Esta semana, en nuestro Grupo de Escritura Creativa de Facebook, proponíamos el tema «OPORTUNIDADES, SORPRESAS, CARAMBOLAS, COSAS QUE SALEN SIN QUERER», como cuando me pasé echando agua a las migas y me salió una rica sopa de ajo…
Este ha sido el relato ganador:EL MÓVIL DE LA VERGÜENZA
Como ya habéis leído el título si ya estáis leyendo esto, mi relato trata sobre un teléfono móvil, sí, habéis leído bien, no hace falta que vayáis a por las gafas de cerca….y es que un teléfono móvil puede servir para muchas cosas, podemos llamar a la Conchinchina, mandar un whatssap a Pernambuco, hacer compras por internet, pero también en ocasiones es la llave del mal. Nos asoma a las puertas del mismo averno cuando nos tienta para que llamemos a ese ex del cual todavía tenemos el teléfono no sabemos muy bien por qué o quizás sí, porque corren por nuestras venas cubatas de vodka con naranja o carajillos mañaneros….y también cuando por error pulsamos el icono de llamadas de whatssap al intentar ver la foto y el estado de esa que era una de tus mejores amigas, pero que se convirtió en enemiga cuando se encariñó del que fue tu novio….a ese que quieres llamar cuando podrías petar el alcoholímetro de la benemérita.
Mi historia es real, no es inventada. Es una de esas cosas que recuerdas en reuniones de colegas y todavía sigues poniéndote como un jalapeño de los coloraos. Ese teléfono móvil no me hizo llamar a un ex o mandarle un mensaje lastimero a mi jefe para que me subiera el sueldo después de enmarronarme durante días para hacerle de tapadillo hablando con su mujer por teléfono, indicándole que su marido estaba en una importante reunión, cuando en realidad estaba comprando zapatos de tacón y vestidos de mujer, porque le encantaba ponérselos cuando nadie le veía. Mi historia es diferente….
Una tarde de verano de esas en las que todavía se puede salir a la calle sin pegarte en el alquitrán por el calor, hace ya 5 años aproximadamente, el que ahora es mi esposo y yo decidimos salir a dar una vuelta por las calles de Madrid. Aparcamos el coche lejos para bajar un poco la comida y dar un paseo y ver las tiendas tranquilamente. A lo lejos, en el suelo, centelleante y sorprendentemente, sin que nadie lo viera pasando desapercibido, se encontraba mi llave del mal, mi vergüenza, en forma de teléfono móvil de esos estrechitos, de última generación, con una tapita que escondía el teclado alfanumérico ya que aún no existía la tecnología táctil. Rauda y veloz con una sonrisa maléfica en la cara y como el mejor jugador de rugby que vuela para agarrar el melón de caucho, me avalancé sobre él entre la multitud. Ya tenía mi preciado tesoro, y podría mandar a la basura mi móvil guarripeich que se apagaba contantemente. Alcé los brazos en alto y con el móvil entre las manos dándome el sol en la cara y para el asombro de mi esposo y de la multitud entre la que me encontraba, grité un «ahhhhhhhhhhhh surrembaaaaaaaaa babadídibabá» (esto no es real, tenía que ponerle algunas florituras al relato, la realidad es que cogí el teléfono, hice un gesto de ¡toma! y me lo guardé en un bolsillo). A unos metros del hallazgo decidí nerviosa, investigar el objeto para ver como funcionaba, si estaba encendido e intentar abrir la tapa trasera para cambiar mi tarjeta SIM por la del anterior dueño. El celular estaba apagado, no daba muestras de tener nada de batería y tampoco había forma de abrirlo. Le dimos quinientas cuarenta y dos vueltas exactamente y nada, entramos en un ciber café para buscar por internet algún foro en el que nos informaran del botoncito oculto que había que pulsar para abrirlo y nada….pero no nos dimos por vencidos. Yo quería usarlo YA, estaba impaciente, me encantaban los colores, la pantalla era enorme y las teclas no se pulsarían por error gracias a su tapita. Se nos estaban agotando las ideas y se nos echaba la tarde encima así que decidimos recurrir a un profesional de la telefonía móvil para que nos echara una mano, y como no podía ser de otra manera, acudimos a un chino que tenía una tienda de esas de » todo un poco» en las que vendía cacharretes de diversa índole y que estaba a rebosar de gente. Como yo no quería que supiera que me lo había encontrado (ya ves tú que tontería) me inventé la peor de las historias, el bizarrismo en estado puro salió por mi boca en forma de palabras para decirle al chino:
– mmmmmmm hola, buenas tardes, mira verás, es que resulta que me han regalado este aparato, que creo que es un teléfono móvil pero no sé muy bien si lo es o no, es que soy de una aldea, vivo en medio del campo asturiano y pues….verás que quiero abrirlo para ver si realmente es un teléfono y meter mis datos y mi tarjeta SIM.
