensiones. ¿Y si el más allá no era otra cosa que una dimensión superpuesta a la nuestra? Entonces sería posible establecer una comunicación, e incluso viajar de un lugar a otro. Y lo primero se consiguió, aunque sólo en un sentido.
‒Papá, creo que me he perdido.
‒Perdona. Lo que quiero decir es que se consiguió escuchar el más allá, o algo parecido. Mediante aparatos de radio muy complejos se recibieron una serie de mensajes, que al limpiarse y procesarse resultaron estar en un idioma desconocido. Se extendió la idea de que estaban en enoquiano, la supuesta lengua angelical que inventara el ocultista John Dee en el siglo XVI, pero pronto algunos de sus escasos conocedores salieron a desmentirlo. Esto era algo diferente, desconocido. Sin embargo, todos los lingüistas consultados coincidían en que, analizando sus estructuras, inflexiones y pausas, era sin duda un lenguaje hablado.
»Entonces el interés por el invento se disparó. Imagina las consecuencias que podría tener para nuestra civilización el descubrir que el más allá era real. Que realmente podíamos ir al paraíso y pasar allí la eternidad. Muchos creyeron que semejante descubrimiento podría traer incluso la paz mundial. ¿Quién arriesgaría su pasaporte a la vida eterna en el Edén por cuestiones terrenales y temporales como el dinero, o el poder? La financiación aumentó y la plantilla de científicos pasó a estar compuesta por varios cientos, y luego miles.
‒¿Y entonces sí que lo consiguieron?
‒Sí, lo consiguieron. Es decir, obtuvieron un resultado, aunque no fue exactamente el que buscaban. Aplicando nuevos avances teóricos y la mejor tecnología experimental que el dinero podía comprar, finalmente la máquina fue una realidad. Habían seguido recibiéndose mensajes en el idioma extraño, y un equipo de lingüistas comenzó a trabajar para incorporar un módulo de traducción. Éste estuvo finalizado prácticamente al mismo tiempo que la máquina, así que todo se estrenaría a la vez. Luego nos enteraríamos que realmente ya se habían conseguido traducir algunos extractos de mensajes, pero su contenido no había trascendido.
»El día en que la máquina se pondría en funcionamiento fue un acontecimiento a escala global, incluso mayor que la llegada del hombre a la Luna. Se retransmitió en tiempo real en todo el planeta, llegando a ocho mil millones de personas simultáneamente. Sé todo esto porque yo era uno de los científicos presentes, y estuve allí cuando la activamos. También por eso sé que todo fue mal desde el principio. Si nos atenemos a los resultados de manera objetiva, la máquina fue un éxito. Consiguió establecer una vía de comunicación con otra dimensión, la que hasta ese momento habíamos llamado más allá. Sin embargo, no sólo permitió que viajaran palabras.
»Por desgracia, no pudimos demostrar la existencia del Cielo. El primer mensaje nos lo dejó muy claro, pero ya era tarde. El portal ya no podía cerrarse, y ellos pudieron entrar. Unos pocos conseguimos escapar de allí y ponernos a salvo en esta base, pero el resto estaba condenado.
El padre se detuvo, y su hijo lo hizo con él. Señaló hacia la gran esfera en el cielo negro estrellado. La tierra, antes azul y blanca, ahora tenía el color gris de las nubes eternas, bajo las cuales brillaba un maléfico verde radiactivo. Desde la superficie de la Luna, aparecía como un enorme planeta muerto por el efecto invernadero y la radiación.
‒¿Y cuál fue ese primer mensaje?
‒La primera voz traducida que nos llegó decía «El Cielo no existe, sólo el Infierno. Cerrad el portal antes de que sea demasiado tarde».
GLORIA ALBADALEJO AYALA
Creador de monstruos.
Patrix pasaba demasiadas horas frente al ordenador para después pasar su gran información a su laboratorio privado a donde trabajaba también largas horas. Su logro definitivo era construir algo irrealista, nunca visto en el mundo. Lo que no sospechaba Patrix, era que tal vez ese invento desconocido y realizado por la innovación de la Ciencia y Tecnología, iba a traerle grandes problemas.
Patrix apenas pegaba ojo, se había acostumbrado a dormir un par de horas diarias simplemente. Se acostaba sobre las cuatro y despertaba automáticamente a las seis de la mañana, pero para ello tenía que mantenerse despierto a base de sustancias tóxicas. En algunas ocasiones, la mezcla de alcohol, drogas y café, le hacían tener visiones nocturnas que parecían tan reales que el mismo creía que había conseguido triunfar en sus experimentos de laboratorio. Esos seres monstruosos se escondían en lugares incluso inexistentes que Patrix creía ver. En algunas ocasiones sus oídos enfermos escuchaban voces que le hablaban, aconsejándole teorías y problemas que debía llevar a su función y él los llevaba a cabo. Sus experimentos en el laboratorio que había montado en una habitación de su propia casa, eran cada vez más espectaculares.
Esa noche Patrix, vio algo muy real pero insólito a la vez. Por lo menos cinco cabezas desfiguradas que parecían pedir auxilio, iban y venían hacia él con mucha velocidad, rozándole el cabello y en alguna ocasión chocando contra Patrix quien las espantaba tal como si fuesen moscas. En ese acto, tocó sin querer una probeta a donde se depositaban sus experimentos, con tan mala pata que cayó al suelo desparramándose por varias zonas del laboratorio. El grito de Patrix fue tan fuerte, que pensó que tal vez había despertado a los vecinos. Pero que vecinos si no tengo-, pensó después. Las cabezas asustadas se largaron de allí, desapareciendo en el acto. Patrix miraba incrédulo lo que acababa de ocurrir. – ¡Nooo!- exclamó-. Eso sería el fin. Tenía que actuar antes de que fuera demasiado tarde. Si llegara a producirse la invasión, sería catastrófico para la humanidad. Pero aquello, todo eso, el problema, ya estaba hecho. El producto químico que rodeaba ya toda la estancia, empezaba a burbujear, igual como si hubiese renacuajos en su interior. Las burbujas del color de la sangre, eran cada vez más grandes y empezaban a extenderse por muchas zonas de la casa ya que el líquido se podía colar por los bajos de las puertas. Patrix salió de allí corriendo y entonces pudo comprobar como su experimento ya se había expandido por todas las superficies. Comenzó también a escuchar gritos no muy lejanos a él. – ¡Los vecinos! – exclamó- no, si yo no tengo vecinos.
– Ya es demasiado tarde, ya están actuando, esto va a ser mi perdición y la destrucción total del mundo.
Esas cosas ya se habían formado, las burbujas habían crecido y en su interior parecía haber algo semejante a un embrión humano. Algunas burbujas ya se habían reventado, como cuando una cáscara de huevo se rompe para dar a luz a un pollito, solo que en ese caso no era tal cosa dulce y sensible, sino todo lo contrario. De esas burbujas salían seres monstruosos con comportamientos diabólicos que destruían todo bicho viviente que se moviera, haciéndolo pedacitos.
Patrix no lo podía detener, el horror ya estaba actuando y no sabía cómo parar esa invasión que cada vez crecía más y más, haciéndose más grande en cantidad y volumen. Patrix atemorizado, veía como esas cosas horripilantes, se posaban encima de todas sus pertenencias y como lo destruían todo, como si de gremlins se tratara. Se acordó de la película y se puso a reír como un loco. Tal vez ya lo estuviera, esas pastillas, drogas y demás, no parecían irle muy bien, pero lo de los monstruos era real. Sin embargo, a Patrix no le atacaban, tal vez porque era el creador y ellos lo sabían. Entonces todo el mundo moriría menos él. ¿Qué haría solo en el mundo? Tampoco podría vivir mucho tiempo en esas circunstancias. Tal vez sí, pero no le gustaba la idea. Sin embargo, no podía parar de escuchar los golpes de los objectos que tiraban al suelo, los destrozos incluso de los muebles, pero sobre todo de los horribles gritos de mucha gente que estaba siendo destruida.
Patrix estaba entrando en desesperación y colocándose las manos en la cara, comenzó a gritar también por todo lo sucedido.
Las cinco cabezas seguían encima de él dándole golpecitos, y cuando reaccionó se dio cuenta que seguía ahí, acompañándole, pero…, ¿y los monstruos?, ¿y su creación destructiva?, ¿a dónde estaban? miró por toda la casa, miró a la calle, miró el reloj. Eran las cuatro, la hora que tenía que irse a dormir. Todo lo demás estaba oscuro, demasiado temprano. La gente dormía, no moría. Todo aquello había sido fruto de su imaginación, no había existido nunca, no había destrucción mundial. Su cabeza le había tendido una mala pasada, pero las cabezas que veía ir y venir estaban ahí, agobiándole, y cada vez eran más horribles, como si fuesen muertos que se consumían.
Las pastillas, las drogas, el alcohol, el café, tengo que dejarlo todo o será demasiado tarde.
