«Yo no quiero una corrección de estilo porque mi estilo es mío y no quiero que lo cambien».
Esto dijo hace poco una miembro de nuestro grupo de escritura creativa de Facebook. Y le explicamos que, aunque suene raro, un corrector de estilo no corrige el estilo. El estilo, entendido como tu manera personal de narrar, tu voz sobre el papel (tu elegancia, tu sobriedad, tu energía…) no se puede cambiar. Es tuyo y solo tuyo.
Pero se llama corrección de estilo a un tipo de corrección que va más allá de la ortográfica y la ortotipográfica para pulir aún más el texto y dejarlo lo más libre de errores posible. Así, una corrección de estilo no se limitará a corregir faltas o a adecuar guiones y comillas, sino a hacer que el texto sea 100% correcto y fluido.
Y si no cambia el estilo, ¿qué es lo que corrige?
Pues corrige lo mismo que una corrección ortotipográfica, pero además…
- atiende a la sintaxis: cómo están coordinadas las frases, etc.
- adecua el vocabulario
- evita repeticiones de palabras
- detecta y elimina/sustituye muletillas
- revisa el ritmo de la narración, corrige la separación de párrafos
- detecta incoherencias: tanto gramaticales (errores de concordancia) como de la propia trama
- unifica criterios de acuerdo a un libro de estilo (espacios, uso de las cursivas, uso de las mayúsculas, etc.)
- suprime redundancias
- busca inconsistencias en el registro de la narración
- aporta fluidez rectificando, si es necesario, la puntuación y los conectores entre oraciones.
- deja sugerencias puntuales al margen si se detecta algo que podría mejorar, que no es verosímil, que contradice otro fragmento…
- etc.
Incluso podría ir más allá si así se acuerda desde el principio, comprobando datos del texto, adaptándolo para que se ajuste a la maquetación, creando un glosario, etc.
Pero lo más importante es que todo este trabajo no se tiene que notar. Lo principal es que las correcciones respeten al máximo el texto original y que los cambios sean los justos y necesarios para que, con la mínima intervención posible, se consiga resaltar el brillo natural del texto. Una corrección respetuosa debe conseguir que parezca que se escribió así desde el principio.
Ejemplos
- Un corrector automático no va a detectar como falta el abuso de «dijo» a lo largo de una conversación, y sin embargo es algo que hace que el texto no suene bien.
- Pongo otro ejemplo real. Corrigiendo un relato largo ambientado en España en la época navideña, nos encontramos con lo siguiente: En un momento dado el autor había mencionado que el protagonista salía de clase a las 8 de la tarde, y hacia el final de la narración, decía que el protagonista caminaba de vuelta a casa después de su jornada bajo los últimos rayos de sol. Pero a las 8 de la tarde hace rato que ya es de noche.
Como digo, esto es algo que no detectan los correctores automáticos y que normalmente ni si quiera se atiende a ello en una corrección ortotipográfica porque la ortotipográfica va «barriendo» el texto para limpiarlo de errores, pero no atiende a la narración ni vuelve atrás las veces que hagan falta para comprobar la coherencia del discurso.