Mi esposo me miró con la cara desencajada en plan «¿pero qué dices tarada?» y yo le respondí con un guiño de ojo izquierdo y soplándome en los dedos en plan «lo he bordado».
Cuando miramos al chino, se le habían puesto los ojos redondos completamente, no sabía si reírse o llorar, yo pensaba que su asombro era porque pensaría en mi como una pobre aldeana, eso sí, moderna con un piercing en la nariz (porque todos sabemos que en las aldeas aunque sólo hay tres casas, una de ellas es un estudio de tatuajes y escarificaciones corporales) que no sabía abrir su teléfono móvil recién regalado y quería ayudarle a toda costa….pero no….me miró y me dijo entre risas…
– peldona, pelo yo no podel ablil el teléfono polque no es un teléfono, es una maqueta de esas que tienen en las tiendas pala vel el modelo que tú quelel complal…esto no funcional, es como juguete….jijiji
Cuando el chino terminó de hablar, yo ya no estaba, había tirado una bomba de humo y había hecho un agujero en el suelo para que la tierra me tragara, supe entonces lo que significaba realmente » pasar vergüenza».
En mi cabeza todavía suenan las risas del chino y las del resto de la gente, esposo incluído, que allí se encontraban…
Punto final.
MAMEN MORVAC
SORPRESA EN EL CEMENTERIO
Estoy en el cementerio Novodévichi, el más famoso de Moscú. Mi amiga Ana, marcada por una corriente gótica que desconozco, me ha arrastrado hasta aquí. No para de hacer fotos y está verdaderamente entusiasmada, visitando tumbas de famosos. Hace un sol espectacular pero estoy empezando a aburrirme, así que le digo a mi amiga que me voy a dar un paseo por unos nichos que encuentro algo más abajo. Así, sola, pienso que se cansará pronto y nos iremos antes.
La pierdo de vista en unos segundos, y me dispongo a saludar a una mujer rubia que pasa por mi lado. De indudable aspecto ruso, joven y de pequeña talla, lleva consigo un perrito lulú blanco de Pomesania. Lo sé porque también se ven por Madrid. Para mi sorpresa, se para a mi lado y me pregunta en un perfecto castellano cómo estoy. Miro a mi alrededor en busca de mi amiga y siento que las patitas del perrito me arañan a través del pantalón. Sonrío todo lo que puedo y me sumerjo todo lo posible en los profundos ojos de la muchacha rubia. Me dice que si quiero conocer a Antón Chéjov; sabe que le he leído y está cerca de aquí. Le puedo preguntar sobre sus obras, me dice; estará encantado de responderme. No tengo que decir nada, porque la dama del perrito se adelanta un paso y me pongo a su altura.
CARLOS TABOADA
Conocí a una persona de sesenta y pocos años que decidió conspirar para desacerse de una desconocida que acababa de entrar en su vida.
En principio pareció fácil hacer que aquella joven ingenua y despreocupada saliese de su vida sin que nadie sospechara.
A pesar de los continuos intentos la situación no progresaba, todo lo contrario se complicaba y la en principio desconocida pasó a formar parte de su familia.
Cada vez la conspiración fue mayor y había más personas implicadas, más personas cuyas decisiones influian en sus planes. La joven acabó sintiéndose acosada, sin trabajo, aislada, deprimida y perdida en su mundo. En vez de conseguir que saliera de su vida lo que pasó fue que se instaló y quedó inmóvil en ella.