BLANCA NIETO
Para el tema de la semana: ciencia y tecnología. El genotipo perfecto. Algunos científicos dicen que el amor es una ciencia, que no existe el flechazo y que sus efectos son un tema hormonal, será que esta sociedad se está quedando sin hormonas? O es una cuestión neuronal?. Todo eso pensaba Anabella mientras escuchaba el minutero de su reloj de cuco, tic, tac, tic tac, como su corazón aburrido. Para ella nunca llegaba el amor pero no era una cuestión de complicidad con el sexo opuesto sino de amabilidad, buenos gestos, de un simple hola cómo estás?. Hacía mucho tiempo que no sentía eso en ningún rincón de su vida y el hecho le pesaba demasiado. Miraba el reloj de cuco y se preguntaba, será que soy muy antigua? Pero… creo que siento amor por este reloj.. será apego. No sé, uff suspiraba voy a mirar las noticias de Google haber que veo. !! Mira, Elvis Presley enamoró a más de mil mujeres!! Que buenas hormonas tenía Presley, va paso!! Y pasando el dedo por la pantalla a punto de dimitir se encontró con una noticia que le llamo mucho la atención. Era una especie de anuncio con letras reflectantes bastante psicodélico en que se leia; si el amor no viene a ti nosotros se lo diseñamos. Ese anuncio fue llamativo para sus ojos porque parecía hablarle directamente. Quiso investigar más hasta encontrar alguna referencia y descubrió que la empresa existía y se llamaba, The Perfec Genotype. Una empresa Española con nombre ingles… Bueno será para que suene mejor, en fin .. se dijo para si.Encontro el teléfono y se dispuso a llamar, cuando de repente apareció un hombre en la pantalla de su móvil, iba vestido de blanco impecable, pelo rubio y engominado. Anabella del susto pego un respingo y el móvil callo disparado al suelo, lo cogió temblorosa para confirmar su locura cuando el hombre le pregunto resignado, vas ha hablarme de una vez ? Cómo sabes mi nombre? Le pregunto ella con recelo. Ay Anabella!! estás pasada de moda, como ese reloj que conservas. Desde que miraste este anuncio te hemos escaneado, todos sabemos de todos. Tus gustos, tus sentimientos, tus órganos e incluso tus genes, sobre todo cuando se trata de diseñar al hombre de tus sueños. La mujer no daba crédito a las palabras que escucho. Le pregunto de que se trataba y el hombre que se decía llamar Albert Love le contesto sin dilación. Diseñamos por el ordenador un genotipo a tu gusto, hombre aventurero, inteligente, alto, atento…nunca fallamos. Solo un pequeño detalle sin importancia, tienes que darnos un trozo pequeño de tu cerebro para la reproducción de las partes más importantes de un hombre, lo metemos en unas máquinas especiales mientras que construimos las partes robóticas. Que precio tiene? pregunto está algo enajenada. Pues nada contesto, solo tú intimidad e identidad. Que me dices? Pues…. Antes de que me contestes te contaré una anécdota, ese tal Elvis que mirabas hace un rato, fue uno de ellos, genotipo perfecto para enamorar a las masas, pero nos salió mal a última hora porque se dio cuenta que pensaba. Te apuntas, le pregunto exagerado. Ella furiosa le dijo. Mira!!. Eres un vendedor de sueños rotos, tiro el móvil por el retrete y se dijo, no utilizarás mi genotipo.
RAÚL LEIVA
Bancos
Vicente estaba en el banco, hacía por lo menos veinte años que no hacía un trámite. Un ancho escritorio de madera lo separaba del empleado que se encontraba atento a sus dudas.
La arrugada frente se ciñó y su cara se transformó en un auténtico mapa de vida.
—Mire, joven, le voy a contar mi caso. Desde hace quince años que estoy solo, mis hijos me dejaron y se fueron a hacer su vida y eso se lo agradezco a Dios. Pero apareció en mi camino una jovencita que me cuidó y me respetó como nadie. Ella manejó mis cosas, pero sobre todo me brindó compañía y me dio muchas ganas de vivir, lamentablemente todo tiene un vencimiento y mi cuerpo ya se encuentra próximo a su fin. Entiendo que mis hijos son los herederos, pero voy a vender la casa y quiero abrir una cuenta a nombre de Florencia, así se llama la joven. ¿Es eso posible?
El empleado, entrecerró los ojos, masculló algo apenas audible y después de unos segundos le dijo —Mire don Vicente, usted puede abrir una cuenta de ahorros con nosotros y ponerse usted de titular y a la joven como co-beneficiaria, pero si opta por poner la cuenta a nombre de ella, corre el riesgo que si se va con el dinero usted no va a poder hacer nada. En el caso que usted sea el titular, si usted muere y sus hijos lo reclaman, el dinero de la cuenta pasa a ser parte de la herencia.
—¡Pero es injusto! —dijo Vicente al borde de las lágrimas. —Ellos se desentendieron. ¿Qué derecho tienen sobre mis cosas? ¿Eh?
—Lo entendemos Vicente, pero entiéndanos a nosotros. Los legítimos herederos son Patricio, Eduardo y Sandra, sus hijos. Florencia, la joven en cuestión, no tiene derecho legal alguno, ya que al día de la fecha no acredita vínculo alguno con usted a pesar de convivir desde hace más de dos años.
Asombrado, Vicente, le preguntó —¿Cómo sabe todo eso? ¿De dónde sacó la información?”
El empleado lo calmó —Tranquilo Vicente. Desde la crisis del 2040, cuando se produjo el hackeo masivo, los bancos y algunas instituciones nos implantaron a los empleados un chip de aprendizaje; dentro de los límites del banco, tenemos toda la información disponible de cada persona y sus actividades, con eso eliminamos el engorroso tipeo de datos y las posibles equivocaciones. También se anula todo lo referente a la vida cotidiana de cada uno de nosotros, dejando solo la información de cortesía y es por eso que puedo hablar fluido con usted, pero si me pregunta acerca de mis gustos personales no voy a poder darle demasiados datos ya que ni siquiera recuerdo como me llamo. Esta ventaja del chip terminó por erradicar las computadoras de estos establecimientos en general manteniendo los puestos de trabajo.
Don Vicente se relajó. Ahora que miraba a su alrededor, no había una sola computadora ni elemento de comunicación, solo escritorios y empleados cordiales que trataban bien a sus clientes.
El empleado siguió —Fueron muchos avances en poco tiempo don Vicente, pero lamentablemente, las únicas posibilidades de poner algo a nombre de su digamos, acompañante, son casi nulas y dependen de la buena o mala voluntad de Florencia, Patricio, Eduardo y Sandra.
Don Vicente, más desarmado que feliz, se levantó del escritorio, saludó amablemente y se dirigió a la puerta del banco.
Antes de salir, se dio vuelta y les gritó a todos —¡El futuro es una mierda! ¡Se avanza en boludeces, pero se sigue postergando lo más importante que es la condición humana! ¡Ojalá todo esto sea un maldito sueño y me despierte en los años donde todo era un quilombo de trámites, que podías discutir con un empleado y a veces si tocabas una fibra humana te facilitaban una salida! ¡Era una tremenda pérdida de tiempo y un infierno de papeles amontonados, pero al menos éramos personas!
—¡Hasta la vista don Vicente! —lo saludaron todos los empleados al unísono.
GUILLERMO ARQUILLOS LLERA
Para ti. Solo para ti.
Todos los ciudadanos recibíamos tres clases de fichas de instrucciones. Se imprimían en cartulina reciclada: las rojas eran mensuales, las amarillas semanales y las verdes diarias.
Cada mañana había que pasar por uno de los grandes terminales, los que estaban situados en los pasillos de cualquier edificio oficial. Debíamos mirar por el visor, para que la máquina reconociera nuestro iris, y pulsar las teclas ALT+F. Entonces imprimían las órdenes personalizadas. Para ti. Solo para ti. (Ese era el lema).
El Cerebro Total lo regulaba todo: lo que nos servían en los inmensos comedores, lo que teníamos que beber, cuánto teníamos que dormir o a qué hora debíamos ir al servicio a vaciar el intestino.
Por supuesto, a todos los que teníamos una pareja asignada —que éramos la mayoría—, nos prescribía los minutos que debíamos tener de ejercicios íntimos y lo que podíamos o no podíamos hacer en el transcurso de los mismos.
Toda la vida estaba regida por el Cerebro Total y, ¿sabéis?, la mayoría de nosotros éramos felices. Al fin y al cabo, no solo teníamos resueltas nuestras necesidades básicas (materiales y afectivas), sino que no teníamos que decidir por nosotros mismos. Ahora que las cosas han cambiado y ha triunfado la Revolución, cuando tengo que elegir entre varias opciones y temo equivocarme, echo de menos que el Cerebro Total seleccione la más adecuada para mí. Hoy día hemos perdido mucho en eficacia, seguridad, comodidad y tranquilidad.
Caroline, mi actual compañera, dice que no entiende cómo puedo añorar esos tiempos porque opina que la libertad es una de las cosas más importantes que tiene el hombre.
Se equivoca.
