Frente a la consideración tradicional de la inteligencia como una capacidad global, Howard Gardner definió en 1.983 la teoría de las Inteligencias Múltiples que va ganando cada vez más adeptos.
Según Gardner, en nuestro cerebro hay nueve tipos diferentes de inteligencias que trabajan juntas pero de un modo semi-autónomo. Cada persona podemos desarrollar cada tipo de inteligencia de manera diferente. Gardner define la inteligencia como la «capacidad de resolver problemas o de crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales”. Así, al definirla como una capacidad, devalua la importancia concedida a la genética frente al poder de las experiencias, la educación, los activadores y desactivadores personales (motivación, curiosidad… / vergüenza, culpa…), etc.
Gardner distingue nueve inteligencias (musical, cinético-corporal, lógico-matemática, lingüística, espacial, interpersonal, intrapersonal, existencial y naturalista) y estableció los criterios que debían cumplir para ser consideradas inteligencias y no solo habilidades o talentos. Estos criterios son, por ejemplo, que cada área queda aislada en caso de daño cerebral.
Una de las inteligencias que definió Gardner es la inteligencia lingüística. Esta es, la que nos ayuda a ser hábiles con las palabras, a expresarnos, etc. Este tipo de inteligencia es característicamente humana, y es indispensable para la convivencia social, ya que desde los inicios de la humanidad, el lenguaje fue modificando las funciones del cerebro y expandiendo el resto de las inteligencias, al poder acceder al pensamiento abstracto a través de la palabra.
La inteligencia lingüística se caracteriza por la sensibilidad a los sonidos, la estructura, los significados y las funciones de las palabras y el lenguaje. Quienes desarrollen más la inteligencia lingüística tendrán facilidad para leer y escribir, para expresarse efectivamente, para resumir, para identificar patrones del lenguaje y detectar mentiras, para aprender idiomas o contar chistes. En general, está muy desarrollada en profesiones que utilicen las habilidades comunicativas, como poetas, escritores, abogados, políticos…
Consejos para mejorar la inteligencia lingüística:
- Lee mucho. La lectura nos permite vivir experiencias nuevas y a mejorar nuestras habilidades comunicativas. Aprende a identificar recursos en los textos, fíjate cómo los emplean, cómo podrías enriquecer tu vocabulario y tu expresión con ellos.
- Ten a mano un diccionario siempre que vayas a leer o escribir.
- Practica mucho: Escribe, revisa, trata de expresarlo de otra manera, modifica la sintaxis, juega con las palabras…
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