La situación se alargó muchos días, muchas semanas, muchos meses, muchos años en los que reinó el sin sentido, el sufrimiento y el dolor hasta que al final lo consiguió, un día sin más se fue para siempre.
Desgraciadamente aquella persona no vivió mucho para disfrutar de su victoria.
SUSANA AZABAL
PLATO FRIO
¡Amalia!, cuando tengas un momento, te pasas por la oficina.
No sabía bien porque, pero de repente, un extraño escalofrío, me recorrió la columna vertebral, y el corazón aceleró el ritmo de sus latidos, mi cuerpo, estaba alterado, como un sismógrafo, ante la venida de un terremoto. Tenía un sexto sentido para las cosas malas, y seguro que esta era una de esas situaciones, todos los indicios lo confirmaba.
Las compañeras de la línea donde empaquetaba las magdalenas, hicieron un silencio premonitorio, y me miraban con una mezcla de miedo y de comprensión, y seguían sus movimientos, cuando me estaba quitando el mandil de trabajo, y me dirigía a la oficina del jefe.
Hacía tiempo que se rumoreaba de que si la empresa no iba bien, que si sobraba gente, que el trabajo ya no era el de antes, que si la competencia…muchos, muchos bla, bla, bla, como mosquitos alterados por el calor del verano, picando y despertando el temor del despido. Camino de la oficina, cientos de pensamientos se le agolpaban, intentaba que estos fueran positivos “será, para darme los datos de la nueva remesa”, “querrán darme por fin los nuevos guantes que hace un mes o más que pedimos…”, pero se hundían como un barco de papel en el mar del desánimo y la incertidumbre de un despido inminente, con los pensamientos negativos que lo torpedeaban “me echan, seguro, me echan, ya no hay escapatoria….”,!dios mío, veinte años en la empresa y ahora me tiran a la calle, dios mío, que voy a hacer ahora…”.
Cuando estuvo enfrente de la puerta de la oficina, tontamente, se atuso el pelo, quitándose la redecilla de manipulación, y se alisó la falda, y llamó, mas con miedo, que con timidez. Le temblaba la voz, lo notaba, e intentó calmarse.
-¿se puede?
-¡adelante!-respondieron desde el otro lado de la puerta-
Entró, y al cerrar la puerta, el cristal de esta, tembló igual que temblaban sus piernas. Allí sentados, uno, detrás de la mesa, con esa cara de estúpido, el nuevo jefe, que habían contratado, para hacer la “limpieza”, un niñato, y junto a él, en el otro extremo de la mesa, Don Senén, propietario de la empresa, serio, y solemne, con gesto cariacontecido, y la invito a sentarse, en la silla vacía que quedaba, enfrente de ellos.
-Siéntese, por favor –le indicó Don Senén, haciendo con la mano, el ademan de la invitación a que ocupara la silla-. Verá, como bien sabe…, la empresa, está realizando unos ajustes, en todos los sectores, los tiempos no son buenos, y, créame, que, para mí, es muy doloroso, el tomar ciertas decisiones, pero en la vida, para que un tren siga avanzando, hay que quitar ciertos vagones…¿me entiende?.
¿De qué narices estaba hablando?, ¡dígalo ya, por dios, acabemos con esta agonía!, dígame que estoy despedida, deme el dinero, que quiero salir corriendo sin echar la mirada atrás, para no volver nunca (pensaba). Parecía que el tiempo se había detenido, y estaba viviendo una escena a cámara lenta, el estúpido del niñato, sonriendo, alabando mi trabajo, y don Senén, hablándome de que era como su hija, que me agradecía todos los años que había trabajado, en la empresa, que era muy doloroso, pero necesario. Todo, todo lo estaba escuchando inmóvil, en segunda plano. Todas y cada una delas palabras que salían de sus bocas, las estaba mezclando en el gran vaso de mi alma, lleno de llanto, que no quería dejar salir, para no darles esa satisfacción, no era orgullo, era defender, como un soldado solitario, en una trinchera, contra miles de enemigos, lo único que me quedaba, que era la dignidad. Así que, como un gran vaso de amarga medicina, me tragué el llanto, y todo lo que me estaban diciendo, haciéndome un enorme roto en el corazón, que nó dejé en ningún momento, que vieran la enorme herida, para no darles ese orgasmo de triunfo que tiene un cazador ante la pieza abatida.