La lógica evolución de la tecnología, a partir de la invención de Internet y los terminales móviles, dieron lugar a que el Cerebro Total fuera controlando, poco a poco, todos los aspectos de la vida de las personas. Primero se empezaron a analizar las grandes tendencias reuniendo datos y más datos. De esta manera se podía prevenir cuál iba a ser la evolución del mercado y adelantar las preferencias de los consumidores. Incluso se llegaba a aventurar el número de muertes en accidentes de tráfico en una semana concreta con un error mínimo.
Más adelante, el Cerebro Total —entonces no lo conocían todavía con ese nombre— dio un paso de gigante: empezó a hacer previsiones individualizadas. En realidad, aquella manera de actuar no tenía nada de especial o misterioso. Fue la evolución lógica de la tecnología: puesto que el Cerebro Total poseía todos tus datos, era fácil para él deducir tus gustos, tus necesidades, tus inclinaciones… hasta tus temores.
La gente que trabajaba en el Cerebro Total recibía información cada minuto de dónde estabas, qué comprabas, qué películas veías, por dónde viajabas, cuáles eran tus gustos y los de tu pareja, cuánto dinero tenías en el banco, cuál era tu historial médico y tus rutinas de ejercicios. Tenía acceso a todo sobre ti: lo que comprabas en la tienda, tu número de calzado o tu índice de masa corporal, el color que preferías para tus gafas de sol o a qué velocidad te gustaba desplazarte por la autovía. Todo. Absolutamente todo estaba en sus manos.
Con tantos datos sobre cada persona y una capacidad de cálculo de miles de billones de operaciones por segundo, ¿cómo no iba a ser capaz el Cerebro Total de dominar el mundo? Se acabó el miedo: él decidía por ti. Se acabó la desigualdad: él se encargaba de compensar las diferencias. La solidaridad dejó de ser necesaria: el Cerebro Total se encargaba de atender lo que cada uno precisaba.
Los hombres le entregamos nuestra libertad.
A cambio, cada semana teníamos que recibir los votos de los demás. Había que votar y ser votado. Si no obtenías un mínimo de likes a la semana (concretamente treinta y dos) entrabas en el sorteo semanal. Si tu número de la Seguridad Social salía elegido, te anulaban. Dicho de otro modo, te extinguían. Era un mundo duro, pero había un control absoluto sobre el número de habitantes de cada zona.
Yo echo de menos ese mundo, porque yo era uno de los siete programadores que nos encargábamos de actualizar el Cerebro Total. En realidad, yo era el único europeo que controlaba sus algoritmos. Los otros compañeros estaban en otros continentes.
Me gustaría seguir contando con la seguridad que me daba el Cerebro Total. Yo siempre obtenía mis treinta y dos votos. Cómo no.
Era un placer ver las caras de horror de quienes iban a entrar en el sorteo semanal.
Luego, triunfó la Revolución.
¡Vaya mierda!
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MIGUEL TERCERO SAUCO
ENCUENTRO
Me miraba de soslayo y una fina red me atrapó y me llevó muy cerca de ella. Me acerqué tanto que me pareció oler la fragancia de su ropa. Era muy guapa, rubia, lozana, nariz recta y labios carnosos. Los ojos rasgados y profundos me seguían comiendo con su mirada. Su figura estilizada vestía de negro y llevaba una mantilla. En una de sus manos enguantadas tenía un misal y un rosario. La otra estaba cogida al brazo de un hombre, un poco mayor que ella, impecablemente vestido. Estaban paseando por la calle donde se veía más gente, pero fuera de foco. Ellos ocupaban el primer plano, sobre todo ella, que me seguía mirando. Debajo de la gran fotografía, una pequeña inscripción decía: Foto de una joven con mantilla. Jueves Santo en Madrid (1942).
¡Qué habrá sido de esta mujer! Han pasado ochenta años, desde entonces. Vivirá o será una viejecita con el pelo blanco, con la que podría conversar. ¿Cómo habrá sido su historia? Dejé de mirar las otras fotos de la exposición y me concentré en los detalles de la imagen, que no me aportaron mucho. Él tenía una insignia en la solapa y ella llevaba una medalla, pero no pude distinguir lo que eran. Por su atuendo podrían pertenecer a la clase acomodada. Él sonreía y ella parece que solo tiene interés por mí.
Fui corriendo a mi casa y me encerré en mi sala de máquinas. Lo único que sabía era el nombre del fotógrafo, Otto Wonderlic, y el año, 1942. Y el día. Realicé pesquisas en varios buscadores, y empecé a movilizar a mis redes sociales pidiéndoles información sobre esta mujer. Les mostraba su perfil que había liberado, mediante el Photoshop, de su acompañante y del resto de figuras etéreas y desdibujadas, asomándose a mis pantallas aún más insinuante y atractiva. Con el metaverso podría tener una conversación con ella y quizá algo más. Puse en marcha el programa, preparé mi avatar, las tabletas móviles, las gafas de realidad virtual, me coloqué los sensores corporales y llené la estancia de ese perfume, que me impregnaba de masculinidad y de aromas silvestres.
Me tumbé en la cama. Hasta mí llegaban los pitidos y el parpadeo de los monitores de última generación. El silencioso cuchicheo de los circuitos integrados trabajando a la máxima potencia hizo que me sintiera trasladado al siguiente nivel. En el comienzo de mi éxtasis, mis sentidos agudizados observaron reflejada una sombra en la pared que crecía y rebosaba hasta el techo, mientras se acercaba. ¡Dios, es ella que ha recibido mi llamada y acude a mí! Abrí los brazos y me preparé para recibirla. Tengo tantas cosas que preguntarle.
EMILIANO HEREDIA
EL PREMIO
Una multitud se agolpa entorno al teatro Campoamor de la capital del principado de Asturias, Oviedo, ante la entrega de los premios princesa de Asturias.
Curiosos, medios de comunicación, esperan expectantes a los asistentes al acto de entrega de los premios princesa de Asturias 2022. Las primeras autoridades empiezan a llegar.
El alcalde de la ciudad de Oviedo, acompañado del presidente del principado, esperan en el hall de entrada del teatro, a sus majestades, El rey Felipe VI, la reina Letizia, acompañados por sus hijas Leonor, princesa de Asturias, y su hermana Sofía.
Hace una tarde-noche agradable, con un poco de fresco, que se alivia con una chaqueta o una rebeca.
Después del tradicional recibimiento con el himno de Asturias interpretado por una banda de gaiteros, todos los asistentes, se dirigen al interior del teatro Campoamor, donde se va a proceder a la entrega de los premios.
Después del discurso de apertura del acto, por parte de la princesa de Asturias, Doña Leonor, se procede con absoluto rigor la entrega de premios.
Todo transcurre con normalidad, como todos los años. Discursos de agradecimiento, por parte de los premiados, la cámara que sigue todos los movimientos de los premiados…
Pero, éste año, hay un apartado de los premios, que acapara todas las atenciones, tanto nacionales como internacionales, no ya por la característica del apartado, si no, por el premiado.
La princesa Leonor, se levanta solemnemente, y lee con suma pulcritud el premio y los premiados.
-A continuación, se concede el premio de Ciencias Económicas, EX AEQUO, al pueblo español, con ingresos mensuales de 1000 euros o menos, por su gestión en el manejo del capital, y desarrollo de herramientas y capacidades para alcanzar un nivel básico de bienestar económico y supervivencia ante la escasez de bienes.
Recoge el premio, el presidente del congreso de los diputados, el excelentísimo señor Manuel Marín González, en representación del pueblo español.
Sube al estrado, el citado Manuel Marín González, político curtido de setenta y tres años, de poblada barba, serio, rodeado de cientos de flases, y todas las cámaras enfocando a su figura.
-Majestades, alteza, señores y señoras asistentes, es un honor para mí, recoger éste premio, en nombre de todo el pueblo español, en particular, a aquellos que afrontan el día a día con ciertas dificultades económicas, y han desarrollado habilidades e investigado en las ciencias económicas para generar un bien estar económico en sus hogares, es por eso que ahora les muestro un reportaje creado por el CNI , en el que se muestra el resultado de los descubrimientos e investigaciones en el sector económico del pueblo español al que va dirigido éste merecido premio.
Se apagan las luces, entre aplausos, mientras una pantalla gigante baja del techo, y se proyecta el reportaje, que se titula:
1000 o menos.
Sale una chica con un micrófono en la mano, de unos veinte y tantos años, recién salida de la facultad, que se dirige a una gran superficie comercial:
-Buenos días, vamos a entrevistar a algunas personas de éste centro comercial, para que nos cuenten cómo han desarrollado su habilidad económica para sobrellevar el día a día. Nos acercamos a un hombre….oiga, por favor, para CNI, ¿le importaría decirnos si trabaja, y cuánto cobra al mes?.
-Si, por supuesto-responde un hombre de unos cincuenta, vestido informal, con una cesta-Me llamo Mariano, trabajo desde hace siete años en un almacén, y apenas paso de los mil euros al mes, y como ve usted, tengo que hacer malabares, como casi todos, a la hora de hacer la compra, espere, sígame, corra, que si no, se va
Sale corriendo, a la zona donde está del expositor de los productos rebajados al cincuenta por ciento, por fecha próxima a la caducidad. Junto a la chica que está reponiendo el expositor, se arremolina una señora, anciana, un señor sudamericano, una chica embarazada, y Mariano.
