Nací en una madrugada de mayo de 1989. No sé cómo estaba esa noche o si mis padres me esperaban ese día. Pero así fue como cambiaron sus vidas y comenzó la mía. Me guío en ella por esos impulsos con los que he descubierto lugares, personas y recuerdos que aún habitan en mí.
De niña encontré mi refugio entre las tapas de un libro. Mi madre me compraba muchos y a mí me encantaba abrirlos y sumergirme en sus historias. Antes de terminar uno, ya pensaba en el siguiente.
Empecé a colocar aquellos que más me gustaban en una misma estantería. En un cuaderno anotaba algunas frases o escribía fragmentos que me hubiesen llamado la atención. Terminé acumulando todas mis notas en el neceser de mi abuelo.
Comencé a escribir todo aquello que mi timidez no se atrevía a pronunciar: sueños que me gustaría cumplir, objetivos que quería alcanzar, ideas que se me ocurrían o historias para recordar.
Hasta que, un día, decidí ser la protagonista de ellas.