Juan Verde Asorey nació en Vila de Cruces (Amosa-Ollares, Pontevedra). Cuando llegó al mundo no lo veía muy diferente a como podría hacerlo un asnillo. Pero, según se cuenta, tuvo la suerte de llegar un poco aplaterado, es decir, suave, algodonado, sumiso, amigable. Mucha suerte tuvo cuando fue enviado interno a Santiago de Compostela, donde fue desasnado sin excesivas asperezas (con cierta facilidad), por su disposición a no abandonar la platérica docilidad. Pasó después a Salamanca donde aprendió a pensar por su cuenta, y, por ello, se hizo mayor, con cierta rebeldía (no exenta de buen humor), y con nuevas ilusiones (no siempre bien argumentadas). Se ‘asentó’ finalmente en Cáceres, donde aprendió a ser profesor, a escribir en los ratos libres, a criticarlo casi todo, a jugar al ajedrez y a colaborar en la formación y desarrollo de una nueva familia. Durante los primeros tiempos de la democracia (años 80) descubrió la afición por la Eticología, y fue situado políticamente en las izquierdas, donde se quedó por no saber ver algo mejor a dónde ir.
Libros
La editorial Cuatro Hojas me parece la mejor oportunidad que puede tener cualquier persona que desee publicar sus escritos, por la calidad del trabajo y por las facilidades que ofrece, sobre todo para el escritor que empieza.
Cristina conoce perfectamente el oficio y siempre está dispuesta a trabajar y a escuchar. Pero también es exigente y crítica. Resalta, sobre todo, su osadía e ilusión por atreverse hoy con cosas como esta.
Nuestra reciente publicación SABOR Y SABER, editado y maquetado por ella, es un ejemplo que cualquiera puede ver y hojear.
Juan Verde