Cuando apenas se aleja la chica, los cuatro se abalanzan sobre los productos a caducar.
Mariano consigue unas hamburguesas por 2,50€, cuatro yogures por 1,50€ y un manojo de cebollas lacias por 0,80€, va a echar mano a una bandeja de pechugas de pollo un poco extrañas, por 2€, pero se da cuenta que la señora mayor, no tiene nada, y se lo ofrece:
-Tome señora, que usted no tiene nada-se da la vuelta, e increpa al señor sudamericano-oiga, podría repartir algo, que va a manos llenas, ¿no cree?
-Cada uno coge lo que puede, guey-responde ofendido-
-Ya, pero yo a ti te tengo conocido de vista, de hacer cola en la parroquia, de al lado de mi casa, creo que es un poco egoísta por tu parte, acaparar todo
-Óigame, no tiene usted derecho a decirme esas cosas, tengo una familia que mantener…
-Como todos
-Además, no tengo empleo
-Ya, y ahora me vas a decir que esas manchas de yeso de la ropa han salido solas
-Usted no tiene derecho a decirme nada
-No es quien lo hace, si no quien lo permite, y créame si le digo que usted, esta señora, y esta chica, jugamos en la misma liga, que nos tenemos que buscar las mañas, para llegar a final de mes.
El chico sudamericano, avergonzado, le da a la chica, un paquete de hamburguesas y una lechuga, y a la señora mayor, un pack de yogures.
-Muchas gracias, sé que es duro, pero lo poco que hay , debemos compartirlo, adiós-dice Mariano-
La reportera, le dice a Mariano:
-Vaya, está usted echo un experto en compra
-A la fuerza ahorcan. Los sueldos en España son los que son, y nos obligan a practicar lo que ellos llaman la economía sumergida. Mire, ese chaval sudamericano, le veo en la cola de la parroquia, y sé que trabaja cuando y donde puede, sobre todo en la obra, seguramente ilegal, y sin papeles, para que, y perdone la palabra, el cabrón de su jefe saque más beneficio. Es más, yo mismo, mientras estuve un largo período en el paro, trampeaba los ingresos mensuales con alguna chapuza que me salía aquí o allá, venga conmigo, vamos a preguntar a la señora mayor
Se dirigen a la anciana que está mirando las ofertas del 3×2.
-Hola de nuevo-le dice la reportera a la anciana-¿le gustaría responder a unas preguntas?, para el CNI
-Si, claro.
-¿Cómo se llama usted y si no le importa, me puede decir cuánto cobra de pensión?
-Me llamo Consuelo García, tengo ochenta años, y cobro cuatrocientos cincuenta euros al mes de pensión.
-Vaya-responde apesumbrada la reportera-¿y cómo consigue usted llegar a final de mes?
-Como puedo hija, como la mayoría de los pensionistas de este país. Soy viuda desde hace veinte años, mi marido no llegó a la jubilación, obrero de la metalurgia, trabajando casi doce horas diarias, para al final ya ve usted, cobrar una miseria de pensión de viudedad.
-¿Usted no ha trabajado nunca?
-¡uy que va!, en mi época las mujeres no podíamos trabajar, teníamos que estar en casa, para cuidar del marido y de los hijos, eran muy pocas las mujeres que trabajaban, muchas se iban para Alemania, con el marido, ahorraban allí, se compraban el piso aquí, se casaban, y se acabó.
-Vaya, cuénteme como llega a final de mes, que hace usted con la pensión que cobra, ¿tiene hijos que la ayuden?.
-Tengo una hija, que la tengo viviendo conmigo, tenía un trabajo estupendo, pero se le cruzó un jefe, un niñato miserable, que como mi hija es muy decente, no quiso tener lío con el muy cerdo, y la echó a la calle, con un piso recién comprado, el marido, viendo el percal, se largó el muy cabrón, con un niño que es un sol, y bueno, ahora estamos los tres en mi casa, mi hija, trabaja de las temporales esas, cuando la llaman, que es muy de tarde en tarde, entre eso, el paro, y alguna casa que hace , pues salimos adelante como podemos, ya que el piso se lo quedó el banco. Yo, me sabe mal decirlo, pero plancho por el barrio, y me saco algún dinerillo. Por cierto, no se fíe usted de las ofertas del tres por dos, salen más caras las cosas, ¿ve?, esta leche de tres por dos, sale el litro por 0.59€, pero si va más para allá, la marca blanca, sale a 0,57€, que dos céntimos de ahorro, en seis cajas, da para media barra de pan.
-Vaya-responde la reportera-
-Mire, ahí está la chica embarazada, que estaba junto a nosotros-dice Mariano-
-Hola, buenos días-dice la reportera a la chica-
-Hola buenos días-responde una chica casi adolescente, morena y espigada-
-¿podrías decirme cómo te llamas, si trabajas, como llegas a final de mes?, es para un reportaje del CNI
-Hola, me llamo Marisa, tengo 19 años, y estoy esperando mi primer hijo.
-¿A qué te dedicas?.
-Soy cajera de un supermercado de barrio, cerca de aquí, por ocho horas “legales”-hace el símbolo de las comillas con los dos dedos de ambas manos- cobro ochocientos euros, pero todos los días, tengo que hacer unas diez, entre reponer, antes de abrir y al cerrar, hacer caja….
-¿de cuánto estas?-pregunta interesada la reportera-
-De siete meses-responde, acariciándose tiernamente la tripa
-¿y sigues trabajando?-pregunta sorprendida la reportera-
-A ver, no tengo más remedio, si me diera la baja por maternidad ahora, sé que hay diez chicas haciendo cola para ocupar mi puesto y….bueno, entre usted y yo, por favor, que no salga en cámara, ya he hablado con mi jefe para, que los meses de baja por maternidad, trabaje en la trastienda, para no perder el empleo.
-Jolín, pero eso es ilegal-protesta la reportera-
-Ya, pero como yo, y peor, estamos muchas trabajadoras en España, es lo que hay, los jefes se aprovechan de la necesidad, y si te despiden, contratan a otra persona mucho más barata, y si puede ser, sin contrato.
-Pero eso es ilegal-exclama la reportera-
-Hay tantas cosas ilegales en España…..
-Ya, pero para eso están los sindicatos, ¿no?
-¡ja!-suelta una risotada- los sindicatos solo sirven para sacar a pasear las banderitas y a pegar voces por las calles. En España los trabajadores nos tenemos que defender solitos, de los jefes, y de nuestros propios compañeros, que están esperando a que tengas un descuido para saltarte a la yugular-dice con ironía-
-Vaya, te deseo todo lo mejor-le dice con cariño la reportera, mientras Marisa se aleja por el pasillo-
-Como ve-dice Mariano-, los españoles somos de toda la vida, licenciados en economía, nos las sabemos todas para pasar el mes, por más trampas que nos pongan los de arriba, más nos las tenemos que ingeniar para sortearlas todas, euro que ganamos, lo tenemos que estirar hasta el infinito y más allá, para sobrevivir, porque, vivir, con lo que gana un español medio, es imposible, pero es lo que hay, somos un país con dos síndromes: el síndrome de Estocolmo y el de Esto es el colmo, y no es un chiste
-¿Cómo?, no entiendo
-Sí, el síndrome de Estocolmo, porque estamos secuestrados por un sistema político y económico, al que jaleamos y aplaudimos cuando aparecen en pantalla, en vez de lanzarnos contra ellos como perros rabiosos. Y el síndrome de Esto es el colmo, porque, cada vez que parece que sacamos la cabeza para respirar y no ahogarnos, el gobierno de turno, conchabado con los manejan el dinero, se sacan de la manga, subidas de precio, huelgas absurdas, para mantenernos la cabeza sumergida. España es un país de oportunistas
-Perdón,¿cómo dice?
-Eso, España es un país de oportunistas, de ricos que quieren ser más ricos, aprovechando la menor oportunidad de negocio, como la venta de mascarillas y la correspondiente comisión en la Comunidad de Madrid, y de pobres, que quieren ser menos pobres, intentando ganar un euro de la forma que sea
-Bueno, muchas gracias Mariano, por su testimonio.
Se acaba el reportaje, se encienden las luces del teatro Campoamor, mientras la pantalla gigante vuelve a subir.
El presidente del congreso de los diputados, tiene, al igual que sus majestades, y el resto de asistentes al evento, la cara hasta el suelo, al igual que la gente que está presenciando la ceremonia de la entrega de los premios Princesa de Asturias desde una pantalla gigante habilitada por el ayuntamiento.
En Oviedo, en España, se ha hecho el silencio.
Fin
SILVANA GALLARDO
Nuestro planeta es la más inconmensurable maravilla del universo. Si existiera una gran puerta que nos conduzca por su sendero, respiraríamos la pureza del aire que flota sobre los paisajes de luz y colores, momentos efímeros que nos llenan de energía.