Cogí el cheque, firmé sin saber lo que firmaba, como un autómata, les di la mano, y salí por la puerta, como el que acaba de salir del baño, tirando veinte años de su vida al váter.
Mis compañeras, sin dejar de trabajar, con sus manos invisibles de silencio y sus besos en cada mirada, intentaban darme consuelo, pues no se podían acercar a mí, pues el niñato, salió detrás me mí, advirtiendo en voz en grito, que nadie se moviera de su línea.
Fuera, hacia sol, un sol tibio, distinto a otros soles con los que me encontré en todos estos veinte años, al salir de la empresa, que me arropaba con su calor, intentando darme consuelo. Me monté en el coche, y conduje, sin saber dónde, me fui por una comarcal flanqueada por centenarios algarrobos, que tapizaban la cuneta con las algarrobas, y en una bifurcación, me detuve, fuera de la carretera, salí, me senté en la hierba, al pie de un algarrobo, y lloré, lloré como si fuera la primera vez en mi vida. Mis pensamientos se agolpaban como rocas en un valle, después de una avalancha, y los fui ordenando uno a uno. No sé cuánto tiempo pasó, pero al montarme de nuevo en el coche, noté como mi vida pasada, hasta entonces, quedo tirada como un montón de escombros junto la linde de la carretera, como quien ha reformado la casa, y ha dejado ahí la basura. Me quede lo quería quedarme, y el resto, lo tiré. Mi reforma, iba a empezar ahora.
Llegué a casa, me di una ducha, y tome la decisión, de que las semanas siguientes, iban a ser un lienzo en blanco donde yo iba a pintar el cuadro de mi vida, como a mí me diera la gana, y así lo hice, no contesté a nadie. Ni mis padres ni mi hermana, me molestaron, bajo previa petición, y por fin, de una vez por todas, puse orden en el trastero en que se había convertido mi vida. Me fui de viaje a unas islas de esas del Caribe, y bajo sus cristalinas aguas, me rebauticé, y regresé limpia y pura a mi casa.
Bajo el montón de cartas que tenía, había un paquete cuyo remitente, era el guardia jurado de la garita de mi empresa, Paco, un buen hombre, lo fui a abrir, pero llamaron a la puerta, y deje el paquete encima de la cama, para abrirlo después.
¡Diablos!, (pensé). Detrás de la puerta…!estaban mis padres con mi hermana, y ¡el niñato!, la cabeza me daba vueltas, no entendía nada. Abrí, y un aluvión de caricias y de besos, me inundaron, y la verborrea sin descanso de mi madre, que qué guapa estaba, que qué bien me había sentado el viaje, que ya traía la comida, que mi hermana, ponía la mesa, que descansara, que estaría fatigada del viaje…!uf!, y allí plantado como un monigote, ¡el niñato!, mirando todo con cara de imbécil, y sonriendo como un estúpido. ¡No podía creérmelo!, no me reconocía, habían pasado seis meses de mi despido, pero no reconocía, normal, para él, solo éramos números. Además, ahora estaba más delgada y morena, y el pelo se me había aclarado, de castaño, a casi rubio.
-¡mira hermanita!, te presento a mi novio, Ismael. Ismael, Adela.
De tripas corazón, le di dos besos, y el estómago se me revolvió, con el olor nauseabundo de colonia barata, con el sudor de chacal.
-¡ah!, esta es tu famosa hermanita, -respondió el cretino-, encantado.
-bueno, os dejo un momento, acabo de regresar del aeropuerto, y necesito una buena ducha, sentiros como en vuestra casa (le dirigí una gélida y asesina mirada al niñato, que hábilmente esquivó).
Mientras me duchaba, encendí el ordenador, para ver los mensajes pendientes, Salí y me encontré sobre la cama, el paquete que Paco me había enviado. Con curiosidad, lo abrí, y solo había un cd, con una nota que decía: “gracias por tu amistad, espero que esto te sirva, si es que lo necesitas, si nó, destrúyelo”. Con curiosidad, lo introduje en la disquetera….
