Nada garantiza el final de una historia, ni en un sentido ni en otro. Sin un final todo es posible y, por muy claro que parezca, a veces la vida se encarga de cambiarlo todo, de desbaratarlo, incluso aquellos problemas que creíamos insolubles, de poner arriba lo que estaba abajo, de hacer lo cierto falso, o de hacer posible lo que parecía ser totalmente irrealizable.
Solo aquello que no intentamos es imposible; lo que intentemos, siempre tiene una posibilidad.
Solo la renuncia es el fracaso.