Dejaríamos entrar por la ventana de nuestros ojos toda la maravilla de la creación y extasiarnos de la naturaleza, admirar las veredas adornadas de vegetación, el azul del cielo. Sentir en nuestra piel la caricia de la lluvia, percibir desde el canto de las aves, hasta los sonidos salvajes de todo el entorno natural y sus multifacéticas escenas de vida en el mar, el cielo, la tierra.
Vida y belleza en todas las expresiones, desde el insecto más pequeño hasta las especies más grandes que pisan nuestra tierra. Ver brotar la vida en todas las latitudes que nos regalan la sorpresa de la existencia. Hermosura y perfección. Se me antoja decir que vivo un sueño fantástico, pero aún podemos disfrutar de esta bienaventuranza, sin embargo, desde que el hombre transita los senderos del planeta, y con el privilegio de ser, digamos, el centro del universo, su necesidad de supervivencia desde hace miles de años, lo ha empujado a servirse de la naturaleza y sin saber, empezó a hacer uso de la tecnología para facilitar sus actividades. Inventó las primeras herramientas para aprovechar las riquezas naturales y empezó la devastación, la tala de árboles, la destrucción del paisaje, la explotación de la tierra para extraer minerales, en fin todo un proceso de «civilización».
Obviamente a eso se le puede llamar evolución. Llegó la tecnología para satisfacer el deseo del hombre de transformar el medio y mejorar su calidad de vida con el uso de todo tipo de herramientas y maquinarias sofisticadas para producir grandes cantidades de todo, con el menor esfuerzo, mayor efectividad y sobre todo la productividad en general, lo que tenga que ver con satisfacer las necesidades del ser humano. Enormes cantidades de alimento industrializado, autos, muebles en fin, es tantísimo lo que ahora en la actualidad se fabrica considerando la población en el planeta. Y por supuesto, gracias a la Tecnología.
Sofisticadas máquinas que sustituyeron la mano del hombre; sin embargo, no se puede prescindir de él, pues es quien las controla. Entra en escena la ciencia, sorprendente desarrollo que emerge del cerebro humano y lo sobrepasa. Llueven neologismos a la par de los tiempos modernos, software, internet, Smartphone, los teléfonos celulares, computadoras, whatsapp, WiFi, interfaz, servidor, etc., etc. Pero ¿Qué ha pasado a la naturaleza con la existencia de todo ello? Calentamiento global, catástrofes naturales, escases de agua, pandemias, siempre guerras, muerte, hambruna.
Entonces, ¿Dónde quedó tanta riqueza, donde quedó la seguridad, la libertad, el derecho de todas las generaciones para disfrutar el grandioso regalo de nuestro planeta que flota en un infinito universo? Mentes creadoras que dominan la tecnología y la ciencia, los une el destino, en un punto común de intereses e inquietudes por ofrecer a las futuras generaciones la probabilidad de habitar otro mundo.
Tres hombres, científicos de extraordinaria inteligencia y visión cósmica, anhelantes de crear la forma que los lleve a conquistar el universo. Crean un increíble software que les permitiría identificar un planeta parecido a la tierra. Ahí está su objetivo inamovible.
Se dedicaron a trabajar en la creación de una nave, cuya fabricación se llevaría cabo durante 128 días. Planearon una base de lanzamiento lo suficientemente extenso para evitar que la explosión ponga en peligro vidas humanas adyacentes. Todo debía estar planeado con la mayor certeza para garantizar el viaje al espacio.
Su principales propósitos eran explorar, para determinar que las condiciones del lugar sean óptimas para colonizar y asegurar un asentamiento humano hipotético. Se creerá que todo esto es ficción y no es así, la presencia humana en el espacio, es un hecho en nuestros días.
El vuelo que planeaban nuestros tres héroes, era alejado de la realidad, más se les dieron todas las facilidades para el proyecto. Considerando que la Tierra estuviera en peligro de extinción, habría la probabilidad de viajar a otro orbe. Llevarían elementos, para ser un poco explícita, sería como cuando Noé construyó su Arca y la abordarían parejas de diferentes especies animales para preservar la vida y el equilibrio de nuestra Tierra.
Ellos emperezarían a probar la fertilidad del suelo para sembrar alimento y llevarían semillas selectas de todo especie. Así garantizarían el alimento. Habrían de descubrir agua, otro elemento vital y sobre todo que haya oxígeno. Sería ideal.
Llegó el ansiado día, la nave despegó con éxito. Los tres científicos abordaron con grandes expectativas. Ya se veían vitoreados por el éxito obtenido. Y si, fue un éxito, el Trilogía X, como así bautizaron la nave, recorrió el espacio en doscientos días, para llegar a su destino. El planeta Kleper438 «¿nuestro nuevo hogar?.
Ya instalados, recorrieron largos tramos. Exploraban y observaban con detenimiento, hacían anotaciones. Se sentían en casa, realmente era una atmósfera similar a la de la tierra. Descubrieron agua, bueno, eso pensaron que era, pero al probarla, les quemó la boca. No les daño, pero fue desagradable la sensación. El calor era infernal, tocaban las piedras, el piso y realmente no lo toleraban.
Creían que desistirían de su objetivo, al parecer no eran condiciones propicias para vivir allí. Sin desanimarse siguieron explorando, había unos árboles extraños, amorfos y colgaban de sus ramas una especie de frutos de forma tubular, eran color gris. Decidieron probar y les provocó ardor y su sabor era una mezcla indefinible, extraña, tolerable pero no grato.
Estuvieron dos días en ese recorrido, tomaron videos, fotos, grabaron sus expresiones y sus descubrimientos. La nave era su vivienda en ese solitario lugar, tenían los servicios necesarios, alimento, agua, energía. Cuando uno de ellos quiso tener contacto con otros científicos en la Tierra, y dar un informe minucioso de su trabajo, hubo una leve explosión que los alertó y salieron de la nave como medida precautoria.
Apenas habían tocado piso fuera, cuando se produjo una gran explosión y la nave quedó totalmente destruida. No hubo manera de tener contacto con el exterior, sintieron un tremendo miedo que fue convirtiéndose en terror. Quedaron a la deriva a metros luz de nuestro hermoso planeta, sin esperanza de ser rescatados. Terminaron por aceptar su situación y esperar la muerte como se les presentara.
Pasaron días y su instinto de conservación les obligó a beber esa agua ácida y desagradable; comieron los frutos raros, y descansaron en piedras que laceraban sus cuerpos. Empezaron a adaptarse a esas condiciones, a tal grado que su estructura molecular fue cambiando. Empezó a desvanecerse su figura humana para tomar una forma extraña. Su piel se tornó, gruesa, áspera y gris, perdieron el habla, pero su forma de comunicación cambió, tal como la forma de comunicarse los animales, por medio de sonidos y movimientos.
Tres científicos que quisieron construir un mundo diferente para las futuras generaciones, al ver la devastación del planeta más hermoso del universo, con toda su belleza, su riqueza, devastados y destinados a desaparecer para los suyos.
La ciencia y la tecnología, factores importantísimos, sinergia que produce el desarrollo y la evolución, para la mejora calidad de vida, siendo paradójico que éstas mismas estén contribuyendo, de alguna manera, al desequilibrio.
No más guerras que devastan los paisajes, que aniquilan la vida de seres humanos vulnerables ante la codicia, el poder, el expansionismo, la colonización. No más tala de árboles, no a la extinción de especies, no al calentamiento global. Empleemos la ciencia y la tecnología para el verdadero desarrollo, la equidad en la calidad de vida para todos.
«El progreso tecnológico solo nos ha proporcionado medios más eficientes para ir hacia atrás» . Aldous Huxley
JOSÉ ARMANDO BARCELONA BONILLA
LA SINGULARIDAD
Día 1 del año primero de navegación.
«La misión comenzó sin novedad. Hemos partido de la estación espacial KL-235, desde Alfa Centauri. Todos los sistemas de navegación funcionan correctamente y viajamos a la velocidad de la luz, rumbo a la constelación de Lira.
Compone la tripulación, en su parte civil, la astrofísica doctora Elena Melendo, del Optical Gravitational Lensing Experiment – OGLE, y el doctor Alexander Strhuhgnendeim, físico teórico y autoridad mundial en el estudio de branas; desarrolla su trabajo en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics.
La capitana Darla Taney, segunda de a bordo, el ingeniero espacial, capitán Zeeman Steenbock, los tenientes Reuven Ben-David y Bhushan Nath, ambos doctores en ingeniería mecatrónica, y yo, comandante Esteban Chamorro, al mando de la misión, componemos la dotación militar.
El objetivo del programa «Teh Colony» consiste en hallar un agujero negro de gran masa, que permita la construcción de una base gigantesca, un planeta artificial habitable, en el que establecer una nueva civilización.
La energía necesaria para garantizar la vida en ese nuevo mundo, se obtendrá de la singularidad del agujero negro y será prácticamente inagotable».
Día 185 del año sexto de navegación.
«He dado orden de comenzar la deceleración de la nave, por la proximidad de «Hades» el agujero negro más cercano a la Tierra, vecino de Vega.
