Nací en la década de los años 80 en Soria. Mi familia era humilde y traía ya diferentes patrones adquiridos de sus generaciones anteriores que durante mi infancia fui asimilando, y que marcaron mi vida hasta el momento en que decidí hacerme responsable de ella.
Poco a poco fui transformando esos patrones de comportamiento que tenía instaurados en mí y comencé a ver cambios en mi vida, muchos de ellos instantáneos.
A través de diferentes experiencias dolorosas, desde un punto de vista subjetivo, me atreví a hacer cambios en mi vida, y de no haber sido por ellas, seguiría estando en el mismo lugar donde me encontraba estancada. A veces la vida nos pone entre la espada y la pared para que decidamos qué es lo que queremos realmente y lo que deseamos con el corazón, escuchando esa voz interior que tenemos cada uno de nosotros.
Todos tenemos un propósito y una misión en nuestra vida. El propósito de cada uno es alcanzar la felicidad. Para encontrarla, debes verla en todos los pequeños actos que realizas cada día. La misión es aquello que realizas desde el Amor es tu pasión y, a través de ella, cambias tú mismo y ayudas a cambiar al resto del mundo. En cada persona es diferente y lo más importante es que siempre se pone al servicio de los demás.
Mi misión en esta vida es aportar alegría en las vidas de las personas que llegan a mí, tanto las que llegan con la intención de sanar como las que llegan por cualquier otro motivo.