Salí, y ya estaba la mesa puesta, con todos sentados, todo era comida fría, vichisoisse, empanada de atún, entrantes, fiambre… y helado de postre. Noté como el niñato me miraba constantemente, y no paraba de decir que le sonaba mi cara, pero no sabía de qué. Cuando estaba recogiendo la mesa, estaba sola en la cocina, y él se me acercó y el muy cerdo, me agarró con intenciones nada honestas, por la cintura y me dijo:
-¡jo-der con mi cuñadita!, estas macizorra ¿eh? –y me dio un cachete en el culo, y me contuve para no romperle la ensaladera en la cabeza, me mordí los labios, cerré los puños, y respire hondo, el quitó la mano, pues mi madre se acercaba, pidiéndonos que nos sentáramos, que íbamos a tomar la tarta helada, con el café.
-¡de acuerdo!, iros sentando, que os voy a poner un dvd, con lo mejor de mi viaje, poneros cómodos –le dije a mi madre, dirigiéndome a mi habitación, saqué el cd de la disquetera-.
Metí el cd en el dvd, y en salía, a fecha de ayer Viernes, unas esplendidas imágenes del niñato, ahora novio de mi hermana, tirándose a una empleada en el archivo. Me lo había enviado Paco, por si quería hacer algún uso de estas “jugosas” imágenes. El muy imbécil, no se había enterado que habían puesto cámaras la semana pasada en el archivo, que era su picadero particular (ahora entendía, porqué a algunas de las chicas no fueron despedidas), y Paco lo grabó.
Lo que vino después, se puede imaginar, mi padre, se levantó como un rayó y le partió la boca al niñato, y mi hermana, sacó un surtido de tortas y golpes, que desconocía de ella hasta entonces, y mi madre, con el bolso, lo remataba, y mientras tanto, yo estaba relajada, con una sonrisa triunfal, mirando su caída, y el miraba, como pidiéndome explicaciones. Me levanté, con la tarta en la mano:
-Te voy a decir de que te suena mi cara, ¡miserable!-le dije, estampándole la tarta en su cara ensangrentada-, tú me despediste de la empresa donde estuve veinte años quemando mi vida, ¡cabron!.
Salió trastabillado, por las escaleras, se montó en su coche, y con las prisas, se chocó contra otro que venía calle abajo, y dio positivo en el control de alcoholemia.
Maravillosa carambola, cuatro en uno, como el billar, denunciado por la policía, despedido de la empresa, pues me ocupé muy mucho, de publicarlo en la página de la empresa, separado de su mujer, (cosa que mi hermana no sabía), al enterarse de los tejemanejes amatorios de su marido en la empresa, y sobre todo, la carambola más importante, liberar a mi hermana, de las manos de un cerdo miserable como ese.
Sí, ese cd, fue la bola blanca que introdujo cada bola en su tronera, y dejo el tapiz de mi vida, limpio. Por si acaso, la bola blanca, aun la guardo.
FIN
SOMBRA SOMBRA
Off System
El amanecer la sorprendió, curiosamente, despierta.
Se incorporó con sigilo y lo escudriñó desde la ventana, dejando su mente en blanco;lo hizo hasta que el despertador comenzó a cantar un chill out suave, mezcla de ritmos orientales y sonidos del océano.
Eran las seis en punto y el sol comenzaba a asomarse por debajo de la falda del horizonte .Las pupilas de Clara cambiaron a modo » amor sublime».
Volvió a la cama y miró a Shamus como si fuera la primera vez que lo descubriera a su lado, sintió el irresistible impulso de besarle los parpados aún cerrados, acurrucarse entre sus brazos y susurrarle cerca del oído su más dulce -buenos días- . La respuesta de Shamus se concentró de golpe en el mismo punto del cuerpo , se alargó durante casi cuarenta y cinco minutos y hubiese tardado más de no ser por el reloj que comenzó a lanzar alerta amarilla.
Clara se levantó sonriente , casi riendo de felicidad. Sabia que a Shamus no le costaba nada concentrar su energía, el día entero si hiciese falta, , sin ningún programa adicional, aún así siempre le sorprendía la velocidad de su reacción y el enorme placer que le provocaba. Se duchó rápidamente, ahuyentó a su marido de la ducha – No queremos retrasos¿no? pulsó la tecla del armario correspondiente al día, el mecanismo le sacó un conjunto sastre de pantalón ajustado y camisa de seda gris ceniza, saco negro , zapatos con tacón metálico oscuro y le recomendó los accesorios según Vogue .