Desde nuestra posición es un privilegio asistir a la danza, que protagonizan los átomos de gas, fluyendo hacia el agujero desde todas direcciones: lentamente cuando están lejos, pero acelerando, hasta alcanzar la velocidad de la luz, conforme se aproximan al borde.
Maniobramos para salirnos de la trayectoria de caída e iniciar el protocolo, que nos coloque en órbita de cabotaje; de lo contrario, podríamos terminar desapareciendo en el estrecho horizonte de «Hades», convertidos en chatarra interestelar.
Los sistemas de medición corroboran que las ondas electromagnéticas, emitidas por los átomos de gas, se van calentando desde casi el cero absoluto, cuando están lejos, hasta miles de grados, conforme se acercan al lugar de no retorno, un poco por debajo de la superficie del agujero negro, donde la fuerza de la gravedad hace imposible escapar de la trampa.
Hace millones de años, «Hades» era una estrella, que incapaz de soportar su propia fuerza de gravedad, implosionó, convirtiéndose en lo que es ahora, un objeto absolutamente negro, cuyo diámetro se conoce como horizonte de sucesos, que se va estrechando hasta alcanzar su singularidad, un punto donde la masa es infinita. Isaac Newton, primero, y Albert Einstein, más tarde, explicaron por qué las leyes gravitatorias fuerzan el comportamiento de los agujeros negros.
Las mediciones obtenidas y el criterio de la doctora Melendo y el doctor Strhuhgnendeim, indican que la masa de «Hades» es demasiado pequeña y, por consiguiente, su enorme fuerza de atracción incompatible con nuestro objetivo. Debemos dar por terminado el estudio y seguir nuestra misión.
Ordeno que se transmitan los resultados a la Tierra. Cuando reciban el informe en el Centro de Investigación Interestelar Internacional (CIII), habrán pasado veintiséis años, exactamente la distancia, veintiséis años luz, a la que nos encontramos de casa.
Pese a que las relaciones íntimas están prohibidas entre los tripulantes de la nave, hoy he sorprendido a la capitana Taney y a la doctora Melendo haciéndose ojitos. Le pediré al teniente Nath que revise el funcionamiento de los robots de compañía de las dos, por si hubiera algún fallo de sistema.
Ponemos rumbo al centro de la galaxia. Tardaremos veinte años espaciales, en cumplir esta etapa del viaje, pero en la Tierra habrán pasado treinta mil ciento diez años».
Día 69 del año decimoprimero de navegación.
«Estamos navegando por Cygnus y la actividad dentro de la nave es febril, solo vamos a tener esta oportunidad para estudiar las peculiares fluctuaciones de luz de KIC 8462852, la estrella que se oscurece y parpadea. Hace años que se abandonaron las teorías de la intervención alienígena o lluvia masiva de asteroides, pero el fenómeno sigue sin explicación. Es posible que mandemos un robot-sonda, que nos permita obtener más datos.
Pero ese no es el objetivo principal de nuestra empresa, de manera que seguimos manteniendo la misma velocidad de crucero y la derrota marcados.
Ayer, el doctor Strhuhgnendeim, que estaba estudiando en la pantalla principal las imágenes de WR 142 –una estrella Wolf-Rayet de enorme actividad–, le dio una palmada en el culo al teniente Ben-David; este, que inclinado sobre la consola verificaba el funcionamiento del sistema, le respondió con una sonrisa y un inquietante aleteo de pestañas. Continúo preocupado por el funcionamiento de los robots de compañía».
Día 281 del vigésimo primer año de navegación.
«Seguimos transmitiendo información a la Tierra, pese a que desconocemos si hay alguien al otro lado.
Entre la tripulación comienza a cundir la creencia de que la misión carece de sentido práctico. Echan de menos su vida, familia, amigos, socialización. A pesar del entrenamiento especial recibido, esta circunstancia era previsible. Desde hoy doblaremos la dosis de aglomelatina, para reforzar el equilibrio sicológico del equipo.
El capitán Steenbock, que mide cerca de dos metros, luce una musculatura de atleta –que cultiva todos los días machacándose en el gimnasio de la nave–, y jugó de quarterback en la universidad, tiene su robot de compañía inutilizado para varios meses, con los circuitos socarrados por un exceso de uso y lleva toda la semana sonriéndome, mientras me guiña un ojo cómplice, cada vez que nos cruzamos por los pasillos. Creo que voy a pedirle al teniente Nath que duplique el sistema de cierre y los sensores de seguridad anti intrusos de mi camarote».
Día 67 del vigésimo tercer año de navegación.
«Lo de la doctora Melendo y la capitana Taney ya es oficial, de hecho me han pedido que, como comandante de la nave, las una en matrimonio, lo que me coloca en una posición algo incómoda: por una parte, el reglamento prohíbe todo tipo de relación sentimental entre los miembros del proyecto; pero, por otra, ¡se las ve tan felices y enamoradas!
Estamos a miles de años luz de la Tierra; de los que promulgaron estas normas no quedan ya ni los huesos; atravesamos Sagitario y Kaus-Australis –una gigante blanco-azulada de tipo espectral B9.5III y 9200 K de temperatura, situada a 145 años luz en dirección al centro de la Vía Láctea–, brilla con la potencia de trescientos setenta y cinco soles. ¡Qué carajo, prohibido prohibir! ¡Viva el amor!»
Día 88 del vigésimo tercer año de navegación.
«No tengo nada claro que la boda de Elena y Darla haya sido una buena idea: el teniente Ben-David y el doctor Strhuhgnendeim andan desaparecidos la mayor parte del día y, según me informa el teniente Nath, sus robots de compañía tienen un mosqueo importante, se sienten ninguneados y están necesitando asistencia sicológica; los de la doctora Melendo y la capitana Taney están de baja por depresión y solo el del capitán Steenbock, permanece feliz en la enfermería, ante la muy lejana posibilidad de que pueda ser dado de alta en un futuro cercano.
Los sensores de la nave han detectado a una enana blanca, absorbiendo material de una estrella compañera; cuando alcance una masa crítica, equivalente a 1,4 masas solares, dará lugar a una supernova, con una luminosidad cien mil veces mayor que la de su estrella original.
Como si tuviera yo el cuerpo para farolillos de verbena».
Día 356 del vigésimo sexto año de navegación.
«Hace una semana que llegamos a las inmediaciones de Sagitario-A, el agujero negro supermasivo, equivalente a decenas de miles de millones de masas solares, ubicado en el centro de la Vía Láctea, pero aquí en la nave, la situación es insostenible.
La capitana Taney ha descubierto que su esposa, la doctora Melendo, sigue viéndose a escondidas con su ex robot de compañía; se ha montado una de no te menees, han vuelto a dormir en camarotes separados y la Taney ha iniciado los trámites de divorcio; un papeleo del copón, que me ha tenido ocupado toda la mañana.
Por otra parte, resulta que los tenientes Ben-David y Nath, han retomado una antigua relación de pareja, que mantuvieron durante los años compartidos en la universidad de Columbus.
Esto, que en la Tierra habría llevado al doctor Strhuhgnendeim a darse a la bebida, aquí le ha obligado a experimentar con la desnitrificación de los desechos fecales de la tripulación, hasta conseguir ácido nitroso. Se coge unos globos exagerados.
Y en lo que a mí respecta, me paso el día pendiente de no cruzarme por los pasillos con el capitán Steenbock, el quartecback, porque ya no se corta en absoluto y en cuanto me descuido, me lanza unos pellizcos al culo de alucinar. Me siento como esa novia, recién salida de la ducha, que pelea por mantener la precaria defensa que le proporciona la toalla, mientras huye, pasillo adelante, de las embestidas de su pareja, que la persigue, mugiendo como un ñu del Serengueti asilvestrado por el celo.
Estoy pensando, seriamente, en vestir, de continuo, el exoesqueleto de titanio, cuya utilización solo está prevista en casos de gravedad extrema, para contrarrestar las fuerzas de marea».
Día 365 del vigésimo sexto año de navegación.
«Por fin he conseguido algo parecido al orden necesario en cualquier proyecto de equipo. Me ha costado consentir la vuelta a la Tierra, una vez hayamos estudiado las condiciones de habitabilidad del espacio circundante a Sagitario-A
La Melendo y la Taney se han reconciliado y hacen planes para establecerse en una granja, que la última posee en Wisconsin. El robot de compañía de la doctora Melendo, se suicidó arrojándose al espacio exterior. Fue absorbido por Sagitario-A.
Los tenientes Nath y Ben-David, quieren poner una floristería en Manhattan, apuntarse al Ejército de Salvación y adoptar un niño vietnamita.
El ácido nitroso ha fundido el cerebro del doctor Strhuhgnendeim, que se pasa el día buscando neutrinos por toda la nave. Lleva un caza mariposas hecho con un filtro de café y recita poemas de Tristán Corbière.
En cuanto al capitán Steenbock, el quartecback, está empeñado en presentarme a sus padres y llevarme a Las Vegas, para que nos case Elvis, lo que confirma la incidencia masiva de lesiones cerebrales, en los jugadores de futbol americano. Yo no me quito el exoesqueleto de titanio ni para ir al retrete.
