Me llamo Adrián Maylín Vigil. Llevo viviendo intensamente desde que nací, y he dado ya treinta y una vueltas al sol. Tanto voltaje acumulado durante mi infancia tenía que explotar por algún momento, y a los quince años me fundí. Dio comienzo una vida llena de situaciones que no se correspondían con la edad y el momento en el que estaba. Me tocó madurar antes de tiempo y ser dueño de mis decisiones demasiado pronto. Maestro de profesión y de vocación, comencé a llenar la mochila de experiencias entre bares, barras y cocteleras, mientras seguía persiguiendo mi sueño. De Oviedo a Marbella, continuando por Londres, tomando un pequeño desvío a un pueblo perdido de Budapest, para volver a cabalgar entre el norte y el sur de la península española… Hasta que Dublín llamó a mi puerta. Allí no solo enseñé, sino que aprendí y viví cosas que no muestran los libros. Me inmolé, me reconstruí y empecé a buscar la mejor versión de mí mismo. A día de hoy, sigo en la lucha.