Se echó dos gotas de perfume, le lanzó un beso a Shamus mientras se ajustaba el segundo pendiente y salió al pasillo , hacia la habitación de los hijos.
Eran las siete y medía . Sus ojos adquirieron una tonalidad maternal: suave y comprensiva. Buscó pacientemente la gaviota de Luke, desenredó cuarenta veces la tostada del pelo de Lucy , preparó los almuerzos, repasó sus mochilas, ató uno de los cordones de Luke, secó el pelo de Lucy , volvió a casa corriendo del garaje para traerle El Dinosaurio a Lucy, de nuevo a por la camiseta de fútbol favorita de Luke y por fin arrancó el coche y enfilaron la carretera al colegio.
Durante el trayecto escuchó los ensayos de flauta de Luke, la poesía sobre mariposas de Lucy, hizo la compra, programó la lavadora , puso en marcha los riegos del jardín y programó la cena para que estuviera caliente cuando todos estarían de nuevo reunidos en casa. A las ocho y medía les daba los Besos y Abrazos a los enanos y cogía la carretera hacía las oficinas.
Su rostro se relajó un tanto , por el efecto del «modo conducción libre» tanto como por una alegre canción que sonaba por la radio. El sol se levantaba ya hacia el cielo , con destellos que auguraban un día esplendido. Ni un accidente de trafico, nada de tapones de hora punta , cruzó el puente de la A48 a las nueve menos cinco.
A las nueve en punto entraba por las amplias puertas de cristal de la compañía FinTechBottom con la compostura en sus tacones metálicos, el paso ligero pero firme de una futura vicedirectora y la sonrisa de Clara O´Brien «modo trabajo» . Saludó a todos sus colegas , le indicó a Laura, su ayudante, con un ademán cordial ,que la siguiera, no olvidó de indagarla sobre la familia , la mañana y esas banalidades que se cuentan en un ascensor , y acudió fresca y llena de energía a la reunión sobre el nuevo proyecto, donde estuvo hablando durante cuatro horas sin apenas necesitar un sorbo de agua. De seguido se fue al laboratorio, lo llamaban así a nivel informal ya que en realidad era la sala de trabajo del equipo creativo, repasó todos los detalles del último lanzamiento , corrigió una frase del eslogan publicitario , cambió dos tonalidades de rojo por otras ocre, escuchó durante diez minutos las penas de Harry, le prometió un aumento de nomina a Collins , felicitó al equipo entero y cuando miró el reloj de pulsera eran las seis de la tarde.
El sol comenzaba a enrojecer el cielo y Clara necesitaba un capuccino – De almendras y canela, gracias mil Laura, eres un sol!-
A las seis y medía los ciento cuarenta y dos empleados de FTB se reunieron en el tanatorio Holly Angel para el funeral del señor McPierson fundador de la empresa y accionista mayoritario.
«Padre de todos ellos, promotor de la industria, visionario en su campo, un modelo como ser humano . Sus empleados eran su familia y los había tratado como tal durante sus extensos ochenta años de trabajo sin cesar. Nadie llamaba a su puerta sin conseguir una respuesta, menos todavía se marchaba sin una solución a sus problemas. El mejor día de mi vida, después de casarme y ser madre fue conseguir un trabajo en la empresa. Una jóven de veinticuatro años , más rebelde que una tormenta de verano, frente a la senectud. – Imaginaros al pobre señor McPierson escuchándome a mi como quería metamorfosear el Universo- »
Clara repasaba su discurso mentalmente mientras se sentaba en la primera fila de una sala enorme , llena de jarrones repletos de lirios blancos y rosas amarillas. Los decorados discretos hacían que el sitio pareciese una sala de reuniones empresarial mas bien, y todos los presentes parecían tristes pero confortables. Ella, para su gran sorpresa, no acababa de sentirse triste, solo cómoda. Observaba el atardecer en las ventanas y pensaba ¡ «cosa muy inusual» ! en Shamus durante la mañana. Sus mejillas afloraron rubor , entrecruzó las piernas y trató de concentrarse en el discurso.