Después de una semana de estudios y análisis del entorno, tanto la doctora Melendo, como el doctor Strhuhgnendeim y la computadora determinan que la masa del agujero –del que nos mantenemos a una distancia más que prudencial–, es miles de millones de veces la masa solar. Casi no gira, por lo que le suponemos un horizonte esférico, con una circunferencia de dieciocho millones y medio de kilómetros. Ha llegado el momento de explorarlo y, si es posible, alcanzar su singularidad.
Dadas las circunstancias, asumo la obligación de abandonar la nave nodriza, en una cápsula de reconocimiento, y acercarme lo máximo posible a Sagitario-A, para bucear en su horizonte, incluso tras la zona de no retorno, confiando en que toda la potencia de mis motores, me permitirá orbitar en sentido contrario a la fuerza centrífuga del agujero negro y equilibrar así su atracción.
Estoy sobrevolando a Sagitario-A y solo veo vacío entre su horizonte y su singularidad, que debería ser unos cien trillones de veces más pequeña que un núcleo atómico, y se mantiene oculta por el propio horizonte.
La nave nodriza, en la distancia, espera que comience a transmitir datos.
En Wisconsin, la granja de la capitana Taney, hace miles de años que dejó de existir; con suerte hoy será un centro comercial o, más probablemente, un árido desierto inhabitable.
Manhattan no tendrá floristerías, ni bancos comerciales u oficinas. Es muy probable que la naturaleza haya reconquistado los asfaltos y una nueva raza de nativos americanos cace bisontes en Central Park. Mientras, los neutrinos seguirán atravesando los bloques de hormigón, si los hubiere, como si fueran de pura mantequilla.
No hay nada que me espere en la Tierra, salvo la fantasmagórica ilusión, de un quarterback universitario, lisiado cerebral, que quiere presentarme a sus padres difuntos y llevarme a Las Vegas de viaje de novios. ¡Menudo panorama!
Apago los motores a reacción de la cápsula, lo que me lleva a entrar en una trayectoria de caída a 530 kilómetros por segundo, que al minuto sobrepasa los 9.300 kilómetros por segundo. Estoy entrando en el horizonte de Sagitario-A.
A los 61 segundos la aceleración alcanza los 13.000 kilómetros por segundo. Las fuerza de marea deben ser extremas, pero gracias a mi exoesqueleto de titanio –nunca podré agradecer a la ciencia cuanto ha hecho por salvaguardar mi integridad física y moral–, mi cuerpo sigue intacto.
A los 61,7 segundos la velocidad es una décima parte de la de la luz. 39.000 kilómetros por hora. Un segundo más tarde todo ha terminado. Soy parte de la singularidad de Sagitario-A, materia pura, esencia divina, principio y fin de todas las cosas.
Se está a gusto aquí, las vistas no son muy buenas, pero hay un calorcillo agradable, ya no necesito los calzoncillos de titanio y en la mesa de al lado, Nat King Cole y Frank Sinatra apuran una botella de Jack Daniels, mientras cantan «Stardust» a dos voces».
EDUARDO VALENZUELA JARA
COLUMNA DE OPINION: ¿HA MUERTO EL ARTE?
Columna publicada por “Art & Science” el domingo 11 de mayo de 2041.
Tras el reciente lanzamiento de la versión “Summa” de la suite “Magister Artis” por parte de la empresa BIONEXT, he recibido la carta de un lector con la pregunta “¿Ha muerto el arte?”.
Vivimos un periodo coyuntural en la historia del arte. La aparición, a comienzos de este siglo, de las herramientas de “asistencia artística” basadas en Inteligencia artificial desdibujaron para siempre las fronteras convencionales de lo que entendemos por arte; esa manifestación espiritual única, esa expresión estética de sentimientos que distingue al ser humano del resto de la creación. Hoy en día, gracias a herramientas como “Magister Artis”, los artistas pueden fabricar música conectando sus ondas sinápticas a un ingenio que las interpreta y las transcribe a una partitura (arreglos y orquestación incluidos), sin necesidad de estudiar teoría musical ni tener habilidad alguna para tocar algún instrumento. O bien, considérese el ejemplo de un artista de las letras, que puede ingresar sus ideas a una herramienta de escritura y ésta redactará un relato en el estilo que el artista escoja, aplicando los ajustes de ritmo, vocabulario y un largo etc. de opciones. Surge entonces el cuestionamiento natural ¿Es arte la novela o el cuento asistido por herramientas? ¿Cuánto de ese arte es autoría del autómata? ¿Ha muerto el arte?
Por otra parte, si aceptamos la calidad de artista de quienes utilizan la tecnología actual para crear, nos encontramos entonces ante la mayor era de esplendor del arte en la historia de la humanidad. Miles de millones de nuevos artistas crean, cada día, más obras de arte que toda la producción artística acumulada hasta el siglo XXI. Hoy, la brillantez artística del más humilde de los mortales puede expresarse libremente. Las barreras que imponían las habilidades técnicas o las destrezas ya no pueden contener los raudales de creatividad que nacen del espíritu de cada ser humano. A mí juicio el arte no ha muerto, por el contrario, está más vivo que nunca.
Empero, la vasta “producción” de arte que nos ha traído la técnica a través de los siglos, no se condice con sus frutos. Cada vez son más escasas las nuevas ideas. Echamos en falta revoluciones que nos abran la cabeza, que descubran nuevos horizontes o que, al menos, nos inflamen las almas con bríos renovadores. El arte parece haber decantado a una reinterpretación ad aeternum de las obras ya creadas. El devenir del tiempo parece mostrarnos que las cimas de la originalidad ya quedaron atrás. ¿Fue Bach, allá en el 1700, la cima de la música? ¿Sólo Beethoven, apenas 100 años después, pudo ser digno sucesor? ¿Y qué más encontramos después de La Odisea de Homero en el 700 A.C.? ¿Acaso la propia reinterpretación en el Ulysses de Joyce en 1922?
En mi modesta opinión, el arte no ha muerto, y no morirá mientras exista inteligencia, pero es la originalidad, el genio, el que parece agonizar lentamente desde hace un par de siglos. Las preguntas que debemos hacernos ahora son otras: ¿Se ha agotado la originalidad de la humanidad? ¿Debemos esperar la iniciativa de la inteligencia artificial? ¿Comienza la era de la genialidad de las máquinas?
(texto generado por el sistema A.I. “Press-Borg” versión 4.2 en respuesta automática a la carta de un lector)
JAVIER GARCÍA HOYOS
LA ESTRELLA MÁS LEJANA
Elisa miraba en la pantalla de su ordenador las imágenes que el telescopio James Web había enviado. Desconocía el número de horas que sus ojos permanecían fijos en los millones de astros que tenía delante. Sus retinas habían registrado miles y miles de fotos tras largas jornadas de trabajo, seguidas de noches en vela calculando, ojeando, buscando.
Stephen solía cumplir con la rutina de tratar de enviarla a su casa.
—Ya es suficiente, Elisa. Debes descansar. Todos tenemos un límite y tú, estás a punto de rebasar el tuyo, si no lo has hecho ya.
Ella siempre miraba con indiferencia a aquel hombre de setenta y pocos. Su aire paternal la enternecía y, a la vez, la enervaba.
—Debo continuar, sabes que debo continuar. —respondía ella con ansiedad.
Por lo general, Elisa sabía que su compañero, el último en marcharse siempre antes que ella, no continuaba la discusión. Pero aquella noche fue diferente:
—Te estás destruyendo, Elisa. Mente y cuerpo, estás destruyendo a ambos.
Elisa se sorprendió. Se quedó pensativa y, por último, se indignó.
—Si ahora mismo mi cerebro explotase, tendría para mí el mismo interés que para una hormiga el vuelo de un ganso. Solo hay una cosa en mi vida que me importa, y es ir más allá, ver más allá. —respondió con desdén.
—¿Más allá de Eärendel? Ahora mismo no parece posible. —relicó él.
—Posible o no, es lo único que me da esperanzas.
Elisa volvió a mirar las imágenes de su pantalla y observó aquella estrella supergigante azul. Pensó en lo fantasmal de aquella visión. Una estrella a doce mil novecientos millones de años luz. Inexistente como tantas otras, pero mucho más antigua. Testigo de los inicios de un vasto universo y, por tanto, observador paciente de todo lo acontecido en él. De sus secretos.
—Posas tus esperanzas en algo ilógico. Ahí fuera solo existen estrellas, planetas, cometas, asteroides y materia oscura. Puede que incluso exista vida, y no niego que pueda ser inteligente, pero no la vida que tú te empeñas en encontrar.
—¿Por qué? —dijo con los ojos humedecidos —¿Porque tú no tienes fe? Recuerda a Lemaître.
Miró a su viejo compañero con cólera, deseaba que se marchase, y sin embargo, necesitaba que se quedase. Él, con voz pausada respondió:
—Lemaître creía que la fe y la ciencia eran dos caminos diferentes para llegar a la verdad. No usaba una en beneficio de la otra. Lo que tú buscas es encontrar a quienes perdiste para acallar la falsa culpa que te está corroyendo.
