Mi nombre es Leyre Blázquez Santoyo. Soy educadora social y educadora infantil con un máster en metodología Montessori. También soy madre de dos niños maravillosos a los que intento educar en valores. Creo en la crianza respetuosa, en el movimiento libre y en la necesidad de autonomía del niño para un buen desarrollo.
Cuando tenía dos años perdí a mi padre por un cáncer de pulmón y, aunque siempre he hablado con mi madre de él con naturalidad, su muerte si ha sido un tema tabú en muchos momentos de mi vida con mi familia, porque temía verles tristes o porque me culpaba a mí misma por no recordarle y no saber lo suficiente de él.
Siempre quise homenajear a mi padre, pero nunca supe qué hacer. Ahora que soy mamá, conozco casos de familias que han vivido situaciones similares y que no saben cómo abordar el tema de la muerte con sus pequeños, y es por eso que me pareció buena idea escribir un cuento.
Me he basado en lo que yo viví o sentí, en los miedos que tenía o las preguntas que me hacía, y he tratado de responderlas con total claridad. Escribir de forma sincera y sin metáforas para que los más pequeños puedan entender la muerte como lo que es, un hecho natural e inevitable que llega tarde o temprano, y no confundirlos más.
Lo que pretendo es que los niños entiendan que cada duelo es diferente y que todo lo que puedan estar sintiendo es lícito y respetable, que ellos no tienen la culpa de nada aunque no recuerden a sus seres queridos.
Uno de mis sueños ha sido siempre escribir un libro, y qué mejor manera de cumplirlo que con este cuento homenajeando a mi padre y agradeciendo a mi madre todo lo que ha hecho siempre por mí, todo lo que ha luchado para que yo formara parte de una nueva familia. Gracias a ella tengo un padre más, Aitor, y un hermano 14 años menor que yo, Gorka, que fue el mejor regalo que pudo darme y que es ahora un tío increíble para mis hijos.