Sobre el pequeño podium pasearon por turnos, un cura, la familia, los amigos íntimos del señor McPierson y finalmente Hans , el presidente actual .
Clara escuchó en absoluto silencio, al igual que los demás , pero sin ese rostro de cera ojerosa del «modo tristeza», escuchó todo hasta que de repente aquella risa horrible salió del pecho por encima de su voluntad y para su enorme espanto.
Sintió todas las miradas clavadas en su nuca instantáneamente. Tosió sin mucha convicción presa del pánico. Y volvió a reír!
La sala se movió primero con incredulidad , luego con incomodidad. Hans trataba de recuperar su aliento desmesurando los ojos de unas formas que le asemejaban a una rana.
Clara estalló ahora en carcajadas sin poder contenerse y Laura a su lado le pisó la punta del zapato con desesperación :
– Por el amor de Dios, Clara ¿qué te pasa?
Clara sacudió la cabeza, presa de un súbito mareo y su moño de Vogue se deshizo, liberando todo su pelo rojo. Intentó esconder una vergüenza, que en realidad no sentía, dentro del pañuelo de papel que Laura le extendía. Respiró hondo, tratando de calmar y controlarse, pero la risita estaba ahí dentro de su garganta, ahogándola :
– Venga Hans, sé sincero , si te viene su muerte como anillo al dedo. De aquí a cinco años tal vez seas accionista mayoritario, es el sueño de tu vida hecho realidad ¿no? ¿Dices que te apena ser su sucesor? ¿En serio? Pero llevabas años preguntando por su salud con esa molesta insistencia dulce- falsa- preocupada que nos hacia vomitar a todos! Por favor! Que hable alguien que no seas tú, cualquiera menos tú.
Repasó la sala y observó las hojas que otros llevaban entre manos. Apuntó a Cris:
-¿ Tú también quieres presentar tu homenaje? ¿Diciendo qué? ¿Qué te insinuaste a su despacho medio desnuda para conseguir el puesto de jefa de laboratorio y McPierson te echó a patadas? ¿Vas a decir cómo intentaste arrastrarle a un sucio juicio y McPierson te perdonó y encima te siguió pagando porque eres madre y esposa y le dabas pena? ¿ Vas a contar la verdad Cris? ¿O tú? ¡Gillian! ¿Recuerdas cuando te metiste en ese sucio trapicheo de Univision y McPierson te salvó el culo? Aun así le insultabas cada vez que podías ¡Judas que eres!
Vergüenza debería daros, tratar así a una persona que solo hizo bien . Venir aquí y seguir manchando sus recuerdos con vuestras falsedades.
De repente Laura se incorporó chillando y se alejó limpiando de una forma muy estúpida las manos sobre el pecho .
Clara , entre su arcadas de risa compulsiva , no acababa de entender sus gritos: ¿alarguemos la emoción viral? ¿presentemos la moción bianual? ¿vaporeta emocional?
Su cabeza comenzó a dar amplias vueltas , dentro de la espiral: la mirada azul de Shamus, batas azules, flores blancas , un pinchazo, Laura llorando – No llores bonita – un vacío absoluto y de repente silencio. El sol cayendo por la borda de una camilla, paz holgada más gruesa que una capa de nieve.
La noche se asomaba a las ventanas del hospital cuando Clara abrió los ojos .
Estaba envuelta en una burbuja de plástico que pixelaba las imágenes a su alrededor, muy cerca suyo un medico le hablaba casi susurrando a un Shamus descompuesto de preocupación:
– Me temo que su chip modal central a dejado de funcionar. Ha estado expuesta a las emociones durante casi una hora, los daños podrían ser irreversibles. Lo siento, no le voy a poder decir mas hasta que no tenga los resultados de sus análisis, solo queda esperar y rezar. Usted y los otros cuatro que entraron en contacto directo con ella quedaran en cuarentena, hasta que estén declarados fuera de peligro, pero Clara es un caso desesperado. Desconocemos la existencia de otro precedente que no sea de la época del Iphone y no nos podemos basar en ello porque las condiciones eran totalmente diferentes, seria irrelevante. Lo siento, de veras. Llevamos casi ochenta años controlando estrictamente las emociones y esto nos pilla tan desprevenidos como una peste bubónica, para que me entienda. Tiene que ser fuerte.