Elisa trataba de hacer caso omiso de las palabras que su amigo decía. Trató de crear un muro de indiferencia entre ambos. No sirvió. La presencia de Stephen se hizo más palpable cuando se le acercó con una dura mirada. Tomó una silla y se sentó a su lado. Elisa creyó que iba a volver a hablar, pero él dirigió su mirada a la pantalla.
Ella percibió en Stephen cierta resignación.
—Mi querida amiga, a veces me pregunto si quieres ser como ese astro: solitario, viejo y solo; con la impotente mirada de quien lo ve todo, pero no puede hacer nada. En otras ocasiones, pienso que quieres ser como el Hubble, brillante y novedoso al principio, e inútil y condenado al olvido al final, ya que no ve tan lejos como querría. Elisa, tu bebé sufrió una muerte súbita y tu marido, cegado por el dolor, se suicidó. El sufrimiento que cargas es enorme, pero no por ello no puedes condenarte a una desesperación infinita.
Elisa cerró sus puños hasta sentir las punzadas de sus uñas al clavarse en la piel de sus manos, le hubiese gritado con todas sus fuerzas por atreverse a hablar de aquel tema. Pero solo pudo cerrar los ojos y contener sus lágrimas. Con la voz entrecortada, respondió a aquellas palabras:
—Cada vez que miramos una estrella, miramos al pasado. Stephen, yo no busco hallarles en un planeta remoto, no estoy loca, pero ¿no crees que en alguna parte, si mirásemos con la suficiente distancia, podríamos ver nuestra propia vida? No como en un video, si no como una realidad inalcanzable, pero visible.
—Sí —contestó —pero no ahora, no con esta tecnología. Somos astrofísicos, Elisa. Nuestras vidas solo pueden abarcar un gran proyecto, o proyecto y medio, como mucho. Y lo que tú quieres, ni si quiera está planteado en foro alguno. Además, si lo lograras ¿de qué te serviría? No sería más que una visión que te provocaría más daño. No observamos el pasado que nos muestran las estrellas para quedarnos atrapados en él, si no para conocer el futuro.
Elisa miró una vez más a su compañero.
—Lo siento, nada de lo que dices me hará dejar de buscar esa imagen que, estoy segura, está flotando por ahí . Sé que es absurdo, pero es lo único que me mantiene en pie. Yo no quiero ser ni como esa estrella supergigante, ni como el Hubble. ¿Sabes por qué? Porque ya soy como un inmenso agujero negro, con un corazón vacío y oscuro que busca desesperadamente algo a lo que aferrarse para hallar la luz. Así que ahora, te agradecería que me dejaras aquí, mirando la estrella más lejana que conocemos, buscando mi propia y perdida vida.
Stephen se levantó en silencio y Elisa volvió a escudriñar las imágenes de su ordenador.
FIN
GAIA ORBE
Excavaciones en Mar del Plata revelan un extraordinario fresco del dios argentino Testeo.
El fresco con la imagen fue encontrado en una de las tantas plazas sepultadas tras los violentos tsunamis producidos en el año 2026 a.TS*.
Las labores de excavación en la histórica ciudad balnearia de General Pueyrredón han sacado a la luz un extraordinario fresco del dios Testeo, que forma parte de la fina decoración de un carro metálico, informaron hoy los responsables del yacimiento en un comunicado.
El fresco con la imagen de Testeo se encontraba en la entrada del carro. Ese carro que señalaba el final de la espiral formada por huesos de humanos que hacían fila durante largas horas, confirma la fecha del inicio de los últimos días de la ley en la era anterior al Totalitarismo Sanitario. Los arqueólogos lo consideran un nuevo tesoro emergido de esa ciudad devastada en el año 2026 a.TS por tres violentos tsunamis provocado por las excavaciones sísmicas en busca de petróleo en las costas del mar argentino. Tsunamis que también arrasaron con otras localidades cercanas, como Miramar o Pinamar.
Este hallazgo científico cambia nuestra concepción histórica de la edad anterior a nuestra era.
* a.TS (antes del Totalitarismo Sanitario)
ALEXANDER QUINTERO PRIETO
Mala ciencia
Jugamos a la ruleta
con el poder de lo oculto;
ya es película de culto
predecir con metralleta.
Control del mundo es la meta,
Si a unos algoritmos ora…,
intuyendo la demora
de una guerra biológica.
La vida y su ira ilógica
a un científico enamora.
Mucho invento es una treta,
si lo ignoras es inculto
mar de gente en el tumulto
haciéndose a una viñeta…
Hombres robot con triqueta…
El saldo de cuenta en mora
si el cel del vecino añora,
comer es una oda mágica.
La ciencia acaece trágica
cuando guerras se rumora.
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Siento mis fallos, escribo con la emoción y ni lo miro. Confieso que no he leído ficción porque me gusta la autoayuda y he sido una dejada para la ortografía. Pero me gusta escribir y expresar lo que siento y lo seguiré haciendo sin la preteccion de ganar nada, solo de poder aprender y comunicarme con personas con las mismas inquietudes. Lo digo porque sé que sois personas cultas.
Blanca lo haces muy bien, a mí, personalmente, me ha gustado tu relato.
El problema es que nos hemos acostumbrado a escribir como lo hacemos con los móviles y, a veces, se nos cuelan estas cosas.
Pero, de verdad, lo haces muy bien. Sigue, por favor.
Pero me he dado cuenta que escribo a mi aire totalmente y eso me hace ver que tengo que mejorar esas erratas. Por eso a la próxima lo tengo que corregir. Por eso por esta vez prefiero no participar. Gracias por tus palabras José Armando.
En mi opinión te perfeccionas, exponiéndote, practicando y escribiendo, no dejes de participar así creas que no es tan bueno en esta semana, muchos tenemos esa percepción de nuestro arte a veces…, Un saludo
Blanca, lo acabo de leer. ¿Te elimino de las votaciones? En todo caso, que no sea por creerte menos que los demás. Aquí se trata de creatividad y soltura, no de perfección técnica, no es un concurso profesional.
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AVISO FESTIVOS: La semana de Navidad solo se harán envíos el lunes 23 y el viernes 27. Descartar
Mi voto es para Coronado Smith.
Mi voto para:
José Armando Barcelona
Pedro López
Silvana Gallardo
Julio Squire
Eduardo Valenzuela Jara
Rafael Araiza
José Armando Barcelona
Javier García Hoyos
MIGUEL TERCERO SAUCO. ENCUENTRO
GUILLERMO ARQUILLOS LLERA. PARA TI. SOLO PARA TI
RAUL LEIVA. BANCOS
BLANCA NIETO.
Votos de esta semana:
BENEDICTO PALACIOS
RAFAEL ARAIZA
GUILLERMO ARQUILLOS LLERA
MIGUEL TERCERO SAUCO
Mi voto: Coronado Smith
Siento mis fallos, escribo con la emoción y ni lo miro. Confieso que no he leído ficción porque me gusta la autoayuda y he sido una dejada para la ortografía. Pero me gusta escribir y expresar lo que siento y lo seguiré haciendo sin la preteccion de ganar nada, solo de poder aprender y comunicarme con personas con las mismas inquietudes. Lo digo porque sé que sois personas cultas.
Blanca lo haces muy bien, a mí, personalmente, me ha gustado tu relato.
El problema es que nos hemos acostumbrado a escribir como lo hacemos con los móviles y, a veces, se nos cuelan estas cosas.
Pero, de verdad, lo haces muy bien. Sigue, por favor.
Pero me he dado cuenta que escribo a mi aire totalmente y eso me hace ver que tengo que mejorar esas erratas. Por eso a la próxima lo tengo que corregir. Por eso por esta vez prefiero no participar. Gracias por tus palabras José Armando.
La verdad no quiero estar en este concurso ciencia ficción. Entraré en otro cuando me perfeccione o crea que lo he hecho. Un placer.
En mi opinión te perfeccionas, exponiéndote, practicando y escribiendo, no dejes de participar así creas que no es tan bueno en esta semana, muchos tenemos esa percepción de nuestro arte a veces…, Un saludo
Blanca, lo acabo de leer. ¿Te elimino de las votaciones? En todo caso, que no sea por creerte menos que los demás. Aquí se trata de creatividad y soltura, no de perfección técnica, no es un concurso profesional.
Mi voto para:
Eduardo Valenzuela
Sisi
Angy
Mari Cruz
Mi voto para Pedro López Cruz.
Esta semana estuve liada viviendo y no leí todo.
Que suerte poder vivir, yo lo echo de menos,
Mi voto va para:
Bego Rivera
Neus Sintes
Efrain Diaz
Irene Adler
Mis votos para
Javier García Hoyos
Bego Rivera
Silvana
Pedro López
Mi voto lo reparto entre:
Benedicto Palacios
Jacinto Fernández Lombardo
Efrain Díaz
Sisi Zirconita
Mi voto
Neus
Irene
José Armando
Gaia