Shamus hunde la cabeza entre sus hombros.
Clara quiere gritar lo mucho que le quiere , más incluso que en modo «amor sublime» . Quiere decirle que se siente libre por primera vez en treinta años y que todos deberían poder experimentarlo , quiere decir lo condenadamente bueno que es el virus de las emociones y lo fantástica que podría ser la vida entera con él, pero el tubo de plástico que le atraviesa la garganta se lo impide y la burbuja se tiñe de lagrimas de impotencia.
DILDA RAH
Ya me empezaba a plantear la pregunta, «¿yo qué hago aquí?». Estaba tan vacío, tan quemado y tan desengañando de la vida que hacía meses que todo me resbalaba muy mucho. Había perdido toda ilusión por la vida y me empezaba a convertir en un troglodita de la ciudad de los inmortales. La vida pasaba ante mis ojos como el que ve llover, incluso ya había decidido cómo y cuándo acabar con todo. Solo me quedaban unos días, pero de pronto su sonrisa se colocó delante de mis tristes ojos, como diciendo «te ofrezco la oportunidad de mirar la vida a través de mis ojos», y así lo hice. Toda oscuridad fue reemplazada por una extensa gama de bellos colores que ni siquiera imaginaba que existían. Todo cambió para bien, para muy bien, y me alegro todos los días de haber encontrado su sonrisa.
UNA TARDE DE LLUVIA
Me había comprado un vestido para mí undécima entrevista de trabajo y llovía; llovía tanto que creia que no iba a llegar a tiempo, ¡Por Dios! las cuatro y diez y el reloj avanzaba a pasos agigantados y yo….daba tumbos cual rana, entre charcos, que digo charcos! lagunas… que se yo!
El cielo se desplomó al fin y yo quede sumida en una ola de agua propulsada por un autobús que pasó junto a mí.
Quede abatida, vencida, imnovilizada; mi «look» arruinado, mi entrevista fustrada, mi autoestima magullada.
Decidí superarlo y caminando encontré una peluquería y entré, entré para acabar de ahogarme en el lavacabezas o para llorar, o quizá solo para resguardarme. O no!
En ese centro encontré el trabajo que buscaba.
ISABEL MAGDALENA
A menudo, cocino directamente en la sartén, sin intermediarios.
Esta técnica, si bien es útil para el hambre con prisa y los platos vagos, no hay superficie anti-adherente que la resista. ¡Como para dar la vuelta a la tortilla! Me nutro con revueltos de ni chicha ni limoná que están buenos, a pesar de todo. Entiéndase la metáfora de cotidianidad.
Ojú qué difícil. Medio para Mamen, medio para Sombra, pero me quedo con las ganas de votar también a los demás.
Ah se puede votar medio? Pues medio para Mamen y medio para Isabel. A ver si en el próximo participo
Son muy buenos pero me gustan más los relatos más cortos cuando tengo que valorar muchos así que esta vez voto a Isabel Magdalena.
Voto por Mamen: -)
Jezabel es digna de mencionar, sus toques de humor absurdo me gustan siempre : )Felicidades a tod@s, por supuesto . Y el punto para Carlos, el cual a tenido una idea original, y, aunque la haya llevado de forma un poco apresurada, a sabido concluir de tal manera como para dejar abierta una novela entera : )))) Bien hecho Carlos!
Mi voto para Carlos
Me gusta el de Carlos, el de Mamen , el de Jezabel… pero creo que el de Isabel es el que ha conseguido ajustarse más al tema esta vez con un relato corto. Enhorabuena, mi punto para ella
Mi voto para Isabel Magdalena
Me gusta la parte final del relato de Dilda, cuando se despacha con todos…jajaja. Pero el estilo de Isabel, Tomás y Susana me encaja más…Mi voto es para Isabel!
Mamen! Jajajjajajaja
Mamen
El mío va para Susana
Me gusta el de Mamen por su buen humor y el de Jezabel, porque siempre consigue decir mucho en muy poco.